Si a ti tampoco te hace clic el ‘mood’ patriótico, te compartimos un breve repaso por la historia afromexicana porque la revolución será antirracista o no será.
La historia (o historias) de las personas negras mexicanas cada día gana más visibilidad y se reconocen los aportes culturales y sociales en expresiones como la música, la danza, la gastronomía, la culinaria e, incluso, en la política y la historia nacional.
Hace un año, por ejemplo, el gobierno de México contabilizó por primera vez en el Censo Nacional de Población y Vivienda a las personas que se identifican como afrodescendientes.
Pero, ¿cómo llegaron a México estas comunidades provenientes de África? ¿Antes o después de la colonización? ¿De qué regiones provenían? ¿Todos los afromexicanos son descendientes de personas esclavizadas?
Historia afromexicana: la llegada a la Nueva España y el secuestro de millones de africanos
La historia de la negritud en México es muy basta. La presencia afrodescendiente no se restringe a una sola región y, por lo tanto, tampoco a una sola historia.
Según las historiadoras María Elisa Velazquez y Gabriela Iturralde, los primeros africanos que arribaron a la Nueva España eran parte de las tropas en batalla de los conquistadores.
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Hombres africanos acompañaron a los españoles en las expediciones de Conquista. Tal es el caso de Juan Garrido, quien nació en África oriental y acompañó a Hernán Cortés en la conquista de Tlaxcala.
La empresa colonizadora necesitaba mucha mano de obra. Cuando la población indígena comenzó a diezmar, principalmente por causa de enfermedades que trajeron los europeos y las condiciones infrahumanas de sometimiento al trabajo, la Corona española otorgó licencias para esclavizar personas del continente africano.
Desde el momento del transporte entre América y África, en los barcos negreros, la tortura de la esclavitud comenzó. Bell Hooks comenta que durante este recorrido, las personas esclavizadas eran torturadas física y psicológicamente con el propósito de imponerles una nueva identidad de esclavo y de eliminar cualquier intento de sublevación.
Más de 12 millones de personas fueron secuestradas de África y traídas de manera forzada hacia América. Alrededor de dos millones de personas murieron durante este tránsito.
Nueva España fue una de las colonias que recibió más población esclavizada proveniente de África. Cientos de miles de hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes arribaron a los Puertos de Veracruz y Acapulco, luego eran enviados a la Ciudad de México en donde se distribuían a otras regiones para realizar extracción minera, trabajos en las haciendas ganaderas, azucareras y agrícolas, así como trabajo doméstico y de cuidados.
Actualmente, las personas afromexicanas viven en su mayoría en los estados de Guerrero, Oaxaca y Veracruz. Sin embargo, es importante mencionar que en todas las regiones de México hubo gente africana esclavizada.
Los cimarrones
Es sabido que muchas personas en condición de esclavitud en Estados Unidos escaparon de las haciendas esclavistas tanto para el norte, en dirección a Canadá, como para el sur, hacia México. Este es el caso de la comunidad cimarrona Mascoga.
La comunidad de negros Mascogos vive al norte del país, en el estado de Cohauila. Esta comunidad de personas negras llegó a México en 1850 huyendo de la esclavitud de Estados Unidos. Actualmente se encuentran en el municipio de Muzquiz, en la ciudad de Nacimiento.
Cimarrón es un término utilizado para referirse a los animales domésticos que se escapan de sus dueños y se asilvestran. El cimarronaje fue una práctica de resistencia frente al sistema colonial esclavista que consistía en fugarse de la tutela del amo.
Los cimarrones, las personas esclavizadas que se fugaban de las haciendas a través de una serie de tácticas y estrategias de escape, fundaron pueblos libres, conocidos como Palenques. Yanga, en Veracruz, es uno de estos pueblos libres fundados por negros y negras cimarrones.
En el siglo XIX, cuando la esclavitud fue abolida, varias personas esclavizadas consiguieron su libertad, sin embargo, otras ya tenían mejores condiciones de vida y trabajo, porque habían comprado su propia libertad.
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Así mismo, la fuga de esclavos de las haciendas, fue un proceso constante de resistencia frente a la explotación esclavista durante los años que la esclavitud se mantuvo.
El cimarronaje consistía no sólo en la fuga de la plantación sino en la reconfiguración de las relaciones sociales, el fortalecimiento de los lazos familiares y comunitarios y la organización de lógicas de vida comunitarias en beneficio de lo colectivo.
El mestizaje
Ante la diversidad lingüística y cultural de este territorio que llamamos México, la mayor preocupación del Estado (en su edad más temprana) era la de generar una identidad nacional con la cual la gente pudiera sentir pertinencia.
De esta forma, políticos e intelectuales del siglo XX generaron ideologías y políticas en torno al mestizaje que pretendían dar una idea de democracia o equidad racial que, evidentemente, hasta el día de hoy no existe.
Las historiadoras María Elisa Velazquez y Gabriela Iturralde cuentan que durante esta época, el mestizaje estuvo marcado por políticas estatales de eugenesia positiva, influenciadas por ideas del racismo científico, que alentaron el arribo de personas blancas del centro de Europa y norteamericanas, mientras que se restringía la entrada al país a personas judías, polacas, chinas, y, claro, de personas afrodescendientes de países como Cuba, Belice y Honduras.
La idea de democracia racial que sostiene que al ser todos mestizos, somos iguales, que accedemos a las mismas oportunidades, que hablamos la misma lengua y habitamos el mismo territorio esconde el funcionamiento racista del Estado nación.
Los retos de las comunidades afromexicanas ante un Estado que decidió negar su presencia son inmensos, no sólo por términos de reivindicación de la identidad, sino también porque la denuncia del racismo estructural se dificulta.
La diáspora africana y afrodescendiente comenzó hace 500 años y no se ha detenido. La historia negra de México sigue escribiéndose a raíz de los flujos migratorios mundiales y de la ubicación geopolítica de México como país de tránsito.
Cabe mencionar que en las últimas décadas, personas negras de otras nacionalidades de Centroamérica, Suramérica y el Caribe, inclusive África, han migrado a México de manera voluntaria por cuestiones de trabajo y estudio.
Estas nuevas migraciones, también constituyen el complejo entramado de la presencia afrodescendiente en México.