Este verano lo tenemos que pasar en casa, pero eso no significa que no podamos conocer a marcas mexicanas de accesorios para hacerlo más llevadero.
El verano de 2020 será distinto: en lugar de estar con amigues en la playa, vamos a estar con Susana (sí, Susana Distancia) intentando disfrutar lo más posible como se pueda y donde se pueda.
Conforme pasen las semanas y cambie la situación, tal vez podamos hacer picnics responsables o de plano comprar un chapoteadero de bebés para poner en nuestras terrazas o azoteas.
Y mientras lo hacemos, podemos vernos súper cute y apoyar a marcas mexicanas de accesorios con procesos responsables y sostenibles. Como verás, es un tema que nos APASIONA en la oficina Malvestida porque tenemos muuuchas recomendaciones.
Marcas mexicanas de accesorios para el verano
Zerete: la cestería más bella
Esta marca ofrece bolsas, sombreros, canastas y otros productos hechos con fibras naturales con técnicas tradicionales de Veracruz por personas artesanas del sur del estado.
Ya nos vimos en un picnic en el parque con alguna de sus bolsas, muy a la Jane Birkin.
Estos días he estado soñando con una bolsita hecha de perlas de plástico que tenía en la infancia.
Aunque ya se perdió en el tiempo y el espacio, puedo revivir esa sensación con las creaciones de ILE, una marca regia que hace envíos a todo el mundo.
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MON MON: sandalias responsables
Aunque no vayamos muy lejos, nuestros pies se merecen un pedicure y unas sandalias hechas con técnicas artesanales.
Las MON MON se producen a mano por pedido, por lo que no hay stock. Están hechas de yute y algunas de piel, inspiradas por las alpargatas españolas. El envío no tiene costo y llegan en una bolsa de manta.
Parecen de porcelana, pero estos aretes están hechos a mano con fécula de maíz, un material sostenible.
Sus formas son súper orgánicas, inspiradas en la naturaleza y sus colores nos remiten a días interminables de verano, además de que sus fotos de producto son *chef’s kiss*.
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Tabata studio: tejido maravilloso
Si eres de las que se pusieron a crear cosas durante este encierro, te va a encantar esta marca de Querétaro.
Además de sus beeellos aretes y collares tejidos, también venden kits para que tú aprendas a usar un telar.
OK, hablando de macramé, ¿qué onda con tooodo lo que se puede hacer? Ruca crea aretes, pecheras, lámparas, decoraciones para la pared, bolas… todo bello y hecho a mano en Colima.
Sentimos que agregar alguno de sus productos a tu casa puede hacerte sentir en un hotel junto a la playa.
Para todas esas sesiones de fotos caseras que vamos a armar este verano solitario, los zapatos de Cruda son de verdad únicos: bajo la filosofía del upcycling, se crean con materiales ya existentes por medio de técnicas artesanales.
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Almar: para pensar en la arena
Si no podemos ir al mar, podemos tener zapatitos inspirados por el mar, como los de esta marca mexicana que trabaja con materiales tradicionales y también con pieles veganas a base de piña y cactus.
¿Unos mezcalitos de verano pandémico? ¡Unos mezcalitos de verano pandémico! La cerámica de esta marca de Jalisco es súper linda y va a mejorar a un 100% tus fiestas por Zoom, ya sea que tomes té o mezcal.
Finalmente, este no sería un Acapulco en la azotea sin unas plantitas tropicales que traigan la naturaleza a nuestros depas. Nos encantan las macetas con muchísima personalidad de esta marca.
Como muchas de nosotras, la cantautora mexicana Silvana Estrada ha tenido tiempo para reflexionar durante estos meses de confinamiento.
¿Qué significa estar sola?, ¿cómo estar quietas cuando el mundo está tan convulso?En este texto poético, Silvana nos comparte lo que ha sido para ella vivir estos días que son tan lentos y tan eternos.
“…Estrella, estrella ¿Cómo ser así?
Tan sola, tan sola y nunca sufrir…”
Vitor Ramil
El ejercicio de la soledad no es el centro, es la gravitación. Es un flujo que transita en paralelo por nuestras vidas y no siempre es visible. Casi siempre es aterrador. Es un movimiento del alma. Una de las máscaras que utiliza el tiempo para mostrar su trayectoria.
Es la intención adormecida de un interior infinito que comienza a despertarse. Son monstruos y flores. Son lluvias, días, nubes. Son mariposas que enterramos bajo el ruido de la prisa, pero que tienen su vida propia, sus rutinas, sus creencias, sus anhelos.
El ejercicio de la soledad es una luz que solo existe cuando la vemos, pero que no desaparece si la ignoramos.
Es el saber de un cuerpo consciente, eterno aprendiz de su propia fortaleza, su propia fragilidad. Es la mirada con los ojos cerrados, el silencio como vehículo del pensamiento. Es la acción seguida de otra, la comunión de los actos para crear un espejo donde no se ven formas sino colores.
¿El ejercicio de la soledad son colores?
Son cantos. Cantos alegres, los más tristes cantos. Cantos verdaderos.
El ejercicio de la soledad es quizá la voluntad misma de lo que sucede honesta y significativamente. La búsqueda de alguna verdad donde lo diminuto se vuelve inmenso y lo inmenso impermanente. Como una nueva respiración.
Una respiración por la cual se revela el presente. Comenzando por una duda, una contemplación serena de las vaporosas comisuras de nuestro ser.
Es vincular nuestro pecho y sus sombras con la galaxia que poblamos por nuestra voz: dar nombre, dar dimensión.
Es ver con los ojos propios todo lo que una es y gravitar por la luz propia.
El ejercicio de la soledad es el ejercicio de las verdades ocultas.
Como decir que la soledad también es amor, que el amor también es luz, que la luz también es color.
El ejercicio de la soledad es entonces: Aluzar los colores únicos del alma por donde el amor transita y se transforma en paz.
Una colaboradora nos cuenta cómo es vivir con herpes genital, desde el momento del diagnóstico hasta encontrar una tregua con la enfermedad.
Cuando mi ginecóloga me dijo que tenía herpes genital, sentí que el mundo se me vino encima. Pensé que mi vida estaba arruinada para siempre y que todo cambiaría.
Desde ese diagnóstico he aprendido muchas cosas sobre la enfermedad, mi cuerpo, los estigmas en las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y cómo una buena educación sexual puede cambiarlo todo.
Entendiendo el herpes
Para empezar, es importante mencionar que existen dos tipos de herpes: Tipo 1 (oral) y tipo 2 (genital). El virus del herpes (HSV) se transmite por contacto directo y suele causar llagas en la zona infectada, ya sea en la boca, los genitales, el ano y las nalgas.
Los síntomas tardan en aparecer entre 2 a 10 días después del contacto, aunque en algunos casos es asintomático.
Algunas cosas que puedes sentir: picazón, ardor al orinar, dolor en los genitales, temperatura, escalofríos y sensación de cansancio, entre otros. Muchas veces, las personas confunden estas señales con un simple resfriado o una resaca.
Mi primer (y afortunadamente único) brote de herpes fue horrible, no podía ni caminar porque el dolor me sobrepasaba, ardía en temperatura y para mi mala suerte al día siguiente empecé a menstruar.
Aquel martirio duró dos semanas, durante las cuales era incómodo y doloroso hacer literalmente cualquier actividad. El único momento donde sentía alivio era cuando me bañaba y el agua tibia caía sobre mi cuerpo. Me sentía sucia, sola y desesperanzada.
Además, cuando busqué información sobre vivir con herpes me di cuenta de que lo único que había eran páginas que se limitaban a lo básico: qué es la enfermedad y cuáles son sus síntomas.
Me di cuenta del herpes genital se habla todavía menos que del VPH o el VIH. Yo solo quería leer algo humano o ver un video en YouTube que me hiciera sentir mejor pero no lo encontré. Como si a pesar de ser una enfermedad tan común nadie hablara de ella.
En la escuela había aprendido que existe y que para prevenirla debía usar anticonceptivos de barrera, pero no sabía que el herpes es una de las infecciones de transmisión sexual que puede transmitirse por contacto en la piel y zonas que el condón no cubre, así que aunque utilices preservativos tienes posibilidades de contagiarte.
Estoy convencida que de ahí nacen muchos estigmas hacia las ETS: crecemos con ese estereotipo de que solo pueden contraerlas “las personas promiscuas” o “quienes no se cuidan”.
Me sentí avergonzada y triste porque yo no lo sabía hasta que lo contraje. Yo también tenía prejuicios y vivir con herpes era un tema que sentía lejano, como si no fuera posible experimentarlo en carne propia.
Nos urge hablar del tema
Entré a grupos de apoyo para el herpes en Facebook y ahí comencé a darme cuenta que no era la única, que de alguna manera existían personas allá afuera pasando por lo mismo que yo, algunas luchando con ello desde muchos años atrás y otras con historias muy tristes. Personas abusadas sexualmente o a quienes les fueron infieles.
No importa cómo contraigas una enfermedad venérea, lo mucho que te cuides o tu higiene personal. Las ETS están ahí y debemos aceptarlas, debemos derribar esos estigmas y hablar de ellas.
Una de las preocupaciones más grandes en mí era que pensaba que jamás podría volver a vivir una vida sexual placentera, que nadie querría volver a estar conmigo y que yo no merecía amor.
Sin embargo, conocí a personas que me hicieron cambiar esa perspectiva, gente que tiene pareja y hasta hijes y me devolvieron un poco la fe ante una situación que yo creía perdida.
Es una enfermedad que más allá del dolor físico que te pueda causar, genera un estigma más doloroso a través de chistes, secretos, burlas. Así que recuerda siempre que una persona cercana a ti puede estar viviendo esa lucha sin que lo sepas.
Desde mi diagnóstico, he aprendido qué cosas son convenientes para mi cuerpo y cómo acoplarlo a una enfermedad tan molesta como lo es el herpes, porque si mis defensas bajan, si vivo bajo mucho estrés o tristeza los brotes pueden regresar.
Ahora intento hacer ejercicio, consumir comida rica en vitaminas, cuidar mi salud mental, hacer al antiviral aciclovir mi mejor amigo y sobre todo aceptar mi nueva condición.
Ser honesta con las personas con las que pretendo tener una relación y contarles de mi status. Aunque me causa muchísima ansiedad saber que alguien puede decir no y alejarse, también sé que las citas no siempre tienen que salir bien y que al final yo hice lo que me parece correcto: hablar de un tema que es necesario.
No voy a mentir, hay días que aún lloro con desesperación, días que deseo haber tenido una mejor educación sexual y aprender todo lo que sé ahora, pero reconozco que es parte del proceso que conlleva aceptarme, aceptar mi enfermedad y aprender a vivir con ella. No dejo que me defina, al contrario, intento derribar esos estigmas en mí y en la gente que me rodea.
En su viñeta de esta quincena, Dersdepanian reflexiona acerca del papel que ha tenido la gordofobia interiorizada en su vida y cómo ha aprendido a rechazar los estándares de belleza.
Para muchas personas, la relación con su cuerpo y su peso es una guerra constante. Esto afecta tanto la salud mental como la física, porque no aprendemos a nutrirnos por placer y salud, sino desde la restricción.
En esta viñeta, la ilustradora Michelle Dersdepanian reflexiona sobre cómo ha vivido a amar su cuerpo, alejándose de estándares nocivos y de la gordofobia interiorizada.
Porque sí, ser flacas o lograr un número en la báscula no debe ser nuestro propósito de vida. Nuestros cuerpos son valiosos porque son nuestros y no le debemos a nadie encajar.
La interseccionalidad es una herramienta que nos ayuda a entender las distintas opresiones y cómo podemos luchar contra ellas.
A la vuelta de la esquina, la policía mata, abusa y viola.
Las muertes de personas negras y racializadas a manos de la policía son más comunes de lo que creemos. Estos hechos violentos también suceden en nuestros países, en nuestros barrios periféricos.
Hombres y mujeres, niños, niñas y adolescentes migrantes, personas trans y no binarias son víctimas. ¿Por qué estos cuerpos son los perjudicados? ¿Cómo son leídos para luego ser eliminados?
La interseccionalidad es una herramienta para comprenderlo.
Interseccionalidad: raza y sexualidad
Al revisar la historia, vemos que este concepto surge de la urgencia por denunciar los casos de violencia policial hacia mujeres negras.
La abogada afroestadounidense Kimberlé Crenshaw acuñó por primera vez la palabra en 1989. Su objetivo era visibilizar las múltiples discriminaciones y desigualdades que enfrentan las mujeres negras estadounidenses.
Los puntos en los que el tráfico de las “avenidas” (o sea, los sistemas de opresión) convergen entre sí son las interseccionalidades que las corporalidades subalternas atraviesan.
Fallas teóricas en el feminismo y los movimientos identitarios
Si lo pensamos de esa forma, la interseccionalidad nos muestra que las violencias sistémicas son complejas y simultáneas.
El perfecto ejemplo es la atención mediática que reciben los asesinatos de hombres negros frente a los de mujeres negras.
Por un lado, vemos que desde el feminismo no ha existido la preocupación teórica y/o política para comprender las violencias que padecen las mujeres negras y racializadas.
Por el otro, los movimientos identitarios (negros/indígenas) tampoco hablan de cómo es que el género se imbrica en la estructura del sistema racista.
Dentro del feminismo, poco se conoce de la violencia policial o militar hacia mujeres y niñas indígenas, hacia migrantes, hacia prisioneras.
Existen diferencias generalizadas en relación a las medidas punitivas que reciben las personas racializadas.
Aunque tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de perfilamiento racial, una vez enviadas a la cárcel, las mujeres son desnudadas, abusadas y violadas bajo protocolos institucionalizados de supuesta seguridad que violan los derechos humanos, como denuncia Davis en su libro ¿Son obsoletas las prisiones?
Todo se tiene que caer
La interseccionalidad sirve para analizar y teorizar sobre los entronques de los sistemas de opresión (clase, género, raza). Es un enfoque metodológico muy útil que nos recuerda que las violencias sistémicas no funcionan de manera separada y que los poderes colaboran entre sí, manteniendo un orden mundial que otorga privilegios a unos cuantos.
Y ya que la perspectiva feminista de la interseccionalidad nos deja ver cómo es que se entrecruzan las opresiones, es urgente que las luchas también se interseccionen entre sí. Si “se va a caer” tendremos que tumbar todo: el patriarcado, el colonialismo, el capitalismo y el racismo.
¿La obesidad no es una enfermedad?, ¿el sobrepeso no existe?, ¿podemos vivir sin cultura de las dietas? Esta entrevista con Raquel Lobatón nos ayudó a eliminar tabúes.
Hablar con la nutrióloga Raquel Lobatón es confrontarnos con un montón de cosas que nos habían dicho que eran reales. Es entender qué tanto nos ha influido la cultura de las dietas y que, por suerte, hay otras maneras de pensar en nuestros cuerpos y en nuestros alimentos.
Raquel se basó en los conceptos de alimentación intuitiva y salud en todas las tallas para crear su filosofía de nutrición incluyente, en la que ve a la alimentación como un proceso complejo, que se relaciona con la cultura y las emociones. Para ella, el objetivo de alimentarnos no es llegar a un peso arbitrario.
La alimentación intuitiva nos habla de reconectarnos con las señales de hambre y saciedad para guiarnos por lo que necesita y quiere nuestro cuerpo en lugar de por restricciones y tabúes respecto a la comida.
O sea, es completamente lo opuesto a la cultura de las dietas, esa que está obsesionada con la delgadez y la pérdida de pesos, así como que con métodos de alimentación basados en la restricción y no en el placer.
Aquí un poco de lo que platicamos con ella:
Entrevista con Raquel Lobatón: cómo acabar con la gordofobia, la cultura de las dietas y el estigma
Muchas personas con sobrepeso tienen una relación complicada con los servicios de salud, porque suelen encontrarse con violencia o indiferencia. ¿Cuál es tu postura respecto a cómo las personas profesionales de la salud deben tratar a quienes tienen sobrepeso?
De hecho, no uso la palabra sobrepeso, es una palabra cargada de estigma, habla de que una persona está “por arriba de” un peso que es arbitrario, ¿quién lo decide?
Hablando de personas en cuerpos grandes, los profesionales de la salud deben tratarlas igual que tratan a las personas delgadas. La cultura en torno al peso hace que los médicos atribuyan la mayoría de los padecimientos al peso de la persona, cuando esto no es así.
Responsabilizan al paciente de su patología y muchas veces ni siquiera indagan más allá, lo que puede llevar a malos diagnósticos. Además de que genera mucho estrés en las personas, lo que afecta su salud y también lleva a que dejen de asistir a consultas médicas.
Yo creo que la atención médica no se debe centrar en el peso sino en indicadores reales de salud. El peso no es un indicador.
Decirle a una persona que baje de peso para solucionar sus problemas no es funcional: ¡si funcionara ya veríamos resultados!
Claro, súper interesante lo del “sobrepeso”. Y hablando de estas palabras que usamos como diagnósticos, ¿para ti la obesidad es una enfermedad?
No, esta definición la hizo en 2013 la Asociación Médica Americana, de una forma arbitraria. La recomendación del panel fue no catalogarla como enfermedad, pero se sabe que hubo presión por parte de grupos como las aseguradoras, que cobran más a las personas con cuerpos grandes y de las farmacéuticas, que venden medicamentos para bajar de peso.
Esto ha hecho mucho daño, contribuye a la estigmatización y valida el maltrato, porque mucha de la gordofobia se escuda en la premisa de que es por salud.
Pero incluso para la OMS la obesidad no es una enfermedad sino un riesgo para la salud.
Para mí es absurdo catalogar como enfermedad un tamaño de cuerpo o por un Índice de Masa Corporal, que es un índice obsoleto: lo creó hace 200 años un matemático, no era médico y además era para fines estadísticos, no de diagnóstico. Hay personas que caen en la categoría de obesidad que están completamente sanas.
¿Cómo definirías tú la gordofobia?
La gordofobia es una discriminación y estigmatización socialmente aceptada a personas que viven en cuerpos grandes. Es el miedo a engordar y a la gordura que nos ha inculcado la cultura de las dietas.
También es estigmatizar a las personas gordas como flojas, irresponsables, poco saludables. Y reírnos de la gordura, mandar memes… Está tan arraigada en nuestra cultura que no la vemos, pero es una discriminación igual de violenta y opresiva como otras discriminaciones.
¿Entonces, para estar saludables no necesitamos alcanzar cierto peso?
La salud es un tema mucho más complejo que un número en la báscula. Hay personas delgadas que tienen enfermedades y personas con cuerpos grandes que están sanas.
Además, la salud no es algo estático, no podemos decir que “estamos sanos o enfermos” sino que en la vida tenemos episodios de salud y de enfermedad.
La salud está mucho más en los hábitos y las conductas, además de en muchas cosas fuera de nuestro control, como el medio ambiente, nuestro acceso a servicios médicos, nuestra condición socioeconómica, etc.
¿Qué es lo que has descubierto con tu presencia en redes sociales y comunicación constante con tantas personas distintas?
Que la cultura es muy gordofóbica y la cultura de las dietas está muy arraigada. También he descubierto historias de muchísimo dolor por parte de quienes viven atrapadas en esta cultura de las dietas y quienes son víctimas de la gordofobia.
¿Qué sería lo más importante que tenemos que cambiar como personas y como sociedad para tener una mejor relación con la comida y los cuerpos diversos?
Lo más importante sería desmantelar la cultura de dietas. Es difícil pero podemos empezar por nombrar que nos ha hecho creer que estar delgado es nuestra misión de vida y vivir con hambre es normal, lo mismo que discriminar a las personas de cuerpo grande.
Empezar a visibilizar cuerpos diversos en los medios, en las campañas publicitarias no debe haber solo un tipo de cuerpo. Exigir que esto cambie.
Y tratar de abrir nuestro panorama y nuestra mirada para tener una visión más crítica.
Una vella cuarentena es un proyecto de Instagram que celebra nuestro vello corporal y nos invita a reflexionar sobre estos tiempos.
No sé bien en qué momento empecé a pensar en depilarme, rasurarme y demás acciones para eliminar vello de mi cuerpo como algo opcional y no obligatorio.
Había visto a amigas pasar por ese proceso y me parecía perfecto… para ellas. Pero yo me sentía observada, incómoda. Me sabía de memoria los argumentos a favor de dejarme ser como soy, vella, pero no los había interiorizado.
Creo que fue simplemente la flojera. Al llegar a vivir a CDMX, había meses enteros en los que no usaba faldas o shorts ni blusas sin mangas, así que empecé a rasurarme solo cuando lo “necesitaba”. Y ahora resulta que cada vez lo necesito menos.
Si voy a una boda o a un evento familiar, evito conversaciones incómodas y elimino los vellos, pero fuera de eso, mi vida ya es velluda y fabulosa.
La vella cuarentena
Con estos tiempos de encierro, muchas otras mujeres se han unido al team pelitos, como reporta la cuenta de Instagram Una vella cuarentena.
Decenas de morras ya mandaron sus fotos y reflexiones respecto a cómo, entre todo lo malo, la sana distancia les ha traído un mejor acercamiento a su cuerpo en un estado natural.
Patty Mora, administradora de la cuenta, cuenta que su relación con sus vellitos era muy estricta, hasta que con la pandemia se dio cuenta de que no conocía su propio cuerpo: “Me sentí muy feliz de conocerme y reconocerme de una manera distinta”.
Al tomarse fotos y platicar con amigas le surgió la idea de crear una cuenta, a la que han escrito mujeres de diferentes partes del mundo, con algunos vellos en común: “La cuarentena nos había regalado a todas un espacio seguro de autoconocimiento”, dice Paty.
“Desde hace unos meses, aprecio y valoro mi cuerpo más que nunca. No depilarme es una forma de amarlo como es, de apreciarme al natural y disfrutarme”, reflexiona una de las colaboradoras en su foto.
Ella, como otras, hablan de que tal vez regresen a los rastrillos y la cera, pero por el momento se sienten cómodas así, porque en sus cuatro paredes pueden experimentar.
Y coincide con lo que me dice mi amiga Nic, para quien antes los vellos de la axila eran un graaan tabú: “El aislamiento me dio la oportunidad de hacerlo sin preocuparme por el ‘qué dirán’. Hoy sé que los pelos nomás son pelos y que ni son sucios ni hablan sobre mi capacidad de ser profesional. No sé si vuelva a rasurármelos frecuentemente”.
Lo más hermoso de esto es que, una vez que nos quitamos la idea de que siempre debemos estar lisas y sin vello, más como un delfín que como las mamíferas que somos, es que de ahí pueden nacer nuevas reflexiones.
¿Qué consideramos estar “arregladas”?, ¿qué cosas hacemos porque nos gustan y cuáles porque sentimos los ojos de la sociedad encima de nosotras, juzgantes?
Como dice Paty: “la autoimagen y el amor propio van más allá de lo físico, aunque reconocernos, nombrarnos y aceptarnos es un bonito inicio”.
No quiere decir que tengamos que cambiar TODO o que somos malas feministas si disfrutamos de ciertos rituales de la feminidad tradicional.
Solo significa que tenemos permiso de cuestionar y de platicar entre nosotras. Y quizá con eso venga una exhalación de alivio: no tengo que hacerlo todo, no tengo que serlo todo.
La conversación sobre el racismo en México tiene que incluir a las comunidades indígenas. Por eso analizamos lo que sucedió en San Mateo del Mar, Oaxaca, donde fueron asesinadas 17 personas ikoot.
Nota editorial: circulan en redes sociales publicaciones que usan las palabras de dos mujeres citadas en este texto para atacarlas, haciendo mal uso de la información.
Como se puede notar al leer la nota completa, las declaraciones se usaron solo como contexto y no son referentes a la situación actual, sino que son parte de una entrevista de noviembre de 2019 a otro medio de comunicación. Malvestida no apoya campañas de desprestigio ni fake news.
En las últimas semanas, el asesinato de Breonna Taylor y George Floyd en Estados Unidos causó una ola de indignación mundial. También detonó una urgente conversación sobre racismo.
En México, nos tocó enfrentarnos a nuestros casos de brutalidad policial y a las formas complejas que toma la discriminación.
Por ejemplo, la muerte de Giovanni López. El joven albañil falleció presuntamente a manos de agentes de la policía que lo detuvieron en una localidad de Jalisco, lo cual provocó movilizaciones llenas de rabia en ese estado.
Desde entonces, la discusión y reflexión sobre el racismo en México escaló en la opinión pública, inundando internet con foros y charlas virtuales. Pero ¿realmente basta con reconocer el racismo como la distinción entre colores de piel?
En México esta estructura de discriminación tiene sus propias complejidades.
La racialización de los cuerpos en nuestro país puede entrecruzarse con un entramado de condiciones como el lenguaje, la pertenencia a una etnia, el nivel económico, el género y la cultura.
Uno de los grupos más afectados por el racismo en Latinoamérica son los pueblos indígenas. Por más de 500 años han luchado contra la invisibilización, la imposición, el despojo de sus tierras y la violencia institucional.
El ejemplo más reciente sucedió en la región del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Al menos 17 indígenas ikoots fueron asesinados con piedras, palos y bloques de cemento hace solo unos días.
Además de tortura, algunos cuerpos fueron calcinados en el poblado San Mateo del Mar.
A pesar de la magnitud del crimen, la noticia y las vidas perdidas no merecieron en México la indignación de la sociedad y la atención mediática.
Tristemente, esto suele suceder cuando se trata de indígenas que defienden su territorio y recursos naturales y mantienen una organización comunitaria.
¿Qué pasó en San Mateo del Mar la noche del 21 y 22 de junio? Estos son algunos puntos claves para entenderlo:
San Mateo del Mar: lo que tienes que saber
Los ikoots son un pueblo indígena que habita en el Golfo de Tehuantepec. Los hablantes de su lengua, ombeayuts, son 14 mil y se extienden por 5 localidades.
Es una localidad de pescadores, justo entre dos fuentes de agua: la Laguna Superior y el Océano Pacífico. Lo que ellos llaman “el mar muerto y el vivo”. Una ubicación perfecta para proyectos eólicos.
Los ikoots de San Mateo del mar se han convertido en defensores y defensoras de sus rituales, lengua y cultura, así como de su máximo órgano: la Asamblea del Pueblo.
Esta asamblea elige a sus autoridades a través del sistema de usos y costumbres.
Ahí, la autoridad se pronuncia a favor de un parque eólico entre polémicas por recibir tierras que no les corresponden.
Violencia en su territorio
La masacre de la madrugada del lunes 22 no fue un hecho aislado ni un accidente.
Desde hace al menos una década, la comunidad ikoot ha sido blanco de distintos ataques que directa o indirectamente han violentado tanto su forma de organización como su territorio.
En 2017, se impuso al primer alcalde a través de un sistema electoral ajeno. Desde hace más de un siglo, en San Mateo la autoridad se rota, no se elige por mayoría de votos.
La pérdida de este sistema constituye un etnocidio, como han mencionado algunas defensoras del territorio.
No se sabe quién inició el ataque del 22 de junio. La organización comunitaria Unión de Agencias responsabiliza al gobierno municipal, mientras que este dice que fue una respuesta de la comunidad a grupos de delincuentes.
La cruda realidad es que al menos 17 personas fueron asesinadas, dejando en desamparo a hijas, hijos y familias enteras.
La defensa del territorio y las mujeres
“Me jalaron de los cabellos, me fueron a sacar de mi casa a mí y a mis nenas (de 3 y 6 años de edad)… eran muchos hombres con la cara tapada y con sus armas apuntándonos para que nos llevaran a la cárcel”.
Esto dijo Okas Marissa Rangel, una de las cuatro mujeres que fueron sacadas de sus hogares el pasado 2 de mayo, privadas de su libertad sin orden de aprehensión y torturadas psicológicamente.
De acuerdo con la organización que defiende los usos y costumbres del pueblo, los responsables fueron el presidente municipal y su asesor.
No es casualidad que las mujeres hayan sido utilizadas y violentadas. En la mayoría de pueblos organizados por la defensa de sus territorios, el rol de las mujeres se ha convertido en la columna vertebral de la resistencia.
Las mujeres indígenas enfrentan una multiplicidad de violencias relacionadas con su etnia, cultura y territorio, que las hacen más vulnerables que a sus compañeros y que otras mujeres no racializadas.
Además de sortear la violencia intrafamiliar, los feminicidios, las desapariciones y la trata de personas, enfrentan la violencia institucional que no reconoce sus tradiciones y su forma de ver el mundo.
Así como la violencia estructural, que les impidió por muchos años participar activamente en la organización política y en la defensa de sus territorios.
En San Mateo del Mar, hace menos de una década que ellas fueron reconocidas en la Asamblea Comunitaria. Tras su lucha, construyeron un frente ante la invasión de proyectos eólicos.
Sin embargo, el machismo no ha dejado de estar presente en las comunidades y mucho menos en las instancias gubernamentales y la forma de gobierno partidista.
Pese a que las cuatro mujeres que fueron violentadas solicitaron ayuda y seguridad, fueron ignoradas por las instituciones. Okas Marissa fue una de las mujeres torturadas y asesinadas el 22 de junio, una muerte que se pudo haber evitado.
https://www.instagram.com/p/CAGjaYAnXai/
El Estado cancela la diversidad
Lo que sucedió en San Mateo del Mar es, en parte, producto de la discriminación y olvido del gobierno, que no reconoce la identidad y autodeterminación de los pueblos indígenas ni garantiza su derecho a una vida digna y libre de violencia.
El gobierno tenía conocimiento de lo que sucedía en esta zona. La Guardia Nacional estaba durante la masacre y no sólo no intervino, sino que los abandonó.
Pese a que de fondo existe una lucha y resistencia ante grupos armados y empresas privadas que quieren su territorio, el presidente de México atribuye el problema del pueblo ikoot a un conflicto interno.
El Estado-Nación ha instaurado una única forma de ver el mundo que cancela la diversidad, la concepción ancestral del autogobierno por usos y costumbres y la íntima relación de los pueblos con el territorio y los recursos naturales.
Esta visión incapaz de reconocer otras creencias y formas de organización también es racismo.
¿Por qué el gobierno atiende con todos sus recursos solo cuando se trata de un ataque en contra de un funcionario público de alto mando y no en contra de la amenaza de extinción de un pueblo y cultura entera?
¿Acaso valen más unas vidas que otras? ¿Cuántos muertos debe haber en una comunidad para que no haya más olvido y discriminación?
La responsabilidad de la sociedad ante un etnocidio es crucial. Como feministas reconocer las condiciones de desigualdad, el racismo estructural y el valor de las resistencias de las mujeres indígenas ligadas a sus comunidades hará posible un mundo más equitativo, justo y seguro.
Para ello, podemos leer o escuchar a las mujeres que viven esas condiciones.
Informarnos sobre lo que sucede en las diferentes comunidades indígenas de nuestro país y sus trabajos de resistencia es el primer paso para combatir el racismo estructural del que hemos sido testigos en silencio.
Es necesario visibilizar y hablar de estos problemas con nuestras familias, redes sociales y círculos cercanos. Además, dejar de reproducir cualquier tipo de violencia en contra de ellas y ellos, tanto en nuestras acciones como en nuestro lenguaje.
En este caso es necesario exigir justicia para las víctimas mortales del pueblo ikoot, elecciones justas que respeten su forma de gobierno, alto al despojo y medidas de seguridad que garanticen sus vidas y su integridad.
El eclipse del 5 de julio es el tercer eclipse lunar de este año. Es un momento de cambios que afecta tanto personal como colectivamente. Te contamos cómo aprovechar esta energía.
Terrícolas, tenemos un fin de semana con eclipse el domingo 5 de julio. No es algo menor, así que vamos a prepararnos para que la fuerza de la luna y el sol nos funcionen favorablemente.
Será como cuando ves el meteorológico y te anuncian lluvia con granizo y entonces te preparas para hacer todo desde casa. Aunque no es una catástrofe, es mejor no terminar empapados.
Generalmente, la energía de estos eventos es de confusión, desorden o alteración, porque hay un cuerpo emitiendo energía y otro dejando de recibirla, ya que se pone en medio un tercero.
En este eclipse particularmente podríamos sentir conflicto, agresividad y violencia, así que vamos a recomendarte descanso, reflexión y rodearte de cosas que te hagan sentir bien, que eleven tu vibración y te den soporte en tu evolución.
De nuevo: no está pasando nada malo y lo deseable es usar esta energía a nuestro favor para echar abajo o concluir lo que ya no nos funciona. Llevar a luz a donde hay donde hay penumbra.
Lo que viene es un eclipse penumbral de luna llena en capricornio. Las emociones se van a alebrestar. La misión de estos días será sentir seguridad y protección.
Cómo nos afecta personalmente
Este eclipse tiene la energía perfecta para ayudarte a concluir o concretar pendientes de los meses anteriores. Sobre todo los que tienen que ver con cambios que no te atrevías a hacer.
Reflexiona sobre estructuras o patrones que fueron parte de tu «yo del pasado» pero que no quieres perpetuar. Revisa cómo te relacionas con tus amigos, con tus colegas, con tus parejas, con tu familia.
Los patrones de conducta son las cosas que hacemos repetidamente y nos dan los mismos resultados.
Un ejemplo: si detectas algo tipo «siempre le estoy pidiendo que me tome en cuenta y nomás no me pela», pregúntate qué haces que provoque esto. Podría ser tu forma de pedirlo. Cambia la estrategia, cambia la forma, modifica tus patrones.
Aprovecha este eclipse para encontrar esas estructuras viejas en tu vida.
Cómo nos afecta colectivamente
La energía de este eclipse es particularmente colectiva. El ambiente es propicio para que se derrumben estructuras anacrónicas (#QueTiembleElPatriarcado).
Cuando ocurren cambios o actualizaciones, el proceso suele ser incómodo. En estos días no estaremos en nuestra mejor versión ¡porque estamos cambiando! Y encima estamos en condiciones peculiares a nivel humanidad.
Con esto queremos decirte que es un buen momento para sentir empatía y para no tomarnos nada muy personal. O sea: Relájate un chingo.
Vamos a ver figuras arquetípicas cayendo como el rey, el papa, el padre, el bufón y tooodo será muy comentado, porque las redes sociales aman estos cambios. Cuida tus opiniones y no colabores en lo que puede polarizarnos.
Cómo podemos prepararnos
Sé amable contigo. No te fuerces físicamente. No somatices. Haz cosas que te den placer y te hagan sentir bien. Ten actividades que te suban el ánimo. Rodéate cosas que te hagan feliz. Oye música alegre. Toma té de toronjil o limonada con lavanda. Pon flores.
Baila. Habla con la gente que te hace reír. Pídele a tu mamá que te lea el cuento de la infancia. Duerme con tu pijama favorita. Abre la botella del vino caro y usa la vajilla de invitados. O boxea y dale duro al costal. Lo que te haga sentir más feliz.
Este eclipse abre un portal energético que se dejará sentir hasta mediados de enero de 2021.
Muchas veces decimos frases gordofóbicas sin darnos cuenta. Hoy te damos algunos ejemplos y te contamos por qué es importante no discriminar con nuestro uso del lenguaje.
Habitar un cuerpo viene con muchas consideraciones: tenemos que nutrirlo, hidratarlo, moverlo y procurarlo. O sea, somos casi como una planta pero con sentimientos un poquito más complejos.
Pero además resulta que hay un sistema que decidió que algunos cuerpos son más merecedores que otros. Nuestro valor como personas, dice este sistema, depende del peso, de la belleza hegemónica. Y vemos cómo esta idea se refuerza a diario en la publicidad o quiénes protagonizan las series y películas.
Por eso hoy quisimos reflexionar acerca de frases que solapan o contribuyen a este sistema de desigualdad. Algunas están tan enraizadas que ni siquiera nos damos cuenta de lo que dicen en realidad:
La comida nos nutre y la necesitamos para vivir. Si nos excedemos, no es una falla moral o algo por lo que tengamos que castigarnos o compararnos con algo feo (además, ¡los cerditos son bellos!)
“Tienes una cara súper bonita, serías bella si bajaras de peso”
¿Khá? Esto no es un cumplido y garantizamos que YA eres bella, no tienes que bajar de peso para eso. O, en todo caso, la belleza no tiene por qué ser el objetivo de nadie.
“Voy a salir rodando de esta cuarentena”
Muchas personas están ansiosas en estos días, son tiempos extraños y se vale subir de peso por ser más sedentarias o cambiar nuestros hábitos. ¡También se vale que quieras bajarlo para sentirte como prefieras! Pero frases como esta sugieren que las personas que ya eran gordas desde antes nunca deberían salir de su casa. Y eso está cero cool.
“Amigue, ¡bajaste muchísimo de peso, qué bien te ves!”
Bajar de peso puede ser algo saludable, pero también síntoma de depresión, problemas de alimentación o diversas enfermedades. Asumir que es “mejor” tener kilos menos es problemático, además de que sugiere que la persona no se veía bien antes.
“Ya empezó la temporada de verano, hay que ponernos a dieta para usar un bikini”
Los bikinis no son una vestimenta exclusiva para ciertas personas, todas podemos usarlo y lo único que necesitamos es tener uno que nos guste y nos haga sentir bien.
Estos son tan solo algunos ejemplos y tal vez no apliquen para tooodas las situaciones, pero es un inicio para analizar cómo con nuestro lenguaje podemos, a veces sin darnos cuenta, perpetuar un sistema en el que la belleza hegemónica y el tamaño de nuestros cuerpos parecieran ser lo más importante de la vida.
¡Te invitamos a prestarle más atención a cómo hablas de tu cuerpo y el de otras personas!
La encuesta de Encuesta de Sexualidad y Covid nos muestra que, como todo lodemás, el sexo en la pandemia es diferente. Así es como está afectando a personas solteras y casadas.
Antes de 2020, si nos imaginábamos estar en encierro en nuestras casas y con nuestra pareja, seguro pensábamos que eso implicaba muuuucho sexo. Pero ahora sabemos que no es tan fácil y para muchas personas esta cuarentena conlleva disminución en la actividad sexual.
En esta encuesta participaron casi 1,800 personas mexicanas de entre 18 y 80 años, 66.23% fueron mujeres y la mayoría de quienes respondieron son personas casadas o en unión libre.
¿Estamos teniendo más o menos sexo en la pandemia?
La encuesta preguntó sobre la frecuencia de conductas sexuales (masturbación, coito, caricias, uso de juguetes sexuales y pornografía) y el resultado está muuyy peleado:
El 52.78% de las personas dijeron que continuaban igual que antes del encierro, pero el 43% dijo que la frecuencia había bajado. Solo para un 4% han aumentado (¿cuál es su secreto?)
Obviamente, es mucho más común que quienes están pasando este tiempo en soledad son quienes han disminuido la frecuencia de sus relaciones sexuales con otras personas (¡hay que cuidarse!) pero también quienes tienen hijos e hijas, tal vez por la falta de privacidad o por el cansancio de esta época complicada.
Lo que es interesante es que bajó también el uso de juguetes sexuales y de masturbación, aunque no en las mujeres que viven solas, en las que aumentó (¡nos encantaría saber qué tanto ha subido la venta de vibradores en el mundo!)
El uso de pornografía aumentó entre los hombres, sobre todo en los que viven con más familia y tooodes hemos aumentado nuestro uso de sexting y videollamadas.
La violencia también aumenta
Las mujeres que viven solas, además de poder usar cuando quieran su Satifayer, tienen una ventaja: no están tan expuestas a la violencia que también está presente en estos días.
El 8% de las mujeres reporta un aumento en la violencia en pareja en el confinamiento, con conductas como gritos, celos y control.
Pero eso sí,,¡ a pesar del encierro, el 18% de las mujeres dicen que han vivido violencia como tocamientos sin consentimiento, propuestas sexuales a cambio de algo (esta situación también la han vivido hombres), miedo a ser atacadas o recibir represalias por decir que no. O sea, el patriarcado no descansa ni por Covid.
Claro que no está mal tener menos relaciones sexuales o masturbarte menos en estos días, pero estos datos sirven para que pensemos si el estrés o incluso la depresión interfieren con tu vida sexual. Tal vez necesites darte un tiempo para reevaluar, pedir ayuda o hacer algunos cambios.
En un texto personal, Dante Ureta cuenta cómo fue su primer año después de decidir someterse a terapia hormonal con testosterona y cómo ha redescubierto su cuerpo esta cuarentena.
Empecé mi proceso de terapia hormonal hace un año, con futuro incierto pero con un chingo de expectativas de cómo sería. En mayo de 2019 vivía en una casa a la que había llegado 5 meses atrás, estaba en una relación estable que planeaba mantener los años que me permitiera la vida, tenía un verano científico por delante: un plan de vida mapeado mentalmente y estabilidad emocional.
Para agosto de ese mismo año todo eso ya no estaba. Me había mudado. Mi cara no era la misma, ni mis manos. Mi voz no sonaba igual. Había tomado la decisión de terminar mi relación abruptamente y con ese final se fueron muchas cosas también.
Estaba viviendo una pubertad y a la vez, una menopausia, con una dosis alta de testosterona que estaba afectando no solo mi salud y apariencia, sino mi estado mental y mi relación con quienes me rodeaban.
Me sentía solo. Encima de esto, la testo me tenía despertando todas las mañanas con la quijada apretada, sudando y con el corazón acelerado. Y eso que ni siquiera tenía pesadillas.
Huía de mí, porque tampoco encontraba lugar en mí. Aunque se suponía que de eso se trataba todo esto ¿no? Llegar a mí. Ser más yo. Recuperarme.
Terapia hormonal: la decisión de empezar
No todas las personas trans quieren Terapia de Reemplazo Hormonal. En 2018 yo (identificándome como no binarie) empecé a cuestionarme si mi disforia era algo que podía trabajar en terapia o si la testosterona era el camino. Con mi sexóloga descubrí lo segundo.
En Guadalajara, la Asociación Civil Impulso Trans tiene un directorio de médicos especialistas con perspectiva de género. La recomendación es ir un año a terapia antes de comenzar las hormonas.
Después de eso, la psicóloga escribe una carta confirmando un diagnóstico de disforia de género para derivar con un especialista en endocrinología. Te piden pruebas de sangre. Si los resultados van bien, la endocrinóloga te da tu dosis. La testo se toma inyectada o en gel.
Para mí, el ir a terapia es importante, no por esta idea médica de “diagnosticar disforia”, sino porque quienes comenzamos una Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) definitivamente estamos viviendo un cambio radical en nuestras vidas, y considero fundamental (si es posible costearlo) llevar acompañamiento psicológico para que sea menos pesado el camino. Además, a todas las personas nos viene bien ir a la psicóloga.
Yo tenía apoyo de mi familia y una red de amigues queer. Mi psicóloga veía un pronóstico positivo para mí. Pero los primeros meses no pude pagar mis terapias y las hormonas mezcladas con mis procesos personales hicieron que fuera un camino difícil. Entre mis cambios de humor y cambios físicos acelerados, me tuvieron que bajar la dosis.
No a todos mis amigos en TRH les ha pasado lo que a mí. Yo me pregunto qué tan diferente habría sido mi proceso si lo hubiera vivido en otro momento. Con más herramientas para manejarlo.
Adaptarme a la diferencia
Pasaron 5 meses del inicio de mi terapia hormonal y mi cuerpo no se parecía en nada al que algún día había sido.
Aunque eso me gustaba, y físicamente me complacía, internamente cada que veía al espejo me desconocía. Las personas no me veían igual, ni yo me veo a mí igual.
Todos esos códigos sociales esperados de mi corporalidad eran diferentes. Mi cuerpo no era aceptado en los lugares que antes sí, y donde sí era aceptado me sentía o más bien me siento, más como un intruso que un perteneciente. Supongo que ese es el eterno sentir de les que nos salimos del género. Somos eternos intruses.
En esto estoy de acuerdo con el filósofo Paul Preciado: el género por sí mismo es violencia. Antes de la transición yo me creía este discurso que dice que “iba a recibir privilegios” por que me leyeran como hombre.
Ahora, de este lado del espectro, caigo en cuenta de las violencias que experimentan los cuerpos masculinizados. Y me asusta.
Nuevos miedos
Me asusta que me toquen en la entrada del antro, que se espere de mí ser violento, cómo me tratan otros hombres por ser femenino.
Me asusta la policía, marchar y que me desaparezcan. Que me “levanten” por vato y me violen por ser portador de una vulva. Si soy muy cercano a la mujer que otro hombre considera propiedad, entonces, soy un enemigo.
Una noche, a una amiga y a mí nos siguió un hombre masturbándose en un automóvil. Mi instinto fue primero protegerla a ella, pues yo tenía “el disfraz”. Después pensé qué pasaría si me descubrieran “impostor”.
No es solo que me trataría con la violencia con la que se tratan los hombres cisgénero, sino que, debajo de las capas de tela, debajo del binder que ese día no llevaba, en mi entrepierna, soy blanco de la violencia misógina también. ¿Cómo sobrevivir en un mundo tan infectado de género?
Si los hombres cisgénero pasaran más tiempo pensando en las violencias que atraviesan sus cuerpos y cómo solucionarlas y bajaran las expectativas inalcanzables que tienen de sus masculinidades en lugar de estar viendo al lado y pensando cómo violentan a las mujeres y la diversidad sexual, quizás ya tendríamos un rumbo diferente en esta lucha.
Hace poco escuché a alguien decir que no podemos quemar el género y comenzar desde los cimientos, porque todo lo que hagamos lo haremos después del género.
Encontrando esa “nueva normalidad”
Mi mejor amigo le llama “la peste bubónica de Dante” a mis peores días. Así reafirmé que él es de los amores de mi vida, porque fue esa persona que, pese a verme en mis peores momentos, decidió ver mis demonios cara a cara y sin miedo ponerles un alto. A veces acompañarlos, y otras darles espacio o regañarlos.
Quizás debí pensarlo mejor antes de ponerme Dante, porque ¡vaya que sí atravesé el Infierno!
Dante significa “el que resiste”. Mi nombre anterior era “Valiente”. Necesitaba ser Valiente para hacer esto y dejar de ser Valiente en orden de comenzar a resistir.
Y a la vez, necesitaba dejar morir mi ser Valiente para renacer. Y dar paso a ser “el Renacido que Resiste” o Dante René.
El crear comunidad con otres no binaries y asistir por primera vez como colectivo a la marcha del Día de la Mujer me dio fuerza.
Nuestras historias son multihistoriadas, y la mía va de la mano de quienes me han acompañado y de quienes se fueron también. Es imposible comprendernos unidimensionales. Me ha costado mucho aceptarme tridimensional, y abrazar mis demonios.
Mi cuerpo ya es mi casa
La cuarentena coincidió con mi primer aniversario de transición y se presentó obligándome a ver en mí. Lo que encontré me sorprendió: No tengo miedo. No estoy solo. Estoy en calma. Me gusta estar conmigo. Lo extrañaba, de hecho. Descubrí que me amo.
Mi cuerpo ya es casa, y también es templo. Y ahora lo escucho y formo parte activa en construirlo. Sobre todo, descubrí que me tengo. Que ya no soy el mismo, ni quiero serlo.
Lo difícil viene con lo positivo
Historias bonitas sobre mi transición y las cosas positivas que me ha traído tengo muchas. Jamás pensé que me sentiría tan pleno viviéndome en este cuerpo. Mi yo de 14 años seguro estaría muy orgullose de mí y lo que he logrado. Ni en mis más locos sueños pude imaginarme yo siendo yo como lo soy hoy. Soy mi proyecto personal favorito.
Pero encuentro fundamental hablar de las partes difíciles antes de hablar de las buenas, por que no sería honesto al contar mi historia sin mencionar que hay cosas de este lado del género que me dan miedo. Sin admitir que fue difícil y que me equivoqué, y sin aprender con responsabilidad de ello. Porque soy quien soy por esas caídas. Porque sin los aprendizajes difíciles tampoco tendría la cantidad inmensa de bonitas y hermosas experiencias.
“Ternura radical es dejarse mirar; dejarse llevar ternura radical es no desplomarse frente a nuestras contradicciones ternura radical es no permitir que los demonios existenciales se conviertan en cinismos permanentes es no ser siempre las mismas, los mismos, les mismes es encarnar In Lak’ech… porque tú eres mi otro yo y viceversa.”
Está bien no estar bien. La felicidad tóxica es un tipo de felicidad que no nos deja avanzar ni procesar.
“Todo estará bien”. Es una de las frases que más he dicho y que más me han dicho en esta crisis. La verdad es que no sabemos cómo estará todo y si queremos que esté bien, nos toca poner mucho trabajo para lograrlo.
Es natural tratar de hacer sentir mejor a una persona que está sufriendo, ya sea porque no logra conseguir trabajo, porque tiene problemas de salud o por… todo lo que está pasando en el mundo este año.
Sin embargo, forzarnos a ser positivas no siempre es posible ni la mejor reacción. Se vale que sintamos nuestros sentimientos y aceptemos que a veces las cosas simplemente apestan.
Profesionales de la salud llaman felicidad tóxica o positividad tóxica a esa obligación de estar siempre felices o de ver siempre el lado bueno de las cosas, evitando así procesar lo que realmente sentimos.
Seguro has notado que si evitas pensar en un tema que te incomoda, eso solo hace más grande y más importante al sentimiento o situación, como dice el Dr. Konstantin Lukin en Psychology Today:
“Mientras tú estás en este ciclo, las emociones se hacen más grandes y significativas conforme menos las procesas. Y esta actitud simplemente no es sostenible. Por nuestra evolución, los humanos no podemos programarnos para sentirnos solo felices”.
Otra especialista, la Dra. Allison, creadora de Simplified Psychology, agrega que cuando le pedimos a la gente que adopte esta actitud de felicidad 24/7 estamos negando sus experiencias vividas, lo que genera un distanciamiento:
“La positividad tóxica es sofocante y manda un mensaje sutil pero claro de que no hay espacio para el dolor, para las cosas difíciles de la vida. Invalida emociones y nos deja sintiéndonos solas y aisladas”.
En una relación así, no puede haber verdadera intimidad, porque estamos ocultando una parte enorme de quienes somos: lo que nos duele.
Una vez leí en un blog: “no hay que tener sentimientos acerca de nuestros sentimientos”. Yo lo interpreté como que no es necesario sentirnos culpables por estar tristes o enojadas, porque entonces vamos a tener que lidiar con dos cosas y no solo con una.
Sentir nuestras emociones negativas, procesarlas y dejarlas ir es una parte básica de ser personas en este mundo. La frustración, el enojo y la indignación nos pueden llevar a generar cambios positivos tanto en nuestra vida personal como en la sociedad, pero si no nos permitimos sentir, no llegaremos a soluciones a largo plazo.
La Dra. Allison recomienda que el antídoto para la felicidad tóxica son el consuelo, la compasión, la validación, el aliento. No tenemos que tirarnos al suelo a llorar con la persona que nos cuenta sus penas, pero sí ser un buen hombro en el que nuestras personas queridas se puedan apoyar.
Y cuando seamos nosotras las que están en el piso, se vale que pidamos lo mismo. Que se reconozcan nuestras vivencias para que así podamos avanzar.
Orgullo Ilustrado es una iniciativa digital creada por ilustradoras/es de la comunidad LGBTQ+ para celebrar la Marcha del Orgullo a través del arte y la colaboración.
Platicamos con algunos de sus creadores sobre la importancia de conmemorar la lucha LGBTQ+ y tomar los espacios digitales.
Empezó junio y ya estaban listas las banderas multicolor y el espíritu que conmemora la lucha LGBTQ+. Sin embargo, en muchas partes de México las calles estaban –y permanecen– «cerradas» para las multitudes debido a la contingencia por Covid-19.
Este año la Marcha del Orgullo no sucederá como la conocemos, pero eso no significa que no pueda encontrar otros medios para hacerse notar.
Orgullo Ilustrado es un proyecto que ha convocado a decenas de ilustradoras/es a crear su propio carro alegórico a través de los pinceles, colores y las redes sociales.
«Este año nos agarró en curva a todos y nos afectó en varios puntos, uno de ellos fue la marcha del orgullo LGBT», nos cuenta Still Ale, quien forma parte del proyecto.
«Al no poder salir a las calles a manifestarse físicamente algo se tenía que hacer, y Pon Cervantes tuvo la genial idea de organizar un desfile digital ilustrado por todo aquel que quisiera participar con un carrito alegórico y así mostrar su apoyo a la comunidad LGBT».
Un proyecto por y para la comunidad
«Lo organicé junto con otros ilustradores, todos LGBT», nos cuenta Pon Cervantes, que fue el encargado de dar el banderazo de salida a este desfile virtual.
«Hicimos nuestros carritos del orgullo y los animamos para que se viera cuál era la idea de este pride ilustrado. Nos gustó la idea de pensar ‘no podemos tomar las calles, pero la visibilidad va a estar ahí, vamos a estar en el timeline de toda la gente'».
El resultado final de este proyecto es una animación que se puede ver en el sitio web Orgullo Ilustrado, en el cual Pon Cervantes e ilustradores como Chisko Romo, Edgar Nuñez, El Chico Tabla, Fher Val, Ivanobich Verduzco, Julio Pacheco, Mariel Cohete, Miguel Basurto y Ross Marisin invirtieron no solo su talento, sino tiempo, dinero y mucha ayuda colaborativa.
«No queríamos involucrar marcas, queríamos que fuera muy nuestro, de la comunidad para la comunidad», cuenta Pon.
«Fue nuestra manera de decir ‘no necesitamos ni del desfile físico, ni marcas que patrocinan las cosas y muchas veces solo se cuelgan de estos movimientos para darse visibilidad ellos mismos'».
Para artistas como Ross Marisin, no poder ocupar las calles este año es motivo de tristeza, pero eso no significa quedarse con los brazos cruzados.
«No debemos dejar que eso nos detenga tenemos muchos otros medios alternativos para alzar la voz y mostrar que estamos aquí y que seguiremos aquí por siempre», nos cuenta.
«El internet es un increíble medio para hacernos presentes y llegar a todos los rincones del mundo… Que vean que el colectivo LGBTTTIQA sigue en la lucha de nuestros derechos y que la próxima generación se dé cuenta que no paramos ni en pandemia».
A raíz de la convocatoria, ilustradoras/es de todas partes del mundo se sumaron al desfile con sus diseños. SoyRaulitoo es uno de ellos.
Aunque nunca ha asistido físicamente a un desfile de pride, la iniciativa digital le pareció una gran forma de luchar desde casa por los derechos de la comunidad.
«Todo va cambiando y en la actualidad las plataformas digitales tienen un poder sumamente importante, son nuestro principal medio de comunicación y el que nos apropiemos de estos espacios le da más poder a nuestra comunidad para que seamos más visibles», nos cuenta.
El tantrismo es una opción para acercarnos a la sexualidad a través de la espiritualidad y la meditación. Te contamos cómo se siente practicarlo.
La masturbación sigue siendo un tema lleno de tabúes y prejuicios alrededor del mundo. Por eso, a veces se nos olvida que es una de las formas más bellas para conectar con nuestro cuerpo de manera genuina.
Claro que cuando encuentras esa conexión entre cuerpo y mente resulta aún mejor y eso fue lo que me sucedió cuando probé la meditación tántrica.
¿Qué es el tantrismo?
Para entrar en contexto, el tantrismo es una técnica que se centra en vivir la sexualidad de una manera más espiritual, utilizando todos los sentidos del cuerpo y no solo los genitales.
Se originó hace más de 4000 años en Oriente y es practicado en variantes budistas, hinduistas y prácticas holísticas.
Puede ser practicado en pareja o en soledad y otro de sus beneficios es retardar la eyaculación para tardar más tiempo en llegar al orgasmo.
El tantrismo también ayuda a aprender a respirar, es un buen ejercicio para calmar la ansiedad y nos puede ser de apoyo para reconciliarnos con nuestras inseguridades corporales y sexuales.
Yo lo practiqué desde casa por el confinamiento con el terapeuta tántrico Pedro Morales, que cada jueves realiza sesiones por Zoom en donde nos va guiando y cada quien va meditando en privacidad.
También existen lugares donde puedes practicar presencialmente bajo la supervisión de un o una terapeuta tántrico sexual.
La masturbación no solo son los genitales
Una de las cosas más satisfactorias de esta meditación es poder darte cuenta que muchas veces nos centramos únicamente en satisfacernos sexualmente mediante los genitales pero en realidad tenemos zonas erógenas en todo el cuerpo.
Realmente todo nuestro cuerpo puede llevar a una excitación, solo es cuestión de encontrar lo que más te guste y te haga sentir bien mientras sueltas tus preocupaciones y te dejas llevar para conectar con tu mente y cuerpo y simplemente estar.
A mí me pasa que con la rutina se me olvida darle gracias a mi cuerpo por todas las funciones que tiene y todo lo que me permite hacer día con día, por eso sentir mi propia piel, mis cicatrices y hasta las partes de mi cuerpo que no me encantan es un gran ejercicio para aceptarme y agradecer quién soy.
Tips para tener una meditación más placentera
La meditación en este caso ayuda a situarte en el momento y lugar donde te encuentres y concentrarte en disfrutar. Es importante estar en un espacio donde te sientas completamente en paz. Puede ser en tu cama, un sillón, un tapete de yoga o hasta en el piso.
También es recomendable usar algún lubricante y/o aceite con aromas para masajes que te sea conveniente, recuerda que todo es a tu gusto.. En mi caso, yo utilice un lubricante a base de agua y un aceite de Orquídea de Tahiti de The Body Shop.
El aceite me ayudó a poder masajear zonas como mis brazos, mi espalda, estomago, pies y piernas, y el lubricante para los genitales.
Otra recomendación es usar velas aromáticas o algún incienso que tenga algún olor de tu preferencia, el contexto siempre es importante para tener una meditación más placentera.
Y por supuesto, el último tip es tener tu propia privacidad. Ya sea que decidas hacerlo en pareja o contigo, encontrar un momento y lugar ideal es bueno para disfrutar de tu cuerpo, sin tabúes y sin prisas.
En YouTube existen meditaciones tántricas de diferente duración y sonidos, puedes encontrar la que más te guste. También, Pedro Morales con quién yo realizo mis meditaciones, sube cada jueves a su página de Facebook y canal de YouTube los audios de las sesiones tántricas.
Intentar estas meditaciones pueden ser una buena oportunidad para conectar contigo y hasta reconciliarte con tu cuerpo si padeces alguna enfermedad o buscas nuevas maneras de darte amor.
Puede que al principio sientas nervios, miedo o inseguridad pero es importante ser paciente y sobre todo tener la mente abierta a nuevas experiencias de autoconocimiento. ¡Mente y manos a la obra! .
Te contamos del trabajo de la activista Kenya Cuevas por algunas de las comunidades más vulnerables de CDMX y cómo sus retos han aumentado con la pandemia por Covid-19.
“Quédate en casa”, pide el gobierno mexicano desde el inicio de la cuarentena en México. Pero para miles de personas en nuestro país, esta petición es virtualmente imposible de cumplir.
Kenya Cytlali Cuevas lo sabe, pues desde hace casi dos décadas trabaja con poblaciones trans, personas que se dedican al trabajo sexual, personas que viven con VIH, o individuos en situación de calle que se han visto obligados a dejar sus hogares.
Los retos de la pandemia para una población ya estigmatizada
Para muchas mujeres que se dedican al trabajo sexual, su medio principal para obtener ingresos desapareció con el lanzamiento de la emergencia sanitaria, y no recibieron una alternativa en su lugar. Los hoteles en donde trabajaban y vivían cerraron.
Todas ellas se vieron forzadas a acercarse a sus redes de apoyo: para algunas esto significaba volver a hogares violentos o a sus lugares de origen, de donde salieron en primer lugar por ser discriminadas y estigmatizadas.
Otras más se acercaron a Kenya y su asociación, Casa de las Muñecas Tiresias, que desde 2016 se dedica a atender precisamente a estas poblaciones en situaciones de vulnerabilidad.
“Tuvimos que abrir el albergue de manera urgente”, cuenta Kenya, quien ya tenía planeado este proyecto, pero pensaba inaugurarlo hasta finales de 2020.
Su objetivo es convertirlo en un espacio en el que sus habitantes se sientan cómodas y seguras, en donde puedan aprender oficios y tener los recursos necesarios para vivir una vida digna.
En diciembre 2019, el gobierno de la Ciudad de México les otorgó el espacio y la asociación y comenzaron a trabajar en él. La crisis por Covid-19 obligó a Kenya y a su equipo a acondicionar el lugar en 5 días, y así el refugio Paola Buenrostro comenzó a funcionar.
Algunas de las mujeres con las que trabaja Kenya recibieron una tarjeta de ayuda de parte del gobierno de la Ciudad de México en mazo de 2019. Mil pesos para comprar despensa.
Pero antes de eso Kenya, señala que necesitan algo mucho más básico: un lugar en donde vivir, y también documentación que les ayude a tener acceso a programas ofrecidos por los gobiernos.
Varias mujeres con las que trabaja Kenya no tienen siquiera identificaciones oficiales que les den acceso a estos beneficios.
La deuda histórica con las personas trans
“El gobierno”, dice Kenya, “no ha sabido atender las necesidades de la comunidad trans” en medio de esta emergencia. En su lugar (y como se ha hecho costumbre), las redes ciudadanas son las que han salido a apoyarlas.
Iniciativas como #MiBarrioMeRespalda, de El día después, les han ayudado a hacer públicas necesidades específicas. Colegas abogados las siguen apoyando de manera cotidiana y algunos restaurantes se han acercado para entregarles comida casi todos los días.
El apoyo en este sentido fue tanto que ahora los lunes y miércoles Kenya y sus colegas van al metro Revolución a entregar comidas a personas que están en situación de calle, a personas que se dedican al trabajo sexual, y a cualquier persona que lo necesite.
Ahora la alcaldía les ayuda poniéndoles sombrillas y toldos para el tiempo que están ahí, y la entrega va a acompañada de un show organizado por la asociación.
Kenya Cuevas, una activista que no para
Kenya comenzó su trabajo como activista cuando, al cumplir 28 años, fue arrestada y sentenciada a 24 años de prisión. En ese momento su trabajo se centró en la atención de personas que viven con VIH dentro de la prisión en donde estaba, gracias a una alianza que hizo con la Clínica Condesa.
Ha sido trabajadora sexual y vive con VIH, por lo que en la Casa de Muñecas Tiresias busca trabajar con personas que también comparten esa realidad.
En 2016 fue testigo del asesinato de su amiga y compañera, Paola Buenrostro, cuando un hombre le disparó a bordo de un vehículo. A pesar de tener evidencia, el hombre no fue procesado y fue dejado en libertad.
Para Kenya, hay una deuda histórica con la comunidad trans y por ello ha señalado en distintas ocasiones “nuestra venganza es ser felices”.
Entre los objetivos que tiene para el refugio está que todas las mujeres trans tengan acceso a una vida digna: “Empoderamiento, profesionalización, capacitación, acceso a espacios”.
Ahora, Kenya continúa su lucha y y pide apoyo para acondicionar el nuevo refugio. Aquí te contamos qué cosas puedes donar:
Cómo apoyar
Entre las estrategias puntuales a las que nos podemos sumar, están algunas necesidades del albergue:
Juego de ropa completo para 27 camas,
3 mesas de comedor para 12 personas cada una,
1 tinaco chico e instalación,
30 sillas plegables,
Papelería y artículos de oficina, entre otros.
Entre otros, además reciben donaciones en: Citibanamex Número de cuenta: 7855366 sucursal 7011 Nombre: Kenya Cytlali Cuevas F. CLABE: 002180701178553664
También puedes revisar aquí la lista de despensa que solicitan. Ningún apoyo es muy pequeño para poder superar esta crisis sanitaria, a la par de las luchas diarias que enfrentan Kenya, y todas sus compañeras ya antes de la llegada del coronavirus.
El reto será, además, no olvidar estos claros ejemplos de discriminación y falta de acceso a derechos básicos cuando la emergencia pase. Más bien, es vital conocer cuáles serán los pasos que decidan tomar, una vez que la “nueva normalidad” esté operando completamente.
El activismo lésbico tiene una larga historia de lucha en nuestro país. Te contamos de dónde surgieron los primeros grupos y cuáles eran sus luchas.
¿Te imaginas ser lesbiana hace cincuenta años en México? Un contexto más conservador, con muchos menos derechos sexuales y mucha más discriminación.
Los movimientos de mujeres han luchado por la visibilidad lésbica desde hace décadas: los primeros antecedentes que se tienen documentados en México surgen en los años setenta.
Aquí te hacemos un breve recuento del activismo lésbico en su primera década.
Una mujer abiertamente lesbiana
Nancy Cárdenas (1934-1994), mujer que impulsó el movimiento de liberación homosexual
Nancy Cárdenas fue una poeta y defensora de las diversidades sexuales. Para los años setenta, ella se posicionaba con una destaca trayectoria artística de teatro.
Ella fue la primera mujer del ámbito público en mostrarse abiertamente lesbiana. En 1973 en el programa 24 horas de Jacobo Zabludovsky habló sobre los derechos sexuales y sobre ser lesbiana.
Primeros movimientos feministas de activismo lésbico
En México, los movimientos lésbicos que se han documentado surgen en 1976, con la primera organización lésbica del país: Ácratas.
Ácratas un grupo feminista anarquista y radical separatista, fundado por la activista feminista Marcela Olavarrieta. Surgió después de la Primera Conferencia Internacional de la Mujer celebrada en 1975.
Posteriormente, entre 1977 y 1980, surgieron otras colectivas que llevaban la misma causa por delante, Lesbos yOikabeth.
Una de sus fundadoras esYan María Yaoyólot (1952-), una activista lesbofeminista y artista mexicana. En entrevista para el artículo académico «Yan María Yaoyólotl y la Marcha Lésbica», explica queel movimiento de lesbianas surgió dentro del movimiento feminista, no dentro del movimiento LGBT+.
Para ellas era importante sacar al lesbianismo del terreno sexual y colocarlo desde lo político.
«El nuestro es un movimiento autónomo, un movimiento independiente de esas otras expresiones sexo-políticas porque tiene su propia política y su propia concepción del mundo. O sea, tiene su propia cosmovisión pero siempre en relación con el feminismo», explicó.
Las bases teóricas de cada movimiento lésbico feminista
Yan María Yaoyólotl en su ensayo «El movimiento lésbico feminista en México«, nos explica que el grupo Ácratas partía desde un carácter separatista que criticaba el feminismo heterosexual. No obstante, este primer grupo se disolvió.
«Hasta 1977 surgió el primer grupo formal de lesbianas: Grupo Lesbos, y al año siguiente apareció la segunda organización ya con un carácter público y político: el grupo Oikabeth», especifica.
Yan María explica las raíces teóricas y los ideales políticos de estos grupos precursores del movimiento lésbico para entender más desde dónde se posicionaban:
Feminista-crítico-lésbicoanarquista-separatista. Mantenía relación con el movimiento separatista lésbico internacional y con el movimiento feminista radical-anarquista europeo y estadounidense.
Lesbos:
Lésbico-feminista. Se mantuvo cercano a la dinámica del movimiento feminista mexicano (heterosexual).
Oikabeth:
Lésbico-feminista-de izquierda y específicamente, socialista-feminista. Se incorporó al movimiento revolucionario internacional socialista y a la izquierda tanto feminista como homosexual.
Las primeras organizaciones lésbicas fuera de CDMX
De acuerdo con el Archivo Histórico del Movimiento de Lesbianas 1976-2018, de Yan María Yaoyólotl, aparecen dos grupos importantes des lesbianas que se conformaron fuera de la Ciudad de México.
El primer grupo de lesbianas feministas fuera de CDMX fue Lesbianas Morelenses (LM), en 1982. Se creó en Morelos y era feminista-socialista. «Constituyó la primera comuna de obreras y mujeres de origen rural e indígena».
En 1986 se fundó grupo Patlatonalli en Guadalajara. «Primer grupo que sería financiado, con influencia gay por una de sus dos fundadoras».
El clóset de Frida
Una de las organizaciones que también dieron apertura a la visibilidad lésbica es El clóset de Frida.
Una asociación civil lésbicofeminista que trabaja desde 1992 en la defensa y promoción de los derechos humanos de las mujeres. Especialmente de aquellas que viven discriminación por su orientación sexual y su identidad de género.
En 1997, Patria Jiménez fue la primera diputada federal abiertamente lesbiana. Durante su gestión se logró la despenalización final de la homosexualidad como agravante en el Código Penal.
Aunque existen divisiones y diferencias de pensamiento entre los grupos lésbico-feministas, es importante conocer su historia y sus bases teóricas, para construir a partir de lo que ellas iniciaron.
Contemplar la «nueva normalidad» es un buen momento para cuestionarnos las ciudades. Aprendamos acerca del urbanismo feminista y cómo las mujeres y grupos vulnerados nos apropiamos del espacio público.
Ya pasaron casi cuatro meses desde primeras indicaciones de confinamiento. Comienza a ser real la promesa de retomar la rutina y volver a vivir la ciudad.
La pandemia detuvo el ritmo de cientos de personas. Ahora que falta poco para regresar a la cotidianidad interrumpida, es un buen momento para cuestionar cómo se ha vivido y percibido el espacio público.
Hasta ahora, lo normal ha sido habitar una ciudad con una planificación territorial desigual e injusta. Una que sirve al capitalismo y no a las necesidades de quienes la vivimos.
Las personas primero
Muchas personas ansían regresar a sus actividades diarias. Pero también están las que recuerdan cómo se ven obligadas a recorrer distancias abrumadoras para llegar a su trabajo, escuela o cualquier otro centro de reunión.
Las vidas de las personas pasan a segundo plano en una ciudad donde se centralizan las fuentes de empleo, los centros de aprendizaje, los espacios de dispersión. Eso sin contar los espacios mercantiles y de intercambio económico.
La ciudad tiene que pensarse como un espacio político que puede (y debe) ser reapropiado por quienes la viven.
Esto se logra entendiendo que las experiencias son totalmente distintas. Que los contextos socioeconómicos y culturales siempre deben tenerse en cuenta.
Reapropiarnos de la ciudad
En su libro Le droit à la ville (1968) o «el derecho a la ciudad», el filósofo y sociólogo Henri Lefebvre planteó la reapropiación de los espacios públicos.
Fue él quien conceptualizó el derecho a la ciudad como la demanda colectiva para planificar una urbe con condiciones dignas.
El urbanismo feminista va un poco más allá. Además de reconocer que el proceso de urbanización tiene relación directa con el capitalismo, visibiliza la relación que tiene el patriarcado con la planificación y construcción de la ciudad.
Actualmente, la industrialización y la gestión empresarial se ponen al centro de la planificación urbana, dando paso a una construcción espacial desigual.
Las zonas industriales, por ejemplo, fomentan espacios en desuso, mientras las zonas empresariales suelen priorizar desplazamientos en coche. Así el espacio público se vuelve antipeatonal.
El derecho a la ciudad es derecho a conectar
El derecho a la ciudad también es la capacidad de disfrutar el espacio urbano. De entenderlo como un lugar de encuentro donde residen lazos colectivos y de identidad.
Las calles no deberían ser lugares de tránsito que sirven únicamente para ir y regresar. Desechar la idea de movilidad lineal permite a las personas recuperar su agencia y reconocer demandas y deseos colectivos.
Extrañar las calles no es más que extrañar la interacción: caminar tomando la mano de una persona que quieres. Detenerte en un puesto ambulante para comprar algo de comer. Sentarte en la banqueta para platicar. Reunirte con las personas que quieres para reír.
Habitar la ciudad otorga sentido de pertenencia y colectividad.
El urbanismo feminista
En la lucha para (re)construir un espacio urbano justo la participación de las mujeres ha sido importante .
No solo han acompañado las exigencias de grupos vulnerables a través de un activismo solidario y crítico, también se han empeñado en cuestionar los espacios a los que han sido confinadas por la asignación histórica de roles.
El urbanismo feminista reconoce que la planificación urbana da prioridad al sistema capitalista y suscribe a los planteamientos críticos anteriores, pero también recalca la existencia de un orden simbólico masculino que se aferra a la distribución desigual de lo público y lo privado.
En el trazo de áreas se priorizan las zonas con actividades remuneradas. Así, los espacios donde se lleva a cabo el trabajo no remunerado se vuelven insignificantes.
Que a la mujer se le relegue a lo privado y los cuidados invisibiliza la violencia patriarcal en ese ámbito, refuerza su exclusión en lo público y la posiciona frente a una ciudad que no ha tomado en cuenta sus deseos, exigencias y necesidades.
Los roles de género
Zaida Muxi, arquitecta y urbanista argentina, dice que el espacio no neutro condiciona a las mujeres:
“Lo hace de manera diferente a los hombres, no solo por experiencias corporales, sexuadas diferentes, sino que esta diferencia se ve acrecentada por roles de género que nos hacen necesitar, utilizar y percibir la ciudad de manera diferente.”
Al caminar de noche en una calle poco transitada y sin alumbrado público, la experiencia de una mujer no será igual a la de un hombre, por poner un ejemplo.
La percepción del miedo e inseguridad, el saberse vulnerable, el temor a ser víctima de alguna agresión sexual son vivencias compartidas de mujeres que suelen ser cotidianas.
La reivindicación del espacio público supone reconocer la capacidad transgresora de las mujeres que permite (re)plantear la ciudad que se habita para construir aquella en la que se quiere vivir.
Saber las calles como nuestras es, también, apostar a la colectividad, a nuevas formas de producción sostenibles, a repensar espacios desde una mirada antipatriarcal, anticapitalista y anticolonial.
Tenemos que ser sinceras. La educación sexual que –si bien nos va– recibimos en la escuela suele ser muy heteronormada y cargada de información difícil de digerir.
Está garantizado que después de una clase sobre infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no planificados ni deseados, el sexo suena como algo ceeero sensual.
Y así se pierde la oportunidad de integrar valiosa información sobre prácticas sexuales más equitativas, saludables y placenteras. Sin olvidarnos de la posibilidad de conocer nuestras cuerpas desde el autoconocimiento y el autocuidado.
La educación sexual es heteronormada
Esta situación puede agravarse aún más si no nos identificamos dentro de los parámetros de la cisheterosexualidad.
Como te conté cuando hablamos de lo que falta en la educación sexual para lesbianas, bi y pansexuales, habemos grupos minoritarios en los que no nos hallamos dentro de los marcos teóricos de los talleres o clases de educación sexual actual.
Como lesbianas, bi y pansexuales sabemos cómo poner un condón a un pene. Sin embargo, poco conocimiento tenemos sobre cómo cuidar nuestras vulvas, vaginas, anos y suelos pélvicos, ya sea solas o acompañadas.
Por ello plantearemos una serie de consejos para hacerlo, como nos hubiera gustado recibir información en la escuela.
Guía para cuidar vulvas, vaginas, anos y suelos pélvicos
En el autocuidado
Agarra un espejo de mano y comienza a reconocer tu cuerpo
Es real que cada cuerpo es único, por lo que es normal no sentirnos identificadas con los cuerpos, vulvas y anos que podemos ver a través de las pantallas.
Es más, hasta puede generar inseguridad con el cuerpo de sí. Por ello es recomendable como antídoto y postura política el conocer y cuidar la autenticidad de nuestro coño.
Y más tanto el conocer como el nombrar cada una de sus partes.
Mastúrbate estimulando vulvas, vaginas y anos en la privacidad.
No es sólo la mejor manera de conocer a la cuerpa, también descubrir nuevas sensaciones placenteras en zonas G, cuello uterino y ano.
Dile “sale, bye” a shampoos y jabones íntimos para salud genital.
No se recomienda meter nada que no sean probióticos, antibióticos y productos sanitarios o eróticos hipoalergénicos.
Esteriliza y limpia los productos sanitarios cada ciclo menstrual.
En caso de usar copa menstrual, disco menstrual, esponja o toallas de tela, es importante limpiarlas y (si es posible) esterilizarlas antes y después de cada ciclo menstrual.
Recuerda que el vello púbico está ahí por algo
Es una barrera natural protectora de agentes patógenos causantes de infecciones. Es muy común encontrar una correlación entre una infección y depilación (o rasuramiento) del vello púbico.
En caso de que duela o sufras de vulvodinia (dolor en la vulva)…
Es importante visitar a la ginecóloga, sexóloga o fisioterapeuta especializada en suelo pélvico de confianza.
Esta condición puede estar relacionada con la salud del suelo pélvico, que es el conjunto de musculatura y tejidos que ayudan a mantener los órganos internos en su sitio y va desde el core, pasa por el perineo y termina en la espalda baja.
Ejercitar y flexibilizar el suelo pélvico ayudará a reducir los dolores en la estimulación vaginal, sufrir de incontinencia urinaria o fecal o de prolapso vaginales o anales (caída de los órganos internos).
En el sexo
Limpieza y protección ante todo
Cortarse las uñas y estimular con las manos limpias, plis.
Para estimular con los dedos (especialmente en caso de tener alguna herida), existen los dedales o fundas para dedos.
Se pueden conseguir con distintos tipos de superficies en las sex-shops; aunque también se pueden ser home-made: con guantes de látex o condones.
Para el sexo oral, usar barreras bucales para reducir el riesgo de contagios de ITS tales como clamidia, hepatitis (A y B), el virus de Papiloma Humano, gonorrea, sífilis, herpes y VIH.
Se pueden usar láminas; o en caso de no contar con ellas a la mano, un método con las tres B es cortar un condón para convertirlo en una lámina. Se coloca encima de la vulva para generar una capa protectora. Ojo, es de usar y tirar. NO son reciclables.
También aplica para juguetes sexuales
Hay autores y especialistas que brindan un profundo NO compartir los juguetes. Sin embargo, la realidad es que sí se puede pero bajo algunas condiciones:
-En caso de una ITS, es recomendable usar los juguetes eróticos con una barrera protectora (un condón para penes o para vaginas).
– Los juguetes que NO se recomiendan compartir son los de jelly rubber y soft plastic, ya que cuentan con una superficie porosa que puede absorber agentes patógenos que pueden afectar a la salud.
– Los juguetes que pueden compartirse siempre y cuando se limpien adecuadamente antes y después de su uso (y con la barrera protectora antes indicada) son los que están hechos de silicona, plástico ABS, látex, vidrio, acero inoxidable o acrílico.
Es importante recordar que existen dos esfínteres (el externo y el interno). Ambos necesitan estar relajados para expandirse y generar placer.
La buena estimulación anal (aún un annilingus) no duele. No usar el mismo juguete anal en la vagina. Si se hará, cambiar el condón.
Lubricantes seguros
No todos los lubricantes son los más recomendables para todas las prácticas.
Los lubricantes con base en agua son ideales para prácticas sexuales vaginales y con juguetes eróticos de silicona.
Los lubricantes con base en silicona son ideales para prácticas sexuales anales y cuando se sufre de resequedad vaginal. Sin embargo, no se recomienda en juguetes eróticos de silicona, ya que acelera la degradación del material.
Los lubricantes con base en glicerina se recomiendan para intensificar las sensaciones de frío-calor.
Y finalmente, comunicación, siempre y en todo momento, plis.
Recordemos que la educación sexual es un derecho sexual y reproductivo, un derecho humano, que será deseada –porque nuestra cuerpa y nuestras sexualidades merecen una existencia de bienestar.
El #VogueChallenge demuestra que hace falta muuucha diversidad los medios, tanto los digitales como los impresos. La lucha por los cambios estructurales ya llegó.
Junio empezó con todo: seguimos en medio de una pandemia, pero también estamos en medio de luchas sociales que, después de siglos, parecen estar avanzando, por fin, a gran velocidad.
En Estados Unidos, el movimiento Black Lives Matter fue detonante no solo de cierta justicia hacia crímenes raciales sino de preguntas sobre qué papel tiene la policía en las comunidades y también de muchos cambios en los medios dirigidos a mujeres.
Porque con la solidaridad vino también un reconocimiento de que los medios, incluso los progresistas y con perspectiva feminista, están lejos de mostrar en sus contenido una verdadera diversidad y todavía más lejos de practicarla en sus oficinas.
#VogueChallenge: demasiado poco, demasiado tarde
Empecemos con Vogue, donde la editora Anna Wintour lleva 32 años (sí, ¡todo el tiempo que llevo viva!) a la cabeza.
“Quiero decir claramente que sé que Vogue no ha encontrado suficientes formas de elevar y dar espacio a editores, escritores, fotógrafos, diseñadores y otros creadores afroamericanos. También hemos cometido errores al publicar imágenes o historias que han sido dañinas o intolerantes. Me hago totalmente responsable por esos errores”.
Sin embargo, fuera de decir que los comentarios de las personas negras del equipo son bienvenidos, Anna no se compromete con ningún tipo de plan de acción.
Mientras tanto, gracias a la joven Salma Noor, quien es negra y musulmana, se creó el #VogueChallenge, que busca mostrar cómo se verían personas poco representadas, especialmente de color, en la portada de la revista.
Este es un problema internacional, que no se centra tan solo en las personas negras sino en toda la diversidad e incluye a quienes están detrás de los medios y a quienes vemos en sus portadas.
En 2016, Buzzfeed México hizo un estudio similar para nuestro país, analizando 15 de las revistas más leídas y no solo sus portadas, sino las páginas interiores.
En 2018, Yalitza Aparicio fue la primera mujer de ascendencia indígena en aparecer como protagonista de la portada de la Vogue mexicana y un año después Estrella Vázquez, también de Oaxaca, fue la primera muxe en ocupar este lugar.
Si tenemos en cuenta que la revista lleva 120 años de ediciones, realmente tomó mucho tiempo el que millones de mexicanas puedan verse reflejadas en la revista. Y a pesar de las decenas de miles de likes en Instagram, estas dos portadas no significaron un cambio duradero en las políticas de Vogue.
Esta falta de representación resulta en una idealización de cuerpos imposibles, en perpetuar un estándar de belleza que nos hace daño a todas las personas y en una distancia cada vez mayor entre las vidas que llevamos y los temas que tocan los medios.
Ambas dijeron que quieren dejar paso a nuevas voces y hacer un cambio en la cultura interna de sus empresas para ser más abiertas a la diversidad. Mucho más proactivas que Anna, definitivamente, pero hay que tomar en cuenta eso que se llama glass cliffo acantilado de cristal.
Es un término que se refiere a cuando se cede el poder a mujeres o minorías durante una crisis, aumentando las probabilidades de que fallen en su misión, a pesar de su talento.
Hace falta encontrar nuevas maneras de promover la diversidad y el liderazgo por parte de personas de los márgenes (no-blancas, no-cis, no-hetero, con discapacidad, etc.) Maneras en las que no haga falta un enorme movimiento social para que las personas afectadas se sientan seguras de alzar la voz y manifestar las microagresiones y discriminaciones que han vivido.
Como dijimos antes, este tema tiene que ver con la cultura corporativa, con equipos diversos en donde las aportaciones de todas las personas importen, para que a su vez lo que veamos en sus contenidos refleje nuestras realidades.
También, como bien dice la revista Salty, hace falta apoyar a medios que desde sus inicios estén pensados por y para personas en los márgenes.
La diversidad en los medios de moda puede parecer un tema demasiado frívolo, pero son muchas las personas que llevan años esperando un cambio.
Por ejemplo, Dania Albert, modelo afrolatina, nos cuenta que no es solo que aparezcan personas racializadas, sino de qué manera lo hacen:
«En la industria del modelaje pasa mucho que se usa la imagen de una persona racializada para cumplir con una cuota de diversidad, pero no pensamos en lo importante que es la visibilidad en todos los ámbitos.
Yo creciendo en México nunca me imaginé ver a alguien parecida a mí en ningún comercial y esto tiene un efecto profundo que fácilmente se nos olvida».
También Diana, directora de Producción en Malvestida, dice que estudió Diseño de Modas porque su sueño era trabajar en Vogue, pero ahora ve que los valores de la revista no son los suyo.
Aunque usen a modelos más diversas «sigue siendo un cambio sin profundidad, que solo reacciona a los cambios sociales». Lo mismo pasa con nombrar a editoras de color: «no se puede negar la opresión histórica que han causado solo poniendo una directora negra», dice.
Con Anna o sin ella, Vogue siempre será una revista aspiracional, que impulsa un estándar de belleza (y de riqueza) al que pocas personas pueden acceder. Quizá es tiempo de vernos reflejadas en otras publicaciones.
Samira, quien tiene ascendencia de Líbano y Trinidad y Tobago, fue editora de moda en ELLE y en Vanity Fair (donde trabajó con Radhika Jones, también la primera editora negra de esa publicación). En su bienvenida, dijo:
“Mi modo de ver la vida es expansivo, anclado en la creencia de que la representación importa. Mi lente es por naturaleza colorido, así que es importante para mí empezar un nuevo capítulo de la historia de Bazaar poniendo los reflectores en las personas que, yo creo, son las voces inspiradoras de nuestro tiempo”.