Las redes sociales tienen puntos de censura que a veces no alcanzamos a comprender. Se sabe que los pezones femenino están prohibidos en Instagram, que las dick pics también, no así los traseros y los pezones borrosos, ni la gente presumiendo sus armas o animales de caza.
Hace unos días, una foto de un parto fue censurada. La imagen capturó ese momento justo en que una madre va a parir mientras su esposo y su hija ven emocionados la llegada del bebé.
Dicha imagen fue tomada por Albany J Álvarez (a quien probablemente ya conociste en una entrevista que le hicimos aquí), una fotógrafa especializada en acompañar a las parejas durante el parto.
Tras lograr congelar en foto un momento tan fuerte y especial para una familia, ella pidió autorización a los padres del bebé e inscribió su foto al certamen Documentary Family Awards. Fue reconocida con mención honorífica.
Orgullosa de su trabajo y de haber logrado esa distinción, compartió esta foto en Facebook. A alguien no le pareció, la reportó y (presuntamente a petición de algún usuario) la red social decidió borrarla. Albany había visto que a sus colegas les había tocado la guillotina de la censura, pero a ella no (hasta ahora).
La foto censurada en Facebook de Albany Del Castillo
Después de la censura
«La verdad es que no sé qué sentir, si molestia o tristeza. Yo siempre he entendido que la fotografía de parto no es para todos, tanto para el fotógrafo como el fotografiado, e incluso para el espectador. Lo que me molesta es la manera de acercamiento tan irrespetuosa que tienen ciertas personas para comentar cosas fuera de lugar», publicó Albany en su cuenta de Facebook.
Además de los parámetros de censura que ya están establecidas por cada red social, existe la que imponen los usuarios. Esta puede ser en beneficio de ellos mismos, como denunciar un acoso, un robo de identidad, de material plagiado… pero en el caso preciso de una fotografía de parto, al parecer, hubo a quien le ofendió mucho ver este contenido.
Albany expuso su descontento así: «El nacimiento es crudo, amoroso, sincero, REAL y sobre todo INCREÍBLE. Y siento un gran dolor ante la sociedad, hacia mi trabajo y por mis clientes porque hicieron una labor maravillosa de ser unos reyes de su parto. Porque ha sido una lucha de muchas personas para que el parto se normalice como algo bello que presenciar y no algo incómodo que hay que negar ver».
Para ella, la fotografía que eliminaron de Facebook es un ejemplo claro de lo que ella desea expresar: «permitir a la hermana más grande presenciar el nacimiento de su hermanita no fue para crearle un trauma (que por cierto fue de los momentos más bellos que he visto en la vida). Es todo lo contrario, es para poder entregarle un conocimiento de lo REAL, y NORMAL al involucrarla en el crecimiento de su familia y verle la cara de asombro y orgullo. Explicar que la vida está llena de procesos y este es uno de ellos».
Triunfo tras la censura
Caso irónico es que la organización Documentary Family Awards invita a fotógrafxs a registrar trabajos que documenten el proceso de nacimiento, de todo lo que conduce a, durante y después del proceso de un parto. Sin censuras.
Al exponer su caso y su descontento en la misma red social que borró su foto, Albany ha recibido solo comentarios positivos. Lo que a pocas personas parece ofensivo, para muchas más es un trabajo digno de divulgación y de ser reconocido con un premio internacional.
En señal de victoria a pesar de ver borrado su trabajo, la fotógrafa subió una imagen donde se puede ver a los padres abrazando al bebé recién nacido. Frente a ellos, la hermanita saltando de felicidad en la cama. Sin traumas, sin prejuicios. Algo tan natural como la vida misma.
A los 17 años, tenía el cabello alborotado pintado de negro, albergaba mucho angst adolescente y deseaba, con todas mis fuerzas, vivir /algo/ relevante y estar rodeada de cultura y arte, de preferencia fuera de mi ciudad aburrida, industrial y gris que sólo prometía un futuro tedioso.
Por rebeldía, me nombraba de otra forma, a tal punto que amigues, compañeres y profesores me llamaban por ese apodo (algunes, con cariño, todavía me dicen así).
Fui una adolescente torpe, insegura respecto a todo, con cara bonita y llena de acné, pero deseando que se me reconociera por mi intelecto más que por mi imagen. Era 2008: la guerra contra el narco estaba presente, pero lo suficientemente alejada de mi ciudad como para ignorarla —en unos meses, sería inescapable y habría cientos de historias de horror por contar—, y la economía internacional estaba a punto de irse al carajo. A los 17 años no tenía claro qué quería hacer más adelante; las posibilidades se veían infinitas, pero el temor a la ruina económica personal ensombrecía el panorama.
Mi encuentro con ‘Lady Bird’
Casi 10 años después del inicio de mi último año en preparatoria, con el cabello un poco menos alborotado, con un tono rojizo deslavado, entré a la sala de cine a ver ‘Lady Bird’. Tan pronto comenzó, supe que cuando se iluminara la sala nuevamente tendría la cara roja y los ojos húmedos.
La cinta, escrita y dirigida por Greta Gerwig trata de una adolescente de cabello rosa con tendencias a las artes que vive insatisfecha con su presente. Ella busca, a toda costa, salir de su ciudad, Sacramento, y de su tediosa escuela religiosa. Sueña con vivir en un lugar donde el arte y la cultura alimenten su cotidianidad, pero su familia no tiene dinero para ello.
A lo largo de un año de vida, que frente a nuestros ojos dura solo hora y media en el filme, la protagonista nos muestra un proceso de maduración emocional que la harán enfrentarse a su madre -y, en menor medida, a sus amistades- para redefinir su futuro.
El guión de Gerwig se encarga de llenarnos de nostalgia por esa época de transición, ese último año de preparatoria en donde muchxs cambiamos años luz. Todo esto mientras presenta una carta de amor hacia su ciudad de origen y se enfoca en las relaciones más importantes, las que a veces se olvidan, pero valen más que nada.
Por otro lado, su perspectiva femenina la vuelven un caso raro en el subgénero coming of age: además de ser una experiencia de autodescubrimiento, como en ‘The Diary of a Teenage Girl’, el enfoque de crecimiento de la protagonista es su relación con su madre y su mejor amiga, algo similar en cierto sentido a la también extraordinaria ‘The Edge of Seventeen’. Empero, a diferencia de la cinta dirigida por Kelly Reinheart, ‘Lady Bird’ termina en un tono agridulce, donde sabemos que el futuro sigue siendo incierto y hay relaciones qué reparar a largo plazo. Como la vida real, vaya.
Cuando la protagonista suma mucho a una película
‘Lady Bird’ sería algo completamente diferente si no fuera protagonizada por Saoirse Ronan. Con una carrera multifacética en donde ha interpretado a niñas y mujeres que buscan tomar control sobre su destino y narrativa —’Atonement’ y ‘Brooklyn’ son buenos ejemplos—, Ronan demuestra una sensibilidad y precisión magistral al interpretar a la heroína del filme.
Por otro lado, Laurie Metcalf impresiona al interpretar a la mamá de la terca protagonista. Angustiada por proverle el mejor futuro posible pero dentro de las expectativas realistas y económicas de su familia.
La relación entre Lady Bird y Marion es complicada, dolorosa y llena de amor, justo como son las relaciones entre adolescentes y sus madres. Por eso es maravilloso verla retratada con tanto peso y emoción en una película. Entre estas dos actrices y el guion, la película se vuelve sumamente memorable y llega a niveles que no se habían visto en una película, quizá, en décadas.
Con los premios Oscar a la vuelta de la esquina, da gusto que un filme que gira alrededor de las experiencias y aprendizajes de una adolescente —pero desde una perspectiva cálida y empática— esté siendo reconocida como una de las mejores del año.
Esto es completamente nuevo en la historia de los premios de la Academia: aunque cintas dirigidas por mujeres han sido nominadas a Mejor Película —la última fue ‘The Hurt Locker’, de Kathryn Bigelow, quien hasta ahora es la única mujer en ganar el Oscar a Mejor Director—, ‘Lady Bird’ es la primera en enfocarse en experiencias femeninas de esta forma.
Gane o no, es una película importante para agregar al canon de Filmes Estadounidenses Indispensables, ya que presenta y explora la cotidianidad, la autoexploración y maduración de mujeres adolescentes. Es, sin duda, la película que todas hubiéramos querido ver cuando estábamos a punto de salir de preparatoria y que, ahora como adultes con perspectiva, nos puede ayudar a reconectar o recordar ese pasado.
Cuando tocó entrar a la secundaria, mis papás decidieron meterme a una escuela de monjas con puras mujeres. Ahí no se escuchó ni mi voz ni mi voto, solo mi berrinche. A pesar de que ellos no eran nada religiosos, lo hicieron porque les parecía que el nivel académico era superior al de otras escuelas de la ciudad y que sus programas extracurriculares valían la pena.
La escuela no era nada barata, así que finalmente pensé que mis papás estaban haciendo un sacrificio por mi educación y que debía ser agradecida…
Durante el primero año traté de sobrevivir lo mejor que pude. Era la etapa en la que más confundida me sentía sobre quién era y de pronto estaba en una escuela nueva, llena de chavas fresas que escuchaban Backstreet Boys cuando a mí solo me gustaba Linkin Park y Metallica.
Sentía que no tenía nada en común con ellas. Mis compañeras hablaban todo el día sobre niños que les gustaban, dietas, ropa y maquillaje y yo estaba más interesada en ir a los toquines de mis amigos punks, probar mi primer churro de marihuana y escribir poesía. Cosas que para ellas eran una locura y que me hacían meritoria de un “Wey, qué intensa” o “Wey, ¿eres emo?” si llegaba a expresar mi opinión.
Una gran revelación
Siempre fui la rara de salón, la oscura, la que no era suficientemente bonita, ni cool, ni femenina.
Salvo por Cinthia y Lore (las otras «raras» de salón) realmente no tenía amigas de la escuela. Por momentos eso me hacía sentir sola, como que no entendía las reglas para funcionar en esa nueva sociedad y estaba haciendo las cosas mal. Todo eso cambió cuando descubrí a la fabulosa Daria Morgendorffer en MTV.
No podía creer que un canal de televisión que dictaba la cultura teen y lo chido de esa época tuviera una serie –además una caricatura– en la que la protagonista fuera alguien con quien finalmente me podía identificar.
Daria, como yo, era seria pero no por eso infeliz. Estaba rodeada de chicas populares, pero no sentía la necesidad de pertenecer a su grupo y, lo mejor de todo, tenía el mismo sentido del humor negro y sarcástico que yo.
Recuerdo que había varios capítulos en los que terminaba con una sonrisa por las muchas similitudes que encontraba entre Daria y yo. Por ejemplo, hay un capítulo en el que muere un futbolista y toda la escuela está triste y le pide consejo a Daria porque piensan que es una persona profunda y triste que seguramente sabe cómo reaccionar.
A mí me pasaba algo similar, porque, a veces, cuando lograba platicar a solas y más a fondo con alguna de mis compañeras de salón, me pedían consejo y descubría que sí había cosas en las que nos parecíamos, que no todas eran tan huecas como pensaba. El problema es que siempre estaban en bola y era como si se mimetizaran y fuera obligación ser, pensar y hablar todas de la misma forma.
Na-na-na, na-na
Al ver la serie de dibujos animados, me quedaba perpleja por lo articulada que era Daria al momento de hablar y la forma en la que defendía sus principios. También me encantaba que usara combat boots con falda (ok, tal vez tenía un crush platónico con ella).
Lo importante es que ver Daria me salvó de un mundo de Quinns, me dio identidad, sentido y hasta cierto grado un aire de superioridad. Me enseñó que hay muchas formas de ser mujer y que al final no importa qué tan raros seamos para ciertas personas. Si somos auténticas, eventualmente encontraremos a nuestro verdadero grupo, uno en el que no nos sintamos juzgadas.
Para fanáticxs del cine y la farándula, en temporada de premios hay muchos nervios e incertidumbre, este año no es la excepción. La espera de los Premios Oscar nos tiene pegadxs a la televisión esperando que anuncien a las y los ganadores de esa categoría que tanto nos tiene en la baba. Entre las nominaciones se encuentran ‘The Shape of Water’ de nuestro queridísimo Guillermo del Toro, ‘Coco’ de Lee Unkrich, ‘Lady Bird’ de Greta Gerwig, ‘Una Mujer Fantástica’ de Sebastián Leilo, entre otras.
En Malvestida decidimos ver los premios de una manera más alegre y vivaz. Por eso preparamos una serie de retos para que te unas a nosotrxs y disfrutemos la ceremonia de forma un poco… distinta. ¿Jugamos?
Un shot por cada mexicanx que pise el escenario
Así como lo lees, prepara esa botella de mezcal y manténla muy, pero muuuuy cerca porque escuchamos por ahí que Gael García Bernal y Natalia Lafourcade van a cantar ‘Recuérdame’ de Coco. Además, Eugenio Derbez y Eiza González estarán presentando el premio en una categoría.
20 abdominales por cada vez que lxs ganadorxs agradezcan a su familia
Ya no tienes excusa para decir que esta semana no hiciste ejercicio porque no te dio tiempo. Nadie dijo que esto sería fácil, pero hay que hacerlo.
Un tweet a Malvestida por cada ganador(a) esperadx
Mencionanos en Twitter: @malvestida con el emoji de barniz de uñas 💅🏼 por cada vez que gane quien esperabas. Solo para decirle al mundo «bitch, I knew it».
Un shot por cada vez que salga Meryl Streep aplaudiendo
Porque ya es más bien como una tradición, ¿no crees? Además, está nominada a Mejor actriz por la película ‘The Post’. Gane o no gane, seguro la veremos aplaudir.
Grita por tu ventana cada que un(a) famosx haga mala cara
Nunca falta quien no esté feliz de que dicha persona gane un premio. Si vemos caras largas en una ceremonia que celebra a lo mejor del cine, ¿por qué amargarse?
Una canción de Paquita La Del Barrio por cada que se haga un chiste antiTrump
Y no se vale susurrar, ¡la tienes que cantar a todo pulmón! Nosotrxs sugerimos: Rata de Dos Patas y una copa de vino para acompañar.
Un shot y grito de emoción por cada triunfo de ‘The Shape Of Water’
Guillermo del Toro ha estado arrasando con esta película y tenemos que celebrar como solo nosotrxs sabemos. Está nominada a Mejor película, Mejor dirección, Mejor fotografía, Mejor guion, Mejor diseño de producción, Mejor diseño de vestuario, Mejor edición, Mejor actriz —Sally Hawkins—, Mejor actor de reparto —Richard Jenkins—, Mejor actriz de reparto —Octavia Spencer—, Mejor banda sonora, Mejor música original, Mejor edición de sonido.
Un bailecito cada vez que mencionen el movimiento Time’s Up
Baile del triunfo en medio de tu sala —o en cualquier lugar donde te encuentres— porque cada vez lo merecemos más. Se vale subirse a la mesa.
Una copa de vino cada que pronuncien mal un nombre
Porque sabemos luego lxs presentadorxs no se toman la molestia de checar la pronunciación. Entonces nosotrxs nos tomamos una copa de vino. No tiene sentido, lo sabemos, pero qué más da.
Medio shot por cada vez que gane ‘Coco’
Y decimos medio porque somos buenas personas y porque Adrian Molina fue el guionista de la película que es mexicano y estadounidense, 50/50 para todos. ‘Coco’ está nominada a Mejor película animada y Mejor canción.
¡Un shot completo por Dante, el xoloitzcuintle!
¿Aún no sabes quiénes están nominados? Te dejamos aquí la lista completa para que anotes a todos y hagas tu quiniela.
Con tal fiestón, ya no sabemos si la pasarán mejor en tu casa o allá en el teatro Dolby.
Maremoto es una serie semanal de viñetas ilustradas creadas por Mariana Lorenzo para Malvestida. Puedes conocer más sobre el trabajo de Mar siguiéndola en su cuenta de Instagram.
“Me dicen Mar. Me llamo Mariana pero nadie me conoce por ese nombre. Tengo 23 años y nací y vivo en la Ciudad de México, lugar que odio y amo por igual. Me gusta dibujar y también sé bordar. No puedo estarme quieta y lloro mucho. Me encanta la moda y me gusta usar ropa vieja. Nací el 5 de septiembre, así que soy Virgo. Soy feminasty y encima de eso, queer. A veces tengo miedo y a veces ansiedad, pero aquí sigo. Mi mamá dice que me encanta provocar y que siempre estoy en contra de todo, y pues, tiene poquita razón. Hablo de todo esto y de lo que me pasa por la mente en mis dibujos, bordados y en todo lo que hago. Si tiene dudas, no tarde en preguntar”.
A estas alturas ya sabemos que las telenovelas, además de ser dramas que rayan en lo absurdo y lo misógino, también perpetúan estereotipos y comportamientos propios de la época medieval. Sin embargo, si algo podemos aprender es el estilazo que se cargan algunas villanas de telenovela.
En Malvestida nos echamos un clavado en el mundo de estas mujeres rencorosas para elegir a aquellas que no solo trascendieron por sus cachetadas e insultos elaboradísimos, sino por su estilo.
Catalina Creel | Cuna de lobos
La fallecida María Rubio (1 de marzo 2017) encarnó el personaje de Catalina Creel. Nos atrevemos a decir que ha sido la villana más icónica de las telenovelas mexicanas. Si eres millennial es probable que la recuerdes borrosamente, pero existió. Dile a tu mamá o abuela (o papás y tíos, que no se hagan que no la vieron) que te cuenten de esta mujer que era malvada, rencorosa y vengativa, pero que combinaba a la perfección sus vestidos con su parche en el ojo.
Su estilo era i-ni-gua-la-ble. Usaba las hombreras al más elegante estilo ochentero. Sus vestidos de satén eran simplemente perfectos.
Foto. YouTube
Si de maquillaje se trata, manejaba el labial rojo que bien podría ser nombrado el tono «mala malísima de telenovela»; ceja siempre delineada e impecable y sombras oscuras como su alma. Su peinado abombado ha sido imitado, pero jamás igualado.
Su mejor arma, sus frases. Son lo que puede definir el «fría y calculadora».
Lazos de amor es la telenovela de 1995 en la que Lucerito se lució interpretando no uno, ni dos, sino tres personajes simultáneos. Las trillizas Rivas Iturbe, con vidas bien dramáticas y personalidades totalmente opuestas.
Y como en todo enjambre telenovelero tiene que haber una mala malísima, esa era María Paula. Su look era como de CEO empoderada: power suits, joyas llamativas, medias, y siempre entaconada.
¿Lo más icónico? Su dramática cola de caballo con todo y postizo. Ahora ya sabes a quién se lo copió Ariana Grande.
Lazos de amor
Paola Bracho | La Usurpadora
Siempre con labios rojos y un bob perfectamente cuidado, esta mujer podía tensar el ambiente con tan solo soltar su clásico «Hola queridito».
Su outfit solía estar compuesto por vestidos en todas las tonalidades de rojo imaginables, pero también se dejaba ver con looks con más propuesta, como la vez que usó un turbante dorado o el conjunto con peluche y sombrero con el que declaró en la corte. ¡Puro drama!
La Usurpadora
Tamara de la Colina | El privilegio de amar
Pantalones de cuero, abrigos animal print, blusas de tirantes para presumirlas braless, lentes de sol tipo Matrix, outfits en blanco de los pies a la cabeza. Hay tantas lecciones de estilo que agradecerle a esta psicópata, pero la que más nos gusta es que se haya animado a raparse, mostrando así toda una nueva faceta de ella más minimalista, y a una villana alejada del look de señora de las Lomas.
El privilegio de amar
Soraya Montenegro | María la del barrio
Después de James Bond, sólo Soraya puede verse tan elegante sosteniendo una pistola en sus manos. En la telenovela la vimos apuntando a sus víctimas varias veces, y aunque despreciamos su violencia, sí nos quedamos con sus outfits.
Su onda era el trajecito sastre con las hombreras bien marcadas, como uno en blanco y negro que bien podría pasar por un Chanel o el dramático look de femme fatale con pashmina y lentes oscuros.
María la del barrio
¿Cuál es tu villana de telenovela favorita? ¿Recuerdas alguna otra con mucho estilo a la que no hayamos mencionado?
Las Hijas de Rap son puras mujeres. Algunas visten con ropas mexicanas tradicionales; unas tienes piel morena, otras blanca, labios gruesos o finos, pero todas se transforman al tomar el micrófono… Son un pequeño México en un solo grupo de hip hop. Escucharlas cantar realmente crea empatía con su mensaje, sus letras empoderan y nos hacen querer rapear con ellas.
El hip hop ha sido utilizado como un medio de protesta a injusticias de todo tipo; fue una forma de expresarse sin recurrir a la violencia, la cual estaba muy presente en barrios populares como el Bronx en Nueva York en la década de los 60. Por fortuna, esto no se quedó allá, sino que se expandió a todo el mundo y hoy, en México, está presente.
Las Hijas del Rap son un colectivo femenino de hip hop conformado por Nany Guerrerx, Chika Lion, Phana La Yucatecana Mulixa, Bgirl Sol y VK García. Por medio del arte y su música alzan la voz ante los abusos que se viven día con día en la sociedad mexicana. Ellas son el ejemplo perfecto de lo que es no tener miedo a decir, gritar o susurrar lo que pensamos y, todavía mejor, a luchar por ello.
En Malvestida hablamos con ellas sobre este proyecto de empoderamiento femenino que es digno de conocerse.
¿De dónde surge la necesidad de crear las Hijas del Rap?
Phana: Históricamente hemos sido invisibilizadas, controladas y manipuladas a ser lo que no somos. En las culturas musicales, artísticas y urbanas pasa lo mismo. A pesar de que la cultura hip hop se debería desarrollar con la filosofía de la paz y de la unión, la realidad es otra. Comparado con los hombres que dominan esta cultura, nosotras representamos una minoría marginada y oprimida. No nos dejaban pertenecer, nos hacían creer que no éramos hip hop, no teníamos el control de los espacios. La violencia, hoy en día, está normalizada en sus espacios, en sus contenidos, y nosotras no nos sentíamos cómodas. No nos identificábamos en esos lares, siempre estábamos inconformes, y nos dimos cuenta de que nos tocaba romper todas esas imposiciones. Necesitamos empoderarnos. Unirnos fue la mejor manera de poner nuestras rebeldías, nuestra voz, nuestra postura política en acción. Nosotras necesitábamos reconstruir, deseducarnos como mujeres y apropiarnos del hip hop.
VK: Una escena del rap en nuestra ciudad estaba controlada erróneamente por el sexo masculino. Se nos excluía de eventos al pedir estar, si nos incluían eran siempre participaciones breves. Luego se suscitaban situaciones totalmente incómodas para nosotras. Los asistentes a estos eventos se emborrachaban y al estar nosotras en el escenario nos faltaban al respeto o nos agredían verbalmente. Cansadas de esta situación, una de nuestras compañeras (Phana) lanzó una propuesta a varias raperas —que ella conocía y que descubrió a raíz de esta idea—, todas dispuestas a hacer frente a este problema.
Foto. The Highlight
¿De dónde surge la inspiración para sus canciones?
Somos los senos que alimentan a la cultura Lo que no tiene mujeres, ¡no existe! ¡No perdura!
Phana: Como en esos dos versos de mi hermana Nany Guerrerx, en la rola de ‘Ixchel’, nos inspiramos en lo que realmente somos como mujeres: en nuestra fuerza de brujas, de diosas, en lo poderosas que son nuestras entrañas y nuestros ovarios para esta cultura. También protestamos en nuestras canciones. Ya no nos callamos, señalamos todo ese machismo que corrompe. Somos tan revolucionarias que escribimos en amor a nosotras mismas, como en la canción de “Choncha”. Escribimos lo que vivimos, describimos nuestra realidad y nuestra historia.
Marisol: Surge del contexto en el que vivimos. Miramos a nuestro alrededor y conectamos con otras personas que nos inspiran. Nos gusta llevar la voz de otras para empoderarnos, reconstruir entre nosotras, protegernos y amarnos.
VK: Nuestro rap es denuncia, protesta, es voz fuerte y clara, sin pelos en la lengua.
¿Qué cualidades —en comparación con otros géneros musicales— tiene el rap que se vuelve un acto de protesta?
VK: El rap es solo un elemento más de la cultura hip hop. Es decir, para mí lo más importante es que el hip hop es mucho más que un género, es una cultura. Desafortunadamente, hay muchas propuestas en la actualidad que son consideradas hip hop cuando en realidad expresan todo lo contrario. Hip hop es una forma de vivir, de despertar conciencia por medio de reflexiones, de lecturas, de experiencias. Fomenta fuertes lazos de amistad y empatía plasmados en letras, beats, scratch’s, bboying, graffiti y muchas más expresiones posibles en la cultura.
Nany Guerrerx: Históricamente, la cultura hip hop ha sido una apuesta política como respuesta a la violencia, a la discriminación, a la marginación, el racismo, etc. En mi opinión, la fiesta y la amistad como resistencia política son unos de los factores que más han ayudado a convertir al Rap en un acto de protesta. No solo el rap como género musical, sino toda la cultura hip hop que es una forma muy bonita de resistir.
Ustedes se describen feministas que se han empoderado (y empoderado a otras) con el rap, ¿de dónde surgió esa necesidad?
Phana: Ser feminista es una necesidad en este país machista, que mata a más de 7 mujeres al día y donde casi el 90% hemos sido violentadas. Donde tres de cada cinco ha sufrido algún tipo de abuso. Un ejemplo es el INEGI, que no refleja en sus estadísticas esta tasa de violencias, ni las autoridades hacen mucho por este problema social que está matando a las mujeres. El rap nos permite ser esa voz política que visibiliza la problemática social sin censura y tiene el poder de sonar y resonar como eco en los oídos, como un grito en una marcha. Ser rapera feminista en Yucatán me parece muy importante en una región donde hay un silencio que duele. Aquí sí, donde “no pasa nada”, pasa mucho. Aquí sabemos que rige ese violento control conservador, donde mucho de la política y religión han evangelizado, robado nuestra identidad y dignidad.
Nany Guerrerx: Yo nací en Veracruz. Personalmente, me afectó mucho la violencia que viví por el narcotráfico. Veracruz es el estado con más periodistas asesinados. Alzar la voz cuesta la vida. Ahora vivo en Yucatán y sé que soy muy privilegiada de poder estar en una ciudad donde puedo decir lo que pienso sin correr tanto peligro. Necesitamos un mundo donde todos los días se hable de feminismo, de racismo, de homofobia, de discriminación, de la violencia a la población indígena, a la naturaleza… ¡Para nunca más volver a cometer los errores del pasado!
Ser feminista es una necesidad en este país machista, que mata a más de 7 mujeres al día y donde casi el 90% hemos sido violentadas.
¿Consideran que el rap tiene una buena audiencia en México?
Phana: Sí, en YouTube lo podemos notar, pero, ¿de qué hablan esos raps? Mucho de ese rap romántico es el que perpetua al patriarcado.
Marisol: Sí , todos tienen diferentes gustos, por lo que hay variedad de géneros musicales. El rap tiene su audiencia como todo, porque surge del manifiesto, de la resistencia cultural, y la mayor parte del país pasamos por dificultades socioeconómicas, personales, sociales, etc. Por eso nos sentimos identificadxs.
Foto. The Highlight
Si no es así, ¿qué se necesita hacer para que crezca?
Leona: Que haya mas unión de las demás raperas dentro y fuera del país, ya que hay muchas que nutren el machismo a través de sus canciones. Eso ocasiona que cualquier mujer esté expuesta a cualquier tipo de agresión.
Phana: Creo que hace falta mucho más rap que construya. Esos raps duran para siempre.
Ustedes combinan el rap con la danza urbana y el arte callejero, ¿cómo es que se reúnen todas estas disciplinas?
Leona: Por amor al amor al arte. Cada una tiene una expresión corporal diferente en el escenario. Solo nos dejamos llevar por las palabras que cantamos. Dejamos que el hip hop se apodere de nosotras para tener la unión de sus ramas.
Phana: Creo que somos muy artísticas, nos gusta hacer todo tipo de arte, nos gusta bailar, cantar, dibujar, la escultura, la poesía… Todas intentamos y aprendemos nuevas artes porque nos apasiona crear.
Marisol: Porque todas tenemos distintas formaciones, y empezamos con otros elementos, así cuando nos conocimos fue una mezcla de arte que preferimos combinar y no solo compartir el rap, sino más de nosotras.
Nany Guerrerx: Entendemos el hip hop como una cultura, como un todo. Todas estas son herramientas para expresar, queremos probarlo todo, ¡crear nuevas ramas! Hasta hemos pensado en hacer bordado hip hop jaja, locuras como esa. ¡Nos encanta crear! El hip hop no es el fin y todas sus ramas son el medio para manifestarnos.
Foto. The Highlight
¿A qué prejuicios se han enfrentado en una industria donde predominan los hombres?
Leona: Al tipo de ropa que debemos usar.
Marisol: A que estandarizan cómo debe de sonar el rap y no aceptan otros estilos. Por ejemplo, como el que las mujeres pueden tener en su ritmo y hasta en sus letras. Que igual puede que te excluyan por no cumplir con lo típico de un contenido.
Nany Guerrerx: Nos querían calladas y nos pusimos a rapear. Cinco chicas bailando y cantando en un escenario, denunciando las violencias, a ratos twerkeando… incomoda, incomoda muchísimo. Nuestra presencia ha despertado el coraje del machismo. ¿Mujeres felices moviendo las carnes? ¿Cantando sobre sentirse orgullosas de sus cuerpas gordas? ¿Protestando contra la violencia machista? ¡Imposible! Entre más denunciamos, más fuerte es la respuesta. Pero sabemos que somos muchas más las que queremos ser felices. Así que nos concentramos en las respuestas positivas para seguir inspirándonos a hacer lo que nos gusta.
Nos querían calladas y nos pusimos a rapear.
Foto. The Highlight
¿Siempre se han definido como feministas? Si no fue así, ¿qué cambió a partir de que lo hicieron?
Leona: Cuando conocí a mis hermanas entendí que era feminista pero no lo sabía. Es ahí cuando me aferré a lo que soy y decidí seguir conociendo más allá de lo que los demás creen que puede ser lo correcto «según ellos».
Phana: No, pero si lo éramos. Siento yo que nos definimos feministas porque todas teníamos esa espinita de cambiar, de transformarnos nosotras mismas en lo que realmente somos y poder trabajar como nosotras queremos. Sabíamos que no podíamos seguir calladas si nuestra voz estaba a gritos por luchar contra la problemática social. Ser feministas nos ha cambiado mucho, nos hemos reivindicado y lo seguiremos haciendo. Ser feminista nos ha acercado como amigas pero más como hermanas, como una familia que trabajamos con mucho amor, mucha pasión y queremos poder empoderar y contagiar a muchas más.
VK: En lo particular, pienso que casi todas nos descubrimos feministas a raíz del nacimiento de la familia Las Hijas del Rap.
¿Cuáles son sus planes a futuro?
Leona: Crecer como personas cada día más, dejar en miles una semilla de la misma madre: la música.
Marisol: Poder ser más fuertes entre nosotras, seguir aprendiendo de nosotras y otras y otros. Seguir creciendo juntas, crear juntas y, por supuesto, generar un material que visualice lo que hemos vivido, compartir nuestro arte más años.
Foto. Hijas del Rap
Nany Guerrerx: Seguir dando talleres en comunidades, organizando eventos hip hop para niñxs. Queremos conseguir fondos para poder hacer estas actividades gratuitas y que el dinero no sea impedimento para nadie. Queremos seguir aprendiendo, cuestionando nuestros privilegios, abriendo los ojos, haciendo nuevxs amigxs en este hermoso camino. Trabajar en hacer música responsable, bailar en todas las fiestas y eventos a los que nos inviten, viajar muchísimo, generar más materiales para compartir. Compartir las inquietudes de nuestro corazón y ser felices… ¡Ser felices en este sistema patriarcal es nuestra mayor victoria!
VK: No parar de trabajar en lo que amamos, la vida hip hop, la música, la fiesta, la hermandad y resistencia y sembrar esa semilla en todo lugar al que Las Hijas del Rap lleguen. ¡AMOR, PAZ Y RESPETO!
Después de retos virales totalmente absurdos e incluso nocivos como comer tide pods o succionarse los labios con una tapa de botella, el 2018 ya tiene su propio fenómeno viral y nos enorgullece decir que es bastante divertido y –hasta ahora– inofensivo.
#GucciChallenge
Se llama #GucciChallenge y está inspirado en la presentación de la colección otoño invierno 2018/2019 de Gucci, donde lxs modelos salieron a la pasarela ataviados con prostéticos de un tercer ojo, dragones hiperrealistas, camaleones y, el gran favorito, la cabeza «decapitada», que es precisamente la que ha acaparado la atención del ciberespacio.
El #GucciChallenge consiste en recrear el look de la modelo Unia Pakhomova, quien desfiló sosteniendo una perfecta réplica de su cabeza.
La fashionista Giovanna Battaglia fue una de las primeras en compartir el reto: “De la pasarela a la realidad @gucci Si quieres ser la cabeza de la moda, aquí te mostramos cómo llevar el accesorio más hot de la temporada”, escribió en su cuenta de Instagram.
Anna Dello Russo también se ha sumado a la causa con su propio montaje.
Pero no a todxs en la industria de la moda les ha parecido divertido o interesante que Alessandro Michelle presentara a modelos cargando «sus cabezas» en la pasarela.
El diseñador Giorgio Armani fue uno de los más críticos del show de Gucci (eso sí, sin decir nombres) mencionando: «No, no quiero ser parte de esto. La moda no puede ser un medio para que los medios hablen de ti. Tenemos que mover y emocionar, pero sin exagerar –es demasiado fácil. Nunca he querido engañar a los consumidores, y lo que muestro en la pasarela es lo que los clientes pueden encontrar en las tiendas», según reportó el sitio WWD.
El poder de las palabras es impresionante. Una frase tiene la habilidad de animarnos el día o de arruinárnoslo. Por eso hoy en día –que estamos conectados 24/7 a mensajes a través de las redes sociales– es más importante que nunca encontrar esos espacios que realmente aporten valor a nuestra vida y que no solo nos informen, sino que también nos den un apapacho y eso es precisamente lo que encontramos en las ilustraciones de Alison Rachel, creadora del proyecto Recipes For Self Love (Recetas para el amor propio).
Además de ser una colección de fanzines con mensajes positivos, Recipes For Self Love es una cuenta de Instagram que publica esas palabras de aliento que tanto necesitamos después de un día difícil, cuando sentimos que el mundo se nos viene encima o, simplemente, cuando queremos un empujoncito extra para sacarnos una sonrisa.
«No dejes que nadie dicte quién o cómo debes de ser», «Eres más fuerte de lo que imaginas», «Tu pasado no te define» Y «Ama cómo te ves» son tan solo algunos de los mensajes que se pueden encontrar en las creaciones de esta ilustradora, la cual también vende sus prints a través de su página de Etsy.
En una entrevista con Hunger Tv, Alison explicó que el proyecto Recipes For Self Love surgió como una necesidad por encontrar nuevas formas de sentirse mejor con ella misma y el mundo que la rodeaba. «Tenía algunas dificultades con mi salud mental y quería encontrar un recurso que me permitiera aprender cómo pueden otras mujeres sentirse bien en un mundo que lo hace tan difícil».
Además de ser un bálsamo para los días grises, las ilustraciones de Recipes For Self Love buscan representar la interseccionalidad, por lo que en ellas se proyecta a mujeres de diversos cuerpos, tonos de piel, tallas, religión y estilos.
Es común que, cuando va a nacer un bebé, los padres (o madres) deseen saber cuál va a ser el género, no solo para despejar esa duda, sino poder elegir el nombre, comprar la ropa y para saber si ¡¿pintan de rosa o azul su habitación?!
Hasta hace poco, esto parecía algo sumamente normal, pero al estar más informadxs sobre los roles de género y que un color no los define, es cuando tal vez surja la duda, ¿por qué el azul se asocia a lo masculino y el rosa a lo femenino?
Aunque no lo creas, esto no siempre fue así. Incluso, en algún punto de la historia fue totalmente lo opuesto.
Esa historia extraña en rosa y azul
Para entender esta historia hay que irnos al siglo XIX, cuando los pequeñxs vestían de manera muy similar, independientemente de si eran niños o niñas. La mayoría usaba el color blanco y la mayoría llevaban vestidos. Era un color unitario que era fácil de encontrar en todo tipo de telas y también dejaba ver su limpieza. Algo muy importante para un bebé.
Caso aparte es que en ese entonces no se consideraba importante ver a un bebé e inmediatamente determinar su género. Era un bebé cachetoncito, hermoso y punto. En ese entonces tampoco había diseños de niña o niño y tampoco se les cortaba el pelo de forma diferente.
Para el siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial, todo cambió. La culpa, como podrás intuir, la tuvo esa combinación poderosa entre la mercadotecnia y la moda. Las guías de estilo y las empresas comenzaron a impulsar la idea de que ciertos colores son para niñxs de ciertos géneros.
Lo curioso es que a inicios de siglo, algunos argumentaron que el rosa es un «color masculino» porque representaba un carácter «decidido y fuerte», mientras que el azul era un «color femenino» por ser «más delicado y suave».
A la par, según un artículo de la revista del Smithsonian, recuerda que también se llegó a proponer que el azul era para los bebés rubios de ojos claros y el rosa para bebés de piel negra o morena. Lo cual no trascendió tanto (afortunadamente).
¿Y por qué rosa y azul y no otros colores?
Esa es otra gran duda que hemos tenido por años. Lo que se ha llegado a concluir es que las tiendas de ropa comenzaron a hacer vestidos de todo tipo, pero en algún punto, los rosas fueron los predilectos. Por ello, hicieron muchos más.
Así ocurrió en el mundo occidental, donde el significado de los colores es muy distinto a otras culturas orientales.
Otra explicación puede venir desde una de las cunas de las tendencias en moda: Francia. Los orfelinatos franceses solían emplear el azul para los niños y el rosa para las niñas. Sin embargo, en países cercanos como Bélgica, Suiza y parte de Alemania era totalmente al revés.
Esa moda de asociar un color al género comenzó a ser muy popular en los años 70, y de ahí pal real. Ese gusto que tienen las niñas por el rosa no es más que reflejo de la mercadotecnia y de una imposición social que ha llegado por medio de los padres y la familia, mis caso para a los niños con el azul.
Cambio de hábitos
Lo que antes parecía totalmente establecido: rosa para niñas, azul para niños, ahora no lo es. Alguien que cuestionó este pensamiento fue el fotógrafo JeongMee Yong. A él le sorprendió que su hija de cinco años únicamente quisiera ropa y juguetes de color rosa.
Al ir al fondo de este gusto, se dio cuenta de que era adquirido porque las compañías de juguetes solo los hacían los de niña en tonos de rosa. Sucedía lo mismo para los niños y los tonos azul. Es decir, segmentación por género.
Por medio de su trabajo The Pink & Blue Project, muestra una serie de fotografías de niños y niñas con sus posesiones rosas y azules.
Foto. eongmeeyoon.com
El experimento es sencillo. Pidió a niños y niñas que exhibieran sus juguetes. El resultado cromático es evidente y se puede entender fácilmente por qué a los niños les «gusta» el azul y a las niñas el rosa.
El Museo de Economía ubicado en la Ciudad México fue sede de la reunión del C40 #Women4Climate. Ahí, alcaldesas y líderes de 16 ciudades del mundo hablaron sobre los retos que el cambio climático ha impuesto a las urbes así como lo que se necesita modificar en materia de hábitos ciudadanos para frenar su avance. Hasta ahí todo bien, pero ¿qué tiene que ver la relación que se hace de las mujeres con el cambio climático?
Si usamos la lógica de la cultura pop, es posible llegar a una rápida conclusión. Esta puede sonar un poco cursi por aquello de la concepción de la «madre naturaleza» (para quien vio la película ‘Madre’, la analogía puede quedar más clara… o no). Sin embargo, hay razones un poco menos simplistas que enlazan el papel de las mujeres con el freno necesario al cambio climático. Y no, no tiene que ver solo con el machismo de Mr. Trump.
La idea de reunir a mujeres activistas y políticas para discutir el impacto del cambio climático en las ciudades nació en 2016 dentro de la cumbre del C40, la cual agrupa a las capitales más habitadas del mundo. En esa reunión, Anne Hidalgo, alcaldesa de París, sugirió que se hiciera una reunión de mujeres y un programa de mentoría para líderes con proyectos ambientales.
Curiosamente, la respuesta de las mujeres líderes y activistas fue muy alentadora.
Las mujeres son agentes del cambio que deben participar en condiciones de igualdad en la solución hacia un futuro sostenible.
¿Recuerdan el Acuerdo de París? Ese al que se considera el mayor logro diplomático de los tiempos modernos. Fue un pacto firmado por más de 190 países y ratificado en menos de un año por más de 80 partes (o que representa más del 60% de las emisiones globales) en un compromiso por tomar acciones que aminoren los efectos del cambio climático.
Ahí, aunque nombres masculinos como Ban-Ki Moon, Michael Bloomberg y Laurent Fabius fueron clave, ahora ese avance global ha sido concretamente entregado a manos femeninas. A lo largo de 2014 y 2015, un grupo de mujeres encabezadas por Christiana Figueres, la Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la Ministra de Medio Ambiente francesa Ségolène Royal y la Embajadora de Francia para las Negociaciones de Cambio Climático Laurence Tubiana, fungieron como arquitectas del Acuerdo de París.
«Esto merece ser ampliamente conocido, porque las mujeres de todo el mundo están a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático y están impulsando y acelerando la transición a un futuro con bajas emisiones de carbono», explica el sitio Women4Climate.
A este grupo de lideresas se añade que cada vez hay más alcaldesas que dirigen ciudades importantes en el mundo. Y que se han sumado a esta causa.
El lado de la desgracia
Esa es la parte diplomática, hay otra razón que asocia al cambio climático con las mujeres (y la desigualdad de género).
De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, las mujeres son más vulnerables que los hombres al cambio climático, especialmente si viven en países de bajos y medianos ingresos. «Las mujeres, por ejemplo, son mucho más propensas que los hombres a morir en desastres naturales relacionados con el clima, como inundaciones u olas de calor», asegura Women4Climate.
De ahí, explica la organización, que sean las mujeres quienes deben tomar la batuta en la lucha para prevenir y adaptarse al cambio climático. La idea del C40 Cities Women4Climate, es invitar a mujeres líderes mundiales a apoyar a otras mujeres que trabajan en proyectos climáticos locales. Este programa, dirigido tanto a mujeres de los gobiernos municipales como a las organizaciones de la sociedad civil, quiere desarrollar las capacidades de las futuras líderes femeninas en sus ciudades.
«Ayudar a las nuevas generaciones de mujeres a levantarse en la lucha contra el cambio climático hará que nuestras ciudades sean más fuertes, más resilientes y más iguales», Women4Climate.
Otra asociación
En un sentido más poético, pero no por eso menos real, Rosa Llobregat, asesora en el Parlamento Europeo, explica esta relación desde el llamado ecofeminismo. Este vincula a dos corrientes, a dos luchas en una misma causa.
Esta corriente, apunta Llobregat, reivindica que «solo habrá victoria climática si se desmonta al patriarcado y solo habrá una transición igualitaria si se desmonta al productivismo. Por eso es tan importante actuar de forma transversal sobre dos pilares a la vez: incorporar en la lucha contra el cambio climático a las mujeres (¡que son la mitad de la población!) e incorporar en la lucha de género la perspectiva ecológica en general y climática en particular».
Puesto en palabras más sencillas, vincular la desigualdad de género con el cambio climático impulsa a las mujeres como poderosas agentes del cambio y no únicamente como víctimas del cambio climático.
Volvamos a la pregunta inicial “¿qué tiene que ver la relación que se hace de las mujeres con el cambio climático?”, en realidad todo y nada. Reducir los efectos que provoca el cambio climático es una tarea de todos y cada uno de los habitantes del planeta, pero alguien tenía que tomar el liderato de este compromiso… y esas han sido mujeres.
Nos vamos a casar porque atropellaron a mi amiga Alejandra*. O, más bien, nos vamos a casar en seis meses porque la atropellaron. Nada de eso suena muy romántico, pero la verdad es que para nosotros sí lo es: decidimos dejar de esperar a que las estrellas se alinearan y todo fuera perfecto porque el accidente de Ale nos recordó que no hay que esperar para hacer cosas que nos hacen felices. Y que no tengo seguro médico.
E y yo llevamos casi 6 años de relación, tres de ellos viviendo juntos. Por mucho tiempo no hablamos de matrimonio y yo nunca fui de esas mujeres que sueñan con su boda. De hecho, más bien pensaba que organizar una sería una pesadilla, porque tengo una familia muy grande y con muchas opiniones, y en general para nada estaba en mis planes a los 24 años conocer alguien con quien quisiera pasar el resto de mis días. Por su parte, él era de esos que se la pasan haciendo chistes sobre cómo la vida se acaba cuando te casas.
No sé exactamente en qué momento cambiamos de opinión.
Tal vez fue por ir a tantas bodas de amigos en los últimos años, de las que siempre salíamos con los pies cansados y una gran sonrisa, o porque fue claro que todos nuestros planes a futuro incluían pensarnos como pareja. En nuestras conversaciones poco a poco comenzamos a admitir que casarnos era una posibilidad lejana, pero real. Además del amor que nos tenemos, también comenzamos a ver las razones prácticas: en CDMX estamos lejos de nuestras familias.
Aunque mi familia nuclear ahora es él y nuestras dos gatas, eso no significa nada para las autoridades ni los servicios médicos y como persona ansiosa eso me preocupa, además de que, como dije antes, soy freelance y no tengo seguro.
El día que decidimos decirnos “sí” ante el Estado mexicano más pronto que tarde estábamos en el Gato Fest, nuestro evento favorito del año, comiendo hamburguesas veganas y gastando dinero en Bruja y Sunny, las peludas niñas de nuestros ojos.
Cuando llegamos al departamento, pensamos en números: de dinero, de invitados, de fechas, y sellamos todo viendo a nuestras gatas disfrutar su rascador nuevo. Fue perfecto, pero después había que decirle a todas las personas importantes de nuestras vidas, y la decisión se haría real.
No es que estuviéramos esperando caras largas ni llantos de decepción, pero E y yo coincidimos en que lo más bello de nuestro corto tiempo comprometidos (raro concepto: ¿qué no siempre hemos estado comprometidos uno con el otro?) es la emoción de quienes nos quieren. Esa familia grande y con muchas opiniones que tengo enseguida se puso manos a la obra para lograr hacer maravillas con nuestro presupuesto. Lxs amigxs que no viven en Mérida, donde será la ceremonia, no solo no se quejaron de tener que hacer un viaje, sino que preguntaron qué necesitamos y cómo pueden ayudar.
Una celebración distinta
Todavía faltan muchas cosas por hacer que no estoy segura cómo lograr. Quiero tener una boda que sea una celebración de la pareja divertida, amorosa pero un poco cínica que somos, que no se base en la tradición sino en caminar juntos hacia algo nuevo. No hubo foto con “el anillo” para Instagram (vaya, ni siquiera anillo, sino un rascador para gatos), no habrá ceremonia religiosa y tampoco vestido blanco.
¿Puede una boda escapar de los estándares heteropatriarcales?, ¿existe tal cosa como una novia feminista heterosexual?, ¿los DIY de Pinterest puede hacerlos una simple mortal? Eso es lo que quiero averiguar en los próximos meses, a través de esta columna.
* ¿Qué pasó con Alejandra? No se preocupen, fue un susto enorme pero ya está casi totalmente recuperada del atropello.
A veces nos cuesta trabajo levantarnos y tener la fuerza de voluntad para ir a sudar los tacos que nos comimos en la noche. Pero por más que suframos en el momento del ejercicio, al terminar, la recompensa es una sensación satisfactoria —y un poco masoquista— de dolor en todos los músculos. Es un triunfo sentir que hicimos algo productivo. Cansarnos y movernos es bueno para nuestro organismo y cuerpecito.
Ya sea que ames el deporte o que te falte un empujón, encontramos accesorios muy originales que te motivarán en tu empresa con el ejercicio. Todos son inspirados en quienes aman tener este mundo cerca… aunque estén fuera de la cancha o el gimnasio.
Sobre ruedas
Aficionadxs que viven la intensidad del skate. La marca Mala New York diseñó esta bolsa llamada Birdhouse. Fue inspirada en las formas de las tablas de skateboard. Está hecha de piel de becerro y se puede usar de tres maneras: por encima del hombro, como un crossbody e incluso como un clutch.
Foto por Mala New York
Para fans del baloncesto
Sabemos que las bolsas son de los inventos más útiles, sin ellas cargaríamos con todo en las manos, punto extra es cuando el estilo de la misma dice algo de ti. Nike y la diseñadora Andrea Bergart se han unido para crear esta bolsa tan original.
Está hecha con el mismo material de los balones de basket, pero con un diseño que recrea a unas bolsas típicas de África.
Foto. Foto. @andreabergart
Meditación donde quieras
Muchas veces necesitamos desestresarnos y sacar toda esa tensión que se acumula en nuestro interior. Y una opción increíble es ir a esa clase de yoga que nos deja adolororidxs, pero felices. Si también quieres llevarte un poco de esa relajación a casa, esta manta es tu accesorio ideal. Con solo colgarla en tu pared, le dará un estilo zen a tu habitación. Si quieres meditar en casa, ya estás en ambiente.
¿Cuántas veces se ha corrido tu maquillaje mientras haces ejercicio? Puede que muchas o puede que ninguna —si eres afortunada—, pero hoy te presentamos la línea FIT de Clinique. Ofrece una base ligera con protector solar SPF 40, un spray que mantiene tu piel hidratada, toallas húmedas para limpiar el sudor y un polvo que contrarresta el enrojecimiento del rostro que provoca el esfuerzo.
Podremos olvidar los lentes, la cartera, la comida, pero el celular nunca, porque es como dejar una parte de la cabeza. Este aparatito se ha convertido en una extensión de nosotrxs mismxs… y obviamente refleja también nuestros gustos. Si conoces a una mujer que ama los deportes (o tú misma lo eres), este case es justo lo que necesitas.
Foto por Casetify
A mover los pies
Life While We Dance es una marca 100% mexicana que crea ropa y accesorios con diseños son sumamente creativos y fácilmente identificables para quien practica la danza como ejercicio. Si eres bailarín(a) de zumba, salsa, danza clásica, contemporánea, vamos, hasta bachata, seguro te van a encantar. ¡Corre a su sitio y ordena todo lo que puedas!
Si eres fan de este deporte y además disfrutas de una buena taza de chocolate caliente, hay buenas noticias: encontramos ese complemento para tu alma deportista. Una taza con diseño de pelota de béisbol y un guante, ¡es encantadora! Su manopla invita a jugar a lanzarle cosas (cereal, bomboncitos) y que caigan directo en la leche o en tu bebida.
Foto por Uncommon Goods
Algo del mar en tu sala
Existimos quienes con solo decir la palabra ‘playa’ nos manifestamos de la nada con traje de baño, bloqueador y lentes de sol, listxs para disfrutar de la arena y el sol. Pero si además de esto no puedes dejar de pensar en que necesitas domar esas olas salvajes, este cuadro te recordará que nunca es suficiente solo una tabla de surf.
Foto por Uncommon Goods
Amor sobre ruedas
¿Lo tuyo es irte a la montaña y disfrutar de una aventura todo terreno? Eso o ¿usas la Ecobici en la CDMX? (la aventura es muy similar) Entonces llevas en el corazón un par de ruedas que te acompañan en tus días llenos de adrenalina. Este collar tan sencillo y lindo está chapado con oro y mostrará al mundo que la bici es tu pasión.
Difícilmente a alguien se le olvida cómo fue su primer beso, en dónde estaba cuando se dio a conocer el atentado del 9/11 y, si eres mujer, el recuerdo de «la primera vez que me bajó».
Ya sea que te hayan preparado para ese momento –con la plática del polen y las abejitas– o que te haya tomado totalmente desprevenida haciéndote pensar que morías desangrada, cada historia con la primera menstruación, oficialmente llamada menarquia, es única, especial y en muchos casos bochornosa. En parte porque es algo que jamás hemos experimentado y también porque suele existir cierto tabú alrededor de la regla.
Pero como en Malvestida creemos que es algo que no hay que esconder, sino platicar para que cada vez haya mejor educación al respecto, decidimos reunir algunos testimonios anónimos de cómo y dónde fue esa experiencia transformadora.
Una celebración innecesaria
Mi primera menstruación llegó un poco tarde. Mi hermana y yo estudiábamos en la misma escuela, yo estaba en primero de secundaria y ella en segundo de prepa. Recuerdo muy bien ese día, me desperté, por una extraña razón fui al baño de mi hermana y ¡oh sorpresa!, ahí estaba esa famosa manchita de sangre de la que tanto había oído hablar.
Le dije a mi hermana algo como “¡¿creo que ya me bajó?!”. Ella rápidamente me dio una de sus toallas sanitarias y me enseñó a ponerla en mi calzón. Mi mamá también entro al baño súper emocionada. Fue una escena de incomodidad y amor muy bella.
Llegué a la escuela y me sentía un poco incómoda pero al mismo tiempo emocionada, ya que algunos años atrás había hecho una apuesta con una amiga para ver a quién le bajaba primero, y ¿que creen? ¡Yo gané… 10 pesos! (Aunque creo que nunca me pagó la apuesta). Mis amigas igual estaban emocionadas, sentía que ya formaba parte del club oficial de la menstruación.
Todo iba bien, hasta que descubrí que mi hermana le había contado a todas sus amigas que yo «ya era una mujer», así que durante todo el día recibí felicitaciones extrañas, coro completo en pleno recreo cantando “de niña a mujer” (afortunadamente iba a una escuela de puras niñas) y, por si fuera poco, una amiga de mi hermana decidió pasar por mi salón de clases y lanzar una toalla femenina nocturna que tenía escrito “felicidades” con plumón amarillo. La maestra obviamente se dio cuenta y simplemente me sonrió. Pero ahí no acaba todo, ¡no señorxs!
Después de la escuela fue mi papá a visitarme a la casa, me dio flores y creo que chocolates y también me dio la icónica e incómoda charla de “ahora ya eres una mujer” a la que yo solo decía “si papá, ya sé, ya sé, ya sé”. Y así es como recuerdo el primer día en que me bajó.
Ahora, si me permiten, iré a recordarle a esa amiga que aún me debe 10 pesos.
Ropa extra, ¿por qué no?
Recuerdo muy bien la primera vez que a mi prima le bajó, incluso más que la mía propia. Los viernes después de la primaria, solíamos poner una venta de garage en la casa de mis abuelos. Abríamos la cochera y colocábamos la ropa en ganchos, en sábanas en el piso y los objetos viejos en mesitas. La idea era deshacernos de cosas que ya no usábamos y ganar un poco de dinero, pero lo más divertido era pasar las primas un tiempo juntas. Nos probábamos la ropa de las tías, sus vestidos de noche, los tacones…
Una de esas ocasiones, mi prima fue al baño y estuvo ahí como media hora. Al volver, le preguntamos si estaba bien, a lo que solo respondió abriendo tímidamente las piernas y mostrando sus jeans con una mancha que estaba igual que su rostro: totalmente color rojo. Mi otra prima y yo gritamos de emoción y la abrazamos. Después de ir a la farmacia y comprar toallas con el dinero de la venta de garage, nos pusimos a buscar entre la ropa vieja: qué le quedaba mejor (ahora que «ya era mujer») y qué podía usar mientras sus jeans recién lavados se secaban en el tendedero del patio.
Apoyo de hermandad
Cuando a mi hermana le bajó, llegó de la escuela súper seria. No había nadie más que yo en la casa. Le pregunté que qué tenía y en cuanto dejé de hablar, se puso a llorar un montón. Yo me asusté porque pensé que le habían hecho algo, pero me dijo que le había bajado. Estaba bien triste y no sabía qué hacer. Me tocó reconfortarla y hablar con ella, le hice comida, lavé su uniforme y le di mucho amor.
Una confusión nada padre
Mi mamá un día tuvo “la plática” conmigo, sobre el cuerpo y eso. Yo tenía como ocho años y me dijo “tus partes te van a sangrar”. Y yo: “¿Partes?”. O sea, como era plural, yo asumí que pues las chichis, porque la vagina era una. Entonces ahí fui por la vida en la primaria diciendo que las chichis nos iban a sangrar. Y se hizo un problema y hasta mandaron llamar a mi mamá. Entonces, después de eso no volvimos a tocar el tema, yo olvidé por completo que algo iba a sangrar.
A los 11 años, ya en la secundaria, fue la primera vez que me bajó. Fue desde temprano, en la mañana. Como no sabía qué estaba pasando y el show debía continuar, me puse un montón de papel. Y al final del día todo era una bola de algo horrible. Así que empecé a pensar que tal vez me había hecho popó.
Así que me daba mucha pena decirle a mi mamá. Y me puse a llorar porque «me había hecho» y qué pena y así. Mi mamá me encontró llorando y le enseñé los pants. Y se puso a llorar (en serio). Antes de ayudarme o explicarme o algo, le marcó a mi abuelita y le dijo (nunca lo olvidaré) ¡¿ADIVINA QUIÉN YA ES UNA MUJER?! Y me morí de la pena, el odio y la confusión. Nunca, nunca se sentó a explicarme nada. Solo me dio unas Kotex (así les decía ella, “las Kotex”) y fin de la historia.
La toalla voladora
Ya sabía que me tenía que pasar en algún momento, pero ocurrió en la escuela. Para mí ya no era algo nuevo, pues a cinco o seis amigas esa sangre ya les había ensuciado el uniforme. Cierto día tenía la sensación de hacer pipí y fui al baño. Al estar ahí, me di cuenta de que no era pipí, si no que era la primera vez que me bajó.
En el momento me moría de vergüenza y no sabía qué hacer, así que fui rápido al salón «siendo super discreta». Me metí y busqué —revoloteando entre mis cosas— una toalla que mi bendita madre me había dicho que guardara «por si acaso». Nada, no la encontraba. En un momento de suerte, la encontré, procuré sacar también unos pañuelos para ocultar que estaba una toalla sanitaria en mi mano.
Como era lógico, mi maestro me preguntó «¿a dónde va?», y yo «al baño», y él «pero si acaba de ir»… Solo se me ocurrió responder: «sí, pero, pero, pero no había papel». En ese momento, hice el movimiento de manos más brusco y tonto que pude, la toalla sanitaria —y la mitad de mi dignidad— terminó aterrizando encima del cuaderno de un chico que ¡pfff! me encantaba. Muerta de pena tomé la toalla y huí del salón. Ya no volví ni por mi mochila, fui con la orientadora y le dije me sentía muy mal, entonces marcaron a mi casa y fue mi mamá por mí.
Para mi fortuna, era viernes y para el lunes siguiente, al parecer, a todo mundo se le había olvidado. Bueno, a todo mundo menos a mí y a mi dignidad. De ahí mi mala relación y el odio infinito que le tengo a las toallas 🙁
Una horrible confusión
Pues estaba en la escuela y pensé que era popó o que no me había limpiado bien porque era como café. Además, tenía diarrea 😂. Entonces pensé: «Ay, ¡diablos!, voy a estar llena de popó todo el día».
Lo único que se me ocurrió para remediarlo fue ponerme papel. Cuando llegué a mi casa y le dije a mi mamá, ella me explicó que era sangre. Pero como no tuve cólicos, no sabía qué pasaba. Me sentí muy tonta porque mi mamá ya me había dicho que iba a menstruar, o sea, no ese día, pero sí en un punto de mi vida (uno tal vez muy próximo). Creo que tenía como 13 años. Y así fue como confundí la primera vez que me bajó con popó.
El caso inverso
Mi primera nomenstruación fue un día en la escuela, una noche anterior al «gran evento» comí mucho betabel. Antes de la ceremonia, marchando por la explanada, me ganaron los nervios, así que fui al baño a hacer popis y, cuando me limpié, pensé que era sangre.
En la escuela a todas mis amigas ya les estaba bajando y yo estaba medio obsesionada con ese «momento mágico». Así que me puse muy feliz, ¡por fin me iban a crecer la chichis (pensé)! Como no tenía toallas, me puse mucho mucho mucho papel de baño. No quería quedar en ridículo con mi falda manchada o con el suéter amarrado en la cintura en plena ceremonia.
Al llegar a casa, nada, cero manchas en el papel. Mi mamá, al ver el calzón y examinar lo que había pasado, me dijo que no, que era solo popó revuelta con betabel.
Primero fueron los labios, luego las cejas y ahora parece que le ha llegado el turno a las pestañas de ser el centro de atención en el mundo del maquillaje. Recientemente, la firma de cosméticos Urban Decay anunció el lanzamiento de su colección Double Team, un rímel que viene en diversos colores como rosa, azul, morado, amarillo, plateado y verde, que promete añadirle a tu maquillaje un toque eléctrico.
Si bien, el rímel de colores ha existido desde hace algunos años, cada vez hay una mayor oferta de tonalidades vibrantes, así como acabados intensos y metálicos como los que propone Urban Decay.
Además, a medida que existe una mayor cultura del maquillaje es más fácil experimentar y atreverse a llevar mucho color en el día a día sin que eso sea sinónimo de que se nos perdió el carnaval.
Sephora, Dior, Marc Jacobs, Nyx y Clinique son tan solo algunas marcas que ya tienen productos de este estilo en el mercado, pero es muy probable que cada vez veamos a más firmas sumarse al movimiento de la pestaña arcoiris con propuestas muy novedosas.
Si tienes duda sobre cómo utilizarlo, en Pinterest puedes encontrar un montón de ideas, ya sea con un maquillaje muy natural, si solo quieres agregar un acento de color a tu mirada. O bien, con una sombra igual de colorida o contrastante para crear un efecto hipnotizante a lo medusa.
Si ya estás listx para jugar con tus pestañas, aquí te recomendamos algunas marcas de rímel de colores de diversos rangos de precios y hasta te ponemos el clic directo al enlace de compra (porque millennials).
Si lo tuyo no son las tonalidades intensas, pero de cualquier forma te interesa probar el look de pestañas multicolor, también puedes hacerlo en casa con tus sombras de ojos.
Aplica primero un primer o rímel transparente sobre tus pestañas. Después, utilizando un pincel plano, recoge el pigmento de la sombra que quieres utilizar y aplícalo sobre tus pestañas haciendo movimientos de abajo hacia arriba, de modo que el color se extienda de manera uniforme. Es importante que lo hagas mientras tus pestañas están húmedas, para que el color se pegue. Para finalizar, séllalo con un protector contra agua especial para pestañas.
Otra opción es utilizar un delineador líquido de colores que ya tengas rondando en tu neceser. De igual forma, aplica el primer y después utilizando el pincel del delineador cubre tus pestañas con color.
Dicen que la comunicación es la clave para una relación sentimental sana, pero, siendo realistas, no siempre nos damos el tiempo de detenernos y hablar a profundidad con nuestras parejas sobre temas que son verdaderamente importantes. Quizá se mencionan cuando surge un problema, se asumen o de plano se esquivan con tal de mantener la fiesta en paz, pero ¿cada cuánto se hace un balance honesto sobre la relación?
Recientemente –y tomando como pretexto nuestro aniversario– a mi novio se le ocurrió una forma muy sencilla y práctica de poner sobre la mesa –literalmente– esos temas que ambos consideramos fundamentales en nuestra vida personal y de pareja.
La dinámica
Para comenzar hicimos una cena deliciosa en casa, con una botella de vino tinto a la mano y celulares fuera de nuestro alcance. Ya muy relajados, la dinámica consistió en que él puso sobre la mesa varios papeles en los que escribió diversos temas a abordar. Los colocó boca abajo, de tal forma que no se podían leer, y tomando turnos teníamos que abrir una de las tarjetas y platicar sobre el tema que estuviera escrito.
El primero fue finanzas, así que hablamos sobre cómo sentíamos que estaba repartida la dinámica de gastos en la casa. ¿Era equitativa? ¿Alguno sentía mayor presión por pagar algo? ¿Al fin era momento de comprar esa lavadora?
Cuando ambos hablamos sobre tooooodo lo que sentimos que era importante tocar sobre el tema, pasamos a la siguiente tarjeta: futuro.
Tras varias risas nerviosas –y un trago largo a ese vino– conversamos sobre cómo nos veíamos en el futuro. ¿Queríamos seguir juntos? ¿Creemos o no en el matrimonio? ¿En dónde nos gustaría estar en algunos años?
Fueron cuestionamientos bastante intensos y con algo de confrontación, pero nos dimos el tiempo de escucharnos, responder con brutal honestidad y, sobre todo, tratar de no ponernos a la defensiva. Fue asumir esa plática desde el respeto y no desde el egoísmo, fue hablar como individuos independientes compartiendo una relación de pareja.
En total fueron 9 temas los que abordamos en las tarjetas: futuro, finanzas, sexualidad, familia, miedos y certezas, metas personales, metas de pareja, quejas y oportunidades y, por último, cerramos platicando sobre qué es lo que más nos gusta al uno del otro y de la relación.
La experiencia fue sumamente enriquecedora y eso nos ayudó a unirnos más y decidir que sí queremos seguir caminando juntxs este camino. Ahora sabemos qué cosas específicas hay qué trabajar y cuáles mantener como las hemos llevado hasta ahora. Además, decidimos que es un ejercicio que queremos repetir al menos una vez al año.
Así que ya sea que estés a punto de tomar una decisión importante con tu pareja –como mudarse juntxs, emprender un proyecto profesional, tener un hijx, casarse, adoptar una mascota– o simplemente quieras hacer una pausa para revalorar el estado de tu noviazgo, esta sencilla dinámica de parejas les permitirá ser muy honestxs acerca de su presente y lo que esperan para el futuro.
Cuando pensamos que el amor por el aguacate había llegado a límites insospechados, nos encontramos con el «avocado proposal» o cómo pedir matrimonio con un anillo de compromiso dentro de una de estas verde y pulposas frutas.
Una reciente moda que comienza a hacerse cada vez más popular en Twitter e Instagram ha demostrado que esto del amor por el aguacate se está saliendo de control.
Parejas de diversas partes del mundo están compartiendo sus fotos de compromiso, así, casual, con un aguacate enmarcando la joya tan preciada.
¿Será que el aguacate representa ahora el amor verdadero? ¿Será que es un símbolo de abundancia (por lo caro que llega a estar a veces)? ¿O acaso que es la nueva versión de la -muy cursi- copa de champán?
El punto es que varias parejas millennials están tomando la tradición de colocar el anillo de compromiso en este estuche tan especial.
Lo que podemos concluir es que ahora, para las parejas casaderas, ver llegar una orden de aguacate a una cena romántica, podría significar más que un ingrediente extra para degustar el ceviche o el pozole.
La moda es todo lo que imagines que puede ser: excéntrica, creativa, original, aburrida, lujosa, funcional, imposible, cíclica, novedosa y sí, también puede ser una estafa. O al menos así parece cuando nos enteramos de que las marcas presentan ciertas prendas y accesorios que, honestamente, podríamos conseguir en nuestro supermercado más cercano y por una fracción del precio.
¿No nos crees? Aquí los momentos en los que el mundo de la moda quiso vernos la cara.
El bolso Balenciaga vs el de Ikea
La tienda sueca de artículos para el hogar ha tenido por años una bolsa color azul (llamada frakta bag) Esta la venden en sus sucursales para que los clientes carguen sus artículos. Suelen ser tan resistentes que la gente (ya que las pagó) las recicla para usarlas en ocasiones futuras.
Tal reciclaje llegó hasta el mundo de la moda de alta costura, y la firma Balenciaga hizo un diseño casi idéntico, pero obvio, pidió una suma mucho mayor a los dos euros que cuesta la original. Cabe aclarar que por esa similitud hubo hasta una campaña de autentificación muy seria de por medio. Ikea lanzó una serie de pasos para saber cómo reconocer que la suya es la original. ¡Esto es tomar las cosas con humor!
Aún así, si deseas la versión cara, aquí te la mostramos.
Precio. $2,145 dólares (casi $40,000 pesos)
La bolsa de Céline
Es la tomada de pelo más reciente e hizo su aparición dentro de la colección primavera 2018 de Céline. Se trata de una bolsa plástica transparente que semeja a una donde se guarda la lechuga, donde vienen empacadas algunas sábanas o calzado, pero, obvio, esas no tienen el logo de esta marca francesa de lujo.
La bolsa de Céline es parte de la colaboración con la tienda Nordstrom que se podrá comprar solo por tiempo limitado (hasta el 29 de mayo) en una pop-up store en Seattle.
Si te animas, ahí nos cuentas.
Precio. $590 dólares (unos $11,000 pesitos).
Foto. Nordstrom
El bandeau de Yeezy
Las bandeaus son esta especie de tops elásticos sin tirantes que llevan ya algunos años circulando en la sección de «básicos» de las tiendas de moda. Es posible conseguirlos en múltiples colores, texturas y tallas por 100–150 pesos. Sin embargo, Kanye West –especialista en hacernos creer que los pants que podemos conseguir en Wal-Mart son novedosos– decidió que el mundo necesitaba un nuevo bandeau de lujo.
¿Qué lo hace diferente? El bandeau de Yeezy está confeccionado en 52% rayón, 44% poly, 4% elastano y viene en color «fantasma». ¿Vale la pena? Juzga por ti mismx…
Precio. $280 dólares (unos $5,200 pesos)
La playera rota de Balmain
Corría el año de 2010 cuando Balmain lanzó al mundo una playera que parecía haber pasado por el campo de batalla. Verde militar, 100% algodón y con múltiples agujeros que cualquiera podría lograr teniendo a la mano un par de tijeras.
Precio. $1,137.50 dolares . O sea, como unos 21,000 pesos… Caaaaaaaasual.
La bolsa del mercado de Louis Vuitton
Nadie que suela llevar su bolsa de rafia para hacer el mandado se dejaría engañar por esa imitación de Louis Vuitton. El magnifico diseño de esa bolsa parece haber inspirado una pieza de la colección 2006 de esta casa de moda francesa. ¿Pagarías esto por ella?
Precio. $693 dólares (12,800 pesos)
Foto. theluxurycloset.com
El búmeran de Chanel
Sabemos que es justo lo que necesitabas tener, y que pagar una pequeña fortuna por él valdrá cada centavo porque lo usarás todos los días. ¿Verdad? A inicios de 2017, este artículo se volvió viral porque unos australianos acusaron a Chanel por apropiación cultural, pues «ridiculizaba un símbolo aborigen».
Sin embargo, para quienes no somos australianos, nos causó mayor impacto que una marca que lo hace muy bien con su ropa, sus accesorios, maquillaje y perfumes, se diera el tiempo de hacer un búmeran como este de madera y resina. ¿Cuántos te anotamos en tu lista?
Precio. $ 1,930 dólares (35,800 pesos).
Foto. Chanel
La bolsa del cobertor de… otra vez, Balenciaga
Cualquier parecido de la Balenciaga Square Bag con una de cobertores San Marcos es mera coincidencia. La de la marca de lujo es básicamente una hecha de piel de cordero con estampados florales y asas, pero el precio entre una (que es gratis con tu cobija pachoncita) y la otra, es lo que asombra.
Precio. 3,500 dólares (casi 65,000 pesos)
La playera blanca
No sabemos qué propiedades mágicas pueda llegar tener una simple playera blanca. Obviamente puede haber diferencias en calidad, diseño y ajuste entre una marca y otra, pero nos cuesta creer que realmente valga la pena invertir 260 dólares (4,825 pesos) en una de la marca Acne Studios, cuando podemos conseguir una casi idéntica por 99 pesos en H&M.
Foto. Acne Studios
Quizá un algodón pueda ser mejor que otro o el corte sea más cómodo, pero, no, que no te vean la cara.
Ginna fue la primera de nosotras en quedar embarazada. Estábamos en nuestros veintes, ya más cerca de los treintas. Éramos un grupo de 5 amigas, que disfrutaban quizá un poco demasiado de la bebida, la fiesta, el cigarro y los galanes. Así que cuando Ginna se embarazó, primero nos emocionamos mucho y le echamos porras, pero luego, poco a poco, la fuimos expulsando del grupo.
Por casualidades de la vida (o quizá no tanto) todas en el grupo venimos de familias más o menos disfuncionales. Nos conocemos desde muy jóvenes, así que el vínculo de confianza entre nosotras es muy fuerte. No tenemos secretos y todas conocemos a la perfección (con un lujo de detalles que resulta impúdico) nuestras andanzas y romances.
Con Ginna, mi amiga embarazada, había veces en que no nos dábamos cuenta de que hacíamos comentarios fuera de lugar. Otras, la mayoría, éramos abiertamente excluyentes. Una de nuestras frases favoritas era: «Nosotras todavía no estamos en esa etapa, amiga». La usábamos para intentar explicarle por qué no queríamos que fuera con su bebé a nuestras reuniones, o por qué preferíamos ir a cenar a cualquier restaurante, en lugar de visitarla en su casa. Eso sí, cuando se desaparecía por temporadas, le hacíamos reclamos: «Ya ni para qué te invitamos, si de todos modos no vas».
Reflexión a la distancia
Yo me fui de la ciudad tiempo después y el grupo, aunque todavía en contacto, dejó de reunirse con frecuencia. A la distancia, al conocer a otras personas, empezar a construir relaciones diferentes y ampliar mi muy obtusa mirada, me di cuenta de lo egoísta y malísima onda que fui.
No me porté a la altura de las circunstancias. Lo que mi amiga necesitaba desde el momento en que nos compartió con alegría la noticia, era la misma alegría genuina por parte de las personas que se supone eran las más cercanas. Y más importante aún: necesitaba alguien que la apoyara.
Mi amiga tenía que tener alguien que le hiciera saber que esa revolución de sentimientos que la inundaban era normal. Tener un espacio donde desahogarse, quejarse de su marido (quien por el contrario, fue el único que sí la acompañó durante todo el proceso), sacarse los zapatos y lamentarse de sus pies hinchados, expresar el terror que estaba sintiendo sin sentirse juzgada, hablar de sus expectativas, de qué quería para su bebé, de cómo se lo imaginaba y el nombre que le gustaría ponerle. Y para eso no se requería alguien que «estuviera en su misma etapa», solo necesitaba amigas.
Nueva etapa
Cuando el bebé llegó, Ginna obviamente se dedicó a cuidar del nuevo integrante de su familia y, de vez en cuando, nos acompañaba en alguna de nuestras reuniones. Pero poco a poco, fue dejando de asistir.
Estando tan enfocada en mis propios intereses, gustos y aficiones, poco tiempo me daba para pensar en los de otras personas. Al ser los de mi amiga en este caso, tan divergentes de los míos, pues menos atención les ponía (shame on me).
Mi amiga embarazada, al igual que muchas mujeres, vivió el proceso de gestación y primeros años de crianza sintiéndose muy sola. El momento en que compartió -alegre e ingenua- la feliz noticia de su embarazo, muchas «amigas» que en realidad solo eran compinches de fiesta, desaparecieron de su vida.
Cuando reflexioné en todo esto (¡afortunadamente!) me di cuenta de que yo no deseo en mi vida relaciones así. No quiero rodearme de personas que solo están presentes cuando compartimos intereses comunes y que se desvanecen en cuanto hay un cambio de ritmo, de vida, de decisiones. Decidí que no quiero (solo) compinches para salir de fiesta. Pero más aún, y lo más importante, decidí que yo no quiero ser una persona así. Me rehúso a seguir estando pero sin estar.
Empecé a hacer llamadas, a retomar el contacto, a hacerme presente. A decir «¡hey, acá estoy!» y a escuchar cuando hace falta.
Lo que ahora deseo
Quiero, espero, y me esfuerzo en ello, en construir relaciones de amistad entre mujeres distintas, sin juicio, sin competencia, sin miedo. Y mi único deseo y expectativa ahora es que todas tengamos la oportunidad de compartir con personas, con mujeres, con amigas, que respetan, acompañan, apoyan, escuchan, aconsejan, abrazan y hasta reprenden si hace falta. Ojalá siempre estemos acompañadas, que nunca nos dejemos solas. Espero que todas sepamos ser amigas y, sobre todo, que yo siempre sea amiga.
Esta mañana, en la primera edición de MVS Radio, Luis Cárdenas, en una conversación que tuvo con el periodista de espectáculos Gil Barrera, manejó la hipótesis: ¿entonces ahora, las declaraciones de una actriz pueden destruir la carrera de un director? Esta fue encaminada al caso de Karla Souza y Gustavo Loza.
Si bien, este lunes 19 de febrero, la actriz declaró a Carmen Aristegui que un director -no dijo nombres- la había violado, ese mismo día por la noche Televisa lanzó un comunicado donde atribuyó el hecho al director mexicano Gustavo Loza, quien ha trabajado en varias producciones con ellos y ahora, la empresa rompe relaciones laborales con él. Al poner nombres donde Karla no quería hacerlo, los juicios de valor han ido en aumento. Entre toda la paja de insultos machistas que le han hecho a la actriz en sus redes sociales, es de extrañar que un periodista lance un pensamiento así al aire.
¿Las declaraciones de Karla Souza, Stephanie Sigman y Paola Núñez le están arruinando la carrera a uno o varios directores reconocidos en México y el mundo? La respuesta es NO. Como me pasó a mí, varios radioescuchas se ofendieron al escuchar esto. Tanto que el propio Luis Cárdenas aclaró en su cuenta de Twitter que no quiso acusar a Karla Souza, sino «cuestionar el tema en todos los ángulos posibles».
Querida Adriana, ¡no!, esa no era la intención, solo cuestionar el tema en todos los ángulos posibles. Una disculpa si se entendió de otra forma. ¡Abrazo! https://t.co/cjvRB693VE
Si miramos el tema con unos lentes de realidad antimachista, es posible ver que las declaraciones de una víctima no arruinan ninguna carrera. Los directores, productores, actores (inserte aquí el cargo preferido) arruinan sus carreras al cometer un acoso sexual. Arruinan su carrera al abusar de su posición de poder. Al querer mostrar superioridad o saciar sus deseos exigiendo favores sexuales a cambio de dar trabajo. Sin no hay acoso sexual, no habría denuncia, así de fácil.
Inequidad de juicios
¿Por qué se procura a un director que ya ha tenido la oportunidad de hacer una carrera con las muchas o pocas producciones que haya realizado y no sucede lo mismo con aquellas actrices cuyas carreras fueron truncadas o jamás despegaron por decir que «no» a los favores sexuales solicitados?
A decir del conductor de MVS, el #MeToo ha traído una realidad donde una declaración (que puede ser mentira) está en la posibilidad de «arruinar una carrera». Hasta ahora, ninguna de las actrices que se ha expuesto a rebelar a los agresores sexuales ha sido acusada por mentir.
Me siento orgullosa de unirme solidariamente a mis hermanas de México y a mujeres alrededor del mundo cuyas voces estás siendo finalmente escuchadas y diciendo #TIMESUP.
Entre los muchos comentarios que critican a Karla Souza está una constante: el hecho de que resultó «beneficiada» al acceder que el director abusara de ella. Es decir, que si una actriz tiene éxito es porque seguramente aceptó recibir violaciones y abusos sexuales. ¿Entonces es la única forma en que una mujer puede alcanzar éxito?
Es preciso aclarar que al decidir hablar —10, 12 años después o los que sean— sobre un abuso sexual, muy probablemente Karla Souza no está ganando que encarcelen al violador (jurídicamente es muy complicado demostrar una violación 10 años después), tampoco pretende alcanzar un protagónico en alguna producción millonaria, tampoco busca dinero. Por el contrario, se expone al escrutinio público, al acoso cibernético e, incluso, a que quieran demandarla por difamación.
Lo que a ella la impulsó a hablar, pese a todo, es fomentar la cultura de la denuncia. A que otras actrices no tengan que pasar por lo que ella.
Volviendo al mismo programa de radio que escuchaba en la mañana, Gil Barrera comentó: «El hecho de que Karla Souza se anime a denunciarlo le da un valor particular (al movimiento #MeToo mexicano), eso rompe con todo». Aclaró que esa complicidad de querer buscar un papel por medio de un intercambio sexual es «una muestra de la débil estructura del espectáculo». Y, al parecer, esa vieja estructura se está tambaleando. Esperemos que se derrumbe y llegue una mejor, una más transparente, justa y segura para toda la industria.