«Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir»
El 28 de septiembre fue el Día de de Acción Global por un Aborto Legal, Seguro y Gratuito y publiqué una imagen y un pequeño texto en Facebook.
Este fue un acto ordinario y extraordinario al mismo tiempo, porque aunque no es raro que use mis redes sociales para hablar sobre temas feministas y difundir este tipo de iniciativas, esta fue quizá la primera vez que escribí en Facebook (donde entre mis contactos están familiares, compañeros de trabajo y semi-desconocidos) que estoy cien por ciento a favor del derecho de decidir de las mujeres.
Creo que la mayoría de mis amigos y familia saben esto, pero no solo no suelo iniciar conversaciones al respecto, sino que a veces les huyo.
Un cambio de perspectiva
No recuerdo en qué momento me empecé a considerar feminista, pero si sé que siempre viví en un ambiente en el que pensar en la igualdad de género era algo común y deseable.
Con el asunto en concreto del aborto, sí sé que cambié de opinión de una forma más o menos radical: nunca hubiera ido a manifestarme afuera de una clínica, pero era de esas personas que piensan que solo se debe permitir en circunstancias muy específicas.
En mi adolescencia no conocí a ninguna activista por el tema, aunque sí recuerdo que mi profesora de ética en la prepa dijo algo que es básico: «nadie está a favor del aborto, más bien se está a favor del derecho a decidir.»
El aborto y sus consecuencias
En los últimos años me empecé a topar más y más con el tema, no tanto en forma de estadísticas, sino como ensayos personales donde mujeres contaban sus historias. Por eso sí identifico el momento exacto en el que me formé una postura más clara. Fue al terminar de leer uno de estos textos que detallaba el horrible proceso que vivió una mujer en Estados Unidos, décadas antes de que el aborto fuera legal en ese país.
Lo que decidí fue que no necesito que una mujer me convenza de que está o estuvo entre la espada y la pared o que cuente sus circunstancias trágicas, sencillamente decido pensar que una persona que termina su embarazo sabe lo que está haciendo, que cada quién es capaz de decir «no puedo» o «no quiero» y que no es ético obligar a alguien a pasar por el peligroso (sí, hasta hoy en día el embarazo es peligroso) y difícil proceso de traer a un niño al mundo.
La prohibición del aborto como condena
Por supuesto, estas no son las únicas razones, también están las cifras. Para quienes prefieren hablar desde lo cuantificable he aquí un hecho innegable: la necesidad de interrumpir embarazos no se acaba si el hacerlo se vuelve ilegal. Lo único que sucede en estos casos es que se está condenando a las mujeres (y, aún más, a personas que se embarazan y no son mujeres, como los hombres trans) en desventaja social y económica a hacerlo en condiciones insalubres y en muchos casos a morir como consecuencia.
Las mujeres con recursos siempre encontrarán una forma de abortar, pero las que no, son castigadas por la sociedad.
Creo que nunca me va a ser fácil hablar del aborto, pero eso no significa que no lo haré, porque en verdad creo que no podremos solucionar los problemas más apremiantes relacionados con la equidad de género si no se garantiza el derecho a decidir.
Algunas recomendaciones para seguir pensando en el tema:
– En documentales: Vessel, sobre la organización Women on Waves, que se dedica a prevenir embarazos no deseados y abortos inseguros (su página oficial también es un gran recurso) y After Tiller, sobre doctores que realizan abortos en el tercer trimestre.
– La película rumana 4 meses, 3 semanas y 2 días, un drama necesario pero difícil de ver; Obvious Child, una comedia romántica y Grandma, que está a medio camino entre ambas.
– La literatura de autoras como Lucia Berlin (el libro de cuentos Manual para mujeres de la limpieza) y Margaret Atwood (la novela Resurgir). El cuento Un viaje, de la mexicana Atenea Cruz. La novela Las reglas de la vida, de John Irving. Cómo ser mujer, ensayos de Caitlin Moran. Para mentes más académicas, los libros El aborto en el derecho transnacional y Fornicar y matar, de la filósofa Laura Klein.
– La página de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y el Caribe.
– Este video sobre el aborto en México producido por la organización GIRE: