Texto. Maru Fitzmaurice
A mis 33 años, uno de mis actos favoritos de amor propio –y que recientemente he encontrado bastante feminista (más abajo hablo de esto)– es procurar mi propio placer sexual. Sí, estoy hablando de la masturbación femenina. ¡Uy! ¡Polémica!
Quizá expresiones como “chaquetas”, “pajas” o “jaladas” sean parte del repertorio de temas habituales en una plática de cuates. Sin embargo, la masturbación femenina sigue siendo algo incómodo de llevar en una conversación, incluso entre las mejores amigas. Como me sucede –todavía– al hablar, por ejemplo, de mis antidepresivos, el tema de la masturbación hace que las miradas incómodas aparezcan. Hablar del autoplacer en ciertos círculos aún tiene como consecuencia un terremoto de caras en shock ruborizadas y hasta gritos de “¡Cállate, no hables de esas cosas!”.
Y es que la masturbación femenina y la búsqueda del paraíso perdido (ese punto exacto que yo le llamo “Oh, Yes, ¡ahí!”) ha sido presentado en el cine y en la televisión como un horizonte lejano y fuera del alcance o como algo que sucede por arte de magia. Como lo explica el sitio OMGYes «Las representaciones en los medios nos han hecho creer que después de un poco de misionero o sexo contra la pared, la mujer tendrá un orgasmo alucinante, todas las veces, y en menos de un minuto. Ese es el guion hasta para las aburridas comedias románticas. El estupendo amante de Hollywood que ‘ya conoce todos los movimientos’ no pide su opinión, y ella tampoco ofrece ninguna».
Por si fuera poco (y aquí entra la parte que mencionaba sobre cómo masturbarse puede ser un acto feminista) se retrata a las mismas mujeres delegando al sexo masculino la ardua tarea y deber de otorgarnos placer, mientras ellos se creen la idea retrógrada de evaluar su desempeño sexual y hombría dependiendo si osan o no en encontrar el dichoso y tan valorado orgasmo femenino.
¿A qué me lleva esto? A reflexionar que la principal responsable de mi placer no es mi pareja, y nunca lo ha sido, sino que soy yo. Y con esto no estoy desdeñando el coito con mi esposo y cuanto placer y gozo pueda producirme, pero hay muchas formas distintas de sentir placer y llegar al orgasmo.
Ya sea sola o con tu pareja y/o parejas, el orgasmo femenino es diferente con cada mujer, ya que en muchas ocasiones la forma de procurarse un orgasmo no funciona igual al día siguiente. Un orgasmo siempre es distinto al otro y sin duda esa es la parte más divertida. Además sabemos que la experiencia placentera del sexo no es igual a los 20 que a los 30, y supongo que pasa lo mismo con la masturbación; la cosa cambia estando sola o en pareja, pero sigue siendo todo un viaje de amor propio y de salud mental.
En el particular y maravilloso sitio de internet OMGYes, la masturbación es mostrada como lo que es y cómo se debe aproximarse a ella: de forma NATURAL, porque no tiene nada de raro, nada de peligroso, nada de sucio, nada de culpas o vergüenza. Para muestra de esto, podrás encontrar miles de testimonios de mujeres con experiencias, consejos, frustraciones vividas y hasta videos instructivos (sí, leíste bien).
Como sea que decidas hacerlo (si nunca te has atrevido) es derecho de cada mujer decidir si la masturbación la practica sola, en compañía, como antesala, durante o al final del sexo, lo importante es dejar el tabú heredado e ir en un busca de tu tierra prometida. Para mí, en lo personal, es una experiencia gratificante, divertida, placentera y muy calieeenteee el emprender un viaje con uno, dos, o hasta tres finales muy felices.
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