Dicen que la comunicación es la clave para una relación sentimental sana, pero, siendo realistas, no siempre nos damos el tiempo de detenernos y hablar a profundidad con nuestras parejas sobre temas que son verdaderamente importantes. Quizá se mencionan cuando surge un problema, se asumen o de plano se esquivan con tal de mantener la fiesta en paz, pero ¿cada cuánto se hace un balance honesto sobre la relación?
Recientemente –y tomando como pretexto nuestro aniversario– a mi novio se le ocurrió una forma muy sencilla y práctica de poner sobre la mesa –literalmente– esos temas que ambos consideramos fundamentales en nuestra vida personal y de pareja.
La dinámica
Para comenzar hicimos una cena deliciosa en casa, con una botella de vino tinto a la mano y celulares fuera de nuestro alcance. Ya muy relajados, la dinámica consistió en que él puso sobre la mesa varios papeles en los que escribió diversos temas a abordar. Los colocó boca abajo, de tal forma que no se podían leer, y tomando turnos teníamos que abrir una de las tarjetas y platicar sobre el tema que estuviera escrito.
El primero fue finanzas, así que hablamos sobre cómo sentíamos que estaba repartida la dinámica de gastos en la casa. ¿Era equitativa? ¿Alguno sentía mayor presión por pagar algo? ¿Al fin era momento de comprar esa lavadora?
Cuando ambos hablamos sobre tooooodo lo que sentimos que era importante tocar sobre el tema, pasamos a la siguiente tarjeta: futuro.
Tras varias risas nerviosas –y un trago largo a ese vino– conversamos sobre cómo nos veíamos en el futuro. ¿Queríamos seguir juntos? ¿Creemos o no en el matrimonio? ¿En dónde nos gustaría estar en algunos años?
Fueron cuestionamientos bastante intensos y con algo de confrontación, pero nos dimos el tiempo de escucharnos, responder con brutal honestidad y, sobre todo, tratar de no ponernos a la defensiva. Fue asumir esa plática desde el respeto y no desde el egoísmo, fue hablar como individuos independientes compartiendo una relación de pareja.
En total fueron 9 temas los que abordamos en las tarjetas: futuro, finanzas, sexualidad, familia, miedos y certezas, metas personales, metas de pareja, quejas y oportunidades y, por último, cerramos platicando sobre qué es lo que más nos gusta al uno del otro y de la relación.
La experiencia fue sumamente enriquecedora y eso nos ayudó a unirnos más y decidir que sí queremos seguir caminando juntxs este camino. Ahora sabemos qué cosas específicas hay qué trabajar y cuáles mantener como las hemos llevado hasta ahora. Además, decidimos que es un ejercicio que queremos repetir al menos una vez al año.
Así que ya sea que estés a punto de tomar una decisión importante con tu pareja –como mudarse juntxs, emprender un proyecto profesional, tener un hijx, casarse, adoptar una mascota– o simplemente quieras hacer una pausa para revalorar el estado de tu noviazgo, esta sencilla dinámica de parejas les permitirá ser muy honestxs acerca de su presente y lo que esperan para el futuro.