Desde su postura política y ética antirracista, este texto de Valeria Angola cuenta cómo el 12 de octubre de 1492 —que crecimos ‘celebrando’ como el día de la raza— no fue un «encuentro entre culturas», sino un genocidio y la instauración de un sistema racista que seguimos resistiendo.
A muchos de nosotros nos enseñaron en la primaria que el 12 de octubre de 1492 se descubrió América. Sin embargo, América no fue descubierta, sino saqueada, explotada y desangrada.
En México, y en muchos otros países de Latinoamérica -incluso en España-, el 12 de octubre se celebra como el día de la raza, el día de las culturas o el día de la hispanidad. Pero para las personas que asumimos el antirracismo como una ética y una política, este día significa resistencia y lucha antirracista.
Necesitamos dejar de nombrar lo que sucedió el 12 de octubre de 1492 con las palabras que los colonizadores utilizaron para dominarnos, sino reconocerlo como el día funesto en que comenzó el genocidio más grande de la historia de la humanidad, uno que hasta la fecha no es reconocido.
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No hubo tal encuentro de culturas. Hace 500 años comenzó la dominación racista que, hasta el día de hoy, nos levanta en pie de lucha. La blanquitud se inventó como sistema dominante, haciendo inferior lo negro y lo indio para dominarlo, explotarlo y asesinarlo.
Los colonos dijeron que las personas que habitaban estos territorios eran bestias salvajes, incivilizadas, sin alma ni salvación. ¿Cómo es posible que se hable de encuentro si los pueblos nativos de América ni siquiera eran considerados personas?
Colón murió creyendo que el 12 de octubre de 1492 había llegado a Japón. 1492 también fue el año en que España se recuperó como nación después de años de guerra cristiana contra la religión musulmana. Bendecida por el papa Alejandro VI, la Reina Isabel se convirtió en dueña y señora de las tierras conquistadas: «el reino de Castilla ampliaba el reino de Dios sobre la tierra», dice Eduardo Galeano.
12 de octubre, nada que celebrar
El 12 de octubre no se celebra porque no tenemos por qué celebrar la llegada de la muerte, el hambre, las enfermedades y la violencia sexual.
¿Cómo celebrar una invención colonial que instauró un sistema de opresión que deshumaniza y esclaviza a quienes no somos blancos? ¿Cómo se puede celebrar un sistema que esclavizó y disminuyó hasta la muerte a nuestros antepasados?
No tenemos nada que celebrar porque las lenguas fueron aniquiladas, los nombres de nuestros antepasados borrados, sus cuerpos violados y los territorios saqueados. Los colonos pisotearon nuestras historias, saberes y cosmogonías e impusieron un sistema cristiano de creencias ultrajando nuestras deidades.
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Cuando la población indígena mermó, la Corona autorizó que los colonizadores pudieran traer personas africanas en condición de esclavitud para trabajar de manera forzada en las plantaciones.
Sin el proceso de colonización, la esclavitud de cientos de miles de personas africanas no hubiera sido posible. ¿Cómo celebrar un hecho tan atroz como la esclavitud de nuestros linajes familiares?
El saqueo permanente de los territorios que habitamos aquellos nombrados como Otros posibilitó que Europa acumulara hasta el día de hoy tanta riqueza: las minas de plata en Zacatecas, Guanajuato y Potosí, Bolivia, el furor del oro y también el desarrollo de las industrias de la caña de azúcar, del algodón, el caucho, el cacao y el tabaco.
Descolonizar la herencia racista del 12 de octubre
Hasta hoy permanece esa estructura colonial que subordina la producción económica del sur global al norte.
El racismo que se inventó el 12 de octubre de 1492 sigue vigente hasta nuestros días y se manifiesta a través de la violencia exacerbada en nuestro país.
Aún vivimos graves manifestaciones del colonialismo: las violaciones a los derechos humanos de personas migrantes, los feminicidios, las desapariciones, los desplazamientos forzados, el conflicto armado, la militarización, el encarcelamiento masivo, el perfilamiento racial, el despojo de tierras, el asesinato de personas que se oponen a los megaproyectos del neoliberalismo y que protegen el medio ambiente.
La colonia es un proceso continuo en el tiempo y, por esa razón, el trabajo de descolonizar es urgente.
Necesitamos conocer todo lo que sucedió en el pasado y nombrar esta fecha con las palabras precisas que den cuenta del horror que nuestros antepasados vivieron. Necesitamos reconstruir la historia a partir de la visión de las personas colonizadas y no de los colonizadores.
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Descolonizar también se trata de combatir el racismo de forma cotidiana para construir modos de vida dignos y justos. Descolonizar es un proceso creativo porque se requiere imaginación.
Necesitamos imaginar nuevas formas de relacionarnos, nuevas formas de producir y circular la comida, la ropa y demás bienes y servicios que necesitamos para nuestra vida diaria.
Necesitamos hablar sobre nuevas maneras de hacer justicia que no sean carcelarias y punitivas, debemos imaginar resolver conflictos de otras formas, porque las herramientas del amo no van a desmontar la casa del amo.
Descolonizar es crear en colectivo el mundo que queremos habitar.