Maremoto es una serie quincenal de viñetas ilustradas creadas por Mariana Lorenzo para Malvestida. Puedes conocer más sobre el trabajo de Mar siguiéndola en su cuenta de Instagram.
“Me dicen Mar. Me llamo Mariana pero nadie me conoce por ese nombre. Tengo 23 años y nací y vivo en la Ciudad de México, lugar que odio y amo por igual. Me gusta dibujar y también sé bordar. No puedo estarme quieta y lloro mucho. Me encanta la moda y me gusta usar ropa vieja. Nací el 5 de septiembre, así que soy Virgo. Soy feminasty y encima de eso, queer. A veces tengo miedo y a veces ansiedad, pero aquí sigo. Mi mamá dice que me encanta provocar y que siempre estoy en contra de todo, y pues, tiene poquita razón. Hablo de todo esto y de lo que me pasa por la mente en mis dibujos, bordados y en todo lo que hago. Si tiene dudas, no tarde en preguntar”.
Hasta ahora, diversos medios de comunicación han emitido reportajes y artículos de opinión acerca de Beatriz Gutiérrez Müller, actual esposa de Andrés Manuel López Obrador, el candidato a la presidencia que el pasado 1 de julio recibió la mayor cantidad de votos.
Fue en particular una noticia, emitida por El universal al día siguiente de la elección, la que causó controversia en algunos sectores. Esta nota menciona, para empezar, la profesión de Gutiérrez Müller y su grado escolar, Doctora en Literatura. Hasta ahí uno pensaría que todo bien. No obstante, en un giro muy poco lógico la idea deriva en aclarar que, como es una mujer sencilla, evita estar sobrecargada de ropa y accesorios (¿khá?).
Más adelante se nos explica que esto es una muy buena noticia porque dicho estilo nos servirá para inspirarnos, señalan que de esta manera lograremos lucir increíbles durante la semana.
Es difícil, por ejemplo, imaginar a los medios noticiosos haciendo un reportaje acerca de las camisas de algunos candidatos, esto sería fácilmente juzgado como tonto o superficial. Y, sin embargo, cuando la protagonista de este tipo de noticias es una mujer, la información se recibe con una desafortunada naturalidad.
La parte problemática de este tipo de noticias es que, teniendo tantos ángulos para abordar a una mujer, se recurra, como siempre, a hablarnos de cómo va vestida. Incluso en las entregas de premios de Hollywood esta desafortunada inercia se ha señalado en tantas ocasiones que uno podría llegar a pensar que el asunto está más que hablado, que no hay necesidad de volver a aclarar por qué esto es inapropiado e irrespetuoso.
El doctorado, o bien: “ella sí es ejemplo para las mujeres mexicanas”
Otra cosa que se dice acerca de Beatriz Gutiérrez Müller es que ella será la primera dama más preparada de la historia de nuestro país. Y sí, es cierto, tiene un mayor grado de estudios. Pero cuando se enarbola este argumento pareciera que se divide a la población de las mujeres mexicanas en dos: las que “valen la pena” es decir, gente con estudios y gente “de segunda”. No sé, Rick, esto me huele a clasismo y misoginia disfrazados de meritocracia.
Adicionalmente, el decir que ella sí es ejemplar, implica necesariamente que las otras no. De nuevo, una mano gigante e invisible viene a indicarnos “sé como esta, pero no como esa otra”. Porque decirnos “sé como quieras ser, yo no tengo autoridad para calificar tus decisiones” sería sacar demasiado las cosas de su sitio.
De las críticas que se han hecho a quienes han estado hasta ahora en el papel de primera dama en nuestro país son contadas las que se desarrollan sin recurrir a insultos y vejaciones lamentables. Para comprobar esto sólo es necesario fijarse en la forma en la que se refieren a ellas, tanto los periódicos como los twits y los memes.
Adicionalmente se dice que Beatriz Gutiérrez Müller será un ejemplo a seguir para todas las mexicanas. Y sí, escuchar a una mujer que parece tener muy claras sus convicciones es inspirador, pero de ahí a que se nos diga “miren acá está su compañera que sí está en el cuadro de honor, deberían de avergonzarse de no ser como ella”, hay muchísima distancia.
¿Quiénes son las mujeres mexicanas?
Ahora bien, ¿necesitamos las mujeres mexicanas un ejemplo de cómo comportarnos? ¿No será que necesitamos que, en la familia, en la calle y en los trabajos, se nos deje de obstaculizar de distintas formas? ¿no necesitaremos menos acoso callejero? ¿salarios iguales? ¿visibilización del trabajo doméstico?
Y luego ¿quiénes son “las mujeres mexicanas”? porque pareciera que se nos engloba a todas en una misma categoría. Que todas tenemos, no sólo las mismas oportunidades, sino que, además, tenemos el acceso a los recursos que nos permitirán hacer lo que se nos ocurra. Eso sí, de preferencia, que incluya vernos bien, tener un doctorado y ser unas maravillosas compañeras de vida.
Reconocer la trayectoria, la inteligencia y los méritos de las mujeres es, no sólo maravilloso sino urgente y necesario. Con todo y eso habrá que tener cuidado de que los halagos que se le dirigen a algunas no sean formas disfrazadas de exclusión y discriminación para las otras. Que no sean, como la Stacy Malibú, lo mismo de siempre pero disfrazado.
Amigues, ha llegado el momento de afrontar una realidad que, aunque nos empeñemos en negar, ya se sabía: la vulva perfecta no existe. Tendemos a creer que sí, que hay cierto estándar de «normalidad» en cuanto a cómo deben lucir los labios de los genitales femeninos, pero un estudio realizado en el hospital Lucerne Cantonal (Suiza) confirma que no, no todas las vulvas se ven como duraznitos maduros recién caídos del árbol… y esto está perfectamente bien.
La investigación se llevó a cabo entre agosto 2015 y abril 2017 y tomó como muestra a 657 mujeres caucásicas de entre 18 y 84 años de edad.
La glándula del clítoris, la distancia desde la base de la glándula hasta el orificio uretral, la longitud del introito, la longitud del perineo, la longitud de los labios mayores, la longitud y el ancho de los labios menores… O sea todo el paquete.
Es uno de los pocos estudios que se han realizado al respecto y la intención de los investigadores era definir si existe un estándar de medida para considerar que una vulva es «normal».
«La descripción exacta y detallada de una ‘vulva normal’ es poco común, aunque pocos estudios tratan el tema de las mediciones regulares de los genitales externos femeninos. Esto lleva a una situación con una amplia gama de diagnósticos existentes con respecto a la morfología vulvar ‘normal'», detallan en el comunicado del estudio.
No existe una medida específica para una vulva «perfecta» según los estándares que nos han hecho creer.
Quienes llevaron a cabo el estudio encontraron que los labios externos de las pacientes podían medir un mínimo de 1.2 cm o hasta un máximo de 18 cm de largo. Y los internos podían tener una longitud de 0.7 cm o hasta 7. 5 cm. Así que hablamos de una gran diversidad de tamaños y formas de vulvas. Todas normales, todas saludable, todas perfectas.
¡PUM! En tu cara, patriarcado. Y eso si consideramos que el estudio fue realizado únicamente en mujeres blancas, por lo que las diferencias probablemente van mucho más allá de lo que este estudio refleja. De cualquier forma, es importante tomarlo en cuenta, sobre todo a medida que las labioplastias o designer vaginas aumentan en el mundo.
En México, en 2016, se llevaron a cabo 3,758 labioplastias, una cifra que –en algunos casos– podría reducirse si entendemos que no existe un solo prototipo para cómo deben lucir nuestros genitales.
Todas las imágenes que utilizamos para ilustrar esta nota son de la talentosa ceramista australiana Laurie Melia. Asegúrate de conocer su trabajo porque, esas sí, podemos decir que son vulvas perfectas 😉
La serie de Luis Miguel llegó con expectativas divididas. Por un lado, quienes la miraban escépticos y, por el otro, quienes no dudaron en subirse al tren de El Sol y engolosinarse cada domingo con el chisme, los memes y las búsquedas en YouTube tras cada episodio.
Pero todo lo bueno llega a su fin y para darle la despedida que se merecen Micky, Luisito Rey, Marcela (y compañía) encontramos esos accesorios ideales para ver la final y, de paso, llevar a Luismi con nosotrxs en lo que confirman si saldrá una segunda temporada.
Te odio Luisito Rey
La playera que se volvió viral –y logró llegar hasta el armario de varias celebridades– fue creada por Taquitojocoque, aunque tristemente la piratería no ha tardado en hacer de las suyas.
El diseño original lo encuentras en Ropa Vejero, la tienda en línea de la artista mexicana, donde también tiene otras versiones de personajes entrañables de la serie como Marcela o el cadete Tello.
Para llevar a Luismi cerca del corazón, este pin de la marca Twn Pns es la onda, porque nos recuerda esa etapa Acapulqueña cuando El Sol malabareaba su vida entre la fama, el amor no correspondido, la búsqueda de su madre y fiestas muy pipirsnaís.
Esta taza tropical, creada por la diseñadora Diana Alaniz, te puede ayudar a recordar las odiseas de Luismi, mientras escuchas por novena vez «Cuando calienta el sol» desde la comodidad de tu escritorio Godínez.
Inspirada en la letra de «Fría como el viento», la diseñadora Ange Cano creó esta playera perfecta para quienes quieren llevar a Luismi de una forma más discreta y minimalista.
Todavía no sabemos cuándo se estrenará la nueva temporada de la serie de Luis Miguel (que según los productores sí tendrá segunda parte), pero, mientras tanto, podemos mantenernos cerca de su calorcito con esta sudadera bordada a mano. #TeamMicky
Facebook sirve para compartir las fotos de tu viaje más reciente, recordarte el cumpleaños de tu prima o ayudarte a encontrar a tu perrito perdido. Sin embargo, también cumple otra obscura función que es la de ser un filtro depurador de amistades.
¿Hace cuánto no revisas quiénes están en tu lista de miles de amigos en Facebook? Yo lo hice hace poco y me llevé una no tan agradable sorpresa al descubrir a gente con la que llevo añoooos sin hablar, además de uno que otro desconocido cuyo origen dentro de mis contactos de plano no pude descifrar.
Esos extraños conocidos
En toda cuenta de Face suele haber “amistades” de segundo o tercer grado con las que no necesariamente te llevas y que, además, terminan rondando tu feed vociferando opiniones tóxicas que preferirías no ver en ningún lado, mucho menos en tu Facebook.
Entre quienes opinan que una chava “se buscó que la violaran» por cómo iba vestida o los que dicen “está bien que sean gays, pero que no se besen en público”, muchas veces me sorprendo al ver cómo personas que en algún punto formaron parte de mi círculo social tienen opiniones tan misóginas, racistas o clasistas.
Antes lo dejaba pasar o hacía algún comentario externando mi punto de vista, lo cual me dejaba con cierto sabor agridulce, pero ahora me doy a la tarea de hacer limpias. Y no, no soy una intolerante que quiera vivir en una cámara de eco donde todos estén de acuerdo conmigo, pero hay posturas con las que simplemente no estoy de acuerdo y no me interesa enterarme de la vida de quienes las defienden.
«¡Ay, qué pesada!»
“Pero estás cerrando una oportunidad al diálogo”, podrán pensar algunxs. Sin embargo, en mi experiencia, la probabilidad de establecer un diálogo realmente productivo a través de mensajes en el muro de Facebook rara vez resulta. O, al menos, no es mi tipo de diplomacia.
Por eso ya no me tiento el corazón cuando se trata de borrar amigos de Facebook. Al fin y al cabo, es un espacio privado en el que puedo elegir con quiénes convivir y mostrar mi vida. Y si alguien no le está aportando nada positivo, prefiero que tampoco haga ruido en ella.
Puede sonar drástico, pero a medida que el espacio digital se vuelve tan importante como el físico, me parece fundamental ser más selectivxs con quiénes tienen acceso a nuestra vida privada. Honestamente, el mundo ya tiene suficientes cosas por las cuales hacer berrinche como para también tener que hacerlo en nuestras redes sociales.
No cabe duda de que el arte tiene la capacidad maravillosa de transformar.
En años recientes hemos visto el trabajo de ilustradorxs apropiarse de todo tipo de productos y espacios públicos. No importa si son pañuelos, cerámica o paredes enteras, los trazos llenan de vida cualquier lienzo en blanco. Y para las hermanas irlandesas Ailbhe e Izzy Keane las sillas de ruedas también son un espacio que se puede transformar.
La marca de las hermanas originarias de Dublín, llamada Izzy Wheels, comenzó como un proyecto universitario, después de que Ailbhe se diera cuenta de que la silla de ruedas de su hermana Izzy, quien nació con espina bífida, era lo primero que la gente notaba sobre ella, pero que esta no reflejaba su personalidad colorida y brillante. Así que ambas se dieron a la tarea de darle un giro a las sillas de ruedas y llenarlas de arte y creatividad.
Izzy Wheels se dedica a crear cubiertas para sillas de ruedas con diseños creativos, a fin de que estos aparatos puedan reflejar la personalidad y versatilidad de sus dueñxs.
«Izzy Wheels transforma un dispositivo médico en una pieza de moda y autoexpresión. Las cubiertas para ruedas a prueba de agua vienen en 3 tamaños y se ajustan a cualquier silla de ruedas manual».
Poner los discos es muy sencillo, ya que se adhieren a las sillas de ruedas mediante tres tiras de velcro que pueden ajustarse con facilidad.
Los diseños de Izzy Wheels vienen en múltiples colores y patrones. Los hay de naturaleza, figuras abstractas, personajes divertidos o formas geométricas.
La clave de su éxito ha sido la colaboración con ilustradorxs de todas partes del mundo, quienes mediante su trabajo con Izzy Wheels apoyan a organizaciones benéficas para personas con alguna discapacidad en Irlanda.
Nombres como Bodil Jane, Will Bryant, Mireia Ruiz y Jess Phoenix forman parte de su catálogo de talento, el cual ha permitido que estas obras de arte lleguen más y más lejos, una rodada a la vez.
Suena la alarma de tu celular indicando que es hora de tomar tu pastilla anticonceptiva, pero cuando abres la bolsa recuerdas que las dejaste en otra mochila… en casa… y no hay posibilidad de ir por ellas. ¡Ayuraaaaaa!
A muchas mujeres nos ha pasado que, por azares del destino (o pésima memoria), olvidamos utilizar nuestro método anticonceptivo como las instrucciones mandan. Lo que solemos hacer para remediarlo es que en cuanto podemos retomamos la dosis, pero ¿seguimos estando tan protegidas como creemos?
Stay On Schedule
Para solucionar esas dudas existenciales (y pequeños momento de hiperventilación), la Sociedad de Obstétricos y Ginecólogos de Canadá (SOGC) creó Stay On Schedule,»tu guía para tomar anticonceptivos si has saltado o extendido una dosis» y saber qué tan efectivo –o no– sigue siendo tu método.
La idea es que mediante un cuestionario gratuito en línea puedas identificar cuál es la forma más efectiva de regresar a tu tratamiento y minimizar el riesgo de embarazo.
El primer paso en la guía Stay on Schedule es responder qué tipo de anticonceptivo utilizas: píldora, micro píldora, parche, inyección o el anillo vaginal. Dependiendo de la opción que elijas te dirigirá hacia un par de preguntas más y, finalmente, te dará un resultado con una recomendación.
Stay On Schedule
Consejos prácticos
Por ejemplo, al elegir la opción de pastillas anticonceptivas e indicar que se ha dejado de tomar 1 o 2 durante la semana 2 y 3, la guía alerta que el método anticonceptivo podría resultar inefectivo.
«Toma una píldora activa lo antes posible y continúa tomando una píldora diariamente hasta el final de la semana 3. Ignora las pastillas de placebo de la semana 4 (coloreadas como no medicinales) que se encuentran en el paquete de 28 píldoras. No esperes una semana. Comienza un nuevo ciclo anticonceptivo con un nuevo paquete de píldoras inmediatamente».
Cada método tiene sus propias especificaciones, así que es importante que leas con atención el que mejor aplique en tu caso.
Aunque un test en línea jamás podrá sustituir la consulta con tu doctor, sí es una forma práctica y confiable de solucionar dudas recurrentes, sobre todo para aquellas mujeres que no tienen a la mano el contacto de un ginecólogo/a de confianza o que se encuentran de viaje y necesitan consejo confiable.
Sandra y Gloria se conocieron en enero y para septiembre ya estaban enamoradas. “Al principio Gloria no me caía muy bien”, cuenta Sandra y me explica que F, su hija biológica, siempre ha sido parte de la historia: “fue hasta a nuestra primera cita” y en ese momento ella tenía 4 o 5 años. De eso hace poco más de 10 años.
Sandra y el papá de F eran amigos y vivieron varios años juntos antes de separarse y de que cada uno encontrara una nueva pareja. En el caso de Sandra, fue una mujer.
Ahora F tiene tres mamás y un papá en su vida, y cada uno de lxs involucradxs tiene un papel importante en el cuidado de la pequeña.
Como F es producto de una relación heterosexual, procesos legales como el registro no han sido complicados, y cuando quisieron asegurarse bajo el IMSS de Gloria, tampoco hubo obstáculos.
Tal vez lo más fácil de estar en una relación con un hombre era que había “menos miradas”, dice Sandra, quien está convencida de que las generaciones más jóvenes están mucho más acostumbradas a la diversidad y por lo tanto, ve que las cosas están cambiando.
Ilustraciones. Rawpixel
“Para mis papás es más una lucha (…), les cuesta romper con el binarismo, buscan encontrar siempre similitudes con las parejas hetero”. Cuando Gloria y F tuvieron que pasar una temporada en casa de los papás de Sandra, por una reconstrucción en su hogar, fue un momento de aprendizaje y reconstrucción para todxs.
El papá de Sandra insistía en que Gloria debía estar sentada mientras Sandra la atendía. Así fueron las dos primeras semanas bajo estas nuevas reglas. Como Gloria sale a trabajar temprano, se entendía que Sandra debía tener listo el desayuno, cambiando así la dinámica a la que ellas estaban acostumbradas. En su casa, Gloria dejaba listo el desayuno porque es la primera en despertarse. “La realidad es que aquí los roles típicos de género no aplican”, dice Sandra.
Una de sus fuentes de apoyo más grandes ha sido de una Red de Madres Lesbianas: por un lado les ha dado amigas dentro y fuera de la ciudad, y por otro tienen apoyo e información disponibles para los procesos que viven, comparten experiencias de maternidad que no son visibles de forma masiva y que por lo tanto no es tan sencillo identificar.
Parte II – La Suprema Corte de Justicia de la Nación
Después de que la SCJN emitiera cinco sentencias a favor de parejas del mismo sexo, de distintos lugares del país, que querían tener una familia (ya fuera por adopción o tratamientos de reproducción asistida entre 2012 y 2015), decidió posicionarse al respecto y a finales de enero de 2017 aceptó que la SCJN “entiende que la vida familiar entre personas del mismo sexo no se limita únicamente a la vida en pareja, sino que puede extenderse a la procreación y a la crianza de niños y niñas según la decisión de los padres”.
Esto implica que ninguna pareja, incluso del mismo sexo, que desee formar una familia con hijos podrá verse limitada ante ninguna instancia.
Parte III – Kalyan
“Quizá hay algo en ella que la lleva a reconocerme sin recordarme, los primeros tres años de la vida son muy importantes”, escribe sobre su hija, Kalyan, quien se identifica como un hombre trans.
Kalyan me había platicado que después de separarse de su pareja –una mujer que actualmente está casada con un hombre– no había podido ver a su hija durante tres años, pero está convencido de que los lazos que habían formado no se rompen.
El proceso legal para tener derecho a convivir con su hija ha sido largo y lleno de trabas, “El juzgado nunca me negó, pero tampoco me decretó, las convivencias: buscaron mil pretextos para retrasar la sentencia”. Como no es custodia compartida, sus derechos en este caso son mucho más básicos: “es justo eso”, explica, “lo que su nombre dice: no perder el contacto.”
Kalyan vive y trabaja a más de 200 kilómetros de distancia de su hija, aun así viaja los fines de semana que le corresponden para poder convivir con ella. Aún con esto, el obstáculo más grande que ha enfrentado cree que son los grupos ultraconservadores de Jalisco. Así lo ve también en el país. Estos grupos quieren “frenar el avance en el reconocimiento de los derechos familiares más básicos de las personas del colectivo LGBT+, porque esta presión hizo que muchos juzgados y registros civiles ralentizaran trámites y juicios que involucraban orientaciones sexoafectivas diversas e identidad de género”.
Después de varios meses de sentir que sus abogados no lo representaban adecuadamente, decidió hacerlo él mismo.
Cuando Kalyan decidió casarse con su entonces pareja y registrar a su hija, se apoyaron en la Red de Madres Lesbianas y abogadas como Aleh Ordoñez (LEDESER), que lxs orientaron durante el proceso. “Sin estos contratos, yo en este momento mucho menos habría podido lograr lo que después de estos tres años alcancé”, indica Kalyan. A larga distancia, otras madres del grupo también le daban asesoría y apoyo que siente como invaluable. La Red actualmente está formada por más de dos mil familias lesbomaternales.
“Definitivamente sí creo que como transexual es mucho más difícil todo, hay unos prejuicios enormes por parte de la sociedad, más grandes que los que actualmente manifiestan hacia los gays y lesbianas, yo decidí ser una persona visible, y eso también tiene un costo. Pero es un costo que estoy pagando para que a otros ya no les toque el mismo camino de subida que me tocó a mí”, cuenta Kalyan, “Esta lucha, definitivamente, espero que no solo abra camino para mi hija y para mí, sino para la protección de muchas más familias que se ven y se verán en esta situación”.
Parte IV – Lili y Brenda
A Lili y Brenda solo les falta la ceremonia bonita, dicen. Cuando se casaron hace un año y medio lo tuvieron que hacer en la Ciudad de México, a pesar de que ninguna de ellas quería casarse ahí, pero legalmente era más sencillo, sobre todo porque sabían que querían tener hijxs.
Ellas se conocieron hace ocho años en internet, al mes de estar platicando se vieron en persona por primera vez y dos meses más tarde estaban viviendo juntas en Celaya, “nos extrañábamos mucho”, dice Brenda.
Cuando decidieron que querían tener hijxs se dieron cuenta de que no había mucha información disponible y existía el temor de ser rechazadas por los médicos, a otra pareja de amigas ya les había pasado. Pero en Celaya encontraron un médico en reproducción asistida que quiso hacer este proceso con ellas y, al primer intento, funcionó. Ahora tienen una bebé de un año y medio.
Lili, Brenda y su bebé viven la rutina de cualquier pareja que acaba de tener un bebé. Ambas intentaron seguir trabajando normalmente en cuanto pudieron, pero decidieron después de un tiempo que Lili se daría unos meses de descanso para pasar más tiempo en casa con su hija. “Fue complicado, pero optamos por tener más tiempo de calidad”. Como cualquier familia, los fines de semana les gusta salir a comer, ir al parque y viajar cuando pueden.
En estos meses inscribieron sin mayor problema a su bebé en la guardería y hasta la bautizaron, porque Lili es católica. Y si bien parece que no han tenido obstáculos mayores, ellas explican que los trámites han sido largos, la paciencia ha sido clave en esto, aunque a veces es cansado y desgastante.
Constantemente tienen que explicar quiénes son y cómo está formada su familia. “La gente alrededor no lo acepta, pero tienes que platicar con ellos, ven a la niña y la ven bien, y eso es lo más importante. Somos una familia normal y lo ven”, explica Brenda. “Lo toman como lo que somos, una familia que se ama, y eso cambia las cosas”, agrega Lili.
También ha habido momentos que han tomado con humor. Por ejemplo, cuando fueron a la guardería y la secretaria del lugar pensó que se había equivocado con el nombre de la mamá, antes de entender que la niña tenía dos mamás.
Para ellas la Red de Madres Lesbianas también fue un acompañamiento importante cuando estaban investigando sobre reproducción asistida y les gustaría que la información estuviera más disponible, aunque entienden que ahora ellas están abriendo el camino para que más adelante no sea tan complicado.
Hace unas semanas fueron a la boda de dos amigas que se ampararon en Guanajuato, “y hasta en el periódico salimos”, cuentan riendo. El camino a la completa igualdad y respeto en México, avanza, pero es aún un trabajo en construcción.
Mi mejor amiga, Daniela, y yo vivimos en países diferentes. Sin embargo, cada vez que nos vemos hablamos por horas y horas como si aún estuviésemos las dos viviendo en el mismo lugar. Uno de los temas más recurrentes en nuestras conversaciones es el sexo, y no solo lo rico que es, sino lo raro que fue que ambas crecimos en una escuela religiosa en la que cada día nos decían que tener sexo antes del matrimonio era un pecado mortal. Todo mal, todo mal.
Hace poco, Dany vino a visitarme y le confesé que, a pesar de haber tenido relaciones con diferentes personas, nunca había tenido un orgasmo. Bueno… que en realidad no sabía si había tenido un orgasmo o no. A lo que ella me preguntó: «¿Cuándo te masturbas tampoco?» y la respuesta fue no, porque no me masturbo nunca.
“Tienes que saber qué es lo que te gusta para luego poder comunicarlo con la persona que estás teniendo relaciones. Deberías intentar masturbarte”, contestó mi amiga.
¿ Masturbarme? Por años culpé a las monjas de mi escuela por haberme lavado el cerebro y producir un bloqueo sexual extraño en mi cabeza, pero Daniela y yo decidimos que era momento de hacer algo al respecto y fuimos a una sex shop a comprar mi primer vibrador.
Un shopping diferente…
Fue un domingo por la tarde, justo el último día de la visita de Dany. La tienda quedaba medio lejos de donde vivo, pero sabía que tenía que comprarlo. Tenía que ser ese día y acompañada de mi mejor amiga.
Daniela y yo entramos a la tienda y, después de merodear un rato (y ponerle de nombre Natasha a una muñeca de silicón que colgaba del techo), nos acercamos al mostrador, donde un señor de unos 55 años nos atendió de manera bastante profesional y muy amable.
“¿En qué te puedo ayudar?”, me dijo.
”Estoy buscando un vibrador… Es mi primer vibrador, así que estoy buscando algo bastante sencillo. Algo así como un vibrador para principiantes”. También aproveché para mencionarle cuál era mi presupuesto.
“¡No digas más!” dijo el señor, mientras sacaba un vibrador negro de silicón que tenía forma de pene y se veían hasta las venitas.
«Uhmmm, ¿no tiene algo un poco más discreto?», pregunté. Entonces el señor de la tienda prosiguió a mostrarnos diferentes vibradores y nos dejó probarlos (solo sobre nuestras manos, obvio) para sentir las diferentes vibraciones. También nos explicó las cualidades de cada uno: que si lleva baterías, que si se carga a la corriente, que si es contra agua, que si es nada más para el clitoris o también vaginal, anal, etc…
Al final me compré uno llamado DIVE de la marca Vibe Therapy. Tiene 7 tipos de vibraciones, es rosa y es contra agua. Fue algo así como amor a primera vista.
Descubriendo un mundo de placer
Nos quedamos hablando con el señor de la tienda un ratito más y es increíble la cantidad de cosas que existen para el placer sexual. Por ejemplo, me puse en los labios unas gotitas de cannabis que puedes ponerte en la vulva o en el pene y producen una sensación de hormigueo (amigues, sí funciona); vimos unas nalguitas de silicón muy interesantes, anillos vibradores, películas eróticas, dildos con brillantina, etc.
Finalmente pagué y salimos de la tienda, yo sintiéndome la mujer más empoderada del mundo.
Jamás olvidaré ese día y estoy eternamente agradecida con mi amiga por haberme acompañado en esta experiencia de autodescubrimiento sexual. Me emociona saber que estoy empezando una nueva etapa de amor personal. Estoy lista para conocerme más y descubrir qué es lo que me gusta y cómo me gusta. Así que si me permiten, voy a consentirme un rato.
Un impostor es, por definición, una persona que se hace pasar por lo que no es y, por lo tanto, ocupa un lugar que no le corresponde. Por eso la primera vez que escuché el término Síndrome del impostor, de la boca de Carmina, quien acababa de inaugurar su exposición de fotografía en el teatro de la ciudad, me quedé asombrada. Yo a Carmina le conocía todos sus éxitos, pero ninguna duda.
El Síndrome del impostor fue definido por primera vez en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, quienes en ese momento dirigieron sus esfuerzos a investigar cómo se presentaba dicho síndrome en quienes consideraron que lo experimentaban con mayor frecuencia: las mujeres. No obstante, ahora se sabe que, aunque hay un registro de mayor incidencia en las mujeres, esto puede presentarse en cualquier persona.
Las personas que lo experimentan viven con la sensación de que no merecen los éxitos que han obtenido, de que sus logros se deben a golpes de suerte y, sobre todo, de que esta incapacidad suya, que han logrado mantener en secreto durante algún tiempo, saldrá a la luz en la próxima oportunidad.
No es una enfermedad
Se le llama síndrome porque reúne una serie de síntomas que se presentan juntos ante una situación determinada. Esta denominación nos ayuda a identificarlo, pero la palabra, por estar tan cerca del concepto de enfermedad, resulta problemática. Nos lleva a tratar como patología algo que ha estado siempre presente en la humanidad: la duda.
Dudar nos ayuda a poner las cosas en perspectiva, a continuar siendo cuidadosos con el trabajo, a no asumir que las cosas saldrán siempre perfectas. Pero en un mundo que nos pide certezas (de que vamos a poder pagar, de que confirmamos nuestra asistencia, de que cumpliremos con los plazos establecidos) la incertidumbre puede llegar a ser muy incómoda y sentirse como si fuera un padecimiento.
La ilusión de la perfección
En este momento histórico en el que es posible borrar fotos de un pasado vergonzoso, eliminar tweets de los que nos arrepentimos y bloquear personas con las que las cosas salieron mal; da la impresión de que los procesos deben ser impecables, de que el camino entre el deseo y la consecución de lo deseado será línea recta o no será.
Poco ayuda conocer sólo el producto final del trabajo de las personas que admiramos. Eso da la sensación de que a ellxs se les dio fácil y de que las dificultades que a uno se le presentan a la hora de realizar un proyecto son el indicador de que se ha equivocado el camino.
Como quiera, los síntomas del llamado Síndrome del impostor llegan a retrasar muchísimo la realización de una tarea, cosa que puede agravar aún más la sensación de agobio. Algunas de las cosas que pueden ayudar en esos momentos son:
Sumar la evidencia: identificar cuáles son aquellas cosas que alguna vez creíste que no ibas a poder lograr y que finalmente sí pudiste hacer. De preferencia cosas concretas, porque así será difícil desestimarlas.
Mirarse desde afuera: cuando la tentación de desestimar los logros personales es fuerte, ayuda el mirar la propia situación como si se observara la de alguien más, una persona desconocida que pasa caminando por la calle y que tiene todas esas características y logros.
Conectar con la experiencia y no con la expectativa: enfocarse en el producto final es una buena forma de generar inspiración, pero también puede ser muy estresante, incluso puede mutilar la creatividad. Ante esto, en ocasiones es útil recordar la razón por la que te embarcaste en ese proyecto en primer lugar, es decir, medirte con tus propios parámetros. Tener el ojo puesto en las posibles opiniones de un público imaginario impide no sólo que disfrutes, sino que pierdas de vista qué es lo que sí puedes hacer.
Evitar la competencia: se pierde muchísima energía y recursos viendo como rival a alguien que puede ser inspiración, complemento o nada, pero no competencia. Mirar las cosas de esta forma nos lleva a la lógica de los objetos y los productos, esa lógica del mercado en la que una cosa es “mejor” que otra. Difícilmente habrá forma de salir bien librados de esto.
Restar la procrastinación: hacer, hacer y hacer. Aunque el momento de inspiración perfecta no llegue todavía, aunque los intentos iniciales parezcan torpes y atrabancados, eso podrá arreglarse después. Darse permiso de hacer desde el mejor esfuerzo y no desde el anhelo de perfección.
El Síndrome del impostor no es un defecto pero tampoco es una cualidad. En la mayoría de las ocasiones hay que acostumbrarse a esta sensación que sólo irá disminuyendo conforme la enfrentemos, pero también en la medida en la que hablemos del tema.
Algunos días dan ganas de no hacer nada más que existir. Son esos días en los que te sientes irritable, piensas que nada te queda bien y si no tuvieras que cumplir con tus obligaciones de la vida adulta, probablemente te quedarías en casa echa bolita. Sin embargo, el mundo sigue girando independientemente de cómo te sientas, así que hay que encontrar formas de hackear el sistema y llevar ese comfort que da el hogar al mundo exterior.
La ropa es una excelente manera de hacerlo y aunque llegar en pijama a la oficina suene tentador, quizá a tu jefe/a no le parezca lo más profesional. Por eso le preguntamos al equipo Malvestida cuáles son sus secretos de estilo en los días en los que lo único que importa es la comodidad.
El suéter capullo
«Cuando tengo flojera de producirme demasiado o ando bajoneada, mi secreto es usar un suéter súper grande y suavecito. No importa si llevo unos jeans o una falda con una playera súper sencilla, el suéter le añade un toque más formal al look y al mismo tiempo me hace sentir como estar dentro de un capullo calientito. 100% recomendado».
Pantalones amplios
«¡Pantalones acampanadoooooos! Eso sí, que no sean de mezclilla o de telas muy gruesas. Para mí los pantalones tipo palazzo son lo mejor para cuando quieres sentirte en pijama todo el día. Si te consigues unos que tengan elástico en vez de cierre, pues ya la armaste».
El vestido de lino
«Últimamente estoy obsesionada con los vestidos de lino, porque son súper ligeros y perfectos para los días de calor en los que sientes que te derrites. Me compré un par (uno beige y uno negro) y ahora son mi comodín de estilo cuando ando con prisa. Además me encanta que puedes añadirle un cinturón y unos aretes grandes y automáticamente te ves más elegante».
Los infalibles leggings
«No me importa que hagan campañas para erradicar los leggings, la verdad es que son lo mejor para cuando quieres sentirte súper cómoda. Cuando quiero usarlos para la oficina los combino con una blusa larga y una gabardina y así ya no se ven tan informales».
Tenis por siempre
«La verdad es que, aunque sea el peor de los días, siempre me siento cómoda cuando uso tenis. Mi secreto para que se vean con más ‘ondita’ es combinarlos con calcetines bonitos y diferentes».
Después de pasar meses esforzándome por ocultarlo con fajas y prendas que no mostraran el contorno de mis caderas y editando mis fotos para lucir más delgada, ya superé que mi cuerpo cambió, que ahora tengo una pancita, más celulitis y unas lonjas en la espalda que antes no se dejaban ver.
La verdad es que en los últimos años no hice mucho para evitarlo y eso está bien, porque descubrí que lo que me hizo subir de peso no fue comenzar a comer de forma desmedida, volverme inactiva o dejar de preocuparme por mi salud.
No, lo que cambió fue que, contrario a lo que hice toda mi vida, simplemente dejé de hacer dietas.
Una vida de hacer dietas
Prácticamente desde la secundaria y hasta que terminé la universidad viví brincando de una dieta a otra invirtiendo miles de pesos en consultas, pastillas, inyecciones, masajes y removedores de grasa. Todo para recuperar «mi figura ideal», luego regresar a comer como siempre lo había hecho, subir de peso oooootra vez y recomenzar el ciclo.
Siempre había unos 8-10 kilos de más que había que bajar, pero que eran imposibles de mantener porque mi fisionomía no era la típica esbelta, sino más bien robusta, o como decía la gente a mi espaldas: chubby.
La presión por no ser chubby venía de todas partes: de las revistas, de mis compañeras, de mi mamá y especialmente de mí misma, pero después de 10 años –y múltiples subidas y bajadas de peso– decidí que ya había pasado suficientes intervalos de tiempo a base de licuados, pechugas de pollo y una cantidad absurda de sopa de verduras.
Dije ¡ya no más!
Al fin comprendí que ese anhelado cuerpo al que lograba llegar por momentos jamás iba a ser sostenible en el tiempo, al menos no con el estilo de vida que disfruto tener. Y también aprendí que, la neta… tampoco era para tanto.
La vida después de las dietas
Desde que dejé de hacer dietas procuro comer balanceado, pero sin privarme de las cosas que me gustan. También dejé de pesarme todos los días, contar calorías y obligarme a entrar en una talla que ya no es la mía.
Sí, subí de peso y aunque no es el «ideal», según los estándares de belleza, es uno con el que me siento cómoda, estoy feliz y, lo más importante de todo, estoy saludable física y emocionalmente.
También he dejado de postergar esas cosas que antes decía que iba a hacer «hasta que esté flaca» como una sesión de fotos desnuda, usar minifaldas, presumir escote o llevar el pelo en colores pastel.
El tiempo que antes invertía en reprocharme al espejo ahora lo uso para encontrar inspiración en otras mujeres que, como yo, al fin salimos de la trampa del 90-60-90 y hemos aceptado que la belleza viene en múltiples tamaños y tipos de cuerpo.
¿Qué cambió?
Cuando subes de peso, la gente asume muchas cosas, pero si tuviera que explicarle a alguien cómo logré dejar la cultura de las dietas, le diría que lo que cambió estos últimos años fue que dejé mi viejo círculo de amigas y encontré mujeres que no están midiendo la talla de mis jeans con la mirada.
Lo que cambió en estos últimos años fue que dejé de pagarle al nutricionista para pagarle a un psicólogo.
Lo que cambió en estos últimos años fue que me volví feminista y aprendí que el ideal de belleza que estaba persiguiendo es un invento patriarcal.
Lo que cambió en estos años es que por fin me conocí, me amé y mi vida dejó de depender de opiniones ajenas.
Chantal Flores es periodista freelance. A sus 33 años está escribiendo su primer libro, ha hecho cinedocumental y trabajado historias en Toronto, Nueva York, Ghana, Guyana, América Central y México. Me abrumaba escribir sobre ella porque ha hecho tantas cosas que me daba miedo no hacerle justicia en un sólo artículo, pero me atrevo a hacerlo porque es necesario, porque en sus historias le ha puesto nombre y apellido a las personas que los medios tratan como números.
También quise hacerlo porque la quiero y porque la admiro; siempre que la veo nos reímos fuertísimo, nos abrazamos, pero también lloramos… fuertísimo. En este texto platicamos una pequeñísima parte de su trayectoria como periodista, que espero impulse a más mujeres a no dejar de escribir.
Chantal es regia, estudió Comunicación y Periodismo en la Universidad de York en Toronto porque el año que cursó en la UDEM, por allá del 2005, no le estaba dando la guía que esperaba sobre cómo hacer periodismo en México.
“El entorno regio se informaba de la nota diaria y a mí siempre me ha gustado analizar más allá de la noticia. Cuando llegué a Toronto descubrí otro nivel de discusión; el primer texto que hice ahí fue sobre las bailarinas latinas en los table dance de la ciudad. Conocer ese mundo a los 18 años definitivamente te abre la mente”.
Foto. Adam Perez
A Chantal le mueve investigar esos ángulos de las historias invisibles para los medios y la sociedad. Con apenas 15 años, se imaginaba escribiendo sus primeros textos sobre los asesinatos de las mujeres en Juárez, una problemática con la que creció toda una generación y que era apenas el inicio de una interminable serie de noticias que han colocado a México como uno de los países más violentos en América Latina.
Terminó la carrera y en 2010 se fue a Nueva York como intern y fact checker en la revista The Nation. Y mientras ella revisaba textos de periodistas gringos cubriendo conflictos en Latinoamérica, su mamá la llamaba desde Monterrey contándole de las frecuentes balaceras y granadazos en su ciudad.
Ahí empezó a cuestionarse si era mejor aspirar a ser la periodista latina que sólo hacía ciertos trabajos de principiantes, o volver a México e investigar sobre migración, uno de los temas que siempre había querido investigar a fondo.
Vuelta a México
Chantal Flores eligió regresar a México; se mudó a Oaxaca y durante seis meses impartió talleres de escritura a estudiantes de telesecundaria en Zapotitlán de Palmas, donde más de la mitad de los habitantes, en su mayoría hombres, han emigrado a los EUA. Chantal contó las vivencias e historias de sus alumnos y sus familias en el documental “La Tierra de los Adioses”, producido por ella misma.
En 2014 regresó a Monterrey y empezó a dar clases de yoga para tener estabilidad financiera y no publicar sólo por urgencia económica. En ese entonces, empezaron a salir historias de mujeres desaparecidas en el Barrio Antiguo, una de las zonas turísticas más afectadas por la violencia.
“Me interesó investigar qué estaba pasando ahí; la gente ya no podía decir: ‘es que era una colonia peligrosa’ o ‘estaban metidas en algo’… ahí realmente afectó a la clase media”.
Justo en ese lapso desaparecieron los 43 estudiantes en Ayotzinapa y empezó a conectar los puntos, preguntándose si esto sucede en Nuevo León y en Guerrero, ¿qué pasa en otros lugares?
Ahí se involucró de lleno en el tema de los desaparecidos y dedicó parte del 2015 a realizar búsquedas de fosas clandestinas en Guerrero, Sinaloa y Coahuila acompañando a distintos colectivos. Chantal tenía un reportaje de más de 20 hojas que no podía publicar en ningún medio porque era demasiado largo.
“Encontré una convocatoria sobre Creación de Libros Periodísticos en la FNPI, tomé ese taller y me di cuenta que era necesario escribir un libro; desde ese momento no he parado”.
¿Cuál es tu motivación para hacer este libro, cuando ser periodista es una de las profesiones más peligrosas del país?
El acceso y la confianza que he tenido de las madres de los desaparecidos, sobre todo de las dos madres de las que trata mi libro. Suena cursi, pero ellas han sido mi motor más grande en estos tres años. Creo que puedo contar su historia con respeto y honestidad.
Se ha escrito mucho sobre desaparición forzada, pero ¿cuál es el ángulo que tiene la historia de tu libro?
Mi intención es mostrar la intimidad de la vida familiar después de una ausencia. Contar cuál es ese primer pensamiento cuando te levantas y los pies tocan la tierra, qué siente el pecho, qué pasa por la cabeza cuando tienes esa ausencia y cómo cambia la rutina de las madres luego de ese suceso. Muestro la imagen pública, las búsquedas y la importancia de las ciencias forenses para entender la problemática de México, pero mi punto es, si más de 38 mil familias están enfrentando esto, cómo cambia la vida familiar en todo el país, y cómo las mujeres lo enfrentan.
¿Cómo te preparas antes de hacer un viaje de investigación periodística?
Siempre hago un prereporteo, y trato de ir con un plan, pero cuando llego, no importa el lugar, entro en piloto automático. Obviamente no dejas de pensar en los riesgos, pero es necesario estar concentrado en las historias que te cuentan los sobrevivientes y absorberlo todo. Al final del día me instalo en un lugar y me reviento a llorar en el cuarto, eso ya es un ritual de cualquier viaje de reportería, procurando exhalar mucho, porque dejas de respirar cuando entrevistas.
Foto. Adam Perez
¿Qué consejo darías a las mujeres que quieren ser periodistas freelance?
Es importante mantener la confianza en ti y en tu historia. Lo principal es evaluar el contexto, leer lo más que se pueda y lanzarte. No todas tenemos que salir a ensuciarnos las botas, eso es hasta una herencia patriarcal de esta figura de periodista héroe; puede parecer que yo me ensuciado las botas por las búsquedas, pero me he ensuciado el corazón (risas).
Si te rechazan en redacciones o en medios, busca becas y apoyos de ONG’s que quieran invertir en las historias de nuestro país; hay que tomar esa ventaja un poco colonial y hacerlo desde nuestro poder y capacidad de contar nuestras propias historias; no necesitamos que alguien más venga y lo haga por nosotras.
Chantal espera terminar el manuscrito de su libro a finales del verano y lograr que estas historias sean leídas y toquen a más personas. Su trabajo ha sido publicado en Al Jazeera, Vice News, Rolling Stone México, In These Times, Vice Sports y Vice México. Puedes seguirla en: Twitter @chantal_f y en Facebook ChantalFloresJournalist/
Aunque el nombre Hannah Gadsby no suene tanto en México y Latinoamérica, en Australia es muy conocido. Durante más de 10 años, la comediante originaria de Tasmania ha estado involucrada en la escena del stand-up y ahora está lista, no solo para que la escuchen en todo el mundo, sino también para cambiar su mensaje y la forma en la que vemos y pensamos la comedia.
Su especial en Netflix, llamado Nanette, es una hora de brutales emociones encontradas. De la risa al llanto, del enojo a la compasión, del dolor a la fuerza.
Foto. Netflix
Hannah Gadsby habla sin tapujos sobre cómo fue crecer como lesbiana en una sociedad ultra conservadora, la homofobia, la misoginia, el arte y los problemas mentales, pero es la última mitad de su stand-up, en la que narra anécdotas íntimas –y nada graciosas– sobre su vida personal, la que logra sacudir hasta la médula.
En Malvestida reunimos algunas frases urgentes del especial de Hannah Gadsby en Netflix. Frases que hay que repetirnos como individuos, compartir como sociedad y, sobre todo, poner en acción.
«Construí mi carrera a base de chistes de autodesprecio y no quiero seguir haciéndolo, porque ¿entienden qué significa el autodesprecio para alguien que ya está marginada? No es humildad, es humillación. Hablo mal de mí misma para poder hablar, para poder pedir permiso para hablar, y ya no volveré a hacerlo. Ni a mí ni a nadie que se identifique conmigo».
«No hay nadie más fuerte que una mujer rota que se ha reconstruido».
«Que nos quiten el poder no destruye nuestra humanidad. Nuestra resiliencia es nuestra humanidad».
«Toda esta idea romántica de las enfermedades mentales es ridícula. No es un boleto hacia la genialidad, es un boleto a ninguna parte».
«No permitiré que mi historia sea destruida. Lo que hubiera dado por escuchar una historia como la mía. No por culpa, ni por reputación, dinero ni poder, sino para sentirme menos sola, para sentirme conectada».
«Creo que podríamos crear un mundo mejor si aprendiéramos a verlo desde todas las perspectivas, desde tantas perspectivas como nos sea posible».
«Ceder sin romperse, eso es una fortaleza increíble».
«Estoy enojada y creo que estoy en todo mi derecho de estarlo, pero de lo que no tengo derecho es de esparcir ese enojo, porque el enojo, como la risa, puede conectar como ninguna otra cosa a un grupo de extraños».
«La diversidad es fortaleza, las diferencias son maestros. Si tememos a lo diferente no aprendemos nada».
Foto. Netflix
«Creemos que es más importante tener la razón que apelar a la humanidad de la gente con la que no estamos de acuerdo».
«La historia del arte occidental es la historia del hombre pintando mujeres como si fueran floreros de carne para sus flores de pene».
«¿Saben quién solía ser un remate fácil [para los chistes]? Mónica Lewinsky. Tal vez si los comediantes hubieran hecho bien su trabajo y se hubieran burlado del hombre que abusó de su poder, quizá ahora tendríamos en la Casa Blanca a una mujer de mediana edad con la experiencia adecuada, en vez de tener a un hombre que admitió abiertamente haber abusado de mujeres jóvenes solo porque podía».
«La ira es tensión. Es una tensión tóxica y contagiosa. No sirve más que para diseminar un odio cegador. Que yo pueda posicionarme como una víctima no significa que mi ira sea más constructiva. Nunca es constructiva».
«Los únicos que pierden la humanidad son aquellos que creen que tienen el derecho de quitarle el poder a otro ser humano. Ellos son los débiles».
Alrededor del mundo, junio es el mes para celebrar –y a la par luchar– por los derechos de la comunidad LGBTTIQ+. Es un mes en el que la gente, las calles y hasta la mercadotecnia se pinta con los colores del arcoíris.
En Malvestida quisimos abrir la conversación y saber, desde su experiencia, qué celebran y por qué luchan este mes del Orgullo diversas personas de la comunidad LGBTTIQ+.
Victoria
¿Qué celebras este pride?
A pesar de que no estoy tan inmersa en la comunidad LGBT+ como me gustaría (puesto que tengo un pie afuera del closet, pero el otro está todavía bien adentro), me siento acogida por ella. Y es que, como persona bisexual, me costó mucho trabajo comprender el tema de mi sexualidad.
Pasé mucho tiempo pensando que estaba confundida o que era una transición de un «yo hetero» a un «yo gay». Cuando conocí a más personas bisexuales e investigué un poco más, lo entendí, y desde entonces he tomado mi sexualidad como una parte esencial de quien soy.
Para mí este será el primer Pride en el que saldré a las calles. Estoy celebrando que, de a poco, voy siendo más libre, al igual que todos los que somos parte de esta comunidad. Además celebro que no nos rendimos ni nos echamos para atrás en la lucha por nuestros derechos, nuestro espacio y nuestro futuro.
¿Por qué luchas este pride?
Quiero marchar para dejar bien claro que las personas bisexuales existimos, aún dentro de la comunidad LGBT+ nosotros estamos bien marginados, existe mucha bifobia y muchos bisexuales optan por ocultar o reprimir lo que son para no ser discriminados. Me parece súper triste que todavía dentro de una comunidad en donde deberíamos de ser bienvenidos exista un estigma tan marcado sobre la gente bi y es algo que quiero que cambie.
Celebremos juntos durante este día tan especial quienes somos, celebremos nuestras diferencias y que a pesar de ellas tenemos algo tan bonito que nos une: la comunidad LGBT+.
Toto
¿Qué celebras este Pride?
Celebro que la sociedad contemporánea cada vez sea más consciente de que formamos parte de un mismo núcleo. Me siento orgulloso de esos jóvenes que día a día tienen el valor para vivir como quieren, sin esconderse o tratar de vivir una vida que no los hace feliz. Que somos una comunidad visible, y que tenemos mucho que contribuir a nuestra sociedad.
¿Por qué luchas este Pride?
Lucho por la unificación de nuestros derechos. Porque quiero que el mismo respeto del que gozo yo en la Ciudad de México, pueda existir para alguien más en Guerrero, Tijuana, o cualquier otro lugar. Lucho porque no existan etiquetas incluso entre nosotros mismos y, sobre todo, porque las nueva generaciones nunca se olviden de lo valientes que fueron esos hombres y mujeres que pelearon para que nosotros estemos hoy celebrando nuestro orgullo.
Ale
¿Qué celebras este Pride?
Celebro la lucha de todas las mujeres trans y drag queens de color que iniciaron el movimiento LGBTTIQ+, que lograron que hoy pudiéramos expresar nuestra identidad libremente.
¿Por qué luchas este Pride?
Lucho por mis derechos y mi dignidad como chica trans y también por la de nuestrxs hermanxs trans cuya lucha quedó rezagada dentro del movimiento LGBTTIQ+.
Manu
¿Qué celebras este Pride?
Celebro la deconstrucción de géneros y estereotipos que han limitado, lastimado y confundido a hermanxs en la historia.
Celebro la libertad de amar como quiero y a quien quiero sin miedo.
Celebro la posibilidad de ser como soy sin deberle explicaciones a nadie.
Celebro y reconozco que estos privilegios de los que gozo suceden gracias a toda la gente que luchó antes que yo.
¿Por qué luchas este Pride?
Lucho por que no exista retroceso en este camino.
Lucho por mantener el momentum de esta revolución ideológica.
Lucho por lxs hermanxs que no pueden participar de los beneficios surgidos de esta lucha.
Lucho por que sigamos siendo y amando de forma individual y libre.
Luisa
¿Qué celebras este Pride?
Celebro la marcha del orgullo LGBTTTIQA+ porque creo que ser felices y mostrarnos así es un acto rebelde ante el contexto asesino que nos rodea, siempre y cuando le demos la espalda a las marcas de ropa y frituras y, sobre todo, a los bancos que se cuelgan de la marcha para pasar por inclusivos aunque en realidad son parte del problema.
¿Por qué luchas este Pride?
En esta marcha del orgullo LGBTTTIQA+ lucho por la visibilidad que no hemos tenido, por la indignación que nos rodea, lucho por los asesinatos de odio y por que nos dejen vivir bien, tranquilos y cogiendo como queremos: en paz.
Anaid
¿Qué celebras este pride?
Celebro el amor y el respeto. Celebro que aún en tiempos de complejidad e intolerancia, somos muchos los que queremos llevar un mensaje de esperanza pero, sobre todo, de amor alrededor del mundo. ¡Ama, respeta y apoya a tu prójimo!
¿Por qué luchas este pride?
Lucho por una sociedad más abierta, no sólo de mente, también de corazón. Lucho por que todos aprendamos a vernos y tratarnos como lo que somos; seres humanos con capacidades infinitas para amar, en busca de paz y felicidad!
Fotografía. Alejandro Atocha Maquillaje. Lu García para Urban Decay Moda. Rainbow Slight de Ale Quesada Producción. Steph Jerez y Ale Higareda Malvestida 2018
¡Llegó la temporada de calor! Momento de echar al sol nuestras carnes en búsqueda de un buen bronceado (obvi, usando protector solar) y dejar que nuestros deditos de los pies tomen un respiro de los zapatos cerrados.
Si ya tienes el pedicure listo, ahora solo te falta con qué presumirlo y para eso hemos reunido algunas marcas de sandalias hechas en México que son ideales para llevar en la playa o en la ciudad.
Factumx
Minimalistas y perfectas para combinar con todo, estas sandalias tienen alma y manufactura yucateca.
Las hay planas o con tacón y sus modelos llevan una esencia tropical con nombres como Tulum, Bacalar, Palma y Marea.
Para quienes disfrutan vivir en las alturas, las sandalias con plataforma de esta marca originaria de Guadalajara, Jalisco, son una opción para andar muy cómoda con unos centímetros de más.
Sus modelos están fabricados en eco-piel y tienen diferentes acabados (si eres fan de lo metálico, hay para elegir).
Piensa en tu color favorito en una sandalia y seguramente lo encontrarás en los diseños de Golden Ponies. Sus modelos súper girly se nos antojan para llevar con un vestido veraniego o hasta con un buen par de jeans.
¿Lo más bonito de todo? Sus productos son veganos, así que puedes estar tranquilx de que ningún animalito sufrió para vestir tus pies.
Con espíritu chilango, los zapatos de Macaria son hechos a mano por expertos artesanos en la Ciudad de México. Su modelo Tatiana es súper versátil para la playa o una tarde relax con coctel en mano, pero no te pierdas su amplia selección de diseños, hay para todos los gustos.
Si te gustan las alpargatas, entonces te vas a enamorar de los diseños de esta marca tapatía cuyo sello distintivo son las cintas para atar al tobillo, ¡eso y las plataformas!
Para quienes aman los estampados divertidos, esta marca tiene una selección de sandalias de tacón decoradas con flamingos, flores, abejas o palmeras. Sus modelos son fabricados en Léon, Guanajuato.
De León, Guanajuato, esta firma tiene varios modelos para elegir, pero estas sandalias planas color plateado y con bichitos voladores nos gustaron porque, además ver combinar bien con todo, son súper planas, lo que significa que son perfectas para llevar en la maleta si salimos de viaje.
¿Eres más del #TeamZapatoCerrado? Entonces este modelo de Mitu que es una combinación entre zapato y sandalia es una buena opción para comenzar a entrenar tus deditos hacia la libertad.
Ya sea que te decantes por los colores lisos o por un estampado en animal print, seguramente encontrarás algo que te encante entre la oferta de sandalias y slip ons de esta marca hecha por «manos y corazones mexicanos».
Esta marca artesanal rescata el modelo tradicional del huarache y le añade algunos toques contemporáneos. Al mismo tiempo, busca enaltecer el trabajo de los artesanos mexicanos.
Maremoto es una serie semanal de viñetas ilustradas creadas por Mariana Lorenzo para Malvestida. Puedes conocer más sobre el trabajo de Mar siguiéndola en su cuenta de Instagram.
“Me dicen Mar. Me llamo Mariana pero nadie me conoce por ese nombre. Tengo 23 años y nací y vivo en la Ciudad de México, lugar que odio y amo por igual. Me gusta dibujar y también sé bordar. No puedo estarme quieta y lloro mucho. Me encanta la moda y me gusta usar ropa vieja. Nací el 5 de septiembre, así que soy Virgo. Soy feminasty y encima de eso, queer. A veces tengo miedo y a veces ansiedad, pero aquí sigo. Mi mamá dice que me encanta provocar y que siempre estoy en contra de todo, y pues, tiene poquita razón. Hablo de todo esto y de lo que me pasa por la mente en mis dibujos, bordados y en todo lo que hago. Si tiene dudas, no tarde en preguntar”.
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En su viñeta No.22, Mar explica el origen de la Marcha del Orgullo y la Diversidad y por qué junio es el mes para celebrar, pero también para conmemorar la lucha por la equidad de oportunidades y derechos en la comunidad LGBTQ+.
Una reflexión necesaria en este mes del Orgullo tiene que ver con algo que para muchxs es algo cotidiano y hasta un poco frívolo, pero para ciertas partes de la población LGBTQ+ es vital: la moda.
El concepto de género neutro existe para definir ciertas cosas, pero las identidades y expresiones de género fluido, genderqueer o trans son muy reales y esto, en 2018, es más complejo y profundo. Tanto, que un discurso que distinga “cosas de niños o niñas” suele ser muy reductivo.
La importancia de reconocer la expresión de género como un elemento externo y divorciado de la orientación sexual e identificación de género es muy importante para entender el abanico de diversidad que se vive constantemente como parte de la comunidad LGBTQ+.
Moda sin género binario
Qué es el género, cómo obtenemos uno y cómo se vive en cada persona es algo fluido, cambiante y en constante redefinición. Este cambio de actitud en cuanto a los estereotipos culturales que nos formaron en occidente se está reflejando en la creación, popularización y preferencia de unas marcas sobre otras en mercados de moda específicos, los cuales comienzan a ofrecer opciones de ropa sin referentes binarios de género.
Como fuerza de mercado, quienes pertenecemos a la comunidad LGBTQ+ somos conocidxs bajo el concepto “pink money”, que existe gracias al empuje que puede ejercer la comunidad sobre marcas de todo tipo de bienes y servicios. Esta influencia es relevante y ha sido estimada en billones.
Ya que en otras plataformas nuestras voces son no bienvenidas, al menos podemos ejercer presión en áreas que sí tenemos a la mano: nuestras carteras y la forma en cómo gastamos (y en qué) nuestro dinero.
Otro tipo de lencería
Cuando pensamos en lencería y ropa interior, inmediatamente nos vienen a la mente escenas de encajes, telas transparentes y cortes muy sexualizados, pero no debería ser así. Por muchas décadas, la imagen que marcas dedicadas al segmento explotaban estaba en relación a cómo y qué tanto su producto enfatiza tu sensualidad (en el caso de las mujeres) y tu masculinidad (en el caso de los hombres).
Una marca que ofrece ropa interior sin una marca de género obvia, es a veces demasiado pedir, pero para TomboyX es su filosofía de servicio, porque ¡sorpresa! existe todo un mercado de personas tomboy, genderqueer y trans que también necesitan vestir sus cuerpos en transición o durante etapas de experimentación y no disfrutan de perforarse el pecho con una varilla.
La mayoría de las personas que utilizamos brassier lo único que queremos es soporte y comodidad, además de telas que no nos ahoguen, nos hagan sudar o se noten debajo de cualquier prenda que portemos, y esto es algo que cada día es más innegable.
El negocio de la ropa interior de género neutro está explotando en Estados Unidos, donde marcas tradicionales como Victoria’s Secret, la más reconocida de lencería para mujeres, han visto bajar sus ventas estrepitosamente, en parte porque la ideología de su marca –que la ropa interior existe para estimular al sexo opuesto– ya no es una idea que resuene tanto con las mujeres jóvenes.
Otras marcas, como MeUndies y Tommy John, también incluyen en sus catálogos prendas sin género determinado.
Wildfang es una de las primeras marcas pensadas, mercadeadas y concebidas como de género neutro que ofrecen ropa para personas que no se identifican con el binarismo de género. Fundada por dos ex ejecutivas de Nike, su catálogo incluye prendas que tienden a lo tradicionalmente masculino sin abandonar slogans feministas y coloridos estampados.
Sus más asiduas fans son Evan Rachel Wood, Janelle Monae, Tegan y Sara Quin y Kate Moennig. La marca además es reaccionariamente política, contribuyendo a causas feministas, raciales y de inclusión queer en todos los espacios de la moda.
Sus prendas existen en múltiples tallas y se dedican a romper las reglas de lo que la ropa puede ser y significar para las personas que la portan, siempre pensando en formar comunidad a través de donaciones a organizaciones no gubernamentales y múltiples esfuerzos de recaudación de fondos.
Otra marca que se especializa en prendas de género fluido es The Phluid Project; donde destacan los cortes afeminados de clásicas siluetas masculinas que pueden usarse por personas de cualquier género.
Que exista ropa no clasificada en cosas rosas y azules, sino que permita apropiar, disfrutar y celebrar las áreas grises (o más coloridas) del arcoíris de nuestras identidades, es empoderante para personas de la comunidad no binarix, genderqueer y trans por igual, permitiendo proyectar sus personalidades y celebrar su cuerpo como decidan hacerlo.
Los jóvenes de hoy estamos dejando atrás las funciones y estructuras tradicionales que limitaron las generaciones anteriores. Estamos eligiendo vivir una vida más libre y más autoexpresiva a través de la comprensión intuitiva de la identidad y requerimos espacios seguros para nutrir y fomentar la individualidad. En definitiva, no todxs nacimos para ser princesas, ni nos interesa intentarlo. Ser humanos es más lo nuestro.
Si has leído las siglas IGTV por todos lados en las últimas horas y estás sintiendo un chingo de FOMO, respira y relájate, porque aquí te vamos a contar todo lo que se sabe hasta ahora sobre la nueva apuesta en video de Instagram.
IGTV significa literalmente Instagram TV. Y sí, es eso mismo. Si Instagram ya fue a quitarle el mercado a Snapchat integrando las Instagram Stories, ahora planea hacerlo también con YouTube, ya que su nuevo formato permitirá reproducir videos de hasta u na hora de duración. BOOM.
Actualmente, Instagram solo permite subir videos de 60 segundos, pero con IGTV planea llevar la experiencia a nuevos niveles y mantenerte dentro de la app muuuuuucho tiempo más. Para lograrlo está haciendo mancuerna con algunos de los y las creadores de contenido más populares, Kim Kardashian incluida.
La aplicación existirá de forma independiente a Instagram, pero también dentro de la app y basta con abrirla para comenzar a disfrutar del contenido.
«Al igual que como cuando enciendes el televisor, IGTV comienza a reproducirse tan pronto como abras la aplicación. No tienes que buscar para comenzar a ver contenido de personas que ya sigues en Instagram y otras que te gustarían en función de tus intereses. Puedes deslizar hacia arriba para descubrir más: cambiar entre [las opciones] ‘Para ti’, ‘Siguiente’, ‘Popular’ y ‘Seguir viendo’. También puedes hacer ‘me gusta’, comentar y enviar videos a amigos en directo», explica Instagram en una publicación en su perfil.
«También como en la televisión, IGTV tiene canales. Pero, en IGTV, los creadores son los canales. Cuando sigues a un creador en Instagram, su canal IGTV aparecerá para que lo mires. Cualquiera puede ser un creador: puedes cargar tus propios videos IGTV en la aplicación o en la web para iniciar tu propio canal», agregan.
¿Qué lo hace diferente?
A diferencia de plataformas como YouTube o Facebook, en en la versión de TV de Instagram los videos se visualizan de forma vertical y en pantalla completa, similar al formato de las Instagram Stories, pero con el plus de que pueden durar más tiempo.
La nueva modalidad de Instagram estará disponible para Android e iOS en los próximos días, así que no olvides actualizar tu app y ¡a postear!
Algunas personas dicen que el grito de “ehh puto” es sólo una expresión de la euforia de la afición, que nada tiene que ver con el desprecio hacia la comunidad LGBTI, que está lejos de querer ofender a alguien. Jugadores e incluso autoridades deportivas han opinado que la condena al grito les parece una exageración, que es una cosa cultural, que lo que pasa es que los de la FIFA no han entendido el contexto.
La expresión en los estadios tiene ya más de una década de existir, pero no fue sino hasta el mundial de Brasil (2014) cuando la FIFA intervino. Ese año el Consejo Nacional para prevenir la Discriminación (CONAPRED) en su boletín 2014 – 051 fue muy puntual al recalcar que “dichas expresiones homofóbicas no forman parte de una práctica inofensiva de nuestra sociedad”, y que la expresión “no es descripción ni expresión neutra; es calificación negativa (…) es minusvaloración”.
¿Porra futbolera o discriminación?
En México la palabra puto se asocia con homosexualidad, pero también con cobardía, con una masculinidad que, por su cercanía con lo que tradicionalmente se relaciona con femenino, adquiere tintes de delicadeza, de debilidad, de achicamiento. Es un grito que, coreografía en mano, intenta decirle al rival: tu masculinidad no es como la mía, debilucho. Sólo que con otras palabras.
¿Y entonces, dónde está la homofobia? Bueno, la cosa es que estas otras palabras apelan a lo homosexual/femenino como estrategia para situarse por encima del otro. Si ya entendimos [nos tomó años, pero bueno] que decirle a alguien corres como niña es discriminador y sexista ¿por qué hay tanta resistencia a ver lo que parece una obviedad?
“Ay así, Ay sí, ahora todo es políticamente incorrecto”
Pues sí, amigues, va a haber que revisarlo todo. Y revisarlo no significa mandar directito a la hoguera todos nuestros usos y costumbres, sino realmente estar en disposición de cuestionarlos, de mirarlos desde otro ángulo. Que estemos acostumbrados a algo no significa que esto sea inocente.
Esta revisión, eso sí, será incómoda para muchxs, sobre todo para aquellas personas que a lo largo de su vida no se han topado de frente con la discriminación por género o por orientación sexual.
“Yo no soy homofóbico, hasta tengo amigos que soy gays”
Dos palabras: Homofobia internalizada. Es decir, que a veces, aunque creamos que somos muy abiertxs a la diversidad, incluso aunque nuestras prácticas sexoafectivas incluyan a personas del mismo sexo, por ahí, de manera más o menos inconsciente, se cuelan algunos comportamientos e ideas homofóbicas.
Ahora bien, más allá de los análisis que se han hecho al respecto es interesante observar con qué pasión defienden algunxs su derecho a este grito en particular. Las cosas se ponen difíciles y hasta agresivas cuando alguien apela al carácter homofóbico de la expresión.
La mayor parte de las veces el debate se queda sobre todo en el nivel más superficial [no es que lo que yo diga sea homofóbico, es que tú no entiendes el sentido en el que lo digo], evita a toda costa revisar las connotaciones de la expresión y, sobre todo, en su resistencia al cambio, se vale una agresividad impresionante. Para comprobarlo sólo hace falta darse una vuelta por los comentarios de la infografía que publicó Tercera Vía en la que plantea la pregunta ¿Se puede apoyar a la selección sin reproducir el machismo y la homofobia?
Resulta realmente difícil pensar que medidas como las multas, “implementar un observador de conductas” o las tibias invitaciones de los jugadores y autoridades futbolísticas, puedan abonar en algo para que se elimine el grito. La prohibición, la censura, nunca han sido el camino para convencer a nadie. Todo parece indicar que dicho comportamiento sólo irá erosionándose cuando nos atrevamos a cuestionar nuestra forma de entender el triunfo deportivo, conforme podamos dejar de lado la incomodidad personal para acercarnos a la experiencia de otrxs.