La segunda temporada de Sex Education nos recordó nuestras clases de educación sexual… no para bien.
Apagaron las luces del auditorio. El ambiente estaba tenso, el aire pesaba. En el proyector apareció un bosque de verrugas que sobrepoblaba los genitales de un hombre. Parecía que saltarían de la pantalla para atacarnos a nosotros. De pronto quitaron la imagen.
Ahora veíamos en pantalla a una adolescente, bastante parecida a nosotras, mientras nos contaban cómo ella contrajo VIH por tener relaciones sexuales una sola ocasión.
Después de eso salí del auditorio, posiblemente directo a agarrarme con mi entonces novio sin tener la menor idea de mi anatomía o de la suya pero eso sí: sin poder deshacerme de la imagen con 500 verrugas. Este es el único recuerdo que tengo de la educación sexual que me dieron en preparatoria.
La triste realidad de la educación sexual en México
Generación tras generación hemos fallado para educar sexualmente a las y los adolescentes. Es cierto, mientras más se alejan las religiones patriarcales de las escuelas, más terreno gana la educación sexual de calidad. Pero no ha sido suficiente.
En México, el 55% de los embarazos anuales no son planeados. Somos el país con más embarazos adolescentes en la OCDE y también el número uno en abuso sexual.
La educación sexual en las escuelas es humillante: muchas veces es inexistente y otras, contraproducente. La información que se le da a los jóvenes se ha centrado durante muchos años en la prevención tanto de las ITS como de los embarazos, sin abordar el placer sexual, principalmente cuando se habla con las mujeres.
La sexualidad positiva propone poner el placer en el centro de la educación, dejar de prohibirlo y de esconderlo para normalizarlo y acceder a él con responsabilidad.
Implica aceptar de una vez por todas que la sexualidad adolescente existe y avanza desinformada, porno-centrada y peligrosa, no porque en sí misma lo sea, sino porque se desarrolla entre adultos sexualmente ignorantes o ausentes.
Los adultos tenemos que admitir una cosa y tragárnosla: no podemos dar una buena educación sexual si no la tenemos nosotros primero.
Sex Education, lo que en realidad se debe enseñar
La serie Sex Education, cuya segunda temporada se estrenó en enero de 2020, aborda precisamente esta problemática: los adolescentes necesitan una mentoría sexual pero no hay adultos capacitados y empáticos en la escuela para realizar esta tarea.
Otis y Maeve intentan cubrir esta necesidad entre sus pares con las consultas privadas de Sex Kid.
La serie es un gran acierto al tocar temas como el aborto, la virginidad, los fetiches, la homosexualidad y el sexting a través de personajes que representan diversidad y que muestran sus vulnerabilidades al adentrarse en el mundo de la sexualidad.
La eyaculación de Otis es una de las primeras escenas que vemos en esta temporada. En los siguientes capítulos, la serie inglesa presenta otros temas actuales como el vaginismo, la sexualidad adulta y la pastilla del día siguiente.
Sex Education es el ejemplo perfecto de cómo debería ser la educación sexual: divertida, honesta y con perspectiva de género.
Una de las escenas con más girl power en esta segunda temporada es cuando las chicas descubren que lo único que tienen en común ha sido vivir acoso sexual así que deciden ir a expresar su enojo. Es una escena de sororidad que muestra el hartazgo femenino y valida nuestra ira.
El reinado del oscurantismo sexual está en decadencia. Ver esta serie, tanto para adolescentes como para adultos, supone ampliar no solamente nuestro conocimiento sobre la diversidad sexual sino también sobre nuestra propia historia sexual.
Ya sea que nos identifiquemos con Erik, con Adam o con Ola, la pluralidad permite normalizar las expresiones sexuales que devienen en identidades. Es esto mismo lo que deberíamos buscar en las escuelas.
Ya no más verrugas
Además de las historias de cada personaje, la segunda temporada está llena de frases que podríamos convertir en trending topic, de las cuales comparto la siguiente: “El sexo no siempre es perfecto y debería tratarse sobre sentirse bien”.
Ya es tiempo de que los adolescentes dejen de vivir la sexualidad desde la vergüenza y la culpa. Ya es tiempo de que las adolescentes aprendan a priorizar su placer sobre el de los hombres. Pero ese tiempo no vendrá solo.
Así como la doctora Jean realiza una profunda intervención en la educación sexual de la escuela, los millennials tenemos la tarea titánica de sacudirnos las ideas que nos sembraron nuestros ancestros.
Solamente con una sexualidad positiva que nos atraviese podremos dejar de utilizar verrugas en 3D para empezar a hablar sobre el placer y crear una sexualidad positiva e incluyente.