Guía de supervivencia para la freelance principiante

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La vida es eso que pasa entre una jornada laboral de 8 horas, tazas de café y dos capítulos de Netflix antes de dormir. Y es que, siendo honestas, pasar todos tus días encerrada en una oficina con adultos estresados no es precisamente la visión del éxito que algunas teníamos cuando éramos más jóvenes.

Aun así, te repites una y otra vez “I love my job, I love my job, I love my job” y te presentas al día siguiente a trabajar, porque hay algo llamado “quincena”, “aguinaldo” y “seguro” que te transforma en una especie de titán Godínez capaz de soportarlo todo.

Lo sé porque lo viví.

La vida Godínez

Durante años trabajé en oficinas de todo tipo: en las que no pagaban bien, pero tampoco exigían tanto, y en las que pagaban mejor, pero tu vida se convertía en tu trabajo.

Pasé por los ataques de ansiedad, las jornadas interminables, los trabajos de fin de semana no remunerados y los jefes bipolares, pero en el fondo sabía que el mundo corporativo no era lo mío.

Me repetía que estaba en una etapa de aprendizaje, de transición y que trabajar para alguien más era sólo una escala en el viaje, no el destino.

Para no hacer largo el cuento, decidí renunciar, y renunciar en serio, sin afán de regresar a una oficina en la que sólo iba a ser un empleado más. El proceso ha sido fascinante e infinitamente gratificante, sin embargo no todo ha sido libertad, horarios flexibles y jornadas laborales en pijama.

Dejar tu trabajo para dedicarte de lleno al mundo freelance o a emprender, tiene sus dificultades. Aquí te digo cómo puedes superar algunas de ellas con una guía de freelance principiante.

1. Haz un plan

El que ya sepas a qué te vas a dedicar después de renunciar –y hasta cómo vas a decorar la mesa de tu comedor para transformarla en un escritorio– está perfecto, pero también necesitas hacer un plan financiero.

¿Tienes deudas o préstamos importantes que necesites pagar? ¿Cuánto tiempo podrías sobrevivir sin ingresos una vez que abandones tu trabajo? ¿Cuáles son tus gastos fijos y cuánto dinero necesitas al mes para cubrirlos?

Es importante que visualices el mejor y el peor escenario posible. Si aun así consideras que hay más ventajas que desventajas, entonces estás lista para dar el siguiente paso.

2. Renuncia con elegancia

Por más tentador que suene la idea de llegar a la oficina de tu jefe, lanzar una patada ninja a su escritorio y gritar «¡RENUNCIO!» lo mejor es que hagas las cosas según el protocolo establecido.

Avisa con al menos 15 días de anticipación y asegúrate de, en la medida de lo posible, dejar todo en orden para que la persona que vaya a ocupar tu puesto pueda retomar tareas de inmediato.

Al final del día el mundo laboral es mucho más pequeño de lo que imaginas, y nunca sabes cuándo podrás coincidir de nuevo, ni bajo qué circunstancias, con tus antiguos colegas de trabajo.

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3. Recorta gastos

No es lo mismo recibir un cheque cada 15 días que esperar a que los clientes te paguen según sus calendarios. Así que, en lo que consigues estabilidad económica, recorta gastos que no sean necesarios.

Estoy hablando de algunas salidas por la noche, suscripciones a Netflix y Spotify (siempre habrá un alma caritativa que te comparta su cuenta), el Starbucks de las mañanas o tus 2 kilos de aguacate semanales (no es cierto, siempre hay dinero para el aguacate).

La cosa es que logres optimizar tus recursos.

4. Crea una rutina

Establece un horario y lugar de trabajo (y no, tu cama no cuenta).

Crear el hábito de levantarte a una misma hora y cambiarte de ropa, incluso si es para ir a la sala de tu casa, te ayudará a despejar la mente y ser más productiva.

Otra opción es que encuentres algún co-work o que preguntes entre tus conocidos si alguien tiene un espacio disponible que pueda prestarte.

Si de plano vas a trabajar desde casa, entonces destina un tiempo para salir y despejarte, ya sea para hacer ejercicio, tomar un café o hacer un crucigrama en el parque. Si no te das estos descansos y cambios de aire terminarás por sentir claustrofobia.

5. Considera el aspecto legal

Yo sé que todos odiamos pagar impuestos (sobre todo cuando ves lo que los políticos hacen con ellos), pero el ser capaz de facturarle a un cliente te abrirá muchas más posibilidades y te permitirá trabajar con proyectos de mayor escala.

Mi recomendación es que te des de alta en el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y consigas a algún contador que pueda asesorarte con tu cuenta fiscal.

Descubrirás todo un mundo nuevo de recibos, folios y declaraciones electrónicas que en un inicio pueden parecer intimidantes, pero que son fundamentales para consolidarte como un trabajador independiente.

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6. Sé tu propio RP

Dice un finísimo refrán que “el que no llora, no mama”. Y si vas a trabajar de forma independiente, ¡no mames! Vas a necesitar berrear.

Cuando eres freelance tienes que convertirte en tu representante, relacionista público y vendedor, porque las ofertas laborales difícilmente llegarán a ti por arte de magia.

Actualiza tu perfil de LinkedIn y busca trabajos de freelance que se apeguen a lo que buscas. Manda correos a viejos contactos y hazles saber que ahora estás trabajando por tu cuenta.

Haz una página de Facebook, un sitio web y tarjetas de presentación. Incluso si eres tú sola trabajando en la sala de tu casa puedes construir una identidad que transmita profesionalismo.

7. Sé constante

Por último, cada vez que tengas ganas de abandonarlo todo y llorar, llora, pero recuerda por qué tomaste esa decisión en un principio.

Si te ayuda, llénate de frases motivadoras y rodéate de gente que haya pasado por lo mismo que tú y pueda apoyarte.

La constancia es clave en cualquier proyecto, así que no te des por vencida.

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