Una mirada propia, autorretratos de cuerpos diversos y en resistencia

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Una mirada propia es un fanzine que resultó de un taller de autorretrato en el que un grupo de mujeres se embarcó en un viaje de exploración colectiva del «primer territorio: el cuerpo».

Mirar nuestros cuerpos a detalle, con sus texturas, sus colores y sus formas no siempre es sencillo. En un sistema que violenta a los cuerpos fuera de la norma y que impone estándares de belleza imposibles, reconocernos y aceptarnos es un acto de resistencia.

Con eso mente y su pasión por la foto, Massiel Hernández creó un taller virtual de autorretrato para «resignificar la fotografía desde el placer, la reconciliación, la exploración y reivindicación de nuestras realidades e identidades».

Sobre todo tomando en cuenta que, actualmente, la fotografía y la imagen en las plataformas online —como Instagram, por ejemplo—, las revistas y los medios de comunicación continúan perpetuando estereotipos hegemónicos de belleza y blanquitud.

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«El autorretrato no es mi línea principal, pero sí fue como una búsqueda muy importante dentro de mi identidad, el ver quién soy, mi color de piel, y mis rasgos», dijo a Malvetida la fotógrafa colimense, Massiel Hernández.

Al taller se sumaron mujeres diversas de varias parte del país. Sus autorretratos, conmovedores y poderosos, quedaron plasmados en el fanzine Una mirada propia.

El diseño editorial estuvo a cargo de Urzula Reyes y la portada fue elaborada por la ilustradora Abril Márquez.

Estas son algunas de sus historias.

«Una mirada propia», historias de cuerpos en resistencia

Fotografía. Daniela Marín Platero

Durante el taller, las mujeres participantes compartieron no solo sus fotografías, sino las historias alrededor de ellas.

Fue un «espacio seguro para que cada quien se compartiera y compartiera, a través de los ejercicios, sus miedos, inseguridades, pero también las cosas que disfruta con su cuerpo. Hay una parte complicada y compleja con la que a diario luchamos cuando se trata de nuestro cuerpo, pero también hay otras partes que reivindicar: la alegría, el goce y el disfrute de nuestros cuerpos», dijo Massiel.

«Quiero perdonarme por criticar mi cuerpo»

Lizeth Viridiana, psicóloga de 24 años participante del taller, cuenta que para ella el autorretrato no solo es la disciplina que conlleva la fotografía, sino que es decidir mostrarse al mundo.

«Te puedes sentir muy cómoda y puedes descubrir cosas que van a construirte y hacerte sentir mejor; o puede ser completamente el otro lado de la moneda: enfrentarte a ti misma y tener encuentros no tan agradables», agrega.

Mientras recibía tratamiento para la leucemia, la incertidumbre de no saber si podría participar en el curso le evitó indagar de lo que se trataría. Descubrir que la modalidad sería autorretrato significó un reto para ella.

Experiencias individuales y colectivas

«Cuando tú eres la que está en el lente, y además eres el objetivo de la fotografía, (la experiencia) cambia demasiado. Creo que se involucran muchas cosas de ti. Ya no solo estás viendo al mundo, te estás mostrando al mundo. Y creo que es una parte sensible que Massiel pudo trabajar de una forma muy bonita y muy natural», cuenta Lizeth.

¡Vivan las pompis diversas! Grandes, pequeñas, con granitos, pelos

Para ella, perderle el miedo a la fotografía fue parte importante del proceso.

«Fue enfrentarme a una imagen mía que quizá yo sentía que no concordaba conmigo o que quizá me daba miedo mostrar. Durante el taller aprendí que todas las mujeres tenemos diferentes formas, somos únicas y todas valemos».

Urzula, quien diseñó el fanzine y además tomó el curso, dice que durante el proceso «nos dimos cuenta que debemos cuestionarnos cómo leemos nuestros cuerpos y buscar una narrativa desde una perspectiva más empática, humana y sin restringirnos a los estándares y discursos capitalistas y patriarcales.

«Pero, sobre todo, hay una necesidad de compartir estas nuevas narrativas con les otres».

¿Por qué un fanzine? Una mirada propia… y colectiva

Fotografía. Alina Galo

«Los fanzines también representan muchas cosas. Más que un símbolo o una cultura de hacerlo tú mismo, el fanzine también tiene que ver con buscar tus herramientas, tomar los medios que tienes y crear estos libritos caseros», dice Massiel.

En éste, tanto ella como Urzula y Abril intentaron consignar la travesía de estas mujeres al recorrer y conocer su cuerpo desde sus propios espacios.

«Nuestra finalidad era generar registro del proceso y del contenido. Los cuestionamientos que surgían desde los diferentes contextos y latitudes eran sumamente enriquecedores», agrega Urzula.

Necesitamos hablar sobre menstruación y discapacidad

Pues a pesar de que los ejercicios eran los mismos para todas, «cada quien lo representó de diferente forma y creo que al final la fotografía de eso se trata (…) Estamos con mucha fuerza, y con mucha valentía de decir ‘esta soy yo, y aquí estoy’, las historias son distintas y cada historia que tenemos nos marcan», dijo Massiel.

Pero también el compartir con otres las reflexiones y las nuevas narrativas que surgieron a partir del taller.

«Por eso la importancia no solo de tener el taller si no a su vez de tener un registro del proceso y del resultado que se pueda compartir vía web, y en su momento, imprimir y compartir en físico. De nada sirve tener un proyecto bonito archivado en una compu, el fin no es otro más que compartir», finaliza Urzula. 

Los estereotipos nos hacen complicado enfrentarnos a nuestro cuerpo, sin embargo, el autorretrato aparece como una opción para «tener nuestra propia mirada y no ser mirades por ojos ajenos y hegemónicos». Y reconciliarnos con nosotres mismes desde ahí.

Amix, corran a ver el Fanzine. Es una belleza.

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