Coger no es un peligro: ¿cómo hablar de salud sexual e ITS sin estigmas ni fiscalización?

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Uno de los principales estigmas que permea las narrativas sobre la salud sexual es relacionar las infecciones de transmisión sexual (ITS) con ciertas poblaciones, cuerpos y prácticas relacionales, eróticas y/o afectivas.

Existimos poblaciones a quienes se nos responsabiliza por la transmisión de este tipo de infecciones: disidencias sexuales, personas de la comunidad LGBT*IQAP+, trabajadorxs sexuales, personas no monógamas y a quienes hemos tenido más de una pareja sexual a lo largo de la vida. Somos señaladas y fiscalizadas por nuestra sexualidad que sale de las normas preestablecidas por la sociedad.

¿A qué me refiero al hablar de estigma? De acuerdo con el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida es el conjunto de actitudes y creencias desfavorables que “desacreditan o rechazan” a una persona o un grupo por considerarles diferentes. Esto tiene consecuencias sobre el modo en que las personas se perciben a sí mismas. No solo es discriminatorio, sino que es una forma de marginar, vulnerar y devaluar. 

Los estigmas relacionados con la salud sexual y las ITS pueden verse así:

El estigma de vivir con VIH (u otras infecciones de transmisión sexual)

Hay algo que dice mi amix personal, Axel Bautista:

“Todxs vivimos con VIH, algunxs lo tenemos en nuestra sangre y otrxs en sus prejuicios. Vivir con VIH no es un peligro social, tu serofobia sí lo es”.

La serofobia es la discriminación que atraviesan las personas que viven con VIH. La directora general del Consejo Estatal para la Prevención y Control del Sida (Coesida) en Oaxaca, Gabriela Velásquez Rosas, define la serofobia como el miedo irracional que siente una persona por convivir con otra persona que vive con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), debido a la desinformación que existe respecto a los medios de transmisión. 

Yo añadiría que también es odio dirigido hacia las personas con VIH por vivir con una condición relacionada a la sexualidad. Es desinformación, pero también es consecuencia de los estigmas.  

Esto se ha manifestado en crímenes de odio, como el que se vivió en Quintana Roo en el año 2021. Un joven de la región fue asesinado tras haber compartido su estatus de salud sexual, un hecho que documentó la Agencia Presentes

Es una situación que nos llena de rabia e indignación. Por años hemos estado señalando este tipo de acciones discriminatorias y peligrosas, pero ¿qué hacemos cuando el estado también perpetua esas narrativas llenas de discriminación y violación a los derechos humanos? Me refiero a la ley que castiga el “peligro de contagio” del Código Penal Federal, el cual menciona que:

«El que a sabiendas de que está enfermo de un mal venéreo u otra enfermedad grave en periodo infectante, ponga en peligro de contagio la salud de otro, por relaciones sexuales u otro medio transmisible, será sancionado de tres días a tres años de prisión y hasta cuarenta días de multa. Si la enfermedad padecida fuera incurable se impondrá la pena de seis meses a cinco años de prisión. Cuando se trate de cónyuges, concubinarios o concubinas, sólo podrá procederse por querella del ofendido».

(Libro segundo – Título Séptimo – Delitos contra la Salud – Capítulo II – Del Peligro de Contagio – Artículo 199 bis) 

Este código penal nos pone en la mira de la lupa punitivista y carcelaria. El delito se castiga en la mayoría de los estados de México por infecciones como VIH, virus de papiloma humano (VPH), sífilis, etc. ¡Y está vigente desde 1940!, de acuerdo con un texto de Marcela Nochebuena en Animal Político.

Afecta a todxs, sin importar género, edad u orientación sexual. Incluso castiga a madres que amamantan teniendo una infección, como sífilis. Además prohíbe el matrimonio de personas que viven con VIH. 

Esta medida punitivista y discriminatoria no sólo afecta a nivel personal, también genera que muchas personas teman conocer su estatus de salud sexual, a pesar de que eso es indispensable para poder disminuir la incidencia de ITS en México y otros países. 

Muchxs activistas que vivimos con alguna ITS y otrxs defensores de Derechos Humanos nos sumamos para que esta ley sea derogada y nadie sea perseguidx, fiscalizadx, discriminadx ni privadx de su libertad por su estatus de salud sexual. Vamos avanzando. Por ejemplo, gracias a los esfuerzos de lxs compañerxs de Nayarit, se eliminó el delito del Código Penal del Estado. Vamos por más, hasta que este delito sea eliminado en en cada rincón de México. 

No somos criminales por vivir con alguna ITS. 

«El VPH solo le afecta a las mujeres cis» y otros estigmas de la salud sexual

Las infecciones de transmisión sexual más comunes son VIH, VPH, Sífilis, Gonorrea, Herpes Simple, Hepatitis B, Clamidiosis y Tricomoniasis. Me gustaría compartir un ejercicio contigo: 

¿Qué te viene a la mente cuando piensas en el VPH?

Yo pienso en: cáncer, condilomas, lesiones cervicales, transmisión, común; ¿qué pensaste tú?

El VPH está estrechamente relacionado con el cáncer, esto se debe a que se han estudiado varios tipos de cáncer genitales y bucofaríngeos, y se ha encontrado una relación de hasta el 90% con genotipos de alto riesgo de VPH.

Esto no significa que el VPH sea sinónimo de cáncer, sin embargo, muchas personas lo pensamos cuando nos diagnostican y eso nos baja el estado de ánimo, impacta en nuestra salud mental. Aunque sepamos que no tenemos cáncer, pareciera que es una apuesta a que sí o sí nos va a pasar, incluso muchas personas sentimos miedo de ir a nuestras revisiones periódicas.

El VPH también está muy relacionado a las mujeres cis. Aunque el VPH nos puede infectar a todas las personas en este mundo, se cree que a los hombres cis no les afecta. Esto también tiene repercuciones ¿cuántos hombres cis van a hacerse citologías, penescopias y PCR para detectar VPH? Incluso es una narrativa que he leído en redes sociales, como esta:

¿Este también es un estigma? Sí, y que vulnere a otras poblaciones es una problemática grave. Los hombres cis y todas las personas deberíamos tener los recursos y espacios accesibles para hacernos nuestra respectiva citología, colposcopia/penescopia, PCR y hasta tener nuestro esquema de vacunación contra VPH.

Trabajo sexual e infecciones de transmisión sexual 

En la investigación De la prostitución y sus enfermedades en México, Rupturas y continuidades, Roxana Rodríguez Bravo hace un breve recorrido por las reglas sociales del trabajo sexual de mujeres y el tratamiento de ITS en México, ya que se relacionaban las ITS con el trabajo sexual. La investigación nos muestra, además, que se trataba de todo un proceso higienista desde el Siglo XIX en las políticas públicas de la época, además de la experimentación en la medicación.

Desde entonces, se ha perseguido con dureza el trabajo sexual, desde los ejercicios sociales y las políticas públicas, vulnerando los derechos de todxs lxs trabajadorxs sexuales. Si le sumamos el estigma de las ITS, podemos reconocer que se visualiza su trabajo como algo moralmente malo, además de darles la responsabilidad de las ITS. Esto no puede seguir así. Las Infecciones de Transmisión sexual no son culpa de nadie, es algo que ya está pasando y es tarea de todxs atenderlas.

Las personas que vivimos con alguna ITS no somos malas, criminales, nuestro cuerpo no está sucio ni está enfermo. Las personas de la disidencia sexual y social no somos las responsables.

Por este tipo de situaciones que te comparto en este texto, me gustaría invitarnos a repensar las formas en las que vemos, informamos y aprendemos sobre las ITS y la salud sexual. Debemos romper juntxs todos esos estigmas y generar nuevas formas de acompañarnos y cuidarnos.

Para más información visita mis redes sociales, donde subo contenido de salud sexual y salud mental desde mi experiencia y formación. Me encuentras en Instagram como @danielle.orendain y en Twitter como @OrendainDaniell.

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