El Día de las madres suele ser una fecha de abrazos, mañanitas, júbilo, regocijo, cursilería, comilona, ji ji ji, ja ja ja, pero toda esta felicidad se puede nublar si la festejada no recibe un regalo digno de su esfuerzo como madre. ¿Exageración? No. Le preguntamos a diferentes mamás sobre los peores obsequios que les han hecho el 10 de mayo y encontramos verdaderas historias de terror.
A juzgar por los testimonios recopilados, descubrimos que muchas veces recibir como obsequio un plancha nueva para remplazar la que se quemó no fueron los peores episodios. Hay más…. Y los puedes leer a continuación.
«Por mucho, lo peor que me han regalado vino de mi exsuegra. Se le ocurrió darme de regalo una caja forrada de tela para poner las toallas femeninas. Ese matrimonio no duró, pero no culpo a la caja de toallas».
«Vamos a resumir todo en que, cierta vez, una de mis hijas me dio una funda para matamoscas. En su escuela le dieron unos pedazos de fieltro y unas lentejuelas para hacer ese hermoso regalo de día de las madres. Desde entonces, esta anécdota se ha vuelto una broma familiar».
«Mi esposo y mis hijos saben que amo las plantas y las flores. Por eso, en mi cumpleaños o el Día de las madres solían darme algún arreglo de flores acompañado de electrodoméstico (que no eran tan agradables, aunque fueran de utilidad para toda la familia). Sin embargo, un 10 de mayo llegaron mis tres hijos cargando un inmenso arreglo con flores de plástico. Nada más horrible y decepcionante, ¿como para no darme flores nunca más o qué?».
«Lo peor que me regalaron fue una plancha. Hasta la fecha odio planchar, pero a mi exesposo le encantaba y lo hacía muy bien, así que cuando se echó a perder la plancha de la casa pensó que sería bueno darme eso de regalo. Con una sonrisa le dije ‘Hay, qué lindo, muchas gracias’, pero por dentro estaba mentando madres».
«Una vez mis hijos decidieron hacerme una comida en la casa. Fueron al súper a comprar todos los ingredientes y planearon el menú, pero al final la que terminó en la cocina y haciéndose cargo de todo fui yo…».
«Existió una vez una panerita hecha por mi hija. Son de esos regalos que hacían en la escuela. Estaba formada con palitos de paleta y listón rojo. Jamás me gustó, pero la tuve por años en porque cada que la guardaba ella preguntaba que por qué no la ponía en el centro de la mesa cuando comíamos pan con la familia o con los invitados».
«Soy una mujer que fuma y a mis hijos se les hizo buena idea darme de regalo un cenicero rojo. Este tenía un aditamento especial para que no oliera el tabaco. Lejos de agradarme, me pareció pésima idea y de muy mal gusto. Casi los desheredo».
«Como mamá, sueles amar todas las cosas que hacen tus hijos. Mi mamá solía guardar todas, pero todas las cosas que yo hacía en la escuela, pero por lo mismo, a mí me creó aversión. Así que ahora, mis hijos suelen darme manualidades que conservo poco. La peor que me dio uno de ellos en un 10 de mayo fue un dibujo donde tenían que ilustrar qué es lo que más les gustaba de mí, y a mi hija se le hizo buena idea ponerme como una compradora compulsiva, cuando no los soy y siempre digo que estoy en contra del consumismo. Ya te cuento cómo quedé frente a todas la mamás Montessori».
«Los peores regalos que me han dado son los que llamo ‘bola de boliche’ (por aquel episodio de Los Simpson cuando Homero le da a Marge ese grandioso regalo). Algo como darme boletos para un espectáculo en familia, para un concierto al que iremos todos o un viaje a un lugar donde mi esposo tenía que ir a trabajar. O sea, nada que sea especialmente para mí».
«Sin duda, esos regalos que según fueron hechos por mis hijas de 2 y 3 años, pero son como una Mona Lisa que, obviamente hizo el profesor o alguien más. Preferiría cualquier dibujo ‘feo’ a esos engaños».
Con todo el amor, desde Malvestida rogamos a quien nos lea que jamás, pero jamás se atreva o vuelva a dar regalos de este tipo a cualquier ser humano que habite este planeta.
El equipo Malvestida me pidió hablar sobre mi experiencia al usar un traje de baño en público y creo que podría resumirlo en una palabra: ESPANTOSA.
Al menos así fue durante muchas temporadas veraniegas en playas yucatecas. Mi maleta de verano se conformaba de pantalones negros anchos, playeras negras con el logo pirata de The Rasmus o Nightwish y chanclas pues porque playa. También llevaba algún traje de baño de dos piezas (con un top que tapara la barriga, claramente) por si me ponía muy valiente y me metía a la piscina del complejo departamental con una camiseta blanca encima. El mar no era una opción. Mucha arena, sal y pubertos juzgones transitando por la zona.
Y las aterradoras pool parties… Esas celebraciones diabólicas en las que tener la regla (o pretender que la tenía) era una excusa divina para no mojarme y quedarme sentada comiendo jícama con chamoy, admirando los cuerpos perfectos de mis compañeras perfectas, esperando que con suficientes días de jícama con chamoy y vasos de agua yo me viera tan perfecta como ellas en la siguiente fiesta de piscina.
Mis experiencias en traje de baño no fueron ni tantito agradables; se sintieron como una auténtica tortura.
El encuentro con la playa
Entonces, ¿qué fue lo que sucedió entre esos días de botarga metalera en la playa y mis redes sociales saturadas de fotos en calzones?
Primero me di cuenta de que odiando tanto mi cuerpo sólo podía ver “defectos” en los cuerpos de otras mujeres con la patética intención inconsciente de sentirme mejor conmigo misma. Qué horrible traje de baño, seguro sus chichis son falsas, está súper grande para ponerse un bikini, vieja ridícula, piernas de pollo, qué oso que se le ve toda la celulitis, por qué no se depiló esos pelos del xik (axila), mejor que sobre a que falte, por qué no se puso un traje de baño completo si no tiene 8 cuadros en el abdomen. Entre otros muchos juicios que reflejaban mi falta de amor propio y mi anhelo por sentirme libre y cómoda en mi propia piel.
Ver en otras mujeres las mentiras que veía en mí, fue un golpe durísimo de realidad.
Inicialmente decidí comer mejor y hacer mucho ejercicio con el fin de adelgazar y entonces sentirme cómoda en traje de baño —porque “gorda”— era evidente que eso no sucedería; y con esa idea en mente, de cualquier forma no sucedió. No llegué a sentirme conforme con mi cuerpo porque nunca me resultaba suficientemente bueno para darme permiso de disfrutarlo en traje de baño.
Lo que sí sucedió es que me harté de tratar de ganarme el permiso de disfrutarme y así solté el control.
Sentirse saludable, fuerte y feliz
Naturalmente se inició un ciclo de autocuidado que ya no tenía que forzar. Comía mejor y hacía ejercicio porque me hacía sentir saludable, fuerte y feliz, y estaba tan enfocada en mí que no quedaba tiempo para criticar el cuerpo de otras mujeres, mucho menos de compararme. Dentro de ese ciclo también empecé a ver que todo en mí era bello y mis juicios desaparecieron y dejaron lugar para la apreciación del cuerpo femenino en todas sus formas, colores, edades. Porque ahora lo que veía y trabajaba en mí era lo único que podía ver en otras.
Qué lindo, Zazil, bien por ti, ¿y cómo le hago yo para andar en traje de baño por la playa y no morir de la vergüenza?
Glad you asked. Te cuento en breve lo que funcionó para mí y creo que también podría hacerlo para ti.
Cuídate
Come bonito y siéntete bonito, mueve tu cuerpo, medita, respira, baila, aléjate un poco (o un mucho) de las redes sociales. Lee lo que te guste leer y evita entornos que te drenen energía. La verdad es que el concepto de autocuidado es distinto para cada una y en el fondo sabemos lo que es mejor para nosotras. Ve por eso.
Deja las comparaciones
Tú eres tú y ella es ella y eso es todo. Compararse no suma, es cansado, es triste, es inútil y no termina bien. Es un poquito difícil dejar de hacerlo cuando hemos crecido rodeadas de titulares amarillistas que celebran o destruyen el cuerpo (photoshopeado) de mujeres en portadas de revistas, pero es muy posible.
Ten paciencia y sé constante en tu práctica, y la mejor forma de practicar es concentrando la atención en ti. ¿Te fijaste en el punto anterior? Si las redes sociales detonan tu ansiedad por compararte, déjalas un rato. Por experiencia te digo que es casi mágico el bienestar que sientes al poco tiempo de tu detox digital.
Reconoce la belleza en otras
Al dejar de compararte inevitablemente comienzas a ver lo lindo que es cada cuerpo. Y eso es lindo.
Nomás hazlo
“Zazil, es que no sé cómo puedes sentirte tan bien en traje de baño y además subir fotos de tus nalgas a Instagram”. Piensas eso de mí porque es lo que piensas de ti. Francamente, ya no le veo nada de grandioso a pasearme por la vida en traje de baño y calzones, pero en un inicio me resultaba abrumadoramente inconcebible. Estilo fin del mundo. Si quieres disfrutar tu cuerpo en la playa, DISFRÚTALO.
Entérate que a nadie le importa. En serio, nadie está tan pendiente de tus supuestos ‘defectos’ como tú, y te aseguro que si alguien está criticando mental o verbalmente tus estrías, no tiene NADA que ver contigo. Zazil del pasado lo confirma.
No tengo miedo de resultar exagerada al decir que para millones de mujeres puede resultar sumamente difícil el “simple” hecho de pasearse en traje de baño, ropa interior o poca ropa. Es todo un tema y hablo exhaustivamente de ello porque creo que, en naturaleza, no debería serlo.
Para mí, ese paseo en traje de baño, ropa interior o poca ropa es un “pequeño” acto revolucionario con un dedo medio bien firme hacia los estándares del bikini body, titulares amarillistas y comparaciones estúpidas. Y no hay palabras para adornar la deliciosa satisfacción de sentirte libre en tu propio cuerpo.
La primera vez que vi a Lina Bembe fue en una de las películas de la serie XConfessions de Erika Lust y recuerdo haberme sorprendido al enterarme de que era mexicana. Curiosa como soy, quería saber cómo una chica con un título en Relaciones Internacionales viviendo en Berlín, había terminado estelarizando películas de una de las directoras de porno alternativo más reconocidas.
Lina Bembe no es la «típica» actriz porno. No es el cliché de la rubia exuberante con implantes en los senos y lencería provocadora… y no tiene por qué serlo, ya que la sexualidad que busca proyectar es una más apegada a la realidad.
Platiqué con ella vía Skype sobre su llegada al mundo de la pornografía alternativa, su vida en Berlín y los prejuicios que ha tenido que enfrentar por expresar su sexualidad frente a la cámara.
Estudiaste Relaciones Internacionales, ¿en qué momento iniciaste en la industria del porno?
Creo que realmente nadie –o son muy pocas las personas– que dicen “Ay, yo de grande quiero ser actriz porno”. Más bien fue a raíz de que me mudé a Berlín y vi que había espacios más visibles donde se podía ver pornografía alternativa. Recuerdo que al llegar, lo primero que hice con mi tiempo libre fue ir a ver una proyección de porno y me gustó mucho. Quedé encantada al descubrir otras formas de ver y hacer pornografía.
Y, bueno, tiempo después cuando estaba en una situación en la que en términos laborales no tenía el trabajo más fregón de la vida y tenía suficiente tiempo para plantearme otras cosas, se me ocurrió. Dije, ¿por qué no hago porno? No fue una decisión que me haya tomado mucho tiempo pensar o que haya hecho de manera muy racional, simplemente un día se me prendió el foco.
¿Y cómo diste ese primer paso?
En Berlín hay un festival anual de cine porno que lleva como 12 años haciéndose. Este festival busca proyectar películas y trabajos que forman parte de una diversidad pornográfica, no solo lo típico que se ve en los tubesites.
Gracias a eso me fui enterando de directoras que hacían un trabajo que me parecía interesante, y lo que hice fue básicamente mandarles un mail y, pues ya, lo siguiente fue tomarnos un café juntas y tiempo después ya estaba rodando con ellas.
No fue algo muy difícil, creo que porque precisamente en Berlín está este espacio muy visible y abierto para la pornografía. Mucha gente ha trabajado durante años para ponerlo y mantenerlo ahí, lo que hace ese tipo de conexiones relativamente fáciles
¿Cómo fue tu primera película? ¿Estabas nerviosa?
Fue con una directora que ya se retiró y fue un rodaje muy sencillo en un departamento. Estaba súper nerviosa. Me acuerdo que la noche anterior no dormí casi nada, porque además iba a ser con un actor que ya tenía experiencia en la industria, entonces yo pensaba ‘Ok, me va a tocar mi primer rodaje con un profesional’ y pues tenía un montón de dudas al respecto, como si iba a poder hacerlo, qué iba a pasar, etc.
Al día siguiente fui al depa y había dos personas en cámara, la directora, el chico y yo, y fue la cosa más sencilla del mundo. No sé, me adapté muy fácil y muy rápido.
Recuerdo que al final del día estaba súper contenta, muy emocionada. Me despedí de todos y cuando iba camino a mi casa lloraba de felicidad. Confirmé que mi instinto estaba bien porque sentí que hice algo que, al menos para mí, fue importante.
Su tuvieras que explicarle a alguien el tipo de porno que haces, ¿qué le dirías?
Pues creo que incluso dentro de la pornografía alternativa no existe solo un estilo, son más bien pornografías alternativas. Lo que yo he hecho hasta ahora va en el rango de pornografía amateur feminista, que se refiere a pornografía comercial con un toque más enfocado al placer de la mujer y a mostrar a las chicas de manera más diversa en términos de estándares de belleza. También en términos de placer, las cosas que hacemos son más naturales y de acuerdo al placer que realmente sentimos.
¿Cuando grabas una peli porno el placer es real?
En toda la pornografía va a haber tanto placer real como actuación, creo que es algo bastante válido.
Cuando vas al cine y ves El silencio de los inocentes, por ejemplo, no crees que Anthony Hopkins en verdad sea un psicópata caníbal, pero te gusta la película porque el tipo sabe actuar y le dio un carácter muy especial a su personaje. Con el porno es lo mismo, es un performance y a veces el placer, los orgasmos y la química entre los actores es real y a veces no lo es, pero lo importante es que tú puedas proyectar las emociones que quieras darle a tu trabajo y transmitirlo a quien esté viendo.
Para mí no existe una gran diferencia y creo que es muy válido fingir un orgasmo, obviamente si todo es real la pasas mucho mejor, pero si no, no significa que hayas hecho un mal trabajo o que la película sea mala.
¿Cómo delimitas qué cosas sí quieres hacer en set y cuáles no?
De las cosas que más me han gustado del porno, y que es algo que también he aprendido a aplicar en mi vida personal, es que siempre tienes que ser muy clara contigo misma sobre qué clase de actos harías y cuáles no, dónde están tus límites. Porque si hablas de hacer porno no puedes decir que haces cualquier cosa. Cualquier cosa puede ser desde una masturbación o una escena hetero súper suave en misionero sobre una cama de rosas, pero también pueden ser escenas bastante fuertes como gang bangs o dobles penetraciones, entonces obviamente el espectro es grandísimo.
En todo porno que se digne de tener los mínimos estándares éticos –sea mainstream o alternativo– los actores saben muy bien cuáles son sus límites y siempre acuerdan antes de rodar qué tipo de cosas se van a hacer y cuáles no.
¿Se puede vivir de la pornografía? ¿Cuánto se gana?
Creo que nadie, absolutamente nadie, que está dentro de esta industria vive solo del porno. Las condiciones son muy difíciles. Si tienes una buena racha en la que ruedas mucho y puedes vivir enteramente de esto, esta suele durar muy poco…
Respecto al pago, todo depende del tipo de producción, porque obviamente hay productoras que hacen contenido más comercial y te pueden pagar hasta 600 euros por escena. Pero también hay gente que hace pornografía más artística, underground o incluso postporno y pueden pagarte muy poco –o nada– y terminan siendo por colaboración.
El ser actor o actriz porno es también buscarte la vida haciendo otro tipo de cosas que pueden estar o no relacionadas a la industria del sexo. Afortunadamente, durante los últimos meses yo he estado rodando porno y el resto de mi trabajo está relacionado con sexualidad y feminismo.
Colaboro en un podcast que se llama The Ersties Podcast, en donde discutimos temas sobre sexualidad, feminismo y pornografía. También estoy trabajando en un proyecto de educación sexual explicita que se llama The Sex School, en donde hablamos de temas de educación sexual, pero al mismo tiempo lo actuamos de manera explícita.
¡Woooooow! Cuéntanos más sobre The Sex School
En un inicio vamos a publicar un video al mes. Nuestro primer capítulo va a ser sobre tríos, porque ¿quién no tiene la fantasía de hacer un trío? Entonces abordamos qué tipo de cosas tienes que tener en cuenta sobre salud sexual, qué hacer si sientes celos, cómo mantener una buena comunicación, qué cosas tienes que hacer en términos de consentimiento, etc.
Empezamos platicando sobre ese tipo de situaciones y ya después actuamos un caso en el que yo y otro actor –Parker Marx– somos una pareja y conocemos a otra persona y la invitamos casa, y una vez que estamos en casa los tres empezamos a coger y hablamos de las distintas situaciones que pueden darse en un encuentro como ese.
¿Ha cambiado tu forma de ver la sexualidad a raíz de este trabajo?
Sí, totalmente. Me ha ayudado a ser mucho más consciente con mi salud sexual. Obviamente por mi trabajo tengo que hacerme tests de manera regular, cosa que antes hacía cada… nunca, y es algo muy importante sin importar tu nivel de promiscuidad.
Otra cosa que ha cambiado es mi actitud a la hora de relacionarme con otras personas. Creo que tengo más claro cuáles son mis límites y eso me ha ayudado en relaciones de pareja –a nivel sentimental y a nivel sexual– porque me siento más segura de comunicarlo.
También me ha ayudado un montón con la imagen que tengo de mí misma y de mi cuerpo. Aprender a aceptarme y conocerme mejor y saber cómo funcionan mis placeres, así como a tener mucho menos miedo y vergüenza de explorarme a mí misma. De hecho, creo que en general a las mujeres casi nunca se nos anima a conocernos. No lo hacemos y si lo hacemos abiertamente se nos estigmatiza.
¿A que prejuicios crees que se enfrenta la gente que realiza porno?
Uno de ellos es que si haces porno es porque estás mal de la cabeza. Tiene que haber siempre un pasado tortuoso o una familia que haya abusado de ti… y la verdad es que yo he tenido una vida bastante normal y la gente que conozco también.
Otro es que si haces porno eres una ninfómana o desviada sexual, eso también es totalmente falso. La gente hace porno porque le gusta el sexo, pero eso no significa que por ello seas una persona promiscua y te vayas a acostar con cualquier persona. De hecho, hay quienes hacen porno y dicen que se han vuelto 300% más selectivos sobre a quién llevan a su cama.
También está el tema de que porque haces porno tienes un montón de enfermedades de transmisión sexual, pero yo creo que todos los trabajadores sexuales son mucho más responsables y conscientes de su salud sexual que personas que no pueden ni siquiera discutir el hacerse un test de ETS.
Actuaste en una película llamada Feminist & Submissive, ¿se puede ser feminista y sumisa a la vez?
Me parece que es lo más natural. Ser sumisa o ser dominante es simplemente una preferencia sexual.
Todos los discursos que tengan una prescripción sobre lo que tiene que hacer una mujer o lo que no tiene que hacer una mujer son, en sí mismos, machistas. A las mujeres les dicen “tienes que comportarte, tienes que estar calladita, tienes que verte bonita y decir lo que tu esposo te diga” y si una feminista te dice “tú no puedes hacer trabajo sexual, no puedes ser sumisa, tienes que ser dominante”. Es como otra cara de la misma moneda.
¿Cómo ves la industria del porno alternativo en México?
Desgraciadamente, por la situación que vivimos en México hay mucha gente que no se atreve a dar la cara abiertamente. Se entiende por las gravísimas consecuencias que eso puede tener para su vida personal, seguridad e integridad.
Hay mucha gente haciendo porno, más bien del tipo postporno, que yo lo entiendo como una manera de hacer pornografía mucho más radical y políticamente explicita. Eso me parece muy importante porque quiere decir que hay personas que están viviendo su sexualidad de manera diferente y quieren hacerlo más libre y abiertamente.
Incluso algo que no pasa aquí en Alemania es que dentro de un festival tan mainstream o institucional como el Festival Internacional de Guadalajara tienen una sección llamada Premio Maguey, que está dedicada al cine LGBT y en donde han abierto espacios para invitar a directores porno.
Este año estuvo Erika Lust y recibió un premio. El año pasado estuvo Bruce LaBruce que también recibió un premio.
Aquí en Europa no puedes meter la película de un director porno en un festival de ese estilo, está muy separado.
¿Qué te gustaría que la gente sepa sobre lo que haces?
Que hago lo que hago porque me gusta, porque creo que tiene un mensaje político muy importante y porque soy buena en esto; me funcionó mejor que cualquier otro trabajo “normal”. Creo que la única diferencia es que tenemos que dejar de ver el porno con el estigma con el que lo vemos y considerarlo un producto cultural muy importante, porque el porno es el reflejo de cómo vemos nuestra propia sexualidad.
Si tratamos el porno desde un enfoque estigmatizador, con vergüenza o como basura, estamos tratando nuestra propia sexualidad como basura.
Caminar por las calles de Tokio es estar en estimulación constante. En una de las ciudades visualmente más seductoras y entretenidas del mundo, la moda se vuelve un elemento vital en esa composición cosmopolita. O al menos esa es la percepción de alguien que llega de fuera y se asombra al ver la vestimenta de muchos japoneses.
Así me sucedió a mí, que al observar tanta creatividad al vestir no pude resistir acercarme a la gente y preguntar sobre su estilo personal. En las calles de Tokio conocí a los japoneses Ryo y Rico, y luego a Mari, una mexicana ya establecida en Japón. Todos con una visión de la moda que llama la atención a simple vista.
Sobre la cultura de la moda en Japón
Al hablar con Ryo, un joven diseñador de modas de 24 años, me compartió su opinión de por qué la moda es solo un fragmento del código social japonés.
Aunque le cuesta trabajo describir su estilo, después de dar un poco vueltas se definió como «sencillo, pero chulo». Y aunque para mí el solo mirarlo me causa asombro, para él, su forma de vestir no es algo tan sorprendente.
Después de algunos días de pasar observando a la gente de Tokio y conversar con algunos, puedo deducir que, del lado occidental del mundo, la moda es un símbolo de fortaleza, pero para los japoneses no es exactamente la misma dinámica. A la mayoría de los habitantes se les considera iguales en todos sentidos, no existen niveles socioeconómicos tan marcados como en Latinoamérica, por lo que el estilo no es sobre adquisición, sino que se trata más de selección.
En Tokio no buscan reflejar esa superioridad que muchos latinos en ocasionase sentimos al llevar puesto cierto outfit o cierta marca. En Japón visten a un diseñador por su trayectoria, calidad o por simple gusto.
(Ryo viste saco Issey Miyake Antwerp; pantalón, Undercover; camisa, Liffiction)
Ryo: «ir más allá de los estereotipos»
«Nosotros vemos nuestra manera de vestir como algo común o popular. En realidad, nos sentimos iguales a cualquier otro joven en el mundo», explica Ryo. A lo que él se refiere es que la mayoría de los jóvenes en Tokio toman inspiración de trendsetters como Kendrick Lamar, ASAP Rocky o Tyler The Creator, pero a diferencia de muchos países de occidente, ellos van un poco más allá.
A pesar de que lo único que veo en su look es originalidad y una explosión de creatividad, él explica que la moda en Japón no es muy auténtica. “Lo que la gente cree de la moda japonesa actualmente, en realidad no tiene sus orígenes en la cultura japonesa, sino que tiene procedencia de otros lados, como Londres, Nueva York o Seúl. Esta diversidad es una mezcla de las tendencias e inspiraciones que suscitan en el resto del mundo”.
Sin embargo, lo que realmente proviene de Japón es todo lo contrario a esa riqueza de estilos. Y sí, su vestimenta tradicional aún sigue muy viva en lugares como Kyoto, donde las mujeres todavía visten kimono y geta (sandalias japonesas de madera). En ciertas partes de Tokio, este panorama es muy distinto, pues en algunas impera un look internacional y en otras ha nacido un estilo propio de la ciudad capital.
Harajuku, el barrio donde explota la moda en Tokio
Un ejemplo de esa peculiaridad de la que habla Ryo es la que se vive en calles de Harajuku (uno de los lugares de compras más populares de la ciudad). Ryo describe Harajuku como un espacio que creció y que se desarrolló dentro de la misma cultura japonesa, siendo un punto diferente al resto de los barrios de Japón.
En este barrio, todo es confuso al principio. Hay muchísima gente y, sobre todo, muchísimos jóvenes vestidos de tantos y muy diferentes estilos, colores, proporciones… Es un mar de creatividad donde se cuela uno que otro turista.
Dentro de Harajuku crecieron y murieron muchas marcas internacionales y tiendas como WE GO una de las más comunes en Tokio que están enfocadas en la moda asiática ultra femenina o, como ellos la llaman, kawaii. Al bajar las escaleras y entrar en las tiendas de goth punk, se ve que casi toda la ropa está hecha personalmente por diseñadores locales.
Takeshita Street es sinónimo de juventud y es casi imposible aburrirse. Se puede pasar horas mirando o comprando, o bien, tomar una purikura (fotos instantáneas con filtros) con las amigas, beber un café junto a muchos gatitos o comer una de sus famosas crepas (nota: el olor a crepa es tan fuerte que apenas al salir de la estación del tren se puede percibir y rodea todo Harajuku).
En Harajuku nadie deja el estilo de lado, casi todos visten con un nivel de detalle que hace detenerse y mirar. Por eso, la moda ahí es única, mientras que el resto de Japón se rodea de una producción masiva de ropa, como el fast fashion. Es muy común escuchar entre la gente “En Harajuku puedes vestirte como quieras, nadie te va a juzgar.”
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¿Por qué salir de lo «extraordinario»?
Y si ese barrio es tan sorprendente, salta la duda de por qué muchos japoneses ya están queriendo deslindarse de lo que se ve ahí. Ryo es uno de ellos. Él no define su estilo dentro de la categoría de Harajuku, es un chico enamorado del detalle y la sastrería, su estilo está muy lejos de ser proveniente de algo tan trillado como para ellos es Harajuku. Lo que el mundo cree de la cultura alrededor de Takeshita Street es un estereotipo, ya que los que crecen dentro de este lugar se desenvuelven en una tendencia fashionista casi estática.
Rico: «el estilo no se trata de marcas»
Ahora bien, todos deseamos eso que no podemos tener. He ahí el increíble crecimiento del «streetwear» y el boom fashionista en Instagram alrededor del mundo. Pero el estilo no se trata solamente de marcas, o al menos es lo que puedo percibir al hablar con Rico, una joven fotógrafa que ha viajado y vivido alrededor del mundo.
Tokio tiene múltiples distritos dedicados al «thrift shopping”, calles repletas de tiendas de ropa vintage de muchísimos estilos y pequeños mercados ambulantes, en los cuales se puede encontrar una subcultura distinta a la de Harajuku. Hay chicos más apegados a las tendencias de occidente y un poco más enamorados del concepto comodidad (sin quitar el nivel de impacto visual).
Rico
Rico y yo nos ponemos de acuerdo vía Instagram para conocernos en Koenji, un barrio muy conocido por mostrar una independencia y ostentar un mayor potencial comercial. Es la cuna de los nuevos creativos, con un panorama mucho más relajado al de Shibuya o Harajuku.
Mientras tomamos un café, Rico me cuenta acerca de su estilo al vestir. Ella lo ve como una manera de reflejar su atracción por la libertad de expresión al igual que su fotografía. Es un estilo que podemos observar en su zine “AMATÉ”, donde habla sobre la importancia del amor propio y el encontrarnos a nosotros mismos.
Algo que se puede notar casi enseguida, es que Rico es una chica que irradia curiosidad, felicidad y belleza. Su amor por los años 70 está fuertemente reflejado en su ropa, su espíritu casi latino la hacen ser amante de los accesorios llamativos, los colores vivos y las texturas orgánicas. Al salir de compras por Koenji noto que es una entusiasta por las prendas cómodas que cuenten una historia.
Mientras platicamos, le pregunto qué prenda la representaría más o con cual se sentiría más feliz a la hora de las fotos que haremos. Sin pensarlo mucho, me responde “un peto”. Rico sin duda es un espíritu libre, no le da gran importancia a las etiquetas.
Mari: «vivir en Japón me dio libertad para vestir»
Decidir qué hacer en Japón a veces es abrumador, por lo que una amiga me sugiere ir al Kanamara Matsuri, o bien, al festival del pene. Me dice que vea las historias de Mari Verdugo en Instagram, una mexicana que ya vive en Japón y justo estaba en camino a dicho festival. Al entrar a su perfil, me encuentro una colección de dibujos y fotografías de ensueño y no pude resistir proponerle que nos conozcamos. Y así fue.
Mari es una chica muy dulce, con un anhelo enorme por el arte, la música y muy entusiasmada por la aventura de explorar Japón y su cultura. Con ella conocí lugares muy remotos de la ciudad que ocultaban los mejores tesoros visuales y sensoriales. Hay otro Japón que se encuentra en una calle cualquiera alejada de los tumultos de gente y las luces de neón. Ahí se puede ver la raíz de toda una sociedad construida a base del respeto y el trabajo en equipo. La calma y la seguridad de poder perderse con toda confianza son los ingredientes que hacen que alguien se enamore de este otro lado de Tokio.
«No voy a negar que al vivir ya 10 años fuera de México me hace integrar a veces —como modo nostálgico— rosarios, colores fuertes o camisetas de la virgen de Guadalupe«, me dice Mari. En su experiencia, vivir en Japón por más de un año le ha brindado la confianza para experimentar con su estilo. Esta ciudad le ha dado inspiración constante y retroalimentación sobre las nuevas tendencias, algo que ahora aplica en su forma de vestir.
«En Japón, el hecho de que puedo vestir como me dé la gana, salir a la calle y que nadie me diga absolutamente nada, es algo especial», me dice Mari. La cultura japonesa tiene muy inculcado el respeto, por lo que el acoso en las calles no es algo con lo que la mujer tenga que lidiar en su día a día.
Si algo puedo deducir de toda esta experiencia de conocer calles, gente y su cultura es que en Japón el estilo no es una competencia. En Tokio se aprende sobre la trascendencia de la vida, es mejor encontrarse a uno mismo y luchar por lo que nos hace felices que tratar de ser algo que refleja solo una moda pasajera. Tal vez esa es la raíz de la creatividad y el peculiar estilo de los japoneses.
La magia puede interpretarse de diferentes formas. Está el acto de ilusionismo que hace aparecer conejos en sombreros; la magia que promete «domar a tu suegra» o «aumentar tu fortuna» con unos polvitos y una veladora, e incluso la de Sabrina Spellman, que le permitía cambiar de look en un segundo, pero en un plano más real, quizá la más poderosa de todas es la magia que viene de estar en contacto con nuestra parte más profunda y procurar un equilibrio entre nuestro cuerpo, mente y alma.
Para fomentar la magia en nuestro interior existen objetos y experiencias que pueden ayudar centrándonos o que funcionan como un recordatorio de la importancia de darnos un apapacho todos los días.
Jabones de Black Sirena
Nuestro cuerpo hace cosas maravillosas por nosotros todos los días, por lo que consentirlo y perfumarlo con un buen baño al comenzar o finalizar el día es una forma de agradecerle, y para eso los jabones de Black Sirena se pintan solos.
Inspirada en la forma y los colores de los cuarzos, esta firma crea jabones artesanales «llenos de magia y luz» y con ingredientes como lavanda, manzana verde, coco, piña, vainilla e incluso carbón activado.
Escríbeles en su página de Facebook para hacer tu pedido. Tienen envíos a toda la República. También se dejan ver en algunos bazares de diseño en la Ciudad de México.
Las llamadas Wisdom Cards o cartas mágicas son tarjetas con mensajes que nos ayudan a llevar pensamientos positivos a nuestra mente.
Las hay de diferentes estilos, pero estas de The Wizard Shop por Holístika Tulúm nos encantan por las ilustraciones tan lindas de Ina Gold y el diseño de Martina Muñoz. Además de que nos recuerdan la importancia de hacer cosas como dejar ir, amar nuestro reflejo y bailar en la lluvia.
Los aromas tienen una capacidad especial para transformar espacios –y de paso nuestro estado de ánimo–. Las velas de Flor de Venus son una oda a la aromaterapia y están creadas con combinaciones mágicas de aceites esenciales e ingredientes tan variados como calabaza, canela y jengibre; cítricos, violeta y bergamota, o maple, manzana y vainilla.
Todas sus velas son hechas a base de cera de soya natural sin aditivos, conservantes ni derivados del petróleo.
Los precios de las velas van de los $200 a los $350 pesos y puedes conseguirlas en su tienda de Kichink.
Escribir es una forma de poner en papel todo eso que pasa por nuestra mente. ¿Qué tal si haces una bitácora de sueños o todos los días escribes una cosa por la que estés agradecida? Llevar un diario sobre algo tan personal es una linda terapia de autoconocimiento.
Para hacerlo nos fascinan las libretas de Silvana Ávila, quien además de ser una ilustradora súper talentosa, es una mujer que está muy en contacto con los ciclos de la naturaleza y los planetas y eso se refleja en cada cosa que hace.
En Malvestida hemos hablado sobre las propiedades de los aceites esenciales y nos encanta descubrir marcas mexicanas que los producen.
Aroma 72 tiene una amplia gama de aceites y sprays que además de tener nombres divertidos como «Spray the bitch away» o «Take it easy» combinan ingredientes como lavanda, menta, limón, pino o romero que prometen ayudar a relajarte, concentrarte o revitalizarte.
Si quieres más información sobre sus productos puedes consultar directamente en su página web.
Si has bajado decenas de apps de meditación, pero sientes que simplemente no se te da hacerlo en privado, una buena opción es asistir a una meditación guiada. Existen centros especializados en los que crean una atmósfera controlada (a través de iluminación, música, guías…) para que puedas pasar una hora en completa paz con la persona más importante en tu vida: tú.
*Esta historia fue escrita con base en un testimonio contado a Malvestida.
Tenía 19 años cuando me enteré que estaba embarazada. Recuerdo perfectamente el momento en el que abrí el sobre y vi un “POSITIVO”. No lo podía creer, pero estaba sucediendo. El padre biológico de mi hija y yo fuimos a un parque para hablar del tema. Lo primero que salió de su boca fue “qué le voy a decir a mi mamá” (quizá era una señal de que no sería alguien responsable). Después llegamos a la conclusión de que nos amábamos, queríamos estar juntos, casarnos y tener al bebé.
Ese día, al llegar a mi casa les conté a mis primas y mis dos mejores amigas. Recuerdo que una de ellas me dijo algo así como “qué emoción, voy a ser tía”. Pasaron unos días antes de decírselo a mi mamá, fue un momento de mucho miedo, nervios y, aunque no le cayó nada bien la noticia, siempre me brindó su apoyo. Después, el padre biológico y su madre fueron a mi casa para hablar con mi mamá y acordar el compromiso.
Mi madre siempre ha sido muy simpática, divertida y atenta. Sin embargo, para esta reunión de compromiso ella no estaba dispuesta a darles un buen trato. Fue un momento súper incómodo. Él me entregó un anillo, uno que creo había sido de su mamá y que, evidentemente, no me quedaba.
Cuando el mundo te juzga
Pasaron los días y conforme se fue enterando la gente, podía ver sus caras de decepción, de preocupación o molestia hacia mí.
También se lo dije a mi papá. Lo cité en un restaurante por miedo de su reacción y aunque esta fue tranquila e incluso me dijo que no tenía ni que casarme, recuerdo que durante mi embarazo casi no me dirigió la palabra, algo que no me extrañó, pues mi relación con él tampoco era la mejor.
Me enteré de mi embarazo en abril y dos meses después ya estaba casada.
Al ser casi adolescentes y sin trabajo, el padre biológico y yo nos fuimos a vivir a casa de su mamá. Mi relación con la señora era terrible y tenía que soportar comentarios como “Seguramente vomitas todos los días porque no aceptas a tu bebé” o “ahora que vives aquí tendré que ir a la Central de abasto a surtir la despensa”. Su casa no tenía agua caliente, así que o me iba a bañar a casa de mi mamá o con agua fría. Mientras yo me quedaba sola, ellos, iban diario a un club para bañarse y hacer ejercicio.
Resistí así solo unos meses y le pedí a mi mamá si podíamos vivir con ella. A pesar de todas las cosas personales que ella iba cargando, accedió y desde aquel momento viví con ella.
De lo alegre a lo amargo
Recuerdo el primer ultrasonido que me realizaron. Ahí vi por primera vez a mi pequeña. Estaba jugando con sus manitas, sentí que incluso me saludaba. En ese momento, todo lo horrible que había pasado desapareció. Solo había felicidad y mucha ilusión.
Con el paso de los días, mi vientre iba creciendo más y más, tanto que parecía un gran balón de futbol. El día de mi baby shower —que mi mamá, mis tías y mis primas organizaron para mí—, fue la primera vez que vi tantos obsequios. Todos con mucho cariño, para mí y para mi hija.
Para entonces, yo estudiaba la universidad; iba en el segundo semestre de diez, así que quedaba mucho camino por delante. Recuerdo mis trayectos en camión a la facultad, con las miradas de las personas juzgándome. Al principio era doloroso, pero pronto logré que nada de eso me afectara.
Los prejuicios y la discriminación no faltaron. Recuerdo a una maestra de la facultad que en su lista de asistencia, junto a mi nombre, escribió con rojo “NIÑA EMBARAZADA”.
A la par, también tuve apoyo incondicional: amigos que me ayudaban a cargar mi mochila, avisar a los maestros si tenía algún contratiempo y un amigo en particular que durante casi un mes (que estuve en cama por amenaza de aborto) iba de Santa Fe a Coapa para recoger mis tareas y entregarlas. Son cosas que jamás podré olvidar.
Cerca del día
Cuando mi hija estaba a punto de nacer, mi mamá y un tío me llevaron al hospital, pero fue falsa alarma. El día en que por fin nació mi hija nació, toda mi familia y amigos estaban afuera del hospital esperando noticias y poder pasar a visitarnos.
Tuve a mi hija en el IMSS y fue una muy mala experiencia. Hoy recuerdo que sufrí discriminación y malos tratos por ser una mamá joven.
Las enfermeras me decían cosas como “ahora te duele, pero qué tal cuando estabas con el novio” o “cómo ve doctor, niñas teniendo niñas”… en general hubo malos tratos e incluso descuido médicos, como que mi hija ya estaba teniendo sufrimiento fetal y yo taquicardia, pues estaban empeñados en que fuera parto natural y no cesárea, cuando un médico consciente dijo que claramente era cesárea.
Todavía recuerdo la primera vez que vi a mi niña, era peloncita, grande y muy rosada. Me dijeron que estaba bien y sana. Nuestros primeros momentos juntas no los viví en una “sala de recuperación” o en un cuarto privado, sino en un pasillo donde me dejaron. Me dieron a mi hija para alimentarla y obviamente, no sabía ni cómo hacerlo, pero ella era tan linda, tan tranquila y dulce que de alguna forma lo logré y ambas nos quedamos dormidas.
Salí del hospital en Año Nuevo y fuimos directo a casa de una tía donde la familia comía el recalentado. Al llegar, todos aplaudieron. Estaban felices de verme bien y de conocerla. De mi familia solo he recibido apoyo, ayuda y mucho cariño para mi hija y para mí.
Terminar ciclos y abrir otros
Mi carrera la continué con una niña en brazos. Aunque una tía me ayudaba a cuidarla, a veces tenía que llevar a la bebé a clases. Muchos maestros me dejaban que ella estuviera ahí; la niña era tan tranquila que me dejaba estudiar muy bien. Tal vez me costó más trabajo que al resto de mis compañeros, tal vez me perdí muchas fiestas, borracheras y viajes, pero terminé junto con todos los de mi generación. Incluso me titulé con mención honorífica.
Al año de nacida, me separé del padre biológico, que de alguna forma nos seguía ayudando económicamente. Cuando ella cumplió tres años, él dejó de hacerlo, nunca más recibimos un centavo de él. Tras ocho años de tribunales y abogados, gané la Patria Potestad y ella jamás lo ha vuelto a ver.
Miro a esa chica de 19 años y puedo ver que tengo una vida muy distinta a la que hubiera imaginado entonces. Mi hija cumplirá 15 años en unos meses y estoy casada desde hace seis años con un hombre que se ha convertido en el padre de mi hija… y con quien tuve dos hijos más. Juntos hemos formado una bonita familia.
Hoy tengo un trabajo que me ha dado la oportunidad, junto con mi esposo, de darles a mis hijos una calidad y nivel de vida mejor que el que pude ofrecerle a mi hija mayor. Ser mamá joven no fue la decisión más fácil que haya tomado. Sin embargo, aprendí que ese camino se transita más fácil cuando hay de tu lado personas que no juzgan, sino que ayudan a crecer.
A solas o en compañía, en las relaciones sexuales, uno de los puntos clímax es el bendito orgasmo. Algo por lo que muchas se preocupan por llegar o hasta se apresuran, pero qué pasa si le decimos a esta explosión «aguántate tantito, mira, al ratito va a estar mejor». ¿Estarías en disposición de probarlo? Esta técnica del control del orgasmo se llama edging y tiene, literalmente, un punto para existir.
Edging es una palabra anglosajona que usada como sustantivo significa «borde» u «orilla» y si se usa como verbo es «avanzar poco a poco». Es esa frontera que indica el final de algo a lo que casi se llega (el orgasmo en este caso) y el retardar un proceso es precisamente lo que ocurre en el acto sexual.
La técnica de control deja a la persona al borde del clímax y en un punto de no retorno para detener el proceso y retomarlo desde niveles más bajos. Si nos queremos poner más metafóricxs, el sitio OMGYes, lo explica así: «Controlar el orgasmo es acercarse a la tierra prometida, acercarte a tu destino, ¡para luego alargar el viaje!».
De la metáfora a la realidad
Esta técnica para retrasar el orgasmo es más común en hombres que en mujeres. Quien conoce casos de hombres que han tenido episodios de eyaculación precoz sabe de qué hablamos.
Para las mujeres, aprender a controlar estas explosiones, explica OMGYes es «acercarse al orgasmo repetidamente evitándolo antes de que suceda». Realizarlo, aseguran, produce orgasmos más largos y más intensos en el 65.5% de las mujeres. Sin embargo, por lo regular solo una de las tres variaciones funciona bien para cada mujer.
El control del orgasmo tiene por objetivo experimentar sensaciones muy distintas a las de uno ordinario. Otra idea que surge es la de conocer mejor al cuerpo y las sensaciones que aparecen con estímulos como la masturbación. Modular el placer es un paso más allá de la excitación cotidiana.
Medidor de placer
Ya sea a solas, en pareja, con o sin juguetes sexuales, el edging requiere de práctica. De acuerdo con el texto ‘The New Joy of Sex’, comienza con una estimulación normal del clítoris, pero esta se detiene justo cuando la mujer siente que ya llega el orgasmo.
Cuando la sensación de orgasmo inminente ha desaparecido, se comienza de nuevo desde el principio y se toma un breve descanso. Este punto es tal vez el más complicado, pues requiere de práctica y paciencia.
El descanso puede tomar entre un minuto y unas cuantas horas, depende de la persona, explica OMGYes. «Cuando empieces de nuevo, hazlo con un calentamiento inicial, acumula el placer y acércate al orgasmo antes de volver a parar en el último momento».
Una última recomendación que dan es detener cualquier tipo de estimulación. «Date el tiempo suficiente para que la excitación baje completamente. La estimulación de los pezones, caricias y besos aquí son estupendos, pero no estimules nada ahí abajo».
Las mujeres que lo practican dicen que conduce al placer más intenso, asegura el sitio experto en sexualidad femenina.
Ventajas múltiples
El edging es un juego donde se aprende mucho a conocer las respuestas de excitación de la pareja. El proceso logra un aumento en la tensión de los genitales y la energía que se acumula durante la estimulación es prolongada.
Una ventaja que tiene el orgasmo controlado es que como se intenta varias veces llegar al fin, pero a la mera hora se detiene, esto obliga a descubrir nuevas formas para estimular los genitales. Por ejemplo, si siempre va de arriba a abajo, para llegar a un punto más alto en el siguiente, deberá hacerse de izquierda a derecha o de adentro hacia afuera… cada quien sabe cómo puede variarle al juego de manos.
Imagen. OMGYes
Hay quien presume lograr orgasmos múltiples, pero esto no es lo mismo que el edging, pues este último es como un preorgasmo permanente.
Quien practica el edging no solo lo describe como «el juego sexual más interesante», sino como algo casi más placentero que el orgasmo en sí.
Aunque no es una ceremonia de premiación, la Met Gala recibe la misma emoción, expectativa y atención que la alfombra roja de los premios Oscar.
Cada primer lunes de mayo, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York se engalana con la presencia de las celebridades más destacadas del momento, diseñadores y la crema y nata del mundo fashionista para la inauguración de la exposición del Instituto del Vestido, la cual cada año lleva un tema distinto.
¡Que nos agarren confesadxs! Llegó la sacerdotisa suprema. Ya está en la #MetGala@rihanna the queen mailob. Ahora sí, ya pueden hiperventilarse y decir todos sus pecados. Los entendemos, este look lo vale. 👌🏼 pic.twitter.com/wgv9TFzYS2
La anfitriona del «Super Bowl de los eventos sociales de moda», tal y como lo describe André Leon Talley, no puede ser otra que Anna Wintour, Directora de Vogue, quien desde hace 22 años está al frente de la organización de la Gala del Met y siempre elige a dos o tres acompañantes más para dirigir la noche junto con ella.
¡Apareció la primera cruz sobre la alfombra roja de la #MetGala! Obviamente cortesía de la anfitriona suprema, Anna Wintour, vestida en Chanel ❣️ pic.twitter.com/1YTlhUJLjG
Este año, su squad está formado por Donatella Versace, Amal Clooney y Rihanna, quienes presentarán la apertura de la exhibición «Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination», (Cuerpos celestiales: la moda y el imaginario católico), por lo que entre las y los asistentes a la gala podemos esperar ver muchas capas, rosarios, cruces y sombreritos puntiagudos.
Aquí algunos datos curiosos que quizá no sabías sobre la Met Gala:
La primera Met Gala se celebró en 1948 con la publicista de moda Eleanor Lambert como anfitriona. En este entonces los boletos costaban $50 dólares y obviamente distaba de ser un derroche de lujo y glamour como el que se celebra actualmente.
No bajó del cielo sino de una limusina, pero @katyperry volvió a dar cátedra de lo que es cumplir con el tema del año en la #MetGala. Es, literal, un ángel. pic.twitter.com/MJMTHkONs7
Cada año, la lista de invitados está conformada por alrededor de 600 personas. De acuerdo con información del sitio Business Insider, un boleto para la noche más VIP de la moda puede llegar a costar hasta $30,000 dólares… Si quieres una mesa para tus cuates entonces tendrás que desembolsar $275,000 dólares.
Ni siquiera lo vamos a convertir a pesos mexicanos, porque no queremos que te dé gastritis. Además, la asistencia es solo por invitación, así que aunque tengas el dinero suficiente para pagarlo probablemente no podrás asistir. Ansory.
Amal Clooney es una de las primeras en llegar a la #MetGala ✨ Esta noche ella es una de las anfitrionas elegidas por Anna Wintour, junto con Donatella Versace y Rihanna. pic.twitter.com/QPDseOiRgl
Según explica la página oficial del Museo Metropolitano, la exposición Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination «presentará un diálogo entre la moda y el arte medieval de la colección del Met para examinar el compromiso continuo de la moda con las prácticas devocionales y las tradiciones del catolicismo».
Más de 150 prendas forman parte de la exhibición, la cual presentará vestimentas papales y accesorios de la sacristía de la Capilla Sixtina, además de moda de principios del siglo XX.
Aunque para algunos el tema de la exposición del Met pueda parecer algo polémico (o sea, las celebridades básicamente se van a «disfrazar» con motivos religiosos esta noche), Andrew Bolton, curador del Instituto del Vestido, explica que «Mientras que algunos católicos practicantes pueden percibir ciertas modas mostradas como indelicadas o incluso ofensivas, y otros católicos y no católicos pueden estar preocupados de que la moda sea un medio inadecuado e indecoroso para transmitir ideas o reflejar imágenes relacionadas con lo sagrado y lo divino, el vestido es fundamental para cualquier discusión sobre religión. A lo largo de la historia de la Iglesia Católica, la vestimenta ha afirmado lealtades religiosas, ha afirmado diferencias religiosas y ha funcionado para distinguir tanto las jerarquías como el género».
Hay muchísima información sobreentendida dentro de todo lo que involucra a la Met Gala. Desde qué celebridades reciben o no una invitación y en qué mesa los sientan hasta quiénes son elegidos como anfitriones. Cada acción es premeditada y refleja quién es quién en la industria de la moda.
«Somos muy reflexivos sobre dónde ubicamos a las personas. Si se sentaron juntos el año pasado, si se han sentado juntos en otros eventos. Hay demasiados factores involucrados, es impresionante. Existe mucho poder de por medio», explica Sylvana Ward Durrett, Directora de Proyectos Especiales de Vogue, en el documental The First Monday in May.
¡JesúsCristoRedentor! Pensamos que era una reencarnación, pero no, es @JaredLeto, quien se ve padrísimo y seguro ni le costó trabajo el tema de este año en la #MetGala. ✌🏼 pic.twitter.com/eBNgFW0uAV
Se podría pensar que el evento más glamoroso del calendario fashionista es el escenario ideal para tomarse millones de selfies, pero por regla está prohibido. Sí, así como lo lees, dentro de las reglas está no fotografiarse, aunque eso no ha impedido que las y los asistentes saquen sus celulares e inmortalicen la noche de fiesta.
De hecho, Kylie Jenner ya ha instaurado la famosa selfie grupal anual en el espejo del baño del museo.
Algunas de las mexicanas que se han paseado por la Met Gala son Salma Hayek, Thalía y, por primera vez este año, Eiza González, quien a través de su cuenta de Twitter compartió su emoción por ir al evento.
Y ya está @eizamusica en su primera #MetGala. Creemos que quiso representar el concepto monja-dominatrix, o algo así, pero se ve espectacular. ¡Queremos su capa! pic.twitter.com/mQmKsVzSKm
En 1999 el grupo TLC lanzó el segundo sencillo de su disco FanMail. La canción se llamaba Unpretty. En ese entonces yo tenía 10 años, pero recuerdo haber quedado profundamente impactada tras haber visto el video en MTV.
Si no lo recuerdas, en el video de Unpretty aparecían las historias de varias chicas enfrentándose a problemas como el acoso, la violencia callejera y, sobre todo, las inseguridades por su cuerpo. Al mismo tiempo que las cantantes de TLC se mostraban como una especie de pitonisas/zen que todo lo veían a través de un dron.
La escena que me marcó
La escena en particular que me dejó en shock es cuando una de las chicas (interpretada por Rozonda Thomas, “Chilli”, de TLC) va a un centro de cirugía plástica para un aumento de senos (por presión de su pareja). Al llegar se encuentra con una joven que luce horrorizada antes de someterse a la operación.
En la versión sin censura del video hay una toma explícita en la que se ve cómo le sacan un implante a la chica. Esa escena quedó grabada en mi mente y casi 20 años después, cuando decidí revisitar el video, caí en cuenta del enorme valor que representó en una época en la que lo único que se veía en la pantalla del televisor eran chicas rubias y delgadas como Britney Spears, Christina Aguilera o Jessica Simpson.
«Nunca fui insegura, hasta que te conocí»
La letra de Unpretty está inspirada en un poema escrito por la integrante de TLC Tionne Watkins,T-Boz, y habla sobre las inseguridades y cómo éstas muchas veces no están necesariamente ligadas a nuestro físico, sino a la opinión que los demás tienen sobre él.
Nunca fui insegura, hasta que te conocí Ahora estoy siendo una estúpida Solía sentirme tan linda conmigo misma
Esa inseguridad, miedo y necesidad de aceptación no está ligada a una única talla. La experimentamos personas de todas las edades y tipos de cuerpo.
Mecanismo de defensa
En la secundaria y la prepa recuerdo haber estado en círculos de amistades en donde parecía existir una competencia implícita por ser la más delgada y en donde nadie podía admitir qué tan bonita era la otra. Comentarios como “¿Subiste de peso?”, “Te urge ponerte a dieta” o “Si bajas unos kilitos se te vería increíble” estaban a la orden del día, a la par de hacerle burla a las chicas gordas.
Un mecanismo de defensa que Unpretty describe muy bien…
Puedes comprar cabello si no te crece Puedes arreglar tu nariz si él lo dice Puedes comprar todo el maquillaje que M.A.C puede crear Pero si no puedes ver dentro de ti y averiguar quién soy yo. Me pones en una posición en la que me haces sentir tan maldítamente fea Y haré que tú tampoco te sientas bonita
Parece que a algunas mujeres nos insertaron un chip para estar en competencia constante unas con otras y siempre en desaprobación de nosotras mismas.
Afortunadamente, movimientos como el body positive y la manifestación de cuerpos diversos en las redes sociales –y poco a poco también la industria del cine, TV y la moda– nos ha permitido replantear nuestro esquema sobre la belleza y comenzar a sanar muchas heridas e inseguridades.
Hace 19 años escuché y vi el video de Unpretty por primera vez, pero ahora puedo decir que realmente lo entiendo.
No soy una persona muy amiguera, al contrario, creo que soy bastante tímida y suele costarme trabajo la interacción social. Así que cuando hago amigues, procuro cuidarles y mantenerles.
No siempre lo hago bien, muchas veces, por ejemplo, olvido fechas importantes o acontecimientos que son valiosos para las otras personas. Gajes de las personalidades despistadas. Luego trato de resarcir el descuido, por supuesto, y de manera general, siempre procuro estar presente en sus vidas.
Tengo amigas y amigos de donde pasé mi infancia y adolescencia. Amigas que fueron mis compañeras de colegio y universidad, amigos que permanecieron después de la separación de mi ex, y amigues que surgieron de forma espontánea, en situaciones por demás casuales. Cada cual con sus particularidades, intereses y afinidades comunes que nos hacen compartir los afectos.
Algunas de estas amistades me acompañan desde hace más de 20 años. Nos conocimos en épocas de pelos amaestrados con donas para el pelo, braquets y granos en la cara, camisas de cuadros amarrados a la cadera y ombligueras en tonos fosforescentes (De haber sabido que la moda de los 90 regresaría, hubiera guardado tantas cosas).
Algo pasó…
Y a pesar del cariño que nos une después de años y años de amistad, es inevitable que, con algunas personas, esa amistad se vaya diluyendo. Nunca nos peleamos, no pasó nada grave, nunca hubo reclamos o dramas. Simplemente las llamadas se fueron volviendo más esporádicas, el contacto menos frecuente. Se empezaron a atravesar otros compromisos, luego llegaron las cancelaciones de último minuto.
Un día, por ejemplo, me di cuenta de que ya no etiquetaba a una de mis amigas en cada meme divertido que me encontraba como solía hacer pocos años atrás y menos quedábamos en una fecha para ir a tomar algo. Perdí la cuenta de cuándo fue la última vez que hablé con ella. Yo no me había puesto en contacto, pero ella tampoco. Me animé entonces, envié un mensaje y, tras un breve y amistoso intercambio de mensajes quedamos en vernos. Emoción mutua y genuina por el reencuentro, pero entonces ¡zaz!
La expectativa de unos tragos coquetos aderezados de buen chisme, con esa sensación de maripositas en la panza propia de quien acude a una primera cita de amor, termina siendo una reunión aburridísima donde abundan los silencios incómodos y la aparición constante de la pregunta “¿Y luego qué más?” .
*Nunca más se vuelven a hablar*
¡¿Qué nos pasó!? Antes éramos chéveres
Creo que es difícil entender que de esa amistad chingona que creímos para siempre, solo queda el recuerdo, más cuando compartimos momentos intensos: viajes, risas, aventuras, experiencias, cambios, proyectos, primeras veces… Y, sin embargo, para mí, es más doloroso mantener amistades más por costumbre, que por verdadero cariño. Así mismito como la canción.
No queremos aceptarlo, pero los intereses cambian, avanzamos y evolucionamos. Y aquello que nos unió durante un tiempo con algunas personas, un día ya no nos representa. Ya no queda más que un contacto en Facebook que jamás en la vida volvemos a pelar. Pero que tampoco nos atrevemos a borrar.
Los caminos de la vida
Y el que los caminos comiencen a separarse tampoco está mal: Tenemos personas que fueron nuestras compañeras de vida, nos acompañamos durante etapas importantes, valiosísimas, donde nos apoyamos mutuamente, nos “salvamos” de muchas formas, y ahora, en cierto sentido, ya no nos “necesitamos” más.
Creo que es lindo (e importante) valorar esos momentos, atesorarlos, pero no aferrarse a ellos. Lo único que se consigue es darse un golpe contra la pared de la realidad. Algo típico cuando te das cuenta de que las relaciones de amistad (así como cualquier otra, pues) no pueden forzarse.
Las que han estado y estarán
Al mismo tiempo, otras personas llegan a nuestra vida y nuevas amistades se van forjando. No estoy diciendo que todas esas amistades de pañales deben quedarse atrás. No todo está perdido, ni es azote total: Siempre nos quedan esas amigas y amigos con quienes no importa cuánto tiempo pase. Un día mandas un mensaje, haces una llamada, lanzas un grito desesperado y hay una respuesta. No importa lo que haya pasado ni el porqué de la ausencia, hay una respuesta.
Todas tenemos alguna o varias amigas con quienes nos ocurre así. Pasan años, pero un buen día te decides, vences la timidez/flojera/temor, llamas, y entonces, gracias a la respuesta del otro lado del teléfono, tienes la sensación de que el tiempo no ha transcurrido.
Qué maravilla sentir que podemos retomar la conversación como si nada, ponernos al día, compartir viejos chismes, pero también y, sobre todo, reconocernos como las personas que somos hoy. Valorar nuestros intereses actuales y nuevas experiencias, identificar qué nos puede unir ahora y qué de nuestro pasado ya no hace falta para una amistad que se forja nuevamente.
Y son esas amistades que se transforman, que se aceptan, que se adaptan y que se apoyan, sin importar lo antiguas o recientes que son, las que para mí, verdaderamente valen la pena.
Se acerca el 10 de mayo y ese previo donde nos jalamos los cabellos pensando qué demonios elegir para obsequiar a ese ser que nos-dio-la-VIDA. Dentro de ese universo de cosas comunes que son los regalos para el Día de las madres, quisimos buscar cosas poco vistas, que tal vez jamás habrías pensado que podrían suceder, pero, ¡bitch!, estamos en 2018.
Así, creamos esta lista que no es de regalos, sino antiregalos para el Día de las madres. No todas estas ideas son para todas las madres, pero sí todas las madres merecen ideas fuera de lo común. ¡¿Qué?! Bueno, aquí la lista.
Un tatuaje madre e hijx
A favor está que es un regalo que sí le va a durar, que es significativo y que lxs va a unir de por vida. Bueno, más. No importa que su piel sea arrugadita arrugadita, pues hasta personas de más de 80 años se van a al estudio de tattoo. Así que elige un diseño lindo, que sea igual o que se complemente y ¡a tatuarse!
En contra está que tal vez sugerirlo te borre del testamento y no te lleves ese trinchador vintage que tienen en su casa.
Sesión de flotario
Existe una terapia que puede poner a ambxs en estado de relajación total. Regálale a mamá una sesión de flotario a la Lisa y Homero Simpson. Después de pasar un rato en el agua salada, sin celular y escuchando solo tus pensamientos, verás que la relación con tu mamá se irá a un lado más libre.
Esto solo es una buena idea si tú o tu mamá no son epilépticos, si no están bajo la influencia del alcohol o drogas, si no tienen infecciones, tendencias suicidas o presión arterial baja. Esto es en serio.
Table dance
¡Fuera vergüenza! Regálale a tu mamá una noche de table dance. Esto no significa que tengas que ir forzosamente con ella, puede ser que le preguntes a tus tías o a sus amigas si se unen al plan y ¡pum! Noche de señoras dejando salir risas y feromonas.
Nota. Solo asegúrate de que sea un lugar limpio y seguro, se trata de que la pasen bien, no de que acaben asustadas.
Pintarse el pelo
Si tu mamá ya está pensando en dejar que las canas sean libres de tintes, apóyala y regálale un tratamiento que la dote de un pelo blanco platinado. Vayan juntxs a la estética y mientras a ella le extraen el color y luego le aplican uno que la deje cual Miranda Priestly, tú tendrás el mismito color que ella.
Claro, no hay por qué limitarse. Pueden salir con un pelo color rosa algodón de azúcar o verde monstruo de la laguna.
Hacerse una limpia
Váyanse al mercado de Sonora o con el curandero o chamana de confianza y pidan una limpia. Es probable que tu mamá te diga que mejor le ayudes a limpiar su casa, pero dile que es más importante primero purificar el espíritu para después poder depurar un espacio.
Las limpias, si bien a algunas personas les cambia la vida, a otras simplemente les pareció una experiencia linda. O sea, que si bien no te lleva al Nirvana, tampoco hace daño. (Aquí puedes leer cómo es ir a una sesión de este estilo).
Cata de mezcal
Ya existen restaurantes que ofrecen catas de mezcal. Si todo va bien, pues compran una botella, piden una botanita, netean y acaban hablando de esas cosas que hacía ella cuando era joven y que te harán sentir que tu mamá es, en verdad, más chida de lo que pensabas.
Temazcal
Para volver a las raíces y probar la resistencia del cuerpo y la mente, un temazcal es la onda. Agenda una sesión para ti y para ella o con todo y familia. Será como volver a esos road trips en manada y verse todos sudados dentro del coche, pero versión extrema y con rito ancestral.
Echarse un churro en familia
Pues ya, el éxtasis del éxtasis. Si tu mamá acepta, échense un porrito así en confianza, tranqui en casa. Prepárale una comida o un algo para la hora del té y disfruten de los efectos de la yerba mágica. Nunca se sabe qué tipo de historias van a surgir con la marihuana, pero seguro algunas entrañables que harán recordar ese 10 de mayo para siempre.
Si haces esto último, por favor escríbenos contando tu experiencia.
«¿En qué piensan las mujeres mientras se masturban?» me preguntó alguna vez un amigo intrigado por las posibles diferencias entre la forma en la que viven esa experiencia hombres y mujeres. Y aunque es indiscutible que cada quien tiene su propio ritual o imaginario erótico, decidimos responder a la pregunta consultando con mujeres de diversas edades y orientaciones sexuales qué es lo que ocupa su mente cuando quieren llegar al orgasmo a solas.
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«Si me masturbo mientras veo porno, pues no pienso en mucho más que en lo que estoy viendo en la pantalla. Pero hay otros momentos en los que me gusta imaginar ciertos escenarios o fantasías súper kinky. Rara vez le pongo rostro a la persona, más bien lo que me excita es toda la situación o el escenario en mi mente. Y no, contrario a lo que muchos podrían pensar, jamás se me ha dado eso de masturbarme pensando en alguien famoso o en alguien conocido que considere muy guapo».
«Creo que aunque soy súper visual no soy muy fan de la pornografía, en lo personal creo que el pene no es nada agradable a la vista. Me gusta más usar mi imaginación, muy al estilo “Take this Waltz”. Para mí, aquella escena en el bar, a plena luz del día, es una de las más hot del cine independiente de nuestra época».
«En realidad no pienso en una persona o en una situación o el cliché de las fantasías, simplemente me gusta concentrarme en lo que mi cuerpo va sintiendo. Mientras más atención presto a las sensaciones, más se intensifican. Me gusta seguir los choquecitos eléctricos desde su origen y sentir cómo se extienden y pasean por mis piernas».
«Todo depende de cómo me sienta y el tiempo que tenga. Hay veces que me gusta darme el tiempo y hacer un ritual. Me meto a bañar, pongo música (¡muy importante!) me acuesto desnuda. Empiezo normalmente con un vibrador que es solamente para estimular el clítoris, estoy ahí un rato y luego ya agarro un dildo en forma de conejo para continuar. Hay otros días que no le doy el tiempo necesario porque quiero que sea rápido y en segundos termino. Suelo intentar dejarme ir, respirar y solo sentir. Cómo si fuera una especie de meditación».
«Por lo regular, pienso en momentos muy excitantes. Estos pueden ir desde algunos extraordinarios con mis parejas (mientras nos bañamos, un día que llegué y a lo que iba, en algunas vacaciones…) a recordar escenas de películas. Una en especial es la de ‘Lucía y el sexo’, cuando hay un hombre cubierto de barro al que se le erecta el pene al ver a Lucía en la playa. Es curioso, pero se me hace más sexy ver mujeres desnudas con senos lindos que penes erectos».
“Recuerdo la intensa profundidad de esa experiencia, pero no lo recuerdo todo, es imposible de explicar».
Esa frase la escuché en uno de los miles de episodios que me he aventado de The Joe Rogan Experience, el podcast creado por Joe Rogan, quien se describe a sí mismo como un “comediante de stand up/fanático de las artes marciales/aventurero psicodélico”. En ese episodio en particular, Joe habla sobre su experiencia con la molécula N,N DMT, algo que resonó muchísimo conmigo.
Hace un par de meses tuve mi primera experiencia con la molécula, la cual –algunos estudios aseguran– se encuentra endógenamente en el cuerpo humano y es elaborada naturalmente por nuestro organismo.
Entendiendo el DMT
Para entender un poco mejor cómo funciona esta molécula, hay que tomar en cuenta que el DMT o dimetiltriptamina es un compuesto psicodélico de la familia de las triptaminas. Este produce efectos psicodélicos excepcionalmente poderosos y efímeros cuando se administra en dosis mucho más elevadas a las que solemos segregar naturalmente.
Antes de someterme a la experiencia hice una investigación minuciosa de la sustancia. Suelo hacer eso cuando necesito tomar cualquier decisión en mi vida, así se trate de comprar una lavadora, cambiar de régimen alimenticio o hasta decidir si salir o no con alguien.
Y sí, si piensan probar una sustancia nueva, es muy importante estar 100% segurxs de que saben lo que hacen.
El bufo alvarius
Si te tomas el tiempo de googlear DMT encontrarás infinidad de información acerca de los efectos y variaciones de la molécula, la cual existe en forma sintética y orgánica.
La que yo probé fue la conocida como “Medicina del sapito”, la cual es extraída de un sapo llamado bufo alvarius que habita en el desierto de Sonora, México. De sus glándulas se extrae un líquido que contiene una toxina llamada bufotenina, la cual al ser combustionada se convierte en la sustancia activa 5MeO DMT orgánico.
Tras un par de horas de investigación sobre el 5Meo DMT –que se dice es el psicodélico más potente conocido por el hombre– y de darle vueltas en mi cabeza, decidí tomar la Medicina del bufo alvarius. Aunque todo sonaba bastante intenso, el hecho de saber que la sustancia también la producía mi organismo me tranquilizaba un poco y calmaba el miedo de “quedarme atorada en el viaje” o simplemente no regresar.
Lo cierto es que llevaba varios meses en terapia, sesiones de meditación y otras actividades que me estaban ayudando a salir de una etapa de profunda depresión y ansiedad. Vengo de una familia un tanto disfuncional (¡y quién no!), pero he dedicado la mayor parte de mi vida a tratar de permanecer del lado de la luz, estar en paz conmigo y el mundo, por lo que quería sacar el mayor provecho a la medicina.
Mi objetivo no era solo experimentar «un viaje», pues aunque no tenía ni idea de lo que estaba por suceder, algo en mi interior me decía que esto iba a cambiar mi vida.
Abrir nuevas puertas
Finalmente hice mi cita con una facilitadora de la medicina del bufo alvarius. Desde que llegué al lugar y la conocí vi que compartíamos gustos musicales y de moda, y eso me hizo sentir mucha tranquilidad. Ella me platicó sobre el procedimiento y sin más me senté sobre un colchón en el piso para inhalar la medicina.
Durante la experiencia, la facilitadora fue guiando mi viaje con música de relajación, incienso y cuencos tibetanos.
En un viaje de tan solo 15 minutos algo cambió en mí, algo me hizo despertar.
Mi lenguaje no podría alcanzar a explicar todo lo que pasó por mi cerebro, corazón y alma, pero podría decir que ha sido de las mejores y más lindas experiencias que he vivido a mis apenas 31 años. Como bien dice el antropólogo Jeremy Narby en el documental From Neurons to Nirvana: The Grate Medicines, «When you see you can’t unsee».
Un despertar del alma
Hoy, meses después de haber probado la medicina del bufo alvarius me siento mucho más tranquila y en paz. Es cierto que no hay solución definitiva a nada, simplemente es una puerta a una nueva forma de vivir.
Sigo teniendo altas y bajas, pero ahora sé que lo único de lo que tengo control es de cómo reacciono ante esto, y decido responder siempre desde el fondo de mi corazón. Aunque sigo tropezando y aprendiendo, sé que soy un ser humano en constante evolución.
Vengo de una familia de mujeres depresivas y con trastornos de ansiedad que han luchado con eso por generaciones. Vi sufrir a mi papá a causa de un cáncer que le quitó la vida y que, hoy sé, que la marihuana en su uso medicinal hubiera sido de mucha ayuda.
Hoy es tan común y triste escuchar que hay miles de personas en el mundo que viven gracias a los antidepresivos y ansiolíticos o sobrellevan difíciles tratamientos con medicinas controladas por la industria farmacéutica y/o gobierno y ocultan los efectos secundarios.
Terapias alternativas
Siento que es momento de soltar todas esas tontas creencias y prejuicios acerca de las drogas naturales y los psicodélicos. Estas moléculas que están en la naturaleza y en nosotros, están ahí para ayudarnos. Y tal vez no para entender nuestra propia existencia, sino para despertar y darnos cuenta de que la vida es movimiento, que todo es impermanente y todos somos uno.
La información es poder. Y si lo que escribo resonó en tu corazón y quieres saber más al respecto, existe una organización educativa y de investigación sin fines de lucro que desarrolla contextos médicos, legales y culturales para que las personas se beneficien de los usos cuidadosos de los psicodélicos y la marihuana. Se llama Maps y este es su sitio.
Pienso que debemos enseñar el uso consciente de estas substancias a las siguientes generaciones y pasar al siguiente nivel. No estamos separados, somos parte de todo. Estamos hechos de drogas.
En México, mayo es el mes que nos lleva directamente a pensar en las madres, el día 10 está marcado en el calendario como una fecha para comprar regalos, para salir a un lugar especial con ella o para organizar una comilona en casa.
Por eso, decidimos que el tema para el club de lectura de este mes fueran historias sobre la relación madres de hijxs. Con las sugerencias del equipo de Bookmate México, armamos esta lista de 8 libros que bien podrían ser un obsequio para mamá o si no, una buena lectura para recordarlas.
*Queremos incentivarte a leer y, por eso, si decides unirte a Bookmate, entra aquí, escribe la palabra MALVESTIDA (así en mayúsculas) y obtendrás un código de descuento.
Jodie esperaba tener una niña. Ya tiene un hijo, de dos años, y un marido, periodista, parco, convencional. La desilusión es fuerte, va más allá de una simple depresión posparto; el marido y las autoridades médicas le recomiendan una visita a la consulta de psiquiatría. Una inesperada llamada de una antigua amiga a la que hace años que no ve pone a Jodie, sin embargo, en el camino de disfrutar de sus dos hijos… por un medio bastante excepcional.
Faltan unas horas para la medianoche. Por fin, después de varias tentativas, Amalia ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño: reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja. Una madre cuenta la historia de cómo Amalia entreteje con su humor y su entrega particular una red de hilos invisibles con la que une y protege a los suyos, zurciendo los silencios de unos y encauzando el futuro de los otros. Sabe que va a ser una noche intensa, llena de secretos y mentiras, de mucha risa y de confesiones largo tiempo contenidas que por fin estallan para descubrir lo que queda por vivir. Sabe que es el momento de actuar y no está dispuesta a que nada la aparte de su cometido.
Es la trama original de la historia que tal vez ya hayas visto en el cine. Por si no, el libro habla de Eva, una mujer satisfecha consigo misma. Es autora y editora de guías de viaje para gente tan urbana y feliz como ella, tiene su propia empresa y recorre el mundo buscando material para sus libros. Casada desde hace tres años con Franklin, un fotógrafo e iluminador, decide, ya cerca de los 40 años y tras muchas dudas, tener un hijo: Kevin.
Ella siente que Franklin se ha apoderado de su maternidad y la está convirtiendo en el mero contenedor del hijo por nacer, privándola de placeres tan apreciados por Eva como el sexo, la gimnasia o el vino. Cuando nace, Kevin es el típico bebé difícil que tortura a los padres con sus llantos, que no quiere comer y hasta parece rechazar a su madre.
Cuando era niña, para ayudarla a superar la muerte de su padre, a Blanca su madre le contó un cuento chino. Sobre un poderoso emperador que convocó a los sabios y les pidió una frase que sirviese para todas las situaciones posibles. Tras meses de deliberaciones, los sabios se presentaron ante el emperador con una propuesta: «También esto pasará». Y la madre añadió: «El dolor y la pena pasarán, como pasan la euforia y la felicidad».
Ahora es la madre de Blanca quien ha muerto y esta novela, que arranca y se cierra en un cementerio, habla del dolor de la pérdida, del desgarro de la ausencia. Pero frente a este dolor queda el recuerdo de lo vivido y lo mucho aprendido, y cobra fuerza la reafirmación de la vida a través del sexo, las amigas, los hijos y los hombres que han sido y son importantes para Blanca, quien afirma: «La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo».
No conozco personaje más limpio que una madre, ni corazón con más capacidad de amar que el corazón de una madre.
La ciudadana Anna Kirílovna Zalómova, madre del obrero metalúrgico Piotr Zalómov, arrestado por la policía zarista mientras participaba el 1 de mayo de 1902 en la primera manifestación obrera que se celebraba en Sórmovo, una pequeña población en el centro de la Rusia europea.
La madre es el relato pormenorizado de cómo una víctima, una vieja de 40 años, una mujer apaleada por su marido y embrutecida por el trabajo doméstico, un ser simple, ignorante es capaz de romper los dos lastres psicológicos que la atan a su condición de paria social -el miedo y la resignación- y convertirse en una combatiente por la libertad, en un sujeto activo de la Historia.
¿Para qué sirven las manos de la madre? ¿Para acariciar, cuidar, acoger, según sostienen las interpretaciones canónicas, o más bien para salvar al hijo del abismo de la falta de sentido?
Después de haber analizado en libros anteriores la transformación de las figuras del padre y del hijo en nuestros días, Massimo Recalcati aborda la última pilastra de la tríada familiar. Y lo hace impelido por sus lectores y movido por su propio deseo de ser justo con las madres y reconocerles su papel, esencial e insustituible.
Hijas de matrimonios mixtos, Tracey y la narradora se conocen desde la infancia, son amigas íntimas y comparten el sueño de llegar a ser algún día bailarinas. Sin embargo, su entorno familiar tiende a separarlas: el padre de Tracey está en prisión y su madre la colma de regalos y caprichos, mientras que en casa de la narradora se valoran el esfuerzo y la superación personales, urgida por una madre estricta y solícita. Así pues, a medida que las dos chicas emprenden sus propios caminos, las sutiles diferencias de clase y raza van minando todos los vínculos de confianza y lealtad forjados en la niñez.
Con la vibrante efervescencia de una coreografía, Tiempos de swing es un retrato vivo de una amistad compleja y verdadera. La historia recorre los múltiples desafíos del mundo contemporáneo, a veces dramáticos y otras cómicos, ilustrando el pulso permanente entre nuestras aspiraciones individuales y las normas que rigen la vida en común.
Es la historia de una joven madre deportada y separada de su hija, y los esfuerzos de la pareja por ubicarse unos años después. Narra los viajes de una joven madre y su hija. Serafina es hispano-india y vive en el sur de California; detenida por funcionarios de inmigración, trágicamente es deportada dejando a su hija Elvia ahí. Serafina intenta en vano regresar a los Estados Unidos, mientras que Elvia, debe sobrevivir a varias casas hogar; luego ella será reclamada por su padre. Para cuando Elvia tiene 15 años, está embarazada y rodeada de drogas. Decide encontrar a su madre al otro lado de la frontera, al mismo tiempo que Serafina va en busca de ella.
Tras darse a conocer que la serie producida por Selena Gomez, ’13 Reasons Why’, tendrá una segunda temporada, muchxs se preguntaron cómo es que los creadores lograrán seguir contando la historia de Hannah Baker cuando su caso ya había quedado aparentemente resuelto.
La fecha de estreno de la segunda temporada de ’13 Reasons Why’ es el 18 de mayo de este 2018. Entonces, advierten los de Netflix, se sabrá por qué el caso de Hannah es solo el comienzo. La nueva trama hablará sobre las consecuencias de la muerte de esta chica y el complicado proceso de recuperación de los personajes.
Ahora, una serie de polaroids inquietantes llevará a Clay y a sus compañeros a descubrir un secreto perturbador y una conspiración para que se mantenga oculto. Volveremos a ver a Tony Padilla, pero ahora en momentos más tensos; al profesor Kevin Porter amenazante con Bryce Walker, pues ambos tienen mucho que perder si se investiga más este caso.
O sea, más drama.
Foto. Netflix
Nuevos rostros
Otra de las herramientas que utilizará la serie –la cual busca crear conciencia sobre el bullying y la depresión– es la integración de nuevos personajes a su elenco, los cuales ayudarán a dar un panorama fresco a la serie que, tras el final de su primera temporada, dejó muchas interrogantes en el aire.
Interpretado por el actor Bryce Cass, es una persona problemática y arriesgada que funge como el inesperado campeón de los oprimidos.
’13 Reasons Why’es el primer papel importante de Bryce. Él es latino, vive en Los Ángeles y originalmente es de Texas. Bryce consiguió un papel en la serie de NBC ‘Cruel Intentions’ (que no fue aprobada) y donde actuaría junto con Sarah Michelle Gellar.
Foto. Bryce Cass
Mackenzie
Interpretada por Chelsea Alden, es la hermana de Cyrus, una chica inteligente y artística, quien no tiene miedo de decir lo que piensa.
Recientemente Chelsea participó en ‘American Horror Story: Roanoke’ como «Alissa», así como en la más reciente temporada de ‘Veep’ con Julia Louis-Dreyfus. Próximamente tendrá una participación estelar en la siguiente temporada de ‘The Ranch’, en Netflix, y está trabajando en la próxima película de Laura Dern, ‘The Tale’ de Jennifer Fox (también protagonizada por Ellen Berstyn, Jason Ritter, Elizabeth Debicki, John Heard).
Foto. Netflix
Sonya
Interpretada por Allison Miller, es una litigante inteligente y ambiciosa.
Allison Miller fue la protagonista en la serie ‘SyFy Incorporated’, producida por Matt Damon y Ben Affleck. Recientemente, Allison fue elegida como líder en el piloto del drama ‘Salamander’ de ABC. Previamente, Miller protagonizó ‘Terra Nova’, una serie de FOX producida por Steven Spielberg, y ‘Kings’, drama de NBC aclamada por la crítica.
Foto. SyFy Incorporated
Nina
Interpretada por Samantha Logan, una respetada estrella de la pista con un secreto
Samantha acaba de terminar la filmación del protagónico de ‘Polaroid’ de Dimensions Films, así como un papel secundario en ‘The Empty Man’ de Fox. Antes de eso, ella tuvo el rol principal en el proyecto de Zoe Cassavetes, ‘Junior’, y el rol protagónico en el piloto de NBC de ‘Cruel Intentions’ (la cual no fue aprobada). Además, ella tiene un papel recurrente en 666 Park Avenue de la ABC.
Foto. Deidhra Fahey/IMDb
Chloe
Interpretada por Anne Winters, es “la chica bonita” y la nueva capitana de las porristas de Liberty High.
Anne recientemente era parte de la serie de FX, ‘Tyrant’ y estuvo en el piloto del programa de la NBC, Cruel Intentions, además formó parte de la serie regular de ABC, Wicked City. Anne protagonizó ‘Zac & Mia’ para Awesomness TV que saldrá al aire este año por Go90. Además, Anne será vista en el video especial de Netflix #REALITYHIGH, y es la líder de ‘Mom & Dad’ frente a Nic Cage y Selma Blair.
Foto. Kennith Dolin/IMDb
Jackie
Interpretada por Kelli O’Hara, es una inteligente, cariñosa y apasionada abogada para las víctimas del bullying.
Kelli O’Hara es una las principales actrices en Broadway. Su interpretación de Anna Leonowens en la aclamada por la crítica obra ‘The King and I’recientemente la galardonó en 2015 con un premio Tony en la categoría de Mejor actriz principal en un musical, junto a las nominaciones por la Liga de Drama y críticos foráneos. Se incorporó a ‘Master of Sex’ como el amor perdido de Michael Sheen, completó la grabación de la próxima serie ‘The Accidental Wolf’, y puede ser vista en ‘The Good Fight’de CBS All Access.
Foto. Netflix
Rick
Interpretado por Ben Lawson, es un coach de béisbol muy querido en Liberty High.
Ben Lawson se graduó del prestigioso Instituto Nacional de las Artes Dramáticas (NIDA) en Sydney. Fue nominado a un Premio Logie (los Emmys de Australia) en la categoría de “Mejor Nuevo Talento” por el papel ‘Frazer Yeats’ en Neighbours. Fue seleccionado como protagonista en la serie de ABC, The deep end y actuó junto con la ganadora del Oscar Natalie Portman y Ashton Kutcher en la producción de Paramount No Strings Attached.
Foto. Netflix
Para ver un poco de lo que tendrá la temporada 2, te dejamos el trailer.
Maremoto es una serie semanal de viñetas ilustradas creadas por Mariana Lorenzo para Malvestida. Puedes conocer más sobre el trabajo de Mar siguiéndola en su cuenta de Instagram.
“Me dicen Mar. Me llamo Mariana pero nadie me conoce por ese nombre. Tengo 23 años y nací y vivo en la Ciudad de México, lugar que odio y amo por igual. Me gusta dibujar y también sé bordar. No puedo estarme quieta y lloro mucho. Me encanta la moda y me gusta usar ropa vieja. Nací el 5 de septiembre, así que soy Virgo. Soy feminasty y encima de eso, queer. A veces tengo miedo y a veces ansiedad, pero aquí sigo. Mi mamá dice que me encanta provocar y que siempre estoy en contra de todo, y pues, tiene poquita razón. Hablo de todo esto y de lo que me pasa por la mente en mis dibujos, bordados y en todo lo que hago. Si tiene dudas, no tarde en preguntar”.
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Aprovechando que en mayo se considera el mes de la masturbación, Mar Lorenzo reflexiona sobre cómo en la educación sexual que se recibe en la escuela se suele omitir el placer, en especial el femenino.
Puede que alguna vez te hayas preguntado cuánto tarda cada prenda en degradarse, esta duda es tan valiosa que de eso depende contaminar menos. Para el medio ambiente, no es lo mismo comprar una fibra natural que una sintética. La diferencia puede ser entre que, cuando la deseches, esa prenda tarde de 1 semana hasta 500 años o más en desaparecer por completo.
De acuerdo con la organización Waste & Resources Action Programme (WRAP), en el Reino Unido, una prenda le dura a una persona 3.3 años. Y aquí es cuando escuchamos esa voz lejana de nuestra madre o abuela diciendo «es que las cosas ya no las hacen como antes», «en mis tiempos la ropa era de calidad», «esta falda la usamos yo y tus seis tías y aún está buena»… Aunque suene a sermón, es verdad.
Las marcas siguen la tendencia de la obsolescencia programada, la cual pone fecha corta de caducidad a los productos para que duren menos y, entonces, compremos más. Si a esto se suma que la mercadotecnia nos hace desear cosas que no necesitamos, el ciclo del consumismo se vuelve una máquina con engranaje perfecto.
La ropa es responsable de generar 92 millones de toneladas de desperdicios sólidos al año en todo el mundo, explica el sitio Fashion Revolution. Además, esta, al confeccionarse produce 1,715 millones de toneladas de emisiones de CO2, lo cual fue el 5.4% del total generado en 2015. O sea, contaminación al por mayor.
Los dos principales motivos por los que las personas dejan de usar la ropa y deciden desecharla es porque: vieron daños en las prendas y porque ya no les gusta usarla (una decisión que se empuja mucho por las tendencias fast fashion), y esa es otra razón por la que tampoco se vende en las tiendas de segunda mano.
¿Reciclaje al rescate?
Hay personas que le tenemos demasiada fe al reciclaje. Si bien la ciencia y la tecnología han logrado que materiales aparentemente inservibles vuelvan a tener vida útil, el porcentaje es aún muy pequeño, más si se habla del ciclo de vida de la ropa.
Por desgracia, la ropa que se recicla es tan solo un 9% de toda la que se desecha (datos de Estados Unidos, pero que bien pueden reflejar una tendencia mundial); y menos de 1% puede servir (o se usa en verdad) para rehacer nuevas prendas. La razón de que se pueda reciclar poco es porque la mayoría de las prendas no se pueden reutilizar tan eficientemente como sucede ya con el vidrio, el metal o el pet. A la par, para quien confecciona ropa es más sencillo y barato obtener telas nuevas que utilizar otras de prendas desechadas.
Ante este problema, grupos textiles como H&M, Kering o C&A han comenzado a implementar el reciclado de ropa y a invertir en acciones que reviertan (aunque sea) un poco del año por tanta ropa producida y desperdiciada. Este tipo de iniciativas ya reciclan el algodón en nuevas fibras textiles y están experimentando con telas hechas con ingredientes biológicos como champiñones y desperdicios de comida.
Ser consumidorxs responsables
¿Y por qué se desperdicia tanta ropa? Ocurre que la ropa barata, muchas veces la compramos con esa consigna «como costó poco, no importa si dura poco», o tal vez pensemos que si se regala o se va a la basura tiene menor importancia, pues pagamos solo unos pesos por ella. Esto, lejos de hacernos unos compradores hábiles, nos hace consumidores irresponsables 🙁
Si justo estás pensando en adquirir ropa que te hace falta o que necesitas, una gran idea para no contaminar es ir a una tienda de segunda mano. O, si se trata solo de una ocasión especial, ¿qué tal pedir a alguna de tus amistades que te presten un look que luzca nuevo en ti? Si eso no es posible, entonces toma en cuenta esta información antes de llevarte lo primero que veas.
Tiempo estimado en que una prenda se degrada
1 camiseta: 1 a 6 semanas
1 par de calcetines: 1 semana a 5 meses
Blusa o camisa de lino: 2 semanas
1 suéter: 9 meses
Chamarra de mezclilla: 10 a 12 meses
Top de seda: 1 a 3 años
Suéter de lana: 1 a 5 años
Medias de nylon: 30 a 40 años
Bolso de piel: 50 años
Lycras y top deportivos: 20 a 200 años
Vestido de poliéster: más de 200 años
Imagen: Fashion Revolution
Las fibras sintéticas como el poliéster pueden tardar hasta 500 o mil años en degradarse. Para que sientas menos culpa al comprar ropa (porque tampoco se trata de cortarse las venas y dejar de vestir prendas nuevas en absoluto), vale la pena echar un ojo a la etiqueta y ver de qué materiales está hecho eso que te vas a llevar. Así, sabrás que aunque le hayas sacado el máximo jugo a tu ropa y ya no sirva ni de trapeador, entonces, serán menos años los que le tome a la tierra degradar ese textil.
Sí. La respuesta es sencilla y contundente: «sí, todxs necesitamos terapia psicológica». Las razones particulares pueden ser muchas, pero las generales son pocas y nos afectan así, en plural.
Existen varios motivos por los cuales cada persona necesita ir a terapia psicológica. Tras años de tomar terapia y aprender sobre el tema, puedo englobar las cuatro principales razones.
Todxs cambiamos
No importa si eres conocida como la persona más feliz del mundo. Dentro de ti sabes que tienes esos momentos obscuros donde necesitas que alguien te anime y te recuerde que todo estará mejor. La terapia te da perspectiva y hace que recuerdes que, aunque este es un bache, pronto vendrá otro cambio y verás las cosas de manera diferente.
Necesitamos un punto de vista objetivo
Por bien que te trate tu terapeuta, por amable que sea, está haciendo un trabajo. Su chamba es aplicar todo lo que aprendió durante años de universidad para entender lo que le cuentas desde un punto de vista objetivo. Esto te permite ver tu vida desde una lejanía cómoda. Ahí es donde están las soluciones a los problemas.
Alguien que nos recuerde lo básico
Respirar. Tomar un tiempo para nosotrxs. Olvidarnos del mundo y concentrarnos en lo que nos pasa, en lo que sentimos. Pensar sobre eso que nos preocupa como si no nos estuviera pasando. Recordar que esto que nos aqueja ahora es solo un momento dentro de todo lo que estamos por vivir y todo lo que ya hemos vivido. Esos 45 minutos de terapia están llenos de información que olvidamos y nos ayuda a seguir todos los días.
Ejercitar la paciencia
No hay pastillas mágicas que mejoren la vida. Básicamente porque la vida no mejora por si sola, eres tú quien la hace mejor. Y conseguir que tu vida sea mejor, que sea como quieres que sea, es un proceso largo lleno de pasos pequeñitos que a veces pesan mucho. Ir a terapia y atender al proceso te hace valorar cada esfuerzo y el resultado de cada paso.
¡¿Pagar por contar mis problemas?!
Hay mucha gente que podría preguntarse ¿por qué estos cuatro efectos básicos no funcionan si se reciben de alguien que no es tu terapeuta? Si de hablar de problemas se trata, una buena amistad, mamá o algún otro familiar podrían ayudar. La respuesta a este planteamiento es sencilla, pero compleja.
Por la predisposición medica. Los protocolos existen por muchas razones, una de ellas es asegurarse de que todo lo necesario para arrancar un plan esté listo. Otra razón es que, al arrancar protocolos, los involucrados se ponen en un mood mental donde están completamente dispuestos a colaborar. Si organizas una fiesta y avisas que será fiesta, y le pides a cada quien algo, comida, bebida, una lista en Spotify… todos llegarán asumiendo qué clase de reunión es y se comportarán en consecuencia.
Así justo llegas a terapia: predispuesta a hablar con otra clase de sinceridad, en otros términos. Mucho más desvestidx de tus prejuicios, pero también, más prudente y dando más información. Entrar en esta convención ayuda a soltar, a hablar con una renovada desnudez emocional que no tienes con otras personas.
Cuando le pides ayuda a un amigo o amiga lo haces sin confiar plenamente en su juicio. En gran parte pedimos ayuda emocional a nuestros conocidos porque queremos que nos digan algo en específico, y cuando no lo hacen, nos frustramos. No obstante, cuando un terapeuta nos dice algo, no cuestionamos su consejo. Con las amistades tenemos una historia, todo lo que nos dicen está cargado de aquellas experiencias que tuvimos juntas o separadas; de todo lo que nosotras mismas juzgamos sobre ellas.
Al terapeuta no lo conocemos ni tantito, no sabemos cómo se lleva con su pareja, sus hijos, si tiene buena o mala relación con sus colegas… Vaya, no tienes un sólo dato personal sobre cómo interactúa con los demás, pero sabes que estudió para ayudarte y ahí te apoyas para comprender y recibir su consejo o indicaciones.
Ya sea porque estás pasando por un momento difícil o porque quisieras mantenerte en paz, la terapia siempre es buena idea. Que no te dé miedo intentarla.
Si ya estás harta de las redes sociales para ligar como Tinder o Bumble, te tenemos una novedad: ¡Facebook se suma a las aplicaciones de citas!
¿Recuerdas que para registrarte en la mayoría de las apps citas usabas tu perfil de Facebook? Pues ahora podrás hacerlo directamente a través de la función Facebook Dating, la apuesta de la red social para crear “relaciones a largo plazo, no solo encuentros casuales” entre sus más de 200 millones de usuarios identificados como “solterxs”.
La gran sorpresa
La noticia se dio a conocer durante una conferencia en el congreso de desarrolladores, F8. El fundador y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, reveló algunos detalles sobre la nueva función para citas, la cual saldrá en algún punto de este año.
Lo que sabemos hasta ahora sobre esta nueva apuesta es que la opción de citas estará dentro de tu perfil de Facebook, pero funcionará de forma totalmente independiente, así que si decides activarla ninguno de tus amigos se enterará y tampoco se dará a conocer en tu News Feed.
Discreción asegurada 😏
"This is how we’re thinking about our responsibility — to keep people safe and also to keep building. If you believe like I do that relationships, community and bringing the world together is important – we will keep building." Mark at #F8pic.twitter.com/Vwx2LFKL3b
No se ha dado a conocer esa información, pero sí que la idea de Facebook Dating es que conectes con gente que no forma parte de tus amigues en la red social.
Algunos datos que serán visibles sobre ti en la plataforma de citas son tu nombre, foto, intereses y ubicación. Además tendrás la opción de unirte a eventos y grupos en tu ciudad, para así conectar con personas con gustos afines.
Otro detalle interesante es que para ponerte en contacto con las personas que te interesen tendrás un inbox independiente al de Facebook Messenger, en donde sólo se podrán mandar mensajes de texto (por aquello de evitar las dick pics).
¿Será seguro?
Tras el escándalo de Cambridge Analytica, esta es una de las estrategias con las que Facebook busca posicionarse nuevamente y ganarse la confianza de la gente. Y Zuckerberg es consciente del reto que representa “Sé que muchos de ustedes van a tener preguntas al respecto. Desde el inicio hemos diseñado [Facebook Dating] con la privacidad y la seguridad en mente”.
Otro de los cambios que Mark Zuckerberg discutió durante su presentación en el F8 fue que incorporarán a Facebook una opción llamada “Clear History” para que cada usuario pueda eliminar su historial de búsquedas en Facebook. “Una vez que hayamos lanzado esta actualización, serás capaz de ver información sobre apps y sitios con los que has interactuado y serás capaz de borrar esa información de tu cuenta”.
Ser adolescente es complicado. Todo en tu cuerpo comienza a cambiar, te salen granos, sientes que nadie te entiende y tus hormonas parecen estar en tachas24/7. Por si fuera poco comienzas a tener tus primeros contactos con el sexo, ya sea masturbándote, con una pareja o con la imaginación a través de las historias y experiencias que ves en la tele o te cuentan tus amigues.
Viendo hacia atrás, me doy cuenta de que en mi camino hacia el descubrimiento sexual hubo una gran desinformación, no solo en relación a la protección y las cuestiones biológicas, sino a todo lo relacionado con mi placer, el consenso y las dinámicas sexuales. Por eso, si hoy pudiera hablar con mi yo adolescente le daría estos 5 consejos sobre sexualidad…
Mastúrbate
Y sin culpas. Esos impulsos que sientes son naturales y no son «asquerosos» ni tampoco «cosas que solamente hacen los hombres», así que deja de sentirte mal cada vez que lo haces.
Date la oportunidad de conectar con tu cuerpo y tu sexualidad sin sentir vergüenza. Con los años conocerás a mujeres fantásticas a las que no les da pena en hablar al respecto, y entonces te darás cuenta de que nunca fuiste «una degenerada», como tus compañeras de la secundaria solían llamar a cualquier mujer que mencionara la palabra masturbación.
Protégete
La pseudo educación sexual que te dan en la escuela es una basura y está enfocada en la prohibición, en el concepto de la culpa y en infundarte miedo sobre el embarazo.
En vez de asustarte, infórmate sobre cómo puedes tener una relación sexual segura. Existen distintos métodos anticonceptivos a los que puedes tener acceso de forma gratuita en clínicas de salud (y no, tus papás no tienen que enterarse). Siempre lleva contigo un condón (ya sea masculino o femenino) y aprende cuál es su correcto uso.
Lo más importante de todo, nunca dependas de la otra persona para tener sexo protegido ni te dejes manipular por quien piensa que «no pasa nada», «es que con condón no se siente tan rico» o «no exageres, no es para tanto».
La violencia sexual también se da en pareja
Solemos pensar que quien nos ama jamás podría hacernos daño, pero la violencia sexual también se da –y a menudo– en pareja.
Estar en un momento muy apasionado con tu novio –incluso si están sin ropa– no es sinónimo de consentimiento para que exista penetración. No estás obligada a hacerlo solo porque sea tu pareja.
Tristemente, en ocasiones tu novio intentará imponer su placer por encima de tu voluntad, porque piensa que tiene derecho a hacerlo, así es como la sociedad nos ha educado. Pero recuerda nadie debe obligarte a tener relaciones sexuales cuando no lo quieres, mucho menos forzarte.
Deja de pensar que las mujeres que disfrutan su sexualidad son «putas»…
Ni zorras, ni gatas, ni fáciles… Quítate eso de la cabeza y deja de juzgar a otra mujer por el número de novios que ha tenido, por si se agarró a un chico que acababa de conocer o por si le gusta tomarse fotos topless.
Cada quien tiene derecho a experimentar la sexualidad a su manera y es algo muy íntimo que no debería de incumbirle a nadie más que a las personas que lo hacen.
Además vivimos en una sociedad machista en la que se descalifica a una mujer por experimentar su sexualidad, pero se le aplaude al hombre por hacer lo mismo. No formes parte del problema.
Habla sobre tu abuso
La vergüenza que sientes no debe ser tuya, sino de quien te agredió. Así que, por favor, habla sobre tu abuso sexual con tu familia o amigos cercanos.
Si te da mucha pena decírselo a tus seres queridos, entonces busca ayuda psicológica y verás que el proceso de sanación será mucho más fácil. Es importante que sepas que no fue tu culpa, que no estás sola, que todo va a estar mejor.
En algunos años, cuando mires hacia atrás, descubrirás la fuerza inquebrantable que conseguiste de esa experiencia y la usarás para ayudar a otras mujeres que pasaron por una situación similar.
¿Tú qué consejos sobre sexualidad le darías a tu yo adolescente?