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ADN de un ícono: Freddie Mercury, el inigualable estilo de todo un Champion

El estilo de Freddie Mercury

¡¡Oh mamma mia, mamma mia!! Benditos sean los años 80 por la música, la moda alocada, la voz y el estilo de Freddie Mercury. Me sigo preguntando a mí misma y a mis Dioses astrales ¿por qué carajos mis años gloriosos no fueron en esa época? Digo, no es que tenga nada en contra de vivir en pleno 2018, ¡pero aquí no hay QUEEN!

Al menos tenemos internet para recordar el glorioso, icónico, insólito, fuera de este mundo, estilo de Freddie Mercury.

Recuerdo ver VH1 en la secundaria y preguntarme quién era ese señor con melena loca y voz alucinante ¡y qué rayos hacía con un jumpsuit cantando ópera!

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Una leyenda

Freddie Mercury era más que un cantante nato, era un verdadero artista teatral y un ícono de la moda que siempre será recordado y que ha inspirado a miles de artistas. Él mismo lo dijo en los primeros días de Queen «No voy a ser una estrella, voy a ser una leyenda».

Revolucionó la moda y los shows que daba eran más que conciertos. ¡Gosh! daría lo que fuera por haber estado en uno y tener merch original de tan magno evento.

Freddie donde quiera que estés –tal vez en el salón de la fama del cielo– gracias por dejarnos estos consejos de moda para toda la eternidad.

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Pero no todo el mérito es para él…

El estilo de Freddie Mercury era como ningún otro. Amaba la moda y también la diseñaba, de hecho, era diseñador gráfico graduado de la Ealing College of Art, así que tiene sentido… pero no todo se le ocurría a él. 

Zandra Rhodes, la diseñadora de Queen en los 70s, dijo que Freddie le daba mucha importancia a sus atuendos en los conciertos. Mercury una vez dijo «No es el concierto lo que ves, es un desfile de moda».

Él y Zandra le dieron al estilo de la banda una pasión por la teatralidad que dio lugar a las mejores prendas vistas en el escenario. “No somos como todos los demás. Si acaso, tenemos más cosas en común con Liza Minnelli que con Led Zeppelin”.

Reglas de estilo de Freddie para ser un Champion, my friends

El estilo de Freddie Mercury estaba siempre en evolución, desde su traje satinado en Bohemian Rhapsody; su bodysuit monocromático en We are the Champions; la icónica playera blanca sin mangas en la presentación Live Aid en 1985; la jamás olvidada chaqueta amarilla (a juego con su mostacho) en Wembley, Londres. Y, por supuesto, nadie luce pelo en pecho mejor que Mr. Mercury.

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Bodysuits

Freddie sacó provecho de su figura y, claro, le encantaba dar shows en ajustados bodysuits. Era el tipo de persona que le gustaba arriesgarse y por eso se iba de aventura con diferentes estampados, texturas y telas para sus trajes. Su mantra era sencillo, «Me visto para matar, pero sin perder el buen gusto».

Chaquetas Militares

Fue uno de los grandes artistas que le dio otra definición a las chaquetas militares. La que llevó al concierto Live Aid fue hecha por Emanuel’s, la firma del vestido de novia de Lady Di.

Mercury hizo que las chamarras no se vieran tan rígidas y aburridas, sino con un toque más divertido. Me imagino que al momento de quitársela en los conciertos los gritos eran de locura y es por eso se convirtió en un must en su armario… y también debería serlo en el nuestro.

Cuero

Esta tela es un SÍ seguro para darle una imagen totalmente diferente a cualquier outfit, aunque a veces pueda ser un reto ponérsela. Por supuesto, esto no aplica si eres Freddie Mercury. Él se movía perfecta y salvajemente por el escenario haciendo sus exóticas poses.

El mejor ejemplo de que si te atreves a usar cuero más seguido serás un/a total badassssssss.

Básicos

En los ochenta, el look andrógino se quedó atrás. Freddie se cortó el pelo, se dejó crecer el bigote y optó por un par de jeans, una tank top blanca y un cinturón con tachuelas. Era fiel creyente de que menos es más, así que eligió prendas minimalistas, pero sin dejar atrás el ardiente estilo que sólo un verdadero master podría llevar.

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Freddie es un ícono de la moda, no solo por las prendas extravagantes que llegó a usar, sino también por la actitud con la que las llevó. Sin duda se divertía en el escenario y dejó un gran legado que ha inspirado a grandes diseñadores y a muchos de nosotrxs.

Hashtaaaag #FreddieForLife.

¡Felíz Día del Perro! 6 personas nos cuentan sobre la relación con sus perrhijos

Día del perro
Fotos. Alejandro Atocha

Los perritos son amor. Están ahí para levantarnos el ánimo cuando más lo necesitamos, comerse nuestros zapatos y para recordarnos que la vida puede ser mucho más sencilla de lo que a veces nos empeñamos en reconocer.

Para celebrar el Día del Perro, le preguntamos a 6 orgullosos padres y madres de perrhijos cómo es la relación con sus canes y qué importancia tienen en sus vidas.

 

Scarlett y Pantera (6 meses juntas)

Día del perro

Cómo llegó a tu vida: Después del sismo no podía estar sola, tenía insomnio horrible y demasiada ansiedad. Nunca tuve mascota, pero de pronto me sorprendí enamorándome de perros en la calle. Fui a Guerrero para pasar el Año Nuevo acampando y surfeando, y ahí encontré la hermosa Pantera corriendo, toda mugrosa, pulgosa, con heridas por luchar con las gallinas del pueblo. Resultó que buscaba casa… y así iniciamos el 2018 juntas, las dos cubiertas en arena.

Qué representa para ti: Autenticidad, tranquilidad, mi BFF y la más peluda de mi Girl Gang.

Qué es lo que más te gusta de su personalidad: Que es a partes iguales juguetona y huevona… también puede ser la mas mugrosa o la mas elegante, así que puedo ser yo misma con ella jeje

Día del perro

 

Pol y Konga (5 años juntas)

día del perro

Cómo llegó a tu vida: Mis papás tienen a los papás de Konga y cuando tuvieron a los cachorros enseguida fui para escoger a mi nueva hija.

Qué representa para ti: Konga es mi acompañante de vida y el canal por el que he logrado comprender y apreciar, a ser más empática con todas las formas de vida, es quien más me ha hecho crecer como ser humano.

Qué es lo que más te gusta de su personalidad: Creo que mencionar una sola cosa me quedaría corta. El amor incondicional y el desinterés por recibir lo que da es lo más puro que he tenido en mi vida .

día del perro

Jonathan y París (6 años juntos)

Cómo llegó a tu vida: Estaba pasando por una etapa un poco complicada, bueno, la verdad, era la soltería lo que me estaba afectando, y un día una compañera de trabajo llegó muy emocionada porque su perrita había tenido cachorros. Lo pensé dos segundos y la siguiente semana conocí a Paris, en la esquina del patio juzgando a su hermanos, en ese momento supe que éramos el uno para el otro.

Qué representa para ti: Puro amor, me sigue a todos lados, siempre sabe cómo hacerse querer, básicamente mi confidente más confiable. Jamás, jamás ha contado nada de lo que le digo o lo que ve cuando me juzga con esos ojos de capulín.

Lo que más te gusta de su personalidad: Aunque se escuche narcisista, amo que sea igual que yo. Le vale todo, si pudiera dormiría siempre, es necio, le encanta salir a bares, cafés o a donde vaya, y hasta no se lleva bien con los niños. Bueno, hasta a los cachorros odia.

día del perro

 

Cecilia y Corcho (5 años juntos)

Cómo llegó a tu vida: Antes tenía otro perro y ese perro tuvo hijas, y una de esas hijas tuvo cachorros (Corcho). O sea, me regalaron al nieto de mi perro anterior.

Qué representa para ti: Pues muchas cosas, Corcho llegó cuando mi papá murió. Mi mamá tenía que arreglar algunas cosas y papeles y mis hermanos trabajaban, entonces Corcho y yo estábamos solos todo el tiempo, y cuando me salí de mi casa Corcho se vino conmigo. Entonces podrías decir que representa compañía y bienestar porque siempre que estoy con él me siento feliz, es mi familia.

Qué es lo que más te gusta de su personalidad: Que es súper súper tierno, es como mi sombra. A donde vaya, él viene conmigo y es muy inteligente. Incluso cuando me baño con la puerta abierta él me espera ahí acostado.

día del perro

José y Suka (4 años juntos)

día del perro

Cómo llegó a tu vida: Nos la regaló una amiga de mi hermana cuando tenía dos meses.

Qué representa para ti: Es una amistad incondicional que depende de un lenguaje distinto al hablado, además de una compañera para afrontar la vida. Siempre ha tenido una actitud alegre a pesar de lo que nos ha tocado vivir.

Qué es lo que más te gusta de su personalidad: Su rebeldía, porque eso la hace no ser un animal sumiso y siempre exigir lo que cree que le toca (que no siempre es lo que acaba consiguiendo).

día del perro

Ceci y Cosme (10 años juntos)

ceci palacios y cosme

Cómo llegó a tu vida: Quería un perro flojo y me dijeron que los basset hounds eran dormilones, así que busque en Mercado Libre y ahí lo conseguí.

Qué representa para ti: Todo, es el amor de mi vida.

Qué es lo que más te gusta de su personalidad: Que es independiente, me entiende y me conoce perfecto, es un divo.

día del perro

Todo lo que tienes que saber sobre el PrEP, el tratamiento preventivo para el VIH

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tratamiento preventivo del VIH
Foto. Rawpixel

Mucho se ha hablado sobre el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), los riesgos que implica el tener el virus, las medidas que hay que tomar en cuenta para protegernos del contagio y, sobre todo, las posibilidades de encontrar una cura definitiva. Aún no existe, pero por suerte algunxs médicxs se han puesto las pilas para desarrollar un tratamiento preventivo y así poder reducir, un montón, el riesgo de contraer el VIH.

¿Qué es el PrEP?

En la presentación del Tratamiento Preventivo del VIH realizada por Sandoz, la división de genéricos de Novartis, explicaron que PrEP significa literalmente “profilaxis prexposición”, pero a lo que se refieren es a un tratamiento preventivo del VIH. No es una vacuna, es un tratamiento que se toma diariamente en forma de pastillas para evitar la infección. Los medicamentos que contiene el PrEP (tenofovir y emtricitabina), pueden impedir que el virus se establezca en el cuerpo y se propague.

Para esto, se toma una pastilla al día del PrEP y así se logra proteger contra la infección del VIH antes de ser expuesto. Si dejas de tomarla se pierde el efecto. El PrEP puede reducir el riesgo de infección de VIH en más del 92% a través de las relaciones sexuales y en 70% a través del consumo de drogas inyectables. 

¿Dónde lo encuentro?

Antes que nada, es importante señalar que para tomar el PrEP es necesario acudir con un especialista, sólo así podremos saber si somos candidatxs a tomar el medicamento o no, es por ello que el PrEP no se encuentra fácilmente en una farmacia o algo así.

Desafortunadamente, en nuestro país sólo podemos obtenerlo a través de la medicina privada, pero su costo es bastante elevado (alrededor de $12,000 pesos por una caja con pastillas para todo el mes). Sin embargo, recientemente se ha implementado un genérico del PrEP para que sea mucho más accesible (costando entre 3 y 4 mil pesos). 

tratamiento vih
Foto. Rawpixel

¿Quiénes pueden tomar el tratamiento?

Como mencioné antes, es esencial contar con una evaluación adecuada para descartar que no se tenga ya una infección por VIH, porque en caso de que ser portador del virus, el PrEP puede afectar la evolución de la enfermedad y crear un virus resistente a los medicamentos. 

A partir de esto, se recomienda para personas VIH negativas que mantengan relaciones sexuales con personas VIH positivas o de alto riesgo, así como que compartan drogas inyectables con personas VIH positivas. También se recomienda a personas que hayan contraído una ETS (enfermedad de transmisión sexual) en los últimos 6 meses.

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Todavía hay más sobre el tratamiento preventivo del VIH…

Los grandes beneficios del tratamiento es que no tiene efectos secundarios, las mujeres embarazadas pueden tomarlo e incluso evitar que el bebé contraiga el VIH, así como el evitar el contagio de VIH en más personas. Sin embargo, nunca debe dejar de acompañarse por el uso del condón y otros métodos de prevención sexual de enfermedades. 

Si consideras que podrías ser candidatx o te interesa más sobre el PrEP no dudes en acudir con tu médicx especialista para que te recomiende la mejor opción.

Maremoto #024 | ¿Quieres un consejo honesto? «Lidia con tu mierda»

consejo honesto

Maremoto es una serie quincenal de viñetas ilustradas creadas por Mariana Lorenzo para Malvestida. Puedes conocer más sobre el trabajo de Mar siguiéndola en su cuenta de Instagram.

“Me dicen Mar. Me llamo Mariana pero nadie me conoce por ese nombre. Tengo 23 años y nací y vivo en la Ciudad de México, lugar que odio y amo por igual. Me gusta dibujar y también sé bordar. No puedo estarme quieta y lloro mucho. Me encanta la moda y me gusta usar ropa vieja. Nací el 5 de septiembre, así que soy Virgo. Soy feminasty y encima de eso, queer. A veces tengo miedo y a veces ansiedad, pero aquí sigo. Mi mamá dice que me encanta provocar y que siempre estoy en contra de todo, y pues, tiene poquita razón. Hablo de todo esto y de lo que me pasa por la mente en mis dibujos, bordados y en todo lo que hago. Si tiene dudas, no tarde en preguntar”.

En esta edición de Maremoto, Mar Lorenzo nos da un consejo honesto que muchas veces nos urge escuchar: hazte responsable de tus problemas. O, en palabras más coloquiales: lidia con tu mierda.

consejo honesto

Dental Dam o barrera bucal: una alternativa para tener sexo oral seguro

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dental dam

Cuando hablamos de protección durante el sexo oral, es probable que lo primero que venga a nuestra mente sea la imagen de un condón, pero ¿qué pasa cuando quien recibe el blow es una persona con vulva? Ahí es donde entra el –no tan famoso, pero sumamente útil– dental dam o barrera bucal.

La primera vez que escuché acerca del uso de la barrera bucal para el sexo pensé que era un broma (I mean, WHUUUT?). Sabía que era algo que los dentistas usaban para sus procedimientos, no algo que pusieras en tus partes íntimas. Además, ¿cómo era posible que algo que se originó en una oficina dental (probablemente uno de los lugares menos sexis en la Tierra) se use para dar placer?

No te preocupes, tengo respuestas…


¿Qué es el Dental Dam?

Tal y como explica el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), del gobierno de Estados Unidos, el dental dam es «una película de látex o poliuretano que se usa entre la boca y la vagina o el ano durante el sexo oral». Generalmente miden alrededor de 15 x 20 centímetros.

En sus inicios, el dental dam se creó para que los dentistas pudieran proteger la boca al realizar trabajos dentales en un diente aislado (de ahí que su nombre lleve la palabra «dental»). Pero luego la humanidad descubrió que podían tener otro uso muuuuucho más interesante.

A diferencia de los dental dams que usan los dentistas hoy en día, los que son creados para el sexo oral son mucho más delgados y permiten una mayor sensibilidad.

¿Cómo se usa?

Pues, básicamente, solo colocas la película sobre vulva o ano y ya, le das vuelo a la hilacha. El dental dam no tiene ningún tipo de adhesivo, por lo que es importante que lo sostengas con las manos para mantenerlo en su lugar.

Imagen. CDC

¿Por qué usar un dental dam?

Aunque obtener una ETS a través del sexo oral es menos probable que contraerla a través del sexo vaginal o anal, no deja de ser una posibilidad latente. Algunas de las enfermedades que se pueden adquirir por sexo oral son la clamidia, hepatitis (A y B), el virus de Papiloma Humano, gonorrea, sífilis, herpes y VIH.

¿Qué hacer y qué no hacer?

El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades da algunas indicaciones muy puntuales:

Lo que sí:

Usa una barrera bucal de látex o poliuretano nueva siempre que tengas sexo oral.
Lee las instrucciones del paquete y verifica la fecha de vencimiento.
Comprueba que no tenga defectos o roturas.
Colócalo antes de tener sexo oral y mantenlo en su sitio hasta que termines.
Utiliza lubricantes a base de agua o silicona para evitar que se rompa.
Guarda las barreras bucales en un lugar fresco y seco.

Lo que no:

NO reutilices la barrera bucal.
NO estires la barrera bucal, ya que puede romperse.
NO utilices nonoxinol-9 (un espermicida), ya que puede provocar irritación.
NO utilices productos a base de aceite, como aceite para bebés, lociones, vaselina o aceite de cocina, ya que pueden dañar o romper la barrera bucal.
NO deseches la barrera bucal por el inodoro, ya que puede obstruirlo.

Okaaaay… ¿dónde puedo conseguirlo?

Puedes comprarlos en línea o en algunas sex shops, pero también puedes hacer el tuyo utilizando un condón. Simplemente corta la punta con unas tijeras y luego haz otro corte a lo largo y ¡listo! obtendrás un dental dam casero.

Al igual que los condones, las barreras bucales pueden tener una variedad de sabores y materiales (como el poliuretano si eres alérgico al látex). Desafortunadamente, todavía es raro encontrarlos en el pasillo de condones de alguna farmacia, pero recuerda que siempre pueden estar a un clic de distancia.

Mi problema con el alcohol (y la verdadera razón por la que prefiero no tomar)

problema con el alcohol
Foto. Justin Aikin /problema con el alcohol

Hay pocas cosas sobre las que me he sentido altamente segura durante mis 29 años de vida. Que la vida de oficina no es para mí, que necesito expresarme a través de la creación y que podría ser una potencial adicta.

Para cuando tenía 10 años, mi “adicción” a la comida chatarra me dejó muy en claro que no necesitaba otro vicio. Pasaba los días comiendo o pensando en comida y sólo me detenía a dormir, bañarme y caminar hacia la cocina por más azúcar.

Algo externo dictaba gran parte de mi enfoque y claridad mental, mi estado emocional, el aspecto y salud de mi cuerpo e incluso mis relaciones con la familia y amigos.

¿Otro vicio? No, gracias

Me parecería casi ridículo pensar que un pedazo de pastel en el refrigerador o una bolsa de papas fritas fueran muchísimo más fuertes que mi voluntad. Sentía que el consumo estaba totalmente fuera de mi control y el dolor que me causaban mi cabeza y mi estado físico me hicieron decidir firmemente que nunca probaría sustancias adictivas como un cigarro y drogas.

Y aquí entra una de las preguntas que más me han hecho en mi vida: ¿por qué no tomas alcohol? Seguida por: ¿no te gusta?, ¿pero nada?, ¿nunca has tomado?

Mis breves –y fallidos– encuentros con el alcohol

No me encanta el alcohol. Me agradan cosas muy dulces como el Baileys (que para eso mejor me ensarto un brownie). He probado y he estado happy 3 veces en mi vida. La primera fue para llamar la atención de un sujeto que me gustaba; la segunda fue para excusar las dos bofetadas que le solté al mismo sujeto porque nunca me haría caso y la última fue estando con mi mamá y un chico con el que salí.

Andábamos por el centro de Mérida, se me antojó una margarita frozen, me la tomé con el estómago vacío como si no hubiera mañana (porque para mí era como un smoothie) y cuando me golpeé la nariz en la barra supimos que era momento de subirme al coche y llevarme a casa a dormir.

Así que no, jamás he estado borracha en mi vida, no me intriga, no me interesa, me da lo mismo. Y tampoco lo digo con la intención de sonar interesantísima, más bien es porque no me gusta cómo me hace sentir.

Mi problema con el alcohol

No me gusta el ardor en el estómago, las orejas calientes, ir al baño con un olor raro, el dolorcito de cabeza o la ansiedad que me genera (y eso que jamás he estado peda).

Tampoco me gusta ver lo que hace en algunas personas; esa necesidad de tomar por pertenecer, porque sienten que sólo así pueden “ser ellos mismos” o porque de otra forma no harían o dirían algo que traen dentro. Me hace pensar en mis propias “adicciones” y el vacío que ninguna cantidad de chocolate puede llenar.

Me veo reflejada en partes de ellos y me recuerda a mi propia falta de control. Sería muy ignorante y estúpido generalizar lo que el consumo de alcohol significa para cada quien, tal como lo es con la comida chatarra, especialmente viniendo de alguien como yo que no tiene idea de lo que habla cuando de beber se trata; pero lo que he experimentado ha sido suficiente para no querer más apegos en mi vida.

Una decisión acorde a mi estilo de vida

Nunca sentí que me dejaran de lado por no tomar. La verdad es que nunca he salido mucho, mis papás no toman ni fuman y diré que ver a algunos familiares en modo borrachera me hacía (hace) sentir de lo más incómoda.

Por el contrario, siempre he sentido que, personalmente, no beber me recuerda que puedo elegir y, sobre todo, que también puedo ser muy empática con personas que se sienten fuera de control cuando se trata de alcohol u otro tipo de dependencia. Simplemente preferí no arriesgarme a apegarme a más sustancias o situaciones.

Creo que eso es; comprendo bien, desde mi perspectiva, cómo se siente una adicción. Pruebas algo que al momento se siente bien, alivia, calma o hasta parece que te acompaña o te hace sentir más feliz que nunca. Dura muy poco y la caída siempre es dolorosa. Crees que tú lo controlas cuando está lejos de ser así o que «una vez más» y luego lo dejas.

Efecto placebo

El efecto no suele ser real, me atrevo a decir que nunca lo es. Siempre queremos recrear la ilusión de bienestar con más y más consumo y no lo conseguimos. Nos aleja de nosotros mismos y de otros, nos borra la realidad y nos dibuja una nueva que usualmente esconde todo lo que no queremos enfrentar; se nos lastima el cuerpo y la mente.

No puedo decir que “satanice” el consumo de comida chatarra o de alcohol, porque conozco el balance, pero sólo porque he conocido los extremos y sé que nada se pone divertido por ahí. Sé de eso que vive en mí y que podría dispararse en una semana, tres años o nunca.

Creo que mi problema con el alcohol viene simplemente de conocerme un poco más cada día, de ser honesta conmigo y de mi trabajo personal, eso es todo.

Conozco mis alcances y a veces reconozco qué es lo que realmente me hace falta cuando lo busco en comida o relaciones dependientes y, finalmente, sé que nunca estará al fondo del plato, en la aprobación de nadie y mucho menos en una botella de alcohol.

Los biker shorts están de regreso: cómo llevarlos como una diva noventera

biker shorts
Foto. Nadia Aboulhosn

Si has estado al tanto de las tendencias en Instagram, seguro has visto que romper las reglas esta de moda. A veces usamos los aretes en el cabello y otras nos ponemos ropa fuera de contexto, como los biker shorts.

Aunque hagas berrinche, esta prenda está de moda otra vez  y, pensándolo bien, quizá deberíamos darle una oportunidad.

¿Dónde surgió?

Esta tendencia era de las favoritas en los 90s para ejercitarse, lo podemos ver en mil películas y series de la época como Clueless, Salvados por la Campana, Juego de Gemelas y El Príncipe del Rap, pero quien sin duda es la más recordada por llevar esta prenda es Diana, la Princesa de Gales.

Los biker shorts están de vuelta

Casi 30 años después de su furor, al parecer los diseñadores se fueron a un rally de ciclismo por las capitales de la moda y decidieron rescatar el short de lycra. Lo vimos en las pasarelas de Saint Laurent, Off-White, Nina Ricci, Fenty, Yeezy y, como era de esperarse, una vez más, Kim Kardashian se adueñó de los biker shorts llevándolos a todos lados.

¿De verdad son shorts de ciclismo? ¿Tengo que comprarme una bicicleta para usarlos?

Sí, son shorts de ciclismo, no, no tienes que andar en bicicleta para ponértelos, así que no te preocupes si jamás aprendiste a andar en una. No tenemos la mínima idea de cuánto vaya a durar esta tendencia, pero lo que sí está claro es que acentúa nuestras curvas.

Pros

Son los nuevos leggings, así que si te encantan, pero ya te aburrieron, créenos, los biker shorts son igual de cómodos, versátiles y prácticos. Además, cuando pasen de moda siempre tendrás una excusa para seguir usándolos: hacer ejercicio y salir a andar en bicicleta.

Contras

Si de por sí el llevar cualquier prenda atrae miradas no solicitadas, los bikers shorts son especialistas en marcar el contorno de tu cuerpo centímetro a centímetro, pero que nada te detenga, tú pórtalos con orgullo con todo y camel toe.

¿Con qué combinarlos?

Son tan fáciles de combinar como los leggings, el chiste es encontrar el par perfecto que haga resaltar tus curvas de fueeeeeeeego.

Largo

Busca el largo que te haga sentir más cómoda. Normalmente se usan más abajo de los muslos, pero puedes encontrar unos más cortos o por encima de la rodilla.

Tela

Empezaron a usarse los de spanx, pero los más cómodos son los de algodón, aunque hay que tener cuidado con el color y la ropa interior que usas, porque se puede transparentar un poco. Si quieres evitar esto puedes optar por unos deportivos y no casuales, la tela es más gruesa e incluso son absorbentes al sudor. Prueba diferentes para ver cuál es el que mejor pone todo en su lugar.

Ajuste

Los biker shorts más alabados en Instagram son los de tiro alto porque le dan una forma más estilizada al cuerpo, algo muy útil después de haber pecado al comerte esa pizza… completa… tú solita…

¿Con qué puedes usarlos?

– La Diosa suprema de los biker shorts, Kim Kardashian, los usa con tenis, zapatillas e incluso botas. Estas opciones se ven increíbles para todo tipo de cuerpo y estatura.

– Con una playera o sudadera oversized, crop top, camisas, blusas. Como Nadia Aboulhson combina sus biker shorts negros con una camisa blanca de vestir.

https://www.instagram.com/p/BlCBwRpjYQp/?taken-by=nadiaaboulhosn

– Con una bomber jacket, un blazer, chamarra de piel o de mezclilla. Se vale de todo. La clave es equilibrar las proporciones. En lugar de usarlos muy ajustados opta por el contraste emparejándolos con chaquetas sueltas, un vestido con botones en la parte superior o con varias capas de ropa.

Pro tip: Algo que no puede faltar para verte como una verdadera reina de los biker shorts es una cangurera. En Malvestida te recomendamos algunas opciones hechas en México.

Así que ya no se vale decir «a mí nadie me avisó». los biker shorts son la prenda ideal para esta temporada de calor ya sea que estés en la ciudad o en la playa. Así que evoca a tu diva noventera interior y ¡saca la lycra!

Cosas que nadie dice –pero hay que saber– sobre tener senos grandes

senos grandes
Foto. Tyler Nix

En mi pubertad nunca tuve necesidad de rellenar mi sostén con pañuelos desechables. Esa clásica escena de película gringa, jamás me representó, porque desde que recuerdo, tienen el mismo tamaño…

No voy a decir mi talla, lo único que diré es que son lo suficientemente grandes para no saber cómo controlar su peso durante un maratón (o cualquier ejercicio que implique brincar) y convertir una prenda con botones al frente en mi peor enemiga.

Algunos problemas de tener senos grandes

Cuando eres de “bubi abundante” es más fácil encontrar al amor de tu vida que un buen brassier. Y si lo logras, seguramente deberás invertir buena parte de tus ahorros. Así que aunque sí está padre usar un brasier super pro, en la cotidianidad me he hecho fan de los tops deportivos, así como de los bralettes en sus distintos bordados y colores.

Otra gran odisea es la búsqueda del sujetador del bikini, el cual, tiene que cumplir tres verbos: levantar, moldear y cubrir. Aquellos modelos hermosos, que venden en esas tiendas que ponen dos veces al año unas super ofertas, a mí no me sirven.

La clave está en el balance

Cuando tienes senos grandes, cada compra de blusas, playeras y vestidos implica hacer un ejercicio de honestidad. Algo que me ha funcionado es conservar el equilibrio entre la parte de “arriba” y la de “abajo”.

En la primera utilizo un solo color, evito rayas, estampados, olanes, cuellos de tortuga, botones, ciertos tipos de tela, como la lycra –a menos que sea de muy buena calidad– y, por supuesto, los escotes. No sé lidiar con éstos. Me hacen sentir incómoda e insegura en mis movimientos corporales.

Sin olvidar, obviamente, las miradas lascivas de ciertos hombres que piensan que no nos damos cuenta de su micromachismo. Sí señores, dirigir su mirada a esa parte de nuestro cuerpo es un acto de violencia e intimidación, así que evítenlo, por favor.

Respecto a la parte baja, ahí sí experimento con todo: vestidos y faldas cortas o largas, short y pantalones de mezclilla, aguados o como sean.

Un buen cuidado

Aunque respeto la decisión de aquellas mujeres que deciden operarse las bubis, me cuesta trabajo aceptar que quieran complicarse la vida, sin embargo, a las que vivimos con una talla mayor a la 38-B, no nos queda más remedio que disfrutarlo.

El uso de una buena crema es elemental. Después del baño y antes de dormir úntate todo lo que tengas. Mi crema favorita es una de manteca de cacao que venden en cualquier supermercado, la mezclo con un poco de aceite de coco o almendras, esto además de controlar las estrías disminuye la hinchazón hormonal.

Primero la salud

Si tienes senos grandes, seguramente los dolores de espalda son una constante en tu vida. Personalmente, una posición de yoga que me ayuda a controlarlo es arrodillarme al suelo y dejar caer las nalgas sobre los talones y estirar las manos.

Por último, es importante tocarlas y observarlas ante el espejo todo el tiempo, eso ayudar, no sólo a auto explorarte y darte masajes, sino también a detectar alguna irregularidad: color, inflamación, bolitas, etc.

Ante cualquier síntoma, lo mejor es ir con tu ginecologx.

¡Terminó la serie de Luis Miguel! Aquí los looks de Marcela que no olvidaremos

looks de Marcela
Foto. Netflix

¡Terminó la serie de Luis Miguel! Después de 13 episodios de intriga y emoción, el mundo se quedó con mil preguntas sin responder. ¿Dónde está Marcela? ¿Qué hicieron con ella? ¿Luis Rey fue el culpable? ¿Quién sabe la verdad? ¿Quién es su estilista? ¿Dónde puedo conseguir sus outfits?

Tal vez no sepamos el paradero de Marcela, pero lo que sí es que la mamá de Luis Miguel –interpretada por la actriz Anna Favella– tenía un estilo increíble para vestir. Es algo obvio, ella tenía una gran pasión por el diseño de modas, confeccionaba los vestuarios de Luis Miguel y llegó a diseñar para Timbiriche esos trajes tan llamativos.

looks de Marcela
Foto. Juan Carlos Polanco/Netflix

Un viaje al pasado

Viajamos hacia los 70s y los 80s con los looks de Marcela más arriesgados: pestañas largas, peinados con flequillos a capas y llenos de volumen. Un look totalmente bohemio, estampados llamativos, aretes grandes y de diferentes formas, pantalones acampanados y súper ajustados a la cintura y plataformas para dominar las calles.

Los looks de Marcela son, sin duda alguna, una inspiración para actualizar nuestro closet.

look de marcela
Foto. Juan Carlos Polanco/Netflix

Los looks de Marcela que recordaremos siempre

Sus favoritos eran un par de jeans o pantalones acampanados y una camisa o polo con estampado floral, así la podemos ver en varias escenas, por ejemplo cuando empieza a trabajar en el diseño de los vestuarios de Timbiriche. O el hermoso pantalón color menta con una camisa con flores estampadas, que usa cuando tiene una pelea con Luis Rey sobre si dejar la escuela es lo mejor para la carrera de Micky.

looks de marcela
Foto. Netflix

El legado del track suit

Al parecer los track suits están de moda desde esa época, cuando un Luismi adolescente le cantaba a su madre la muy famosa canción que lleva su nombre: «Marcela».

En ese concierto, inspirado en hechos reales, Marcela luce un conjunto blanco simple pero increíble. Se dice que esa vez fue la última ocasión que se vio a Marcela en público.

looks de marcela
Foto. Netflix

Vibras ochenteras

El vestido de rayas azul y blanco con detalles a colores que usó en su cumpleaños –en el cual, por cierto, casi la dejan plantada– es de admirar. Tiene un hombro al descubierto y un cinturón con hebilla dorada que grita «estilo ochentero» a todo pulmón.

Otro vestido que dejó marca en la serie fue uno clásico negro con plata, con un cinturón ajustado a la cintura con hebilla en detalles plateados, el cual usó en la fiesta de «El Negro» Durazo, quien supuestamente la pretendía.

looks de Marcela
Foto. Juan Carlos Polanco/Netflix

El vestido de la discordia

Y dejamos lo mejor para el final, el vestido que robó nuestros corazones y que parece sacado de un cuento de hadas moderno es el vestido plata. Aunque este haya traído problemas por lo polémico de quién se lo regaló, sin duda alguna nos dejó con la boca abierta cuando la vimos en el salón buscando a Micky en la boda de la hija de cierto presidente.

looks de Marcela
Foto. Juan Carlos Polanco/Netflix
looks de Marcela
Foto. Netflix

Por lo pronto ya tenemos inspiración suficiente para esperar a que salga la segunda temporada de la serie. El mundo se quedó con ganas de ver qué es lo que sigue y nosotrxs de seguir viendo los looks de Marcela.

3 importantes lecciones que aprendí de mi primer trabajo

lecciones que aprendí de mi primer trabajo
Foto. Rawpixel

No culpo a mis papás por no haber disfrutado mi vida universitaria, pero me infundieron tanto miedo al desempleo, que en lugar de enfocarme en estudiar, estaba constantemente angustiada sobre mi futuro profesional. Así que dos años antes de terminar la carrera en Comunicación, ya estaba buscando trabajo para no graduarme sin tener experiencia laboral.  

Mi sueño era trabajar en un periódico, así que fui practicante en tres redacciones distintas con la esperanza de que una de ellas se fijara en mí. Para mi fortuna, y a solo cuatro meses antes de terminar la universidad, uno de los medios más importantes me ofreció un puesto fijo.

Estaba feliz. Me imaginaba llegando a la redacción luego de un día reporteando en la calle, publicando en primera plana, entrevistando a personajes interesantísimos, contribuyendo a visibilizar problemáticas y cuestionar la autoridad a través de mis notas. A los 21 años es fácil idealizar un trabajo, sobre todo si es el primero.

De golpe con la realidad

Cuando fui a Recursos Humanos a conocer los detalles de la vacante, me dijeron que el puesto era para la sección de sociales… en un segundo, mi ánimo se vino abajo. Pero tal era mi ansiedad de no conseguir una oferta mejor, que acepté.

Y aceptar un trabajo sin estar medianamente convencida de que lo quieres es muy desgastante. Mi perfil no encajaba para nada en el puesto, mi jornada laboral consistía en hacer llamadas para recuperar información sobre fiestas y bodas. Sí, estaba en un periódico, pero no hacía periodismo.

Esa primera experiencia laboral me dejó muchas enseñanzas, y a cinco años de haber renunciado puedo reconocer al menos tres cosas importantes que aprendí y que puedes aplicar si estás viviendo una situación similar.

No te dejes presionar

Es normal querer complacer a los demás o escuchar consejos y sugerencias, pero cuando se trata de encontrar tu vocación o tu camino de vida, lo más importante es escucharte a ti misma.

Tómate el tiempo necesario para explorar alternativas y no te conformes con la primera opción, a no ser que realmente te guste. Además, no todos estamos llamados a ser parte del mundo Godínez; también se vale emprender un proyecto personal y no entrarle a lo corporativo.

Encontrar trabajo es muy difícil, pero si aceptas uno que no te gusta, estás dejando de lado oportunidades valiosas que serán más difíciles de encontrar si estás poniendo tu energía en un proyecto que no te gusta; a veces lo más sabio es arriesgarse y confiar en nuestras habilidades.

Explora el panorama completo

Si ya estás en un trabajo que no te gusta, no temas. Yo estuve casi un año en sociales, y aunque todos me decían que era imposible cambiarme de sección, aprovechaba mis días libres para escribir de temas culturales y compartía mis textos con otros editores.

No era fácil encontrar el tiempo y las ganas de hacer trabajo extra, pero era importante para mí al menos intentar moverme a otras áreas de la redacción. Cuando uno de los reporteros de cultura renunció sin avisar, el jefe de soft news me ofreció el puesto que tanto quería.

Así que antes de renunciar, agota todas las posibilidades que existen cerca de ti para mejorar tu situación dentro de la empresa; si aún así no estás convencidx, no te fuerces y sé honesta contigo.

En mi caso, trabajar en otra sección sí alargó mi tiempo en el periódico, pero me di cuenta que tampoco era lo que estaba buscando, sobre todo por las condiciones laborales que me ofrecían.

Sé agradecidx

Además del currículum que me dejó el primer trabajo, conocí gente increíble e hice muy buenas amistades. Es importante que no te enganches sólo en lo negativo y que seas generosx y agradecidx con las personas que te impulsaron.

Encontrar la felicidad en los momentos complicados te ayuda a ser más resiliente y te prepara para enfrentar la incertidumbre. No te frustres, ahora que ya sabes lo que no te gusta, podrás armar un plan de carrera mucho más enfocado, lo importante es no desanimarte. 

lecciones que aprendí de mi primer trabajo

Plogging en México: una forma de cuidar tu cuerpo y el medio ambiente

plogging en méxico
Foto. PloggingMx

El Plogging es una iniciativa creada en Suecia que propone hacer ejercicio mientras limpias tu ciudad.

Entrevistamos al colectivo PloggingMx, el cual lleva a cabo sesiones de plogging en la Ciudad de México para fomentar que la gente se ejercite, se divierta y sume su granito de arena para hacer del mundo un lugar mejor.

¿Hablas con machismo? Estas son algunas expresiones que puedes eliminar de tu vocabulario

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hablas con machismo
Foto: iStock/ Dima Sidelnikov

A medida que crezco y me alejo de los prejuicios que me acompañaron durante muchos años, así como de los estereotipos de rol que ocasionaron, por ejemplo, que en la primaria sólo para mujeres a la que asistí no nos dejaran jugar futbol –porque deporte de hombres– me doy cuenta de que el mundo que me rodea, aunque cada vez más progresivo, sigue siendo bastante machista, y para evidenciarlo ni siquiera tengo que hablar de la desigualdad de salarios que existe entre sexos o del acoso constante al que se enfrentan las mujeres en la calle, sino simplemente remitirme a mi propio vocabulario.

Entendiendo el contexto

Durante muchos años utilicé expresiones que, sin darme cuenta, resultaban sumamente sexistas. Una de las más comunes era la frase hacer las cosas “a lo macho” o “como hombre” asumiendo que el sexo masculino es sinónimo de valentía, fuerza y coraje, mientras que su contraparte, hacer las cosas “como niña”, significa que alguien es débil, frágil o incapaz de realizar algo. Dove evidenció esto en 2014 con una campaña en la que le pidió a niñas y adolescentes que corrieran, pelearan y arrojaran una pelota “como niñas”.

Las reacciones de ambos grupos fueron sumamente distintas, pues mientras que las niñas hacían las cosas poniendo todo su empeño, las adolescentes recurrían a gestos burlones para representarse.

Otro concepto que eliminé de mi léxico, aunque nunca fue una expresión que utilizara a menudo, es decir que algo increíble «es una verga». Lo siento, pero jamás he escuchado que alguien encuentre algo tan fascinante como para considerarlo una vagina, así que no veo por qué tendría que ser diferente con el genital masculino. Lo mismo pasa con decir «me la pelas», una expresión que hace alusión, literalmente, al acto de remover el prepucio de un pene sin circuncidar, y denota superioridad, nuevamente, alrededor del genital masculino. En todo caso, permitámonos utilizar ambos sexos, masculino y femenino, para expresar nuestra admiración por algo. Ya quisiera escuchar a alguien diciendo “¡Wow! La nueva película de Chris Hemsworth es una vulva”.

Madres, putas y mal cogidas…

Bajo ese mismo tren de pensamiento recae la frase «Me vale madre» (porque aparentemente una madre no vale nada) o “Chinga a tu madre” tan popular en el repertorio de insultos mexicanos. Y es que cuando se trata de ofender a alguien, la figura femenina siempre parece tomar un rol protagónico.

Seamos honestos, nadie te dice “Chinga a tu padre”. Aclaro que no pienso que haya que chingar a uno u otro. En todo caso preferiría que se la mentemos a los políticos corruptos o a gente que realmente lo merece. Imagina decir “Te vas y chingas a tu ladrón presidente” o “Chinga a tu corrupto jefe”. Cuando menos tendría más sentido.

Con la palabra puta pasa lo mismo. Una puta es una mujer que tiene sexo a cambio de dinero, pero decirle a un hombre puto no significa lo mismo, sino que se utiliza para referirse de manera despectiva sobre un homosexual o a alguien que, para continuar con el machismo, tiene “pocos huevos”.

Otra cosa que he dejado de hacer es llamar “mal cogida” a alguien que está de mal humor, porque a estas alturas asumir que una mujer necesita tener relaciones sexuales para estar plena parece bastante cavernícola. Vamos, que el sexo es una maravilla, pero definitivamente no es algo que tenga control absoluto sobre nuestro estado de ánimo o personalidad. Además, amigues, existe la masturbación.

Un cambio gradual

Para algunos, todo esto puede parecer un poco exagerado, pero la perpetuación de estas expresiones en nuestro lenguaje cotidiano refuerza la idea de que el hombre es superior a la mujer. Así que creo que es importante analizar cómo hablamos y replantear nuestro lenguaje, nuestras expresiones y la manera en la que nos referimos no sólo a nuestro propio sexo, sino al opuesto también.

Por supuesto éste es un proceso que lleva tiempo y aún hoy me sorprendo diciendo frases que no van de acuerdo con mis creencias e ideales, pero a medida que me vuelvo consciente del problema puedo cambiarlo y convertirme en parte de la solución.

*Nota actualizada el 13 julio 2018*

De México para el mundo: bolsas que son artesanía pura

bolsas artesanales mexicanas
Foto. Truss

México es un país en que convergen todo tipo de culturas, dialectos e ideologías, pero si algo compartimos de norte a sur es el amor por los colores y la herencia del trabajo artesanal, un legado que marcas contemporáneas han tomado como inspiración para crear colecciones que reinterpretan los símbolos, técnicas y materiales que han dejado huella de generación en generación.

Aquí algunas bolsas artesanales mexicanas que le añadirán un toque increíble a cualquier look.

Pantera

Creada por Alejandra y Laura Laviada, Pantera es una marca enfocada al trabajo 100% artesanal. Cada una de sus piezas es elaborada a mano por artesanos con más de 30 años de experiencia en el manejo de pieles.

Además de destacarse por su atención al detalle, las bolsas de Pantera se distinguen por la particularidad de que pueden personalizarse con las iniciales de quien las porte.

Pantera   bolsas artesanales mexicanas

TRUSS

Aunque la marca tiene mayor presencia en Nueva York, su alma es muy mexicana, ya que sus coloridos bolsos tejidos a mano son creados en colaboración con artesanos de Oaxaca, León y la comunidad Huichol en el norte de México. Además, una de sus cofundadoras, Elise Durbecq, es originaria de la Ciudad de México.

«Valoramos la preservación y el crecimiento del comercio artesanal de Oaxaca, y creemos que este conjunto de habilidades endémicas tiene un lugar en el mercado global de lujo. Es imperativo apoyar la continuidad del comercio artesanal para mantener a flote a sus comunidades», explica TRUSS en su sitio web.

Para consolidar su apoyo a las comunidades de artesanos, TRUSS realiza donaciones al Fondo Guadalupe Musalem, una organización benéfica que se dedica a brindar educación a jóvenes mujeres oaxaqueñas.

www.trussnyc.com

Angela Damman

«La gente habla de amor a primera vista y para mí, eso fue Yucatán, México». Así es como describe la diseñadora Angela Damman el motor que la llevó a crear una línea de accesorios cuyo material principal son fibras naturales hechas a partir de henequén y sansevieria.

A través de años de investigación, intercambio de ideas, conocimientos y pasiones con artesanas/os de pueblos yucatecos, su firma ha logrado darle una nueva dimensión a técnicas artesanales que se han utilizado durante décadas.

www.angeladamman.com

Folklor.co

Bolsas con estructura y diseños clásicos se combinan con los tejidos tradicionales de los 17 municipios de Altos de Chiapas, para hacer una fusión elegante entre tradición y modernidad.

«Creemos que el Patrimonio Cultural evoluciona cuando el tiempo fusiona arte y talento».

Un dato interesante es que los productos de Folklor.co llevan nombres de célebres mujeres mexicanas como Carmen Mondragón, Frida Kahlo, Elena Garro y María Félix.

«Detrás de los nombres de nuestras bolsas están mujeres, revolucionarias, pensadoras. Nuestra filosofía esta basada en el tributo a quienes cambiaron es status quo. Usamos el pasado como una referencia para el futuro que queremos co-crear. Estas mujeres nos han inspirado incontables veces y hoy les ofrecemos un tributo más por su estilo y su legado».

www.folklor.co

Mónica Xerrano

Las técnicas del bordado tradicional son la inspiración de esta marca que trabaja bajo un esquema de comercio justo con grupos indígenas de los altos de Chiapas, quienes realizan los bordados y tejidos, así como con artesanos de  Léon, Guanajuato, en la parte de marroquinería.

El bordado en punto de cruz a mano, el telar de cintura y el bordado en bastidor manual son algunas de las técnicas artesanales que destacan en sus productos.

www.monicaxerrano.mx

Recrear

Prácticas, resistentes y coloridas. Así son las bolsas creadas de cestería con molde y tejido de popotillo de trigo que elabora esta marca de la mano de artesanos experimentados.

Algo súper lindo de esta marca es que cada una de sus bolsas es hecha a mano y puedes saber qué artesano la confeccionó e incluso un pedacito de su historia.

Recrear

Paloma van den Akker

Originaria de Holanda, pero enamorada de Yucatán, Paloma van den Akker trabaja con artesanos de la península para dar vida a bolsas con esencia tropical y materiales a base de fibras naturales y maderas locales.

https://www.instagram.com/p/Bg-RptZFJF2/?taken-by=palomavandenakker

Los modelos de la marca están inspirados en la hermosa fauna, flora, luz, los colores y las técnicas de Yucatán, por lo que es común encontrar flamingos, jaguares e iguanas gigantes bordados en punto de cruz.

www.pvda.mx

https://www.instagram.com/p/Betx8GaFzHR/?hl=es-la&taken-by=palomavandenakker

Algunas de las razones por las que no me quiero casar

no me quiero casar
Foto. Rawpixel

Estoy en una relación estable y feliz desde hace 4 años. Estoy enamorada, me siento complementada y vivo con mi pareja, pero, contrario a lo que Disney me enseñó toda la vida, no me quiero casar. No me hace ilusión ni me imagino vestida de blanco caminando hacia el altar. Tampoco anhelo que mi novio se ponga de rodillas y me entregue un anillo de compromiso. Es más, creo que eso es algo que me daría hasta vergüenza.

Lo curioso es que en algún momento de mi vida pensé que sí quería casarme. Con varios novios llegué a fantasear sobre mi boda y alguna vez hice un tablero de Pinterest al respecto.

Con un ex incluso llegué tan lejos como hacer la lista de nuestros invitados. A fin de cuentas es lo que había visto en las películas, en mi familia, en mi círculo social. Era lo que se esperaba que pasara, el «fin último» de tener un noviazgo, «el día más feliz de mi vida»… Sin embargo, todo cambió cuando comencé a cuestionar los ritos que veía repetirse una y otra vez en cada boda a la que era invitada.

Cuestionando las tradiciones

Algunas de las razones por las que no me quiero casar son que me causa conflicto que el matrimonio esté fundamentado en la idea de permanecer con una misma persona toda la vida, además de estar rodeado de tradiciones que, en su origen, colocan a la mujer como un simple objeto de intercambio.

Toda la estructura tradicional de las bodas –hablando en específico de las católicas– está sustentada en una visión en la que el hombre es quien toma las decisiones, mientras que la mujer es sumisa.

Lo vemos, por ejemplo, en cosas como que el novio es quien «pide» a la novia; que la ceremonia solo la pueda oficiar un hombre; que el papá entregue a su hija en el altar como si cediera al yerno su «posesión», o que el esposo diga al entregar las arras «Recibe estas arras: son prenda del cuidado que tendré de que no falte lo necesario en nuestro hogar» y ella responda «Yo las recibo en señal del cuidado que tendré de que todo se aproveche en nuestro hogar».

Patriarcado puro y duro.

¿Y si no me caso?

Afortunadamente, con el tiempo me di cuenta de que las cosas se pueden hacer de otra manera. Empecé a conocer cada vez más a parejas maravillosas viviendo juntas –algunas con años de noviazgo y otras no tanto– que no sintieron la necesidad de que un sacerdote bendijera su unión o de seguir las tradiciones del deber–ser, y me di cuenta de que el amor no necesita estar condicionado por la religión o la ley para ser comprometido y duradero. Que un papel o fiesta no determina el «éxito» de una relación.

Al fin dejé de sentirme culpable por no querer el vestido blanco, las damas, el ramo de rosas y el pastel con muñequitos en la parte superior.

No me quiero casar

Cuando le dices a alguien que no quieres casarte suele haber dos tipos de reacciones, a los que les da completamente igual y los que sienten la necesidad de convencerte de que el matrimonio es lo mejor que puedes hacer con tu vida.

“Le da solidez a tu relación”, “Seguro no has encontrado a la persona correcta”, “Cuando quieras tener hijos vas a pensar completamente diferente” son algunos de sus argumentos, y aunque sé que hay muchas formas alternativas de celebrar una boda sin el elemento religioso, sigo sin verlo como algo en mi lista de cosas por hacer, principalmente porque todavía tengo muchas preguntas con respecto a las relaciones de pareja y la monogamia.

No tengo todas las respuestas, pero al menos me gusta tener que cuestionarlo y descubrirlo, en vez de tenerlo como un chip insertado en la cabeza.

¿Un matrimonio a la medida?

He pensado que si algún día llego a casarme, quizá lo haría por la parte legal y estrictamente por los beneficios y responsabilidades que conlleva el construir tu vida junto a otra persona, pero poniendo sobre la mesa que ese contrato es soluble, que las personas y sus sentimientos cambian y que el que una relación no dure para siempre no significa que fracasó, simplemente que cumplió su ciclo. Sé que no suena nada romántico, pero al final del día el matrimonio es eso, un convenio entre dos partes.

Afortunadamente, muchas personas vivimos hoy en un mundo en el que, junto con nuestra pareja, tenemos el privilegio de plantear las relaciones personales a nuestra medida, y con base en ello tomar la decisión que consideremos que va mejor con nuestros ideales y estilo de vida.

Para mí, por lo pronto, una relación feliz es una en la que no haya boda.

No te resistas, ha llegado el momento de comprar un popote de metal

popote de metal
Foto. Element5 Digital

¡Llegó la revolución del popote de metal!

No es ninguna sorpresa que el plástico polipropileno o poliestireno de los popotes que usamos para succionar nuestros smoothies y bebidas refescantes es altamente contaminante. Afortunadamente, cada vez se toman mayores acciones a nivel global para frenar su uso.

Si no nos crees, aquí algunos puntos contundentes que indican que ha llegado el momento de comprar un popote de metal

De propuesta a ley

A nivel federal, en abril de 2018 la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la Ley General para que los establecimientos de comidas y bebidas «no promuevan el consumo de popotes, salvo que le usuario así lo disponga», ya que estos pueden tardar hasta 200 años en degradarse y lastimar la fauna marina. Sin embargo, en mayo de 2018, Veracruz fue más allá y se convirtió en el primer estado de México en prohibir y sancionar gradualmente el uso de bolsas de plástico y popotes en establecimientos comerciales, lo cual sienta un precedente importante para que otros estados hagan lo mismo.

Las empresas grandes hacen lo suyo

Una de las bebidas de fruta más emblemáticas de México es el Boing, que lo mismo sirve para maridar con unos tacos de barbacoa que para refrescarte en un día de calor. Bueno, pues Pascual, la empresa que produce Boing, dio a conocer que disminuirá significativamente el uso de popotes al rediseñar los paquetes de su producto estrella.

“Ya estamos visualizando que, en el futuro, nuestros envases, sobre todo medianos hacia arriba, todos tengan taparrosca, con la finalidad de que se vaya disminuyendo el consumo del popote y plástico», anunció Salvador Torres Cisneros, director de la Sociedad Cooperativa Trabajadores de Pascual.

Otros esfuerzos

Otro ejemplo es el de McDonald’s, que para 2025 se comprometió a sustituir el material plástico de sus popotes, o Starbucks, que planea que para 2020 ninguna de sus más de 28 mil tiendas a nivel mundial ofrezca a popotes de plástico. Para lograrlo, cambiarán las tapas de sus envases y ofrecerán popotes hechos con materiales reciclables, como el papel y los plásticos compostables.

Con esta iniciativa, la cadena de cafeterías podría eliminar el uso de más de mil millones de popotes de plástico por año.

Popotes reutilizables

Una forma de ayudar al medio ambiente, además de ya no pedir popotes en los restaurantes, es comprar uno reutilizable, ya sea de acrílico, vidrio, bambú o, los favoritos del momento: de metal.

https://www.instagram.com/p/BktYwH5HUD2/?tagged=ecostraw

Cada vez más opciones

El popote de metal, también llamado #EcoStraw, está hecho de acero inoxidable y puede venir en diferentes grosores, formas y colores que van de un oro rosa a un cromático multicolor altamente Instagrameable. Además, generalmente incluye un limpiador y un estuche para que puedas llevarlo dentro de tu bolsa o mochila sin mayor problema.

Si hablamos de precios, el popote de metal es cada vez más accesible. Lo puedes encontrar por $50 pesos o en paquetes de 3 o 4 popotes por un precio de entre $100 y $200 pesos. Si quieres un kit con más diseño o algún color peculiar, entonces es posible que el precio se eleve. Hay para todos los gustos.

¿Dónde conseguirlos?

Si quieres conseguir tu popote de metal y salvar tortuguitas bebés, entonces te recomendamos ver quién en tu círculo cercano los vende. Siempre hay una amiga de una amiga que es eco-emprendedora y seguramente lo está moviendo entre sus conocidos (pregunta en Facebook). También puedes darte una vuelta en tu supermercado de confianza o tiendas ecologistas, pues ya es común encontrarlos ahí.

Ahora que si lo tuyo es comprar en línea, entonces más fácil imposible. Una búsqueda sencilla en Google arrojará resultados en páginas como Amazon, Linio, etc. donde puedes pedirlos hasta la puerta de tu casa. Eso sí, no olvides siempre llevarlo en tu bolsa, ya que es cuando estés fuera de casa cuando más uso le darás.

Después de los 30: ¿los anticonceptivos son el enemigo de tu cuerpo?

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anticonceptivos
Foto. Tanja Heffner

Llegué a los 33 años sin ciclo menstrual. La causa: el uso incuestionable de anticonceptivos durante siete años. Todos los miércoles, antes de las nueve de la mañana, colocaba un parche sobre mi abdomen. A la tercera semana, aparecía el sangrado, ese líquido rojizo, que me daba la certeza de no estar embarazada.

Lo utilicé cuando recién inicié mi vida en pareja. Ambos lo platicamos, buscamos una ginecóloga, y después de algunas noches de reflexión, elegimos ese método porque representaba comodidad, seguridad y economía, pues en aquel tiempo, la caja con tres parches, salía en 150 pesos.

Fueron buenos tiempos: se me niveló mi ciclo, los cólicos disminuyeron y no sufrí efectos secundarios, como aumento de peso o acné. Me sentía privilegiada de tener el control de mi cuerpo, de evitar que la maternidad me tomara por sorpresa, de sentirme libre.

Un cambio sorpresivo

Pero todo cambió justamente hace un año, cuando regresé de un viaje por Tijuana. Era la cuarta semana y mi regla no se presentaba. Estaba histérica: la maestría, la beca, la investigación, la escritura de la tesis, la falta de un empleo, la mudanza laboral de mi pareja. No era buen tiempo para recibir la maternidad.

Me hice una prueba casera, pero aunque el resultado negativo me devolvió la tranquilidad, descubrí que mi cuerpo quería decirme algo. Suspendí los parches y fui con la ginecóloga.

Me realizó un ultrasonido. Mientras en la pantalla aparecía mi útero, las manos se me adormecieron. Mi intolerancia al dolor físico hace que odie cualquier visita médica. Aunque mi ginecóloga es paciente y empática, siempre hago drama ante este tipo de exploraciones, que si bien, son necesarias para salvar la vida, también son sumamente invasivas, desde la posición acostada con los pies en dos barrotes hasta la exploración vaginal.

Después de veinte minutos de tortura, y un poco de sangrado, me dijo:
—Tienes un pólipo endometrial, debemos extraerlo mediante una histeroscopia quirúrgica.
—¿Qué es eso?, le pregunté angustiada.

Me explicó que se trataba del exceso de un tejido que sobresalía la cavidad uterina –en mi caso, a causa del uso prolongado del parche, el cual provocaba un alto porcentaje de hormonas– pero aunque la mayoría de esos pólipos son benignos, algunos sí pueden causar cáncer, así que entre más pronto lo quitaran, mejor.

Salí desconsolada. Hasta antes de esa noticia, jamás me había sometido a una operación. Después apareció el reproche a mí misma por hacer de mi regla algo “cómodo”, sin dolores ni atrasos, a través de los parches.

Una nueva mirada

Es curioso, cuando eres adolescente todos te dicen “Cuídate. No vayas a salir embarazada”, pero cuando llegas a los 30, esas personas –y otras más– te preguntan: “¿Y cuándo piensas ser madre?”.

Así que el uso de anticonceptivos juega un papel distinto en cada una de las etapas que vivimos: primero son tus mejores amigos, los que te permiten desarrollar tu vida sexual sin tanto temor a cambiar pañales a los nueve meses; pero después se pueden transformar en el enemigo de tu cuerpo.

En mi caso, sabía que era hora de liberar a mi cuerpo de tanta hormona, pero también tenía miedo de quedar embarazada. Platiqué con mi ginecóloga, aunque la operación la planeamos un mes después, durante ese tiempo debía controlarme.

Antes de continuar quiero destacar la empatía y solidaridad de mi pareja, quien siempre me ha dejado ser y hacer, y en el caso de la planificación familiar, no fue la excepción. Me insistió en buscar otros métodos, como el preservativo o el ritmo, pero sentía que esas alternativas jamás me darían el nivel de tranquilidad que tuve con los parches.

Probando el DIU…

Ante mi negación, la ginecóloga me propuso colocarme el DIU que dura tres años. Acepté. Al día siguiente estaba ahí: acostada con únicamente una bata quirúrgica y los pies colgando de unos tubos metálicos y fríos. Cuando intentó colocarlo, sentí un cólico fuerte, una sensación fría, como si alguien me rasgara por dentro. Grité horrible, lloré inconsolable. La ginecóloga abandonó la misión. Me propuso hacerlo durante la extracción de mi pólipo. Con anestesia. Dije sí.

Me quitaron el pólipo y me colocaron el DIU un 5 de enero. Digamos que fue mi regalo de Reyes Magos. No hay sangrados ni cólicos, pero tampoco una continuidad de mi regla: un mes sí, dos no.

Últimamente mi pareja y yo hemos pensado en dejar los anticonceptivos. No porque queramos ser padres, sino para darme una oportunidad con mi cuerpo.

Anticonceptivos: ¿de tranquilidad a amenaza?

Durante muchos años, los anticonceptivos han sido la oportunidad que tengo para evitar una maternidad sorpresiva. Un privilegio que ni mi abuela, y quizá ni mi madre tuvieron. Los he disfrutado mucho porque me dan poder de decisión, pero también es necesario hablar sobre los efectos secundarios que van más allá de lo físico.

Así como las mujeres nos hemos unido para romper el silencio ante el acoso sexual, la inequidad, la violencia, el machismo, la misoginia, y un largo etcétera, debemos hacerlo también con el uso de anticonceptivos.

No debemos permitir que el control de nuestra fertilidad se transforme en una amenaza para nuestra salud. A mis 24 años, cuando decidí vivir en pareja, mi mayor preocupación era una maternidad sorpresiva. Nueve años después, lo sigue siendo, pero consumir hormonas que controlan mis ciclos con el rigor de un internado suizo ha dejado de hacerme sentido, si mi salud está en riesgo.

Sobre ser feminista y, al mismo tiempo, ser «la otra» de la relación

ser "la otra" en la relación
Foto. Tengku Razaleigh

La autora de este texto ha pedido mantener su identidad como anónima.

Soy feminista. No es una agenda que trato solo a veces, no es una opinión. No para mí. Es una parte inherente de quien soy. Para mí significa vivir como feminista. Ya sea dudando del lenguaje que uso, los actos que realizo, e incluso cuestionando mis pensamientos. Vivimos en una sociedad donde las normas y suposiciones se implementan en nuestros seres desde una edad temprana. Y como feminista, es una lucha diaria contra una gran parte de esas normas y «valores», que enfrento.

El concepto de la «otra mujer» o la amante es uno que la sociedad no aprueba. Es una norma social. La “otra” siempre es percibida como malvada, ruin, egoísta e incluso una “puta” en el sentido social de la palabra. Ella no puede tener el perdón, socialmente; mientras el hombre que engaña es perdonable, si demuestra suficiente arrepentimiento.

Todas podemos ser «la otra» en la relación

Para la sociedad, la “otra”, como concepto, es Eva; o mejor dicho, todas somos Eva, pero no todas actuamos sobre esta capacidad de «seducción» inherente en nosotras; pero la “otra mujer” sí. Y al igual que Eva es la responsable del destierro del cielo y “la destrucción de la humanidad”, casi casi; Adán no tiene ninguna responsabilidad por haber mordido la manzana. Adán es el «pobre» hombre seducido por una mujer manipuladora. Él no tiene parte en la responsabilidad de sus actos.

Podemos verlo en la forma en que la sociedad trata a las «otras mujeres». Ya sea en Hollywood; cuando Brad Pitt y Angelina Jolie se divorciaron, los medios inmediatamente miraron a Jolie como la “otra” con titulares como «Cómo Angelina robó a Brad». Como si Brad Pitt fuera un objeto para robar, sin libre albedrío o noción de lo correcto y lo incorrecto.

Incluso podemos verlo en series de televisión como mi favorita, Grey’s Anatomy, donde aunque todos amamos a Meredith Gray, en el episodio en el que conoce a la esposa de MCdreamy, la paciente que escucha su historia asume de inmediato que es una zorra resbalosa. De hecho, se convierte en una broma en la que ella se refiere a sí misma como la «slutty intern».

¿Y qué tiene que ver el feminismo?

Relacionando este concepto a mi agenda feminista, me pregunto: ¿ser feminista significa solidaridad femenina entre todas las mujeres? ¿Significa que no nos hacemos daños unas a las otras? ¿Significa que yo misma no puedo ser feminista si soy o he sido “la otra”?

Siempre me he considerado una buena persona, alguien amable. Cuando era pequeña nunca mentí, mi conciencia no me permitía no decir la verdad. Luego crecí y aprendí que el mundo no es blanco y negro. Por Dios, el área gris es tan grande que quizá el blanco y el negro no existen en absoluto.

Odio las mentiras. No puedo ver a hombres o mujeres siendo infieles en las películas, me lastima. Y aun así tuve un amorío. Dos, de hecho, mientras estuve casada, con dos hombres distintos, ambos casados. ¿ acaso los casados se buscan unos a otros? ¿Es una forma de reducir el riesgo?

Sorprendentemente, no solo pude vivir tranquila conmigo misma, sino que disfruté mis relaciones, incluso me enamoré.

Descubriendo las áreas grises…

La primera aventura fue con un amigo muy querido, y al sentir la necesidad (porque como sabemos, la vida no es una película de Audrey Hepburn y no siempre “tendremos París”), los sentimientos surgieron. Yo conocía a su esposa, es más, adoraba a su esposa. Y fue difícil, porque ella también me quería, por ser la mejor amiga de su esposo. Pero incluso así no terminamos el amorío, no podíamos hacerlo, hasta que yo me fui y decidí cortar todos los lazos.

En ese entonces me dije a mí misma que eso no podía volver a pasar jamás, que no sucedería otra vez, ya que solo había pasado porque mi pareja había estado lejos durante un año. Pero, suficiente tiempo después, sucedió de nuevo, otro hombre casado del que me enamoré. Fue entonces que tuve mayor claridad sobre mi propio matrimonio y tomé acciones al respecto; pero en esta ocasión ser “la otra” fue diferente. En mi cabeza ignoraba por complete la existencia de su mujer. Yo me preocupaba por mi pareja (obviamente no lo suficiente) y solo asumía responsabilidad por mi propio matrimonio.

No la conocí a ella. Mi amante y yo hablábamos sobre un futuro juntos. Estaba enamorada como si tuviera 16 años. Pudo haber sido por la emoción, pudo haber sido por mi propia necesidad, pero no sentí que fuera incorrecto. Como dice One Republic, “Se siente tan bien haciendo algo tan malo”.

El estereotipo de la amante

Nunca me he sentido como una destruye hogares, ni siquiera cuando mi amante y yo hablábamos de un futuro compartido. Pero aun así tenía miedo de que se supiera en nuestro círculo cercano, aunque privado. No por mi pareja o la suya, sino porque no quería ser vista como una rompe hogares. Y porque, muy dentro de mí, me preguntaba, y todavía me pregunto, ¿cómo puedo ser feminista –definitivamente no una persona malvada, no más egoísta que la otra persona, tal vez tampoco demasiado buena persona– pero un ser humano amoroso que se preocupa por su entorno y aun así no demostrar solidaridad femenina? ¿Cómo puede mi fuerte imagen feminista fusionarse con el concepto social de la “otra mujer”?

Digo a modo de chiste que yo no soy el tipo de mujer que es la amante, pero ¿cuál es ese tipo? Una vez más me encuentro luchando contra las normas sociales y las palabras y conceptos que representan.

No existe un ‘tipo’ para ser “la otra mujer». Todos somos individuos; todos tenemos el bien y el mal. Todos podemos ser buenas personas haciendo una cosa socialmente construida como «mala»; y si hay que emitir un juicio, que sea sobre eso.

¿Qué es la leche dorada y por qué todo mundo la está tomando?

leche dorada
Foto. Sarai’s Spreads

Si alguien sabe de superfoods y alimentos exóticos, esa es mi amiga Valentina, por eso no me sorprende llegar a su casa y encontrar –cual despacho de herbolaria– un frasco de vidrio relleno de cacao nibs, otro con moringa, espirulina y uno con ¿leche dorada?

Probablemente quienes son aficionados al healthy living y a la medicina Ayurveda se conocen de memoria las propiedades de la leche dorada y no es ninguna novedad, pero para mí, que me conformo con comer una ensalada dos veces a la semana (si bien me va) fue todo un descubrimiento.

¿Qué es la leche dorada?

La leche dorada en realidad no es leche, ni es dorada. Más bien es una especie de té o licuado amarillo que se crea a partir de la combinación de ciertos ingredientes como canela, jengibre, cardamomo, pimienta, aceite de coco y, sobre todo, cúrcuma, que es el protagonista del brebaje.

La leche dorada se puede preparar desde cero o puedes comprar la pasta que ya contiene todos los ingredientes y simplemente la disuelves en agua o la leche vegetal de tu preferencia (almendras, coco, soya, etc).

Aunque la leche de cúcrcuma o leche dorada se ha puesto de moda en occidente en el último par de años, en países del sur de Asia, especialmente en la India, se le conoce con el nombre haldi doodh y es un remedio casero para aliviar el resfriado y la tos, algo así como la cucharadita de miel con limón que nos daban nuestras abuelitas.

¿A qué sabe?

A Navidad. O como diría Valen «es como un chai latte con cúrcuma». Los ingredientes que más resaltan en la mezcla son la cúrcuma, el jengibre y la canela, pero el sabor puede variar dependiendo del tipo de leche dorada que compres o, bien, decidas preparar en casa.

Puedes agregarle más ingredientes a la mezcla y ponerle tu toque especial con vainilla, miel o cualquier especia que se te ocurra. En internet es muy fácil encontrar recetas para prepararla paso a paso.

¿Cuáles son sus beneficios?

Aunque la ciencia se ha encargado de bajarle dos rayitas a la devoción desmedida que se le hace a la cúrcuma, quienes utilizan este superfood resaltan sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, digestivas  y su beneficio como refuerzo para el sistema inmunológico.

«La cúrcuma contiene curcumina que posee poderosas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias», explicó la especialista en nutrición Nichola Ludlam-Raine a The Independent. Aunque se advierte que para absorber y realmente sentir las propiedades de la curcumina se necesitaría ingerir cantidades mucho mayores de las que nos podría ofrecer una taza de leche dorada al día.

Así que no, la leche dorada no es un remedio mágico que vaya a aliviar todos nuestros males, pero sí una bebida que vale la pena probar en los días que quieras darle un apapacho a tu cuerpo.

Ola de calor: cuando la temperatura aumenta, el maquillaje también

Ola de calor
Fotografías. Tamara Uribev

Cuando la temperatura aumenta, todo parece moverse más despacio, como envuelto en una nebulosa de calor. En el horizonte de dibujan espejismos y el ánimo invita a disfrutar de una paleta helada, resguardarse en la sombra o tenderse en una hamaca.

Inspiradxs en ese ambiente híper cálido y tropical, nos fuimos a Mérida, Yucatán, y creamos Ola de Calor, una editorial de fotos en la que los protagonistas son los tonos intensos y una piel que padece los estragos del sudor. Eso sí, con mucho glamour.

ola de calor

 

Fotografía. Tamara Uribe
Maquillaje. Ayra Hevia / Cósmica Beauty
Modelo. Daniela Torre
Styling. María José Escalante / Little Journal
Uñas. Laqué
Joyería. Mamba

Crecí odiando mi cabello oscuro (o por qué pensaba que ser rubia era mejor)

ser rubia
Foto. Perchek Industrie

Desde que era niña siempre intentaba juntarme con las güeritas del salón, como si el hecho de estar cerca de ellas me quitara la melanina del cabello.

Quizá mi obsesión empezó cuando en primero de primaria quería interpretar el papel de la virgen María en la pastorela escolar –motivada, principalmente, porque el niño que me gustaba (obviamente  rubio y ojos claros) tenía el papel de José. A pesar de mi insistencia y de levantar la mano por más de 5 minutos, la maestra no me eligió a mí, sino a Amelia, mi compañera de cabello amarillo, largo hasta la cintura y ligeramente ondulado.

A partir de ese día todo empezó a cobrar sentido dentro de mi inmadura y tierna cabeza de 6 años. Entendí el porqué la maestra me había confinado a ser una pastora en lugar de una virgen, y todo indicaba que era por mi color de cabello; era obvio, cómo iba a ser yo María si nada de lo que yo consideraba bello en ese momento se parecía a mí. Todas mis Barbies tenían el cabello platinado, mis muñecas tenían ojos azules y mi ídolo de aquel entonces, La Cenicienta, era todo menos trigueña.

Quiero ser rubia

Así pasaron los años y yo crecí idolatrando a esas chicas rubias que eran todo lo que yo no podía ser, hasta que descubrí un shampoo con manzanilla que me daba la esperanza de aclararme el cabello en poco tiempo. Convencí a mi mamá de comprarme el bendito shampoo, luego el acondicionador, y hasta el spray para desenredar; los usaba tan juiciosamente que, regresando de unas vacaciones de verano, me llamaron la atención en la secundaria porque el reglamento prohibía teñirnos el cabello. Cuando la directora me increpó, yo le respondí, orgullosa: “esto no es pintado, es mi cabello natural”.

En cuanto cumplí los 16 dejé los métodos naturales y empecé a teñir mi cabello, primero con unas lucecitas discretas, luego con los famosos rayitos que pasaron de ser miel a platino. Cuando finalmente logré ser completamente rubia, las cosas no cambiaron: no me sentía bien conmigo misma, gastaba demasiado dinero en tintes… pero tampoco me cuestionaba el por qué quería lucir de esa manera.

Luego de meses de tanto peróxido, mi cabello estaba bastante maltratado porque además, según yo, el pelo claro sólo se veía bien en las personas lacias, así que todos los días me peinaba con la plancha para eliminar cualquier chino.

Época de cambios

Ya en la universidad tuve una crisis de identidad y pasé del rubio al rojo intenso con horribles extensiones de broche, muy artificiales. Al final, cualquier color era mejor que volver a mi tono natural, que me parecía ordinario, simple y feo.

Finalmente llegó el día en que me vi al espejo y no me reconocí; ya no sabía cómo era mi cabello cuando no trataba de aparentar ser lacio o rubio, no me acordaba cómo me veía antes de usar shampoo aclarante o tintes. Así que decidí comprar una cajita de supermercado y teñirlo de café oscuro. Mi pelo ya estaba destruido y tuve que cortarlo. 

Al principio me sentía muy rara, pero poco a poco fui abrazando a esta nueva «yo» que tanto me daba miedo conocer, con el cabello oscuro, esponjado y con frizz. Mi cabello fue sanando junto conmigo, y aprendí después de mucho tiempo que la mayoría de los mensajes mediáticos que consumía y me llegaban todos los días, me habían entrenado a pensar que lo único bello era lo caucásico. 

Ya no quiero ser rubia

Ya son casi 8 años sin teñirme el cabello y no creo que esté mal hacerlo, pero en mi caso esa decisión estaba basada en la inseguridad. No era capaz de identificar que esas ganas de teñirme el cabello provenían de una falta de aceptación, que me forzaba a copiar un estándar de belleza poco realista.

Desafortunadamente crecí en una generación donde los medios prácticamente no cuestionaban los cánones de belleza ni mostraban en fotografías o películas a mujeres morenas o de cabello oscuro. 

Me alegra y celebro la diversidad que en los últimos años ha llegado al mundo editorial, la televisión e incluso la moda, aún falta camino por recorrer, pero el llamado movimiento body positive cada día gana más espacios.

En lo personal, ver mujeres más parecidas a mí me ayudó a reafirmar mi belleza y sentirme mejor con mi apariencia… después de todo, la virgen María bien pudo haber sido morena.