Te contamos los pros y contras de diferentes materiales y textiles sustentables y cómo elegir entre todas las diferentes opciones.
Ahora que se acerca el otoño, si quieres comprar prendas nuevas puede ser todo un dilema: ¿qué material vas a preferir?, ¿cuál es mejor?
Cuando comienzas a aprender de sustentabilidad, puede ser que te sientas un poco abrumade porque hay mucho que considerar. Desde aprender a reparar tu ropa hasta algunas cosas ligeramente más complicadas como la pirámide del clóset ético.
En mi caso, los materiales textiles sustentables son lo que me quita el sueño y me deja debatiendo conmigo misma por horas.
Los materiales, sus ventajas y desventajas
El debate comienza por la cantidad enorme de materiales distintos que existen.
Por un lado tenemos a los clásicos: algodón, lana, lino, rayón, cuero, seda y poliéster. En la otra esquina están los modernitos: cuero vegano, Piñatex, algodón orgánico, Tencel y cáñamo, por solo mencionar algunos ejemplos.
Sabemos que utilizar animales en la producción (de cualquier textil) es cuestionable y por eso es que mucha gente ha optado por ser vegana. Con esto, descartan tooodas las fibras de origen animal, como lana, cuero y seda. Prefieren optar por consumir productos de materiales sintéticos o por algodón o lino (provenientes del fast fashion o no).
La producción de estos materiales de origen obviamente conlleva, en la mayoría de los casos, el deceso de estos, sin mencionar la situación precaria de vida y el maltrato animal.
Los textiles de origen animal
Además, textiles como el cuero necesitan mucha agua y energía: según la app Nike Making, producir 1 kilo de cuero tiene la misma emisión de CO2 como manejar un coche 236 km, lo que significa que su producción tiene un impacto negativo en el medio ambiente.
Sin embargo, no hay que ignorar que la marroquinería y calzado en México son parte de la industria, generan muchos empleos y forman parte de la economía principal de lugares como León, Monterrey y Guadalajara.
Y también tener en cuenta que las pieles son aprovechadas de la producción de carne. Es decir, se tienen vacas para la carne y una vez que han sido utilizadas es que se aprovecha la piel.
Por suerte ya existen lugares que tratan la piel de maneras menos dañinas al medio ambiente, como la empresa Medina Torres, donde curten la piel utilizando taninos naturales, que provienen de maderas, vainas, frutas u hojas.
Los textiles veganos
Después de leer lo anterior, seguro te preguntas por qué no optamos por materiales modernos como el cuero vegano, Piñatex (cuero hecho con piña) o el algodón orgánico, etc.
Y sí, son aparentemente mejores opciones para el cuidado del medio ambiente, debido a su procedencia totalmente alejada de los animales y de los pesticidas, en el caso del algodón orgánico.
Piñatex, proviene del desecho de las hojas de piña, que se procesan por métodos muy limpios como el secado al sol y se tiñen con pigmentos certificados por GOTS (Global Organic Textile Standard, que se otorga a textiles hechos con al menos un 70% de fibra orgánica).
La cuestión se encuentra en que algunos de estos textiles están mezclados con polímeros, o sea plástico, que sabemos no es biodegradable. Los que no lo tienen, todavía no se usan de forma masiva.
Además, aunque la producción de estas telas es más cuidadosa con el medio ambiente, no deja de utilizar mucha agua y energía para su producción, como en el caso del algodón.
Y hay que saber que algunos ecosistemas se ven afectados debido a la plantación excesiva y constante. Incluso en algunos casos se suelen realizar “quemas agrícolas” para regenerar el suelo.
¿Entonces, qué hacemos?
Como mencioné al principio, este debate gira en mi cabeza por horas, pero creo que he podido acercarme a una conclusión.
El consumo ético bajo el capitalismo es complicado. No existen respuestas absolutas y correctas y tampoco todo es negro o blanco.
Debemos recordar que lo importante es poder aportar con lo posible. Cuidar el medio ambiente se puede hacer de muchas formas, y tú puedes hacerlo siempre pensando en tu estilo de vida y posibilidades y lo más importante, no hay prenda más sustentable que la que ya está en tu clóset.