Viajar es mi pasión. La aventura de vivir otra cultura me hace sentir libre. Sin embargo, cuando comento que soy brasileña, sufro una mezcla de xenofobia y machismo debido a los estereotipos que aún existen en el mundo sobre las “mujeres latinas”.
Por eso me parece problemático encontrarme con estos dicho en redes sociales: “en mi país no tuve éxito en el amor, pero en Europa sí”, el “estatus social que te da el tener un novio güerito y del norte global nadie te lo quita” y otros relatos que romantizan ser una mujer latina que tiene una relación con alguien en el extranjero.
No es por nada que “latinas” están en el top 11 de búsquedas en sitios de pornografía mundialmente en la plataforma Pornhub.
Cuando viajé a Rusia para cubrir el Mundial de 2018 para una televisión brasileña, sufrí acoso por mi género y etnia. Un colega de trabajo ruso me encerró en una habitación cuando buscaba a otra persona, y empezó a cuestionarme si podía tener “cosas fáciles conmigo, ya que era brasileña”, lo recuerdo bien diciendo, mientras él tenía las llaves de la habitación: «Pensé que las mujeres brasileñas eran así…”
Idealización del extranjero
La diseñadora mexicana Laura Vásquez ha tenido la oportunidad de vivir en Canadá y en España. Ella también ha sufrido estereotipos y acoso en el extranjero como latina migrante.
La violencia de género está presente en nuestros países de América Latina, pero también en el extranjero, por lo que no se puede idealizar el norte global.
Según el Índice de Género de los ODS de Equal Measures 2030, ninguno de los 144 países del informe ha logrado la igualdad de género. Además, según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, de enero de 2019 a noviembre de 2020, se registraron 213 episodios de violencia doméstica y trata de personas con víctimas brasileñas en el exterior. El número real puede ser mayor, ya que los casos de esta naturaleza no se denuncian.
También, la red diplomática y consular del gobierno mexicano ha brindado entre enero de 2011 y diciembre de 2021 asistencia y protección a 388 mujeres víctimas de violencia doméstica en el extranjero. Esto significa que, en promedio, cada mes, tres mexicanas requieren protección consular por este motivo dentro de los países que integran la Unión Europea además del Reino Unido y Suiza. Ya en España, 33 % de las víctimas mortales entre 2003 y 2019 fueron mujeres extranjeras, según informes de ONG alternas.
Migrando por “amor”
Estar enamorada no exime a nadie de las estructuras de dominación y poder. Es importante reconocerlas e identificarlas, para saber amar y ser amada en libertad y no desde el miedo. Hay peligro de ‘migrar por amor’ cuando existe una idealización de la persona y/o del extranjero, pues se torna una problemática invisibilizada gracias a su carácter sensible y el estado migratorio de las involucradas que se ven atrapadas en una relación de poder, muchas veces violenta.
Siendo una mujer morena, de cabello rizado y facciones racializadas, Laura comparte que en el entorno de clase media tapatío en el que se había movido hasta entonces no era precisamente el ideal de belleza. “Y de repente estaba ahí, en España, donde como yo me veo no es sólo raro, sino deseable, exótico. Recibía comentarios como ‘seguro eres súper caliente’, ‘es que a las mexicanas les gusta el sexo’”, etc.
No se puede generalizar que todas las aproximaciones amorosas de extranjeros a latinas sean posiblemente violencia y claro que existe amor internacional. Pero, es un hecho que en los vínculos sexoafectivos permean estructuras de poder, más aún cuando una de las partes está en mayor vulnerabilidad.
“Puede haber violencia económica, psicológica, entre otras. Súmale el tema de sur/norte global. Son cosas que tenemos que reconocer como reales para manejarlas”, dijo Laura, que empezó a abocar a respecto del tema en las redes sociales, al notar que mujeres latinas le buscaban por apoyo, como en TikTok. La mayoría por cuenta de violencia, después que ‘mágicamente’ conocían a un europeo que creían que es el amor de su vida y luego migraban.
Valeria Villapando es mexicana y fue Au Pair en Francia. En un viaje a Holanda, Valeria conoció a un chico del cual se enamoró. Él le insistía que se mudara definitivamente para allá. Ella cambió todos sus planes y buscó una familia Au Pair en Holanda. “He movido cielo, mar y tierra para irme a vivir con él , ya estaba lista, encontré nueva familia de Au Pair y todo. Y un día de la nada me ‘ghosteó’, me paró de contestar en todas las redes sociales y no me volvió a contestar.”
Valeria realizó el viaje, pero cuenta que le afectó mucho emocionalmente porque ya no supo nada de él.
Qué tener en cuenta antes de migrar
- Estén principalmente atentas a que su situación migratoria no dependa únicamente de su pareja, mejor si pueden irse con una visa de estudios o un trabajo.
- Que aprendan el idioma y estén al tanto de las situaciones que necesitan en caso de cualquier emergencia: médica, legal, hasta casos de repatriación.
- Que garanticen su independencia financiera.
- Que busquen hacer comunidad propia y no solamente con los amigos/familiares de la pareja.
- Que estén en grupos de apoyo con otras mujeres en situaciones similares (pueden encontrarlas en Facebook).
Somos Resistencia
Como escribió Simone Beauvoir, existe en el mundo una falsa creencia de que existe una esencia universal de lo que es ser mujer: “sensualidad, pasividad y belleza”. Para nosotras, mujeres de América Latina, esta creencia es exacerbada por la cadena de la colonización, que se arrastra sobre nuestros cuerpos. Desde hace casi un siglo, vivimos la hipersexualización como una “normatividad”, incluso en nuestros propios países de origen. En la mirada de personas de distintos géneros, “los cuerpos de las mujeres son considerados objetos para satisfacer a las necesidades y deseos masculinos”.
Toda la sociedad, incluso las mujeres, ha sufrido una especie de “colonización interior”, como explica Kate Millett en su libro Política Sexual. Es decir, el patriarcado es tan naturalizado que influye también en las mujeres, a pesar de que son las mayores víctimas de este sistema. Ellas tuvieron sus subjetividades colonizadas (explotadas y dominadas en varias esferas) y, por lo tanto, capaces de reproducir ideales machistas.
Por otro lado, son las mujeres negras e indígenas, desde la perspectiva ofrecida por la escritora feminista decolonial Lélia González, que intervienen activamente en la gestión de sus destinos y dejan como legado, para quienes vienen después, la experiencia de enfrentar el racismo y el sexismo. La categoría «amefricanidad», acuñada por ella, más que indicar la experiencia común con la esclavitud, la dominación y la explotación de la colonialidad, tiene su centralidad en la resistencia.
Seguiremos abocando por el derecho a una identidad de mujer latina libre: queremos poder movernos en seguridad dentro y fuera de nuestros países. No queda más que apropiarnos de la fuerza que somos, como en las palabras de Frida Kahlo: “el cuerpo femenino es, ha sido y será un topo de desafíos, luchas, retos, rebeldías, (no) aceptaciones, y sobre todo colonizaciones, que generan una lucha constante.”
Ester Pinheiro, periodista brasileña con especialización en género, fundadora del podcast decolonial Feminismos del Sur y gerente de periodismo en la revista feminista AZMina.