Reflexiones de personas LGBT+ sobre el rechazo al matrimonio igualitario en Yucatán

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Cuando parece que México va avanzando hacia un lugar más equitativo donde los derechos de todas las personas valen y son respetados, algunos Estados de la República, como Yucatán, se esmeran en demostrarnos lo contrario.

El 10 de abril, 15 diputados yucatecos votaron en contra y sólo nueve a favor de aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo en la entidad.

La iniciativa tenía ocho años esperando ser analizada por las autoridades y se llevó a cabo mediante una votación secreta, para que fuera “sin presiones” para los diputados, y en un ambiente que incluyó rezos, discursos polarizantes y banderas multicolor.

¿Qué sigue?

Pese a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dicho que negar a las parejas del mismo sexo casarse por la vía civil atenta contra los derechos humanos y es discriminatorio, la única opción disponible por el momento en Yucatán es tramitar un amparo para poder casarse, lo cual implica gastos adicionales y un trámite que puede alargarse.

Otra forma es trasladarse a alguna de las entidades donde ya es posible hacerlo.

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Algunas reflexiones sobre el matrimonio igualitario en Yucatán

Esta situación es un espejo que refleja la inminente homofobia presente en la sociedad y el largo camino que hace falta recorrer para garantizarle los mismos derechos a toda la ciudadanía.

Para ahondar en el tema, le preguntamos a personas relacionadas con la comunidad LGBT yucateca cómo han vivido esta situación y cuál es su reflexión sobre lo sucedido.

Ana Baquedano, activista por el respeto a la intimidad. Co-fundadora de @CDigitalAC

Ser parte de la comunidad LGBT+ me ha enseñado, entre muchas cosas, a abrazar la diversidad y a darle la bienvenida a todo tipo de formas de ser y de pensar.

Ayer, personas con una ideología distinta votaron en contra del matrimonio igualitario y me rompió el corazón, pero aún las abrazo, porque creo en mi gente y en nuestra capacidad de crecer y ser más humanos/as.

Soy orgullosamente LGBT+ porque han habido personas que lucharon para que pudiera serlo, mi comunidad a la que tanto amo. Y también soy orgullosamente yucateca, y por eso, vamos a seguir luchando para que los y las que vengan puedan sentirse orgullosos/as de ser las dos cosas.

Enrique Torre Molina, activista LGBT+ y cofundador de Colmena 41

Siento vergüenza por los diputados de Yucatán que no entiendan todavía su función ni a la gente a la que representan ni el mundo de hoy.

Pero siento mucho orgullo de ver a nuestra comunidad LGBT+ yucateca fuerte, empoderada, visible y acompañada por tantos aliados que alzan la voz junto a nosotros. No nos rendimos.

Yara Camacho

El día de ayer tuve sentimientos encontrados. Es irreal que mis derechos sigan siendo puestos en consideración por un grupo de políticos corruptos y retrógradas.

Me pareció completamente absurdo, además, ver las fotos y videos de las señoras hincadas, rezando «en nombre de Dios» en contra de los derechos de dos personas que se aman.

Por otro lado, ver tantos comentarios de indignación en las redes y saberme en una comunidad unida, hizo menos difícil ese trago amargo.

Alejandro Degetau, creativo

De ninguna manera me sorprendió el resultado en el congreso, pero no por ello me deja de indignar. Lo que sí me sorprendió fueron las infinitas muestras de apoyo, tanto de las diputadas Fátima Perera Salazar, Milagros Romero Bastarrachea y Silvia López Escoffié, como de muchos amigos, familiares y conocidos que por primera vez alzaron la voz públicamente.

Creo que este capítulo detonó una reacción en cadena en la que el mensaje es claro: homofóbicos y gente anti derechos, disfruten este triunfo porque sus días están contados.

Eva Santos

La verdad, el resultado me enoja muchísimo… pero tampoco me sorprende. Absolutamente ninguno de nuestros derechos han sido regalo del Estado. Todo lo hemos arrancado con uñas y dientes, peleando, persistiendo, organizándonos y exigiendo.

Así ha sido la historia de la lucha de las mujeres, de la lucha de los pueblos indígenas y así también tiene que ser nuestra historia: una historia de resiliencia, de digna rabia y organización. A seguir luchando, que esto no ha terminado.

Glenn

Ayer fue un día que me dejó sin aliento. La decisión del congreso al negarnos derechos básicos como seres humanos me destrozó el corazón, pero la peor experiencia es haber vivido en carne y hueso la homofobia de muchos que simpatizaban con la derecha.

Escuchar sus aplausos y sonrisas por básicamente habernos aplastado y bajarnos a segunda clase. Quiero declarar que estoy furioso y estoy listo para el siguiente movimiento para que esto cambie en el Estado. No seré ciudadano yucateco, pero este Estado me ha acogido y tengo que luchar por él.

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