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Malvestida Food Sessions presenta: Las mejores galletas de chispas de chocolate

Una de las cosas que más disfrutamos en Malvestida –además de tomar café e inventar pasos de baile arrítmicos– es comer. Somos foodies y podemos pasar horas discutiendo dónde está el mejor ramen de la ciudad o describiendo la textura exacta de un pay de limón (y sí, escribimos pay porque nos perturba cuando la gente lee pie de limón). Por ello decidimos crear una nueva sección en la que compartimos nuestros descubrimientos culinarios y escuchamos los tuyos para hacer del mundo uno más delicioso, así que no olvides dejar tus recomendaciones en la sección de comentarios <3

Comenzamos la primera Malvestida Food Sessions con las galletas de chispas de chocolate, ese postre que sólo a la gente sin alma podría no gustarle. Las hay de textura suave o crujiente; las puras (sólo chispas) y las modificadas con ingredientes extra como nuez, macadamia, chocolate blanco, etc…

¿Cuáles han sido las mejores que has probado y por qué?

Elisa
Cuando se trata de romper la dieta me considero toda una experta, sobre todo si tengo que recomendar postres (especialmente con chocolate). Así que las mejores galletas con chispas de chocolate que he probado en mi vida, y que en mi opinión no tienen competencia alguna, son las de Levain Bakery en Nueva York. No me puedo decidir si las considero mis favoritas por la compañía de mi mejor amiga la primera vez que las probé, por los trozos de chocolate semi-amargo y nuez que tienen o por el simple hecho de que por fuera son crujientes y por dentro la masa es suave, es como si al morderla literalmente se derritiera, y ni qué decir de su sabor, algo que solo puedo recordar y describir como espectacular.

Galletas Levian Bakery
Foto. Instagram Levian Bakery

Eva
Cuando tengo antojo de algo dulce inevitablemente pienso en una sola cosa: las suculentas galletas de chispas de chocolate de Kukis by Maru. Es un negocio local bastante famoso en la ciudad de Mérida, Yucatán, cuya especialidad, evidentemente, son las galletas. Siempre es complicado elegir entre la de chispas o la que es toda de Nutella porque ambas son deliciosas. Sin embargo, la de chispas de chocolate me encanta porque tiene el punto perfecto entre lo suave y crujiente. Recién salidas del horno las chispas se derriten dejando deliciosos rastros de Nutella a su paso y, acompañadas de un café, podrían hacerle la tarde perfecta a cualquiera.

Fide
La mejor galleta de chocolate que he probado en mi vida fue en un Hotel Holiday Inn en Dallas, Texas, cuando tenía 11 años. Me estaba quedando ahí con mis abuelos y recuerdo que a las 5:00 de la tarde ponían en el lobby canastas de cortesía con galletas sabor chocolate, macadamia y arándano. Eran del tamaño de una toronja, de ese tipo de postre que te hace querer más. Las de sabor chocolate tenían además por dentro trozos, así que al morderlas se derretían de una forma indescriptible, fuera de este mundo. Eso las hizo superior a ninguna otra que he probado hasta ahora. Además habían jarras con todo tipo de leche, la combinación adecuada que enamora a cualquier niño (o adulto).

Ale
Las mejores galletas de chispas que he probado en mi vida son las de mi escuela en Canadá. Todas las mañanas apenas llegaba me reunía con mis amigas en la cafetería para el riguroso pack de 3 galletas por 3 dólares recién salidas del horno y aún semi derretidas por el calor: IN-DES-CRIP-TI-BLE. Subí como un millón de kilos. En segundo lugar me quedo con la Cornflake chocolate chip marshmallow cookie de Milk Bar en Nueva York, que tiene tanto sabor como letras en su nombre. Es simple y sencillamente una joya de la repostería munchie, especialmente si puedes probarla recién horneada. Por último, pero no menos delicioso, en la Ciudad de México siempre recurro a las galletas de Chomp Chomp acompañadas de una malteada mini, para esos días en los que realmente quieres hacer las paces contigo misma.

Milk Bar
Foto. Instagram Milk Bar

Rebe
Debo admitir que soy muy especial con las galletas de chispas de chocolate, siempre leo recetas de la galleta perfecta: que si le pones más mantequilla, más azúcar morena o que si dejas reposando la masa unas horas… Total, un domingo fui a comer con mi hermano al restaurante Eno y decidí pedir un ‘postre’ después de desayunar unos suculentos molletes y fue ahí donde encontré la gloria en una mordida. A mí las galletas me gustan grandes, y esta es la combinación perfecta entre scone y galleta. Crujiente por fuera y por dentro… ni para que les cuento.

Majo
Las galletas de chocolate son importantes para mí y lo que más me emociona es todavía no haber encontrado la mejor de todas. Mientras tanto, algunas inolvidables que he comido: las hechas por mi mamá, las de Kukis by Maru –primero como clienta y luego como empleada (me dijeron que me iba a hartar de ellas. Estuve ahí un año y jamás pasó)–, las que hicimos E y yo cuando nos acabábamos de mudar juntos y compramos bandejas para hornear antes que cuchillos y sí, incluso las de Subway, en mis peores momentos Godínez.

Tenemos que hablar sobre el aborto y sus consecuencias

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«Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir»

El 28 de septiembre fue el Día de de Acción Global por un Aborto Legal, Seguro y Gratuito y publiqué una imagen y un pequeño texto en Facebook.

Este fue un acto ordinario y extraordinario al mismo tiempo, porque aunque no es raro que use mis redes sociales para hablar sobre temas feministas y difundir este tipo de iniciativas, esta fue quizá la primera vez que escribí en Facebook (donde entre mis contactos están familiares, compañeros de trabajo y semi-desconocidos) que estoy cien por ciento a favor del derecho de decidir de las mujeres.

Creo que la mayoría de mis amigos y familia saben esto, pero no solo no suelo iniciar conversaciones al respecto, sino que a veces les huyo.

Un cambio de perspectiva

No recuerdo en qué momento me empecé a considerar feminista, pero si sé que siempre viví en un ambiente en el que pensar en la igualdad de género era algo común y deseable.

Con el asunto en concreto del aborto, sí sé que cambié de opinión de una forma más o menos radical: nunca hubiera ido a manifestarme afuera de una clínica, pero era de esas personas que piensan que solo se debe permitir en circunstancias muy específicas.

En mi adolescencia no conocí a ninguna activista por el tema, aunque sí recuerdo que mi profesora de ética en la prepa dijo algo que es básico: «nadie está a favor del aborto, más bien se está a favor del derecho a decidir.»

El aborto y sus consecuencias

En los últimos años me empecé a topar más y más con el tema, no tanto en forma de estadísticas, sino como ensayos personales donde mujeres contaban sus historias. Por eso sí identifico el momento exacto en el que me formé una postura más clara. Fue al terminar de leer uno de estos textos que detallaba el horrible proceso que vivió una mujer en Estados Unidos, décadas antes de que el aborto fuera legal en ese país.

Lo que decidí fue que no necesito que una mujer me convenza de que está o estuvo entre la espada y la pared o que cuente sus circunstancias trágicas, sencillamente decido pensar que una persona que termina su embarazo sabe lo que está haciendo, que cada quién es capaz de decir «no puedo» o «no quiero» y que no es ético obligar a alguien a pasar por el peligroso (sí, hasta hoy en día el embarazo es peligroso) y difícil proceso de traer a un niño al mundo.

La prohibición del aborto como condena

Por supuesto, estas no son las únicas razones, también están las cifras. Para quienes prefieren hablar desde lo cuantificable he aquí un hecho innegable: la necesidad de interrumpir embarazos no se acaba si el hacerlo se vuelve ilegal. Lo único que sucede en estos casos es que se está condenando a las mujeres (y, aún más, a personas que se embarazan y no son mujeres, como los hombres trans) en desventaja social y económica a hacerlo en condiciones insalubres y en muchos casos a morir como consecuencia.

Las mujeres con recursos siempre encontrarán una forma de abortar, pero las que no, son castigadas por la sociedad.

Creo que nunca me va a ser fácil hablar del aborto, pero eso no significa que no lo haré, porque en verdad creo que no podremos solucionar los problemas más apremiantes relacionados con la equidad de género si no se garantiza el derecho a decidir.

Algunas recomendaciones para seguir pensando en el tema:

– En documentales: Vessel, sobre la organización Women on Waves, que se dedica a prevenir embarazos no deseados y abortos inseguros (su página oficial también es un gran recurso) y After Tiller, sobre doctores que realizan abortos en el tercer trimestre.

– La película rumana 4 meses, 3 semanas y 2 días, un drama necesario pero difícil de ver; Obvious Child, una comedia romántica y Grandma, que está a medio camino entre ambas.

– La literatura de autoras como Lucia Berlin (el libro de cuentos Manual para mujeres de la limpieza) y Margaret Atwood (la novela Resurgir). El cuento Un viaje, de la mexicana Atenea Cruz. La novela Las reglas de la vida, de John Irving. Cómo ser mujer, ensayos de Caitlin Moran. Para mentes más académicas, los libros El aborto en el derecho transnacional y Fornicar y matar, de la filósofa Laura Klein.

– La página de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y el Caribe.

– Este video sobre el aborto en México producido por la organización GIRE:

Lo que nuestros papás nos enseñaron mal (o no nos enseñaron) sobre sexo

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Mi papás me enseñaron muchas cosas, entre ellas a ser independiente, cómo tomar mis propias decisiones y responsabilizarme de mis acciones, pero jamás me hablaron de sexo. Sí, sí me dieron la plática sobre de dónde viene los bebés y me advirtieron que eventualmente entraría al club de la menstruación, algo que les agradezco profundamente considerando que tengo amigas que pensaron que se estaban desangrando por dentro cuando tuvieron su menarquia, pero no me explicaron lo que son las enfermedades de transmisión sexual o los anticonceptivos y jamás me llevaron con algún ginecólogo que pudiera responder a las dudas que ellos no querían ni imaginar que su hija adolescente podría tener.

La escuela tampoco ayudó, ya que bajo sus lineamientos católicos los argumentos de la educación sexual eran cosas como “tomar anticonceptivos es abortar”, “el sexo es pecado” o “ningún hombre va a querer casarse contigo si no eres virgen”. Siempre desde la culpa y el yugo de pensar que tu valor como mujer está intrínsecamente ligado a tu virginidad.

Pienso que tanto mis papás como la escuela a la que asistí se preocuparon más por asegurarse de que no tuviera relaciones, que por enseñarme qué hacer cuando tomara la decisión de meterme en la cama con alguien. Así que yo, como muchas otras jóvenes, simplemente me conformé con cruzar los dedos para que mis parejas sexuales fueran lo suficientemente responsables y compraran condones. No siempre era el caso y en mi inmadurez y desinformación tuve sexo sin protección o utilizando esos “métodos naturales” que a más de una chica de mi generación le costaron un embarazo.

Y es que aunque se quiera tapar el dedo con un sol, la realidad es que en México el 63% de las mujeres inicia su vida sexual entre los 15 y los 29 años de edad. De ese porcentaje el 29.2% comienza antes de los 19 años.

Pero la cifra verdaderamente alarmante no es esa, sino que el 49.9% NO utiliza NINGÚN método anticonceptivo en su primera vez, lo que significa que en nuestro país una de cada dos mujeres no se protege al iniciar su vida sexual, según el documento “Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud (15 a 29 años)” publicado en agosto de 2016 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

De acuerdo con un artículo publicado por El Universal en mayo de 2016, en nuestro país todos los días dan a luz aproximadamente 1000 mujeres menores de 19 años. Además, según México Social, el grupo de jóvenes de 16 a 24 años es el de “mayor incidencia anual de Infecciones de Transmisión Sexual, con niveles muy superiores a los registrados para el total de la población”. Y esto no se debe necesariamente a la desinformación. Vamos, muchos saben que existen métodos para cuidarse, pero no tienen acceso a ellos o sienten que no los necesitan por aquella utopía del «a mí no me va a pasar», pero pasa.

Aún así a muchos papás les sigue dando “penita” hablar de sexo con sus hijos o siguen regañándolos si encuentran un paquete de condones entre sus pertenencias.

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Recuerdo que cuando estaba en la prepa tenía una amiga canadiense a la que su mamá, que era enfermera, le compraba pastillas anticonceptivas. “El día que vayas a tener relaciones sexuales seguramente no me lo vas a contar, pero cuando decidas hacerlo ya sabes cómo cuidarte y cuáles son las consecuencias”, le había dicho. Y contrario a lo que muchos podrían pensar, eso no fomentó que mi amiga tuviera relaciones con cuanto hombre se le pusiera enfrente o que pensara en sexo 24/7, sino que simplemente le ayudó a tomar decisiones mejor informadas.

Por eso quiero pensar que si llego a tener hijos les enseñaré a ser responsables con su sexualidad. No voy a educarlos con base en el miedo, sino en la comprensión de las consecuencias. Que sepan que tanto hombres como mujeres comparten responsabilidad al tener relaciones y que no debe de darles vergüenza pedir unos condones en la farmacia o asistir a una consulta con un ginecólogo. Digamos que al final del día prefiero que las preguntas me las hagan a mí y no a Google.

«Busquen otro trabajo»: las críticas de las editoras de Vogue hacia las fashion bloggers

El dilema entre las revistas de moda y las fashion bloggers no es algo nuevo, la relación que tienen es una de amor/odio y bastante conveniencia. En ciertas ocasiones las editoriales utilizan a las blogueras –y sus apabullantes cifras de seguidores en redes sociales– para llegar a más personas y, por su parte, las bloggers consolidan su prestigio al aparecer en estas publicaciones. Sin embargo no dejan de competir entre sí, porque al final del día el círculo de la moda también es un mundillo de cat fights y sonrisas condescendientes en donde prevalece la supervivencia del más fuerte… ¿o el más popular?

El más reciente fashion drama ocurrió cuando Vogue, al terminar Milan Fashion Week el pasado domingo, publicó una nota en la que varias de sus editoras criticaban abierta y duramente a las reinas del social mediaSally Singer, Directora Creativa Digital de Vogue, les recomendó que «… busquen otra profesión. Están exaltando la muerte del estilo». Por su parte, Alessandra Codinha, Editora de Noticias en Vogue.com, señaló la falta de aportación a la industria. «Las seguimos llamando bloggers, pero solo muy pocas siguen haciendo eso. En lugar de una celebración del estilo, parece ser que todo es presentarse, lucir ridícula, posar, estar inquieta en el asiento del front row mientras checas desesperadamente todas tus redes sociales, huir, cambiar de outfit y repetir la misma rutina… Todo llega a ser muy vergonzoso…».

Otros miembros del equipo de Vogue que comentaron al respecto fueron Sarah Mower, Analista principal de Vogue.com, y Nicole Phelps, Directora de pasarelas, quien mencionó que «No es simplemente triste que las mujeres se acicalen para las cámaras con ropa prestada, sino que es preocupante también ver a tantas marcas participar».

"Oh no they didn't"

Por supuesto, los bloggers no se quedaron callados y aprovecharon las herramientas que mejor saben usar para dar su respuesta. Susie Lau, quien fue una de las primeras blogueras en ganarse un lugar respetado dentro de la industria, publicó en Twitter que hace 8 años recibió la misma crítica y se refirió al equipo de Vogue como «hipócrita», ya que las editoras también utilizan marcas patrocinadas pero «ellas tienen el sustento de una publicación para esconderse detrás y no representarse a ellas mismas». El filipino BryanBoy también se unió a la defensa del gremio bloguero y aclaró que él prefiere comprar la ropa a pedirla prestada. «Esto es bullying, simple y sencillo», publicó en Twitter.

La bloguera de Los Angeles, Shea Marie, de Peace Love, incluso fue más allá y señaló la ironía de que la foto con supuestamente más likes del Instagram de Vogue es una en la que aparecen ella y su mejor amiga, Caroline Vreeland, luciendo el street style que la revista tanto critica. «Qué lástima que no puedan aceptar que lo que una ‘figura publica’ utiliza en las calles tiene más influencia que la columna editorial que sacan después de Fashion Week. El mundo de la moda ya no es controlado solamente por ustedes», publicó.

Realmente es difícil tomar una postura en este tema, porque aunque sí, los comentarios de Vogue fueron críticos y bastante duros, también tienen algo de cierto. No es un secreto que el mundo blogger se ha salido de control convirtiéndose en una especie de boleto dorado que todos quieren alcanzar, para tener acceso a la industria de la moda a cambio de likes efímeros y muchas veces sin profundizar en contenido.

A diario vemos surgir y morir blogs que, lejos de tener propuestas novedosas, se convierten en un copy-paste de una fórmula gastada. Sin embargo, no es el caso de toooodos los bloggers. Muchos han sido y son parte fundamental de la transformación y democratización de la moda dándole una nueva voz a una industria que por años se refugió en su hermetismo elitista. A través de sus redes vivimos una perspectiva distinta de lo que sucede en las pasarelas y podemos hacer nuestro ese universo.

Así que la industria de la moda no tiene por qué ser un ring de boxeo, ya que si algo ha quedado demostrado es que las revistas y bloggers pueden ser excelente mancuerna, una que nos permita disfrutar la moda desde todos sus ángulos.

¿Tú qué piensas?

5 pasos para convertirte en un consumidor responsable

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El otro día me encontré a mi misma aspirando con toda la fuerza de mis fosas nasales el olor a nuevo de una bolsa que me regalaron en Junio. Todavía olía delicioso y me recordó a cuando abrí la caja de envío, no pude no sonreír. Luego pensé en qué pasaría, en qué sentiría, si me compraba otra bolsa u otra cosa, nada más por tener algo nuevo.

Este es un proceso mental que muchos (¿o todos?) experimentamos. Comprar cosas sin pensarlo demasiado es fácil. Como cuando vas a las ofertas de Zara y sientes que necesitas todas esas blusas que están en rebaja, pero poquísimas veces te pones a pensar en el proceso de producción de esa prenda de 100 pesos o en qué pasa con la ropa que desechas después de ponértela una vez o que se deshizo tras dos lavadas. Básicamente la pregunta clave es ¿cómo le hacen estas tiendas para vender la ropa a precios tan bajos?

Desgraciadamente la respuesta a esa pregunta es: a costa de irreparables daños al medio ambiente y violaciones a los derechos humanos. Prácticas poco éticas con el fin de reducir costos y generar más ganancias están presentes, no solo en la comercialización de ropa, sino también de cosméticos, comida, detergentes, ¡en todo! El tema es suficiente para darte escalofríos, pesadillas y hacerte sentir terriblemente culpable.

Sin embargo, hay maneras de cambiar tus hábitos de consumo gradualmente y convertirte en una consciente y responsable ciudadana del mundo. Aquí una lista de consejos para comenzar.

Infórmate
Posiblemente sea lo más importante y lo más fácil que puedes hacer. Con una simple búsqueda en Google aprenderás acerca de cómo se produce lo que sea que quieras comprar, comer, etc. También puedes ver documentales como The True Cost (para tu próxima sesión de Netflix & chill), que demuestra cómo grandes compañías de moda (esas donde la mayoría compramos) se hacen millonarias vendiendo prendas a precios ridículamente bajos y muchas veces a costa de daños medioambientales irreparables e incluso vidas humanas o animales 🙁

Querer vs. Necesitar
Antes de comprar algo hazte la siguiente pregunta : ¿Necesito este vestido/zapato/pantalón/etc.? Si la respuesta es no, es posible que nada más lo quieras comprar para satisfacer alguna emoción pasajera. En ese momento es en el que debes recordar la información que recopilaste en el paso 1, reunir fuerzas para no sucumbir y ¡voilá! Haz tomado una decisión consciente y ayudado al planeta.

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Busca calidad en vez de cantidad
Escoge buena calidad sobre mediocridad. Muchas veces el producto de mejor calidad es más caro, pero piensa que a largo plazo lo que te conviene es comprar cosas que duren mucho tiempo. Esto permitirá que no te veas en la necesidad de reponer todo tu closet cada tres meses, además la calidad se nota a leguas y dice mucho de tu elección de compras. Si de plano los precios de la opción de mejor calidad se salen de tu presupuesto, entonces elige algo que sepas que podrás usar muchas veces y no solo te vayas por lo trendy, que sabemos pasará de moda prontísimo.

Compra Local
Siempre que sea posible elige productos hechos en tu localidad en vez de los de las grandes franquicias. Los productores locales, al manufacturar en menores cantidades, suelen prestar más atención a los detalles. Otra ventaja, además de promover una economía más justa, es que puedes obtener información acerca del producto directamente de quien lo hizo/diseñó.

Sé creativo con lo que tienes
Hablando específicamente de ropa, muchas veces pensamos que no tenemos nada que ponernos, cuando la realidad es que existen un sinfín de posibilidades frente a nosotros. Sé creativa, modifica algo que ya tienes, ¡intercambia ropa con amigas! Si hay alguna prenda que de plano no te veas usando nunca más, entonces dónala o llévala a una tienda de segunda mano, así evitas desperdicio y le das la oportunidad a alguien más de aprovecharla.

Si todavía necesitas motivación para ponerte en acción, aquí te dejo un vídeo muy interesante en el que Woody Harrelson habla acerca de nuestro poder como consumidor (¡dura solo 2 min!).

Siguiendo los pasos anteriores puedes poco a poco elegir mejor al comprar y contribuir a prácticas de producción justas que te beneficien a ti y a las generaciones siguientes. Ojo: ser un consumidor responsable todo el tiempo no es tan sencillo, así que tómatelo un día a la vez y recuerda que hasta el cambio o esfuerzo que parece mas insignificante, puede hacer toda la diferencia.

En 2050 podrás ponerte la borrachera de tu vida y no tener cruda…

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«No lo vuelvo a hacer» es la frase que 9 de cada 10 personas crudas exclaman después de una noche de copas. Sin embargo, existe la posibilidad que para el año 2050 eso sea cosa del pasado. Y no porque las personas vayan a dejar de tomar, sino porque podrán cambiar sus tragos por algo menos nocivo para la salud, pero igual de divertido.

Un nuevo alcohol sintético llamado alcosynth está siendo diseñado para imitar los efectos «positivos» del alcohol (o sea, desinhibirte y volverte más social), pero al mismo tiempo evitar la boca seca en la madrugada, las nauseas –también conocido como cama-loca– y el punzante dolor de cabeza que no te deja ni dormir.

“Estará ahí junto al scotch y la ginebra. Le pondrán alcosynth a tu coctel y disfrutarás todo el placer sin dañar tu hígado y tu corazón”, explica su creador, el profesor David Nutt, quien imparte clases en la Facultad de Medicina del Imperial College de Londres, al periódico Independent.

El alcosynth, cuya fórmula permanecerá como una patente secreta, controla los efectos positivos del alcohol en el cerebro imitándolos y dejando a un lado las áreas negativas. “Aún no lo hemos probado a un nivel destructivo, pero es más seguro que beber alcohol en exceso. Con la farmacología inteligente se puede limitar y poner un tope a los efectos, así que jamás podrías enfermarte tanto o matarte como al tomar demasiado vodka”, menciona David Nutt. «Las personas quieren bebidas más saludables… [la industria] lo sabe y ha estado planeando esto durante al menos 10 años, pero no quiere apresurar este cambio, ya que obtiene muchos más ingresos con el alcohol convencional«.

Aunque sus efectos no han sido probados en su totalidad –y aún falta que los estudios sean respaldados por las instituciones gubernamentales y de salud correspondientes– la idea de que algún día podamos pedir una –o muchas– bebidas con ‘alcosynth’ en un bar y no llegar a la oficina al día siguiente destruidos suena más que prometedora.

Sobre hipocondría, consultas médicas en Google y diagnósticos inventados

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¿Alguna vez te has preocupado en exceso por una manchita en la piel después de las vacaciones de verano? ¿Crees que tienes un tipo de Alzheimer juvenil asociado a tus despistes varios? ¿Te obsesionas con la idea de que te estás muriendo de algún tipo de enfermedad grave que conoces tú, el doctor House y cuatro médicos reales?

Enhorabuena… Eres hipocondríaco.

Un hipocondríaco puede ser tachado de loco, aprensivo, pesado e incluso de obsesivo. Los hay que viven amargados en sus pensamientos y los que se lo toman con humor porque saben que, en el fondo, no es más que su cerebro jugándoles una mala pasada con enfermedades inventadas…

Según Google, esta condición afecta a la familia entera y las diferentes dolencias se convierten en tema exclusivo de las comidas navideñas.

Claro, como lo dice el amo y señor Google nos lo tenemos que creer…

Esto es lo que hace el hipocondríaco medio, el ciudadano de a pie que, sin conocimientos de medicina, se vuelve experto en la materia y se auto diagnostica un cáncer subungueal de la uña interna del pie, cuando en realidad es un dedo machacado por la caída de una plancha. Sin embargo, cree y se convence de que tiene algo más, a pesar de ser una joven de 25 años y leer y releer que ese tipo de cáncer afecta a la población masculina de más de 50 que vive en países africanos.

¿Qué es lo peor de todo? Que nuestra protagonista termine en la consulta del dermatólogo, mordiéndose las uñas y esperando un diagnóstico brutal y atroz que acabe con la amputación del miembro inferior. En el mejor de los casos, le tocará un dermatólogo amable y comprensivo, que se ofrecerá a checar uno a uno los lunares de la paciente que, nerviosita perdida, le comentará que es un poquito “aprensiva”.

Los hay que lo pasan fatal y acaban padeciendo problemas de ansiedad y necesitan tratamiento psicológico. Sin embargo, son muchos los que sufren en silencio y en grados más leves esta afección.

Y eso no lo digo yo (ni Google), lo dicen unos resultados publicados en el libro “Recomendaciones Terapéuticas en los Trastornos Mentales”, que muestran que un 20% de la población mundial padecería este mal producto de la imaginación.

Así que, hipocondríacos del mundo, ¡pronunciaos!

¿Cuál ha sido tu mejor historia en la consulta del medico? ¿Qué situación más ridícula te ha tocado pasar debido a tu preocupación innata? ¿Nadie…?

Venga, empiezo yo.

Podría mencionar decenas de historias dignas de manual tipo “Cómo ser un buen hipocondríaco y no morir en el intento» (nunca mejor dicho). Una de las más abrumadoras ocurrió hace unos años, cuando a mi madre le salió un bulto en el ojo que resultó ser una conjuntivitis un poco aparatosa.

Como buena hipocondríaca que soy, reaccioné ante la deformidad ocular como mejor pude hacer: Internet.

Tras quince minutos de lectura me convencí de que mi pobre madre se iba a quedar ciega del ojo izquierdo en un periodo corto de tiempo si no recibía tratamiento inmediato, así que, ni corta ni perezosa, agarré cartera y llaves y la llevé en coche al centro de urgencias más cercano.

Allí nos recibió un médico que se acababa de levantar de la siesta con los ojos casi tan hinchados como el de mi progenitora y con bastantes pocas ganas de trabajar.

-“Uhm… Parece una conjuntivitis vírica. Le recetaré este colirio (gotas para los ojos) y…”

-«¡Espere! ¿No cree que podría ser una uveítis? Tiene toda la pinta…»

De repente vi un deje de alarma en la mirada del doctor que, acercándose a mi madre, la empezó a examinar más de cerca.

“Espero que no tengas razón y no sea una uveítis, aunque ahora que lo mencionas… uhm…”

Yo comencé a entrar en pánico, (un pánico orgulloso, todo hay que decirlo… No se diagnostica todos los días una enfermedad sin ser doctora…)

-“Nah… Esto es una conjuntivitis simple… ¿Eres estudiante de medicina? Muy bien la observación de la uveítis…»

-«Eh… no….»

-“¿Enfermera?»

-“Eh… no… Hipocondríaca…»

Se puso colorado. Noté como se ofendía. Una niñata totalmente ajena a cualquier conocimiento medico casi le había convencido de un diagnóstico. Se enfadó. Sin mediar palabra nos dio el colirio y se fue de la consulta, seguramente a continuar el sueño que dudo mucho que volviese a conciliar…

Que sí, que un hipodondríaco puede llegar a ser el centro de bromas de su grupo de amigos y familiares y convertirse en un personaje gracioso por sus paranoias. Sus “enfermedades terminales” no se las cree nadie y sus dolores pasan desapercibidos por aquellos que le conocen bien. Sin embargo, la hipocondría no deja de ser una condición real, que puede llegar a afectar la vida cotidiana de quien la padece y convertirla en una pesadilla.

Así que, ¿qué mejor receta para un hipocondríaco que una buena dosis de paciencia, una pizca de humor y unas píldoras de comprensión?

5 fashion bloggers confiesan cuáles son las Apps sin las que no pueden vivir

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No cabe duda de que las blogueras de moda han creado un estilo único dentro y fuera de las redes sociales. Su manera de ver a la moda nos inspira a darle una remodelación a nuestro clóset y, de paso, también a nuestro Instagram. Cada vez que vemos sus cuentas soñamos con tener esa hermosa curaduría o ese filtro mágico que unifica todas las fotos. Por ello nos dimos a la tarea de investigar cuáles son las Apps que usan, en específico sus favoritas.

«Me gusta mucho cuidar los detalles de cada foto que pongo en Instagram, y Snapseed te ayuda a borrar basura y aclarar u oscurecer zonas de la imagen. Tiene unos balances de blanco muy buenos para los que gusten de las fotos luminosas, pero sin quedar poco nítidas», nos comenta Adriana Gastélum del blog FakeLeather. Otras Apps para edición de fotos son InstaSquare y Prisma, las favoritas de Ana Pizarro, creadora de TheDuchessAna. «Suelo emplearlas para editar las fotos y redimensionarlas para Instagram» nos cuenta. Otra buena sugerencia viene de Jennifer Aranda, creadora de HypeTheLook, «No puedo vivir sin Vscocam y a veces uso Facetune o CamBlast».

Otra App de cajón para varias blogueras es UNUM, que les permite administrar en qué orden publicar sus fotografías de Instagram para crear una historia y mantener coherencia entre todos sus posts. ¿Ubicas esas cuentas que parecen siempre tener la misma gama de colores en sus publicaciones? Pues esta aplicación es la indicada para lograrlo. Además te permite programar para que no pases ni un día sin actualizar tu cuenta.

Otra cosa muy importante en el mundo de las redes sociales son los horarios adecuados para subir fotos, ya que hay ciertas horas del día cuando la gente está más activa, y ese tipo de información se puede traducir en más seguidores y likes. Repost, Crowdfire y Seguidores + son algunas que te ayudan a obtener información sobre tu comunidad, pero Adriana Convers, creadora de FatPandora, nos recomienda una en específico. «Mi favorita es When to post, ya que te permite analizar cuándo son los horarios más precisos para publicar en Instagram y así tener mejores resultados».

Más allá de la edición de fotos, algunas blogueras suelen viajar mucho, por ello recurren a aplicaciones como «Airbnb para encontrar hospedaje y Kayak para buscar los vuelos», según nos platica Gina Ortega de HighOnFashion.

Por último, recuerda que no importa cuántas Apps o redes tengas en tu celular, tener un blog requiere de un constante esfuerzo por mejorar y aumentar el alcance del contenido que produces, así que al final del día las mejores herramientas siempre serán la constancia y la creatividad.

Dilemas nutricionales presenta: ¿qué tan malos son los sustitutos de azúcar?

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Seguramente por tu cabeza ha pasado el dilema sobre si usar o no un edulcorante artificial o si es mejor elegir azúcar de mesa, miel o hasta hojas naturales que endulcen tus bebidas o alimentos, pero ¿cuál es la realidad sobre los sustitutos de azúcar?

Mucho se habla de ellos: que si causan cáncer, que son tóxicos para el hígado, que hacen que engordes o hasta que pueden llegar a causar daño cerebral. El problema es que no hay pruebas científicas que afirmen tan graves consecuencias y la difamación entre las marcas se ha convertido en algo serio, al grado de que (aquí entre nos) se dice que ellos mismos generan este tipo de “chismes” para desbancar a sus oponentes.

Los sustitutos de azúcar en México

Sabemos que nuestro país posee un gran porcentaje de personas que padecen obesidad y diabetes, es por eso que estos sustitutos de azúcar han tomado tanta fuerza (se habla que cerca de 50 millones de mexicanos los toman diariamente). Y cuando hablo de edulcorantes artificiales me refiero a todos aquellos endulzantes que han sido creados por el hombre en un laboratorio.

Seguro alguna vez has leído en una etiqueta o escuchado sobre el Acesulfame K, Sorbitol, Manitol, Xilitol, Aspartame, Sacarina y ahora, claro, la famosa Estevia. Y de los cuales estoy segura has escuchado tantas opiniones como marcas hay en el mercado. Desde la persona a dieta en un régimen estilo militar, que los usa aunque odie su sabor metálico, hasta la persona super-ultra-mega saludable/orgánica/gluten-free que opina que te enfermaras con el simple hecho de tenerlos cerca.

La realidad sobre los sustitutos de azúcar

Pero empecemos a conocer la realidad de estos productos. Antes que nada debes de saber que para que puedan estar en venta tuvieron que pasar ciertas regulaciones en las cuales se tiene como objetivo cuidar la salud de las personas que lo compren, si no no se podrían vender y conoceríamos un sinfín de casos en los que la salud se hubiera visto perjudicada a causa de ellos.

Aquí es donde entra la FDA (Food and Drug Administration), la mandamás de este sector, y gracias a ella se ha establecido un IDA, es decir la Ingestión Diaria Máxima Aceptable, con esto puedes tener la seguridad de que si no excedes esta cantidad tu salud está a salvo.

Así que aquí va el tope máximo de los sustituos de azúcar más usados:

Sacarina

Para que más o menos te familiarices con ella, su presentación comercial es rosa y tiene unas notas musicales. Es de 200 a 700 veces más dulce que el azúcar de mesa y su IDA son 5 mg/kg de peso, así que si una persona de 75 kg de peso lo consume no debe de ingerir más de 11 sobres al día.

Aspartame

Este es el principal endulzante de los refrescos de dieta. Es 200 veces más dulce que el azúcar y su IDA es de 40mg/kg de peso. La misma persona del punto anterior –de 75 kilos– no debe consumir más de 87 sobres de este sustituto de azúcar ni más de 16 latas de refresco de dieta.

Sucralosa

Presente en el típico sobre amarillo. Es 600 veces más dulce que el azúcar y su IDA es de 5mg/kg de peso. Así que si analizamos a la marca más famosa de este endulzante,  y que tiene una concentración de 1.2 g/100 g, podemos decir que es posible consumir un sobre por cada kilo de peso al día. La ventaja es que tiene un sabor muy parecido al azúcar y no deja resabio (el mal sabor que muchos otros pueden dejar).

Stevia

Es 200 veces más dulce que el azúcar y su IDA es de 12 mg/kg de peso. En muchos casos es difícil encontrar la equivalencia ya que suelen estar mezclados con otras sustancias.

Si tu pregunta es si los sustitutos de azúcar son libres en una dieta saludable, la respuesta es no. hay un límite (bastante extremo y difícil de superar). Así que todo ese dramatismo en torno a ellos muchas veces es causa de la poca información que la gente tiene. Como nutrióloga te puedo decir que no pasa nada si optas por consumirlos o si prefieres azúcar de mesa, todo está en tomar las cantidades adecuadas e integrarlo a una dieta y un estilo de vida saludable.

Todas las ‘ladies’ que pudimos haber sido… y no fuimos

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Qué pavor ser irresponsable en 2016. Qué pánico equivocarte un día, que alguien te grabe y que ese error te persiga en forma de insultos y spam en las redes sociales, además de las miradas desaprobatorias en la escuela o tu lugar de trabajo.

En el último año el tema de los “Lords” y las “Ladies” en México ha crecido de manera exponencial, a tal punto que hoy nadie está a salvo. Y aunque en ocasiones este tipo de grabaciones infraganti resultan favorecedoras para ejercer justicia –como en el caso de #LordAudi y otras personas que infringen la ley– en otras, las «denuncias ciudadanas» cruzan la línea del morbo y llegan a la explotación de la privacidad de las personas. Tal es el caso del video de #LadyCoralina que en días recientes ha rolado por infinitos grupos de Whatsapp y páginas de Facebook.

Al parecer, a mucha gente le parece ofensivo que una chica que no conocen le sea infiel a su prometido, que no conocen, con un tipo al que tampoco conocen, en un lugar y momento en el que ni siquiera estuvieron presentes… Y entonces un problema que debería solucionarse entre dos personas se vuelve del dominio público.

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Seamos realistas, todos tenemos anécdotas de las que no estamos orgullosos: borracheras que se salieron de control, momentos de despotismo desmedido, calenturas exhibicionistas o traiciones hacia las personas que más queremos. La única diferencia es que no fuimos blancos de una persona con complejo –mitad de documentalista/mitad de Dios castigador– que decidió que todo mundo debía de enterarse.

Al menos sé que yo las he tenido y personas que conozco también, por lo que me di a la tarea de recopilar anécdotas de esas #Ladies y #Lords que muchos pudimos haber sido, pero afortunadamente nadie evidenció.

#LadyTubo, 28 años
Una vez en una discoteca, una chica rusa ­–que hasta la fecha no sé si era modelo, escort o esposa comprada por internet– me convenció de subirme a bailar a un tubo que estaba en medio de la pista de baile. Sí, ya sé lo que están pensando, y no, no estaba en un tabledance, simplemente era un antro que tenía un tubo. El caso es que después de agarrar valor con algunos tragos me trepé a la plataforma para demostrar mis mejores pasos. Giré, subí, bajé y me contoneé como si no hubiera un mañana mientras todos me miraban. Aunque hoy es una anécdota que me parece tonta y divertida, si mi familia o amigos se hubiesen enterado por culpa de un video seguramente me habría traumado.

#LadyManosInquietas, 27 años
Una vez, saliendo del antro, mi exnovia y yo nos pusimos intrépidas y fajamos bien intenso en mi coche, a dos cuadras de su casa. Otra vez, mientras manejaba, le iba metiendo mano por encima de la ropa. Fue algo irresponsable, pero no me daría miedo admitirlo en público. Un video de eso, sin embargo, me haría sentir ofendida y triste.

#LadyEmpanadas, 21 años
Una vez en una borrachera fui con una amiga por unas empanadas. En mi mal viaje etílico ­–y después de haber hecho que el Uber se parara tres veces para que yo vomitara en la calle antes de llegar– comencé a cuestionar y ofender a toda persona que se acercaba al puesto de empanadas. Obviamente llamé la atención de la gente, lo que logró que me volviera aún más paranoica. Para  no hacer largo el cuento, terminé azotando contra el piso una bolsa llena de empanadas y discutiendo con mi amiga a gritos porque, según yo, no me estaba apoyando. Si alguien me hubiera grabado en mi transformación diabólica hoy estaría vetada de las empanadas para siempre.

#LordMonte, 24 años
Hace poco menos de un año había poco dinero y mucha calentura. Mi novio y yo nos dejamos llevar y terminamos en la parte trasera del coche teniendo relaciones, muy cerquita de mi casa. Quién iba a decir que, en medio del «monte», la policía se acercaría con los faros del coche apagados y nos sacarían del coche semi desnudos, listos para la prisión. No hubo mordida, ni discriminación. Un policía se apiadó de nosotros diciendo: «se ve que se quieren mucho, pero no chinguen».

#LadyBicicleta, 24 años
Una noche se me ocurrió que era buena idea irme en bicicleta a echar la fiesta. Primero fui al cumpleaños de una amiga y después a seguirla en un antro, pero al llegar algo falló en mis cálculos y me caí de la bicicleta en la mera puerta… frente a TODOS. Me levanté, amarré la bici al primer poste que encontré y, por si la caída no hubiera sido suficiente, con todo y la rodilla sangrando grité «No pasó nada pendejoooos» y besé a una chava que tenía enfrente (que, por supuesto, no conocía ni venía conmigo). Obviamente en ese momento todo el bar estalló de locura con mi numerito, entre gente muerta de la risa, choques de cerveza y varios «¡salud!» a mi alrededor.

#LadyMalaPaga, 29 años
Una vez en un antro, ya muy borracha, me puse a gritarle al mesero porque pensé que me había cobrado de más. Me paré sobre las sillas y lo amenacé hasta que llegó el de seguridad a sacarme. Al día siguiente en la cruda, cuando revisé el ticket de la cuenta y el voucher de mi tarjeta, me di cuenta de que la que se había confundido había sido yo. Cabe aclarar que estaba atravesando por un pésimo momento personal y, por supuesto, nunca regresé a ese antro.

¿Tienes alguna anécdota que quieras compartir? Déjala en la sección de comentarios. #TodasSomosLadies

El desconcertante mundo de las entrevistas de trabajo

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¿Ya renunciaste a tu trabajo? ¡Felicidades! Te espera un mundo de libertad, crecimiento profesional y… entrevistas de trabajo.

Sí, aunque vayas a ser freelance o a poner tu propio negocio, lo más probable es que tengas que sentarte en una mesa para convencer a un desconocido de que tu peor defecto es que «te preocupas demasiado» y que en verdad te apasionaría escribir sobre elevadores por un sueldo menor al estándar del mercado. Me temo que este es un tema en el que, a pesar de tener mucha práctica, no tengo muchos consejos más allá de recomendar el blog Ask a Manager y en especial su guía para preparar entrevistas. Lo que tengo más bien son historias de terror. Acá algunas mías y otras que me compartieron mis amigos.

Las entrevistas que no fueron
La historia de cómo conocí a una de mis mejores amigas es un poco humillante: en pocas palabras, tenía una entrevista para ser su asistente y me perdí. Me sentí tan mal que después ni siquiera contesté su correo para reagendar y pretendí que solo fue un mal sueño. La historia tiene un final feliz porque ahora somos besties pero pensar en lo poco profesional que fui todavía me da mucha vergüenza.

No soy la única, también sé de casos de personas que sí llegan a la cita, pero se sienten tan abrumadas que prefieren regresar a su casa antes que pasar por el proceso. A nadie le enorgullece tener estos momentos de ansiedad extrema, pero son cosas que pasan.

Las entrevistas misteriosas

Cuando el sueldo es «a tratar», el perfil del trabajo «se discutirá en la entrevista» y hasta el nombre de la empresa es un secreto, es ganancia salir de ahí completa y no en pedacitos, pero eso no hace más cómodo el proceso.

Es horrible pasar una hora siendo la mejor versión de nosotras, contestando preguntas tan absurdas como «¿Qué diría tu epitafio?» para a la mera hora enterarnos de que es un puesto que no nos interesa nada, pero tampoco está padre cuando a los 5 minutos sabes que ese no es el lugar para ti y tienes que decidir si lo aceptas y te preparas para una despedida incómoda o mejor finges que el sueño de tu vida es editar noticias de nota roja y haces changuitos para que no te llamen nunca más.

Las entrevistas que no preparaste

Un error que he cometido varias veces es preocuparme tanto por tener la mejor ruta para llegar, el mejor outfit y el CV más perfecto que olvido practicar. Una vez, por los nervios, balbuceé algo incoherente cuando me preguntaron cuál es mi diseñador de modas favorito. No les sorprenderá saber que no obtuve el puesto. En otras ocasiones, he tardado más de 5 minutos en nombrar mis tres principales virtudes, y para los defectos bromeé «ja, no tengo». Tampoco me dieron esos trabajos.

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Las entrevistas «cámara escondida»
Sí, ya sabes, esas en las que esperas que Ashton Kutcher (o, de perdida, Facundo) salga a decirte que todo era una broma y que te ganaste 100 dólares por tu paciencia. De estas he tenido varias, pero la más reciente fue una en la que mi entrevistador bostezó mientras yo contestaba y puso música de Rihanna para amenizar el momento. Aunque debo admitir que tuvo el detalle de apagarla cuando llegó la hora de hacer mi prueba de habilidades de edición.

Pero esa experiencia no es nada comparada con anécdotas que me han contado, que van desde preguntas como «¿morirías por este trabajo?» (y no, no era para el Estado Mayor Presidencial o para guardaespaldas) hasta tests con polígrafo.

Las entrevistas «llama a la policía»
Finalmente están esas bonitas experiencias en las que te proponen cosas claramente ilegales, como recibir tu pago «debajo del agua» o los casos en los que el entrevistador hace un comentario sobre tu físico o tus planes para ser mamá. En esos momentos solo queda correr y contárselo a quién más confianza le tengamos o, en mi caso, a todo internet.

Cuerpo y metamorfosis: cinco escritoras mexicanas contemporáneas

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Algunos días, no soy Yo el que habita mi cuerpo sino otro.

Sí. ¿Alguna vez leíste El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde de Stevenson o La metamorfosis de Franz Kafka? Estos dos grandes ejemplos de la literatura nos hacen ver cómo nuestros cuerpos pueden sufrir cambios, mutar, transformarse en otros.

Imagina que ves en el espejo del baño la imagen de un animal, o que ves pasar por la calle a un ser idéntico a ti. Aunque estas situaciones pudieran parecer increíbles y escalofriantes, la literatura fantástica se encarga de darles vida en la ficción. Hoy te quiero presentar a cinco personajes cuyas creadoras, todas mexicanas, toman al cuerpo como uno de los ejes principales de sus cuentos y novelas. Aquí está una lista de las autoras y una sinopsis del libro que más recomiendo de cada una:

Ana Clavel (1961)

Nos conduce a través de la vida de Antonia, personaje principal de Cuerpo náufrago (Alfaguara, 2005) quien un día despierta convertida en un hombre: un falo cuelga de su ingle. Además de que debe re nombrarse como Antón, el personaje se enfrenta a todos los estereotipos masculinos del otro lado de la moneda.

Cecila Eudave (1968)

Publicó la novela Bestiaria vida en 2008 (Ficticia Editorial). La narradora y protagonista, Helena, describe en su diario a cada integrante de su familia como un monstruo: su hermana es una súcubo; su madre, un basilisco; su padre, un licántropo. Helena, por el contrario, se identifica con la figura inofensiva de un caracol, ensimismada y pasiva.

Daniela Tarazona (1975)

Construye en El animal sobre la piedra (Almadía, 2008) el cuaderno de notas de Irene, quien empieza a convertirse en un reptil. Primero descubre una novedosa agilidad y elasticidad, luego cambia el olor de su orina, le salen escamas, siente un frío intenso en la sangre. Un día, al despertar, observa al otro lado de la cama una silueta igual a la suya: ha cambiado de piel como las serpientes.

Guadalupe Nettel (1973)

Publica bajo el sello Anagrama El huésped en 2006. En sus páginas, Ana sabe que desde pequeña otra persona la habita. Una hermana siamesa y destructiva que se encuentra dentro de ella, un ser maligno e indefinible: “Sabía que dentro de mí también vivía una cosa sin forma imaginable que jugaba cuando yo jugaba, comía cuando yo comía, era niña mientras yo lo era. Estaba segura de que algún día La Cosa iba a manifestarse, a dar signos de vida…”

Paulette Jonguitud Acosta (1978)

Publicó Moho en 2010 (Fondo Editorial Tierra Adentro). Es una novela corta cuya protagonista, Constanza, descubre que tiene un hongo en los tobillos. Esta mancha verde comienza a crecer indomablemente, cubriendo con velocidad la piel de Constanza y llegando a arropar casi todo su cuerpo.

Son fantásticas las mutaciones corporales de estos personajes, pero más aun las que podemos experimentar en nuestra propia piel. Estoy seguro de que alguno de estos títulos y argumentos te invitará a la lectura, e incluso tal vez a escribir sobre tus propias transformaciones: una bitácora de monstruosidades, un diario de obsesiones, una autobiografía de extraños síntomas o hasta un intercambio de voicenotes con tu otra personalidad.

Procura tener cuidado porque quizá experimentes, a través de la lectura, alguna metamorfosis.

Tenemos que dejar de hablar del divorcio de Angelina Jolie y Brad Pitt… En serio

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Brad Pitt y Angelina Jolie se van a divorciar tras 12 años juntos y, al parecer, todo mundo tiene una opinión al respecto. Están quienes pertenecen al #TeamAnniston, quienes se decantan por el #TeamJolie y también quienes prefieren sólo abogar por Brad Pitt y su abdomen diósico (el de la época de Fight Club, obvio, porque ahora no sabemos en qué condiciones esté).

Apenas detonó la noticia en el portal TMZ, muchas revistas aprovecharon para sacar una retahíla de notas al estilo de “La verdadera razón tras la ruptura de Angelina Jolie y Brad Pitt”, “Angelina descubrió que Brad le era infiel, ¿con quién?”  y “Los motivos del divorcio de Angelina Jolie y Brad Pitt: drogas, alcohol e infidelidades”.

En mis redes sociales, en la oficina y en los grupos de chat con mis amigos no se habló de otra cosa. Se crearon todo tipo de conspiraciones (“dicen que él se la pasaba borracho”, “fue porque ella está demasiado delgada”, “Brad le puso el cuerno”, etc…) y entre tanto ruido, suposiciones y tramas que Televisa debería comprar para sus telenovelas, no pude evitar sentir cierta vergüenza ajena por ese morbo desmedido.

¿Por qué la vida personal de las celebridades tiene que ser un espectáculo mediático? ¿Por qué el hecho de que dos personas decidan o no estar juntas es digno de acaparar un titular tras otro?

Vale, entiendo que Brad Pitt y Angelina Jolie no son “cualquier persona”, son celebridades. ¿Pero en qué cláusula perversa se indica que por dedicarse a lo que más les apasiona, que es la actuación, tienen que soportar que su vida privada sea del dominio público?

Pienso en lo difícil que es para alguien no famoso terminar una relación y no puedo imaginar cómo será hacerlo bajo los reflectores. Mirar a cualquier lado y ver tabloides con tu cara, abrir una página de internet y encontrarte con una galería sobre “Los momentos más románticos” con tu ex, “todo lo que tienes que saber” sobre su nueva novia, u otro tipo de situaciones que son como jugar palillos chinos dentro de una herida abierta. Pero claro, suponemos que “como son famosos, seguro ya están acostumbrados”.

Y no es que yo quiera llegar a salvar la privacidad de la elite Hollywoodense –honestamente, jamás podré resistirme a darle clic a una nota sobre los acuerdos prenupciales de las celebs– pero reconozco que es un poco retorcido que la vida íntima de personas totalmente ajenas a nosotros nos influya hasta el punto de, no sé, escribir una nota sobre por qué ni siquiera deberíamos hablar de ello.

Quiero tu trabajo: Sol Kellan, diseñadora de vestuario y maquillaje

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Algunas personas pasan años sin saber qué es lo que quieren hacer con su vida o qué profesión seguir, pero para Sol Kellan, su vocación estuvo muy clara desde que era una niña: quería hacer vestuario para circo. Una licenciatura en moda y muchas telas de colores después, trabaja en su estudio en la Ciudad de México creando personajes que parecen haber salido de algún sueño fantástico.

Más allá del vestuario, Sol también hace diseño de maquillaje, algo que aprendió de forma autodidacta, además, cuando no está confeccionando trajes para espectáculos circenses, ella misma se pone en la piel de una artista vistiendo las creaciones que llegan a su mente como por arte de magia.

Sol Kellan es la protagonista del segundo capítulo de nuestra serie #QuieroTuTrabajo

Realización: Alejandra Higareda y Pepe Molina
Cámaras: Humberto Lizcano y Pepe Molina
Asistente: Rebeca Zertuche
Música: Ima Felini y Pepe Molina

De la pasarela a tus uñas: el mejor manicure de Fashion Week

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Cada Fashion Week, un sinfín de personas se reúnen en las capitales de la moda –Nueva York, Londres, Milán y Paris– para saborear las texturas, colores y conceptos que los diseñadores han preparado para la temporada. Sin embargo, los elementos que moldearán las próximas tendencias no se encuentran sólo en la ropa, sino que se extienden también a los zapatos, accesorios, peinados y maquillaje. Las uñas no son la excepción, cada pasarela es una ventana a nuevas formas de llevar distintos esmaltes: de los minimalistas en tonos neutrales a los tornasol con molcajete integrado, hay para todos los gustos.

Así que si estás en búsqueda de inspiración y quieres saber qué es lo que viene, basta con echarle un vistazo a esta selección que hemos creado para ti recién salida del horno de la temporada primavera/verano 2017.

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Cuando los gustos rompen géneros… en nuestro guardarropas

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¿A quién no le gusta ir de compras y sentirse rodeado de ese olor tan particular de la ropa nueva? ¿A quién no le encanta ir a probarse mil y un prendas aunque no compre nada (o compre todo si es quincena), dar un tour por todas las tiendas y dedicarle una tarde entera de su vida a la tan aclamada tarea del shopping?

¡A mí! Sí, existimos algunas pocas almas en pena que sufrimos cada vez que vamos a comprar ropa. Me choca recorrer mil tiendas hasta encontrar una que podría tener algo que me guste, probarme un montón de cosas y terminar sólo con una blusa blanca básica porque nada me convence demasiado picky picky picky.

Hasta hace algún tiempo me era particularmente desagradable curiosear en la sección de hombres, porque también suelo comprar ropa por esos rumbos, y sentir las miradas de juicio venir de todas direcciones: gente analizando si tengo boobies, buscando si por algún lado se esconde «el paquete», intentando descifrar si soy hombre, mujer o una mezcla de las dos, preguntándome si estoy perdida o si busco algo para mi novio… como si estuviera prohibido que una mujer compre algo para sí misma en esos anaqueles, como si estuviera prohibido salirse de lo socialmente aceptado.

Sea como sea, esto ha ido cambiando: la moda se va volviendo cada vez más neutral en términos de identidad y género. Es marcado el contraste entre lo novedoso y polémico que era ver a un hombre con una camisa rosa hasta hace algunos años y cómo ahora es de lo más común verlos con el cabello largo amarrado en un man bun y con las uñas pintadas, mujeres en esmoquin o con un look fuera de lo tradicionalmente femenino sin que esto esté peleado con su heterosexualidad.

El mundo de la moda está reconociendo que la vestimenta, al igual que la sexualidad, no es binaria y va rompiendo también con los estereotipos. Recientemente, Willow y Jaden Smith presumieron su estilo gender neutral utilizando prendas prácticamente idénticas en las fotografías que acompañaron la entrevista realizada por Pharrell Williams para la revista Interview. Marcas como Diesel, Zara, Bershka y muchas otras se han sumado ya a la oferta unisex que va despuntando fuertemente desde hace un año.

Definitivamente no es algo nuevo. Recordemos que antiguamente los hombres escoceses usaban faldas y los japoneses kimonos. Las mujeres no se quedan atrás, de hecho por ahí de los 50’s surgió en Inglaterra un subgrupo juvenil femenino conocido como las «Teddy Girls», que se caracterizaba porque vestían con saco, camisa abotonada y pantalones cortos.

Todos los cambios en la moda son un reflejo de los cambios sociales. Uno de ellos, por ejemplo, fue el surgimiento de la idea de que el color rosa es para niñas y el azul para niños. Este fue un concepto (muy malo, por cierto) establecido en Estados Unidos después de la II Guerra Mundial, definido simplemente por la necesidad de vender más y de reafirmar los roles de hombres y mujeres algo perdidos después de la guerra. Según el libro Pink and Blue: Telling the Girls From the Boys in America, no existía una norma que indicara que había que vestir al bebé según el género hasta ese entonces, pero fue la necesidad de «recordarle» a la sociedad, a como diera lugar, que las mujeres son femeninas y delicadas (para contrarrestar el famoso boom del «We can do it») y los hombres masculinos, lo que propició esta división.

Otro famoso cambio social que estuvo acompañado por la moda se dio en los 60, cuando se sacudieron los colores obscuros y los patrones lisos de la postguerra para sacar a relucir los tonos llamativos y diseños extravagantes tan característicos de esta época. La moda fue una expresión de la liberación sexual, ideológica y social –especialmente para la mujer– con la creación de la minifalda. En palabras Mary Quant, su diseñadora: «(…) era todo lo que una quería, se veía genial, optimista, exuberante, jovial, coqueta… y todo en la justa medida».

Cada generación trae su propia definición de masculinidad y feminidad. Nuestra generación de Millennials, al parecer, no está de acuerdo con ninguna de estas convenciones y busca expresar su identidad tal y como es: sin géneros establecidos, sin normas, sin convenciones y, eso sí, con fuertes convicciones. Porque si de algo estamos convencidos, es de que los gustos rompen géneros y  la moda se está adaptando a ello.

(Casi) todo lo que debes saber sobre cosméticos coreanos

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Una de mis cosas favoritas sobre el maquillaje es que nos permite experimentar e incluso cuestionar lo que consideramos bello y atractivo.

Ver cómo han evolucionado las tendencias me recuerda que nada está escrito en piedra, que el objetivo debe ser siempre divertirnos con nuestra imagen y no vivir atadas a un ideal que no solo es inalcanzable sino que va a cambiar dentro de cinco años.

http://gph.is/2z4Hy2S

Por eso, cuando mis dos gurús de la belleza, la blogger y periodista Arabelle Sicardi y la maquillista y estrella de YouTube Lisa Eldridge, comenzaron a mencionar cosméticos coreanos me di a la tarea de aprender todo lo posible sobre ellos, y cuando mi hermana vino de visita a Ciudad de México me acompañó en mi búsqueda de los mejores lugares para comprar. Aquí lo que encontramos:

¿Qué hace diferentes a los cosméticos coreanos?

  1. Las innovaciones tecnológicas: muchas de las novedades que traen las grandes marcas occidentales, como Lancôme o Esteé Lauder, tienen su origen en tendencias asiáticas.

Hace unos años fueron las BB y CC creams, ahora tenemos el maquillaje cushion o cojín, una tecnología que usa cojines de algodón para aplicar el producto, logrando una aplicación uniforme y ligera.

También están los tintes para labios que dejan un efecto stain (es decir, un color sutil que dura mucho tiempo) y, claro, las famosas sheet masks, mascarillas de un solo uso que consisten en una especie de «máscara» de algodón impregnada de serum.

  1. Los ingredientes: las rutinas de belleza coreanas le dan mucha importancia a la exfoliación para tener una piel suave, uniforme y radiante.

Aunque usan exfoliantes físicos como el azúcar, la novedad aquí son los ácidos AHA y BHA (alfahidroxiácidos y betahidroxiácidos). Con ellos no sentirás ese efecto «rasposo», pero sí limpiarán tu piel a un nivel más profundo.

Otro ingrediente común es la baba de caracol, que tiene propiedades hidratantes y antiarrugas.

Los aceites son también parte esencial de los productos coreanos: encontrarás labiales, limpiadores, rubores y demás productos con base en aceite. Un amigo que no sabe nada de tendencias de maquillaje y vivió en Asia me describió el look como «oily«, pero las fans decimos «dewy«.

  1. Los empaques: son hermosos. Ya sea que tengan dibujos infantiles y personajes chistosos o sean un poco más sobrios, los empaques coreanos suelen ser mucho más llamativos que los de cosméticos occidentales. Un plus superficial, pero sin duda divertido.

¿Qué debo tomar en cuenta al comprar cosméticos coreanos?

  1. La barrera de la geografía: cuando hablamos de productos coreanos estamos generalizando para incluir decenas y decenas de marcas, por lo que no es muy fácil encontrar productos específicos.

Lo más sencillo es conocer los ingredientes y formatos más populares y de ahí buscar cosméticos similares, con la mente abierta y lista para experimentar, porque aún en las páginas web más establecidas es posible que los productos más populares se agoten y no regresen pronto.

  1. La barrera del lenguaje: varios de los productos que compré no contaban con instrucciones en inglés, por lo que tuve que recurrir a Google y a tutoriales de YouTube.

En al menos uno de los casos fue imposible encontrar una descripción y tuve que usar mi sentido común. Si tienes alergias, eres vegana o simplemente tienes preferencias estrictas sobre los ingredientes de los productos que usas, tal vez se reduzcan tus opciones.

Una foto publicada por Momiji Beauty Shop (@momijibeauty) el


¿Dónde puedes comprar cosméticos coreanos en México?

1. Missha México

Esta es una de las marcas coreanas más famosas, en especial por sus BB creams. Cuenta con varias tiendas en la ciudad de México y también vende en línea. Yo fui a la sucursal de la calle Hamburgo, en el barrio coreano, y me encontré con una gran variedad de productos y precios. Los empaques no son tan tiernos como esperamos de una marca asiática, excepto por su línea «Friends», pero sí son muy atractivos. Yo compré una crema hidratante de día y me inscribí a su programa de lealtad, pero no recibí muestras gratis.

2. TonyMoly México

En la misma calle se encuentra otra tienda de una emblemática marca coreana. TonyMoly sí tiene empaques más divertidos, una gran variedad de sheet masks y maquillaje a muy buen precio, además de una línea de lujo de cuidado de la piel.

La tienda tiene un ambiente mucho más juvenil y alegre que la de Missha, incluso hay un rincón lleno de polaroids que chicas amantes del K-Pop se han tomado con el póster tamaño real de un muchacho que al parecer es famoso. Las encargadas que nos atendieron fueron muy amables y nos informaron del uso de cada sheet mask que compramos. También cuenta con ventas en línea.

3. KoCo Korean Cosmetics

Rn el mismo barrio, pero más cerca del Ángel de la Independencia, está KoCo. Primero creímos estar perdidas porque solo veíamos el restaurante Ramen House (rico y barato, por cierto), pero después descubrimos que la tienda está en el segundo piso. Ya ahí nos encontramos con una gran variedad de marcas, productos y precios.

Además de cosméticos, también se venden otros productos de cultura pop asiática, como paraguas de Totoro y una bolsa de Sailor Moon. Es un poco molesto que no todo está etiquetado, así que hay que preguntar para saber cuánto cuestan las cosas, pero las encargadas fueron muy amables.

Aquí compré más sheet masks, un aceite limpiador, el famoso exfoliante Appletox de TonyMoly (que estaba agotado en la tienda TonyMoly) y una mascarilla de carbón activado que promete quitar los puntos negros. Nos fuimos felices porque nos dieron varias muestras gratis. También tiene tienda en línea pero está muy desactualizada, lo mejor es preguntar por los productos que quieres directo en la página de Facebook.

4. Momiji Beauty

Existen varias tiendas en línea que ofrecen productos coreanos en México, pero Momiji es tal vez la más profesional. Su enfoque es más en el cuidado de la piel que en el maquillaje y ofrece varias de las marcas más famosas, como COSRX, Skin Food e Innisfree. Todos cuentan con descripciones detalladas e incluso reseñas de las compradoras.

La página promete envíos rápidos (entre 2 y 5 días) y muestras gratis con cada compra, pero su desventaja es que muchos de sus productos más atractivos están agotados, además de que el envío cuesta 75 pesos, lo que hace que tengas que comprar una buena cantidad para justificar el gasto.

¿Vale la pena comprar cosméticos coreanos?

Si te gusta innovar en tu rutina de belleza y te encantan los empaques tiernos yo diría que sí. Logré encontrar productos ligeramente más económicos que las versiones occidentales que uso normalmente, como la crema hidratante, el bloqueador y el exfoliante, además de que me divertí mucho en el proceso.

A algunas les parecerá que no vale la pena toda la investigación previa y posterior, pero a mi personalidad obsesiva le queda perfecto.

Mis recomendaciones: el Appletox, que me deja la piel súper suave después de cada uso, sin resecarme, y los aceites limpiadores, que son muy buenos para personas de piel muy seca como yo.

Las sheet masks de la línea «I’m Real» de TonyMoly también resultaron muy buenas, para mí son una buena opción para usar antes de alguna ocasión especial o en viajes y no un sustituto de las mascarillas comunes, porque generan mucha basura y porque aunque no son caras (entre 50 y 60 pesos), usarlas de forma regular ya sería una inversión más grande.

Los tiempos cambian… ¡Hasta para ligar!

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Media noche en cualquier bar de copas. Dos extraños se intercambian miradas furtivas. La chica, que roza los veinte años, lleva puesta una minifalda y unas sombras de ojos que podrían funcionar tanto para maquillaje de Nochevieja como para disfraz de mapache. El chico, un poco más mayor que ella, pero no lo suficiente como para dejarse crecer barba aún, se mesa el pelo que aún luce sin canas y le guiña un ojo descarado. La joven va al baño, a retocarse ese exceso de maquillaje que ella cree que no es suficiente y a parlotear con sus amigas de lo guapo que es el chavo al final de la barra.

A su vuelta se acerca a su presa. Éste le invita a una copa, posiblemente un Gin Tonic o un coctel de esos que suenan de lo más fashion. Se escucha una canción lenta. Se dan su primer beso y, atrevida, ella le da su número de teléfono con la esperanza de que la vuelva a llamar. Es finales de los años 90/principios del 2000.

Al día de hoy ya tienen retoños.

Año 2016. Medianoche en tu casa. Abres el Tinder. Nada interesante. Te metes al Facebook y descubres en sugerencias al amigo de un amigo de esa amiga que conociste a través de tu compañero de piso que no está nada mal. Lo agregas. Esperas cinco minutos y ves que no te acepta la solicitud de amistad. Te frustras. Te decides a apuntarte a Match.com en busca de tu nueva media naranja, pero te entra pereza. Demasiado esfuerzo y paciencia para elegir foto de perfil o rellenar cuestionarios… Al final apagas el ordenador y te vas a la cama convencida de que ese príncipe azul nunca llegará galopando a la puerta de tu casa, a lomos de un dulce corcel y blandiendo una espada plateada.

¿Por qué nos entra nostalgia de esos tiempos en los que emborracharse y entrarle a un chico/chica era de lo más normal y “romántico” del mundo?

Las prisas, los horarios de trabajo, la poca paciencia y las nuevas tecnologías cada vez ponen las cosas más difíciles al ser humano ávido de dar y recibir cariño. Ya no se usa el “¿estudias o trabajas?” de la generación de nuestros padres que tanta gracia nos hacia. El intercambio de mensajes de texto ha evolucionado gracias a la llegada del Whatssap que, lejos de funcionar como Cupido, se puede avergonzar de romper más incipientes relaciones que de mantenerlas… Ya sabes, el típico:

“¿Qué hacías online a las 3:00 am si me dijiste que no ibas a salir?”

o:

-«Me ha salido como leído y no se ha dignado a contestarme… Además, se ha vuelto a conectar hace media hora y sigue en línea… Ya está. Lo borro de mi vida para siempre.»

Dramas tecnológicos. Rupturas evolucionadas. Amores tan fugaces como el wifi de un Starbucks.

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La llegada del Tinder supuso toda una revolución en el universo cibernético de la pasión y los follamigos. Aunque la excusa de “yo estoy aquí para conocer gente y ver qué pasa…” funcionó durante un tiempo, lo cierto es que la sociedad, cada vez más honesta, se guarda sus eufemismos para lidiar con problemas de más enjundia. Sin embargo, de mentirosos está el mundo lleno y las aplicaciones amorosas no son ninguna excepción.

Según un estudio realizado por la firma GlobalWebIndex (GWI), el 42% de los usuarios de Tinder ya tienen pareja. ¿Relaciones abiertas? ¿Curiosidad? ¿o simplemente el “yo-estoy-aquí-para-conocer-gente…”?

Lo cierto es que no nos rendimos a pesar de los batacazos y frustraciones o la negación de la realidad, ya sabes, del conocido: “¿Tinder? Yo de eso no uso….” Porque claro, ¿por qué ibas a admitir que eres usuario de una app tan brutalmente superficial que basa la compatibilidad de dos personas en el físico puro y duro? De ahí que las decepciones y los fracasos formen a la gente en el mundo del escepticismo y la desconfianza.

He de reconocer que yo sucumbí a los encantos de los chicos guapos de Tinder y tuve una cita con un ser de lo más interesante. De belleza exótica y gran inteligencia, mi match era un aficionado a los juegos. ¡Oh no, no a las maquinitas, no…! Me refiero a los videojuegos. Ya fuesen de rol, de aventuras o el Super Mario Bros, aquel hombre se los conocía todos. Durante la primera cerveza que nos tomamos juntos me pareció de lo más tierno e inocente que un chico, pasada la treintena, estuviese tan emocionado hablando de la nueva versión 2.2 que saldría a la venta el próximo mes y que le permitiría avanzar más fases de no se qué juego de rol que practicaba con sus amigos.

Mi segunda cerveza me la pasé mirando al infinito, intentando sin éxito cambiar el tema de conversación y pensando en una manera sutil de comentarle que me estaba bajando el azúcar y necesitaba cenar algo. Acabamos en un McDonalds a medianoche. Yo, ingiriendo patatas fritas con una satisfacción que hacia que me revolviese del gusto en mi asiento. Él, mirando alrededor con cara de asco y controlando el reloj con disimulo.

No me acompañó a la parada del autobús. Tampoco me volvió a llamar. La última vez que me metí al Tinder me había borrado. Compatibilidad: 0%. Sin embargo, nosotras seguimos intentándolo. Investigamos, nos apuntamos a Badoo, a Happn, a Muapp, a Meetic y a mil websites que te enseñan fotos de parejas felices y guapísimas como cebo para atraerte en sus redes del amor.

Vamos a Speed datings imaginándonos qué nos inventaremos para contarle a nuestros hijos la historia de “Como conocí a su padre” y salimos de la sala sin hijos, sin padre apuesto para ellos y sintiéndonos humilladas y más solas si cabe.

Y mientras tanto, la industria del “amor” evoluciona a ritmos vertiginosos y te ofrece packs de una noche de intercambio de parejas por módicos precios que pasan de las 30 libras y que te aseguran hombres y mujeres de lo más sexys y atrevidos. Algunas de estas ofertas, las más elitistas, te exigen llevar conjuntos de ropa interior de Victoria’s Secret y ser capaz de desnudarte a medianoche enfrente de un montón de extraños con calzoncillos y bragas de lo más caros.

Yo lo tengo muy claro. Me quedo con la borrachera, con el “¿te invito a una copa?” y el intercambio de teléfonos. Bueno, y si me preguntas… hasta prefiero el “¿Estudias o trabajas?” que tanta vergüenza ajena me producía cuando era una adolescente.

Confesiones de una modelo en Nueva York

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Es invierno en Nueva York. Son las 10 de la mañana y Ana* ya asistió a cinco castings de los 14 que le esperan en el día. Con su metro setenta y ocho de estatura camina, acelera el paso y se sube y baja del metro para recorrer la Gran Manzana. Sabe que hay más mujeres que, como ella, buscan un lugar en las pasarelas internacionales de Fashion Week, por lo que llegar a tiempo a cada audición es fundamental.

Lleva una mochila con un par de tacones, dos manzanas, algunas almendras, perfume, desodorante y un iPad con su book de fotos. Para muchos su vida es un sueño hecho realidad: es modelo profesional y se cotiza en la ciudad de las oportunidades. Sin embargo, las cosas no siempre son tan glamorosas como parecen.

Recién llega al casting, Ana, que vive en un departamento con otras modelos, se quita las capas de abrigos y suéteres que la protegen de los -20 grados Celsius del exterior. Se enfunda en un vestido corto que deja en evidencia cada perímetro de su delgado cuerpo, se calza los tacones y se forma junto a otras 10 chicas igual o más delgadas que ella.

Confesiones de una modelo

El autoestima y la cordura se ponen a prueba cuando eres observada por un grupo de personas que te analiza a detalle de arriba a abajo. “Mido 1.78m, peso 53 kilos y ha habido ocasiones en las que salgo de los castings sintiéndome como un cerdo”, me cuenta. Y es que en esta profesión en donde menos es más –literalmente­– el ideal de cuerpo perfecto dista de ser uno torneado, balanceado o saludable, y las oportunidades de éxito son una moneda echada al aire.

“Obviamente si tienes un apellido famoso (Jenner, Hadid, Depp) ya tienes un lugar asegurado, pero cuando eres una del montón esta carrera requiere mucho trabajo y constancia… y también algo de suerte. Puedes hacer 300 audiciones durante las semanas previas a Fashion Week y quedar sólo para 4 shows. O puedes hacer sólo una pasarela, llamar la atención de los bookers y conseguir colarte en el resto del circuito: Londres, Milán y París”.

Pero nada está asegurado hasta que las modelos se apersonan sobre la pasarela o por fin se publican las imágenes de la campaña que firmaron. “Incluso cuando ya fuiste seleccionada para un desfile cabe la posibilidad de que te descarten durante el fitting (la prueba de vestuario) si no les gusta cómo se te ve. Es más, ha habido casos en los que a modelos ya listas para salir a la pasarela las cambian de último minuto. O chicas que firman exclusividad como imagen de una marca importante (que es de lo mejor que te puede pasar), pero a la mera hora el contrato se cae y se quedan sin nada”.

Exigencias brutales

Se habla mucho de que la industria de la moda, señalada durante años por hacerse de la vista gorda ante modelos que padecen trastornos alimenticios para mantener su delgada figura, ha evolucionado y es cada vez más incluyente. Las revistas señalan el triunfo de las modelos curvy o plus size; la diversidad racial e incluso a chicas con alguna discapacidad motriz que han encontrado un lugar en ese mundo de bellezas etéreas, pero tristemente suelen ser sólo excepciones a la regla. Quienes lo viven desde adentro saben que las exigencias del fashion business siguen siendo tan brutales como hace años, especialmente cuando hablamos de modelos para pasarela.

Regularmente las medidas que piden son 80-60-88 y una altura mínima de 1.75. En París pueden ser incluso más estrictos y exigir la talla 00. Honestamente, no hay dieta saludable con la que puedas mantener esos estándares” platica Ana. Por ello, no es extraño que algunas modelos recurran a drogas que, además de inhibir el hambre, les ayuden a mantenerse activas. “Sobrevives semanas enteras a base de ensaladas y té verde, con un ritmo de trabajo extenuante y pocas horas de sueño, por eso hay muchas chavas que consumen cocaína, es algo muy común en el medio. A mí me han ofrecido todo tipo sustancias, pero creo que sólo perjudicarían mi salud y mi carrera”.

¿Por qué hacerlo?

¿La razón que motiva a Ana a seguir en una industria tan demandante? «Modelar me hace sentir viva, es mi más grande pasión. Me gusta la capacidad que me da para transformarme cada vez que estoy sobre una pasarela o frente a la lente. Me ha enseñado que soy capaz de lograr cualquier cosa que me proponga».

*El nombre real de la modelo ha sido cambiado por motivos de privacidad.

These boots are made… IN MEXICO

En México, septiembre es el mes patrio por excelencia y, como tal, hay que celebrarlo. Pero ni pienses que te vamos a pasar la receta para hacer un guacamole orgánico perfecto o darte un tutorial sobre cómo lograr un smokey eye con los colores de la bandera (águila sobre un nopal devorando una serpiente incluida). Más bien, lo que te proponemos es preparar tu armario para otoño-invierno con un elemento que desde siempre ha formado parte esencial de la estética mexicana: las botas.

De las clásicas negras, hasta las que llaman la atención a metros de distancia, hicimos nuestra lista feliz de las botas con las que queremos bailar y recorrer el mundo esta temporada.
¿Lo mejor de todo? Todas son de marcas 100% mexicanas.

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