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Pancha TV: lecciones de sexualidad sin prejuicios en TikTok e Instagram

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Pancha TV es un programa con lecciones de sexualidad diversa y sin prejuicios a través de TikTok e Instagram.

No podemos negar que Instagram y TikTok se han convertido en plataformas para compartir y viralizar conocimiento de formas diversas y también divertidas… más allá de los medios tradicionales.

Así surgió Pancha TV, un personaje creado por las Standuperras -Andonella, Cynthia Híjar y Plaqueta- para combatir la información falsa y estigmas alrededor de la sexualidad, el aborto y los embarazos adolescentes no planeados.

El proyecto fue lanzado por REDefineMx y el Instituto de Liderazgo de Simone de Beauvoir en el contexto del Día Mundial para la prevención del embarazo no planificado en adolescentes, que fue el pasado 26 de septiembre.

México es uno de los países que tiene más casos de embarazo adolescente «con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años», de acuerdo con cifras el gobierno.

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Además, en nuestro país las adolescencias inician su vida sexual entre los 12 y 19 años, así que, amigues, es un tema urgente del cual hablar con libertad, sin prejuicios, estigmas ni discursos moralinos.

REDefineMx es una red de jóvenes en la que promueven y defienden los derechos sexuales y reproductivos, así como el acceso al aborto legal y seguro y la prevención de embarazos no deseados en adolescentes. Se encuentran presentes en 12 estados del país.

Y las Standuperras no se quedan atrás. Con una comedia feminista y chingona que está tirando el patriarcado a carcajadas.

De qué trata Pancha TV

Pancha es una morra de 17 años del Oriente de la Ciudad de México que junto a su perrita Bartola explica de forma laica y moderna acerca de muchos temas que pueden preocupar a la generación z.

Métodos anticonceptivos, las diversas sexualidades y el derecho a elegir son algunos de los temas que Pancha TV toca, todo esto con la idea de romper con los tabúes, y de poder informar a los jóvenes para permitirles tomar sus decisiones de forma consciente e informada.

Con una voz tranquila, informal y siempre hablando con Bartola, Pancha nos narra ciertas situaciones que se han dado en su vida, de tal forma con situaciones que podrían darse en la realidad, nos muestra cómo abordarlas para mostrar lo mejor de nosotres.

Ay, los jóvenes, si bien es cierto que actualmente hay más facilidad de encontrar información, también hay que admitir que mucha de ella es incorrecta, o que no se habla de la manera en la que se debe, o que de plano no es buscada. Sin embargo, Pancha está presente en las redes con más popularidad ahora, Tiktok e Instagram para enseñarte sin tabués.

Pancha TV dice que #HablarEsChido para contar información que los adolescentes necesitan para tomar decisiones conscientes y sin peligros, además de conocer su sexualidad tal y como es.

El apego ansioso o el porqué existe un temor constante al abandono

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Amix, sabemos que duele tan solo imaginar perder una amistad o una relación sexoafectiva, pero qué pasa cuando las relaciones se viven a partir de un constante miedo al abandono. ¿Habías escuchado hablar del apego ansioso? Acá les contamos qué es.

Somos seres sociales con la necesidad de formar vínculos afectivos, de ahí surgen los apegos. Nuestra forma de generarlos tiene un origen en cómo nuestras necesidades fueron cubiertas en la infancia, según John Bowlby, psicólogo pionero en la teoría del apego.

Y así es como surge el apego ansioso, que «tiene que ver con que el primer vínculo fue enseñado con una persona a la que no era fácil de predecir si iba a estar presente», dice en entrevista la psicóloga Hanna Anda.

Y ojo, cuando hablamos de que esta figura no estuvo presente, la especialista agrega que no se refiere solamente a la presencia física, sino a la sensación de protección apoyo y seguridad.

Las personas que viven con apego ansioso tienden a necesitar constantes afirmaciones o pruebas de que la persona con la que tienen una relación afectiva no las abandonará. Si bien a veces funciona, la realidad es que en muchos casos estas demostraciones pueden no ser suficientes.

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«Necesitamos más pruebas e incluso las pruebas en algún punto se vuelven insuficientes. Entonces, claro, quiere decir que no tiene que ver con la otra persona, con que la otra persona no está dándote la seguridad, sino que es algo con lo que tú no te vas a sentir cómodo hasta que lo logres trabajar», agrega Hannah.

Otro efecto del apego ansioso, aunado al temor constante de ser abandonado, es vivir con un miedo a equivocarse o generar expectativas de uno mismo para «complacer» a la otra persona.

«Ni siquiera es que la otra persona tenga ciertas expectativas sobre nosotros, sino que nosotros las ponemos pensando que si no las cumplimos, entonces ellos se van a ir y entonces nos metemos en un ciclo», agrega la doctora.

¿Cómo cuestionarse el apego ansioso?

Si bien puede ser una situación abrumante y agotadora para las personas involucradas, es algo que se puede hablar y tratar. La mejor forma de hacerlo es con tiempo y terapia.

Los límites y la comunicación serán tus otros acompañantes durante este proceso. Una comunicación en donde se aborde el cómo se maneja la preocupación y el miedo al abandono que la persona puede tener, siempre tomando en cuenta que no buscamos evitar que la otra persona se vaya, sino que si esto sucede sepamos cómo acompañarnos en el proceso.

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«Que quede claro que no es evitar que la persona se vaya, porque si la persona se va, se quiere ir, se va a ir; lo que estamos intentando es que si las personas se van, tú sepas que siempre quedas tú y que siempre vas a poder hacer algo al respecto por ti», dice la psicóloga.

Otro tema, por supuesto, es la responsabilidad afectiva. Independientemente de la relación que tengas (monógama, poliamorosa, de amistad), todas las personas merecen que haya respeto de los acuerdos, validación de los sentimientos, menos culpa y más responsabilidad sobre las emociones propias.

Amic, nunca olvides que eres más que tu ansiedad y que mereces acompañamiento y ayuda.

Cuórum Morelia: cine independiente sobre género y diversidad sexual

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El Festival de Cine Independiente Cuórum Morelia reunirá a diferentes producciones que tratan sobre diversidad sexual y género.

En su sexta edición, el Festival de Cine Independiente Cuórum Morelia presentará nueve cortometrajes realizados por mujeres en donde se tocan temas de género y diversidad sexual.

Del 5 al 8 de diciembre se transmitirá el trabajo realizado por 10 cineastas de diferentes partes del país y la región, como Nuevo León, CDMX, Nayarit, Puebla, Jalisco, Morelos, Michoacán, Guatemala.

Las sedes son la Universidad de Morelia, Cinépolis Centro y Sala Jeudi 27.

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¿Qué podrás ver en el Festival Cuórum Morelia?

El Festival Cuórum Morelia contará con dos categorías. Los seleccionados para la competencia Cuórum 2021, y los avances de Mirador 2021, esta última es una selección de largometrajes no competitiva. Estos son los cortometrajes que se proyectarán durante el festival.

Competencia Cuórum Morelia 2021

  1. Algo en Común, de Marcela Ayala y Bárbara Ramírez (Nuevo León).

Cortometraje documental que explora, a partir de testimonios de mujeres de Nuevo León, el proceso del aborto voluntario con el fin de ahondar en algunos de los motivos, obstáculos y reflexiones alrededor de la práctica

2. La Espera, de Celina Manuel (Michoacán).

Yazmín y Zenaida, nuera y suegra, viven en una comunidad purépecha, esperando la llegada de sus esposos; tiempo que develará posibilidades infinitas.

3. Llamar a la Puerta, de Isabel Barajas (Ciudad de México).

Una chica soñadora atraviesa la pubertad evadiendo la soledad y la presión de su entorno hasta que en una sola noche la traición y el acoso la llevan a grandes decepciones que la obligan a madurar abruptamente.

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4. Sigues Aquí, de Andrea Hornedo (Morelos).

En el espacio boscoso donde fue encontrada sin vida la Dra. María Elizabeth Montaño, se escuchan las voces testimoniales de las mujeres que la conocieron en vida y la nombran tras su trágica muerte.

5. Soñé, con Ana de Luisa Urbina (Guatemala).

A finales de los 80 una bailarina reconoce entre el público a su padre, ahora una mujer trans, con quien no habla desde hace tiempo por ser un supuesto desaparecido de la guerra interna en Guatemala. La bailarina recuerda episodios de su infancia y decide buscarlo dando lugar a un posible reencuentro.

6. El Soplo del Viento, de Pau Verdalet (Ciudad de México).

Una mujer nos cuenta el sentir de su infancia, a través de un viaje atmosférico hacia su pasado, donde revivimos aquel momento traumático: el abuso de su padre.

7. Subamos Juntas la Montaña, de Dana Albicker (Puebla y Ciudad de México).

Carolay es una mujer trans, con discapacidad auditiva, activista de los derechos sexuales y reproductivos de la Comunidad Sorda de México. Ella ha tenido que luchar activamente contra la transfobia creciente en los movimientos sociales haciendo valer su particular voz y sus señas. Un documental experimental y colaborativo sobre la amistad, las luchas que acompañamos y sobre subir juntas las montañas.

8. Los Últimos Recuerdos de Abril, de Nancy Cruz (Nayarit).

Camila y Abril han crecido en un pequeño pueblo en la costa y son mejores amigas. Existe entre ellas una atracción evidente, aunque incómoda. La familia de Abril se mudará a la ciudad, sus caminos tendrán que separarse para siempre. Ninguna entiende cómo decir adiós a la persona a la que aman.

9. Victoria, de Eloisa Diez (Jalisco).

Sueños, heridas, promesas, victorias. ¿de qué se alimenta la identidad? En una ciudad pequeña, católica y conservadora en Jalisco, Alex construye su identidad y defiende sus sueños: la paternidad, la música, ser hombre.

Avances Mirador 2021

Canción de invierno de Silvana Lázaro (México).
El Viaje de Monalisa de Nicole Costa (Chile, Estados Unidos).

Premiación

La ceremonia de premiación de esta sexta edición se llevará a cabo el 7 de diciembre, en donde se entregarán dos premios, la Camelina de Plata para el mejor cortometraje, así como también el ya tradicional Premio del Público el cual se viene entregando desde 2016.

Junto con esta premiación, se proyectará el estreno en Latinoamérica de Rebel Hearts en presencia de su director Pedro Kos, el cual nos adentrará en la lucha de un grupo de monjas católicas del Sagrado Corazón de Los Ángeles en los años sesentas.

Las «bodas oaxaqueñas»: entre la gentrificación y la apropiación cultural

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Kupijy Vargas reflexiona —a través de sus recuerdos, emociones y posicionamiento académico— cómo las diversas tradiciones y costumbres de las bodas en Oaxaca se han convertido en un «consumo de cuerpos y elementos culturales para convertirlas en un espectáculo».

Por: Kupijy Vargas

Mi ejercicio de escritura está atravesada por mis vivencias, por los recuerdos que me conforman y que atesoro y guardo en mi memoria. Varios de estos recuerdos provienen de mi infancia, de lo que implicaba nacer y crecer en Oaxaca, estos recuerdos ahora guían mis pensamientos y también mis cuestionamientos.

Soy una mujer mixe y uno de los recuerdos que conservo y llevo muy presente es que, durante mi infancia, presencié varias pedidas de mano y bodas, algunas por parte de mi familia, mis primos que decidieron casarse con mujeres zapotecas y mixtecas.

Otras bodas en las que estuve presente fueron de parte de los amigos yalaltecos de mis papás. Fue así como conocí varias formas de representar el amor. Cada boda o pedida de mano tenía una particularidad según la región y pueblo en donde se realizaba.

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Para escribir este texto quiero partir de uno de esos tantos eventos: una boda en la región de los Valles Centrales de Oaxaca en un lugar llamado San Pablo Huixtepec.

En esta boda mi mamá era la invitada. Estuvimos en el pueblo desde cuatro días antes para poder presenciar los preparativos de la fiesta. El día que llegamos, después de recorrer una carretera con caminos llenos de árboles, comimos en casa del novio. En el patio estaban las mesas para atender a los vecinos, familia y amigos, habían algunos regalos forrados con plástico y moños grandes color pastel.

Como es costumbre en la región del Valle, los invitados llegaban con su Guela, que eran canastas de pan, rejas de refrescos, cartones de cerveza y fruta. La Guelaguetza o Guela, como se abrevia en varios pueblos, se traduce como mano vuelta y es una expresión para dar y recibir en alimentos, atenciones o favores.

En este pueblo la Guela siempre llegaba a las fiestas con alimentos que los hombres cargaban en sus hombros y entregaban a la familia anfitriona. Como es costumbre de los pueblos de Valles Centrales, comimos hígado con huevo, pan de cazuela, chocolate, mole, tejate, nicuatole y estofado.

Por la tarde, las mujeres se arreglaron y prepararon las canastas con fruta, pan, cerveza, mezcal, chocolate, tortillas y carne cubiertas con servilletas de tela bordadas; amarraron a los guajolotes y gallinas, salieron a la calle cargando en sus cabezas las dote acompañadas de una banda.

Mi familia y yo nos reunimos con la familia del novio para después trasladarnos a la casa de la novia y así realizar la pedida de mano y cerrar de manera formal el compromiso.

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Después, caminamos entre terracería hasta llegar a un portón verde, en donde ya esperaban a los invitados y a la familia de ella. Esa tarde, en un altar a la virgen de Juquila, las familias se situaron de frente, con los novios al principio de la fila. La familia del novio, como es costumbre, entregó el mezcal, porque en Oaxaca cuando un hombre te quiere, te entrega mezcal en tus manos y la de toda tu familia; el mezcal significa compromiso y amar siempre será un compromiso.

Para mí, ese acto es una de las representaciones de amor que atesoro en mis sentimientos. Luego de la entrega del mezcal, la familia de él entregó la dote, entre risas, besos y abrazos se cerró el compromiso.

El festejo siguió toda la noche y al día siguiente la novia se preparó para salir de su casa, acompañada de las mujeres de su familia, su mamá, tías, abuelas, primas y sobrinas. La tradición que marca este pueblo en las bodas es que después de la ceremonia en la iglesia, la familia de la novia no va a la fiesta que se realiza en casa del novio, sino vuelve a celebrar a su casa sin su hija, mientras que ella celebra en la casa y con la familia del hombre que decidió amar, para este momento, los invitados y la familia bailan afuera de la casa del novio, dando vueltas con canastas, llevando en brazos a los guajolotes y repartiendo mezcal.

Otras de las costumbres que representa al Valle de Oaxaca es el baile del ropero, en donde los hombres cargan y bailan los muebles que los invitados deciden regalarles, muebles de la pareja que en un futuro se convertirán en una familia.

La calle se vuelve una fiesta y un desfile de roperos, mesas, platos, lavadoras, metates, regalos, canastas llenas de pan y fruta mientras el mezcal se reparte. Ese lugar, la música y lo que implica una boda para las familias, se convierte en una expresión de amor y compromiso pero, sobre todo, es parte de la historia de una comunidad, de cientos de personas y de muchas familias.

Las bodas oaxaqueñas como objeto de consumo y espectáculo

La historia no se puede vender, ni comprar; los recuerdos que se hacen de ese momento no tienen un signo de precio, porque esto involucra el pensamiento e ilusiones que han perdurado por años dentro de una comunidad.

Recientemente visité a mis papás en Oaxaca, por la fiesta de todos santos. Uno de esos días fui sola al centro de la capital del estado, regresaba a la parada del los colectivos (así es como se le llaman a los taxis que van fuera de la Ciudad de Oaxaca), en el camino tuve que pasar por Santo Domingo de Guzmán, una de las Iglesias que se ha convertido en un atractivo turístico. Detrás del atrio se celebraba una boda, con todos los elementos que narré anteriormente: mujeres bailando con canastas en la cabeza, una banda tocando jarabes representativos de la región de Valles Centrales, hombres repartiendo mezcal y gente bailando como su cuerpo comprendía la música.

Me pareció curioso ver tantos elementos de la boda a la que la niña había asistido, elementos que también representaban la identidad de una familia y de un pueblo, desde los jarabes hasta los hombres repartiendo mezcal.

Una de las preguntas que me hice en ese momento fue «¿qué representaba el mezcal para ellos en ese festejo?, ¿el compromiso y la alegría o solo un consumo para embriagarse?»

Me quedé observando la escena un rato y concluí que esa boda tenía un elemento que la atravesaba completamente: la pigmentocracia. Si existe este elemento entonces también existe una de las manifestaciones que académicamente se conceptualiza como «neocolonialismo».

¿Quiénes podían pagar para tener un festejo en ese espacio? ¿Todas las personas de Oaxaca tenían derecho a casarse y celebrar en ese mismo lugar? ¿Por qué las personas que tocaban los instrumentos y bailaban eran de tez morena? ¿Por qué quienes se divertían y podían pagar el lugar y una calenda que convirtieron en espectáculo eran de piel blanca? Y ¿por qué esos elementos parecían ser un espectáculo?

Parada allí volvía a mis recuerdos, a lo que vi de niña, desde donde ahora partían todos estos cuestionamientos. Me parecía necesario escribir sobre cómo el periodo histórico que pensábamos que había concluido, la colonización, sigue imperando en estos matices, como en una boda oaxaqueña que se convirtió en un concepto de consumo de cuerpos y elementos culturales para convertirlas en un espectáculo.

Quiero mencionar que este texto lo escribo desde mis cuestionamientos pero también desde mis sentimientos, lo personal es político por lo tanto también emocional y para escribir no podemos separar lo que nos causa en nuestras emociones al ver estas representaciones.

El concepto de bodas oaxaqueñas está ofertado en un mercado comercial, ofrecido al público por paquetes, construidos a partir de la apropiación cultural de una calenda, incluyendo el mezcal, la música y las mujeres bailando.

Estos paquetes ofrecen ese concepto para después tener una fiesta en el jardín etnobotánico, en donde se sirve comida oaxaqueña gourmet, alimentos que se comen dentro de la región pero servidos de manera estilizada. Quienes los preparan y los sirven, es decir, los meseros, cocineras, etcétera, son quienes sostienen con sus atenciones a esa fiesta en donde no existe la Guelaguetza, ni el acto de dar y recibir, sino que existe una monetización por los servicios. Es allí cuando el colonialismo vuelve a triunfar, convirtiendo en trabajadores a todas esas personas de la cultura en la que crecieron y nacieron, en sus propias tierras.

La reflexión aquí está en quién es el espectador y quien es el espectáculo, cuales son las condiciones económicas, materiales y de piel que colocan a cada uno de ellos en estos lugares.

Me parece interesante reconocer estas dinámicas porque las tradiciones con las cuales los pueblos crecieron se convierten ahora en una forma de trabajo para ellos, además, porque la cultura hegemónica se apropia de esto para convertirlo en una forma de trabajo y beneficio privado.

No pude separar mis recuerdos con lo que presenciaba, existen un sinfín de respuestas justificadas académicamente para responder todas las preguntas me hice, tras las cuales se pueden encontrar explicaciones dentro de los sistemas económicos y de opresión, capitalismo, globalización, colonización, clasismo y pigmentocracia.

Desde mi posicionamiento académico puedo conceptualizar esa representación en cada uno de estos conceptos, sin embargo, quiero que este texto, más que una cuestión académica, trascienda a un posicionamiento de recuerdos, sueños y emociones.

La colonización se ha transformado y adoptado, no se trata de un periodo histórico sino una forma de despojo, haciendo extractivismo no sólo de recursos naturales y de recursos naturales, sino también apropiándose de todas las ilusiones y sueños que conforman a un pueblo, despojándolas de ese valor colectivo para convertirlas en un valor individual, al que cierto grupo de personas pueden acceder mientras que quienes las sostienen son acorralados para trabajar con lo que por derecho histórico les pertenece.

Violencia obstétrica y gordofobia: embarazarse en un cuerpo gordo

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Cientos de mujeres y personas con capacidad de gestar han vivido casos de violencia obstétrica. Amix, nos urge hablar de ésta cuando es atravesada por la gordofobia.


*Andy Azueta colaboró en la elaboración de este texto.

Cuando Gabilú le dijo a su ginecóloga que estaba embarazada, la respuesta que recibió fue totalmente contraria a la felicitación o muestra de alegría que esperaba: una serie de emojis de susto.

Por años, Gabilú Mireles —coach de vida y activista de justicia corporal— había intentado bajar de peso para poder embarazarse sin el «alto riesgo« que representaba su cuerpo gordo, según su ginecóloga de ese entonces.

Ni cuando llegó a pesar 75-80 kilos fue suficiente. La doctora le insistía que tenía que bajar 10 kilos más. Antes de su embarazo, incluso le llegó a condicionar el retiro de su dispositivo anticonceptivo y darle más tiempo para bajar de peso.

Esa insistencia, la recomendación de un bariatra y de una nutrióloga «muy estricta» causaron el efecto contrario, la ansiedad llegó y comenzó a subir de peso nuevamente.

«En mi mente estaba ese miedo de sentir que cada vez me alejaba más de la posibilidad de ser mamá, según mi ginecóloga. Pensaba: ‘estoy subiendo de peso y esta doctora ha sido muy clara durante varios años que yo tengo que bajar de peso (para poder embarazarme)’», dice Gabilú en entrevista telefónica.

Lo que Gabilú vivió es una experiencia de violencia obstétrica atravesada por la gordofobia. Algo que cientos de mujeres y personas con capacidad de gestar viven cuando tienen cuerpos grandes o «fuera de la norma».

¿Qué es la violencia obstétrica?

«La violencia obstétrica es una forma específica de violencia contra las mujeres y otras personas con capacidad de gestar (…) Consiste en cualquier acción u omisión por parte del personal del Sistema Nacional de Salud que cause un daño físico o psicológico durante el embarazo, parto y puerperio», de acuerdo con Gire.

Los actos de violencia obstétrica pueden ser tanto físicos como psicológicos y emocionales. Por ejemplo, cesáreas forzadas o sin justificación médica, la esterilización no consentida o forzada, actos discriminatorios, lenguaje ofensivo, humillante o sarcástico, falta de información oportuna y trato deshumanizado que enfrentan, en su mayoría, mujeres empobrecidas, racializadas, con discapacidad y migrantes.

Entre 2011 y 2016, el 33.4% de las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto, sufrió algún tipo de maltrato por parte del personal que las atendió, de acuerdo con Inegi. Sin embargo, las cifras que tiene el gobierno de México no permiten dimensionar la violencia obstétrica en el contexto de personas de cuerpos gordos.

Violencia obstétrica contra personas gordas

A mediados de agosto pasado, la nutrióloga incluyente y especialista en alimentación intuitiva, Raquel Lobatón, publicó en su cuenta de Instagram una serie de testimonios sobre casos de violencia obstétrica y gordofobia. Con su autorización, reproducimos algunos.

«Tuve un embarazo siendo una mujer con sobrepeso. Cuando llegó el día de la cesárea, yo tenía mucho miedo por la anestesia. Cuando llegó el anestesiólogo a la mesa de operaciones, gritó: ‘¿por qué no me dijeron que en vez de atender a una mujer iba a atender a una vaca?’ Aún lo recuerdo y me pongo mal»

«Cada que entraba a consulta, lo primero —antes de ver siquiera un ultrasonido o estudio sanguíneo— era decir que con mi peso estaba haciendo daño al bebé, que podía tener diabetes, hipertensión».

«En mi primer ultrasonido de las 12 semanas, el doctor dijo que (el feto) no se veía por tantas capas de grasa».

«Fui a control prenatal y lo primero que me dijo el ginecólogo fue ‘como que estás comiendo de más, ¿no?’ Porque subí 1.5 kilogramos en las últimas seis semanas. Me dijo que debía ir con urgencia a una nutrióloga para que me hiciera una dieta hipocalórica para controlar mi peso (…) si continuaba así, me iba a dar diabetes o preeclampsia».

La violencia que sufren en los consultorios las mujeres y personas gestantes gordas son manifestaciones de la gordofobia en la práctica médica. En 2016, por ejemplo, un reportaje del diario estadounidense The New York Times documentó cómo las personas gordas reciben peor atención médica.

Por un lado, hay aparatos -como tomógrafos o básculas- que no están hechos para personas que rebasan cierto peso; pero también los prejuicios de la mayoría de médicos que, a veces sin escuchar a los pacientes, atribuyen todo al peso al hacer sus diagnósticos.

Un artículo publicado en la revista científica Nature en 2001 recabó la opinión de 122 médicos acerca de los pacientes gordos. Además de que la mayoría los consideró molestos, resultó que si bien pedían más estudios a los pacientes de cuerpos grandes, también pasaban menos tiempo con ellos en el consultorio.

Además de esto, paradójicamente, la hipervigilancia, discriminación y estigmas en contra de las personas gordas les causa efectos negativos relacionados con el estrés que, a su vez, derivan en padecimientos comúnmente asociados con la obesidad, de acuerdo con un texto publicado por Louise Metz, especialista en medicina interna.

«Correlación no es causalidad»

Para Raquel Lobatón, «bajo el argumento bastante cuestionable de que el peso es un indicador de salud, se justifica la violencia en todas las áreas de los servicios de salud. Se justifica disfrazada de preocupación por la salud o disfrazada de ‘lo hago por tu bien’».

Y es que si bien existen riesgos médicos comúnmente relacionados con los cuerpos de mayor peso, como diabetes gestacional, hipertensión o preeclampsia, «eso no quiere decir que a todas las mujeres gordas les va a pasar, simplemente habla de que tienen mayor riesgo. Y en ciencia algo bien importante es ‘asociación/correlación no es causalidad’ (…) eso no quiere decir que sea el peso lo que causó esta complicación», agrega.

La ginecobstetra, Yoalli Palma, reconoció que la literatura médica describe esos riesgos, sin embargo, dijo que los casos deben individualizarse con la historia médica de cada paciente.

Y agrega: «nuestra obligación (del personal médico) es transmitir la información de la manera más amigable, humana y empática posible (…) si le dices a una paciente ‘baja de peso para que te puedas embarazar’, entonces obligas a una persona a tomar decisiones que pueden empeorar su vida, como un trastorno alimentario».

Y es que, aún existiendo esta asociación, nada justifica avergonzar o culpar a una persona por su peso. Y Raquel pone un ejemplo para ilustrarlo: «siempre hago la comparación con la piel blanca. Las personas de piel blanca tenemos más riesgos de cáncer de piel. No podemos cambiar nuestro color de piel. ¿Y qué haces? Pues tienes mayores cuidados, lo mismo con una persona de cuerpo grande, hay que vigilar más de cerca, pero hasta ahí».

Además de los prejuicios, también resulta urgente que las médicas y médicos estén capacitados para atender a personas de todo tipo de cuerpo y no solo a quienes cumplen con el estándar.

Yoalli explica que para muchos médicos puede tener mayor dificultad hacer procedimientos con personas de cuerpos grandes, «pero tú, como profesional de salud, tienes que estar capacitado para hacerlo (…) Yo siempre les digo: ‘si no tienes la capacidad de ver y trabajar con todo tipo de cuerpos, no tienes nada que hacer aquí’».

En su práctica clínica, la nutrióloga Lorena Torres dice que ha encontrado salud y enfermedad en cuerpos delgados y gordos, «el tamaño del cuerpo no determina la salud de la persona».

«El sesgo viene de la gordofobia que es la discriminación al pensar o decir ‘si te veo delgada ni siquiera te mando a hacer los análisis que deberían realizarse por protocolo y, en cambio, si te veo gorda, aunque en general me compartas que te sientes bien y tus resultados clínicos salgan en rangos adecuados,te sugiero u obligo a bajar de peso para seguir atendiéndote », explica.

Y aclar que la gordura no es una patología. «Ojalá pronto, tanto personas como profesionales de la salud, demos el mismo trato a todos sin importar el tamaño de su cuerpo».

Y además, el embarazo no es una etapa para bajar de peso. «Si de por sí el bajar de peso por bajar de peso no es opción, en el embarazo menos pues aumentan los requerimientos, especialmente de proteínas», agrega la especialista en hipotiroidismo.

Alternativas de partos humanizados, ¿cómo detectar violencia obstétrica atravesada por la gordofobia

Ante la presión de su ginecóloga por bajar de peso para poder embarazarse porque «si no todo podía salir muy mal», Gabilú vivía en constante angustia y ansiedad. El punto de quiebre, además de su negación para quitarle el dispositivo anticonceptivo, fue su respuesta cuando ella le comunicó por WhatsApp que estaba embarazada.

La reacción de la médico fue un emoji de susto. Fue en ese momento en el que Gabilu decidió dejar a la especialista que la violentó durante tres años con sus mensajes de culpa y miedo sobre el peso. «Tengo el privilegio de poder elegir porque no todos lo tienen, hay quienes tienen que ir a un hospital público y aún así todes tenemos el derecho de exigir un mejor médico».

Al cambiar de ginecóloga, Gabilú comprendió que los riesgos de complicaciones pueden ocurrir también en cuerpos delgados y que no hay un solo riesgo únicamente asociado al peso de una persona.

Cuenta que, durante su embarazo, para sortear la culpa que socialmente trae el vivir en un cuerpo gordo, constantemente se preguntaba «¿esto podría pasarle a una persona delgada? Sí, okay, entonces no es mi culpa».

Regina Molina Villaseñor, asesora de lactancia materna y doula de parto certificada, dijo a Malvestida que el único reto adicional que ha encontrado al trabajar con mujeres o personas gestantes de cuerpos gordos es «cambiarles el chip» acerca de los riesgos de parir en un cuerpo grande.

Para Regina, quien acompaña desde el embarazo y hasta la lactancia, todas las personas deben saber que tienen derecho recibir un trato digno y a hacer todas las preguntas que necesiten.

Ella da cursos de preparación integral de nacimientos, es decir, apoya en la preparación física, emocional y teórica de las mujeres y personas gestantes. Les brinda desde ejercicios para tener un parto pleno hasta qué llevar en la maleta del hospital, los cuidados básicos del recién nacido y más.

Con base en sus consejos, los de Yoalli Palma, Lorena Torres y Raquel Lobatón, esta es una pequeña guía para detectar especialistas médicos gordofóbicos.

  • Preguntar: ‘¿oye, y tú relacionas el peso con salud?, ¿si me vieras en la calle, dirías que tengo un problema médico por mi apariencia?
  • Si solo habla de tu peso, byeee.
  • Si te condiciona embarazarte con bajar de peso, hasta nunca.
  • ‘¿Cuál es tu porcentaje de cesáreas y partos vaginales?, ¿cuáles son las principales causas?’ Saber esto es esencial para que decidas continuar o no con el especialista en cuestión.
  • Si el especialista no tiene mobiliario en el que te sientas cómoda, no es ahí. Por ejemplo, sillas para personas de cuerpos grandes.
  • Si es posible, tomar un curso para el nacimiento como acompañamiento para enfrentar los miedos, dudas y estigmas.
  • Si es posible, te el acompañamiento de una doula

Los riesgos (y el racismo) detrás del blanqueamiento de vulva

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Existen procedimientos y jabones que supuestamente sirven de blanqueamiento de vulva, ¿para qué? Una palabra: racismo y los falsos estándares de belleza. Además, esto puede conllevar algunos riesgos.

Seguramente habrán visto que en los supermercados hay algunos «jabones de higiene íntima» que supuestamente sirven para blanquear la vulva. Pero no solo eso, también hay tratamientos dermatológicos completos que prometen aclarar esta zona.

Amigues, nos urge hablar de esto. Que en pleno 2021 nos quieran seguir vendiendo la idea de que existe una vulva perfecta: blanca (y sin pelo) no solo es racista, sino que además pone en riesgo nuestra salud.

¿En qué consiste el blanqueamiento de vulva?

Al comenzar a indagar con el tema, lo primero con lo que nos encontramos es con una serie de eufemismos para no nombrar a la vulva, como «parte íntima», «zona genital» y, peor aún, «blanqueamiento vaginal». Si aún no sabes cuál es la diferencia entre la vulva y la vagina, necesitas leer esto.

11 libros para aprender todito sobre tu vulva

Los productos que prometen aclarar la vulva, desde jabones a cremas, están disponibles online y en el súper y no requieren receta médica. Lo mejor que podría ocurrirte al usarlos es que no te funcionen, dijo el dermatólogo Enrique Herrera Acosta al diario El País.

Sin embargo, también pueden ocurrir otros escenarios menos afortunados, y que estos productos causen una infección, dermatitis o eccemas. «Por muy fácil que se nos haga aplicar una crema (o jabón), toda sustancia puede ser riesgosa sin la asesoría adecuada», dijo a Malvestida la dermatóloga Claudia Cázares.

Otros métodos de blanqueamiento de vulva que existen en el mercado y que solo se pueden llevar a cabo por profesionales de la salud, como dermatólogos, y en consultorios equipados para atender cualquier eventualidad, son el peeling y el láser.

Como son procedimientos sensibles, los riesgos dependen mucho de la capacitación de la persona que lo realice pero también de la reacción de la persona, de acuerdo con la dermatóloga Rosa López.

Educación sexual no heteronormada o cómo cuidar nuestras vulvas, vaginas y suelos pélvicos

Y agrega: «se tienen que medir muy bien las concentraciones y el tiempo para que no lastime. De no ser así puede ocasionar dermatitis por contacto, lo que significa una irritación excesiva en la zona».

Paradójicamente, las consecuencias de estos procedimientos podrían ser, además de irritación, ardor y comezón, que a su vez podrían causar que la pigmentación sea mayor.

El racismo implícito en el blanqueamiento de vulva

Es claro que si existen estos tratamientos es porque hay una demanda, así como tristemente la hay para reducir el tamaño de los labios genitales e incluso el clítoris.

Claudia y Rose coinciden en que, por muchos años, este sistema nos ha hecho creer que la vulva debe verse de cierta manera y esto incluye el color.

Hace un tiempo, Valeria Angola escribió para Malvestida un texto titulado Mi vulva negra me hizo sentir insegura: así fue como comencé a sanar mi relación con ella y no hay mejor forma de poner en palabras el porqué la urgencia de que la vulva blanca, chiquita y lampiña deje de ser el estándar de belleza.

«Entendí que el disgusto por mi vulva tiene mucho que ver con el racismo. El deseo de que fuera diferente, quizás más pequeña, menos voluptuosa, menos oscura, fue racismo», escribió Valu en su texto.

Y es que no podemos negar que el racismo, como la violencia sistémica que es, lo atraviesa todo en nuestras vidas.

Amigues, todas las vulvas son hermosas, vean este hermoso proyecto de la fotógrafa Laura Dodsworth, quien fotografió 100 vulvas y nos demostró que si algo las hace bellas es lo únicas que son. Sigamos cuestionando la existencia de estos tratamientos que nos intentan decir lo contrario y luchemos porque ninguna persona se vuelva a sentir insegura por el color, tamaño o forma de su vulva.

Libera a tu bruja interior: el poder sanador de hacer rituales

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Miranda Campos nos cuenta cómo los rituales y la reflexión sobre su bruja interior se ha hecho parte de sus procesos como feminista y persona con discapacidad, además de espacios de apapacho, conexión con otres y cuidado de su salud mental.

Por: Miranda Campos 

He vivido con emoción la resignificación del término bruja, y aunque suele ser referido como algo del pasado, este 2020 y 2021 me ha hecho sentir que la magia está más viva que nunca. 

De la mano del feminismo y mis procesos como persona con discapacidad, la brujería y hacer rituales se han convertido en un espacio placentero para apapacharme, cuidar mi salud mental, conectar con otres y con mi cuerpa revoltosa

Priorizando mi autocuidado, hace unos meses me regalé una lloradita, de esas que te reinician el alma. 

¿Cómo llegué a ella? Gracias a un ritual. Liberando a mi bruja interior y construyendo uno de los significados que tiene para mí esa palabra: ser protagonista de mi historia.

Las cadenas de las brujas: la hoguera patriarcal

Siglos traemos a cuestas las mujeres de ser señaladas como «brujas», por no seguir las normas, por incitar cambios, gestionar espacios, ser líderes que buscan reivindicar nuestro papel en sociedad. 

Esta lucha continúa con procesos de repensar, rechazar lo patriarcal y centrarnos más en una resignificación simbólica y hasta espiritual que nos coloque en el centro. Abriendo puertas para escuchar historias que nos quisieron negar o incluyendo narrativas que son invisibilizadas, las mujeres seguimos explorando el poder de utilizar nuestra voz para contar nuestra realidad.

Rituales menstruantes: ¿por qué se relaciona el ciclo lunar con el periodo?

Las brujas reclaman y reivindican conocimientos y poderes femeninos, presentes o pasados. Ya no más «brujas malvadas», «malignas», «Evas pecadoras«, que el binomio mujer-maldad sea más cuestionado y que las brujas malas sean descritas bajo términos propios. Hola Liliths, brujas del vodoo, wiccanas, lectoras del tarot, astrólogas, herbolarias, espiritistas, curanderas, brujas empoderadas, fuertes, orgullosas y creativas.

Para descubrir qué tipo de bruja era, entendí que tenía que comenzar por nombrar lo que sentía, pensaba, lo que dolía y deseaba.

Nombrar a tu bruja interior en tiempos de pandemia

Ir más allá de nuestro nombre, edad, ocupación y un par de hobbies, suele ser complejo y más en una sociedad capitalista como la que habitamos. Preguntas como ¿Quién soy?, ¿qué deseo? podrían ser complicadas de responder y más ahora en pandemia ante la incertidumbre y el duelo que hemos atravesado por el cambio en nuestra normalidad. Definirnos en un escenario así es complejo mas no imposible, tenemos la magia. 

Luisa Teish, en su libro Jambalaya: The Natural Woman’s Book of Personal Charms and Practical Rituals, retoma la definición de «magia» de la ocultista, Dion Fortune como «el arte de cambiar la conciencia a voluntad». Dicho eso, creo que muchas mujeres en estos dos años han llenado las redes sociales de magia, abriendo espacios seguros, armando proyectos increíbles, apelando a la conciencia de las personas sin dejar a un lado sus luchas individuales y colectivas. El confinamiento y la pandemia no fueron barreras para la magia. 

Las mujeres con las que me he encontrado en espacios virtuales hemos coincidido que la pandemia ha sido un momento que nos ha permitido cuestionar vínculos, hacer amigas, ha contribuido a cambiar muchas ideas preestablecidas, atravesar estos tiempos y sanar en más de un sentido.

La magia de las brujas

Al leer y convivir con más mujeres, comencé a trazar mi existencia y la de las mujeres que me rodeaban, lo que hacía con o por ellas, pensándolas. Me inspiré y honré poco a poco la influencia que tenía su energía y a respetar la fortaleza que existe en mí.

También tomé conciencia de actividades cotidianas que tenían fines rituales en mi vida: cepillar mi cabello antes de dormir, reunirme con mi mejor amiga y hermana todos los sábados, dedicarme minutos al día para hablar con mi cuerpa, retomar la escritura. Momentos que son  recargas de energía mágicas, llenos de poder erótico, «un mantantial de fuerza inagotable», como explica Audre Lorde.

«Todas las personas tenemos magia»: entrevista con Mika Vidente

¿Quién soy?, ¿dónde está enraizado mi dolor?, ¿en mi cuerpo y la enfermedad?, ¿con mi pasado? Reconociendo mi poder interior y la magia de las mujeres que me rodean, enfrenté estás preguntas sin tanto temor, porque sentí que ya no estaba sola.

El poder sanador de los rituales

Con esa motivación en el corazón, quise cambiar la narrativa de una fecha que es delicada para mí. Estoy lejos de la situación que me hirió, pero estaba harta de revivir todo lo ocurrido y las sensaciones que me dejó aquel día. 

Así que decidí colocarme en el centro de la historia, priorizando mi sentir, me dispuse a nombrar lo que me dolía para poder cambiar mi conciencia sobre ese recuerdo, confiando en mi fuerza y deseo por avanzar. Escribí para liberar todas esas emociones. Las sensaciones de las páginas se acumularon en mis ojos. 

Recordé mi última visita a Querétaro, en donde me atrajo mucho una piedra rosa sin pulir que encontré en un puesto. A mi regreso, le platiqué a una querida amiga y me dijo: «dicen que es mejor así, sin averiguar mucho, te dejas guiar por tu intuición y la piedra que escoges es la que tiene las propiedades que más necesitas en ese momento. Compraste un cuarzo rosa y está relacionada con el amor propio». Decidí incorporar esa energía, curé mi cuarzo, lo tomé entre mis manos, me senté al borde de mi cama y con mi respiración acompasada intencioné ese momento: «quiero sanarme», susurré.  

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Pasé la piedra suavemente por mi cicatriz y le agradecí a mi cuerpa su resistencia ante la prótesis, las cicatrices, el cáncer, y cargar el corazón roto. «Que el amor por mi cuerpa me sostenga». Dejé el cuarzo en un lugar cercano, y con la firmeza que me permiten ahora mis piernas, me planté al pie de la cama.

Respiré profundo y una vez sentí sincronía con mi respiración, comencé a mover mis manos conforme mi intuición me guió. Sin tocarme pasaba mis palmas por partes de mi cuerpo, como si quisiera arrancarles algo. Comencé a hacerme preguntas en voz alta. ¿Qué te duele?, me pregunté. La primera lágrima cayó. Sin ningún tipo de miedo o autocrítica, sostuve una conversación franca conmigo. 

Me «arrancaba» esas respuestas tristes, enojadas, frustradas y cuando reunía suficientes, las hacía bolita entre mis dedos, acercaba mis manos a mi boca y con un soplo las alejaba de mí. Mencioné en voz alta lo que me hubiera gustado escuchar aquellos días, no de otres sino de mí. «Hiciste lo que podías con lo que conocías». Hablarse con amor provoca buenas lágrimas y es sanador.

Después de mi ritual, me sentí muchísimo mejor. No tengo la intención de erradicar esta pena, sin embargo, sí siento que en años venideros será más liviana. 

Separando un poco el ritual, las acciones que elegí para simbolizar la liberación de esa energía que me pesaba, creo que el poder sanador de hacer rituales llegó al dedicarme un tiempo para habitar con mis sentirpensares sin ningún juicio y de una forma que me resultara cómoda. Escucharme en plenitud aunque me incomodara o removiera cosas dolorosas, contribuyó a mi sanación.

Crear rituales, priorizar mi salud mental y cuidados, no hubiera sido posible sin toda la magia que ha llegado a mí, que he aprendido y socializado en estos dos años con otras mujeres. ¿Somos brujas porque contamos nuestras historias, creamos rituales y nos acompañamos? Creo que sí.

Ahora sé que mi bruja interior ha despertado y no tengo miedo de nombrar, ponerme en el centro, decir que estoy rodeada de brujas poderosas y mucha magia. 

La importancia de hablar sobre derechos menstruales en el trabajo

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Amix, hablemos de derechos menstruales: la gratuidad de productos, cobertura médica y licencias en enfermedades relacionadas con la menstruación.

Gracias a diosita y a las mujeres que luchan todos los días, la menstruación está pasando de ser un tema privado a uno político. Que si la eliminación del IVA a los productos de higiene menstrual, la gratuidad y ¿la licencia menstrual?

Aunque este año se ha ganado una batalla importantísima con la eliminación del IVA a toallas, tampones y copas, aún necesitamos seguir luchando por los derechos menstruales en todo el mundo.

Si menstrúas, sabes lo doloroso e incómodo que puede llegar a ser. A eso hay que sumarle el tener que fingir en el trabajo que no pasa nada, a pesar de que lo que el cuerpo te pide es acorstarte y dormir.

Derechos menstruales en el mundo laboral

«Hablar de menstruación en el ámbito laboral es una oportunidad de reivindicar una experiencia que nos acompaña a donde quiera que vayamos», dijo a Malvestida la abogada Cecilia Kalach Chelminsky, autora de la tesis Reforma integral en materia de menstruación digna: un análisis crítico a las leyes existentes y una propuesta legislativa adecuada a la realidad mexicana.

Y agrega: «Pienso que es importante luchar por la apertura de estos temas en este ámbito no solo porque la secrecía afecta la productividad (que sí lo hace), sino porque funciona como un obstáculo más para que las mujeres y las personas que menstrúan no puedan desarrollarse íntegramente en el ámbito profesional».

Pobreza menstrual: el acceso a la higiene no debería ser un privilegio

No se trata de que la menstruación nos haga menos eficaces en el trabajo o algo así, sino de incorporar miradas interseccionales y con perspectiva de género. Por ejemplo, la eliminación del IVA a los productos de gestión menstrual era urgente porque es un impuesto discriminatorio y que además hacía pagar más a quienes menos tienen.

Al tratarse de un proceso biológico en el que las mujeres y personas menstruantes no tienen control, ¿en serio se tendría que pagar por ello?, ¿en un mundo donde la brecha salarial aún existe? Por eso muchas colectivas, como Menstruación Digna en México, luchan por la gratuidad.

¿Licencia menstrual?

En cuanto al tema laboral, cada vez son más las iniciativas que plantean que la forma de vivir la menstruación en el trabajo sí puede y debe ser diferente.

La gratuidad de productos menstruales en los espacios de trabajo, la cobertura médica de enfermedades relacionadas con la menstruación y que exista una licencia menstrual son tres derechos de los que ya se está hablando y que incluso en varios países ya son ley.

Esta última, la licencia menstrual, ha sido uno de los temas más controversiales. Ausentarte con goce de sueldo por una cuestión médica como es la dismenorrea (cólicos), al igual que lo hacemos por otras enfermedades, debería ser un derecho.

El problema es que la menstruación viene con muchas otras implicaciones, como la desinformación o los tabúes a su alrededor.

Por ejemplo, en Japón esto ya es ley desde 1947. Indonesia, Corea del Sur y Taiwán son otros países que también lo han implementado. ¿El problema? No muchas personas deciden hacer uso de este derecho.

Menstruación en los medios: por qué queremos ver más rojo

Ceci nos explica que «en ese contexto, las mujeres y personas se niegan a utilizarla porque muchas veces el sueldo, las posibilidades de ascenso, las prestaciones, los bonos están en función de las horas trabajadas o el tiempo que pasa la persona en la oficina. Los y las patronas prefieren no contratar mujeres porque saben que podrán gozar de esa licencia y, en este sistema capitalista, se sobrepone la productividad al bienestar de los y las empleadas y la diversificación de los espacios laborales. Es una terrible realidad».

El miedo a que las mujeres seamos percibidas como «débiles» o «víctimas» también es otra razón por la que muchas se niegan a hacer uso de este derecho, lo que como se explica en un artículo de Time, evidencia los estereotipos que siguen existiendo sobre la menstruación.

Es por todo esto que no basta con que podamos faltar al trabajo y ya, como afirma Ceci en su tesis, esto debe de ir acompañado por medidas que tengan como objetivo el cambiar nuestra percepción acerca de la menstruación para que así el cambio pueda ser integral.

«Y no me limitaría a la menstruación, sino a empezar a cuestionarnos si la manera en la que medimos la productividad es la correcta y como esta obra en perjuicio de las personas que, por lo general, están encargadas de las labores domésticas, el cuidado de los y las hijas, entre otros».

¿Qué iniciativas existen en México?

Sí, aunque son pocas, en México cada vez surgen más iniciativas que replantean la relación entre el trabajo y la menstruación. De hecho, ya tiene cuatro años de que un tribunal del Estado de México se convirtiera en la primera entidad de latinoamérica en autorizar el descanso laboral a las mujeres que sufren dismenorrea. Esto es siempre y cuando este padecimiento sea diagnosticado por un médico y sea corroborado cada seis meses.

Uno de los argumentos que plantearon fue que, según el IMSS, cinco de cada 10 mujeres mexicanas sufren dolores agudos en el abdomen debido a la menstruación.

Por otra parte, una iniciativa presentada por la senadora Claudia Ruiz Massieu Salinas que de igual manera busca una licencia menstrual, alega que incluso el Sistema de Salud mexicano establece que uno de los tratamientos recomendados para la dismenorrea es la incapacidad entre uno a tres día, por lo que la legislación laboral debería garantizarla.

Que se agregue la endometriosis como enfermedad endógena dentro de la tabla de enfermedades de trabajo es otra iniciativa que se propuso por parte de la Diputada María Victoria Mercado Sánchez.

Esto obligaría a que se nos pagara el total o cierta parte del tratamiento de la enfermedad, así como que tuviéramos días de incapacidad y que las empresas tuvieran que hacer algo al respecto para prevenirla.

Lo que podemos hacer al respecto

Es claro que esto es complejo y tiene muchísimas dimensiones, sobre todo cuando no tenemos idea sobre leyes. Sin embargo, Ceci nos compartió dos cosas que sí pueden estar en nuestras manos : «Si está en nuestra posibilidad, empezar a retar el ‘imperativo del ocultamiento menstrual’ (término adoptado por Jill M. Wood) y hablar de esto abiertamente en lugares de trabajo. Si estamos en una posición de poder, consultar las necesidades menstruales de las personas empleadas y empezar a desarrollar medidas en consecuencia».

Informarnos y compartir esta clase de iniciativas también puede ayudar a que se haga un cambio, al final, no fue hasta que empezamos a verdaderamente hablar sobre el IVA de los productos menstruales que el gobierno aprobó la ley para eliminarlos.

Amigues, debemos de empezar a crear un mundo en donde quepamos todes, en vez de intentar caber en uno que fue construido para unos cuantos. Existen otras y mejores maneras de vivir nuestra menstruación, que nada ni nadie nos haga creer lo contrario.

La urgencia de hablar de cultura alimentaria porque no todo son restaurantes y chefs

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En este texto, la periodista Mariana Castillo reflexiona y recaba piensos acerca de la importancia de hablar, más que de comida, restaurantes y chefs, de cultura alimentaria y todo lo que abarca: aspectos culturales, sociales, políticos, medio ambientales…

Por: Mariana Castillo Hernández

Recuerdo el primer evento al que me invitaron cuando empecé a escribir sobre comida, sobre alimentación, hace casi 15 años. Una pareja platicaba de que no entendía el porqué se maridaba un mole con champaña, si esta es una bebida «muy fina».

Me sentí ajena en ese entonces y me siento ajena ahora a los discursos de clase y poder que aún atraviesan lo relacionado con el acto de comer. Escuchar que a los escamoles se les llamara el «caviar mexicano» o al huitlacoche «la trufa mexicana» me causaba intriga pues mi campo de estudio es el lenguaje, lo comunicativo.

¿Por qué se usaban esas categorías para hablar de lo que ingerimos? ¿Eso tenía que ver con el prestigio, con seguir pensando que lo de afuera es siempre «mejor»?

Si bien las analogías funcionan para buscar símiles conocidos, estas, por ejemplo, descontextualizan su naturaleza. Las larvas de la hormiga güijera o el hongo que crece en algunas mazorcas (o más bien, esa masa de esporas comestibles), tienen su propia lógica, en su propio contexto. ¿Quién está detrás de su recolección, qué implica, por qué se acostumbran comer y desde cuándo?

«Tenemos que desmantelar la cultura de las dietas»: Nutrióloga Raquel Lobatón

He escuchado y leído que «es un naco» el que «no sabe comer», que tal o cual tiene «paladar de albañil», que el «paladar educado» es casi como un don divino, que hay «cocteles para damitas (sic)», que «la alta cocina es más evolucionada», que un mole terso es «más fino» que uno grumoso, que los platillos cotidianos o tradicionales «no son estéticos», que «todo alimento es un producto», que «no se come bien porque no se quiere”» que hay alimentos «buenos» o «malos» y hasta «culposos».

Y así, la lista de prejuicios, de juicios de valor, sigue y sigue. Todes los tenemos, los replicamos y nos enfrentamos a ellos diario, pero para derribarlos hay que ir haciéndonos preguntas, ¿de dónde viene eso que creo?

¿Qué es la cultura alimentaria y por qué es importante que hablemos de ella?

Cuando fui adentrándome más en este ámbito, encontré que, desde la perspectiva etnográfica, desde el periodismo que puede hacerse con esa mirada, si queremos acercarnos a la alimentación en su espectro más amplio y crítico, hay que hacerlo desde la noción de «cultura alimentaria» porque comer es una categoría cultural.

Ese concepto —que aprendí a fondo con Laura Corona de la Peña, investigadora en temas de antropología de la alimentación, y otres especialistas en el tema— engloba tradiciones, modos de vida, creencias y simbolismos que determinan qué se come, qué no o qué se puede comer, cómo se preparan los alimentos, quién ha de prepararlos, los espacios y utensilios para hacerlo, además de las imposibilidades en un sistema alimentario complejo en el que no solo existe el individuo y sus decisiones.

Tamales, mole y la cocina afromexicana como espacio de resistencia

Fue gracias al trabajo de campo constante que comencé a transitar en la vastedad del fenómeno alimentario. Fue gracias a la escucha activa de tantas personas generosas (y otras no tanto), en fogones urbanos o rurales, que comencé a emocionarme más por continuar reflexionando y aprendiendo. Fue gracias a Ivonne Vizcarra Bordi, precursora en la investigación alimentaria relacionada con el tema de género, que comencé a entender más sobre las desigualdades relacionadas. Fue gracias a muchas voces que el conocimiento sigue mutando, fluyendo, cuestionándose.

Lo que comemos tiene que ver con el lugar donde nacemos, crecemos, nos desenvolvemos y a dónde nos movemos: es herencia cultural, migraciones, cambios, imposiciones, medio ambiente, pero también gustos conscientes y otros inconscientes.

La alimentación es economía, política, lenguaje, emotividad, medio ambiente, colectividad y hasta corporalidad, es la dicotomía desperdicio vs. hambre. Alimentarse es comunicar (o no hacerlo), por diferentes vías, lo delicioso, lo que no lo es y lo que va más allá de eso. Es intercambio constante en el que puede haber inmenso amor pero también profundas violencias.

Desde el ámbito periodístico pensar que escribir de alimentación es centrarse en chefs y restaurantes es quedarse en un solo eslabón de la cadena.

Desde diferentes terrenos como la comunalidad y el saber tradicional, la nutrición y la agronomía, la literatura y el arte, la antropología y la sociología, la estética y la filosofía, el diseño y la historia y muchos más, vamos encontrando respiros para pensar desde otras estructuras, no solo y necesariamente académicas sino más reflexivas.

El conocimiento se construye en colectividad así que hice algunas preguntas a algunas mujeres desde diferentes disciplinas y saberes que trabajan, abordan y estudian lo alimentario.

La cultura alimentaria (y alimentación) desde voces diversas

Flavia de Albino Ortega, cocinera tlaxcalteca originaria del rancho El Tejocote, muy cerca de Huamantla, platica que la mayoría de su alimentación proviene de lo que ella cultiva en la milpa y nopaleras. Ella ofrece a sus comensales esa calidad y cuidado que ella también le da a los suyos, pero muchas veces por rechazo, racismo o ignorancia hay quienes no lo saben apreciar. Quisiera mejorar su producción pero la falta de dinero es un obstáculo que quisiera superar.

Marahi López Pineda, cocinera y propietaria del restaurante Comixcal, considera que se habla mucho de lo «bonito» de la alimentación, a veces haciendo del tema algo folclorizado: «dejamos de lado problemáticas actuales en torno a la forma en la que comemos, como políticas públicas que lejos de apoyar al campo o a las cadenas que hacen posible la alimentación, debilitan la identidad, la romantizan y hasta la estandarizan».

Miriam Bertrán Vilà, nutrióloga y antropóloga social que es profesora-investigadora en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dice que observar y analizar el contexto a través de las maneras de comer le ha permitido entender cómo los procesos macrosociales afectan la vida cotidiana de la gente. Le gustan las historias que hilvan comida, recuerdos, experiencias, aprendizajes, sabores y olores, momentos gratos…. Lo que menos le gusta es la obsesión de la medicalización en este terreno.

Por otro lado, Paloma Villagómez Ornelas, socióloga, interesada en temas de alimentación, pobreza, desigualdad, reproducción social y género, y profesora visitante en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, Región Centro (CIDE-RC), considera que alimentarse es una acción social en forma, es decir, «como una actividad de la vida cotidiana en cuya realización están siempre presente lxs Otrxs, la comunidad y la sociedad entera».

Ella opina que lo que falta en la representación de los medios sobre la alimentación es una perspectiva de género y clase centrada en los procesos de la alimentación cotidiana, más allá de la visión de mercado o la salubrista, que suelen ser las narrativas dominantes. Por ejemplo, piensa que no se abordan de manera regular los trabajos de las personas pues «plantean a la alimentación como un producto casi de generación espontánea, especialmente cuando se refieren a la alimentación doméstica».

«La cobertura gastronómica sí suele reconocer el conocimiento, el talento o el trabajo, especialmente cuando se trata de chefs, pero la comida cotidiana, la familiar, la que sostiene la vida todos los días, es imaginada como algo dado, creo, como cuando se habla en abstracto de seguridad alimentaria, de recomendaciones nutricionales, de gasto en alimentación, de salud, etcétera. Esta representación, por supuesto, tiene consecuencias en el valor que se le da, ¿cómo apreciar o cómo imaginar alternativas de política pública para algo que no se ve?», apunta.

Tampoco considera que se representen sus condiciones materiales, es decir el trabajo que requiere, añade Paloma: «me refiero no sólo a tecnologías domésticas más o menos sofisticadas, sino a requerimientos básicos como el agua, la luz o el combustible. A veces no se entiende que algunas familias coman en la calle o no preparen guisos desde cero y para toda la semana, porque se desconoce que no tienen dinero para pagar el gas o carecen de refrigerador para conservar la comida».

Lilia Martínez y Torres, maestra y directora de Cocina Cinco Fuegos en Puebla, comparte que de la investigación relacionada con lo alimentario ha aprendido a ver más allá de lo que tiene enfrente; a erradicar mitos y prejuicios por falta de fundamentos; del diseño, a maravillarse por las soluciones que las personas han encontrado a los grandes y pequeños problemas de la vida cotidiana, en sus diferentes ámbitos; de la foto, a entenderla como un testimonio que dejan las personas sobre lo que miran y cómo lo miran; y de la curaduría, como la organización de conceptos, conocimientos y experiencias, son valiosas herramientas para la exposición de un tema.

Otilia Perichart Perera, nutrióloga e investigadora en ciencias médicas, dice que cada vez hay más difusión de lo que debería ser una alimentación saludable, pero muchas veces con abordajes superficiales y simples. «Cambiar hábitos de alimentación es difícil e involucra muchísimos factores, en los que la motivación y otros aspectos psicológicos, los gustos y preferencias, la cultura, el ambiente en el que nos desenvolvemos, el factor económico, forman una red compleja que afecta nuestra toma de decisiones y por lo tanto, nuestra conducta alimentaria».

Añade también en los medios, y específicamente en las redes sociales, se presenta mucha información (¿o desinformación?, se pregunta) sobre dietas particulares y sus efectos, a veces milagrosos en la salud y le parece que se habla poco del aspecto tan relevante de apoyar el consumo de alimentos locales y frescos, de lo urgente que es cambiar nuestros hábitos de consumo para paliar los daños al planeta y poder garantizar el derecho a la alimentación para todos y todas.

«No se habla de la alta inseguridad alimentaria que existe en nuestro país y a nivel mundial, en donde el 50% de la población no tiene acceso a alimentos saludables de manera cotidiana. Poco se enfatiza la importancia de planear la compra y preparación de alimentos, de disminuir el desperdicio, de cómo los alimentos que consumimos pueden afectar la economía. Los mensajes sobre alimentación ‘generalizan’ a la población, lo cual, considerando la desigualdad y alta diversidad que existe en nuestro país, es inapropiado. Requerimos un enfoque más integral y holístico cuando hablamos de alimentación».

Finalmente, personalmente, pienso y observo con esperanza que hay un cambio generacional en los círculos que han sabido entender la multidisciplina y adaptarse a ella en temas de abordar lo alimentario, de dialogarlo, escribirlo, entenderlo, reflexionarlo, cuestinarlo, criticarlo….

Más y más voltean a ver este universo tan amplio desde otros lugares, cuestionan las narrativas hegemónicas y coloniales, prefieren el enfoque social y evitan usar las mismas referencias de siempre –y que algunas ya son rancias para esta época y contexto–.

Y sobre todo, que buscan escuchar a las diferentes personas que son parte del sistema entero, desde quienes cultivan hasta quienes transforman los alimentos. Repetirnos que comer es una categoría cultural nos permitirá dejar de ver lo que hay más allá del platillo. ¿Cómo te relacionas tú con tu cultura alimentaria de manera cotidiana y qué te hace replantearte y por qué? Conversemos.

La criminalización de mujeres por emergencias obstétricas en Yucatán

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Esta investigación fue realizada con el apoyo del Fondo de Acción Urgente de América Latina y el Caribe a través de UNASSE y Las Libres. En Malvestida reproducimos un fragmento del reportaje que documenta la criminalización de mujeres por alguna emergencia obstétrica.

Por: Lilia Balam y Katia Rejón

Alejandra* acababa de cumplir 17 años cuando tuvo un aborto espontáneo en su escuela. Antes de ese día, su vida era «súper normal», estaba enfocándose en terminar el bachillerato para estudiar una carrera. Ahora, lleva dos años enfrentando un proceso penal: la acusan de homicidio en razón de parentesco por esa emergencia obstétrica.

Ella desconocía que estaba embarazada, ni siquiera lo sospechaba: meses antes había tenido relaciones sexuales con protección. Después, tuvo su periodo menstrual como siempre. «Me bajó y pensé ‘ya estuvo’. No le tomé importancia porque siempre he tenido un período irregular», narró en entrevista.

Baja California aprueba la despenalización del aborto

El 30 de octubre del 2019, la joven comenzó a sentir molestias estomacales, pero las atribuyó a comer en exceso las naranjas dulces que había comprado para la celebración del Janal Pixán, una celebración por el Día de Muertos en Yucatán.

Incluso su padre, Gonzalo*, le llamó la atención: pronosticó que las frutas le harían daño. Al día siguiente, no le extrañó que Alejandra se quejara de dolor de estómago y pidiera no ir a clases. Él la reprendió y la llevó a la escuela.

Al llegar, la adolescente no aguantó más el malestar. Fue corriendo al baño, con la esperanza de aliviarse, pero no fue así.

«Vi que [el producto] cayó al inodoro, escuché el golpe y lo primero que hice fue agarrarlo. Quedé en shock porque yo no sabía que estaba embarazada. El baño es pequeño, entonces lo agarré y busqué donde asentarlo, quise subir mi pantalón para salir a pedir ayuda, pero ya no reaccioné. Ahí me desmayé, rompí una puerta al caer y solo escuché que alguien entró y habló a la coordinadora», explicó.

Más allá del aborto, pensemos en justicia reproductiva

Personal del colegio la sacó con una silla de ruedas del baño y la trasladó a la dirección, luego llamó a una ambulancia. Al llegar, los paramédicos la interrogaron con insistencia: creían que ella se había provocado un aborto. Llamaron a otra ambulancia para que auxiliara a la joven y la llevara al Hospital General Regional del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Benito Juárez.

Mientras tanto, personal de Policía Municipal, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), y la Fiscalía General del Estado (FGE), se presentó en la escuela para acordonar el área donde ocurrieron los hechos e interrogar al personal académico y docente.

No había pasado ni el mediodía cuando los agentes de la Fiscalía acudieron al hospital. Entrevistaron a Gonzalo, revisaron la mochila de Alejandra en busca de pastillas o vendas, u otros artículos que hubiera utilizado para ocultar el embarazo y también solicitaron el celular de la muchacha.

El personal de la FGE intentó entrevistarla ese mismo día, pero el doctor de Alejandra no lo permitió, recordó a los agentes que era una menor de edad. El médico advirtió a Gonzalo que no dejara que hablaran con su hija a solas, y le recomendó quedarse porque podrían tratar de interrogarla en la madrugada. Y efectivamente, así lo hicieron.

Entre tanto, Alejandra estaba luchando por sobrevivir. Tuvo un desgarre vaginal y una hemorragia tan fuerte, que le produjo anemia. De hecho, el doctor que la atendió regañó a los paramédicos por tardar tanto en trasladarla al hospital, pues cuando llegó estaba al borde de un shock hipovolémico.

La joven estuvo internada durante semana y media. A los pocos días, la Fiscalía apareció de nuevo. Citaron a declarar a su padre, su abuela, su tía y a una de sus amigas. Incluso localizaron a quien había sido la pareja de Alejandra y le pidieron acudir a la dependencia.

En el 2020, citaron a declarar al hermanito de la joven, que en ese entonces tenía 15 años. En la Agencia 32 del Ministerio Público le dijeron a su tutor que él o la expareja de Alejandra podían denunciar a la joven por los hechos. El padre de la muchacha se negó.

«Me dijeron que si yo quería, sería uno de los principales para denunciar, si yo no estaba de acuerdo o sentía que mi hija fuera culpable. Pero no lo voy a hacer», expresó.

Después el proceso se volvió a estancar hasta finales del 2020, cuando notificaron formalmente a Alejandra que estaba acusada de homicidio en razón de parentesco por el parto fortuito, porque, según su interpretación de la necropsia, ella asfixió al producto.

Alejandra es una de las ocho casos de mujeres que fueron acusadas de homicidio en razón de parentesco por una emergencia obstétrica, es decir, tras tener un aborto espontáneo o parto fortuito en Yucatán entre el 2005 y el 2021.

De acuerdo con las sentencias encontradas en la página web del Poder Judicial de Yucatán y a través de solicitudes de acceso a la información en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), la mitad de esas mujeres era menor de edad cuando sucedieron los hechos; las otras cuatro tenían entre 19 y 27 años y tuvieron que enfrentar un proceso penal por un delito que se castiga hasta con 40 años de cárcel.

¿Por qué se está acusando a las mujeres con emergencias obstétricas de asesinato? De acuerdo con especialistas y activistas, es una consecuencia de la criminalización del aborto en México: los estereotipos, prejuicios y las leyes que penalizan la interrupción voluntaria, así como aquellas que protegen la vida desde la fecundación, han ocasionado que se trate como delincuentes a quienes pierden un embarazo de forma espontánea o han tenido un parto fortuito, es decir, que entran en labor de parto de manera prematura fuera de un hospital.

De acuerdo con el Código Penal Federal y el Código Penal del Estado de Yucatán, el aborto es la muerte del producto en cualquier momento de la preñez, por lo cual incluso las emergencias obstétricas que ocurren en los últimos meses de embarazo podrían clasificarse como abortos.

Puedes leer el texto completo, acá.

*El nombre real fue modificado para salvaguardar su integridad.

«Mi vínculo»: la reivindicación de las relaciones poliamorosas y abiertas

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Cada vez más personas cuestionan la norma de la monogamia y se lanzan a explorar otras formas de amar y relacionarse, por ejemplo, a través de las relaciones abiertas o poliamorosas. De ahí surge el término «mi vínculo».

Hace unos días, en Twitter se comenzó a hablar, discutir y hasta bromear sobre el uso del término «mi vínculo» en lugar de novia, novio, novie o pareja. Si no entiendes muy bien el porqué, tú tranqui, acá te explicamos.

Todo comenzó por una publicación de Ale Campollo que se hizo viral. En ella, la creadora del podcast Insolentes, contó algo sobre su vínculo y de ahí surgió todo.

La realidad es que este término no es nuevo dentro de las relaciones poliamorosas o abiertas. El terapeuta y sexólogo, César Galicia, nos cuenta que este término surgió por la búsqueda de una palabra neutral que evitara la jerarquía o encasillamiento en las relaciones.

«Se reduce la relación o el nombre que se le da a la relación a su término más esencial: ‘existe un vínculo entre nosotros’. Y de esta manera se crea la puerta de definir el vínculo como lo que es sin una carga jerárquica, simbólica o con dinámicas preexistentes», dijo a Malvestida.

¿No monogamia?: te hicimos un glosario de maneras distintas de vivir el amor y el sexo

La mayoría de las personas no monógamas pueden sentir que estas etiquetas ya conocidas —novio, pareja, etcétera— no necesariamente describen las experiencias que estas personas viven dentro de una relación.

Porque, amigues, aceptémoslo: «los nombres con los que nombramos una relación o los nombres con los que etiquetamos una relación, llevan una serie de cargas, de expectativas y de dinámicas que deben de ocurrir», cuenta Galicia.

¿Qué significa usar «vínculo» para una persona poliamorosa?

Para Ale, la palabra vínculo tiene un significado sencillo pero que define mucho dentro de su relación.

«Yo le digo vínculo a la persona con la que me relaciono sexualmente y emocionalmente, diferente a mis amigas y amigos, pero que estamos abiertos a la no monogamia», menciona Ale.

Y agrega: «El término vínculo viene del poliamor (…) Esta persona con la que yo estoy vinculada es mi pareja, pero también es de que no solo somos nosotros dos, hay más personas que pueden ser bienvenidas”.

Para Ale, palabras como novio o novia traen consigo una connotación cultural de que lo que sigue es el matrimonio.

«Yo no creo en el matrimonio, ni en el anillo de compromiso. Yo creo que el compromiso empieza desde que comenzaste la relación, y el compromiso está en tener responsabilidad afectiva», dice.

Cada vez más personas cuestionan la monogamia como regla única de las relaciones sexoafectivas, más con el cuestionamiento colectivo del amor romántico.

«Se está cuestionando la noción de que podemos tener una relación que tenga determinadas dinámicas, compromisos o determinado lo que sea, en donde la monogamia no necesariamente sea el centro de», dice César.

«No nacimos para escondernos»: Una lección de amor y aceptación a un cuerpo con discapacidad

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En esta reflexión, Juana Guerra nos cuenta cómo logró apropiarse de la belleza de su cuerpo con discapacidad en un mundo que aún discrimina y violenta a los cuerpos no normativos.

Por: Juana Guerra

Soy Juana. Vivo en la Ciudad de México. Me encanta la moda, bailar, ir al cine y a la playa. Estudié la licenciatura en Administración de Empresas y actualmente trabajo en un corporativo multinacional. También soy una mujer con discapacidad y activista por la inclusión.

Mi brazo y pierna izquierda no se desarrollaron por completo antes de nacer. ¿Por qué? No hay motivo, simplemente pasó.

Sin dos extremidades, crecí en un mundo en el que las personas como yo no tenían tanta visibilidad. En la calle, la gente me veía y murmuraba.

El fantasma de la inseguridad disfrazada de miedo me susurraba que seguramente se estaban burlando de mí. Hasta que un día comprendí que «ser diferente» no era raro, sino lo que me hacía única.

Más allá de una inseguridad: la gordofobia como violencia sistémica

Cuando cambié esa percepción que tenía de mí misma, todo a mi alrededor se transformó. Entendí que lo que los demás piensen de mí no es relevante y tampoco es mi responsabilidad. Lo único realmente importante es cómo me siento y veo a mí misma, y la mejor manera de hacerlo ha sido con amor.

Por fortuna, gracias a las redes sociales cada vez vemos a personas más diversas y estamos en el camino a «normalizar» lo que alguna vez fue raro, poco común o fuera de los estándares de belleza. El camino aún es largo, pero ahí vamos.

Aceptación de mi cuerpo con discapacidad y de cómo la pandemia me transformó

Si ser mujer en este sistema patriarcal es difícil, ser una mujer con discapacidad lo es aún más por las narrativas que hay en torno a nosotras: que estamos incompletas, que ser usuaries de silla de ruedas, andadera, muletas o prótesis no es bello (según los estándares de belleza) y, por lo tanto, deberíamos sentir vergüenza.

Y es que aunque quienes vivimos con alguna discapacidad somos mucho más que eso, la realidad es que la discapacidad sí define nuestro modo de vida, salud, el trabajo que tenemos, los lugares que frecuentamos. Por ejemplo: ¿cuántas calles de tu ciudad están hechas para la gente usuaria de silla de ruedas?

Yo crecí negándome a aceptar lo que era diferente en mí y mi aspiración era verme igual que las demás. Me daba pena que me vieran. Cubría con playeras o camisas de manga larga la prótesis de mi brazo; y también la de mi pierna. Siempre en mi intento de engañar al mundo viéndome «casi normal».

¿Quieres aprender sobre inclusión? Sigue a estas 4 mujeres mexicanas con discapacidad

Pero el año pasado algo cambió. Con la pandemia llegó el home office, así que dejé de usar la prótesis de mi brazo. Me sentía tan ligera que me acostumbré a esa sensación de comodidad.

Años atrás, dejar de usar mi prótesis del brazo era casi imposible. Me acostumbré a llevar esa carga de 3 kilos que no era funcional, pero me servía para disimular que no tenía brazo.

Porque además de tener un cuerpo sin dos extremidades, este sistema constantemente me decía que también tenía que disimular la panza, la cicatriz, los pliegues de mi piel, las ojeras…

«No puedo morirme y pensar que no merezco sentirme cómoda conmigo misma, no puedo seguir pensando en el qué dirán», me dije. Entendí que las diferencias físicas no se disimulan, se aceptan, se aman.

Y decidí hacer las paces con esas partecitas de mi cuerpo que no me gustaban tanto. Perdonarme por todas las veces en que dudé de mi y también agradecer a mi cuerpo todo lo que ya hacía por mí. Acepté el reto de amarme, aunque haya algunos días mejores que otros.

Tenemos que hablar de las discapacidades invisibles

Hace unas semanas, una sesión de fotos me permitió vivir una experiencia diferente con mi cuerpo. Sentirme una mujer libre, divertida, sexy. Modelar para esta sesión me corroboró que la sensualidad va más allá del físico, es un sentimiento.

¿En qué momento olvidamos que nuestro valor no depende de la ropa que usamos, de nuestro tono nuestra piel o de la forma de nuestros cuerpos? NADA nos hace incompletos, incapaces o imperfectos. Nosotres no nacimos para escondernos, el sistema es el que tiene que cambiar.

Luz Valdez sobre la promoción de textiles y la apropiación cultural

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Lo que comenzó por un gusto personal se convirtió en un trabajo para Luz Valdez: la difusión del trabajo y creaciones de decenas de artesanos mexicanos de varias partes del país.  

Luz Valdéz tiene 23 años, vive en Irapuato, Guanajuato, y es promotora cultural y modelo que recientemente se ha dedicado a difundir —a través de sus redes sociales— el trabajo y las creaciones de artesanos de diferentes partes de México.

Durante esta entrevista, del otro lado de la pantalla, Luz viste un huipil hermoso de mangas abultadas con bordados de dinosaurios verdes y unos aretes de palma de Oaxaca. «Este huipil es de Yolo, una diseñadora otomí», dice.

Aunque comenzó este trabajo a los 18 años, su amor por los textiles y las creaciones originales de artesanos tiene mucho más tiempo. A los 14 comenzó una colección con rebozos que compraba en cada pueblo que conocía.

Actualmente, cada día trabaja con 40 artesanos para dar asesorías sobre cómo tomar fotos y videos atractivos, hacer estrategias de venta y envíos. Sobre todo ahora, en medio de esta pandemia que revolucionó el comercio en línea y los envíos a domicilio. Un día antes de la entrevista, Luz había impartido un webinar con 240 artesanos.

¿Cómo nació tu amor por la ropa artesanal?

Estaba en un tianguis de Querétaro, de los más grandes de la región, y unas señoras vendían prendas purépecha. Yo las veía, pero sentía que no eran para mí. Me animé a ponérmelas y desde entonces no he dejado de usar prendas artesanales.

Cuando comencé a usar esta ropa, me empezaron a tratar muy mal. Las prendas artesanales están rodeadas de estigmas y discriminación.

Por eso la ropa queda en desuso y cada vez menos personas se quieren dedicar al textil: no es redituable. Esa fue mi inspiración para dedicarme a la difusión.

¿Cómo comenzaste a ser promotora cultural de textil?

Hice muchos amigos en todo el país porque me gustaba ver su trabajo. La mayoría de los artesanos que promuevo, primero fueron mis amigos.

Antes de la pandemia, no era tan necesario que vendieran por Internet, algunos tenían ventas por Whatsapp pero nunca pensaron en hacer envíos porque es un problema desde las comunidades, tienen que moverse varias horas para encontrar paqueterías. Entonces muchos me pedían ayuda para hacer un Instagram o para comprar una guía de envío.

Marcas mexicanas que queremos en nuestro clóset esta primavera

Muchos me dicen que la pandemia fue una bendición porque sus ventas se fueron al cielo. Cuando pasó lo del hilo de Twitter que se volvió viral, fue un shock porque tuvieron pedidos para todo el año.

Muchos descubrieron la posibilidad de vender sin intermediarios y, con ello, aumentar su margen de ganancia.

¿Por qué es importante que las personas compren directamente de los artesanos y no de las tiendas?

El contacto directo con los artesanos va a ser lo único que hará que la industria cambie. Como la cooperativa del vestido rojo, yo las contacté porque estaba buscando un vestido rarámuri pero la artesana, aunque sí costuraba, nunca había vendido a distancia.

Sin conocernos, le deposité y tiempo después me mandó mi vestido. Actualmente son 14 mujeres que formaron la cooperativa Umuki Suami (mujeres cosiendo) y han exportado a todo el mundo.

Ellas le llaman «el famoso vestido rojo» porque de ese vestido salieron todos los pedidos.

¿Qué opinas sobre la discusión de la apropiación cultural?

Eso es algo que hablo con todos los artesanos que conozco, a cada uno le pregunto: «¿qué piensas de que yo lo use, de que se haga esto?» Hasta el momento, todos me han dicho casi lo mismo: si no quisiéramos que lo usaras, no te lo venderíamos.

Cuando las marcas lucran con los diseños originarios, el problema es que se pierde el vínculo. La razón por la que se vende un textil es porque alguien necesita ese sustento y es importante adquirirlos de ellos mismos para no perder ese diálogo y no generar discusiones donde los artesanos sean los que menos hablan.

Para que el textil sea valorado, sus propios creadores tienen que decir lo que piensan y sienten de él. Ahora todo el mundo habla por los artesanos, dicen que es apropiación cultural, o que no puedes usarlo de esta u otra manera, pero ¿alguna vez preguntaron a la artesana qué piensa?

¿Tú te identificas con algún pueblo originario?

No me identifico con ningún pueblo originario. Tengo raíces purépechas pero es algo que no me tocó.

Mi familia migró a Irapuato en los años setenta, entonces, para mí, decir que soy purépecha sería mentir porque fue algo a lo que mi familia renunció. Por respeto a ese despojo, yo no lo menciono nunca, aunque sé que me evitaría muchas discusiones con mucha gente.

La primera vez que unos de mis contenidos se hizo viral empecé a recibir muchísimo hate por lo de la apropiación cultural.

Hubo un día en el que estaba saturadísima y llorando por eso cuando un artesano me llamó para que le ayudara a hacer una guía. Le dije que me sentía mal y no sabía si seguir. Nunca olvidaré lo que me dijo: «si tú caes, nos caemos todos».

Me mandó muchos mensajes bonitos y me preguntó qué era lo que más me gustaba. Respondí que las estrellas y en mi cumpleaños me mandaron un huipil de estrellas. Muchos artesanos siempre han estado para mí y yo siempre voy a estar para ellos.

¿Qué tanta aceptación hay de que los diseños sean modernos, es decir, como ese huipil de estrellas?

Ese huipil también tuvo problemas por eso, muchas discusiones en Facebook. Pero como contestó la artesana: «Nosotros bordamos lo que nos gusta y, si nos gustan los gatitos, vamos a bordar gatitos».

Decía que en las ciudades pueden bordar lo que quieran pero en las comunidades solo quieren que borden lo que otros piensan que representa a los bordadores. Está muy bien preservar la cultura intacta cuando solo la estudias, pero no vives de ella.

Los artesanos tienen que crear y adaptarse al mercado y hacer las cosas que a ellos les nace. Tienen todo el derecho de bordar lo que quieran porque los textiles también se han ido modificando a lo largo de los años.

Hay una artesana en Michoacán que yo no entendía por qué bordaba puros animales del Rey León y me dijo que era el único patrón que se sabe de memoria y como ya no veía bien, hacía ese.

¿Quiénes somos nosotros para decir: ‘ay, no hagas esto’? Tienen autonomía y el derecho a decidir hacia dónde va su arte y quién lo puede portar.

Además, estas innovaciones ayudan al rescate de las otras. Si no tienen dinero y recursos para hacer un huipil de diseño súper sofisticado y antiguo, no lo van a recrear. Son sus decisiones, su trabajo y su patrimonio.

¿Qué podemos hacer para que el trabajo textil sea reivindicado?

Nadie puede defender lo que no conoce. Nadie puede amar lo que no conoce. Nadie va a comprender por qué una prenda vale 18 mil pesos si no sabe qué hay detrás de eso, lo que significa histórica y culturalmente para ellos mismos.

Falta mucha difusión y educación. No me gusta educar al respecto porque sería quitarles su propia voz y su derecho a comunicar estas cosas. Pero entre más personas conozcan directamente a los artesanos y sus procesos, más van a ser valoradas las piezas.

Tenemos que dejar de replicar ideas como que el textil es solo para antropólogos y pueblos originarios, que no los puede usar nadie más. Es un estereotipo, que los usen quien quiera usarlos y quienes los artesanos quieran que los use.

Baja California aprueba la despenalización del aborto

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Los diputados locales aprobaron la despenalización del aborto en Baja California. En este texto, Ninde MolRe explica cómo fue la votación y qué implica para la entidad y la lucha por los derechos sexuales y reproductivos en el país.

Por: Ninde MolRe
Abogada de documentación y litigio de casos en GIRE y especialista en DSYR

A 12 años de que se despenalizó el aborto en la Ciudad de México, Baja California se convirtió en el quinto estado del país que reconoce este derecho reproductivo de las mujeres y personas con capacidad de gestar.

En palabras más sencillas, los legisladores de BC reconocieron que el aborto voluntario hasta la semana 12.6 de gestación ES UN DERECHO.

Esto ocurrió a unas semanas de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitiera tres sentencias en las que declaró inconstitucionales la criminalización del aborto, las reformas que «buscan proteger la vida desde la concepción» y la regulación de la objeción de consciencia.

Desde entonces, varios congresos estatales han estado presentando y discutiendo iniciativas de reforma para armonizar las leyes. Es decir, que los códigos penales locales queden como señaló la SCJN y evitar que les acusen de no hacer su chamba y violar derechos humanos.

¿Cómo estuvo la votación de la despenalización del aborto en Baja California?

Estas son las reformas presentadas por la diputada de Morena, Michel Sánchez Allende, que votaron este viernes 29 de octubre los legisladores de Baja California:

Reformar el artículo 7 de la Constitución Política de Baja California, en el cual se protege la vida desde la concepción y hasta la muerte.
Reformar diversos artículos del Código Penal, Ley de Salud y Ley de Víctimas de BC para despenalizar y legalizar el aborto hasta la semana 12.6, así como señalar las obligaciones de las autoridades de salud para el acceso de este derecho.

12 claves para entender la despenalización y legalización del aborto en México

Esas dos iniciativas son las que se discutieron este en una sesión que tuvo que ser en línea ante los ataques y amenazas (incluso una de bomba dentro del Congreso) que recibieron les legisladores que se prefilaba votarían a favor de la despenalización del aborto.

La reforma a la Constitución Política no alcanzó la cantidad de votos que establece la ley por lo que el texto del artículo 7 se quedará ahí.

Peeeeero hay que recordar que la SCJN manifestó que estas reformas no deben ni pueden ser utilizadas para obstaculizar el acceso al aborto y que, de usarse apropiadamente, tendrían que enfocarse en atender y erradicar la violencia obstétrica y la muerte materna y de personas gestantes.

Una batalla contra la desinformación

Despenalización del aborto Baja California

Durante esta discusión, una diputada que votó en contra de la reforma decidió mostrar un muñequito de plástico en forma de bebé y llorando mostró imágenes de un supuesto procedimiento de aborto que en realidad es falso. Al no ser indispensable esta discusión, se pasó al estudio de las reformas al Código Penal, Ley de Salud y Ley de Víctimas.

Esta discusión también estuvo plagada de estigmas y desinformación. Algunes diputades dijeron que no se tendría por qué discutir ya que no se reformó la Constitución; otres aludieron a que el aborto es un procedimiento médico tan complicado que en Baja California hay material ni personal para realizarlo; hubo hasta quien dijo que el aborto es un método anticonceptivo (lo cual es absolutamente falso).

A pesar de todas estas patrañas, el paquete de reformas a estas tres leyes se aprobó con 15 votos a favor, 7 en contra y 1 abstención. Sin embargo, el diputado priista Román Cota, aunque votó a favor, presentó tres reservas.

¿Qué significa eso? La reserva es un derecho que tienen les legisladores para votar a favor de alguna iniciativa que les gusta pero que sienten que puede ajustarse.

Mi útero, ¿un espacio público? Así viví mi aborto con medicamentos

Lo que propuso Cota es que la definición de aborto y las penas se quedaran como están actualmente en el Código y poner plazos (absurdos) para el aborto voluntario y por violación. Lo cual fue rechazado por las y los diputados (sí, incluso los que votaron en contra de la despenalización).

Ahora falta que el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, decida si publica o veta la reforma. A partir de que la notifiquen tiene 10 días hábiles para tomar este paso, que esperamos sea a favor de los derechos humanos.

El año de los derechos sexuales y reproductivos

Este año se está convirtiendo en el año de los derechos sexuales y reproductivos en México, desde distintas partes del país se están dando grandes pasos en su reconocimiento.

Hoy Baja California nos demuestra que esta marea verde es imparable, que las mujeres y personas que abortaron están abortando y abortarán, están abriendo caminos para vivirlo como un derecho.

Que las y les activistas, las organizaciones y colectivas y, sobre todo, las acompañantes de abortos con medicamentos están lograron el cambio social que necesitamos para reconocer que todas, todes y todos tenemos derecho a abortar.

Por eso quiero reconocer el trabajo de Las Borders, Las Centinelas, Verter, Las Mujeres de la Tierra, La Red Estatal y de las que las antecedieron por no dejar de luchar. Tampoco olvidemos a les diputades que no se rajaron a pesar de las amenazas.

Es ley en Baja California y más pronto de lo que imaginamos será ley en todo México.

7 lugares con plantitas, arte y café en CDMX

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Siete lugares en CDMX que están bien hermosos para pasar el rato tomando café, comprar plantitas, leer libros y/o ver arte.

Por: Paola Loera

Quienes vivimos en ciudades, seguramente compartimos una relación amor-odio con ellas. Las ganas de huir, a veces, pero también la apreciación de los lugares mágicos y diversos que esconden. Como estos rincones de plantitas, arte y café en CDMX.

En estos espacios el café es el eje central, pero converge con el arte, diseño, arquitectura, libros y plantitas (ya sea para la contemplación o hasta para llevarte a casa). Modo zen activado.

1. Bambolina Café

«Todos somos creativxs», sólo necesitamos un empujoncito, por eso Bambolina Café surgió como una plataforma para el talento emergente.

Échales un grito si estás buscando dónde mostrar tu obra, aquí no importa si eres amateur o si ya tienes tu fama, sus puertas están abiertas para cualquier creativx con una propuesta chida.

11 libros para aprender todito sobre tu vulva

Además de ser una galería tienen a la venta algunos paninis y bebidas divertidas, así como piezas de las colecciones disponibles.

Por supuesto, ¡el diseño del lugar está increíble! Vas a querer tomar cientos de fotos de cada rincón. Ahora sí, la cereza del pastel: tienen crayolas y hojas para colorear para que saques al artista que llevas dentro. ¡Yay!

Dónde: Acapulco #13, Roma Norte
Horario: Mié-Sáb 11-20 h y Dom 10-17 h
Instagram.

2. Benigna

Hace unos días les hicimos un reel de este lugar. Es un sitio bellísimo en la San Rafael en el que puedes sentarte a beber café, platicar y contemplar plantitas. Y así decidir cuál o cuáles quieres llevarte a casa.

Continuamente organizan talleres que tienen que ver con plantitas. Ya hicieron uno de cuidados básicos y otro de hierbas aromáticas. ¡Échale un ojo a su cuenta de Instagram para enterarte de los que vienen!

Además de macetas artesanales, continuamente tienen pop-ups gastronómicos para llevarte productos deliciosos.

Dónde: Antonio Caso 89, col. San Rafael
Horario: martes a viernes, de 9 a 19 horas; sábado y domingo, de 9 a 17 horas.
Instagram.

3. Cafeleería

Lea y ría con un café en la mano, ¿o mejor un pozol?, ¿un tejate? De lo que estamos seguras es que saldrás con un «algo» muy especial de aquí.

Este espacio encierra historias en cada rincón, las cuales son narradas por los artistxs que dan forma a este proyecto.

Aquí encontrarás una curaduría muy interesante de libros de editoriales independientes, pines, fanzines, prints y varias cosas que no sabías que necesitabas.

Lugares de morras e inclusivos para gozar: taquitos, galerías, librerías, CBD y más

Las bebidas son el pretexto para encontrarse en este mágico lugar, pero las redes colaborativas que se tejen en Cafeleería te hacen regresar.

Dónde: Taxqueña 1832-B, San Francisco Culhuacán.
Horario: lunes a sábado, de 11 a 21 horas.
Instagram: https://www.instagram.com/cafeleeria/

4. Querencia

Querencia ya es un clásico de las plantitas en la ciudad. Conforme se han ampliado, también han incorporado más productos de comercio local y sustentable. Ya tienen sedes en varias partes de la ciudad.

En su catálogo hay macetas hermosas, productos artesanales, joyería, velas, perfumes. Ayñ, un montón de cosas bellas. Lo seguro es que de ahí no saldrás con las manos vacías.

Dónde: Dinamarca 46, col. Juárez; Mitla 240, Narvarte; Berlín 39, Coyoacán, Parque España 43, Condesa; Jalapa 129, Roma.
Horarios: según la sucursal.
Instagram.

5. El Desastre

Aunque no lo crean, el home office fluye mejor en El Desastre. En este rinconcito verde converge el arte, librerías independientes y bebidas para todos los gustos.

Ya sea que vengas a pasar la tarde o que estés huyendo de un bloqueo creativo, aquí hallarás inspiración y una buena taza de café mexicano.

Su arquitectura es maravillosa. Cada uno de los espacios tiene una vibra diferente, así que no tengas pena de ir de un salón a otro o moverte a la terraza, siéntete como en tu casa.

Lugares en la CDMX para estar sólo con tu alma y encontrar la paz interior

Nuestro spot favorito es el último rincón de la terraza, pero para trabajar te recomendamos el salón principal, pues funciona mejor el internet.

Dónde: San Francisco 521, del Valle Centro
Horario: martes a sábado, de 8 a 20 horas; domingo, de 10 a 15 horas.
Instagram.

6. Maratea Caffe

Una casona de Coyoacán se convirtió en el nuevo punto de encuentro para comer un croissant, tomar un café y hablar de feminismos.

Maratea Caffe es el lugar al que vas con tus amiguis a echar el chisme largo y tendido, tanto los salones como la terraza son espectaculares: por un lado tenemos una estética afrancesada que nos recuerda la película de Maria Antonieta, por el otro un espacio abierto con árboles florales y un naranjo bebé.

En el primer piso se encuentra U-Tópicas, una librería especializada en arte y feminismos, así que no dudes en darte una vuelta.

Dónde: Aguayo #37, Del Carmen.
Horario: Mar-Jue 8-21 h y Vie-Dom 8-22 h
Instagram.

7. La Mano

No es un café, es un jardín cultural para adentrarse en el arte de la contemplación, comprar ropa de segunda mano y disfrutar del abrazo de los árboles. Ajá, todo eso puedes hacer en La Mano.

A la entrada se encuentra la cafetería, al fondo podrás ver un enorme jardín lleno de plantas, flores y árboles para resguardarte del sol. ¡Uff! No se necesita más, el lugar es lo que más disfrutarás.

Te recomendamos venir para el desayuno y pedir unos chilaquiles acompañados de un pancito. Este espacio también es sede de varios eventos, sobre todo de bazares que involucran el secondhand, productos ecológicos y lecturas de tarot. Pro tip: Quédate atentx a sus redes sociales, en ocasiones tienen noches de cine al aire libre.

Dónde: Francisco Sosa #363, Santa Catarina
Horario: Lun-Mar 11-19 h y Mié-Dom 9:30-21 h
Instagram.

5 películas de directoras indígenas que debes ver en el FICM

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El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) comienza este 27 de octubre y termina el 1 de noviembre. Te dejamos estas cinco recomendaciones de directoras de cine indígenas para seguirles la pista.

Por: Aída Naxhielly

Desafiar las narrativas impuestas sobre las poblaciones originarias es un asunto que también se disputa a nivel audiovisual.

En el cine, la televisión e incluso en nuevas plataformas podemos encontrar decenas de ejemplos sobre representaciones ofensivas, racistas, burlonas y dolorosas, las cuales refuerzan estereotipos y estigmas en los imaginarios colectivos.

Por eso, ver lo que las cineastas indígenas nos cuentan a través de sus filmes es un ejercicio vital para romper con la estructura impuesta sobre qué vidas pueden ser retratadas en el cine y también cuestionar el cómo.

Muchas mujeres de las mismas comunidades han asumido la tarea de retratar en el cine con dignidad a quienes pertenecemos a diferentes pueblos originarios, usando las herramientas a su alcance y generando redes en espacios que les habían sido negados.

Sobre «hablar por quienes no tienen voz», mujeres indígenas y feminismos

La importancia de conocer y compartir los trabajos de las directoras de cine indígenas es apoyar a las producciones que parten de una mirada propia que dota a la gente en la pantallas de algo tan simple que hasta parece obvio: humanidad y complejidad, lejos de la visión externa que suele folclorizar nuestras existencias.

El 19° Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), que se lleva a cabo del 27 de octubre al 1 de noviembre, es una muy buena oportunidad para conocer de cerca algunos de los muchos trabajos que algunas cineastas han realizado recientemente y empezar a adentrarte en este mundo tan amplio que es la creación y resistencia audiovisual, incluso si no vives o puedes trasladarte físicamente a esa ciudad.

Por ello, acá la lista de las obras dirigidas por compañeras diversas que podrás disfrutar desde tu casa pues estarán disponibles en línea:

1. Hope, Soledad, de Yolanda Cruz

En este nuevo largometraje de la directora chatina originaria de Cieneguilla, San Juan Quiahije, seguiremos de cerca a dos mujeres que se encontrarán en el andar de una peregrinación a Juquila, Oaxaca, uno de los santuarios más importantes del estado.

«Juntas, las dos mujeres caminan con los peregrinos locales mientras buscan aliviar su sufrimiento personal», dice la sinopsis de a película.

Esta historia toca, entre otros, el tema de la migración y retorno de Estados Unidos que la misma directora, como muchas otras personas más, ha vivido.

2. La espera, de Celina Yunuen Manuel

Este es el primer cortometraje dirigido y escrito por la cineasta originaria de Santa Fé de la Laguna, Michoacán que, entre otras cosas, es parte de Girls at Films.

El proyecto fue ganador del Concurso de Guion de Cortometraje Michoacano del FICM 2018 y recibió el Estímulo para la Creación Audiovisual en México y Centroamérica, para Comunidades Indígenas y Afrodescendientes (ECAMC) en 2019.

Mujeres indígenas y Covid-19. Los obstáculos y las resistencias

También nos cuenta la historia de dos mujeres que se nos presentan en la sinopsis: «Yazmín y Zenaida, nuera y suegra, viven en una comunidad purépecha, esperando la llegada de sus esposos; tiempo que develará posibilidades infinitas».

Además, el corto fue seleccionado para el Festival de Cine Independiente Cuórum Morelia que se realizará del 5 al 8 de diciembre de este año de forma presencial y virtual.

3. Nudo Mixteco, de Ángeles Cruz

Es el primer largometraje dirigido por esta actriz y directora de cine mixteca, nacida en el municipio de Tlaxiaco, Oaxaca.

Ángeles Cruz ha centrado sus historias en diferentes aspectos relacionados con las mujeres indígenas y su nuevo trabajo no es la excepción: acá conoceremos las historias de diferentes mujeres y las personas que les rodean tomando como escenario la fiesta patronal de una comunidad denominada San Mateo.

Habiendo pasado ya por diversos festivales internacionales donde ha sido premiada, la película tendrá su estreno en el FICM.

4. Marku Irekani / Vivir juntos, de Rosalba López

Este cortometraje está codirigido por Rosalba, originaria de San Pablo Tlalchichilpa en San Felipe del Progreso, Estado de México, y por Daniel Isidoro Martínez, nacido en Ihuatzio, Michoacán.

Ambos participaron en el proceso de formación de Ambulante Más Allá, por lo que seguramente también podremos ver este trabajo como parte de ese festival que pronto iniciará.

Activistas, artistas, deportistas: 9 mujeres indígenas que admiramos

Protagonizado por Soledad y Baldomero, una pareja cuyo conocimiento «adquirido con los años, los ha llevado a ser reconocidos como uandari, pues fungen como guardianes de la tradición», este documental muestra aspectos de la vida comunitaria p’urhépecha.

5. Tsihueri, el que fue valiente, de Yunuen Torres Ascencio

Como en el caso anterior, Yunuen también fue parte del ciclo de formación ofrecido por Ambulante Más Allá. Ella es originaria de Cherán y ha participado en múltiples proyectos culturales teniendo siempre en mente la importancia de la comunidad.

Acá, nos contará la historia de la ausencia de Tsihueri «desde el dolor de sus amigos, padres y hermanas; nos acerca al interior de una familia p’urhépecha, donde la música y el recuerdo es el hilo que une el deseo de que el presente sea diferente. [Así,] acompañamos el diario vivir de un hogar donde hay un proceso pendiente de justicia».

¿Disfraces de Halloween para todes? La gordofobia en la moda

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En esta reflexión personal, Andy Azueta nos cuenta —a través de su experiencia al buscar disfraces de Halloween—cómo la gordofobia atraviesa la industria de la moda. 

Con la llegada de la spooky season y Halloween, una reflexión (y preocupación) comienza a aparecer en mi mente. Para las personas de cuerpos gordos, encontrar un disfraz para las fiestas de esta temporada es casi imposible. 

Podrá parecer un tema superficial —sobre todo si consideramos que algunas de las consecuencias de la gordofobia pueden incluso poner en peligro la vida de una persona— pero tampoco podemos negar que es resultado de un sistema que discrimina, estigmatiza, invisibiliza y violenta a las personas de cuerpos no normativos. 

Más allá de una inseguridad: la gordofobia como violencia sistémica

Desde pequeña disfruto mucho de esta temporada. Las decoraciones, las películas y este vibe mágico de octubre en el ambiente. Pero también admito que, aunque ir a una fiesta me entusiasma, buscar un disfraz me ha quitado la emoción por años.

Como mujer gorda, encontrar tallas de ropa es un reto. Y es que el problema no solo es no encontrar disfraz sino que, si lo consigo, lo más seguro es que no luciré como el personaje. 

Urge la representación de cuerpos no normativos en la industria cultural y de entretenimiento. No solamente de personas de cuerpos gordos, sino de personas con discapacidad, racializadas y de la diversidad sexual. 

Gordofobia en la industria de la moda: ¿Y en dónde encuentro mi ropa?

En pláticas con mis amigas suelo escuchar mucho el «ponte algo de lo que tienes» o «puedes ir a una tienda, seguramente encuentras algo ahí». En esos momentos, solo me queda asentir. 

En mi armario hay ropa que me queda, no necesariamente que disfrute. En las tiendas, al buscar ropa de mi talla, lo más seguro es que encuentre vestidos largos, de manga larga o blusas holgadas. Entre más cubran el cuerpo, mejor. 

Eso es lo que nos ha enseñado la gordofobia: que los cuerpos grandes deben ser ocultados. 

Normalicemos que las mujeres gordas podamos encontrar disfraces (y ropa) igual de bonitos que los que hay para las personas de cuerpos normativos. Que dejemos de escuchar frases como «ponte algo equis y te haces un maquillaje chingón». 

Normalizar los diferentes tipos de cuerpo también nos ayudará a aceptar que nuestros cuerpos cambian todo el tiempo. Que la talla no sea un impedimento para gozar. 

De cómo la endometriosis afecta la salud mental (y al revés)

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En un texto pasado, Irlanda Mainou nos compartió cómo estaba viviendo la endometriosis físicamente, ahora nos habla de los efectos en la salud mental.

Por: Irlanda Mainou

Vivir con endometriosis ha sido una travesía de meses en los que nunca sé si será o no una semana en la que podré pararme al baño, me quedaré llorando en la cama por horas o tendré la energía mínima para hacer mis quehaceres diarios.

La endometriosis es una enfermedad crónica en donde el tejido endometrial se forma fuera del útero. Es decir, capas de endometrio de diferentes tamaños y grosores llegan hasta los ovarios, recto e incluso la cavidad vaginal provocando una dismenorrea o dolor excesivo durante la menstruación.

En algunos casos, la dispareunia (o el dolor durante el coito) está relacionado con la endometriosis. Si estás viviendo un síntoma similar, lo más recomendable es acudir con un especialista.

La menstruación no es sucia: conoce qué hay en tu sangre

En mi caso, los medicamentos me han ayudado a mejorar físicamente. El dolor físico ya no es tan frecuente, sin embargo, existen otros: el dolor emocional y mental.

Yo nunca imaginé que hubiera una relación entre mis trastornos de ansiedad y depresión con la endometriosis. En un punto me percaté de que antes, durante y después de menstruar había ciertos síntomas tanto en mi cuerpo como en mi mente, como una completa desmotivación, cambios en mi libido, melancolía, ataques de ansiedad e incluso ansiedad social.

«La endometriosis está relacionada con alteración emocional, altos grados de somatización, y sentimientos de incertidumbre, el cual influye en la falta de percepción de control, afectando la salud mental. La ansiedad y depresión son los trastornos que más presentan comorbilidad en la endometriosis, y tienden a co-ocurrir de manera conjunta», de acuerdo con el texto científico Endometriosis: Aspectos Psicológicos (2021).

Y agrega: «los desórdenes psiquiátricos también se pueden presentar como consecuencia a tratamientos hormonales vía oral» para tratar la endometriosis.

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Y es que, chica, ¡todo es hormonal! Los trastornos mentales –más allá de la depresión y la ansiedad– pueden abonar a que la enfermedad se intensifique, al mismo tiempo de que la endometriosis también afecta a la salud mental.

Endometriosis y salud mental, ¿qué podemos hacer?

No tenemos una varita mágica que funcione para todas porque los cuerpos son completamente distintas entre sí. Lo que sí es un hecho es que intentar controlarlo –aunque suene utópico a ratos– es la solución para este torbellino de enigmas psicoemocionales, físicos y psicosociales.

Controlarlo no forzosamente es imperativo de utilizar la medicina occidental, o tal vez sí, depende de ti, de tu cuerpa y de lo que te haga sentir mejor.

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Antes de decidir cualquier cosa siempre, ¡siempre!, escucha a tu cuerpa antes. «¿Qué necesita hoy? ¿Qué no necesita? ¿Cómo prefiere articular el movimiento? ¿Cuál es su energía? ¿Cuál es su sentipensar? ¿De qué manera se apaciguan los dolores físicos y emocionales?» Teniendo esto claro es más factible hablarlo con un médico.

Y no todo está perdido, hay muchas maneras de controlarlo, tanto con medicación occidental o natural a base de plantas, cirugía, con meditación y respiración –a pesar de que esta parte es bastante difícil para nosotras las personas que vivimos con ansiedad– actividades recreativas o de ocio para distraer la mente del dolor físico y emocional o si una manera de controlarlo es llorar con un amigue entre abrazos para elevar la dopamina, es válido también.

Siempre escucha a tu cuerpa, lo que necesita y lo que te dice a través de sensaciones.

Por una maternidad feminista, colectiva y desobediente

Si lo personal es político, la maternidad también. En este texto, Esther Vivas —autora de ‘Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad’— nos cuenta por qué es urgente repensar un mundo que reconozca el valor social, político y económico de la maternidad y las labores de cuidado.

Ilustración de Eréndira Derbez para la portada del libro Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad’

Por: Esther Vivas

Si tomamos el principio feminista de que lo personal es político, el reto consiste en politizar la maternidad en sentido emancipador.

No se trata de idealizar el hecho de ser madre, sino de reconocer el valor valor social, político y económico de la maternidad, el cual ha sido negado por esta sociedad patriarcal y productivista. Así lo planteo en el libro Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad, publicado recientemente en México.

Ser madre y feminista no parece fácil, pues la maternidad carga con una pesada losa de abnegación, dependencia y culpa, ante la cual las feministas históricamente se han rebelado.

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Sin embargo, este rechazo necesario a la maternidad bajos los parámetros del patriarcado terminó con una relación tensa y mal resuelta con la maternidad en sí, incluso cayendo en cierto discurso antimaternal y antirreproductivo.

Por eso es necesario diferenciar como bien dijo la activista y ensayista estadounidense Adrienne Rich entre la institución maternal impuesta y la experiencia materna libremente elegida.

Maternidad feminista y antipatriarcal

El desafío, desde una perspectiva feminista, reside en acabar con la primera y liberar la segunda, lo que implica una confrontación constante con las normas sociales establecidas.

El problema no es la maternidad en sí misma, sino el sentido en que el patriarcado la define, impone y restringe.

Las mujeres y personas con capacidad de gestar conquistamos el derecho a no ser madres, a acabar con la maternidad como destino, ahora deberíamos poder decidir cómo queremos vivir esta experiencia, al margen de las imposiciones y limitaciones del sistema.

Ni madres sacrificadas, que tienen como fin único cuidar a sus hijes, ni supermamás siempre disponibles para el mercado de trabajo. Es contra estos ideales inasumibles que es necesario rebelarse y desobedecer.

Imaginar otras maternidades (en colectivo)

Se trata de tomar conciencia de cómo unas prácticas tan relevantes para las sociedades humanas y en las cuales las mujeres y personas gestantes tenemos un papel fundamental, como gestar, parir y amamantar, han sido relegadas a los márgenes. Es urgente valorarlas y visibilizarlas pública y políticamente.

Al mismo tiempo, es necesario señalar que la maternidad no es solo una responsabilidad individual, sino que se trata de una responsabilidad social y colectiva. Y lo debe ser en el marco de un proyecto social emancipador.

Otras maternidades solo serán posibles en un nuevo modelo de sociedad que coloque en el centro a los cuidados.

De aquí que sea tan importante no solo apelar a una maternidad feminista y a un feminismo que incorpore a la maternidad, sino trabajar para conseguir cambios en el mercado de trabajo, los servicios públicos, la institución familiar, en el modelo de reproducción social.

Que ser madre no sea una quimera ni un privilegio, sino un derecho.

La censura en Instagram afecta más a comunidades marginadas: reporte

Salty, un newsletter estadounidense enfocado en mujeres, personas trans y no binarias, publicó un reporte junto con la Universidad de Michigan que evidencia cómo ocurre la censura en Instagram.

Quienes usan Instagram continuamente saben qué tipo de contenido podría ser borrado de la plataforma en un santiamén: los senos desnudos de una mujer, por ejemplo. 

Pero además de la desnudez, hay otros factores que juegan un papel clave en el contenido sujeto a censura en Instagram. Ser una persona trans, no binaria, trabajadora sexual o de cuerpo grande, por ejemplo. 

Esos fueron los hallazgos de un reporte conjunto entre Salty —un newsletter estadounidense enfocado en mujeres, personas trans y no binarias— y la Universidad de Michigan.

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«Encontramos evidencia sustancial de censura en Instagram para grupos marginados, incluidas personas transgénero y/o no binarias, LGBTIQ+, BIPOC (acrónimo en inglés de personas negras, indígenas y de color), con alguna discapacidad, trabajadoras sexuales y/o educadoras sexuales», dice el reporte. 

Y agrega: «nuestros resultados destacan las formas problemáticas y discriminatorias en que los cuerpos e identidades de personas de comunidades marginadas son sexualizadas y vigiladas en las redes sociales». 

Esta investigación es resultado de la experiencia que Salty ha vivido en Instagram. Desde julio de 2019, aproximadamente, sus intentos por anunciarse en la plataforma fueron bloqueados y marcados como si fueran solicitudes sexuales. 

El reporte fue elaborado con información recabada a través de encuestas realizadas desde octubre de 2019 hasta febrero de 2021. Salty sigue investigando este tema, así que si quieres participar puedes hacerlo acá.

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Los efectos de la censura en Instagram

«Estoy enojadx. Veo marcas que publican el mismo tipo de contenido que yo y que son aprobadas. Pero
porque soy hispano y transgénero, ¿mi contenido es bloqueado? Simplemente publiqué una foto mía, sin mostrar más piel que cualquier otro modelo cis-heterosexual-blanco (…) Estamos aquí, somos hermosos y no vamos a ninguna parte», dijo a Salty una persona participante en las encuestas.

Otra dijo esto: «Fue extremadamente frustrante sentirse silenciado. Incluso ahora me preocupa publicar demasiado sobre derechos humanos o cuestiones sociales en mis historias porque no sé qué podría causar otra prohibición».

«Me sentí extremadamente enojadx y molestx porque la foto era solo de mí en traje de baño. No había una autolesión reciente visible y no debería verme obligada a ocultar mis cicatrices», dijo una persona con discapacidad que participó en el estudio.

Imagen: Salty

Las personas con discapacidad son más vulnerables a ser censuradas en Instagram por autolesión o violencia, de acuerdo con el reporte publicado el 27 de septiembre pasado. En el caso de las de cuerpos grandes, la censura ocurre por no cumplir con las «normas comunitarias».

«Mi contenido fue eliminado simplemente por mostrar una panza grande. No senos ni genitales. Si hubiera sido un abdomen delgado, nunca habría sido removido. El doble estándar es obvio y perjudicial».

Más allá de una inseguridad: la gordofobia como violencia sistémica

El 11 de octubre pasado, Instagram anunció una nueva función: «Estado de la cuenta». De acuerdo con la plataforma, «será el mejor lugar para ver lo que sucede con tu cuenta y la distribución de contenido». Sin embargo, no dio más detalles.

Descarga el reporte completo de Salty, aquí.