Muchas personas podrían pensar que editar los cuerpos y rostros de las mujeres, para hacerlas lucir perfectas, es algo relativamente reciente o que comenzó con el retoque digital. ¡Pero noooooo!
Incluso antes de que se inventara la fotografía en 1830, cuando los retratos eran pintados, era común que lxs artistas sumaran unos cuantos «arreglitos» a las imágenes que pintaban de la nobleza. Y si hablamos de la fotografía, muuuucho antes de la llegada del Photoshop era posible retocar las imágenes para que las cinturas de las mujeres lucieran más pequeñas y sus rostros libres de cualquier marca.
¿O a poco pensabas que en la época dorada de Hollywood las mujeres lucían como muñecas de porcelana en la vida real? Pues no, amistad. Engaños de la edición.
Expectativa Vs realidad
El hecho es que las imágenes publicitarias de mujeres han sido manipuladas y editadas desde tiempos inmemoriales. A lo largo del siglo XX, los retoques manuales se utilizaban para «corregir» y «mejorar» las fotografías, creando una imagen de perfección femenina que era más una obra de arte que una representación honesta de la realidad.
Las labores manuales de retoque implicaban el uso de aerógrafo para suavizar la piel y eliminar marcas como granos o arrugas. Además, se recurría a técnicas como el blanqueamiento dental y el realce de los ojos. En algunos casos se llegaba a modificar rasgos corporales, afinando cinturas y ensanchando caderas para ajustarse a los cánones de belleza de la época. Estos retoques, realizados por talentosos artistas, convertían las fotografías en versiones idealizadas de la feminidad, contribuyendo a la creación y perpetuación de un estándar de belleza inalcanzable.
Luego llegó la era del retoque digital y con ella, Photoshop: una herramienta capaz de transformar por completo a una modelo, desde reducir su talla o aumentar ciertas zonas del cuerpo con unos cuantos clics. En buena medida, fue esta práctica la que sentó las expectativas irreales sobre la apariencia femenina que prevalecen aún hoy.
En búsqueda de una representación más real de nuestros cuerpos
Múltiples estudios han demostrado cómo «la imagen irreal proyectada por la publicidad despierta el deseo inalcanzable de muchas mujeres de perseguir ese ideal de belleza» y, honestamente, eso se vuelve demasiado cansado, porque todo el tiempo queremos parecernos a una imagen que en realidad no existe.
Esto no ha mejorado con el auge de los filtros en redes sociales, que de manera inmediata nos ofrecen una visión de nosotras mismas “mejorada”. Es decir, más apegada a los estereotipos de belleza.
Como contrapeso a esta ola de imágenes perfectas, en los últimos años, han surgido campañas y movimientos que retan los estándares y muestran cuerpos reales de mujeres diversas, y que buscan acercarnos a una representación más honesta de las personas.
Incluso algunas celebridades han comenzado a señalar cuando marcas o revistas hacen un retoque digital excesivo de sus cuerpos para hacerlas lucir más delgadas. Un caso reciente fue el de la artista Karol G, que a través de su cuenta de Instagram dijo no sentirse cómoda con una sesión de fotos en donde su cuerpo había sido modificado.
“Hoy se hizo pública mi portada de la revista GQ, una portada con una imagen que NO me representa. Mi cara no se ve así, mi cuerpo no se ve así y yo me siento muy feliz y cómoda con cómo me veo: natural”, escribió Karol G.
“…A pesar de dejar clara mi inconformidad con la cantidad de ediciones que le realizaron a la foto, no hicieron nada al respecto… Como si para verme bien necesitara de todos esos cambios. Entiendo las repercusiones que puede tener esto, pero más allá de sentir que es una falta de respeto hacia mí, es a las mujeres que todos los días nos despertamos buscando sentirnos cómodas con nosotras mismas a pesar de los estereotipos de la sociedad”.
Aerie: una década sin retocar cuerpos en su publicidad
Dentro del mundo de la moda, una marca pionera en este tema fue Aerie, que en 2014 tomó la decisión de eliminar el retoque digital de sus campañas y presentar imágenes de mujeres reales y sin edición. En vez de alimentar la presión buscaban contrarrestar la idealización dañina de las mujeres en la publicidad. ¡Y lo han mantenido así desde entonces!
En su momento, esta decisión fue audaz y arriesgada. Pero también fue un paso necesario, porque permitió abrir la conversación sobre diversidad corporal y comenzar a desmantelar el estigma en torno a los cuerpos «imperfectos» de las mujeres. Además sentó el camino para que modelos con cuerpos que se salían de la norma tuvieran protagonismo en las campañas.
Para Aerie, la decisión no sólo afianzó la relación con sus clientas, sino que también representó un aumento del 20% en sus ventas, de acuerdo con el sitio Mashable. Lo que puede significar que las personas se sienten mucho más cómodas comprando en marcas donde realmente se ven representadas.
Un camino por recorrer
Sin duda aún queda mucho camino por recorrer para que más marcas se sumen a iniciativas como la de Aerie y apuesten por mostrar la diversidad y la realidad del cuerpo femenino.
Como consumidorxs, tenemos la capacidad de impulsar este tipo de cambios. Podemos elegir apoyar a las marcas que respetan y celebran la diversidad y la autenticidad. Cuando escogemos productos que reflejan nuestra propia realidad, estamos enviando un mensaje poderoso a la industria: queremos ver más de la verdadera belleza de la diversidad femenina.
También podemos comenzar por ampliar los referentes que seguimos en redes sociales y analizar realmente qué tan diversos son entre sí. ¿Qué imágenes están nutriendo nuestro concepto de belleza? Y a partir de ello tener una visión más crítica sobre las imágenes que nos rodean y el mundo que reflejan.