En ese estado espiritual, cuando la mente entra en un trance entre la consciencia y el viaje astral. Cuando los sentidos se ven alterados por los efectos de la tía marihuana, pueden surgir reflexiones maravillosas. Son ese punto de quiebre donde podemos imaginar cosas que apachurradxs en la multitud del metro o encerradxs en el auto en pleno embotellamiento tal vez no tendríamos ni tiempo de meditar.
Cada 20 de abril (4/20) se celebra el día de la cultura en torno al cannabis, mota marihuaja, doña María o como se prefieras llamarle. El origen proviene de un grupo de chavos llamados Los Waldos del colegio San Rafael en California. Estos se reunían después de clases y castigos (a las 4:20 pm) para fumar marihuana en la estatua de Louis Pasteur. En su honor, esta fecha se convirtió en una fiesta y posteriormente en el Día Mundial del Cannabis.
Y nuestro pequeño homenaje fue preguntarle a personas que gustan de echarse un churrito de mota de vez en cuando, cuáles son esos pensamientos o revelaciones existenciales que han tenido en esos viajes al sabe dónde.
En qué demonios estamos paradxs
En un viaje a la playa, ahí frente al mar, entre un grupo de amigxs surgió una reflexión sesudíiisima. Alguien dijo: «¿Se han dado cuenta de que el mundo es una pelotita de agua?» y todxs «sí, claro, no lo había pensado…». El remate del primer pacheco que lanzó la reflexión fue: «¡Y no se le cae!».
Ahora podemos tener una idea de cómo a Copérnico o a Galileo Galilei les vinieron tales teorías respecto al mundo que habitamos.
Plot twist. Esta reflexión acabó en una canción de un grupo que rock.
Una nueva app
En cierta pacheca llegué a la conclusión de que alguien debería inventar una aplicación tipo Shazam, pero para rostros. O sea, que yo diga «quién es esta persona», le tome foto y me aparezcan sus redes sociales. ¡Taráaan!
¿No es buena idea? ¡Genial idea!
*La llevan a la cárcel por stalker*.
Súper yogui
Cuando me echo un churrito es el momento en que me salen las mejores rutinas de yoga y Madonna y Miley Cyrus se quedan babosas mirando todo lo que logro hacer con mi cuerpo … el problema es que después ya no recuerdo cómo eran.
¡Somos nada!
He llegado a meditar sobre cosas muy profundas, pero que me dejan muy triste al final del viaje. Como que vivimos en un punto muy pequeño e insignificante de la inmensa línea de espacio-tiempo que es la historia de la humanidad. Lo peor de todo es que es cierto. ¡Ya mátenme!
La vida, ya sabes
He llegado a pensar, muy en serio, que la marihuana abre canales de tu alma y de tu cerebro que no conocías y te conecta más contigo y con tu entorno, porque te hace reflexionar y cuestionarte tu propia existencia e importancia ¡en la sala de tu casa!
Te conecta con el amor universal al que todos pertenecemos. La vida es un viaje del que muchos se preocupan y muy pocos disfrutan. ¡Relájate un chingo!
La cura del mundo
En cierta fiesta comenzamos a fumar mota y alguien puso una canción reggae que decía «marijuana is the healing of the nations» y de ahí no paramos de analizar que era cierto. Que si todo mundo anduviera pacheco, no se pondrían a pensar en guerras y en odios. Pura hora del payaso, buena onda. ¿O no?
Nuevas canciones
He tenido un largo historial de pachecas, pero de lo más raro que he llegado a descubrir es qué pasa si le cambias el pronombre o el inicio a canciones como «Don’t turn around» de Ace of Base. Entonces diría «I won’t turn around cause im going to see your heart baby. I won’t turn around you don’t want me to see you cry». Y ya, es magnífico.
Movimientos contínuos
Una vez me mareé muchísimo y creí que estaba temblando (por suerte no). Luego me puse a analizar que sí, en verdad la tierra siempre se está moviendo. Y ya, ¡denme un Nobel!
Lenguaje universal
Está pachequísimo, pero he llegado a pensar qué ocurriría si la lengua de señas fuera lengua oficial, y el Español fuera un idioma poco usado. O sea, que en un futuro no usáramos la voz, en general, nadie, ya nunca. Dejarla para lo escrito y para cosas importantes como la música.
Nos estamos descomponiendo
Una vez me súper clavé pensando en que, como seres humanos, todo el tiempo nos estamos descomponiendo. O sea, nuestra piel tira células muertas, se nos cae el cabello, nos arrancamos pellejitos y uñas. Sudor, lágrimas, pestañas, mocos… No sé, como que me malviajó pensar que nuestro ADN siempre está quedando regado por todas partes.