Ser persona trans no binaria es un proyecto político y de felicidad 

En este texto poderosísimo, Waquel habla de su transitar para vivir como una persona trans no binaria y también cuenta qué significa para ella serlo.

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A mí nunca me invitaron a participar en la decisión de quién sería. La heterosexualidad obligatoria, que constituye el régimen binario de género (donde parece que solo podemos existir como hombre o mujer), me apretaba. Pero desde muy pequeña sentía que no cabía, no me sentía cómoda ni viva allí. Este ha sido mi transitar a una persona trans no binaria.

Dictatorialmente me dijeron «eres un hombre y heterosexual». Cuando me hice consciente de las implicaciones de estas prescripciones sobre mí, parecía que ya era demasiado tarde, que ya estaba encasillada en ese mundo donde me ahogaba estar (in)viviendo desde una identidad y sexualidad que no hacía eco en mí.

¿Qué significa cis y trans?

Me sentía en un estado de constante incomprensión. Literalmente creía que estaba mal, que estaba enferma, que era un defecto. Muchas veces deseé ser como mi hermano, hombre, varón, heterosexual, porque estaba convencida de que eso me hubiera evitado tantos dolores. Hoy me pregunto: ¿qué tipo de sociedad le hace pensar a une niñe que su vida es un error?

La cisnorma heterosexual: disciplina y control

Actualmente, muchos grupos «profamilia tradicional», conservadores, terfs y de derecha tratan de invalidar las vidas de las personas trans y no binarias. Afirman, falsamente, que el ejercicio de nuestra subjetividad, agencia y autonomía se trata de un teatro, performance o una fase.

Como escribió Michel Foucault, al habitar, muchas veces involuntariamente, en sociedades modernas, industriales y capitalistas, en realidad nuestras vidas, géneros, identidades y funcionalidad responden a la lógica de la modernidad. En consecuencia, estamos en sociedades disciplinarias, que formatean nuestros cuerpos, sexualidades y deseos, con el fin de ser productivas en el heterocapital.

La cisnorma heterosexual es una disciplina, un régimen de control que asegura el éxito de otros espacios disciplinantes, logrando dos efectos: uno, criminalizar toda forma de vínculo y relaciones que no sean cisheterosexuales; y dos, asegurando el éxito de la cisheterosexualidad que posibilita el capitalismo en todo el mundo. Pero no todas las personas nacemos heterosexuales ni cis.

Ante esta dictadura me revelé cuando decidí ser una persona trans no binaria. Antes de eso, desconocía qué es el género, cómo se ha sexuado históricamente el cuerpo, cómo operan los sistemas binarios cis-heterosexuales en el nombramiento y clasificación dicotómica de los cuerpos para sostener instituciones de control, como la familia, la escuela, el ejército y el mismo capitalismo.

Yo era inconsciente del carácter colonial y político que hay detrás de la cisnorma y la heterosexualidad como régimen político.

Y aquí es donde radica una de las mayores violencias que muchas personas disidentes del cistema sexo-género experimentamos: el darnos cuenta que fuimos ENGAÑADAS. Yo me sentí engañada y atrapada en la cárcel binaria heteroCIS del sexo/género, negando mi autonomía y el derecho más fundamental que tengo: la libertad de labrar mi propio camino y construir mi propia subjetividad.

Por esa razón, decidí un día salir, quitarme esa apretada heterocisnorma que negaba mi existencia.

Soy persona trans no binaria migrante

Mi devenir en persona trans no binaria también vino acompañada de mi huir de República Dominicana. Siempre digo que yo no emigré, sino que me fugué. Creo que la fuga nunca está planeada, solo se presenta en forma de «salida de emergencia». Sales corriendo, te vas, escapas.

Esa huida de Rep. Dom. no fue deseada, porque, a pesar de que yo quería quitarme ese corset de hetero-varón que me pusieron contra mi voluntad, yo nunca quise irme del Caribe, sino que el instinto de supervivencia me expulsó en contra de mi voluntad. Era quedarme y morir o salir y quizás morir en el intento.

persona trans no binaria

Fugarse de las represiones policiales, asesinatos impunes de personas trans, opresión, dominación, precaridad y discriminación. Todo eso que condena a muerte a toda vida no heterocis-blanca y que deja claro que esas son las vidas que importan y las marikas-trans-racializadas-vih+ simplemente son las otras.

¿Qué significa para mí ser una persona trans no binaria?

Es una trampa pensar que ser una persona no binaria es aquella que se ubica a la mitad del ser mujer y hombre. Ser una persona no binaria es una forma de existir fuera del binarismo heterosexual del cistema sexo-género. Es una disputa contra el orden colonial que impone como única forma de existencia la cisgeneridad, donde solo se puede habitar el mundo desde las identidades dicotómicas, impuestas e inscritas en el cuerpo por el aparato clínico y las institucionales estatales «mujer y hombre».

Ser no binaria es un contender contra la lógica colonial y occidental que impuso la colonialidad de género, pensando en María Lugones. Es desplazarse de la cisnorma para encontrar en la transitividad un movimiento que nos descoloca de lo asimilable, y nos mueve fuera del estático binario de género.

Nosotras las personas no binarias somos trans porque la transitividad la entendemos como un movimiento anticolonial constante, que no llega a ningún lado, simplemente se fuga. Es un rizoma pensando en Deleuze y Guattari, es como un mapa, no un inicio ni un fin, no hay un orden causal, somos accidentales como los mapas.

Ser no binarie también es estar en contra de todo esencialismo regulatorio e ideal de cómo deberíamos ser. La cis-heterosexualidad-binaria de género es normativa porque dice quien eres, cómo debes ser, cómo te debes de comportar, cuáles deberían ser tus deseos, dónde te debes ubicar. Ser no binarie es todo lo contrario, es romper ese orden, es transgredir lo establecido por el cistema sexo-género.

Por eso, no le debemos passing, ni apariencia, ni androginia, ni una estética determinada a nadie. No somos mujeres, tampoco hombres, somos otra cosa, nuestras expresiones sexogénericas pueden ser diversas, cambiantes, femeninas o masculinas, etcétera.

Creo que para quienes somos no binaries existimos en un exilio político, porque donde estábamos metidas nos estaban matando. Yo fui un hombre contra mi voluntad. ¿Has sentido alguna vez cargar con una identidad que no eres, que no sientes, que te genera una frustración tan profunda que sientes dolor? Así me sentí cuando me nombraron varón, por eso decidí renunciar e irme, la renuncia al cistema binario es una opción política y un proyecto heterodisidente descolonial para muchas personas trans no binarias.

Moverme a otro lugar no digerible a la heterosexualidad es una apuesta anticapitalista. Ser no binarie no es un tema de gusto, es un tema de vida. Nací otra vez siento una personas nb, literalmente soy una persona más feliz cuando decidí correrme de lo que me apretaba.

Hasta nunca, cistema sexo-género

Nunca extrañaré el lugar que me impidió ser, reír y mover. Nunca extrañaré ese lugar que me pegó y violentó por no ser el horizonte de expectativa de un varón hecho y derecho, nunca extrañaré un lugar que me dijo qué debía ser sin antes preguntarme qué quería, un lugar que me pisó, me negó e imposibilitó el ejercicio de mi autonomía y mis procesos de subjetivación.

Nunca extrañaré el régimen hetero-cis-binario, impuesto por el colonialismo, que me llamó enfermo, desviado, maricón, mujercita, jotita para hacerme daño. Ahora soy todo eso, pero desde un proceso de resistencia, porque las personas disidentes sexuales también tenemos poder, y es re-existir a pesar de que nos dijeron que no éramos posibles. Mi venganza es vivir, ser y existir, porque todas las vidas trans importan.

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