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La violencia de género también existe en Internet, y esta ONG mexicana quiere acabar con ella

Si algo cuesta asimilar en el hermoso mundo del internet, es que existan los trolls, esa gente que promueve la violencia a través de sus redes sociales sólo por provocar. Y si tú te bajoneas cuando alguien dice que «te ves gorda» o que «el rojo no te favorece» en tu foto de Instagram, imagínate ser atacada con cientos de comentarios misóginos todos los días, por el simple hecho de ser mujer y trabajar en un medio considerado «de machos», como son los deportes.

Con eso en mente, la comentarista deportiva Marion Reimers y la abogada Gisela Pérez de Acha decidieron crear Versus México, una organización no gubernamental que busca “Generar debate sobre los estereotipos de clase, raza y género que se replican en el periodismo deportivo en México”. La idea surgió como una forma de hacer frente a las agresiones que Marion, y muchas colegas suyas, viven a diario, una realidad que ilustraron a la perfección en un video publicado en la página de Versus.

“Los viejos estereotipos de género viven en internet», explican las creadoras de Versus. «Estos asignan ciertos roles, comportamientos, actividades, espacios y temas que se consideran apropiados para hombres y mujeres. Bajo este sistema, las mujeres no podemos hablar de deportes. Es un espacio al que solamente podemos acceder bajo ciertas condiciones”. Y no sólo en los deportes vemos reflejada la misoginia digital, las mujeres que trabajan en ámbitos tradicionalmente masculinos también pagan su cuota de odio todos los días.

Recordemos que apenas hace un año, la periodista Andrea Noel, a quien agredieron sexualmente en la Condesa levantándole la falda, tuvo que dejar el país después de recibir constantes insultos, amenazas e incluso acoso en su domicilio, todo por haber sido víctima del machismo que impera en nuestro país y haber levantado la voz. Denise Dresser es otra mujer que también tiene que defenderse a diario de quienes «nos llaman pendejas, machorras, putas, mal cogidas, cabronas y más en Twitter», como publicó recientemente en un tuit.

Y aunque luchar contra los trolls pueda parecer como darse de topes con una pared, ya que no podemos controlar lo que publican o no, lo que sí está en nuestras manos es abogar por una sociedad más equitativa –dentro y fuera de las redes– en donde no imperen los roles de género y las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres.

Necesitamos a más mujeres hablando de deportes, en la política, construyendo máquinas, viajando al espacio. Mujeres que sepan que tienen un lugar en donde antes sólo había cabida para los hombres. Y no sólo que tienen un lugar, sino que sus voces, esfuerzo y trabajo tienen el mismo mérito y valor que el de cualquier otra persona, y eso es lo que Versus pretende lograr en la industria deportiva.

Si quieres conocer más sobre su labor visita la página oficial y redes sociales de Versus y súmate a esta lucha «contra la ignorancia, por la inclusión».

¿Qué hacer cuando te despiden de tu trabajo? Te decimos cómo puedes protegerte legalmente

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Estás a punto de hacer tu tercer refill de café del día cuando tu jefa te llama a su oficina, cierra la puerta y te dice al más puro estilo Trumpista: «Estás despedida».

Te quedas helada mientras decenas de preguntas cruzan por tu mente: ¿Qué hice mal? ¿Me van a liquidar? ¿Cómo voy a seguir pagando mi hipoteca? ¿Cancelo mi viaje a las Bahamas?

La realidad es que ser despedida de un trabajo es una experiencia horrible, y lo es aún más cuando te enfrentas a un empleador que no quiere pagarte lo que te corresponde. Por ello, es fundamental conocer cuáles son nuestros derechos ante un despido o incluso una renuncia.

¿Qué hacer cuando te despiden de tu trabajo?

«Independientemente de que se trate de una rescisión, renuncia voluntaria o despido injustificado, todos los trabajadores tienen derecho al pago que les corresponde por ley: aguinaldo, vacaciones y primas vacacionales» ,explica la licenciada en derecho Grettel Escalante Rendis.

«Los trabajadores de empresas privadas también tienen derecho al pago de la prima de antigüedad, que son doce días por año».

«Cuando existe un despido injustificado se paga –además de los conceptos anteriores– 90 días o tres meses de salario integrado», que es lo que se conoce como indemnización constitucional.

No siempre es tan sencillo

Todo eso suena bastante bien. Sin embargo, a veces las empresas quieren pasarse de listas cuando te despiden de tu trabajo.

Quizá lo has vivido en carne propia o has escuchado de personas a las que las obligan a firmar liquidaciones incompletas o incluso las intimidan diciéndoles que si no aceptan las condiciones de la empresa se irán con las manos vacías.

“Si el despido fue por una causa que en cierta forma consideras justificada y estás de acuerdo, puedes acudir ante la autoridad laboral a firmar un convenio o simplemente firmar un recibo y finiquito con el patrón. En caso contrario, si consideras que fuiste despedida injustificadamente, puedes demandar ante la autoridad laboral incluso pidiendo tu reinstalación o el pago de la indemnización que por ley te corresponde. Además podrás pedir el pago de hasta un año de salarios caídos a partir de la fecha del despido”, menciona Grettel.

¿Demandar o no demandar?

Aunque mucha gente sabe que existe la opción de demandar a la empresa o empleador cuando te despiden de tu trabajo, uno de los factores principales por los que no se anima a hacerlo es por el gasto que implica tener que pagar un abogado. Sin embargo, existen opciones para obtener asesoría legal sin sangrar nuestros bolsillos.

«Se puede acudir a la procuraduría de la defensa del trabajo, que es una dependencia en la que asesoran y atienden a los trabajadores en forma gratuita. Primero se invita a una cita conciliatoria entre el patrón y el trabajador, y en caso de no llegar a un arreglo la propia procuraduría elabora la demanda y lleva el procedimiento ante la autoridad laboral», explica Grettel.

¿Cómo le pago a un abogado?

«Respecto a los honorarios, sabiendo que las personas se quedaron sin trabajo y no es fácil pagarle a un abogado, se acostumbra pactar un porcentaje de la cantidad neta obtenida en caso de ganar el juicio o llegar a un acuerdo económico, por lo que el trabajador no desembolsará ese dinero antes de obtener resultados”.

Lo que es muy importante es que nunca firmes algo con lo que no estás de acuerdo. Si tienes duda o no estás segura, es mejor consultar con un asesor legal antes de tomar cualquier decisión.

Estas diseñadoras yucatecas crearon el collar que toda mexicana se merece

En México, cuando decimos que alguien es una chingona lo decimos de corazón: lo pronunciamos fuerte y claro haciendo énfasis en la «iiiiii», o a veces le ponemos más enjundia a la «ooooo». Decimos chingona cuando nuestra mejor amiga por fin renuncia a su trabajo para emprender su propio negocio; o cuando nuestra hermana sale como si nada después de 12 horas de labor de parto. Lo gritamos cuando la delantera de nuestro equipo mete gol o cuando preparamos una receta y nos sale igualita –o mejor– que la de Pinterest.

Sabemos que una chingona todo lo puede y todo lo resuelve. Por ello, no es extraño que en su afán por homenajear a las mujeres mexicanas, las diseñadoras Georgina y Joy, de la firma de joyería Amandina, hayan decidido utilizar precisamente esa palabra en forma de dije.

«No podemos ser indiferentes a la situación mundial que estamos viviendo, por lo que creamos un recordatorio sutil e íntimo que nos invite a ser cada día la mejor versión de nosotras mismas«, explican las diseñadoras. «La idea del collar ‘Chingona’ es que al despertar y vernos en el espejo sintamos el mismo efecto que con un shot de espresso. Que nos pongamos las pilas y seamos aún más, valga la redundancia, chingonas durante el día».

Georgina y Joy, quienes en el proceso de emprender una marca y posicionarla a nivel internacional se han topado con mujeres maravillosas, consideran que «una mujer chingona es aquella que es especialmente buena en lo que hace. Una mujer que toma decisiones, es independiente y da todo de sí misma. Una chingona sabe que los únicos límites son los que ella se pone», y es a esa mujer a quien quieren celebrar, a la vez que buscan contribuir, desde su trinchera, a la situación actual de las mujeres en México.

«El 100% de las ganancias de este collar serán donadas a Fondo Semillas. Elegimos esta organización porque queremos ayudar a empoderar a las mujeres. Queremos que haya más mujeres tomando decisiones para ellas mismas, en sus casas y en sus trabajos. Creemos que aún falta mucho por hacer y nos parece que Fondo Semillas está realmente comprometida con la causa y hace un muy buen trabajo».

Así, este collar de plata con chapa de oro de Amandina se convierte no sólo en un statement de moda, sino en una forma palpable de ayudar a que más mujeres puedan levantarse todas las mañanas con la certeza de que, efectivamente, son unas reverendas chingoooooonas.

Puedes comprar tu collar «Chingona» aquí.

Muy pronto podrás tener maquillaje de Lisa Frank (con unicornios y colores estridentes incluidos)

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De mis tesoros de la primaria, pocas cosas me hacían sentir tan “cool” como una carpeta de peluche azul de Lisa Frank que llevaba conmigo a todos lados. Y es que si viviste tu adolescencia en los 90, probablemente recuerdas el estatus que un objeto de esa marca te hacía sentir. Desde sus calcomanías hasta sus mochilas, tener algo de Lisa Frank era una forma de reafirmar que tenías onda y estabas a la moda.

Ahora, todas las fans de la marca tendremos la oportunidad de vivir esa emoción de nuevo, pues la firma de maquillaje Glamour Dolls está planeando una colección de la mano de la única, psicodélica y colorida Lisa Frank.

La noticia fue anunciada a través del canal de YouTube de Glamour Dolls, quienes a pocos días del lanzamiento ya lograron financiar por completo el proyecto en Kickstarter. De hecho, no sólo cumplieron la meta, sino que duplicaron el monto inicial de $30,000 dólares, y se espera que la colección salga en septiembre de 2017.

https://www.youtube.com/watch?v=O1vLv8BCfCY

En primera instancia, Glamour Dolls pretende crear al menos 6 productos (todos veganos y libres de crueldad) en colaboración con Lisa Frank, quien será la encargada de diseñar el arte para los empaques. Dentro de las propuestas se encuentran un bálsamo para labios, un mousse mate, delineador líquido, un brillo labial con forma de unicornio, polvo iluminador y una bolsa para maquillaje hecha de cuero vegano.

Además de recibir los diferentes productos, quienes se sumen a la campaña tendrán oportunidad de votar por los nombres del maquillaje, elegir los tonos, ser las primeras en ver los diseños de Lisa y tener un vistazo a cómo se elaboran los cosméticos.

¿Estás hiperventilando de emoción? Yo también. Y si de una vez quieres comenzar tu colección de maquillaje de Lisa Frank, ya puedes preordenar una brocha de unicornios de la marca, la cual está a la venta por $4.99 dólares en el sitio de Glamour Dolls.

Una magia negra llamada Victoria Santa Cruz

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No tenía idea de la existencia de Victoria Santa Cruz hasta que un buen día, mientras navegaba por las impredecibles aguas del internet, encontré un video en el que recitaba su famoso poema «Me gritaron negra», una suerte de performance y declamación en el que Victoria describe su proceso de aceptación y empoderamiento como mujer negra.

Apenas terminó el video le di play otra vez. Y otra, y una vez más. Había algo en su mirada, su cadencia y lenguaje corporal que me hechizó y me obligó a investigar más sobre ella.

El legado de Victoria Santa Cruz

Victoria Santa Cruz era originaria de Lima, Perú, y fue una de las grandes difusoras del folclor y el arte afroperuano.

Fundó su propia compañía de danza (llamada Teatro y Danzas Negras del Perú); viajó por el mundo; fue profesora de la Universidad Carnegie Mellon en Estados Unidos; directora del Centro de Arte Folclórico de Perú, y directora del Conjunto Nacional de Folclore del Instituto Nacional de Cultura (INC), pero lo que más me llamó la atención fue su capacidad para interpretar el mundo a su alrededor y percibir, a través de la música, la conexión con su identidad personal.

Una mujer con magia

Como mujer negra y latinoamericana, Victoria aprendió que los obstáculos, lejos de ser una desventaja, son una oportunidad para crecer. 

«Me di cuenta que el obstáculo cumple un rol. ¿Quién en mí se molesta? ¿Quién en mí reacciona y desde dónde? Y entonces empecé a descubrir que el enemigo vive en casa… Si uno empieza a comprender y uno empieza a ponerse de pie –es decir, a asumir su responsabilidad sin buscar a quién culpar– empieza a encontrar esa clave que dice ‘conócete a ti mismo'», explica en una de las pocas entrevistas que se pueden encontrar de ella en YouTube.

En esa misma serie de videos, Santa Cruz habla sobre conexiones cósmicas, raza y ritmos, y suelta frases como «Todo lo que es cómodo es una trampa» o «No hay revolución sin evolución».

Victoria Santa Cruz falleció en 2014 a los 91 años de edad, pero es maravilloso saber que su legado sigue vigente y que mantiene la capacidad de sorprender con su pasión, espíritu y, sobre todo, con su magia, una hermosa magia negra que cautiva.

Esta modelo mexicana quiere desfilar para Marc Jacobs, y comenzó una revolución en redes para lograrlo

En el mundo hay dos tipos de personas: las que esperan sentadas a que las cosas les lleguen, y las que recorren caminos, hacen ruido y mueven montañas para que sucedan. La modelo mexicana Afra Cuellar es parte de este segundo grupo, y prueba de ello es que se ha propuesto conseguir un lugar en las filas de Marc Jacobs.

Para lograrlo, además de ir al casting correspondiente, recientemente recorrió las calles de Nueva York con un letrero que dice «Marc Jacobs Book Me» (Marc Jacobs contrátame) y el hashtag #AfraForMarc, y su odisea ha comenzado a viralizarse en las redes sociales.

Entrevistamos a Afra por teléfono para saber cómo ha sido este experimento y qué reacciones ha generado.

MALVESTIDA: ¿De dónde salió la idea del cartel?
AFRA: Todo comenzó porque fui al casting de Marc Jacobs, pero cada vez hay mayor competencia y no quedé. Pasé un día entero llorando y por la noche me fui a cenar pizzas con una amiga. Ahí fue donde vi la caja de cartón y, entre broma y broma, salió la idea de crear un cartel que diga ‘Marc Jacobs Book Me’. Nos morimos de la risa pero decidimos hacerlo. Mi amiga me ayudó tomándome las fotos.

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M: Es un proyecto bastante ambicioso, ¿realmente crees que funcione?
A: No hay peor lucha que la que no se hace, y en vez de estar en mi departamento llorando y lamentándome decidí mejor moverme. Sé que es muy difícil que lo del cartel funcione, la verdad, pero tengo toda la esperanza. Si no, de cualquier forma me siento orgullosa de haberme quitado la pena de hacerlo. Fue muy chistoso todo.

M: ¿Qué haces si te llama el equipo de Marc Jacobs mañana?
A: No manches, compro 10 botellas de champán y no vuelven a saber de mí [risas].

M: ¿Cómo fue la reacción de la gente al verte con tu letrero en la calle?
A: Estuvo cañón, porque la gente en Nueva York es muy dura. Mucha gente me rechazó, me hizo sentir muy mal, me pidió que no la molestara o ni siquiera me dejó explicarle. Sin embargo en las redes sociales he recibido mucho apoyo y hubo personas que, incluso sin darme cuenta, me tomaron fotos. Traigo una sonrisa de oreja a oreja, no lo puedo creer.

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M: ¿Por qué Marc Jacobs y no otro diseñador ?
A: Mi hermana mayor siempre ha sido muy fan de él y yo lo heredé de ella. Y cuando comencé a trabajar en el mundo del modelaje decidí que desfilar para él sería uno de mis grandes objetivos, siempre lo ha sido.

He hecho tres castings para Marc Jacobs y en dos estuve a punto de llegar a la selección final, pero es muy difícil quedar. Están las modelos que corren con suerte, las que tienen un apellido importante y las que tienen ‘huevos’. Y pues a mí me toca ser la que tiene ‘huevos’.

8 tradiciones de boda que probablemente no sabes de dónde salieron

Las bodas son bastante predecibles y –a excepción de la original ceremonia de tu amiga que se casó con una máscara de Darth Vader– lo más seguro es que la mayoría de las bodas a las que asistas se rijan por ciertos ritos y símbolos cuyo origen muchas veces ignoramos.

Sabemos que tradicionalmente la novia viste de blanco y lleva algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul. ¿Pero a quién se le ocurrieron toda esa sarta de formalidades?

El Centro de Investigaciones Malvestida (que acabamos de inventar) se dio a la tarea de indagar de dónde surgieron algunas de las tradiciones de boda más conocidas.

Te aseguramos que después de conocer su origen y significado no volverás a verlas igual.

La caminata hacia el altar

Para algunas mujeres no hay momento más emotivo el día de su boda que entrar a la iglesia del brazo de su padre y ser entregadas en el altar. Sin embargo el origen de esta tradición no es tan romántica como parece.

Recordemos que antes las bodas eran meramente una transacción entre hombres (padre y yerno) a fin de crear alianzas estratégicas, pagar deudas, obtener estatus o unir riquezas, así que el hecho de que el padre presentara a su hija ante el novio era, básicamente, entregarle la mercancía.

El ramo 

Existen dos versiones populares sobre por qué las mujeres comenzaron a llevar un ramo en su boda.

La primera indica que las novias ataban hierbas aromáticas como ajo, romero, eneldo y tomillo a fin de crear una especie de amuleto capaz de ahuyentar los malos espíritus (algo así como una limpia de mercado).

Sin embargo, otra versión indica que el ramo era una forma de disfrazar el mal olor corporal en la Época Medieval ­–ya sabes, cuando bañarse regularmente no era la norma– y por eso fueron integrando flores.

El liguero

Además de tener un propósito práctico (mantener las medias de la novia en su lugar), antiguamente el liguero tenía un valor simbólico, pues representaba la pureza y virginidad de la novia. Por eso cuando el novio se lo quita a la esposa en la fiesta, prácticamente es una forma de decirle a los invitados que esa noche se van a dar duro contra el muro.

Por otra parte, se cree que el hecho de que el novio arroje el liguero a sus amigos viene de una vieja tradición de la Corte francesa del siglo XIV, cuando se consideraba de buena suerte conservar un pedazo del vestido de la novia.

¿Recuerdas esa escena en la que las hermanastras de Cenicienta le rompen el vestido? Pues eso sucedía durante la fiesta, en ocasiones dejando a la novia golpeada y semidesnuda.

El vestido blanco

La teoría más aceptada sobre esta tradición es que la reina Victoria de Inglaterra popularizó el vestido blanco de novia, pues antes de ella las mujeres no solían preocuparse mucho por el color que llevaban en su boda.

¿Cómo lo logró? Pues como se viralizaban las cosas antes de las redes sociales: de boca en boca.

El retrato de bodas de la reina Victoria dio la vuelta por todo Europa y las mujeres comenzaron a imitar ese color como una forma de demostrar su estatus y riqueza.

El velo

Hay que recordar que la mayoría de las tradiciones de boda se gestaron hace miles de años, antes de la existencia de las fotografías y aún más del internet, así que los futuros esposos muchas veces no se conocían sino hasta el día de la boda, y hay quienes dicen que el velo era una forma de evitar que el novio se echara para atrás si lo que veía caminando hacia él en el altar no le gustaba (eso sí, la mujer tenía que chutarse el esposo que le tocara, porque no tenía voz ni voto).

Otras teorías sugieren que el velo era para proteger a la novia del mal de ojo.

Las damas

Se dice que las damas surgieron para proteger a la novia de un posible secuestro por parte de algún pretendiente (sí, eso pasaba), así como confundir a los espíritus malignos que quisieran acercarse a ella.

Es por eso que si ves dibujos y pinturas sobre bodas antiguas notarás que los vestidos de las damas y la novia eran exactamente iguales. Tomen eso, ladrones/espíritus malvados.

El anillo de diamantes

Aunque se cree que la tradición del anillo de compromiso existe desde el imperio Romano, se dice que fue Maximiliano I de Habsburgo, en el año 1477, el que dio el primer anillo de compromiso con diamantes al proponerle matrimonio a María de Borgoña.

Y como en ese entonces los influencers eran los aristócratas y miembros de la realeza, a partir de ese momento los diamantes se convirtieron en la piedra estrella de los anillos de compromiso. Gracias, Max.

El pastel

Parece mentira, pero que haya pastel en las bodas no tiene tanto que ver con lo deliciosos que son, sino con su significado.

Por ejemplo, se dice que en la antigua Roma era tradición que el novio deshiciera un pan por encima de la cabeza de la novia como símbolo de buena suerte y su dominación sobre ella.

Otras teorías señalan que durante la Época Medieval en Inglaterra se consideraba de buena suerte tirarle pastel a la novia para que fuera fértil y tuviera muchos bebés. 🙄

Ahora que ya conoces el origen de algunas de las tradiciones de boda más populares, puedes tomar la decisión a conciencia de cuáles sí te gustaría revivir y cuáles de plano es mejor dejar en el pasado.

Por qué combatir la desigualdad en Hollywood requiere más que películas protagonizadas por mujeres

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Vivimos en un tiempo difícil para hablar sobre la desigualdad que existe entre hombres y mujeres en el cine. Cualquier intento por señalar la gravedad de la situación es una invitación para que los haters se manifiesten con comentarios tan crueles que muchos preferirían no mencionar el tema en lo absoluto. ¿Recuerdas el caso de Leslie Jones?

El 19 de julio de 2016, la actriz (protagonista del famoso remake de Los Cazafantasmas) se vio envuelta en un brutal ataque en Twitter después de que el periodista Milo Yiannopoulos publicara su reseña de la película. Como si los comentarios ofensivos de Yiannopoulos hacia ella no fueran suficientes, miles de trolls continuaron con el abuso, al punto de que Jones decidió cerrar su cuenta de Twitter. El caso podría parecer una situación aislada, pero no lo es. Al contrario, representa a la perfección el mundo en el que vivimos, uno en el que el odio y la discriminación hacia las mujeres son tan reales que sus consecuencias se siguen observando claramente, día tras día, en todos los aspectos de la vida.

Hollywood siempre ha sido conocido por su crónico problema de falta de diversidad (#OscarsSoWhite), pero su situación es mucho más compleja. Un informe del Centro de Estudios de las Mujeres en el Cine y la Televisión concluyó que de las 100 películas más importantes del 2016, solo el 14% de los cargos principales (dirección, guión, edición, cinematografía y producción) fueron ocupados por mujeres. Y la cifra no es optimista, porque de hecho representa una disminución de 2 puntos respecto al 2015. Incluso el año 2000 fue un mejor año para las mujeres en el cine.

¿Entonces quién se encarga de contar todas las historias que vemos en la gran pantalla y que terminan por influenciar muchos aspectos de nuestra cultura? La respuesta es obvia: los hombres. Por esa razón, cuando se estrenó la nueva versión de Los Cazafantasmas el internet estalló en una polémica que ni siquiera se centraba en la calidad de la película o en cualquier otro aspecto artístico de su producción. La única razón de la controversia fue que ahora los Cazafantasmas eran mujeres. Así es, mujeres.

En años recientes hemos visto cómo las historias de súper héroes se han convertido en éxitos aplastantes en las taquillas, recaudando cientos de millones de dólares. ¿Qué tienen estas películas en común? Que todas pintan la misma idea de una masculinidad superior (los hombres son los que salvan al mundo). Esta es la norma. Por eso, cuando se anuncia una nueva entrega del súper héroe de moda, nadie se ofende por el hecho de que su protagonista sea precisamente un hombre. Es lo que se espera, ¿no? Pero cuando sucede lo contrario, las películas se relegan a esa categoría «inferior» conocida como chick flicks, las típicas películas cursis para mujeres.

Y el problema no solo radica en la discriminación de los papeles protagónicos. La situación se extiende al tiempo de diálogo en pantalla, el porcentaje de mujeres encargadas de escribir los guiones (menos del 20%) y prácticamente cualquier otro crédito relacionado con la producción de una película.

Todo esto señala que la mala representación de las mujeres en el cine es una consecuencia clara de la falta de oportunidades que tienen las mujeres en general. Si hubiera más productoras, guionistas, directoras, etc., tal vez existirían más posibilidades de ver otro tipo de historias al que estamos acostumbrados (quizás menos súper héroes y más representaciones de lo que sucede en el mundo). El mismo estudio mencionado anteriormente dejó en evidencia que cuando en un filme la dirección la realiza una mujer, el porcentaje de mujeres en el resto de la producción se incrementa significativamente, lo cual sin duda tiene un impacto directo en la manera en la que se abordan los temas en la gran pantalla.

Un buen ejemplo de esta posibilidad es la película Hidden Figures, la cual ha demostrado que las historias protagonizadas por mujeres no necesariamente deben tener una audiencia limitada al género femenino o que su temática tenga que ser el típico romance imposible de la actriz principal.

Hidden Figures es una película biográfica (basada en el libro del mismo nombre) que cuenta la historia de un grupo de mujeres afroamericanas matemáticas que trabajaron en la NASA en los años 60. La recepción del filme ha sido tan positiva que su éxito se ha reflejado tanto en la taquilla como en las nominaciones de varias ceremonias de premios (en los de la Academia está nominada para mejor película, mejor guión adaptado y mejor actriz de reparto). Lo interesante de Hidden Figures es la diversidad que existió en todo el proceso de su producción. El libro fue escrito por una mujer (Margot Lee Shetterly); la productora que inició el proyecto es una mujer (Donna Gigliotti) y la guionista principal también es una mujer (Allison Schroeder). Para algunos esto es razón suficiente para considerarla una película feminista (en parte lo es), pero un término más adecuado es “realista”.

¿Por qué realista? Porque a pesar de que haya algunas historias ficticias, el cine –como cualquier otra manifestación artística– se alimenta de las experiencias de sus creadores, y es imposible creer que únicamente los puntos de vista masculinos son válidos e interesantes. Sobre todo en el contexto político y sociocultural actual, es más urgente que nunca mostrar otras perspectivas que sirvan como inspiración y estímulo, para que poco a poco vayamos avanzando hacia un mundo verdaderamente equitativo, no solo en cuestión de género, sino en todos los aspectos. Al final, no olvidemos que el cine no es sólo entretenimiento, sino una industria multimillonaria que tiene el enorme poder de definir el estado cultural del momento.

Existe un taller de eyaculación femenina para conocer nuestras vulvas y su poder

Imaginemos que en los siguientes días sale a la luz la siguiente noticia: las mujeres pueden flotar, elevarse en el aire y moverse por las calles como si viajaran en una nube voladora. Las primeras investigaciones revelan que, sorprendentemente, esto es algo que ha sucedido desde el inicio de los tiempos. La mayoría de las mujeres lo comienzan a experimentar desde la pubertad y aproximadamente la mitad de la población femenina flota.

La comunidad científica está vuelta loca. Artículo tras artículo y libro tras libro intentan explicar, describir y comprender la fisionomía detrás de la habilidad de las mujeres que flotan. Poco a poco, surgen mujeres que confiesan que lo llevan ocultando por años. Otras, desmienten los datos pues algunas comenzaron a flotar a los 30, otras hasta los 60 años de edad. ¡¿Qué porcentaje de las mujeres en realidad tiene la capacidad de flotar?! Y si yo soy mujer y no floto, ¿puedo lograrlo? ¿Dónde me apunto para aprender?

Sé que este escenario suena exagerado, pues si las mujeres pudiéramos flotar desde que existimos como especie no nos enteraríamos hasta ahora. Pero nunca puedo explicar, si no es con historias fantásticas y teatrales, cómo fue mi experiencia cuando hace dos años me enteré de que las mujeres eyaculan y que llevaba 24 años ignorando este hecho. Y que la eyaculación femenina, era solo la punta del iceberg de todo el desconocimiento que podía tener de mi propio cuerpo.

Descubriendo la eyaculación femenina

Como muchas otras mujeres, escuché de este tema  a través de las palabras de Diana J. Torres en su libro Pornoterrorismo. Pero mi acercamiento a este tema cambió por completo cuando el año pasado, exactamente el 8 de marzo, Día internacional de las mujeres, Diana liberó su libro “Pucha Potens” y lo presentó acompañado de un taller práctico de eyaculación femenina.

Cuando Diana vino a Guadalajara, por su puesto que me inventé las excusas necesarias para no alcanzar a ir a su taller. Y es que una cosa es leer y hablar sobre el tema, y otra muy distinta es ver y tocar el propio cuerpo en un cuarto lleno de desconocidas, o peor, conocidas.

Si tú, lectora, mientras lees todo esto piensas que jamás te atreverías a asistir a un taller práctico de eyaculación femenina, no te juzgo, te entiendo desde lo más profundo de mi ser porque yo no me atreví y necesité de empujones soróricos para entrarle al juego.

Perdiendo el miedo

Lirba Cano, una de las feministas que más admiro de Guadalajara, conocía sobre mi interés por el tema y me invitó a replicar el taller de Diana en Herética Fest, un festival que organizaba Cuerpos Parlantes, un espacio feminista y de investigación urbana. ‘Pero yo no soy Diana’, pensaba.

Yo no puedo dar pláticas topless y firmar libros con mis labios mayores o hacer litografías de mis pezones. Mucho menos introducir cosas en mi vagina para después expulsar medio litro de eyaculación frente a un público.

Lirba me animó y me recordó que no estoy sola y lo importante que es que existan este tipo de espacios. Después de platicar con ella, me quedé pensando en una parte del taller que implica ver nuestras vulvas proyectadas en la pared. Entonces se me ocurrió preguntarle a mi pareja si alguna vez había visto el pene de algún amigo. “Uy sí, el de todos. En las fiestas jugando a ver quién orina más lejos. En la playa nos metimos a nadar desnudos. Y en la secundaria lo enseñaban espontáneamente nomás por molestar”.

Tuve una mezcla de envidia, indignación y motivación al darme cuenta que yo no le conocía la vulva a ninguna de mis amigas, en cambio, entre los hombres está muy normalizado verse el cuerpo desnudo. Decidí que eso tenía que cambiar.

Empezando en confianza

Platiqué sobre todos mis sentimientos y pensamientos con mi mejor amigue, El (El se identifica con género no binario, por lo que uso pronombres neutros). Le expliqué que estaba más nerviosa por el taller que cuando debuté con los besos de lengua. Pero más que nerviosa estaba enojada porque nos han enseñado a las mujeres a esconder nuestros cuerpos, especialmente nuestros genitales.

El me propuso iniciarlo solo nosotres dos. Nos queremos y llevamos años conociendo todo de nuestra vida, era hora de vernos las vulvas, encontrar los orificios eyaculatorios y comenzar a romper esos límites históricos de conocernos el cuerpo.

Logramos ver nuestras vulvas, y aunque en un inicio con nerviosismo, terminamos haciéndolo con el más grande afecto y respeto. Esto terminó de darme la energía y la seguridad necesarias para el taller, me sentí muy aceptada, querida y empoderada, y eso era algo que quería compartir con las demás.

Llegó el día del taller, el cual constaba de dos partes: la teórica y la práctica. Nos presentamos y dijimos cómo estábamos. La mayoría estaban igual o más nerviosas que yo. Una de las asistentes, tras presentarnos, preguntó al grupo: “¿alguna de ustedes ha pensado que su vulva es horrible? Porque yo sí”. Muchas, si no es que todas, asentimos.

Pasamos a la parte práctica en donde, ahora sí, teníamos una cámara apuntándonos a la entrepierna. Esto se hacía en el mismo salón, con el fin de encontrar los orificios eyaculadores. Pasamos una por una a tocar, abrir y mover los labios de nuestra vulva para verla detenidamente proyectada en la pared.

Reconocimos nuestra anatomía, pero sobre todo, y sin estar planeado, empezaron a llover las impresiones sobre cada una de nuestras vulvas: “yo también tengo los labios largos, ¡y está bien!”, “¡qué bonita!», “la tuya parece flor”. Entre aplausos espontáneos y “Awwws” se fue creando el espacio más sorórico en el que jamás estuve.

Nunca había escuchado tales descripciones, elogios y palabras de amor hacia un genital como ese día. Mi habilidad de redacción poética no me da para describir las emociones y lo poderoso que fue ese momento.

Explorando en sororidad

Mientras sucedía todo esto recordaba a la chica que hizo la pregunta sobre si pensábamos que nuestra vulva era horrible (la de ella fue comparada con una rosa, por cierto). Alicia, amiga y participante, escribió un texto sobre este tema- ¿Cómo sería la relación con nuestro cuerpo y erotismo si recibiéramos palabras como estas desde jóvenes?

El resto del taller y las actividades las pueden encontrar en Pucha Potens. Comparto solo esa parte del taller porque me interesa enfatizar lo relevante que es acercarnos a este tipo de experiencias y grupos.

Conocer sobre nuestra sexualidad, contarnos nuestras historias con la eyaculación femenina o nuestro pensar sobre nuestros genitales y gestionar espacios de mujeres para hacer todo esto es una tarea demasiado importante para que solo unas cuantas nos dediquemos a hacerlo.

No hace falta ser expertas. Lo único que se necesita es reunir a unas cuantas amigas y conocidas, con el pretexto de hablar de eyaculación (o sobre el clítoris o la vulva o, vaya, nuestros cuerpos), para ser partícipes en la creación de información y de recaudar experiencias sobre estos temas y cualquier otro que involucre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad.

Tenemos una deuda histórica con nosotras mismas. Comencemos por ver nuestra vulva sin miedo y ver otras vulvas apreciando y conociendo su diversidad. Nos debemos dejar la vergüenza que nos enseñaron para esconder y a aborrecer nuestro cuerpo. Nos debemos conocer nuestra próstata y su relación con la eyaculación femenina. Como diría Rebeca Lane, nos debemos el placer de romper las ataduras.

#MalvestidaCocina: cómo preparar un mug cake en menos de 3 minutos

Hay momentos de la vida que nunca se olvidan. Tu primer beso, tu primer sueldo y tu primer mug cake. Sí, leíste bien. Y si aún no lo conoces, el mug cake es un mini pastel que se cocina dentro de una taza y se cuece en el microondas en cuestión de segundos.

Preparar un mug cake es absurdamente fácil (con ingredientes que normalmente tienes en casa) y en menos de 3 minutos puedes tener un perfecto y esponjoso pastel listo para devorar, regalar o servir en tu próximo brunch de amigas. Además, si eres de las que le tiene pánico a lavar platos, puedes prepararlo directamente en la taza en la que vas a comértelo y no ensuciar nada más, aunque te recomendamos que lo hagas en un recipiente aparte para que puedas mezclar mejor los ingredientes y la presentación sea más limpia.

Si te animas a intentarlo no olvides compartirnos tu resultado final utilizando el hashtag #MalvestidaCocina ????

Mug cake de chocolate

– 4 cucharadas de harina
– 2 cucharadas de cacao
– 2 cucharadas de azúcar (para una versión más saludable puedes endulzar al gusto con splenda, stevia o aguamiel de maguey)
– 1/4 cucharadita de polvo para hornear
– Una pisca de sal
– 5 cucharadas de leche (puede ser de coco o almendra si quieres una versión sin lactosa)
– 2 cucharadas de aceite vegetal

Preparación:
Añade los ingredientes secos y revuelve la mezcla, luego agrega el aceite y la leche. Mézclalo todo y ya que tengas una masa espesa caliéntalo en el microondas durante 50-60 segundos. Verás que el pastel se infla y queda esponjoso. Si crees que necesita un poco más de cocción puedes añadir unos segundos más. Para presentarlo y darle aún más sabor puedes ponerle un topping de frutas, chispas de chocolate blanco, azúcar glass, helado o Nutella.

Mug cake de plátano

– 1 plátano maduro (aplástalo con un tenedor para hacerlo puré)
– 1 huevo
– 1 cucharada de mantequilla
– 1 cucharada de leche
– 3 cucharadas de harina
– 3 cucharadas de azúcar morena o el endulzante de tu preferencia
– 1/2 cucharadita de polvo para hornear
– Frutos o nueces picadas al gusto

Preparación:
Mezcla primero el plátano, la mantequilla, el huevo y la leche hasta obtener una consistencia homogénea. Luego agrega los ingredientes secos y mezcla de nuevo. Finalmente añade nueces, pasas o arándanos al gusto. Coloca la mezcla sobre una taza grande y calienta en el microondas durante 1 minuto.

Marcas de lencería hecha en México que tienes que conocer

La relación que tiene una mujer con su ropa interior es muy especial. Son prendas que nos acompañan todos los días, a todas horas, y que muchas veces dependen de nuestro estado de ánimo. Por ejemplo, tenemos los calzones de paracaídas que amamos usar cuando tenemos la regla; los chones de tiro alto y refuerzo en el abdomen cuando queremos llevar algo entallado; los que no tienen costuras y se sienten casi casi como andar desnuda y, por supuesto, los de encaje sensooooooal para cuando andamos en plan femme fatal.

Con eso en mente creamos una lista de marcas de lencería mexicana que tienes que conocer, pues –sin importar si tienes pareja o no– te permitirán explorar más a fondo tu sensualidad.

Hua Lingerie
No sólo de encaje rojo y negro está hecha la seducción, y los diseños de esta marca son la prueba viviente de ello. Con sus sutiles detalles de transparencias, bloques de color y efectos satinados, Hua demuestra que colores como el nude también puede agregar erotismo a la ecuación.

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Scintilla
Si nos hemos obsesionado con el terciopelo en nuestra ropa, accesorios y zapatos, ¿por qué no también en nuestra ropa interior? Esta marca hecha a mano ha convertido ese suave material en el protagonista de varios de sus diseños. Aunque, si lo prefieres, también tienen bralettes con encaje e incluso con punto de cruz.

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White Rabbit
Los básicos de toda la vida se reinventan con esta marca, cuyos diseños son confeccionados en rayón suave y transpirable hecho de bambú en vez de algodón.

Además de su enfoque en la calidad, White Rabbit promueve el empoderamiento femenino donando un porcentaje de cada venta a Fábrica Social, un proyecto que brinda apoyo a las mujeres artesanas indígenas de México.

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Pau Román
Después de conquistar con sus diseños de trajes de baño y bikinis, la diseñadora Pau Román se aventuró a crear una línea de lencería hermosísima que incluye calzones, bralettes, bodysuits y delicadas pijamas.

Una foto publicada por Pau Román (@pauromanmx) el

Marika Vera
Sabes que ya eres una mujer adulta y respetable cuando dejas de comprar braguitas con los días de la semana escritos en el trasero, y te decides por un diseño de Marika Vera. Sus piezas sugestivas y reveladoras dejan en segundo plano la funcionalidad de la ropa interior para centrarse en su poder como agente provocador.

Una foto publicada por Marika Vera (@marikavera) el

Stela Tangassi
Además de sus bralettes y bragas con encaje, esta marca apuesta por los bodysuits y kimonos para satisfacer a aquellas mujeres que buscan algo un tanto menos revelador, pero igual de seductor.

1 día en 6 fotos con Bere Hernández en Leksand, Suecia

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¡Hoy inauguramos #1díaen6fotos! Una nueva sección en la que conocemos el mundo a través de la mirada de fotógrafas que han dejado su país de origen, para vivir nuevas experiencias y capturar nuevos enfoques. A través de sus imágenes conocemos cómo es su día a día, qué les inspira, cómo pasan las tardes y qué es lo que más extrañan de su país natal.

Nuestra primera invitada es Bere Hernández, fotógrafa, redactora, runner y maravilloso ser creativo, que hace año y medio se mudó de la Ciudad de México a Leksand, Suecia, para aprender cerámica, una disciplina que se ha convertido en su estilo de vida.

“Hace unos años empecé a tomar clases de cerámica por las noches para desconectarme de mi trabajo y desde la primera vez que toqué la arcilla, cursimente, me enamoré de ella. Mientras aprendía a tornear fantaseaba con volverme ceramista, tener mi taller y vivir de esto”, nos explica Bere, quien lleva 7 años trabajando como fotógrafa.

Pero ¿por qué Suecia? “Mi novio me mandó el link de la escuela en la que estudio actualmente, comencé a ver las fotos de las instalaciones y el plan de estudios, me emocioné y decidí aplicar. Uno de los requisitos era hablar sueco y yo hablaba muy poco, así que con un ‘chicle y pega’ mandé mi aplicación. Sorprendentemente me aceptaron y todo paso tan rápido que un día desperté en Suecia con todo y mis dos gatos siendo otra vez estudiante”.

¿Lo que más extraña de México? “¡Las tortillas! y claro, mis amigos y familia, no hay nada como bromear, llorar, y quejarte en tu idioma”.

Así es un día en 6 fotos con Bere Hernández en Leksand, Suecia:

6:00 am

De lunes a viernes empiezo mi día a las 6:00 am. Mi primera actividad es hacer 20 minutos de yoga para despertar y mantener mi mente en calma, luego, después de bañarme, preparo mi desayuno. A veces desayuno un batido de moras azules, espinaca, manzana, pepino, jengibre, chía, y proteína de chícharo. Otras, avena con moras licuadas con leche de avena, almendras, chía, pepitas de calabaza y un té matcha. Durante el desayuno siempre hojeo un libro o un revista para inspirarme.

8:30 am

Empieza mi día en el taller de cerámica. La primera mitad del día la dedico a la construcción de piezas, ya sea en el torno o manualmente. En las mañanas es cuando tengo más energía, así que aprovecho para experimentar y para aprender nuevas técnicas.

Bere Hernández

12:30 pm

A esta hora ya terminé de comer, aquí comemos a las 11:30 am, ¡súper temprano!. Ahora que estamos en invierno los días son muy cortos, en el peor momento del invierno amanece a las 9:00 am y anochece a las 3:00 pm. Son días muy difíciles, así que es necesario dar un paseo corto para aprovechar la luz y disfrutar del paisaje, el cual es espectacular. El taller está rodeado de bosque y un lago precioso.

Bere Hernández

2:30 pm

Es la hora de tomar un descanso y beber té o café, los suecos le llaman fika (no les digan pero están obsesionados con esto), nada puede interrumpir este momento. Aquí aprovecho para tomar té, hojear un libro, hacer bocetos, probar mis teteras o conversar con mis compañeros.

Bere Hernández
3:00 pm

Por lo regular las tardes las dedico a darle acabados a mis piezas. A veces lijo, retorneo, esmalto o si estoy inspirada me dedico a bocetar.

Bere Hernández
5:00 pm

Regreso a casa a preparar la cena y a terminar trabajos pendientes en la computadora. A veces tomo fotos en el estudio, edito o escribo. Cuando no tengo ningún trabajo me relajo y me pongo a ver series o videos sobre cerámica y si no hace mucho frío voy al gimnasio a correr.
Bere Hernández

Sigue a Bere Hernández en su cuenta de Instagram >> @bere_jh

Aprendí que para amar mi cuerpo, primero tengo que aprender a tolerarlo

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“Quiérete a ti mismo” tiene que ser una de las frases que más he escuchado. La han utilizado y prostituido tanto que se ha vuelto para mí un imperativo sin valor, tan parecido a “lávate las manos antes de comer y después de ir al baño” o “come frutas y verduras”. Y quizás en lo único que se parecen estas frases entre ellas es que son cosas que sabemos que deberíamos de hacer, pero no siempre llevamos a cabo.

Si alguien ha leído un texto mío antes, ya sabe que hace tres años, aproximadamente, convertí en parte de mi vida el movimiento body positive. La verdad es que creo que fue de manera inconsciente, y con el objetivo de encontrar, a través de él, un camino hacía el amor propio.

He escrito en varias ocasiones sobre mi proceso y me parece que, sin querer, hay un mensaje que he comunicado de manera incorrecta. He sentido que mucha gente se acerca a mí esperando encontrarse con una reina del «amor propio», por lo que, a veces, dejar claro que todavía tengo muchísimos problemas por resolver con mi cuerpo, se siente como si me estuviera quitando una máscara enfrente de ellos, como si no viviera a la altura de lo que predico.

Yo, durante una sesión con la fotógrafa Albany J. Álvarez

Hace dos semanas tuve una pequeña crisis en mi terapia, en la que me descubrí a mi misma llorando y diciendo en voz alta que odiaba a mi cuerpo. Me sentí inmensamente triste por descubrir que muchos de mis fantasmas –aunque en una versión más pequeña– seguían ahí. En esa misma consulta, mi psicólogo me mandó como tarea que yo misma tolerara mi cuerpo. Puede sonar muy estúpido lo que voy a decir a continuación, pero la idea me pareció completamente innovadora. No me pidió amor, me pidió tolerancia, y se sintió, por primera vez, como un objetivo alcanzable.

Los días pasaron y las ideas se fueron asentando en mi cabeza. Descubrí que lo que parecía una caída era un lugar al que tenía que llegar. Tenía que darme cuenta de que el proceso no estaba terminado y que, hoy por hoy, me queda todavía un largo camino por recorrer para poder llegar a un amor propio pleno. También descubrí un nuevo miedo: la posibilidad que existe de nunca lograrlo. De siempre quedarme en la lucha, de quizás nunca querer mi cuerpo, pero ahora al menos me proponía ser honesta y tolerarlo.

Por otro lado, encontré una nueva fuerza, esa que sólo sale de nuestras “peores “partes, la fuerza que te da aceptar lo rota que estás por dentro, la importancia de saber que no puedes sanar heridas cuando ni siquiera puedes verlas.

Foto. Albany J. Álvarez

Entendí de pronto que el ser positiva con tu cuerpo no se trata de volverte un monumento a la autoestima, ni de sólo hablar de la belleza que hay en ti –y que a veces, en algunos casos como en el mío, ni siquiera significaba amor propio–. Aprendí que ser body positive significa lucha, significa esperanza, significa no rendirse. Y significa que, aún y cuando no te ames hoy, puedes ver en la obscuridad un destello de lo que es ese amor, y seguir esforzándote para para llegar a él.

A veces cuando pensamos en el amor lo percibimos como algo estridente, imponente, victorioso. El amor que triunfa, que transforma. Y hoy descubro que no siempre es así, que el amor que siento por mí es dudoso, titubeante, temeroso, muy lejos de ser pleno. Tanto, que hay días que no estoy segura de que realmente este ahí , pero en el fondo sé que no hay mejor representación a mi amor propio que seguir luchando por conseguirlo, aún los días en los que odio cada fibra de mi ser.

Hoy intento ser congruente, intento aceptar que para poder lograr un verdadero cambio tengo que saber qué cosas hay dentro de mí que no están completamente sanas, y que en realidad ese es el verdadero amor. No sólo mirar lo que te encanta, sino mirar lo que no y aprender a verlo inicialmente, al menos, con compasión, y quizás, solo quizás, eventualmente poder verlo con amor.

Mi cuerpo es algo que hasta el día de hoy me sigue dando mucho miedo, pero ahora sé que ese miedo es el que muchas veces me ha motivado a intentar romper las barreras de mi mente, porque no quiero temerle y porque sé que en ocasiones los sentimientos más obscuros son los que crean más luz. Hoy recuerdo la lección que una vez alguien me dio: “A veces, cuando las heridas no están cerrando bien, es necesario volver a sangrarlas”.

Cerré mi cuenta de Instagram y es la mejor decisión que pude haber tomado

Hace un mes cerré mi cuenta de Instagram, un diario que retrataba una relación de 8 años con mi ex, y con una cifra de followers que, si le contaba a mi mamá, me hacía sentir como Selena Gómez, pero que seguramente un experto en redes sociales me pondría en la casilla del montón.

Soy Directora de Arte y me gusta ver bonito, tengo un especial gusto por la foto, pero nunca he sido fan de las redes sociales donde la gente aprueba lo que posteas.

Hace algunos años no tenía  Facebook y mi Twitter solamente estaba “ahí”, así que decidí crear una cuenta en Instagram. Al inicio no me preocupaba la cantidad de personas que me seguían ni cuántos likes acumulaba una imagen.

http://gph.is/2d2kRx6

Empecé a subir fotos sin ninguna pretensión, ya sabes, de esas fotos que si un día tienes ganas de stalkear y llegas al fondo del time line de cualquier persona (todos empezamos igual, feeds con diferentes filtros, texturas, marcos y una fiesta de colores) yo le llamaría un desmadre visual, por no decir real. Y es que, ¿en qué momento Instagram se convirtió en un catálogo de “la vida perfecta”?

La ilusión de la vida perfecta

Para mí empezó hace dos años cuando sentí la necesidad de demostrarle virtualmente a mi ex y a las personas que se daban una vuelta por mi cuenta que todo iba de maravilla conmigo, que había superado la ruptura, viajaba por el mundo, lucía mejor que nunca  y vivía como una mujer soltera, empoderada y feliz.

La realidad era completamente distinta, sentía todo lo contrario. Extrañaba a mi ex, me sentía perdida y el corazón se me hacía trizas cada vez que stalkeaba la cuenta de su nueva novia, donde ahora él protagonizaba otra película romántica y yo había sido arrollada por un tren.

http://gph.is/2e28iYr

Todos –yo también, en algún momento– seguimos cuentas de personas con fotos que ilustran “vidas perfectas”. Historias de amor que parecieran ser dirigidas por Wes Anderson y personas que viven viajando por el mundo mientras tú estás sentado en la silla de la oficina.

Pero la realidad es que se requiere de innumerables intentos, tiempo y dedicación para conseguir retratar un segundo perfecto dentro de una vida de caos.

Esa no era yo y nunca lo he sido, para mí la vida real es mucho más divertida, llena de desorden, de mil filtros, colores, tamaños y texturas distintas, de segundos perfectos que no necesitan ser retocados y se quedan mejor guardados en el corazón.

http://gph.is/2cQgbv6

Cerrar mi cuenta de Instagram

Hace un mes decidí dejar a un lado el lenguaje visual al que mis ojos se empezaban a acostumbrar y muchas veces a idealizar.

Cerré mi cuenta de Instagram y dejé de crear vacíos donde no los había, dejé de creer en historias de amor perfectas y en que podía conocer el mundo entero sin un peso en la bolsa.

Soy un ser humano y me permito cagarla. No despierto flawless como Beyoncé ni tengo el closet de Eva Chen. Dejé de buscar fachadas y paredes para la foto perfecta, empecé a comer al momento en el que me servían el plato y abrí una cuenta de ahorro para mi próximo viaje a Japón.

Opté por ser más auténtica, más real, siempre coherente con lo que siento, pienso y hago. Ahora soy mucho más selectiva con lo que le muestro a mis ojos, pues sé que lo que ellos miran a mi corazón nunca se le olvida.

La otra cara latina tiene raíces negras, y es poderosamente hermosa

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Cuando piensas en “mujer latina”, ¿quién te viene a la mente? Probablemente muchos mencionarán a Sofía Vergara, otros cuantos a Salma Hayek, y habrá incluso quien se aventure con Shakira, todas mujeres poderosas que han sabido ganarse un lugar en las filas de Hollywood. Sin embargo, ¿realmente qué tan representativas son de Latinoamérica?

Si hubiera que definir cómo se ve una latina no podría existir una sola definición, porque existimos en todos los colores, tallas e ideologías. Somos una mezcla compleja de culturas y razas, aunque los estereotipos quieran unificarnos y hacerle creer al mundo lo contrario.

Una comunidad que a menudo es rezagada es la de los afrolatinos, personas con herencia africana y latinoamericana. Tan sólo en México se estima que hay alrededor de 1.4 millones de afromexicanos, y fue apenas en 2015 que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) los reconoció de forma oficial en su censo.

La otra cara latina

Tristemente, esta situación se replica en muchos otros países del continente americano, en donde aún existe discriminación hacia las minorías. Con eso en mente, Priscilla y Sasha, dos chicas con raíces afrolatinas afincadas en Estados Unidos, crearon «La otra cara latina», un Tumblr que nos permite adentrarnos a los sentimientos y pensamientos de las jóvenes de esa comunidad.

“No es un secreto que la gente puede encontrarse con racismo en cualquier parte del mundo, pero sentimos que el racismo en la comunidad hispana/latina –entre los latinos de tez clara y latinos indígenas/afro– de cierta forma se permite y se ignora”, explican Priscilla y Sasha en el manifiesto de su página. “Creemos que el prejuicio y la opresión dentro de la comunidad hispana/latina contra los latinos de color es la forma más grande de hipocresía, porque al final del día, sin importar qué, en América todos somos minoría para aquellos que tienen un estatus social más alto que el nuestro”.

afrolatina
Elise | Foto. La otra cara latina

El poder de compartir historias

A través de retratos y preguntas como “¿Qué hace que seas una orgullosa afrolatina?” y “¿Qué tipo de imágenes crees que los medios proyectan sobre los latinos” conocemos a mujeres orgullosas de su herencia, incluso cuando a raíz de ella han sufrido bullying.

“Me molestaban mucho cuando era más joven. Me llamaban china negra y la gente se burlaba de mi cabello. Yo tenía una connotación negativa de la palabra ‘negra’. La gente me llamaba ‘negra’ y solía decirles ‘No, no lo soy’. Recientemente he comenzado a identificarme como afrolatina”, relata en una de las entrevistas Elise, quien tiene raíces afrodominicanas.

Liner, una chica con un hermoso afro, también tuvo problemas para llegar a buenos términos con su identidad negra. “Al crecer, para mí era difícil reclamar mi negrura porque toda mi familia estaba luchando fuertemente por borrar nuestra herencia negra. Interioricé ese racismo y no fue hasta que aprendí sobre las políticas del cabello negro que comencé realmente a aceptar mi negrura y deshacerme del racismo interno”, menciona. De igual forma, la originaria de República Dominicana habla sobre la representación, o más bien la falta de ella, en la televisión y el cine: “En los medios, los latinos no tienen diferentes escalas en el color de la piel o siquiera de personajes. Especialmente las latinas cuyo único rol parece ser el de la muchacha de servicio o la mujer hipersexualizada, ambas con dificultades para hablar inglés. Las afrolatinas no son representadas en absoluto, incluso en los medios latinos”, explica.

Sobre ese mismo tema, Jada, quien es editora digital de la revista «Latina», menciona que “Hay una imagen general de lo que los medios retratan como el ‘latino estándar’, pero eso definitivamente está cambiando. Con las redes sociales, la gente común da forma a lo que los medios de comunicación proyectan más que nunca. Cuanto más contamos nuestras historias, más veremos experiencias latinas auténticas en los medios de comunicación”.

La otra cara latina
Mingie | Foto. La otra cara latina

Una puede pasar incontables minutos repasando las frases, anécdotas y lecciones de estas chicas que en «La otra cara latina» encuentran una plataforma para mostrarse al mundo como los medios tradicionales han olvidado hacerlo.

Las afrolatinas celebran y reclaman su herencia negra, una que sus ancestros probablemente se vieron forzados a esconder por el racismo, pero en la que ellas encuentran su poder interior. Como menciona Mingue, una artista visual con raíces puertorriqueñas y cubanas: “Estoy orgullosa de ser afrolatina, porque saber que tengo tanta cultura y diversidad dentro de mis raíces realmente me empodera”. Y hay que decirlo, ese empoderamiento es contagioso.

Siera Bearchell, la mujer que es body positive en una de las industrias más superficiales del mundo

Como concepto general, no me gustan los concursos de belleza. Creo que promueven mensajes frívolos disfrazados de valores positivos. Además, tras haber platicado con gente que trabaja en el medio, sé que es una competencia brutal en la que las chicas que aspiran a ser “las más bellas del mundo” tienen que sacrificarse física y emocionalmente, llevar sus cuerpos a regímenes extremos e, inclusive, hacerse uno que otro “arreglito” cosmético. Sin embargo, creo que vale la pena hablar sobre lo que pasó en el certamen de Miss Universo 2016 (que se celebró el 30 de enero de 2017 en Filipinas), ya que hubo alguien que sorprendió a muchos espectadores: Siera Bearchell, Miss Canadá 2016.

La estudiante de Derecho causó polémica tras haber subido notablemente de peso en comparación al certamen de Miss Universo Canadá, en el que fue seleccionada para concursar en la final mundial. Y su nueva figura, aunque saludable, rompía con el esquema tradicional de la Miss delgadísima que solemos ver en esas competencias. Sin embargo, lo realmente admirable es que mientras que en las redes sociales muchos la llamaban gorda y la criticaban, Siera hizo lo que toda mujer –sin importar su complexión– debe de hacer: celebrar y defender su cuerpo.

La canadiense de 23 años de edad ha hablado abiertamente sobre su cambio físico y mental, y sobre cómo después de pasar por niveles de delgadez imposibles de mantener aprendió a amarse. “Se requiere disciplina para tener el cuerpo de una Miss Universo. También se requiere disciplina para ser aceptada en la escuela de Derecho. Se necesita disciplina para correr un maratón. Se necesita disciplina para ser fieles a nosotros mismos en un mundo que constantemente intenta moldearnos en algo que no somos”, escribió Siera en su cuenta de Instagram, la cual ha convertido en un santuario del body positive.

Siera en enero de 2017, durante el concurso Miss Universo

“La gente me pregunta si cambié mi cuerpo para dar a entender un punto. No. Nuestras vidas son fluidas, dinámicas y cambian constantemente. Nuestros cuerpos también. Siendo sincera, restringí mi ingesta de alimentos tan intensamente en concursos anteriores y me sentía miserable, auto-consciente y jamás lo suficientemente buena. No importaba qué tan poco comiera y cuánto peso perdiera, constantemente me comparaba con las demás y sentía que aún podía bajar más. Mi percepción mental no iba de acuerdo al cuerpo que veía en el espejo. Había días en los que comía una barra de proteína, entrenaba durante horas y luego tenía problemas para dormir porque estaba hambrienta. Mi cuerpo no es naturalmente esbelto y eso está bien. Estoy saludable, estoy en forma, tengo seguridad, soy yo misma. Esta es quien soy en este momento y estoy satisfecha con ello, así que tú también deberías estarlo. Mis queridas compañeras mujeres, recuerden que la verdadera belleza y validación comienza desde adentro”, añadió.

Mensajes de ese estilo se pueden leer en varias publicaciones de la actual Miss Canadá, quien tras colarse entre las 9 finalistas de Miss Universo 2016 abrió la brecha para que, quizá, la industria de la belleza por fin entienda que las mujeres somos bellas en cualquier talla.

Siera en abril de 2016

Y sí, sé que seguramente estás pensando «No manches Ale, ¿de qué hablas? Cómprate lentes, ella sigue teniendo un cuerpazo. Está súper delgada». Pero hay que considerar que estamos hablando de estándares de un concurso que durante años se ha dedicado a decir que la mujer más bella del mundo tiene que ser híper delgada, y el hecho de que Siera no se apegue a lo esperado, es un triunfo para quienes defendemos la filosofía body positive. Sea la talla que sea, su lucha no es menos válida.

Querer cambiar los estereotipos en su medio le ha valido momentos incómodos e incluso reclamos sobre su peso: “’¿Cómo se siente ser mucho más… grande que otras competidoras?’ Me preguntó recientemente un reportero en una rueda de prensa. Me quedé casi sin habla. Pensé ‘¿Cómo se siente ser yo misma? ¿Cómo se siente estar segura de mi misma? ¿Cómo se siente cumplir mi sueño de representar a Canadá en el escenario de Miss Universo? ¿Cómo se siente ser un ejemplo a seguir para muchas jovencitas que luchan por encontrar a alguien a quien admirar? ¿Cómo se siente redefinir la belleza?’ Mi respuesta es: se siente increíble”, publicó en su Instagram.

Al final del día, el movimiento body positive no se trata de señalar quién está delgada o gorda ni promover el descuido personal, sino de amarnos como somos, cuidar nuestro cuerpo y ser conscientes de que nuestro valor no depende de nuestra apariencia, y eso Siera lo entiende a la perfección: “Esta es la generación de la diversidad de cuerpos. Este es el momento de comenzar a trabajar en conjunto para redefinir la visión global de la belleza”. Y sí, eso definitivamente incluye a las concursantes de certámenes como Miss Universo.

¿Abrumada por las redes sociales? Un detox es exactamente lo que necesitas

Suena el despertador. Estiras la mano para tomar tu celular y, sin siquiera haberte despabilado, ya estás revisando tus redes sociales una por una. Te encuentras, otra vez, con noticias advirtiendo la llegada del Apocalipsis: que si Peña la volvió a regar, que Trump amenaza con deportar a tu ex de vuelta a México; que viene otro gasolinazo; que subió el kilo de aguacate o incluso que –según un nuevo y dudoso estudio– beber café es malo para la salud.

Te sientes absolutamente miserable y apenas son las 6:15 de la mañana (porque sí, querida lectora, asumimos que eres madrugadora).

Y es que aunque las redes sociales han aportado a nuestra vida inmensa alegría (videos de erizos bebés, no se acaben nunca), a veces pueden convertirse en una abrumadora avalancha de negatividad que lejos de ayudarnos a estar informadas nos producen más estrés.

Seguramente lo has notado en las últimas semanas. Parece que estamos sumergidos en un mar de malas noticias que no tiene final. Pero ¿has pensando que si eso te hace sentir ansiosa, triste y desesperanzada, quizá es momento de salir a la superficie a respirar? Esto no significa que seas ingenua o quieras huir de la realidad, pero es válido limpiar nuestro entorno y distanciarnos de lo negativo, y una forma de lograrlo es hacer un detox de redes sociales.

De acuerdo con la doctora Megan Moreno, investigadora del Seattle Children’s Research Institute, “Un detox de redes sociales es un periodo de tiempo en el que una persona se priva de utilizar las redes sociales y reflexiona sobre las cosas positivas y negativas de estar conectada”.

Para investigar las consecuencias de desintoxicarse de las redes sociales, Moreno y su equipo hicieron un estudio en el que le pidieron a 20 universitarios que desactivaran Facebook durante una semana. Terminado el experimento, 19 de ellos dijeron sentirse contentos con el resultado e incluso cuando volvieron a utilizar Facebook lo hicieron con menor frecuencia. “Les dio la oportunidad de reconectarse con su familia y amigos en persona”, explicó Moreno. “Se dieron cuenta de que pueden llamarle a un amigo e ir por un café para socializar y descubrieron que tenían tiempo extra para hacer cosas como limpiar su casa o ejercitarse”.

No suena nada mal, pero ¿cómo comenzar con el detox? ¿Cómo superar el temido FOMO (fear of missing out)?

En un artículo publicado recientemente por el Seattle Children’s Hospital, la doctora Megan Moreno da varios consejos:

– De preferencia haz el detox acompañada. Quizá con tu pareja, familia o roomie. Es más sencillo romper un mal hábito cuando otras personas te apoyan.

– Sé realista con la duración del tiempo que vas a elegir desconectarte. Comienza con una meta corta, como una semana, y después puedes aumentar el tiempo.

– Puedes avisarle a tus contactos que no estarás disponible en las redes durante un periodo o puedes aplicar la de Houdini y sólo desaparecer. Depende enteramente de ti.

– Cierra tu sesión y borra la app. La mayoría de las veces revisamos las redes sociales a través de nuestro celular, así que mejor no tener la tentación cerca.

– Tómate el tiempo para reflexionar cómo te sientes al principio, durante y al final del détox. ¿Estás más tranquila? ¿Notas menos ansiedad?

“Habrá momentos en los que estarás tentada a revisar tus redes sociales. Cuando tengas el impulso simplemente sé consciente del malestar. Pasará rápidamente. Siéntate durante 20 segundos y verás que estás bien y que serás capaz de seguir adelante y hacer algo más”, señala Moreno.

Así que anda, corre desnuda por la pradera, desaparece unos días del mundo virtual y cuéntanos cómo te va. Eso sí, antes de huir no olvides compartir esta nota en tu muro de Facebook  😛

Sobre Matrix, podcasts y por qué el fracaso es el mejor maestro

A riesgo de perder a algunos lectores desde el primer párrafo, me permitiré comenzar este texto con una referencia a la película Matrix. Hay una escena en la que todos están emocionados porque el protagonista, Neo (Keanu Reeves) va a realizar su primer salto desde la azotea de un rascacielos a otro. Existe una gran expectativa porque nunca nadie ha logrado el salto en el primer intento, y creen que Neo, siendo el Elegido, podría alcanzar dicha hazaña. Spoiler alert: no lo logra. Fuera de toda la simbología de esta trilogía de las hermanas Wachowski, la lección que desprendo de esa escena es que (casi) nadie (por más talentoso que parezca) es bueno en algo difícil desde el principio. Parece algo obvio y lo es, pero lo irónico es que la mayoría de las veces actuamos como si no lo supiéramos.

Hace unos meses comencé un podcast llamado «Encuentros de Mentes» como resultado de mi obsesión por este formato de comunicación. Quería saber qué se siente tener y producir uno. Me hacía ilusión tener invitados, platicar de temas importantes para mí y conectar con gente interesante. Después de bastante investigación acerca de cómo configurar un podcast y demás cuestiones técnicas, llevo hasta ahora 5 episodios de los cuales me siento muy orgulloso, pero que no fluyen ni remotamente como yo lo había imaginado. Me di cuenta muy rápido de que mis habilidades como entrevistador son casi nulas, que mis comentarios y tono de voz son aburridísimos, y que si no fuera porque he tenido invitados muy interesantes esos episodios serían considerados una desgracia por los dioses del podcast.

Después de lamentar esta situación en voz alta, una persona muy sabia me dijo que no me traume, que estoy experimentando en algo completamente nuevo para mí y que no puedo esperar sonar como mis héroes podcasteros desde los primeros episodios. Por supuesto, es un recordatorio muy obvio, pero me di cuenta (una vez más) de lo fácil que es perder de vista el proceso. Es muy fácil olvidar que vamos a ser malos (hasta pésimos) antes de aspirar a ser buenos. La clave radica en estar dispuestos a apestar al principio de cualquier cosa que queramos emprender. No lo pensamos muy a menudo, pero todos nuestros escritores, actores, conferencistas, músicos, deportistas, youtuberos y podcasteros favoritos fueron principiantes en algún momento, y seguramente se decían alguna versión de esto:

Así es, las dudas, los miedos e inseguridades llegarán inevitablemente. Por lo tanto, no está de más este recordatorio: si queremos ser expertos, habilidosos o maestros en algo hay que empezar a ser malos, torpes e insuficientes lo más pronto posible, mejorando en cada etapa un poquito más, y luego un tanto más y después, todavía, un poco más. El logro de un proyecto está compuesto de pequeñas versiones de éxito a cada paso, cada hora de práctica, cada episodio terminado. Ser malos en algo no es lo peor que puede suceder, nunca atreverse a hacer algo por miedo a ser malos, sí.

“¡Un genio! ¡He practicado catorce horas diarias durante treinta y siete años, y ahora me llaman genio!”
– Pablo Sarasate, violinista (1844-1908)

Le preguntamos a una estilista lo que siempre quisiste saber sobre pintarte el pelo de colores

Desde el boom de los tintes de fantasía (rosa, morado, azul, colores pastel, etc.) las tiendas de belleza han ofrecido infinidad de productos para pintarte el pelo de colores desde la comodidad de tu casa, lo cual representa, además de practicidad, una opción más económica para cambiar de look.

Sin embargo, el proceso no siempre es sencillo y navegar entre peróxidos, tubos de colores y mezclas químicas puede llegar a ser bastante intimidante, por eso consultamos a Mariana Abraham, dueña de Marte Estudio y nuestra colorista de cabecera, para saber cómo podemos hacerlo sin convertir nuestro cabello en un desastre.

Consejos para pintarte el pelo de colores

“Primero hay que dejar claro que los tintes de fantasía son MUY diferentes a los tintes tradicionales (los que combinan el tubito con peróxido). Para entenderlo imagínate que el cabello es cómo un delicioso y cilíndrico dedo de queso. Tiene una capa externa (la empanizada) llamada cutícula, que carece de color, y un relleno (el queso) conformado, entre varias cosas, de melanina, que es la que le da el color al cabello. Los colores de fantasía, llamados pigmentos directos, se van a depositar en la cutícula, mientras que los tintes tradicionales, llamados pigmentos de oxidación (por eso llevan perÓXIDO), se depositan en el interior de cabello. Así de simple”.

El dilema de la decoloración

Mariana también explica que, a menos de que seas rubia natural, para la mayoría de los tintes de fantasía necesitarás hacer primero una decoloración o dos antes de aplicar el color, y aquí es cuando nos entra el nervio con eso del peróxido, los volúmenes y las mezclas.

“Mucha gente le teme en exceso al decolorante, aunque en sí no le hace nada al cabello. Para poder actuar el decolorante necesita del famoso peróxido, que puede ser de 10, 20, 30 o 40 volúmenes. El número se refiere a la cantidad de oxígeno en el envase, lo que hace que al de 10 volúmenes tal vez le tome 50 minutos aclarar tu cabello y al de 40 solo 15 minutos”.

¿Cómo saber cuál usar?

Si tu cabello ya está debilitado por tintes, alaciados o muchos peinados usa el de 10 volúmenes, y si tu cabello está saludable puedes usar el de 20 o 30. El de 40 mejor déjalo para los especialistas, ya que actúa demasiado rápido y podría ganarte el tiempo y procesar demasiado tus puntas”.

¿Y la mezcla?

Ok, ya entendimos que nuestro pelo es como un dedito de queso (más claro, imposible), cómo funcionan los tintes de fantasía y qué peróxido debemos utilizar, pero ¿cómo hacemos la mezcla?

La combinación ideal es una parte de decolorante por dos de peróxido, ya que si el polvo decolorante está muy concentrado podría ser difícil la aplicación y más rápida la aclaración. Por el otro lado, si lo diluimos mucho podría no funcionar como esperamos”.

Respecto a la cantidad de tinte, Mariana recomienda utilizar dos tubos, aunque si tienes el cabello corto o sólo quieres pintar algunas secciones de tu cabello será suficiente con uno.

¿Un consejo adicional?

“Si es la primera vez que vas a pintarte el pelo de colores prueba primero con un tinte de corta duración (como Manic Panic), y ya si te enamoras del resultado aviéntate a los de larga duración (Revolution de Alfaparf dura hasta dos meses). Es importante saber que los colores azules y verdes perduran más en el cabello que otros”.

Así fue como el skincare coreano me hizo cuestionar mi rutina diaria

Muchas de las cosas que hacemos en nuestra rutina diaria son costumbres heredadas, hábitos que aprendemos de las personas que nos rodean. Tal vez por conveniencia o tal vez porque de plano no tenemos alternativa. Sin embargo, a veces pasa algo que nos abre los ojos. De repente tenemos más preguntas que respuestas y, si seguimos nuestra curiosidad, podemos hacer descubrimientos muy interesantes. Justo eso fue lo que me pasó cuando conocí la filosofía que los coreanos tienen sobre el cuidado de la piel.

Para muchos es una moda pasajera, para otros una obsesión (una que puede llegar a ser muy costosa). Para mí, este tema no pudo haber llegado en mejor momento, justo cuando empezaba a interesarme por todo lo asiático y sí, justo también cuando mi piel comenzaba a salirse de control.

Nunca tuve problemas serios de acné, pero tampoco podría decir que mi piel tuviera un buen aspecto. Y a pesar de haber seguido algunos tratamientos dermatológicos y probar desde remedios caseros hasta productos especializados, el exceso de grasa, los puntos negros y los brotes ocasionales seguían ahí. ¿Qué estaba haciendo mal?

No recuerdo bien qué fue lo primero que vi de los productos coreanos, pero sí que llegó un momento en el que a diario salía algo al respecto en mi timeline de Twitter. Y de repente en Facebook, y así hasta que simplemente estaba en todos lados. ¿Qué tenían de especial? En ese entonces no lo sabía, pero todos los coreanos y coreanas que seguía en Instagram parecían tener la piel perfecta, así que valía la pena probarlos.

Lo primero que intenté fue una sheet mask de Missha. Fue divertido, pero honestamente no vi una gran diferencia. Es obvio y lo sé, ningún producto (por más bueno que sea) tiene un efecto instantáneo, pero con todo el hype sobre el tema creo que muy en el fondo esperaba ver un cambio drástico. Aun así seguía con curiosidad por probar otras cosas, algo que tuviera un efecto más notorio. El segundo producto que compré fue una esencia de The Face Shop… Ya sé, suena a una copia de The Body Shop. Además, ¿qué es una esencia?

En su momento todos estos detalles eran interesantes, pero no importaban mucho. Lo realmente interesante fue que con el paso de los días empecé a notar una mejora en el aspecto de mi piel. Los puntos negros ahí seguían, la grasa todavía no se controlaba, pero la piel se sentía más suave y se veía más uniforme.

Ahora, varios meses después, mi piel se ve mejor que nunca (también he estado usando un tónico de Innisfree y un hidratante de TonyMoly). Lo digo con emoción, aunque no quisiera que creas que me veo como los coreanos de Instagram. No. Todavía queda mucho por hacer, como por fin hacerme al hábito de usar protector solar a diario y encontrar algo que me ayude a eliminar por completo los puntos negros (tónico de COSRX, tengo mucha fe en ti).


Oriente Vs Occidente

Además de la satisfacción de, por fin, ver mejoras en mi piel, mi experiencia con los productos coreanos me llevó a darme cuenta de otra cosa, algo más profundo. Lo primero, es que hay muchas cosas que nadie te enseña respecto al cuidado personal (no solo de la piel). Lo que hacemos lo aprendemos de una forma no consciente, y obviamente eso nos lleva a un punto en el que hay muchas acciones que no nos funcionan (nadie tiene las mismas necesidades y preocupaciones).

Lo segundo, que el enfoque que tenemos en Occidente respecto al cuidado personal es algo inadecuado. Esto último no lo digo por mi fascinación asiática, pero después de probar productos, investigar, leer reseñas y ver videos en YouTube, es clara la diferencia.

En Occidente todo se trata de cubrir y arreglar, por eso es que existen tantos tratamientos para aclarar manchas, disimular arrugas, eliminar ojeras, bolsas, etc. No digo que esto no exista en Oriente, pero allá el enfoque es holístico. Se trata de mantener el buen aspecto de la piel SIEMPRE. No buscan solucionar «problemas», lo que quieren es prevenirlos. Y por eso es tan fácil encontrar esencias, sueros, tónicos, sheet masks, sleep packs, etc.

Otra gran diferencia es que los productos occidentales tienden a ser formulados con un carácter más químico/farmacéutico, mientras que los orientales integran ingredientes naturales tradicionales con fórmulas innovadoras de alta tecnología. Esta mezcla entre lo tradicional y lo futurista está presente en todo en Asia.

Además, es más fácil que encuentres buenos productos coreanos sin fijarte mucho en la marca, ya que la competencia es impresionante y los consumidores asiáticos son más exigentes. En nuestro lado del mundo, las marcas parece que se dan el lujo de crear 9 productos malos y 1 bueno (¿Alguien me explica por qué hacen esto?).

Sé que como filosofía esto suena muy bonito, pero ¿cómo se aplica esto en la vida diaria? Lo que hice fue alejarme de todas esas soluciones mágicas que son tan comunes en los productos de farmacia (y hasta en los de las marcas especializadas) y empecé desde cero, integrando la parte holística de Oriente con el enfoque práctico de Occidente. Mi intención era mejorar el aspecto de mi piel, pero sabía que no había un atajo, lograrlo iba a requerir paciencia y dedicación (como todo en la vida).

En todo este proceso no me limité a utilizar sólo productos coreanos, pero sí me volví más exigente con las marcas que consumo. Ahora, antes de comprar algo, leo reseñas –tanto especializadas como de otros usuarios– y hasta aprendí sobre los ingredientes de sus fórmulas (la niacinamida es muy buena para la piel). Pero, sobre todo, me abrí a la experimentación.

Pude haber seguido la rutina a la que estaba acostumbrado, pero eso no me funcionaba. Mi única solución fue buscar por mi cuenta lo que nadie me enseñó sobre el cuidado personal.