**Texto: Sandra Lucario**
Sí, llega el punto en el que te cansas de escuchar siempre lo mismo: que si las mujeres nos sentimos gordas, feas, solas, tristes, desvalidas; que si nos preocupa no tener pareja, no tener ropa, no tener hijos, no tener gatos.
Este hartazgo no es solo mío. Lo comparto con miles de mujeres que, cansadas de aquella bola de lugares comunes, le gritan en la cara a quienes repiten la misma cantaleta de que “ya paren de querer contar una historia que ni siquiera es suya”.
Los estandoperos comunes y corrientes (por no decir patriarcales, cof cof cof) se propusieron darle rienda a los estereotipos con los que nos han querido enlodar a las mujeres desde tiempos inmemoriales.
¿Por qué si ya vivimos en el siglo XXI quieren seguir haciendo los mismos chistes de hace cuarenta años? ¿Por qué si ya existe YouTube quieren seguir pensando que son hijitos de Televisa? ¿Será que en el fondo mueren por ser el Polo Polo y la Anabel Ferreira de nuestra generación? En una de esas, sí.
Del por qué le entré al stand up
Hay muchas cosas que me hacen reír, tampoco crean que soy una amargada. Trato de recordarlas para enumerarlas, pero solo pienso en memes… y en el video que hizo Nación 3-2-1 después del debate presidencial del domingo de temblor, granizo y nuevo capítulo de Luis Miguel. También vienen a mi mente las caras de Jo Jo Jorge Falcón. Y alguno que otro chiste de María de Todos los Ángeles (para qué les voy a mentir, soy generación Televisa). Quizá no son tantas las cosas que me hacen reír; aunque es un hecho que el stand up habitual queda fuera de mi lista de cosas hilarantes.
Hacer reír es una cosa bien complicada. No es nada más de agarrar tu cuenta de Twitter y hacerte el ocurrente. Payasos sobran. Hacer reír es una chambota en la que debes pensar en las palabras que vas a elegir, en la empatía, en el absurdo, en los clichés, en la sabiduría popular, en jalar la atención del público y en orillarlo a reírse de lo que dices y de las conclusiones a las que ellos solitos llegan.
La responsabilidad de adueñarte de una plataforma (y un micrófono) es muy grande. Y es bien triste que muchos allá́ afuera no estén conscientes de ello.
Y luego al stand up feminista
Entré al taller de stand up feminista en febrero pasado. Lo hice para que mi discurso pudiera llegar a más gente. Y que, encima, pasaran un buen rato riendo, porque siempre me he creído la muy chistosa. Y lo he sido. Algunos artículos que escribí hace algunos años lo certifican.
Como el resto de mis compañeras, me parece que el humor es una herramienta didáctica y una forma viable de enseñarle a la gente lo mucho que el feminismo ha hecho por nosotras.
Fueron dos meses de reunirnos todos los sábados para hablar de lo que nos preocupa como mujeres, de la comedia en México, de nuestra presencia en el escenario, de cómo quitarnos el miedo de hablar en publico y de darle vueltas a lo que queríamos decir. El feminismo nos había salvado muchas veces y, en verdad, nos interesaba que todas supieran que ese regalo también podría ser suyo.
Ayer tuvimos #standup #feminista en el @cenartmx y para gusto de las estandoperas las localidades se vendieron todas. Incluso las cortesías de quienes no llegaron. Si quieren ver un poquito del show entren a las stories de @malvestida. Acá van unas fotos de mí #ganandocomosiempre pic.twitter.com/Wr5JhZ7Ptl
— Sandra Lucario (@sandrink) May 25, 2018
Cada una eligió…
Los temas fueron desde la gordofobia hasta las mujeres en la historia, pasando por la sororidad, la sexualidad a los 50, las canciones machistas, el papel de la religión en la educación de las mujeres, la psique femenina…
Mi tema ya es hasta un lugar común de mí misma: el placer sexual. Porque para todo las mujeres somos unas putas, aunque lo único que estemos haciendo sea ser libres y felices.
Hoy también habrá show en @puntogozadera. Dicen los que saben que la Gabriela esa es buenérrima (es sicóloga y pues los sicólogos que la escuchen, y quienes hayan ido al sicólogo, se la pasarán asintiendo). Ni qué decir de Lau, Joanna y Mafe. Vayan a verlas y rían infinitamente pic.twitter.com/F2kf9cf0ro
— Sandra Lucario (@sandrink) May 25, 2018
Todas las que subimos al escenario sabemos que la chamba no se queda en las risas y los aplausos, se queda en las cabecitas de quienes te encuentran en los pasillos y te recuerdan por qué elegiste hablar de ese tema: alzar la voz hace que otras mujeres también hablen de ese tema.
El stand up feminista es más que improvisación, memoria e interpretación, el stand up feminista es la manera que encontramos un grupo de mujeres de contar –a carcajada suelta– nuestra propia visión y versión de la realidad.
Puedes ver a Sandra Lucario y a las de más chicas de stand up feminista aquí:
Jueves de mayo, junio y julio, 20:00 horas
La Gozadera (Plaza de San Juan 15, Centro Histórico, Ciudad de México)