Cosas que sí dan miedo #2: La falta de responsabilidad afectiva

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La falta de responsabilidad afectiva es algo muy serio y que de verdad da miedo. Te decimos qué es y cómo evitarla en tus relaciones.

Además del ghosteo, esta una de las cosas que más dan miedo pero que no te la vas a encontrar en una casa del terror.

Mensajes cortantes, señales confusas y cambios repentinos en la forma de ser son sólo algunos de los síntomas de este mal del mundo de las citas: la falta de responsabilidad afectiva.

Ser responsables de cómo tratamos a los demás no debería de ser tan terrorífico… hablemos de por qué no está cool ser así y cómo lo podemos evitar.

¿Qué es la falta de responsabilidad afectiva?

Entiéndase responsabilidad afectiva como el acto de ser consciente de los sentimientos de la otra persona y cómo nosotros podemos afectarlos. Es hacernos cargo de los afectos en todas nuestras relaciones.

Dejen me explico. Digamos que conoces a alguien con quien empiezas a salir, tienen onditas, se hablan diario, pero nunca te dice realmente si le gustas o si está buscando una relación. Tú das por hecho que hay algo mutuo porque tiene ciertas atenciones, te manda por Rappi tu desayuno favorito en la mañana, ven películas juntos en Netflix Party, y se cuentan sus secretos. 

Pasan los meses y nunca hablaron sobre el tema prohibido: la r-e-l-a-c-i-ó-n.  Y cuando por fin preguntas, la otra persona responde “¿Cómo que qué somos? Si yo te dejé en claro que somos amigos.”

Un minuto de silencio para tu corazón.

La responsabilidad afectiva es el opuesto al amor romántico, así que no es que esperemos que todas las personas con las que salimos nos declaren amor eterno, pero sí más claridad.

Como dice Magdalena López en este texto: «Ni el único acuerdo válido es el del matrimonio, ni las relaciones sexoafectivas deben ser eximidas de un conjunto básico de prácticas respetuosas y cuidadas».

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¿Qué hago si estoy en el tercer círculo del infierno?

La falta de responsabilidad afectiva es una pesadilla salida de una versión millennial de la Divina Comedia, pero te puedo decir cómo identificarla.

No es tan difícil darse cuenta cuando alguien no tiene responsabilidad afectiva, lo notarás en cuanto evite temas que puedan ser un poco más serios. 

Por ejemplo, no quiere hablar de amor ni de relaciones, si nunca platica sobre sus experiencias pasadas (o las platica demasiado y sus ex están “locas”). Tampoco le gusta discutir o saber qué cosas te molestan o incomodan, ni te dice las suyas. Puede ser que a veces actúe con mucha efusividad y a veces muy distante o que en general todo sea muy confuso.

Fíjate también cómo te sientes tú: es posible que tengas celos o inseguridades o que solo pensar en la relación te cause tristeza. O sea, si no entiendes qué pasa el 90% del tiempo: ahí no es.

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¿Cómo evitar el purgatorio de las relaciones?

Si identificas alguna de las cosas que ya te dije en tu crush actual, no te preocupes, puedes salir de ese círculo infinito y vicioso. Lo más importante es que entiendas que el hecho de que esa persona sea así contigo no es por ti, sino por ella.

Haz un intento por hablar y llegar a acuerdos. No temas verte «intensa» o «exagerada»: explica con calma cómo te has sentido y cómo te gustaría que siguieran las cosas. Pregúntale su opinión. Si no ves voluntad para un cambio, no te castigues. Hiciste lo que podías.

Si tú eres quien se lo está haciendo a alguien más no digo que seas el mismísimo Satanás, pero definitivamente podrías ser un poco mejor. ¿No crees?

Al igual que con el ghosteo, la honestidad que requiere la responsabilidad afectiva requiere de cierto valor. La buena noticia es que de ahí crecen relaciones más sanas… e incluso los rompimientos pueden suceder sin drama.  

No hay nada mejor para una relación interpersonal que la comunicación y la honestidad, y si quieres ser una persona con responsabilidad afectiva debes aprender a tomar este tipo de decisiones.

Como esto se trata de claridad, piensa bien qué es lo que quieres y cómo te sientes, qué escenario podrías aceptar (por ejemplo, seguir viéndose pero sin ser pareja) y cuál no (ser una pareja «formal»). Y dale tiempo a la otra persona para que procese y decida.

Antes de que decidas dejarle de hablar para siempre, puedes resolver todo con la verdad. Basta decir “Oye, sé que llevamos un tiempo hablando pero quiero dejarte claro que ahorita no estoy buscando una relación. Si te parece seguir así como vamos, me encantaría. Y si no, entiendo si prefieres dejar de verme un tiempo».

Será un poco incómodo, sí, la relación que tienen seguro cambiará, porque ahora sólo se tratarán como amigos, pero valdrá la pena porque la honestidad vino primero.

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