En mi pubertad nunca tuve necesidad de rellenar mi sostén con pañuelos desechables. Esa clásica escena de película gringa, jamás me representó, porque desde que recuerdo, tienen el mismo tamaño…
No voy a decir mi talla, lo único que diré es que son lo suficientemente grandes para no saber cómo controlar su peso durante un maratón (o cualquier ejercicio que implique brincar) y convertir una prenda con botones al frente en mi peor enemiga.
Algunos problemas de tener senos grandes
Cuando eres de “bubi abundante” es más fácil encontrar al amor de tu vida que un buen brassier. Y si lo logras, seguramente deberás invertir buena parte de tus ahorros. Así que aunque sí está padre usar un brasier super pro, en la cotidianidad me he hecho fan de los tops deportivos, así como de los bralettes en sus distintos bordados y colores.
Otra gran odisea es la búsqueda del sujetador del bikini, el cual, tiene que cumplir tres verbos: levantar, moldear y cubrir. Aquellos modelos hermosos, que venden en esas tiendas que ponen dos veces al año unas super ofertas, a mí no me sirven.
La clave está en el balance
Cuando tienes senos grandes, cada compra de blusas, playeras y vestidos implica hacer un ejercicio de honestidad. Algo que me ha funcionado es conservar el equilibrio entre la parte de “arriba” y la de “abajo”.
En la primera utilizo un solo color, evito rayas, estampados, olanes, cuellos de tortuga, botones, ciertos tipos de tela, como la lycra –a menos que sea de muy buena calidad– y, por supuesto, los escotes. No sé lidiar con éstos. Me hacen sentir incómoda e insegura en mis movimientos corporales.
Sin olvidar, obviamente, las miradas lascivas de ciertos hombres que piensan que no nos damos cuenta de su micromachismo. Sí señores, dirigir su mirada a esa parte de nuestro cuerpo es un acto de violencia e intimidación, así que evítenlo, por favor.
Respecto a la parte baja, ahí sí experimento con todo: vestidos y faldas cortas o largas, short y pantalones de mezclilla, aguados o como sean.
Un buen cuidado
Aunque respeto la decisión de aquellas mujeres que deciden operarse las bubis, me cuesta trabajo aceptar que quieran complicarse la vida, sin embargo, a las que vivimos con una talla mayor a la 38-B, no nos queda más remedio que disfrutarlo.
El uso de una buena crema es elemental. Después del baño y antes de dormir úntate todo lo que tengas. Mi crema favorita es una de manteca de cacao que venden en cualquier supermercado, la mezclo con un poco de aceite de coco o almendras, esto además de controlar las estrías disminuye la hinchazón hormonal.
Primero la salud
Si tienes senos grandes, seguramente los dolores de espalda son una constante en tu vida. Personalmente, una posición de yoga que me ayuda a controlarlo es arrodillarme al suelo y dejar caer las nalgas sobre los talones y estirar las manos.
Por último, es importante tocarlas y observarlas ante el espejo todo el tiempo, eso ayudar, no sólo a auto explorarte y darte masajes, sino también a detectar alguna irregularidad: color, inflamación, bolitas, etc.
Ante cualquier síntoma, lo mejor es ir con tu ginecologx.