Quisimos saber cómo las mujeres indígenas están viviendo la crisis de Covid-19. Platicamos con mujeres en el centro de México, en la frontera con Estados Unidos y en Guatemala para conocer sus situaciones.
¿Te imaginas pasar esta pandemia sin encontrar información en tu idioma?, ¿o en un lugar remoto con instalaciones de salud deficientes?
En medio de la contingencia sanitaria por el Covid-19, hay grupos sociales que enfrentan una doble vulneración. Los pueblos indígenas están pasando la pandemia sin acceso a agua potable, a recursos de salud pública o a la información.
Por supuesto, no todos están en la misma posición y aquí es cuando se agregan factores como el género, la situación migratoria y la posición geográfica, además de los ya conocidos: la discriminación histórica, la violencia y el despojo de tierras.
Por, eso al hablar de Covid-19, es necesario reconocer las distintas realidades que atraviesan a las poblaciones indígenas y en especial las mujeres.
Platicamos con mujeres que están viviendo esta situación en diferentes partes de México y el mundo para saber a qué se están enfrentando
Las mujeres nahuas: entre la letalidad del virus y salir a trabajar
De acuerdo con la Secretaría de Salud, Morelos presenta uno de los índices más altos de letalidad por coronavirus.
Fabiola del Jurado es una mujer nahua que vive en ese estado y es integrante del Consejo de Mayoras de la Conami. La suya es una de las 35 comunidades nahuas en Morelos, que se concentran en Hueyapan, Tetela del Volcán, Tetelcingo, Cuautla, Santa Catarina, Tepoztlán, Cuentepec, Temixco, Xoxocotla y Puente de Ixtla.
Para Fabiola hay dos principales aspectos que ponen en riesgo a las mujeres indígenas por el Covid-19. El primero es el golpe económico y el otro es el de la interacción social que las pone en riesgo.
«Muchas de las hermanas indígenas viven de vender sus productos, como maíz, jitomate y quelites o las artesanías. Productos que se elaboran dentro de las comunidades.
Ellas tienen que salir a las grandes ciudades de los estados para vender sus productos y tener de esta manera un recurso que les permita tener acceso a otros productos de primera necesidad: jabón, papel de baño, calzado y medicamentos».
La violencia también las atraviesa
Fabiola nos dijo que el tema de la violencia hacia las mujeres indígenas agrava la situación de vulnerabilidad en esta pandemia.
De acuerdo a un informe publicado por la Conavim, la violencia contra las mujeres indígenas se produce tanto en los ámbitos familiares, domésticos y personales, pero también en los espacios comunitarios y en la relación con la sociedad nacional y sus instituciones.
Sin acceso a servicios de salud e información
Fabiola también nos cuenta que estas comunidades tienen poco acceso a información verídica y oportuna y a centros de salud equipados.
«Estamos hablando de luz, acceso a internet, teléfonos que permitan acceder a la información al día. Las comunidades indígenas en México cuentan con centros de salud que no están abastecidos y tampoco hay médicos.
Va un médico cada dos días o tres veces por semana, lo que impide que se dé la atención médica necesaria que se requiere ante esta pandemia», explica.
Para Fabiola, la información se tiene que hacer llegar directamente a las comunidades indígenas mediante perifoneos o las radios comunitarias, no solo mediante los medios de comunicación a los que no todos tienen acceso.
«Si bien el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas intentó hacer algunas traducciones, lo cierto es que no lo hizo en las 68 lenguas, con sus diferentes variantes, que hay en México», nos dijo.
¿Y qué pasa con quienes migran?
El problema del idioma se repite para migrantes de otras partes de Latinoamérica que viven en el extranjero, donde es todavía más difícil encontrar traducciones e intérpretes.
Odilia Romero Hernández es originaria de San Bartolomé Zoogocho, en la Sierra Norte de Oaxaca. Desde hace más de 40 años se estableció en el distrito de Pico-Union, en Los Ángeles, junto con las numerosas comunidades indígenas-migrantes en el área.
«Las comunidades están preocupadas por cómo van a alimentar a sus hijos y cómo van a pagar su renta. Las mujeres indígenas solteras están sin empleo.
Como vivimos aquí en Estados Unidos hay mucha información en español porque se asume que todas las personas que vienen de América Latina hablan español», nos cuenta.
Odilia dice que que es muy difícil que puedan conseguir un intérprete de lenguas indígenas, sobre todo por la diversidad de sus lenguas.
Además, las personas indocumentadas no pueden acceder a los paquetes de estímulos financieros que otorga el gobierno por no tener un número de seguro social.
Centros de detención sin intérpretes y riesgos de contagio
Para Odilia, los centros de detención para migrantes también son un tema del que se debe hablar, ya que no solo se violan los derechos lingüísticos de las personas sino que que podrían contagiarse de Covid-19.
«Se detectó que hay oficiales de migración que han dado positivo al Covid-19. Es una catástrofe porque nuestras comunidades no podrán acceder a los servicios de salud, no se podrán comunicar si tienen síntomas. Podría pasar un genocidio completo».
Para intentar que esta información llegue a migrantes que no hablan español, han surgido varias iniciativas. Por ejemplo, esta de la organización Cielo en la que se traducen datos y se distribuyen por medio de audios, videos e infografías.
Los pueblos mayas del sur: cuando el Covid-19 llega a las comunidades
Sandra Xinico es antropóloga maya K’aqchikel, originaria de Patzún, en Guatemala, donde el 94.8% de los habitantes son indígenas de la etnia cakchikel.
Hace unos días se presentó el primer caso de Covid-19 en Patzún, lo cual ha llevado a que la dinámica de su pueblo cambie.
El 6 de abril, la comunidad amaneció cercada como parte de las decisiones que tomó su gobierno: aislar a la comunidad porque sería el primer caso comunitario de contagio.
«Al ocultar información se genera pánico y miedo entre las comunidades y ante el silencio de las autoridades nos sentimos con muchas dudas y las medidas de seguridad no se toman en serio. Hay muy poca información de los contagios», nos explica Sandra.
Desde los 80, Patzún ha servido como laboratorio para producir alimentos para la agroexportación.
Sandra nos cuenta que gran parte de lo que se produce se va a otros países, pero muchas de las recolectoras están rechazando los productos provenientes de Patzún por este primer caso de Covid-19, lo cual afectaría económicamente a sus pobladores.
«El gobierno local no actuó de manera inmediata, se manejó en secreto, permitió que pasaran los días y que hubiesen más contagios.
Fue muy tarde cuando alertaron a la población y fue hasta que la autoridad local se vio presionada», dice Sandra.
Resistencia ante la pandemia
La antropóloga recalca que ante la pandemia los pueblos indígenas resisten y resistirán mediante la autosostenibilidad de sus saberes.
«Sabemos que nuestros pueblos históricamente han resistido para mantener la conexión de los pueblos con la tierra. Guatemala vive en constante crisis y con esta pandemia está siendo desnudada. Por algo se ha insistido en mantengamos nuestra ciencia para garantizar la vida en esta pandemia»
Aunque sabe que el empobrecimiento, el despojo y la desnutrición han afectado principalmente a su pueblos, es algo a lo que seguirán resistiendo:
«Hoy sabemos que no existe una redistribución equitativo de las tierras, sino que está concentrada en las manos de los más ricos, que hacen leyes para beneficiarse entre ellos mismos».