‘Lady Bird’, una película necesaria para reconciliarte con tu adolescente rebelde

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**Texto: Oralia Torres**

A los 17 años, tenía el cabello alborotado pintado de negro, albergaba mucho angst adolescente y deseaba, con todas mis fuerzas, vivir /algo/ relevante y estar rodeada de cultura y arte, de preferencia fuera de mi ciudad aburrida, industrial y gris que sólo prometía un futuro tedioso.

Por rebeldía, me nombraba de otra forma, a tal punto que amigues, compañeres y profesores me llamaban por ese apodo (algunes, con cariño, todavía me dicen así).

Fui una adolescente torpe, insegura respecto a todo, con cara bonita y llena de acné, pero deseando que se me reconociera por mi intelecto más que por mi imagen. Era 2008: la guerra contra el narco estaba presente, pero lo suficientemente alejada de mi ciudad como para ignorarla —en unos meses, sería inescapable y habría cientos de historias de horror por contar—, y la economía internacional estaba a punto de irse al carajo. A los 17 años no tenía claro qué quería hacer más adelante; las posibilidades se veían infinitas, pero el temor a la ruina económica personal ensombrecía el panorama.

Mi encuentro con ‘Lady Bird’

Casi 10 años después del inicio de mi último año en preparatoria, con el cabello un poco menos alborotado, con un tono rojizo deslavado, entré a la sala de cine a ver ‘Lady Bird’. Tan pronto comenzó, supe que cuando se iluminara la sala nuevamente tendría la cara roja y los ojos húmedos.

La cinta, escrita y dirigida por Greta Gerwig trata de una adolescente de cabello rosa con tendencias a las artes que vive insatisfecha con su presente. Ella busca, a toda costa, salir de su ciudad, Sacramento, y de su tediosa escuela religiosa. Sueña con vivir en un lugar donde el arte y la cultura alimenten su cotidianidad, pero su familia no tiene dinero para ello.

A lo largo de un año de vida, que frente a nuestros ojos dura solo hora y media en el filme, la protagonista nos muestra un proceso de maduración emocional que la harán enfrentarse a su madre -y, en menor medida, a sus amistades- para redefinir su futuro.

El guión de Gerwig se encarga de llenarnos de nostalgia por esa época de transición, ese último año de preparatoria en donde muchxs cambiamos años luz. Todo esto mientras presenta una carta de amor hacia su ciudad de origen y se enfoca en las relaciones más importantes, las que a veces se olvidan, pero valen más que nada.

Por otro lado, su perspectiva femenina la vuelven un caso raro en el subgénero coming of age: además de ser una experiencia de autodescubrimiento, como en ‘The Diary of a Teenage Girl’, el enfoque de crecimiento de la protagonista es su relación con su madre y su mejor amiga, algo similar en cierto sentido a la también extraordinaria ‘The Edge of Seventeen’. Empero, a diferencia de la cinta dirigida por Kelly Reinheart, ‘Lady Bird’ termina en un tono agridulce, donde sabemos que el futuro sigue siendo incierto y hay relaciones qué reparar a largo plazo. Como la vida real, vaya.

Cuando la protagonista suma mucho a una película

‘Lady Bird’ sería algo completamente diferente si no fuera protagonizada por Saoirse Ronan. Con una carrera multifacética en donde ha interpretado a niñas y mujeres que buscan tomar control sobre su destino y narrativa —’Atonement’ y ‘Brooklyn’ son buenos ejemplos—, Ronan demuestra una sensibilidad y precisión magistral al interpretar a la heroína del filme.

Por otro lado, Laurie Metcalf impresiona al interpretar a la mamá de la terca protagonista. Angustiada por proverle el mejor futuro posible pero dentro de las expectativas realistas y económicas de su familia.

La relación entre Lady Bird y Marion es complicada, dolorosa y llena de amor, justo como son las relaciones entre adolescentes y sus madres. Por eso es maravilloso verla retratada con tanto peso y emoción en una película. Entre estas dos actrices y el guion, la película se vuelve sumamente memorable y llega a niveles que no se habían visto en una película, quizá, en décadas.

Con los premios Oscar a la vuelta de la esquina, da gusto que un filme que gira alrededor de las experiencias y aprendizajes de una adolescente —pero desde una perspectiva cálida y empática— esté siendo reconocida como una de las mejores del año.

Esto es completamente nuevo en la historia de los premios de la Academia: aunque cintas dirigidas por mujeres han sido nominadas a Mejor Película —la última fue ‘The Hurt Locker’, de Kathryn Bigelow, quien hasta ahora es la única mujer en ganar el Oscar a Mejor Director—, ‘Lady Bird’ es la primera en enfocarse en experiencias femeninas de esta forma.

Gane o no, es una película importante para agregar al canon de Filmes Estadounidenses Indispensables, ya que presenta y explora la cotidianidad, la autoexploración y maduración de mujeres adolescentes. Es, sin duda, la película que todas hubiéramos querido ver cuando estábamos a punto de salir de preparatoria y que, ahora como adultes con perspectiva, nos puede ayudar a reconectar o recordar ese pasado.

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