¿Una nalgadita… o dos? Guía para entrarle al BDSM

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¿Alguna vez has tenido fantasías eróticas «poco convencionales» o «subidas de tono»? Justamente ese sentir fue el que llevó a Lulú Brat a iniciar un camino de descubrimiento de placer y erotismo a través de las prácticas sexuales del BDSM (el bondage, la dominación, la sumisión, el masoquismo, por mencionar algunas).

Al principio sentía mucha culpa e incluso llegó a cuestionarse el porqué fantaseaba con algo que para algunas personas podría representar algo malo, doloroso, «una pesadilla» y que parecía contraponerse a su feminismo.

Y es que, aún ahora, persisten los mitos y estigmas de que las personas que disfrutan del BDSM son «perversas o violentas», y no es así, dice Lulú.

Persisten los mitos y estigmas de que las personas que disfrutan del BDSM son «perversas o violentas», y no es así

Lulú Brat

Si bien no tiene por qué gustarle o llamarle la atención a todas las personas, resignificar el poder y la dominación fuera de un sistema capitalista patriarcal, que siempre asoció estas prácticas con violencia, es un gran paso.

Pero vayámonos despacito, ¿cuáles son algunas de las prácticas sexuales en el mundo del BDSM? Ojo, y esto es muy importante: todas deben ser previamente habladas y consensuadas entre las personas que participen.

Foto: La Eroteca/Cortesía
  • Bondage. Busca generar diversas experiencias sensoriales y eróticas a través de ataduras con cuerdas u otros objetos, como cinturones, esposas, cintas que limitan parcial o totalmente el movimiento. Una de las prácticas más comunes es el Shibari, un arte japonés de ataduras.
  • Actos de dominación/sumisión. Se basa en el juego de roles, disfraces y consignas que erotizan el poder, el orden y el control. Por ejemplo, prácticas donde la persona dominante elige cómo se vestirá la persona en rol sumiso, así como encadenar, usar látigos, collares y correas, arrodillarse, etcétera.
  • Sadismo y masoquismo. Actividades donde se experimenta con el placer a través del dolor. Una de las más habituales consiste en verter cera derretida en diversas partes del cuerpo sin causar quemaduras, pero también existen prácticas que incluyen agujas, preferentemente de acupuntura.

El sadomasoquismo fue por muchos años patologizado, como si fuera una «desviación», por eso en la década de los 90 se buscó otra alternativa y es así como surgió el BDSM, un término paraguas de varias prácticas sexuales, cuenta Gabriela Merlos (Krystal de Sade), quien practica BDSM, forma parte de Calabozo MX —un colectivo mexicano dedicado a difundir estas prácticas— e imparte terapias como sexóloga.

Qué es el BDSM y por qué no es lo mismo que violencia

Ya te vimos pensando en el cuartito rojo de 50 sombras de Grey, pero no. «El BDSM va más allá de las nalgadas, amarrarse o dar chicotazos. Es un replanteamiento del deseo sexual», y de disfrutar, siempre con consenso, de prácticas sexuales que honren nuestros deseos y necesidades, explica Fabiola Trejo, sexóloga y especialista en sexualidad positiva.

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También es una posibilidad para no seguir obviando el modelo sexual tradicional, sino cuestionarnos, preguntar, estar pendientes de lo que nos gusta o no, y lo mismo con nuestros vínculos sexoafectivos.

«Con el BDSM podemos explorar cómo nos relacionamos con el control, la dominación y cómo resignificar conceptos y acciones que suelen pensarse como violentas», al contrario de películas o contenidos que romantizan la violencia emocional y física (ajá, como 50 sombras de Grey).

«Con el BDSM podemos explorar cómo nos relacionamos con el control, la dominación y cómo resignificar conceptos y acciones que suelen pensarse como violentas»

Fabiola Trejo

Porque en el BDSM el objetivo es claro: erotizar. «Mi objetivo es que la otra persona tenga placer. Si la práctica no lleva a eso de alguna forma pues ya no estamos hablando de BDSM», incluso cuando hay dolor de por medio, dice Gabriela.

Y hace una advertencia importante. Hay personas que se aprovechan de estas prácticas sexuales para ejercer violencia. Por eso es importante saber cómo detectar esas señales de alerta… y a eso vamos.

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La clave para iniciarte en el BDSM está justo en el cuestionamiento a tu vida sexual, replanteándote qué prácticas te llaman la atención y el porqué.

En la experiencia de Fabiola Trejo, muchas personas tienen «alguna curiosidad con el mundo del BDSM por hacer algo diferente, para meterle sabor y pasión a su sexualidad».

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En gran parte debido a que, poco a poco y a través de los cuestionamientos de los modelos patriarcales, hemos ido descubriendo que muchas prácticas son limitadas o muy restrictivas, dice Fabiola. Y agrega: «me parece que siempre hay que cuestionarnos y dejar que nuestra guía sea el placer, ya sea que decidamos involucrarnos en el BDSM o no»

«Mi objetivo es que la otra persona tenga placer, si la práctica no lleva a eso de alguna forma, pues ya no estamos hablando de BDSM»

Gabriela Merlos

Cuando Lulú comenzó a investigar sobre las fantasías que tenía, se dio cuenta que no era la única. Primero empezó a explorar desde el rol sumiso y posteriormente el dominante.

Algo similar le ocurrió a Gabriela, quien cuenta que desde temprana edad tuvo fantasías sexuales que podían calificar como BDSM pero no fue hasta que empezó a utilizar internet que conoció la definición en foros y relatos eróticos.

Al pedirle a ambas su consejo para iniciar en el BDSM hallamos muchos puntos en común y otros que se complementan, te los compartimos:

Foto: La Eroteca/Cortesía

1. Consenso y comunicación ante todo

Lulú inicia con una definición muy importante: «En una práctica sana y ética del BDSM vamos a buscar siempre el consenso (…) Lo que necesitamos es tener una negociación horizontal, participativa, activa, alegre y placentera».

Gabriela añade que el consenso debe darse en plenas condiciones emocionales y de igualdad. «No debemos sentirnos obligadas o chantajeadas», subraya Gabriela.

Como parte de la comunicación, también es importante hablar abiertamente acerca de antecedentes médicos (como lesiones, enfermedades crónicas o alguna condición mental, por ejemplo) y saber cómo actuar en un caso de emergencia. Y esto nos lleva al siguiente punto.

2. Tu seguridad es importante

Una vez que tienes claras las pautas de comunicación y consenso, la seguridad es pieza clave para un encuentro placentero.

«¿A qué nos referimos con prácticas seguras? A que conozcamos qué puede suceder y cómo podemos minimizar riesgos. Si una práctica tiene que ver con el dolor, el objetivo no es que la otra persona resulte lesionada; se puede provocar una lesión, sí, por el acuerdo previo, pero mi objetivo es que la otra persona tenga placer», enfatiza Gabriela.

Lulú comenta que en el caso de los primeros encuentros hay que tomar precauciones pues lamentablemente hay quienes se escudan en esta comunidad para ejercer violencia. Su principal consejo para identificar esas señales de alerta es que la persona no quiera llegar a un consenso o insista en algo.

Lulú y Gabriela nos recuerdan que las palabras de seguridad son parte vital de una práctica sana en el BDSM. Existe un sistema de semáforo: verde, todo bien; amarillo, bajar intensidad o cambiar dinámica; y rojo, parar de inmediato la práctica.

3. Autocuidado

Trabaja constantemente en tus límites y en una autoevaluación, porque tu bienestar físico y emocional está en primer lugar. Hay psicoterapias con enfoque en el BDSM que pueden ser de gran ayuda.

En el caso de prácticas que involucren agujas, tanto Fabiola Trejo como Lulú Brat recomiendan realizar análisis sanguíneos constantemente para estar pendientes de tu salud.

En experiencias sensoriales y de ataduras es necesaria una buena humectación por lo que puedes recurrir a lubricantes, aconseja Dora Navarrete de la Eroteca.

Además de usar productos especializados, con materiales de calidad y que cubran estándares de salubridad, como el kit BDSM que ofrecen en su tienda en línea.

4. Infórmate más allá de internet

Al platicarnos de su iniciación en el mundo del BDSM, Lulú y Gabriela contaron que sus fantasías sexuales solían estar fuera de la «norma moral», por lo que internet se volvió un espacio seguro para aclarar sus dudas y conocer más.

Peeero, ellas nos recomiendan que no todo se quede en internet. Gabriela, por ejemplo, forma parte de Calabozo MX, una comunidad de BDSM donde frecuentemente imparten talleres.

Ella recomienda que al acercarte a un grupo de BDSM te informes a partir de los comentarios o referencias y analices sus posturas, para asegurarte de que sean inclusivos y acorde a lo que estás buscando.

La ventaja de asistir a talleres es que poco a poco conoces diversas experiencias y puedes descubrir, en un espacio seguro, qué es lo que realmente te llama la atención.

5. Los gustos y roles pueden fluir

Dentro del cuestionamiento continuo y la autoevaluación en estas prácticas, Lulú destaca que, como todo trabajo emocional, es importante reconocer que las prácticas y límites pueden ir cambiando y evolucionando.

«Hay cosas que pueden no gustarme hoy y mañana tal vez sí, y viceversa», dice. Y eso tiene que ser respetado.

De igual forma, Gabriela nos cuenta que también hay cambios en el binarismo de los roles de dominación/sumisión, pues aunque ella por muchos años se definía como Dómina (es decir, el rol dominante), actualmente se identifica más en un rol fluido.

Guía BDSM: ¿Hay comunidades y espacios para iniciarte?

¡Claro! Lulú Brat nos recomienda la comunidad de Zorrología y los talleres que imparte Miss Murciélago, que tienen un enfoque decolonial y hacia disidencias.

También puedes acudir a la Eroteca donde no solo puedes comprar juguetes sexuales y artículos relacionados con el BDSM, sino que hay experiencias con Shibari y asesoría con especialistas en sexualidad.

Como dice Fabiola Trejo, deja que tu guía sea el placer. ¡¡Y a gozar!!

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