Por qué vivo en la eterna búsqueda del brasier perfecto

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Foto. Billie

Un anhelo que conservo desde la pubertad es encontrar el brasier perfecto.

A finales de los 90s, cuando dejé de usar corpiño, el reto era hallar un modelo en el que la copa se adaptara al pequeño contorno de la espalda, así inició mi desfile de letras y números: con la 38-A, la banda posterior se ajustaba muy bien, pero una parte del tejido mamario (el gordito) se desbordaba por la parte lateral del sostén; después pasé a la 34-B y el efecto era todo lo contrario.

Cuando llegué a la talla 38-B ya tenía veinte años y un poco de experiencia para adaptarlos a mi complexión con hilo y aguja, sin embargo, la sensación de inseguridad ante cualquier movimiento de brazos hizo que durante mucho tiempo usara playeras, blusas y vestidos holgados.

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¿Cómo medir un brasier?

Nunca he comprendido cómo funciona la estadística entre la medida de la espalda y el busto, que si son pulgadas y si se le suma o se le resta para después ingresar el número a una calculadora. Una metodología muy arcaica para la era digital que vivimos. Debería de existir una aplicación  que arroje la letra y el número al que perteneces con sólo un clic. 

No entiendo por qué la clasificación depende de una letra y un número y cómo se relacionan entre sí. Una clasificación que, a veces, ni las mismas vendedoras de lencería entienden. Y aunque existen miles de artículos en revistas de moda e internet,  ninguno aportar información valiosa. 

Una desinformación que ocasiona que el 80 por ciento de las mexicanas -entre ellas yo- no utilicemos la talla de brasier correcta, así lo reveló un estudio de la marca Warner,s Bra.  

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80% de las mexicanas no utilizamos la talla correcta de brasier

Usar la talla incorrecta de bra no sólo genera incomodidad e inseguridad, sino también perjudica la salud con dolores de espalda, cuello y hombros, además de rozaduras y moretones. 

Hagan el siguiente ejercicio: Al salir de bañar, pónganse ante el espejo y observen cómo se ve la parte de los hombros donde cruza el tirante del brasier. En mi caso, se ve un pequeño borde, como si se tratara de una liga que jala esa parte de mi cuerpo.

En la espalda, conservo unas marcas, que curiosamente coinciden con la costura trasera que sujeta al tirante. Me asusté tanto, que desde hace un año decidí utilizar únicamente bralettes o tops deportivos. 

Ninguna mujer debería de sacrificar la forma por la comodidad, ni tampoco utilizar la talla incorrecta, si se toma en cuenta que desde hace más de una década hay un “boom íntimo” que ha convertido a la lencería en una herramienta más del vestir femenino.

Un par de pasos en cualquier centro comercial son suficientes para encontrar sostenes estilo underwire, halter, demi cup, soft cup, minimizer, push up, plunging, strapless, tops deportivos estilo T-shirt o bralettes transparentes, pero en medio de ese festín de marcas, diseños y precios económicos, las mexicanas seguimos sin encontrar un brasier que cubra nuestras necesidades.

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Expectativa Vs Realidad

La primera vez que viajé a Nueva York -en 2008- lo primero que hice fue ir a esa tienda que alcanzó la fama gracias a su desfile de Top Models de piernas kilométricas y cabelleras rizadas, pero la fantasía y el glamour no cumplieron con las particularidades de mi cuerpo: el ajuste en la espalda bien, pero ese “gordito” ahí seguía.

Evadí mi realidad. Compré dos piezas para tener un poquito de esa seducción, confianza y protección que Gisele Bündchen transmitía en los espectaculares de la Quinta Avenida.

Conclusión: fueron los peores 50 dólares invertidos  de mi vida, porque nunca los usé. A veces, los saco del cajón para mirarlos y pensar que sólo son un souvenir de la Gran Manzana, pero no más.

Ocurre lo mismo con las marcas de origen español o italiano que lanzan el mensaje de que la ropa íntima es fundamental para el autoestima. Armas eróticas para fines estéticos y estratégicos, pero sin cobertura y suavidad. Al menos, no para las que estamos clasificadas en la cuarta letra del alfabeto y con el último número par de la serie.

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Y la búsqueda continúa…

Mientras continúa la búsqueda del brasier perfecto, una experta me aconsejó para evitar malas inversiones:  el soporte debe encontrarse en la banda inferior y no en los tirantes. Tiene que adaptarse a la circunferencia de la espalda, así que si se sube ¡No sirve!

Los tirantes no deben estar apretados. Una forma de ajustarlos es asegurarse que exista un espacio para pasar dos dedos entre éstos y tu piel. Si debes colocarlos hasta los hombros para sentir soporte ¡No sirve! 

Durante 33 años he aprendido que existen brasieres para cada momento de la vida. Hay que evita usar el push-up para un viaje a la playa o un vuelo de 19 horas, pero tampoco ponerse un top deportivo con un vestido escotado para una fiesta.

Bien dice el dicho: «de la moda, lo que te acomoda», y eso se puede aplicar al momento de invertir en un sujetador que deje de complicarnos la vida.

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