Si la penetración es algo que sí o sí representa dolor para ti, podrías padecer de vaginismo. Te platicamos de qué se va y cómo puedes tratarlo.
Por: Gabriela Martínez
A estas alturas, muchas de nosotras sabemos que el orgasmo durante el sexo no es alcanzado obligatoriamente mediante penetración. También nos queda claro que hay una amplio abanico de prácticas sexuales para satisfacernos, ya sea en pareja o en nuestra propia compañía.
Eso no quiere decir que la idea de que es normal sentir un grado de dolor durante el sexo con penetración se haya erradicado completamente.
¿Pero, qué pasa cuando la penetración es algo que realmente está fuera de las cartas? No solamente en lo sexual: hablamos de un genuino temor y dolor. Uno en el que ni siquiera un tampón puede ser introducido porque tus músculos vaginales no cooperan.
Si esto sucede, el diagnóstico puede ser vaginismo. Para conocer más, platicamos con el sexólgo César Galicia, del canal de YouTube Sexplaining, y con una persona que tiene el diagnóstico.
No toda experiencia dolorosa es vaginismo
La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos define al vaginismo como “un espasmo de los músculos que rodean la vagina, que ocurre en contra de su voluntad. Los espasmos cierran la vagina y pueden evitar la actividad sexual y los exámenes médicos”.
Platicando con César, amplió la información al explicar que “el vaginismo solo se refiere a la disfunción sexual caracterizada por la contracción de los músculos de la vagina de modo que no permitan la penetración de pene, dedos, dildos, tampones o cualquier otro objeto o parte del cuerpo”.
Cabe destacar la diferenciación entre vaginismo y dispaurenia: estas condiciones son distintas pues en la segunda sí es posible la penetración, aunque sea con muchas molestias, además de tener sus propios síntomas.
En el 90% de las ocasiones las causas serán psicológicas
Sobre las causas comunes de esta disfunción, César nos contó que existen causas psicológicas, físicas e incluso una mezcla de ambas.
Algunas de las causas físicas más comunes son: endometriosis, inflamación de la pelvis y tumores.
De las causas psicológicas, César dice que pueden ser ansiedad, miedo al coito o al embarazo, experiencias sexuales previas negativas o traumáticas, depresión, problemas en la pareja, entre otras.
En el 90% de los casos, las causas son de este segundo tipo, lo cual es una buena noticia porque se pueden atender a través de psicoterapia.
“Idealmente (la terapia) con un o una sexóloga”, explicó César, “aunque incluso cuando la causa es física, suele tener consecuencias psicológicas, por lo que se recomienda tratamiento en conjunto con personal médico y psicológico”.
¿Pero qué significa realmente vivir con vaginismo?
Hablamos con @DaturaSanguinea, que hace poco escribió un hilo chidísimo sobre el tema, para que nos contara sobre su propia experiencia.
“No es que vivir con vaginismo modifique la vida sexual o los cuidados ginecológicos. Más bien es algo tan común, pero de lo que se habla tan poco, que la vida sexual de las mujeres y los cuidados ginecológicos no se han modificado para adaptarse a esas situaciones”, nos dijo ella.
El vaginismo le pide a las mujeres que se adapten, nos dijo: “toda la vida se les ha pedido a las mujeres que se adapten, que callen, que no hablen de lo que les pasa y eso ha hecho que seamos nosotras las que nos adaptemos a un sistema deficiente y desconsiderado hacia nuestra salud y bienestar”.
Hizo énfasis en lo común que es escuchar testimonios de mujeres respecto al inicio de la sexualidad, donde el común denominador es iniciar en ella carentes de información, lo que da pie a maneras bruscas y/o violentas.
“Por eso hay que empezar a darle la importancia que se merece a este tema, y que se acompañe con apoyo psicológico emocional, así podremos empezar a exigirle tanto a los y las médicos, como a nuestras parejas, que tengan precaución y nos den los cuidados necesarios que requiere un cuerpo con vaginismo”.
Una vida sexual satisfactoria SÍ es posible
Lidiar con vaginismo ya no es una sentencia para tu vida sexual: a través del tratamiento adecuado, puedes tener una nueva percepción de tu sexualidad y tu placer.
Además de la terapia y los ejercicios físicos, algo que ayuda muchísmo es recordar que se pueden explorar otras prácticas sexuales que incluso tienen más posibilidades de terminar en un orgasmo.
Al tomar las riendas de tu sexualidad y crear tus parámetros de placer, el vaginismo ya no define para nada qué tanto disfrutas de tus relaciones sexuales, tanto sola como acompañada.