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Guía de supervivencia para la freelance principiante

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La vida es eso que pasa entre una jornada laboral de 8 horas, tazas de café y dos capítulos de Netflix antes de dormir. Y es que, siendo honestas, pasar todos tus días encerrada en una oficina con adultos estresados no es precisamente la visión del éxito que algunas teníamos cuando éramos más jóvenes.

Aun así, te repites una y otra vez “I love my job, I love my job, I love my job” y te presentas al día siguiente a trabajar, porque hay algo llamado “quincena”, “aguinaldo” y “seguro” que te transforma en una especie de titán Godínez capaz de soportarlo todo.

Lo sé porque lo viví.

La vida Godínez

Durante años trabajé en oficinas de todo tipo: en las que no pagaban bien, pero tampoco exigían tanto, y en las que pagaban mejor, pero tu vida se convertía en tu trabajo.

Pasé por los ataques de ansiedad, las jornadas interminables, los trabajos de fin de semana no remunerados y los jefes bipolares, pero en el fondo sabía que el mundo corporativo no era lo mío.

Me repetía que estaba en una etapa de aprendizaje, de transición y que trabajar para alguien más era sólo una escala en el viaje, no el destino.

Para no hacer largo el cuento, decidí renunciar, y renunciar en serio, sin afán de regresar a una oficina en la que sólo iba a ser un empleado más. El proceso ha sido fascinante e infinitamente gratificante, sin embargo no todo ha sido libertad, horarios flexibles y jornadas laborales en pijama.

Dejar tu trabajo para dedicarte de lleno al mundo freelance o a emprender, tiene sus dificultades. Aquí te digo cómo puedes superar algunas de ellas con una guía de freelance principiante.

1. Haz un plan

El que ya sepas a qué te vas a dedicar después de renunciar –y hasta cómo vas a decorar la mesa de tu comedor para transformarla en un escritorio– está perfecto, pero también necesitas hacer un plan financiero.

¿Tienes deudas o préstamos importantes que necesites pagar? ¿Cuánto tiempo podrías sobrevivir sin ingresos una vez que abandones tu trabajo? ¿Cuáles son tus gastos fijos y cuánto dinero necesitas al mes para cubrirlos?

Es importante que visualices el mejor y el peor escenario posible. Si aun así consideras que hay más ventajas que desventajas, entonces estás lista para dar el siguiente paso.

2. Renuncia con elegancia

Por más tentador que suene la idea de llegar a la oficina de tu jefe, lanzar una patada ninja a su escritorio y gritar «¡RENUNCIO!» lo mejor es que hagas las cosas según el protocolo establecido.

Avisa con al menos 15 días de anticipación y asegúrate de, en la medida de lo posible, dejar todo en orden para que la persona que vaya a ocupar tu puesto pueda retomar tareas de inmediato.

Al final del día el mundo laboral es mucho más pequeño de lo que imaginas, y nunca sabes cuándo podrás coincidir de nuevo, ni bajo qué circunstancias, con tus antiguos colegas de trabajo.

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3. Recorta gastos

No es lo mismo recibir un cheque cada 15 días que esperar a que los clientes te paguen según sus calendarios. Así que, en lo que consigues estabilidad económica, recorta gastos que no sean necesarios.

Estoy hablando de algunas salidas por la noche, suscripciones a Netflix y Spotify (siempre habrá un alma caritativa que te comparta su cuenta), el Starbucks de las mañanas o tus 2 kilos de aguacate semanales (no es cierto, siempre hay dinero para el aguacate).

La cosa es que logres optimizar tus recursos.

4. Crea una rutina

Establece un horario y lugar de trabajo (y no, tu cama no cuenta).

Crear el hábito de levantarte a una misma hora y cambiarte de ropa, incluso si es para ir a la sala de tu casa, te ayudará a despejar la mente y ser más productiva.

Otra opción es que encuentres algún co-work o que preguntes entre tus conocidos si alguien tiene un espacio disponible que pueda prestarte.

Si de plano vas a trabajar desde casa, entonces destina un tiempo para salir y despejarte, ya sea para hacer ejercicio, tomar un café o hacer un crucigrama en el parque. Si no te das estos descansos y cambios de aire terminarás por sentir claustrofobia.

5. Considera el aspecto legal

Yo sé que todos odiamos pagar impuestos (sobre todo cuando ves lo que los políticos hacen con ellos), pero el ser capaz de facturarle a un cliente te abrirá muchas más posibilidades y te permitirá trabajar con proyectos de mayor escala.

Mi recomendación es que te des de alta en el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y consigas a algún contador que pueda asesorarte con tu cuenta fiscal.

Descubrirás todo un mundo nuevo de recibos, folios y declaraciones electrónicas que en un inicio pueden parecer intimidantes, pero que son fundamentales para consolidarte como un trabajador independiente.

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6. Sé tu propio RP

Dice un finísimo refrán que “el que no llora, no mama”. Y si vas a trabajar de forma independiente, ¡no mames! Vas a necesitar berrear.

Cuando eres freelance tienes que convertirte en tu representante, relacionista público y vendedor, porque las ofertas laborales difícilmente llegarán a ti por arte de magia.

Actualiza tu perfil de LinkedIn y busca trabajos de freelance que se apeguen a lo que buscas. Manda correos a viejos contactos y hazles saber que ahora estás trabajando por tu cuenta.

Haz una página de Facebook, un sitio web y tarjetas de presentación. Incluso si eres tú sola trabajando en la sala de tu casa puedes construir una identidad que transmita profesionalismo.

7. Sé constante

Por último, cada vez que tengas ganas de abandonarlo todo y llorar, llora, pero recuerda por qué tomaste esa decisión en un principio.

Si te ayuda, llénate de frases motivadoras y rodéate de gente que haya pasado por lo mismo que tú y pueda apoyarte.

La constancia es clave en cualquier proyecto, así que no te des por vencida.

Ya existe un tinte ‘glow in the dark’ para el cabello y es, literalmente, brillante

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Justo cuando habíamos perdido la fe en las tendencias en coloración, el internet llega para salvarnos y proponernos un nuevo estilo estridente: cabello que brilla en la oscuridad.

Sí, leíste bien. Y antes de platicarte todo al respecto, te vamos a dar una probadita de lo que estamos hablando…

Un vídeo publicado por Guy Tang® (@guy_tang) el


Ok, ahora que estás totalmente extasiada y con sensaciones alucinógenas, hablemos ¿CÓMO LO HACEN? Los responsables de esta genialidad son la marca Kenra Professional y su embajador, el estilista Guy Tang, quien ha compartido varios videos en sus redes sociales.

Los productos que utiliza forman parte de la Neon Collection y son tintes semi permanentes en seis colores distintos: azul, fucsia, violeta, amarillo, naranja, verde y carbón, que además de brillar con muchísima intensidad al ser expuestos a la luz, tienen efecto fluorescente bajo luz negra. YASSS QUEEEN!

El tinte se aplica durante 20 minutos y ¡voilà! El resultado es una melena hiper colorida con un efecto que dura hasta 20 lavadas. Y aunque el producto no requiere revelador, muchas veces es necesario decolorar antes el cabello para que los colores sean más intensos, por lo que es mejor que te pongas en manos de un profesional.

La mala noticia es que por el momento estos tintes solo se pueden conseguir en los salones seleccionados por Kenra Professional en Estados Unidos, pero crucemos los dedos para que algún día lleguen también a nuestro país.

Una foto publicada por Rebecca Taylor (@rebeccataylorhair) el

Una foto publicada por Guy Tang® (@guy_tang) el

Una foto publicada por Guy Tang® (@guy_tang) el

La curiosa historia detrás de prendas de moda que seguramente tienes en tu armario

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Existen prendas que a través de los años se han convertido en piezas clásicas capaces de transmitir cierto estatus, pero que en un inicio tuvieron un propósito mucho más práctico y no tan glamuroso. De las gabardinas que los soldados utilizaban en la guerra –y que ahora llevamos con tacones y pantalones entubados– hasta la mezclilla, que gracias a su resistencia era el material ideal para los uniformes de la clase obrera, aquí una breve lección detrás de algunas prendas que seguramente tienes en tu guardarropa.


Trench coat

Aunque hoy en día la gabardina es una prenda básica (ya que es perfecta para abrigar y al mismo tiempo mantener la frescura) en un principio su uso estaba asociado a los militares. El propio nombre, trench coat, significa abrigo de trinchera, y hace alusión a las barrancas en las que los soldados se resguardaban durante los enfrentamientos en la Primera Guerra Mundial.

La invención del trench coat –cuya creación se la atribuyen tanto Burberry como Aquascutum– representó un gran avance en la indumentaria militar, pues los soldados al fin tenían una prenda que les permitía mayor movilidad, los protegía de la lluvia y permitía la ventilación del sudor. Muy pronto el trench se convirtió en una de las prendas predilectas entre la clase alta, exploradores, aventureros y oficiales de altos rangos.

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Mary Janes

Los zapatos estilo Mary Jane alcanzaron su auge en los años 20, pero en un principio eran utilizados solamente por niñas y niños, ya que el nombre viene un de un comic creado en 1902 por Richard Outcalt.

«Buster Brown» era el nombre de la caricatura y Mary Jane era la hermana del protagonista. Sus zapatos de charol con punta redonda y cinta en el empeine eran un elemento característico de su vestimenta, y eventualmente se transformaron en una colección de zapatos de la firma Brown Shoe Co.

Más tarde, y con la euforia del charleston, las flappers también adoptaron este estilo por su comodidad al bailar.

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Pantalones acampanados

Seguramente los recuerdas de cuando John Travolta bailaba en Saturday Night Fever, pero hace poco más de un año las revistas de moda nos decían constantemente que regresarían, y así fue. Es más, es probable que ahora mismo tengas unos puestos.

Sin embargo, los marineros estadounidenses fueron los primeros en adoptar el estilo acampanado en sus pantalones alrededor de 1864. ¿El motivo? Poder ser rescatados más fácilmente si alguien se caía del barco y quitarse los pantalones mojados rápidamente.

El verdadero auge de esta prenda comenzó a mediados de los 60. Con la ayuda de Sonny y Cher, este estilo de pantalones se empezó a popularizar entre los famosos como Twiggy y Jimmy Hendrix. Pero lo que llevó al boom al estilo acampanado fue la música, desde ABBA hasta los Jackson Five.

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Converse

Ah… los Converse y su fascinante versatilidad. Los puedes usar en verano e invierno, con pantalón o vestido y, lo más importante, relucientemente blancos o extremadamente sucios.

En 1908, Marquis Mills Converse fundó su fábrica de zapatos con suela de goma, esto con la finalidad de ser utilizados en diferentes profesiones: desde electricistas hasta empleados de construcción. Sin embargo, su verdadera pasión era el baloncesto, así que se enfocó en diseñar un zapato que protegiera los talones. Y, claro, la suela de goma era esencial para evitar los derrapes.

¿Cómo iba a promocionar su marca? Con un atleta que los representara, y ese fue Chuck Taylor, estrella de baloncesto de la época. Tras el éxito de sus ventas en 1923 decidieron ponerle su nombre a los zapatos, seguido de ‘All-stars’, y 100 años después su logo sigue intacto.

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Mezclilla

Su historia se remonta al siglo XVII-XVII cuando la mezclilla era una tela de algodón muy resistente. Se rumora que se inventó en el sur de Francia, en Nîmes, y de ahí su nombre urbanizado ‘denim’.

En 1853, un alemán llamado Levi Strauss pensó en hacer de la resistente tela una prenda para los obreros y mineros que pasaban horas en su trabajo y necesitaban desesperadamente algo que aguantara sus jornadas laborales. Fue entonces cuando el pantalón de mezclilla (Levi’s) –que en ese entonces era color café para disimular la suciedad– se volvió la prenda más popular entre la clase trabajadora.

Los pantalones de mezclilla eran utilizados por vaqueros y trabajadores, pero poco a poco –y con la ayuda de Hollywood y los atuendos que utilizaba James Dean– esta prenda ganó popularidad fuera del campo.

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Overol

Viene de las palabras en inglés over all, es decir, pantalones que se ponen sobre todo, y también eran muy populares entre la clase obrera. Su silueta holgada se convirtió en el emblemático uniforme de los trabajadores de los ferrocarriles y de los agricultores durante la Gran Depresión en 1929. 

Alrededor de los años 60, los hippies se encargaron de hacerlos ‘cool’ y hasta los artistas de hip-hop a finales de los 70 los usaban con un tirante desabrochado.

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5 productos que probablemente no sabías que se podían hacer con cannabis

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Confieso que no estoy muy familiarizada con la cultura del cannabis. No sé qué tipos de mota existen –ni cuáles son las propiedades de cada una– y la verdad es que tampoco suelo consumirla. Sin embargo, a medida que esta planta va ganando mayor aceptación alrededor del mundo, me voy enterando de la invención de nuevos productos que toman el cannabis como ingrediente esencial, ya sea por sus propiedades curativas o por su capacidad de pachequéz. En cualquiera de los dos casos, aquí te presento 5 productos que probablemente no sabías que existían, pero que seguramente querrás probar.

1. Vino
Si beber alcohol mientras fumas marihuana te causa conflicto, ahora puedes hacer las dos cosas al mismo tiempo y sin que se te crucen los cables, pues en California se producen vinos cuyas uvas se combinan con la planta de la marihuana.

La marca Mary Jane Wines es una de las pionera de este experimento, pero no esperes quedar high tras un par de copas, porque este vino no contiene THC, que es lo que le da a la planta sus propiedades psicoactivas, sino que está hecho con 99% de extracto de cannabidiol, también conocido como CBD, al cual se le atribuyen varios beneficios medicinales. 

https://www.instagram.com/p/BZlmPsXnXaB/?taken-by=maryjanewines

2. Lubricante
Ya sea que quieras probarlo en pareja o durante una sesión privada con tu vibrador de confianza, el lubricante con marihuana promete incrementar tu experiencia sexual e incluso darte múltiples orgasmos.

La mayoría de los que están en el mercado, como Foria y Bond, están hechos a base de aceite de coco y THC, que es el componente que dilata tus capilares y aumenta el flujo sanguíneo para darte mayor sensibilidad. Si quieres leer el testimonio de una usuaria satisfecha, Eloise Lebel lo cuenta con lujo de detalle –y bastante humor– en este texto.

Una foto publicada por FORIA (@foriapleasure) el

3. Café
Literalmente el wake and bake. Una taza de café hecho con marihuana sería de gran ayuda para soportar a tu jefa en las juntas a primera hora de la mañana… o malviajarte de más.

Existen varias formas de hacerlo, incluso puedes prepararlo en casa, pero para los más prácticos Jane’s Brew Gourmet Cannabis-Infused Coffee es una opción lista para meter a la cafetera y disfrutarse con un cuernito o unas galletas. Para quienes prefieran dejar la cafeína de lado, la marca también tiene té y chocolate caliente. ¿Vas a quedar high? Sí, muy probablemente. 

4. Pasta de dientes
Actualmente existe toda una línea de productos para el cuidado personal creados a base de marihuana o cáñamo. Desde crema corporal, jabones, shampoo y, más recientemente, pasta dental.

Eso sí, no esperes que tus dientes se sientan más buena onda o tus encías se vuelvan introspectivas. La pasta de dientes no contiene THC, pero sí propiedades del cannabigerol (CBG) que ayudan a desinflamar y desinfectar tu sonrisa.

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Foto. Axim Biotech

5. Supositorios
Antes de que te desmayes del horror ante la idea, tienes que saber que estos supositorios, erróneamente llamados «tampones de marihuana», no son como los que te ponían de infante para aliviar la fiebre. O sea, físicamente sí, pero la diferencia es que estos hechos a base de mantequilla de cacao orgánica, aceite de THC destilado y CBD de cáñamo se colocan dentro de la vagina para ayudar a aliviar los cólicos menstruales.

Según el sitio oficial de Foria, la marca que los crea (sí, es la misma del lubricante), “se pretende maximizar la relajación muscular y las propiedades desinflamatorias del cannabis, sin inducir un efecto psicotrópico”.

Una foto publicada por Sara Hansen (@enduring_endo) el

Este libro para colorear sobre la menstruación ya es un realidad

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Ya hemos hablado sobre cómo los libros para colorear están de moda entre los adultos, convirtiéndose en todo un movimiento que busca la relajación a través de una actividad tradicionalmente asociada a los niños. Por otro lado, también hemos hablado sobre la importancia de romper el tabú que existe alrededor de la menstruación. Y ahora, un nuevo proyecto reúne lo mejor de esos dos mundos.

Andrea Yip, que trabaja como Profesional de salud pública, está en el proceso de crear un libro para colorear con más de 30 ilustraciones que reflejan una cultura body positive y la tragicomedia que es que tu vagina sangre todos los meses.

El llamado Period Coloring Book (libro para colorear del periodo), tal cual, comenzó como una idea en la plataforma de fondeo Indiegogo, pero ahora, tras haber reunido $3,830 dólares ($1,330 más de los $2,500 que tenían como meta inicial) es un realidad y estará disponible a partir de marzo de 2017.

Period Coloring Book
Period Coloring Book

“Creé el Period Coloring Book como una forma de aceptar, celebrar y reflexionar sobre nuestras experiencias compartidas sobre la menstruación”, explica Andrea en su página de Indiegogo. “De los derrames, cólicos y toallas femeninas, al sexo durante la regla y la libertad para sangrar, este libro busca ayudar a generar conversaciones más abiertas y positivas sobre los periodos”, agrega.

Lejos de encerrarte en tu cuarto a colorear, Andrea recomienda que te reúnas con amigas para que todas puedan compartir experiencias e historias en torno a la menstruación, un mecanismo biológico que a estas alturas no debería representar ninguna vergüenza para las mujeres.

Así que ya lo sabes: encarga tu copia del Period Coloring Book, convoca a tus bff, prepara tus crayones en diversos tonos de rojo y ¡a colorear se ha dicho!

Period Coloring Book
Period Coloring Book
Period Coloring Book
Period Coloring Book
Period Coloring Book
Period Coloring Book

Los bisexuales no somos una leyenda urbana, ¡existimos y queremos ser reconocidos!

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De chiquitos creíamos en Santa Claus, en los Reyes Magos y hasta en el Hada de los Dientes. Cuando nos pegó la adolescencia, empezamos a creer en cosas ridículas, como en el amor a primera vista y los noviazgos para toda la vida. A los veintitantos, comenzamos a creer en cosas incluso más ridículas, como en la estabilidad económica y en la maldición del gluten.

Sin embargo, hay una cosa en la que la mayoría de las personas no creen jamás, nunca de los nuncas:

LA BISEXUALIDAD

Es más fácil convencer a alguien de que la bella piel de Donald Trump es naturalmente naranja, a convencerlo de que no eres indeciso o closetero, sino bisexual.

Buscando una etiqueta…

Hace un par de lustros, cuando estaba en la prepa, tuve novia por primera vez. Acababa de descubrir la palabra “lesbiana”, así que podemos asumir que no tenía ni idea de que podían gustarme tanto hombres, como mujeres y estaba muy confundida. Cuando terminé con esa novia, Diana, mi mejor amiga, me preguntó qué iba a pasar ahora: si iba a salir con hombres, o con mujeres, o con los dos.

Me quedé callada como diez minutos, hasta que los engranes en mi cabeza terminaron de hacer clic y pude responderle “con los dos”.

Fue la primera vez que me asumí como bisexual. Estaba contentísima pensando en las infinitas posibilidades ahora que podría salir con quien yo quisiera. Juraba que, ya sin el limitante del género, mi vida amorosa daría un salto a lo grande. Ahá.

Amada, pero incomprendida…

Tuve la suerte de tener una buena amiga, que no me cuestionó, ni se burló de mí. Ella aceptó la respuesta con toda la madurez que los 16 años le permitieron y me quiso siempre, incondicionalmente. Por desgracia, no todos en mi mundo fueron tan abiertos a lo diverso como Diana.

Algunos meses después, salí con Edith. Nos veíamos poco, pero me llamaba diario y me bajaba el sol, la luna y las estrellas. Yo, la verdad, iba metiendo el freno de mano a cada rato. Entre que seguía clavada con mi ex y que Edith estaba a nada de elegir los arreglos de mesa de nuestra boda, sentía que me daban mareos con su intensidad. Como al mes de que empezamos a salir, cometí el error de mencionar que mi crush de secundaria era hombre y mi bisexualidad hizo que nuestro hipotético futuro juntas se fuera a la basura.

Para Edith, era inconcebible tener una relación con una mujer bisexual. Inconcebible, te digo. Antes muerta que estar con una mujer promiscua como yo. Porque, pues, los bisexuales somos promiscuos, infieles, pisa parejo y no sabemos tener relaciones monógamas. ¿Y cómo iba Edith arriesgarse a que una horrorosa, facilota y buscona como yo le rompiera su corazón de pollo? ¿Cómo?

Después de Edith, vinieron dos novias más con el mismo prejuicio, una después de la otra. Todas eran lesbianas de hueso colorado y compartían el pánico de que una bisexual les pusiera el cuerno o tener “competir” con hombres por las escrituras de mi corazón. Curiosamente, las tres eran mujeriegas e infieles. Con esto no quiero decir que todas las lesbianas lo sean, eso sería caer en el mismo prejuicio del que los bisexuales somos víctimas. Sé que #NotAllLesbianas, pero pues también #NotAllBisexuales.

Ser «casi» lesbiana…

La realidad es que nunca he salido con un hombre, ni he tenido sexo con un hombre, ni siquiera he besado a un hombre. Si pudiera establecer un porcentaje, diría que me gustan las mujeres en un 80% y los hombres en un 20% de lejitos. De cerquita, las cifras se van a un 98% mujeres y 2% hombres. Casi lesbiana, pero no.

Esto hace aún más complicado cumplir con las expectativas, tanto entre lesbianas como entre heterosexuales. Me encuentro en el limbo incómodo en el cual marcar “bisexual” como orientación sexual no es válido, también tengo que justificar mi respuesta.

Lo peor es que no soy la única. Estuve platicando con algunas personas bisexuales y casi todos coinciden en algo: nadie parece creer en nuestra existencia.

Enfrentando algunos mitos sobre las y los bisexuales

Esther, 30 años

Cuando estaba soltera a mis amigas les dio una temporada por casi rifarme a ver si así salía. Me agregaron a cuanto grupo de lesbianas encontraron en Facebook. Eso sí, me dijeron que no dijera que era bisexual. Cada vez que platiqué con alguna chica, siempre me decían que estaba confundida, que no podía ser bisexual, que las bisexuales nos dedicamos a poner el cuerno y demás monerías por el estilo.

Siempre he dicho que yo me enamoro de la persona, no del género. Pero a la mayoría no le cabe en la cabeza.

Fer, 24 años

Para mí ha sido una experiencia difícil, ya que los heterosexuales me han acusado de ser gay y me dicen que no me acepto, y los homosexuales, que simplemente busco una aventura. Incluso algunos familiares me quieren obligar a que me decida por un género. ¿Por qué tengo que definirme por lo que ellos quieren y no por lo que yo siento? Desde chico lo sé. Me atraen ambas partes, no estoy desajustado ni confundido. Simplemente es mi naturaleza y en cualquier momento me puedo enamorar de un hombre o de una mujer, sus acciones, sentimientos e inteligencia me llamarán la atención. Así que sí, soy bisexual y nadie va a cambiar eso.

David, 27 años

El proceso no ha sido fácil, y creo que la parte más compleja y dolorosa es tener que lidiar con los comentarios ‘inofensivos’ y la ‘carrilla’ de mis amigos gays y lesbianas (con los únicos con quienes me he abierto) porque es recurrente la broma de que yo antes era hetero reprimido y ahora soy homosexual.

No tengo problema con que me digan homosexual o bisexual o Pokémon, pero es precisamente con las personas con quienes me debería sentir a salvo en donde, a lo largo de mi complicado proceso de autoaceptación, me he sentido más expuesto. Mis amigos no lo hacían para lastimarme, porque nos llevamos pesado, pero al final yo sí me sentía vulnerado.

Creo que el meollo es no poder concebir que un buen día un amigo llegue y te diga que sus preferencias no son como tú crees, o pensar que justo la bisexualidad es un mero pretexto de los homosexuales tibios o con miedo de dar el ‘salto’ por completo.

Santiago, 30 años

Cuando empecé a salir con Humberto, nadie cuestionó si estaba confundido o si era gay. Me preguntaron si me gustaban hombres y mujeres, les dije que sí, y ya lo aceptaron. No me han vuelto a cuestionar nada y Humberto les cae muy bien.

Lis, 35 años

Soy bisexual y, para evitar problemas existenciales, me ha dado por definirme como lesbiana. Nos enseñan que todo debe de entrar dentro de algún tipo de marco conceptual y romper ese marco, cambiar las normas establecidas, a veces resulta difícil hasta para uno mismo. Por lo demás, no me ha ido tan mal, pero conozco personas que piensan que los bisexuales no existen, que son homosexuales indecisos.

¡Sí, existimos!

Por último, quisiera invitar a todos los no bisexuales del mundo a creer en nosotros, los bisexuales. Existimos, de verdad, no somos leyenda urbana. No estamos en una fase, no necesitamos elegir bando, no queremos llamar la atención, ni nos falta valor, ni estamos confundidos. Los únicos confundidos, son los que creen que tarde o temprano “nos vamos a decidir”.

20 señales inequívocas de que te estás convirtiendo en tu mamá

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Desde la pubertad, mi mamá ha aprovechado un sinfín de ocasiones para repetirme la frase: “Como te ves me vi, como me ves te verás”, y aunque en un principio me pareció algo sacado de un cuento de ciencia ficción, conforme avanzaron los años fui descubriendo que es algo más apegado al género documental, pues tarde o temprano, todas terminamos por replicar características de nuestras mamás. Llámese virtudes, mañas e incluso defectos.

Si aún no sabes qué tan cerca estás de convertirte en tu madre, aquí te dejamos una simple guía para saberlo.

  1. Entiendes el valor de los tuppers y la importancia de conservarlos con su respectiva tapa. Incluso tienes tus favoritos.

  2. Te asustas cuando suben los precios del supermercado y monitoreas religiosamente el del kilo de aguacate cada semana.

  3. Ya tienes a tu marchante “de confianza” en el mercado o tienda cerca de tu casa.

  4. Te asusta ver cómo la gente más joven que tú se comporta en las fiestas. Ah, pero tú hace unos años…

  5. Ya hiciste tu primera compra a meses sin intereses.

  6. No sabes por qué, pero ahora lloras con las películas románticas… y en las dramáticas… y en las de realismo mágico también.

  7. Te emocionan las ofertas y utilizas expresiones como “es una ganga” o “está regalado”.

  8. Eres generosa y compartes con tus amigas la oferta antes mencionada “Amigas, en Costco están vendiendo un juego de 3 pyrex en $400 pesos, ¡es una ganga!”.

  9. Sabes lo que es un pyrex.

10. Le has preguntado a alguien más joven que tú cómo usar una nueva app (ejem… Snapchat).

  1. Te sorprendes diciéndole a tu pareja “¿Ya llevas tu cepillo de dientes?” o “¿Guardaste tus calcetines?” cada vez que salen de viaje.

12. Te parece una excelente idea cambiar los puntos de tu tarjeta de crédito por una batería de cocina.

  1. Estás en una mutualista o «tanda» con tus amigas.

14. Le das los buenos días y las buenas noches a tus grupos de Whatsapp con alguna imagen «chistosa» que te llegó en una cadena.

  1. Una canasta con vino, carnes frías, galletas, encurtidos y nueces te parece una maravillosa opción para darle a alguien como regalo.

16. Has comenzado a abusar de los diminutivos. “Hagamos una cenita el viernes, yo llevo un vinito”.

  1. Cuando ves al hermano/a menor de tus amigas dices como “Ayyy, ¡estás enorme! Me acuerdo de ti cuando estabas chiquitito/a”.
  2. Has usado las frases «Ponte un suéter» y «Te lo dije» en un mismo día.

19. Te sorprendes con los juguetes de los niños de hoy en día y dices algo como «En mi época yo salía a jugar a la calle, nada de tablets».

  1. Ya empezaste a hacer eso que hace tu mamá cuando le cambia el nombre a la gente. Por ejemplo, a tu hermana la llamas por el nombre de tu prima, a tu prima por el de tu tía, y así hasta el infinito.

Si te identificaste con al menos 10 puntos, ¡felicidades! Tu metamorfosis de doña ha comenzado.

Manifiesto de una soltera orgullosa

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¿Desde cuando el ser soltera es sinónimo de que algo falla en tu persona? ¿O de que tienes un defecto incorregible que ahuyenta a los machos cabríos llenitos de testosterona? Pues, desgraciadamente, desde siempre, o al menos eso es lo que la sociedad nos inculca desde bien pequeñitas.

Sin embargo y por fortuna los tiempos cambian a pasos agigantados y las no emparejadas nos estamos librando cada vez más de esas compañeras que nos pegan lo que ellas creen que son puñaladas en la espalda con frases del tipo: “Y tú qué, ¿aún sin novio? Mira que luego se te caen las carnes y los hombres se buscan a las más jovencitas…” o la ya gastada “ ¿Ya tienes 30? Se te va a pasar el arroz…”.

¿Y qué hacemos nosotras? Pues sonreír mientras bebemos champán en la boda de la hija de la amiga de tu madre, porque si dijéramos que, ni somos una paella para preocuparnos por el tiempo de cocción del arroz, ni un pollo enjaulado para que se nos caiga el pellejo, pues no nos la acabamos.

Demostrado está que las mujeres hemos tenido que pelear por derechos y libertades que los varones tenían reconocidos desde el vientre materno, sólo por el hecho de poseer un pene. Y no sólo eso, las féminas nos llevamos enfrentando, desde tiempos inmemorables, al estereotipo de chicas con gran instinto maternal, grandes cocineras y novias sumisas, dulces y complacientes.

Y eso no siempre es así…

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A las mujeres nos gusta ser madres en pareja. O no. Nos gusta la idea de acurrucarnos con una batamanta en los brazos de un galán de pelo en pecho mientras comemos palomitas viendo Titanic. Bueno, o quizás tampoco. A las veinteañeras, treintañeras y cuarenteañeras (que no cuarentonas) nos encanta imaginarnos vulnerables en un castillo, a la espera de que un príncipe azul de pelo Pantene y ojos azules nos salve del dragón, espada en mano. O vaya… Que igual al dragón nos lo hemos comido con papas fritas y hemos pasado una noche de juerga con el guardián de la puerta…

Y antes de que eches las manos a la cabeza te diré que no soy la única, que cada vez hay más mujeres cuyas partes íntimas se revelan y deciden no atarse a un miembro viril de por vida. Esther es una de ellas. A sus 29 años tiene muy claro que no quiere pareja estable:A mí me gusta hacer lo que me da la gana sin dar explicaciones a nadie. Eso significa poder comerme un salmón en el horno con yogurt por encima acompañado de una cerveza sin que nadie critique mis hábitos alimenticios”.

¡Bravo por Esther! Ella, valiente, admite que no tener novio hace que no se tenga que preocupar por la higiene tanto como si estuviese en pareja y que cuando está en casa pueda estar “con el chongo mal puesto, con malas pintas y sin bañarse dos días sin que pase absolutamente nada”.

Esa libertad, ese soplo de aire fresco eterno es lo que buscamos la mayoría de nosotras que intercambiamos la estabilidad que proporciona el “cariño, ¿qué cenamos hoy?”, por pizzas individuales (o medianas…) a la 1 de la mañana, sin duchar, en pijama y con el famoso chongo de Esther.

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Nos llaman egoístas, sobre todo a aquellas que aún no tienen el instinto maternal desarrollado y no saben si se quedará dormidito para siempre en un rincón del subconsciente, mientras las ganas de viajar y de estar sola ganan terreno sibilinamente.

Sonia lo reconoce. A sus 32 años y con pareja estable se ve sola en un futuro. Tras muchos años de relación me he dado cuenta de que no necesito a nadie para hacer lo que me de la gana. Además, si quisiera sexo, lo podría tener sin necesidad de pareja.” Sonia admite que no sólo las mujeres, sino también los hombres, somos egoístas por naturaleza y cada vez nos centramos más en nuestras vidas profesionales dejando a un lado las relaciones amorosas estables.

Sin embargo, todavía habrá mentes cerradas que nos tachen de lesbianas o “raritas” , como si ambas cosas fuesen algo negativo, vaya…

Mónica no es lesbiana, aunque si lo fuese seguramente su orientación sexual no cambiaría la orientación de sus pensamientos en lo que respecta a su situación sentimental. Ella tiene 34 años y le gustan mucho los hombres. Le gustan tanto que no se conforma con uno y prefiere conocer a varios. “¡Qué descocada!”, pensarán los más conservadores. “Esa chica ya no es atractiva”, dirán los que apoyan a Donald Trump. Y a Mónica, más que ofenderla, lo único que le provocan esos comentarios es alivio por no tener que lidiar, entre las sábanas de su cama, con mentalidades de ese tipo.

Nos merecemos un aplauso. Un reconocimiento popular a nuestra valentía por convertirnos en solteras de oro. Una estatua en forma de chongo “estheriano” en el centro de la ciudad. ¡Necesitamos un sindicato! Una placa conmemorativa en el ayuntamiento. Un carnet con número de socio y camisetas corporativas. Queremos un día que sea la antítesis del 14 de febrero y que se celebre con regalos y bombones. De hecho, exigimos la exportación del Día del Soltero que se celebra en China cada 11 de Noviembre. Demandamos un partido político especial para “singles”, que suena más internacional y queda genial en cuanto a Social Media…

O igual sólo necesitamos que no nos critiquen ni miren por encima del hombro en bodas, bautizos y baby showers…

Así ha sido mi batalla de más de 10 años con el acné

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Mi historia con el acné tiene más idas y venidas, dramas y desilusiones, que mi vida amorosa. Recuerdo que fue alrededor de los 16 años cuando comencé a notar brotes que se aglomeraban en zonas específicas de mi cara y se quedaban ahí de manera indefinida.

Probé con cremas, remedios caseros y prácticas poco ortodoxas (entiéndase pasta de dientes) y nada parecía funcionar. Así que mi mamá tomó la decisión de llevarme a una clínica dermatológica, en donde me recomendaron un tratamiento de lo más complejo en el que, una vez a la semana, me recostaba sobre una camilla con los ojos tapados, mientras sentía cómo abrían mis poros, me exprimían la cara, me ponían cremas, tónicos y pociones mágicas y al final luces pulsadas. Era todo un ritual de poco más de una hora en el que mi piel pasaba por todo tipo de sensaciones: frío, calor, ardor, calor, frío.

Primer round

El tratamiento (nada barato, por cierto) funcionó, y yo y mi cara grano-less estuvimos en paz un par de años. Sin embargo, después de mudarme por un tiempo a Francia, donde el clima era mucho más frío que donde vivía en México, me di cuenta de que los granos otra vez comenzaban a tomar posesión de mi cara.

Me veía en el espejo y me enojaba ver mi rostro invadido por esos racimos rojos, esos pequeños volcanes del mal. En ese momento no había mucho que pudiera hacer más que cubrirlo con maquillaje. Era estudiante y pagarme un tratamiento para el acné en euros era lo último en mi lista de prioridades. Sin embargo cuando regresé a México decidí tomar acción definitiva. No pensaba volver a pasar por el tratamiento estilo Frankenstein de camilla y luces pulsantes, así que busqué otras opciones.

Segundo round

Fui con una dermatóloga –muy recomendada, según esto– que me mandó una serie de cremas y menjurjes más compleja que la rutina de belleza de Gwyneth Paltrow.

Había que lavarse el rostro con jabón, luego aplicar una crema sobre los brotes, un tónico en todo el rostro, dejar secar, maquillarme con una base especial y luego repetir algo similar por la noche.

Obviamente después de la semana número dos yo quería abandonar el ritual, pero perseveré y finalmente los granos fueron domados.

¡Éxito! Nunca más tendré que preocuparme de nuevo por esos invasores faciales, pensé. Pero estaba equivocada, MUY equivocada, porque a diferencia de Rose con Jack (ejem, Titanic), mis granos no iban a dejarme ir tan fácilmente. Así que sí, regresaron después de unos meses.

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Tercer round

Para el tercer round de los granos invasores, ya estaba desesperada y algunas personas me recomendaban tomar Accutane (también conocido como Roaccutane) y aunque pensaba que eso era sólo para gente con acné severo –y yo, por más que odiara mis granos, no sentía que mi caso fuera TAAAAAAN grave– decidí darle una oportunidad.

Fui con un dermatólogo al que le conté todo mi historial y después de mandarme a hacer todos los análisis habidos y por haber me dijo que sí era candidata para las pastillas. Me mandó Neotrex, un tratamiento con isotretinoína, que es una vitamina A sintética.

Algunas advertencias

La cosa con los medicamentos con isotretinoína es que tienen efectos secundarios que pueden llegar a ser bastante agresivos, y por eso mucha gente no se anima a utilizarlos.

Personalmente tuve resequedad de labios y rostro, y no pude hacer ejercicio intenso, exponerme al sol ni tomar alcohol durante los 6 meses que tomé las pastillas.

Tampoco puedes embarazarte, ya que se ha demostrado que causa malformaciones congénitas en los bebés y, en algunos casos, ciertos pacientes pueden tener aún más brotes al comenzar a usar el tratamiento.

Sin embargo, tras cumplir el tratamiento mi rostro era otro, libre totalmente de granos. Todo era felicidad, usaba lo mínimo de maquillaje y me gustaba ver mi piel saludable frente al espejo.

Mi cara y yo finalmente habíamos puesto punto final a una era de altercados… O eso creía, porque aunque una vez que pasas por un tratamiento con isotretinoína es difícil que vuelvas a tener acné, no es imposible, y yo lo aprendí a granazos.

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Cuarto round… ¿es neta?

Hace unos meses, a mis 28 años, tuve que sentarme –una vez más– en el consultorio de la dermatóloga esperando que me solucionara la vida.

La situación ya no era nada comparada a lo que había vivido más joven, pero sí volvieron a salirme algunos granitos y siempre en las mismas zonas (la sien y el mentón) que no lograba quitarme con nada, por lo que otra vez me mandaron isotretinoína, aunque en una dosis menor y durante un periodo de tiempo más breve.

Esta vez los efectos secundarios no fueron tan severos (únicamente un poco de resequedad en los labios y alteraciones en mi período) y los resultados nuevamente maravillosos, así que si me preguntan, sí, recomiendo muchísimo el tratamiento, obviamente bajo la supervisión de un especialista.

Continuará…

¿Será este el final de mi batalla con el acné? Espero que sí, aunque me queda claro que en este tema nunca puedes dar nada por sentado. Por ahora lo mejor que puedo hacer es mantener mi piel lo más saludable posible (mucha agua y siempre desmaquillarse es clave) y esperar que rumbo a los 30 mi cara finalmente decida dejar de comportarse como una puberta.

Esta sencilla técnica para secar el cabello es todo lo que tus rizos necesitan

A lo largo de la historia, las mujeres hemos encontrado un sin fin de métodos para lograr la apariencia que queremos: deshacernos de los granos, humectar nuestra piel, reducir las bolsas bajo los ojos o controlar el frizz de nuestro cabello, de preferencia, al menor costo posible y con ingredientes que tenemos en casa.

Por eso el plopping, una técnica para secar el cabello y definir los rizos, ha tomado cada vez más fuerza, ya que además de no maltratarte el pelo, lo único que necesitas es algo que seguramente ya tienes arrinconado en el fondo de tu closet: una playera de algodón. Sí, de esas que regalan los partidos políticos cuando están en campaña. Sí, la de la banda que jamás has escuchado, pero te compraste por convivir. Y sí, la del recuerdo de Cancún que te regaló tu suegra y jamás vio la luz del día. Todas funcionan.

Ya que tienes la playera en tus manos, lo siguiente es envolver tu cabello húmedo ­–y previamente acondicionado con crema para peinar o aceite– en ella. Si tienes dudas, en YouTube puedes encontrar varios tutoriales en los que explican cómo hacer el amarre para lograr el turbante perfecto y mantener todo en su lugar.

Lo siguiente es… esperar. Aprovecha para hacer tu maquillaje, darle de comer a tu hurón o ver un capítulo de alguna serie en Netflix. Ya que hayan pasado unos 10- 20 minutos puedes liberar tu rizos y dejar que terminen de secar al aire libre. Los resultados que puedes esperar son rizos mucho mejor definidos desde la raíz y menos frizz.

Una foto publicada por Katy Rose (@modlychic) el

El método del plopping no es tan nuevo como parece. De hecho, la página NaturallyCurly’s es la que se atribuye el invento en un post de julio de 2015, y tomando en cuenta que son un sitio especializado en rizos… les creemos.

Ahora la pregunta del millón: ¿por qué una playera y no una toalla?” Según explica Korraine Massey, autora de Curly Girl: The Handbook, las toallas generalmente absorben demasiada humedad, algo que es indispensable para el cabello rizado. Además, “la fibra dura (de la tela) puede desbastar la cutícula del cabello, causando frizz».

Si te animas a intentarlo no olvides compartir tu foto en Instagram con el hashtag #plopping o #hairplopping y contarnos tu experiencia en los comentarios.

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Sí, Donald Trump es el nuevo y cuestionable presidente de Estados Unidos

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Donald Trump ganó las elecciones a la presidencia de Estados Unidos.

Esa frase, tan surrealista como suena, es hoy más cierta que nunca y en enero el empresario tomará posesión de la Casa Blanca y el futuro de muchísimas personas.

No soy experta en política, ni en economía. Tampoco conozco a profundidad el trabajo de Hillary Clinton como para decidir qué tan buena o mala ha sido su trayectoria política. Sin embargo, tengo sentido común, y la lógica me dice que no eliges de presidente –especialmente de una potencia mundial– a una persona como Donald Trump, que ha demostrado en múltiples ocasiones que dentro de su ego desmedido conviven también el racismo, la misoginia y el despotismo.

Estados Unidos ha elegido como presidente a un hombre que cree que el cambio climático no es real, sino un invento de China. Un presidente que cosifica a las mujeres y que planea castigarlas si deciden abortar. Un presidente que responde con cizaña y lenguaje soez ante la menor provocación. Un presidente al que le incomodan las minorías y que quiere construir un muro, no sólo físico, sino también diplomático, con su país vecino. Un presidente que ha llamado a los mexicanos violadores. Un presidente apoyado por el Ku Klux Klan. Un presidente que miente y se contradice, que pierde el control, y que nunca, nunca pide perdón.

Lo más triste es que a pesar de que lo anterior suena algo sacado directamente de una película apocalíptica, quizá no debería sorprendernos que el país que domina el show business haya terminado por hacer de su propia elección un espectáculo, y de su propio presidente la estrella de un escalofriante reality show.

El triunfo de Trump deja en evidencia la gran factura ideológica que existe en Estados Unidos, un país en el que la mayoría de la gente está cansada de la política de siempre. “Mucho del apoyo hacia Trump, con todas sus fallas, las cuales deja en evidencia a menudo, tiene que ver con el país, el sentimiento patriótico que la gente tiene», explicó el comentarista político Chris Matthews en el programa Morning Joe el pasado septiembre. «Sienten que el país los ha decepcionado. Nuestros líderes de élite no regulan la inmigración como parece. No regulan el comercio a nuestro beneficio, a beneficio del hombre y la mujer trabajadora. Nos llevan a guerras estúpidas. Sus hijos no luchan, pero los nuestros sí…  Hay un profundo sentimiento de que el país está siendo robado y traicionado. Creo que eso está tan  arraigado en la gente que ven a un hombre tan infernalmente defectuoso como Trump y, al menos, es una forma de decir estoy muy molesto por la forma en la que la elite ha tratado mi país”.

A pesar de lo escandaloso que nos pueda parecer esta situación vista desde México –que tampoco se queda atrás en cuestión de escándalos– la democracia de Estados Unidos operó con normalidad, y eligió como su nuevo líder a un personaje poco probable, por decir lo menos, y ampliamente cuestionable. No queda más que esperar y ver qué va a pasar.

De lo que no nos queda duda es que sin importar qué cambios ocurran en Estados Unidos y su relación con el mundo, no deberíamos olvidar algo que mencionó Hillary Clinton el día de hoy: «Nunca dejemos de creer que vale la pena luchar por lo que es correcto».

Estos famosos latinos no están nada contentos con el triunfo de Trump

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Todo el mundo está perplejo tras el anuncio de que Donald Trump será el nuevo presidente de Estados Unidos. Y mientras que para muchos el triunfo del magnate representa una oportunidad de «hacer a América grande de nuevo», para otros el futuro en el país norteamericano se ve cada vez más incierto, especialmente cuando pertenences a una minoría.

Entre los millones que han manifestado su sentir tras el resultado de las elecciones, se encuentran las celebridades mexicanas o con sangre latina en las venas, quienes reconocen que el tener en la presidencia a un hombre que ha demostrado ser racista y misógino representa todo un reto para sus compatriotas tanto dentro y fuera del país, y así lo expresaron a través de sus redes sociales…

Sobre Hillary Clinton, los trajes sastre y el voto latino

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Acabo de regresar de acompañar a mi esposo, que es estadounidense, a votar. Yo no puedo hacerlo sino hasta que me haga ciudadana, lo que es una pesadez porque votar en estas elecciones hubiera sido un momento culminante en mi vida, pero bueeeeeeeno, las cosas como son. Ahora tengo un sentimiento de felicidad, contrastado con infinita ansiedad, por saber cuál será el resultado de estas elecciones que han sido un circo mediático, un shock de realidad y un despertar de mi –ya despabilado– sentimiento de justicia.

Desde siempre supe que si pudiera votar lo haría por Hillary Clinton, sobre todo después de haber aceptado muchas de las posturas de su contrincante demócrata (y más liberal), Bernie Sanders. Para mí siempre fue obvio que votaría demócrata, cien por ciento, porque son sólo los demócratas los que aceptan y hablan del calentamiento global y qué se puede hacer para combatirlo. Fue durante la presidencia de Barack Obama cuando (¡por fin!) la comunidad LGBTQ recibió los mismos derechos que los heterosexuales. Son los senadores demócratas quienes defienden clínicas como Planned Parenthood, en donde las mujeres de bajos recursos tienen acceso a cuidados y atenciones médicas profesionales. Y es el partido demócrata el único que habla de reformas migratorias con un lenguaje de empatía y sensibilidad.

La semana pasada estaba leyendo acerca de Clinton, sus años de experiencia y trabajo social, cuando recibí una invitación a un grupo de Facebook. La invitación decía “(tu amiga) te ha invitado al grupo secreto Pantsuits Nation. O sea, un grupo underground que se hace llamar “Nación de trajes sastre” (en referencia a la ropa de elección de la candidata demócrata). El grupo comenzó con la intención de reunir a gente pro-Hillary alrededor de todo el país para convencerlos de que acudieran a votar usando un traje sastre. Pero, como el internet trabaja en maneras misteriosas y mágicas, de pronto el grupo se transformó en un foro de mas de 2 millones de personas compartiendo historias personales, ideologías y razones por las que la gente votaría por Hillary Clinton.

Una foto publicada por Hillary Clinton (@hillaryclinton) el

En un mar de información (y desinformación), en donde todos los días leo cosas horribles, este grupo resultó más que inspirador. Y es que es fácil juzgar desde una silla de privilegio, pero cuando lees a gente que vive o ha vivido circunstancias distintas a las tuyas, es imposible no emocionarse por lo que estas elecciones significan para ellos.

Cientos de mujeres compartieron historias de fortaleza después de haber sobrevivido violaciones por parte de extraños y otras por parte de familiares cercanos. Mujeres que crecieron en hogares con papás machistas y mamás sumisas y que quieren otro tipo de hogar para sus hijos. Hombres que crecieron gracias a su madre soltera, que se fajó para darles una vida digna. Personas trans que quieren un país en donde se sientan incluidos. Gente de la comunidad LGBTQ que no quiere que sus derechos, o los de su familia, sean revocados. Minorías que detestan la manera en la que Trump se ha referido a ellos. Mujeres casi centenarias que nacieron cuando no era permitido el voto femenino y no lo dan por sentado. Hombres y mujeres que a pesar de una vida de privilegios, reconocen que quieren un país progresista para las generaciones futuras.

Y así, leyendo historias y viendo fotos y caras de mujeres, hombres y familias que reconocen lo importante que son estas elecciones para este país, lloriqueé. Recordé la impotencia que sentí viendo los debates y sabiendo que Hillary Clinton, que se ha preparado durante años para este momento, tenía que pasar demasiado tiempo defendiéndose de Donald Trump, un tipo que no sólo no está preparado y cuyas políticas son vacías y unilaterales, sino que es verdaderamente ofensivo y deshonesto.

Pensé en mí y en mis futuros hijitos judío-mexicanos, para quienes quiero un país incluyente y tolerante. En tantas mujeres que viven pequeños infiernos rodeadas de hombres que las ningunean y en otras que trabajan y se preparan todos los día para no aparentar ser menos que sus contrapartes masculinas. Pensé en el perfecto ejemplo que es Hillary Clinton de una mujer fuerte, decidida y que nunca se rinde.

Ahora pretendo pasar un día tranquilo, fingiendo que no quiero seguir el conteo de los votos cada minuto que pase. Ya me hice un plan de entretenimiento y planeo intentar no pensar más en el resultados sino hasta que se cierren los votos. Pienso mandar buena vibra a todos mis compatriotas y latinos en este país, quienes después de ser ridiculizados por Trump, son el voto que definirá las elecciones (¡voto latino!). También, hoy más que nunca, deseo que en México y en Latinoamérica, podamos tener gobiernos justos y honestos.

¡Adiós kale y chía! Esto es lo que comerán los hipsters en 2017

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Ah… las tendencias gastronómicas y su sutil manera de hacernos comer cosas que hace cinco años jamás hubiéramos pensado posibles. Comenzamos el 2016 con una pequeña adicción al agua de coco y a la leche de almendras, luego nos fuimos acercando al delicioso aguacate en todas sus presentaciones (si es sobre pan tostado, mejor). Las ensaladas con lechuga romana tradicional se fueron y llegó el famoso kale a apoderarse del mundo verde y, claramente, no podía faltar el topping que ahora le ponemos hasta al café… la chía. También convertimos vegetales en espagueti, porque se puede, y los llamamos zoodles (zucchini noodles), porque ya sabemos que nos encanta juntar palabras para inventar términos gourmet como con el cronut (croissant + dona).

Y ahora ¿qué nos deparará el próximo año? De acuerdo con el periódico The Independent UK, el supermercado Waitrose acaba de predecir algunas de las tendencias que tomarán al mundo de los foodies por sorpresa en 2017.

Peter Wendt
Foto. Peter Wendt

Entre las tendencias de comida para 2017 más populares estará el agua de cactus, que se presume tiene antioxidantes y un contenido alto en vitaminas y minerales; el yogurt fusionado con vegetales, así que adiós fresas y durazno y bienvenidas remolacha y zanahoria; y el agua de sandía respaldada por varias celebridades, entre ellas Beyoncé, quien es inversionista de la bebida WTRMLN WTR.

Otras tendencias apuntan a que habrá una disminución en el consumo de carne, por lo que las alternativas con vegetales se convertirán en algo muy popular en los restaurantes de moda. De hecho, uno de los productos que ya está a la venta y que está causando sensación se llama Beyond Meat, una «carne» hecha de plantas que sabe, se cocina y hasta «sangra» como una hecha con animales.

Por otro lado, la inspiración culinaria del 2017 empieza con «Ha» y termina con «wái», y lo podremos ver en un boom de los famosos poke bowls (tazones rellenos generalmente de pescado crudo, arroz y vegetales) tradicionales en la comida polinesia.

¿Alguien dijo hambre?

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Breve historia del escote a través de los años

Fashionistas del mundo: el escote ya no se lleva, o al menos eso es lo que afirma la versión británica de Vogue en su edición de diciembre. Según la revista “El escote –aquellos magníficos montículos ajustados para desplegar empoderamiento sensual, para seducir, para inspirar lujuria o simplemente para presumir– se ha terminado o, cuando menos, está tomando un merecido descanso”.

Y aunque la declaración le valió a la revista un trolleo masivo en internet, la realidad es que el escote es una de esas tendencias que han ido y venido a lo largo de los años. A veces mostrando más, a veces menos, y casi siempre de acuerdo al contexto social de la época. Por ello decidimos hacer una breve guía para entender cómo este sencillo, pero revelador estilo de llevar la ropa, ha evolucionado con el tiempo… Y que cada quien decida cómo llevarlo.

Siglos 17 – 19

Durante el siglo 17 y hasta finales del 19, el décolletage estaba a la orden del día en Europa.

Las mujeres no tenían problema en utilizar escotes que rozaban el límite de exponer sus pezones e incluso hubo aristócratas y miembros de la realeza (como la reina María II de Inglaterra y la esposa del rey Carlos II, Henrietta María) que se animaron a dejar uno o ambos senos completamente de fuera. ¡Yay!

Según explica la historiadora Angela McShane Jones en el estudio «Breast Baring Popular in 1600s» de Discovery News, “Aunque las mujeres fuera de los estratos altos pudieron haber adoptado este estilo, comenzó como una moda de la clase alta que demostraba gran educación e ideales clásicos sobre la belleza femenina… Las mujeres de clase alta mantenían la calidad de sus pechos al no amamantar a sus niños y dejarle ese trabajo a las nodrizas”.

Ah, pero eso sí, exponer los hombros o los tobillos era considerado un escándalo.

The Tudors
Foto. The Tudors

Inicios del siglo XX

Durante la belle époque en Inglaterra (de 1900 a 1914) sucedió todo lo contrario, ya que la norma era llevar vestido con cuellos hiper altos y los escotes quedaban reservados únicamente para los vestidos de noche. Por supuesto, mostrar los senos a diestra y siniestra se volvió inaceptable.

Tras el estallido de la guerra en 1914, la moda cambió drásticamente y se volvió mucho más práctica. Los vestidos enormes y los cuellos altos se quedaron en el closet y el escote se relajó.

Eso no significa que las mujeres anduvieran por la calle presumiendo busto, ya que era una época de sobriedad, pero al menos pudieron deshacerse de las rígidas normas de vestimenta antes impuestas.

Downton Abbey moda
Foto. Downton Abbey

1920

Cuando pasas tus noches y días bailando charleston y bebiendo martinis, lo último que quieres es preocuparte porque tus senos se asomen por tu escote. Así que en esta época la moda apostó por vestidos ligeros y fluidos en donde el busto dejó de ser el centro de atención y, por el contrario, se hacía todo lo posible por esconderlo.

Medianoche en París
Foto. Medianoche en París

1930-1940

Como olvidar a Sira Quiroga en ‘El Tiempo Entre Costuras’ y sus vestidos o trajes sastre hechos a la perfección.

En ese tiempo el escote no era algo que esconder ni algo que sobre enseñar. Las mujeres estaban buscando su lugar dentro del mundo laboral y con la guerra encima, la improvisación y la sencillez era lo que caracterizaba a sus atuendos.

El tiempo entre costuras
Foto. El tiempo entre costuras

1950 – 60

La época de esconder el escote se fue por la ventana con el boom de las divas de Hollywood –como Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor– y sus peligrosas curvas.

Con menos restricciones, la moda empezó a mostrar y exagerar la silueta femenina, el escote era celebrado y visto como algo en tendencia.

No es casualidad que alrededor de esta época, en 1964, se inventara el Wonderbra, el brassiere que moldea, empuja y eleva los senos para hacerlos ver más grandes y firmes.

Elizabeth Taylor
Foto. Cleopatra

1970

Primero tenías que liberarte y luego liberabas tu ropa. En esta época en la que se dio la segunda ola del feminismo y el movimiento hippie, muchas mujeres optaron por dejar el brassiere en el baúl y llevar su escote al natural.

Almost Famous
Foto. Almost Famous

1980

Los 80 fueron la epítome de la ropa deportiva, la cual favorecía la figura de la mujer que pasaba horas en clases de aeróbics siguiendo los pasos de Jane Fonda.

El escote dejó de ser el centro de atención y se le dio protagonismo al abdomen. Vamos, que en los 80 ¡hasta los hombre se animaron a llevar ombligueras! Esa tendencia por llevar crop tops se mantuvo durante la década de los 90 (claro, siempre y cuando no fueras grunge).

Salvados por la campana
Foto. Salvados por la campana

5 formas de hacer ejercicio si odias ir al gimnasio

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Hacer ejercicio es bueno. Lo dicen la revistas de moda, el nutriólogo y los spots del gobierno. Sin embargo, es un hecho que no todos contamos con la motivación necesaria para encerrarnos en un gimnasio o someternos a un entrenamiento militar cargando 10 veces nuestro peso. Por ello, nos dedicamos a reunir algunas propuestas que te permitirán ejercitarte y divertirte al mismo tiempo.

Danza africana
No hay nada que pueda no gustarte sobre la danza africana. Las clases por lo general son como una mini fiesta con música de tambores, cánticos y movimientos pélvicos que te harán descubrir músculos de tu cuerpo que no sabias que existían.

Además olvídate de comprar el “outfit deportivo ideal”, aquí se vale llegar en leggings, pantalones bombachos o faldas amplias, lo que sea que te permita moverte con facilidad mientras quemas calorías y conoces los ritos y tradiciones de una cultura distinta a la tuya.

Surfset Fitness
No conozco a nadie que dentro de su lista de sueños guajiros no haya incluido alguna vez «aprender a surfear». Pero claro, no todos vivimos cerca del mar… ni nos favorece un traje de neopreno. Sin embargo, podemos acercarnos a la experiencia de ejercitarnos como un surfer con este entrenamiento que se realiza balanceándose sobre una tabla especial.

Inspirado en los movimientos de los surfistas, el Surfset Fitness busca activar todos los músculos de tu cuerpo a través de distintos movimientos que combinan estiramiento, cardio y fuerza. No podemos asegurar que las clases estén acompañadas de punk surf, eso quizá dependerá de tu maestro.

Pound Fitness
Si tu sueño frustrado es ser baterista de rock, este ejercicio te permite mover las batacas por todo lo alto sin tener que preocuparte por mantener el ritmo perfecto o molestar a tus vecinos.

Puedes quemar hasta 900 calorías por hora con una de estas clases, que incorporan movimientos de pilates y yoga y, por supuesto, los ripstix, un par de palos verde neón más pesados que los que usarías con una batería tradicional.

Nado de sirena
Mientras que para algunas personas disfrazarse de sirena es todo un arte y estilo de vida, otras han encontrado en el nado con cola una excelente forma de ejercitar el cuerpo completo.

Actualmente se practica en varias partes del mundo: dentro de hoteles, gimnasios con alberca o incluso en el mar. El requisito, además de amar el agua, es enfundarse en una cola fabricada generalmente con nylon, y una monoaleta que se coloca en los pies para darte un mejor impulso al nadar.

Ariel, hazte a un lado.

Punk rock aerobics
Cuando descubrí que esto existía casi lloro de la emoción. Y aunque no sé si siga vigente y tampoco encontré clases en México, la simple idea de hacer ejercicio en un bar de mala muerte al ritmo de The Ramones o The Breeders me dieron ganas de ser una persona más saludable. Así que si algún/a instructor de fitness está leyendo esto, por favor, PARFAVAR, organice una de estas clases y les prometo que ya tienen a su primer asistente.

Tenemos que hablar de la ansiedad, y de lo común que es sufrir ese trastorno

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Tenemos que hablar de la ansiedad.

Hace 6 meses experimenté algo que no le deseo a nadie. Estaba dormida, supongo que en un sueño profundo, y de un momento al otro me encontré en la orilla de mi cama sudando frío y con una extraña sensación que no me permitía dejar de repetir en mi mente las palabras: “Siento que me voy a morir”.

No, no había ingerido sustancias estupefacientes de ningún tipo, ni había sido secuestrada por el Cartel de Sinaloa (si es lo que te estabas cuestionando). Simplemente tuve un ataque de ansiedad.

Treinta segundos en los que cuestioné toda mi existencia en medio de la noche y en los que me sentí completamente enclaustrada, aun y cuando estaban abiertas todas las ventanas.

No sabía qué hacer ni cómo calmarme y, lamentablemente, esa escena se repitió un par de veces más en el transcurso de varios meses.

https://gph.is/2vETvZZ

Es importante hablar de la ansiedad

Para mí, la ansiedad fue una especie de efecto secundario tras un accidente bastante grave que tuve. Una situación inesperada, surreal y fuera de mi control, que me enseñó que el término ‘mortalidad’ es algo mucho más palpable de lo que imaginamos. 

Durante mi proceso de recuperación no me diagnosticaron oficialmente con ansiedad, pero en el momento en el que mis miedos y preocupaciones empezaron a interferir con mi vida diaria sabía que había algo más. Así que en la época de Google y WebMD decidí investigar más a fondo sobre lo que estaba experimentando.

Diferentes tipos de ansiedad

Al leer varias definiciones sobre los tipos de ansiedad que existen encontré la mía: trastorno de ansiedad generalizada, el tipo que te convierte en la mamá histérica que no te deja salir sin suéter a ningún lado, porque podría comenzar a nevar aunque estemos en pleno verano. O sea, mis preocupaciones siempre se iban al extremo.

Según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en México, en nuestro país el 14.3% de la población ha experimentado algún tipo de trastorno de ansiedad, y suele afectar estadísticamente a más mujeres que a hombres. Sin embargo, aún existe una gran falta de atención y cultura en donde se hable abiertamente del tema y se propongan soluciones.

https://gph.is/2OJfB4R

Buscando soluciones

Hablar de la ansiedad y tratar de explicarla a quienes no la padecen puede ser muy difícil, así como también es complicado aceptarla internamente. Tratas de evitarla, pensar en otras cosas, dejar de preocuparte, pero a la hora de la verdad, le estás dando el poder de controlar tus pensamientos y tu vida.

Personalmente opté por ir con un psicólogo y no, no es como en las películas que llegas, te acuestas en un sillón incómodo y en cuestión de días todo tiene sentido pues el psicólogo ha descifrado a la perfección la raíz del problema.

Para mí funcionó gradualmente, primero sentía que en lugar de mejorar solo salía con más problemas de los que ya tenía, luego había sesiones donde me sentía completamente liberada.

Mis emociones fluctuaban demasiado y los días buenos eran extremadamente buenos, pero los malos se triplicaban y todo a mi alrededor se trasladaba al miedo.

Y es que cuando tienes ansiedad, situaciones tan cotidianas como un viaje en avión se pueden convertir en el peor escenario. Sin embargo, con la práctica aprendes a controlar tus reacciones o incluso a reírte de ti misma.

https://gph.is/2w6GuZE

Aprendiendo a vivir con ansiedad

A veces pienso mucho sobre mi accidente y cómo en cuestión de segundos me cambió la vida, pero gracias a eso –y todo lo que pasó en el proceso de recuperación– también descubrí lo increíble que es poder superarte a ti misma.

Porque más que probarle a los demás que tú puedes, lo mejor es comprobártelo a ti y sentir esa satisfacción interior que siempre buscamos. Y aunque sé que los pasos para aprender a vivir con ansiedad son diferentes para cada persona, a mí algunas cosas que me han ayudado son la música, estar rodeada de gente querida, meditar, controlar mi respiración y, sobre todo, dejar de esconderlo y aprender a aceptarlo.

Este es el nuevo reto sin sentido del internet… y apostamos a que vas a querer intentarlo

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Si bailaste el Harlem Shake y organizaste un flash mob en tu oficina, reúne otra vez a tu grupo de alcahuetes favoritos porque el internet tiene un nuevo reto masivo llamado #mannequinchallenge (el reto maniquí).

Como su nombre indica, consiste en mantener una pose por varios segundos mientras alguien más graba la escena y de fondo suena la canción «Black Beatles» de Rae Sremmurd, aunque puedes optar por elegir otra de tu preferencia (¿igual y el gallinazo?). El chiste es que nadie en el grupo se mueva.

Al parecer el reto fue creado por la cuenta de Twitter @pvrity__ el pasado 26 de octubre, y poco a poco varias escuelas de Estados Unidos, equipos deportivos y grupos de amigos con demasiado tiempo libre han comenzado a sumarse, por lo que no sería extraño que pronto llegue también a los corporativos.

¿Te animas a organizar el de tu oficina?

Así es como 8 personas superaron a sus exes… Y así puedes hacerlo tú

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Hay tres palabras que, independientemente de que las digas o te las digan, son una fórmula mágica del terror: «Tenemos que hablar».

Terminar una relación siempre es un momento triste, difícil y que, si pudiéramos, lo evitaríamos a toda costa.

El enamoramiento, a nivel cerebral, dispara nuestros niveles de dopamina (conocida como la hormona de la felicidad) y nos acostumbra a una inmensa cantidad de esa sustancia. Cuando cortamos, estos niveles se reducen al mínimo y nuestro cerebro, cual adicto en recuperación, la pasa muy muy mal.

Esta falta de «droga» empuja a nuestro cerebro a experimentar fuertes descargas de estrés y ansiedad, por lo que  las defensas bajan y el ritmo cardíaco también puede verse afectado. Pero eso no es todo, la falta de dopamina le pega también al control emocional, por lo que es bastante común que hagas tonterías como llamarle después de beberte la botella entera de tequila, ir a buscarle a su casa o cualquier otra burrada.

La ciencia indica (por si a alguien le sirve de consuelo) que en realidad no extrañas a la persona como tal, sino a esas producciones masivas de dopamina. Pero en fin, después de esta intro un tanto científica, aquí hay algunos consejos de cómo ciertas personas superaron a sus exes.

M, 23 años

Para mí, no hay nada que me pueda bajonear si me estoy comiendo un delicioso pan de plátano junto con una taza de café. Y eso es justo lo que he estado comiendo y bebiendo desde que dejé de hablarle a esa persona especial.

Durante este último truene, cocinar me ha ayudado mucho a estar conmigo y sentirme productiva. Pongo música, fumo un poco y comienzo a preparar lo que la última receta de Pinterest me arroje. Me pierdo al estar picando, cortando, mezclando, licuando o hirviendo. Mi mente está ocupada y, dadas las circunstancias de la vida amorosa, siento que es lo mejor para mí.

M, 20 años

Lo que más me ayuda es darme un momento para llorar y escribir. Lo repito hasta que ya no lo necesite más, es como volver a esas cosas que una ama y que por alguna razón dejaste de hacer.

A, 24 años

No sé si sea el mejor consejo, pero lo que más me ha funcionado luego de una ruptura muy intensa es aceptar completamente la tristeza: llorar todo lo que tenga que llorar, escuchar música deprimente, comer puros chocolates y todo lo que te puedas imaginar. Pero siempre me pongo una deadline.

Cuando esa fecha llega, me digo a mi misma “¡Basta! Es hora de seguir con la vida.”

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C, 32 años

Sin duda alguna, el mejor remedio es mi perro. En serio, en general me hace reír con sus actitudes y me obligaba a salir de la casa, a hacer un poco de ejercicio, despejarme, mantenerme activo.

A, 24 años

Hice un cuadro sinóptico para entender como funcionan los ciclos, todo aquello que empieza y termina. De algún modo me ayudó a asimilar las cosas como una oportunidad para crecer y aprender. Aún sigo asimilando.

D, 27 años.

Me dolía mucho pensar que la persona está con alguien más, pero pues poco a poco traté de ver con otra perspectiva y va sanando hasta que se volvió una amistad.

F, 21 años

En general no soy muy buena para esto de las relaciones, pero cuando he tenido una ruptura muy cabrona, lo que más me ha servido es bailar, bailar y bailar.

Me doy una noche para empedarme con mis amigos, luego escuchar a Chavela Vargas y llorar. Pero no más. No me gusta el drama y, como diría una buena amiga «¡Caguamas before dramas!»

A, 34 años.

Yo soy de las personas que cuando terminan con alguien, lo hago de una forma definitiva, radical y para siempre. Agarro mis cosas, borro su contacto y le bloqueo de todos lados, me esfuerzo por no ponerme en contacto con la persona ni stalkearla en ninguna red social.

Dedico una tarde a tirar todo, sin drama, sin conservar nada que me provoque recuerdos. Es duro, pero eso es lo que más me ha ayudado, ser muy firme con la decisión de desaparecer de nuestras vidas.

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Cortar nunca nunca será sencillo, pero hay algunas cosas que tal vez puedan ayudarte:

– No pretendas hacer el momento menos difícil, ¡estás terminando con alguien!
– Di las cosas como las sientes, los motivos y causas reales. Saquémonos el discurso de «no eres tú, soy yo».
– No uses palabras confusas para suavizar o amortiguar el momento. No des a entender algo que en realidad no quieres.
– No le des expectativas de un «después», si en realidad no lo sientes así.
– Hazlo de una sola vez, si ya estás segura/o… no le des más vueltas y hazlo. Es difícil, pero mejor hacerlo de un trago que de a poquitos.

¿Y a ti qué te ha ayudado a superar una ruptura?

¡Los senos perfectos existen! Te decimos cómo son

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Aunque para las mujeres aún existen muchos problemas a nivel global que hay que resolver, a nivel personal también hay estigmas que nos acomplejan, y uno de ellos son los senos. Específicamente, el ideal de las tetas perfectas.

Creo que, al menos una vez en la vida, muchas las mujeres nos preguntamos cosas como: ¿mis pechos son lindos? ¿serán demasiado grandes? ¿o pequeños? ¿así se ven los pezones de mis amigas? Y es que Playboy –y Martha Higareda– nos han hecho creer, a nosotras y al mundo entero, que los senos perfectamente simétricos, de tamaño mediano y pezón con circunferencia de libro de geometría son la norma en toda mujer.

¿Cómo creemos que son los senos perfectos?

Recuerdo que cuando estaba en la secundaria, alguna vez escuché a un grupo de amigos explicar la clasificación de pezones según su apariencia. Términos tan absurdos como el pezón de «hot-cake», de «corcholata» o de «galleta María» salieron a flote ente burlas y comentarios de asco, y aunque en el momento me reí por convivir (como si mis senos hubiesen sido esculpidos por Miguel Ángel) comencé a sentir una especie de pánico e inseguridad. ¿El hombre que me viera desnuda iba a poner mi busto en alguna de esas categorías y después contárselo a sus amigos?

La idea me atormentó durante algún tiempo y supongo que también a varias amigas mías, que en cuanto tuvieron oportunidad aprovecharon para hacerse una mamoplastía de aumento. Chicas de 21-23 años inconformes porque sus senos no se veían como “debían ser” y eso las hacía sentir inseguras, menos sensuales, menos mujeres.

No existe un solo modelo de senos perfectos

Lo más preocupante es que ese ideal, como muchos otros que nos vende la mercadotecnia, dista mucho de ser la realidad.

La fotógrafa Laura Dodsworth lo evidenció a la perfección en el proyecto Bare Reality: 100 Women, Their Breasts, Their Stories, en el que fotografío los senos de 100 mujeres entre 19 y 101 años y copas AAA a K.

“Más que simples partes de nuestro cuerpo, los senos representan sexualidad, maternidad y femineidad. Cuando hablamos de senos hablamos sobre aspectos íntimos de nuestras vidas como mujeres”, explicó sobre el proyecto convertido en libro a través de Kickstarter.

senos perfectos
Foto. Bare Reality: 100 Women, Their Breasts, Their Stories

Perfección en la diversidad

En un artículo publicado en la revista Seventeen, la doctora Tsippora Shainhouse (dermatóloga y pediatra) identifica ocho tipos de pezones más comunes entre las mujeres –OCHO, no uno, ni dos– y los clasifica de la siguiente forma: protuberantes, planos, hinchados, invertidos, invertidos unilateralmente, rugosos, velludos y supernumerarios.

Además, menciona que “es posible tener una combinación de dos o más tipos (como protuberantes y rugosos o planos y velludos, por ejemplo)”.

¡Y nosotras sufriendo!

Personalmente, con el tiempo he aprendido que ninguna persona o industria tiene control sobre mi cuerpo y que la mejor versión de él es la que yo elijo por convicción y amor propio, y no por ninguna otra razón.

Así que ¿existen los senos perfectos? Por supuesto, y son los que tengo yo y los que tienes tú, los que aprendes a querer porque son solamente tuyos.