No es ninguna sorpresa que en México los papeles protagónicos de las telenovelas, series, películas y portadas de revista están reservados para personas de tez blanca y cuerpos hegemónicos.
Es una situación que se repite hasta el cansancio bajo la justificación de un modelo de belleza “aspiracional” al que supuestamente tooooooodas las personas deseamos llegar. Pero entonces, ¿dónde quedan las historias de quienes no encajan en este estándar? ¿Son menos válidas o merecedoras de ser contadas? ¿Por qué la resistencia a mostrar la verdadera diversidad de la sociedad?
Bajo esa premisa y ante el hartazgo de ver los mismos rostros y líneas narrativas una y otra vez, el colectivo Poder Prieto organizó la campaña “Qué Drama: Novelas Con N De NO Más Racismo”, con la cual busca visibilizar la falta de representación de las personas de tez morena y negra en los contenidos de entretenimiento.
Qué Drama: Novelas Con N De NO Más Racismo
“En un país en el que el 60% de la población es mestiza y el 30% indígena, no es posible que solo los actores y actrices blancos representen la diversidad de nuestro país en el grueso de las producciones en cine y televisión”, se lee en el comunicado publicado en la cuenta de Instagram de Poder Prieto.
Maya Zapata, Krhistina Giles, Aketzaly Verástegui, Láurel Miranda, Wess Montoya, Alberto Juárez, Karla Garrido, Edmundo Vargas y Ondina María Syrenna son quienes protagonizan las fotografías que denuncian la falta de diversidad en las series y películas producidas por las grandes cadenas de televisión y plataformas de streaming en México.
“Qué drama, qué dramón tu tokenismo pa’ simular inclusión”
“Qué drama que mi drama no te guste por mis rasgos y mi color”
“Qué drama, qué dramón que no haya tantos prietos en cine y televisión”
Son algunas de las frases que acompañan las fotos creadas como una sátira a la campaña de Netflix México llamada “Qué drama: Novelas con N de Netflix”.
La urgencia de transformar las narrativas
La representación es un paso importante en la construcción de una sociedad más equitativa; nos permite desmontar estereotipos dañinos y abrir nuevos referentes.
De acuerdo con el estudio «‘Latino internacional, no güeros, no morenos’. Racismo colorista en la publicidad en México», los medios de comunicación «crean un escenario de imaginarios colectivos desde los cuales las personas se reconocen y representan lo que tienen derecho a ser, esperar y desear (Durín y Vasquéz, 2013: 21)».
Es decir que si siempre vemos al mismo tipo de personas en los roles asociados al éxito, la belleza o el amor, creeremos que solo hay cabida para que quienes lucen como ellas y ellos protagonicen esas historias.
«Mientras las producciones sigan siendo centralizadas en la blanquitud, como audiencias nos perderemos de un abanico muy amplio de historias, maneras de contarlas y de personajes que son parte del crisol de la sociedad mexicana pero que no han entrado en el limitado espectro de historias presentes en los medios actuales», explica Poder Prieto.
El llamado no es solo ampliar la representación a personas mestizas, indígenas y afrodescendientes, sino también de la diversidad LGBTQ+; personas con discapacidad y cuerpos diversos. Que lo que se muestra en las series y películas realmente sea un reflejo de lo que vivimos, somos y vemos en nuestro día a día.