Cuando vi la película de Annihilation tuve una extraña sensación, como si algo estuviera fuera de lugar.
Las protagonistas de la cinta son 5 científicas (interpretadas por Natalie Portman, Jennifer Jason Leigh, Tuva Novotny, Tessa Thompson y Gina Rodriguez) que se adentran a una especie de zona radioactiva donde todo se sale de control.
La mayor parte del tiempo en pantalla está dedicado a su odisea en la llamada «Área X» y, hay que decirlo, los hombres tienen un papel mínimo en el desarrollo de la trama.
Lo curioso es que tuve el mismo sentimiento de extrañeza y emoción cuando fui al cine a ver Ocean’s 8.
La cinta gira alrededor de la estafa maestra planeada por Debbie Ocean (Sandra Bullock) y su equipo de mujeres peligrosas (Cate Blanchett, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter, Mindy Kaling, Sarah Paulson, Rihanna y Awkwafina) robando nada más y nada menos que la Gala del Met, todo tranqui.
¿Por qué se siente tan extraño ver a puras mujeres en pantalla?
Al platicarle a una amiga que me parecía algo muy chido, pero a la vez extraño, ver un elenco protagónico enteramente femenino, me dijo “Es que como que ya lo están forzando, ¿no?”.
Me quedé pensando un momento en su comentario y luego cuestioné: Pero entonces, ¿por qué nunca consideramos “forzada” una película en la que el elenco está conformado en su mayoría por hombres y las mujeres están relegadas al rol de acompañante o de objeto sexual, y donde ellos tienen el mayor porcentaje de los diálogos? Como, uhmmm, la mayoría de las películas. Eso no lo consideramos forzado, lo consideramos “normal”.
Hemos estado tan acostumbradas a que los hombres estén al centro y al frente de las historias que, cuando nos toca a nosotras, hasta se siente rarito.
Como si al fin nos estuvieran dando chance de ocupar un lugar por el que nunca debimos haber pedido permiso. Y es que el patriarcado es duro, amigues. Deconstruirse es un proceso gacho.
Necesitamos contar nuestras historias
Durante mucho años –y me atrevería a decir que todavía– las películas protagonizadas por mujeres estaban relegadas a los chick flicks o a las películas de princesas e, incluso en ellas, los hombres tenían la mayoría de los diálogos. Isn’t it ironic? cantaría Alanis Morissette bebé.
Basta con aventarse un test de Bechdel para ver qué tanto promueve una película, o no, la brecha de género.
Una muestra de esa constante inequidad es esta gráfica creada por la BBC (a partir de un estudio de The Pudding) que deja en evidencia los diálogos de hombres y mujeres en las películas galardonadas de los últimos años.
Think about this when the Oscars' men's and women's awards suggest parity of any sort. I've seen these numbers, about how speech is apportioned in films, but this chart is really striking. ht @ellentejle pic.twitter.com/JIwgDKOPhQ
— Soraya Chemaly (@schemaly) March 4, 2018
Detrás de esta falta de representación está, entre otras cosas, el hecho de que hasta 2014, el 80% de las películas no tenían a mujeres en los puestos de guionistas (según información de The Guardian). Resulta más que evidente descifrar quién estaba hablando por nosotras.
«Una ‘ella’ es ignorada»
Hay un momento de Ocean’s 8 en el que Debbie explica que su razón para trabajar con puras mujeres es que “Un ‘Él’ llama la atención. Una ‘Ella’ es ignorada. Y, por una vez, quisiéramos ser ignoradas”.
Ouch.
Al respecto, la productora y coescritora de la película, Olivia Milch, comentó al sitio Bustle: «[La frase] Es una manera indirecta de decir que las mujeres en este tipo de historias a menudo pasan, ya sabes, ‘desapercibidas’… Para nosotros, es muy normal que exista una falta de mujeres que participen activamente en el plan de una película. Por lo tanto, nunca se pensaría abordar eso», señala Milch.
«Por eso es tan raro y tan especial ver a un equipo exclusivamente de mujeres hacer algo, porque estamos tan acostumbrados a esperar que haya hombres».
Personalmente espero que ese sentimiento descolocado que me aborda vaya desapareciendo. Hasta que ver una película escrita, dirigida y protagonizada por mujeres deje de ser algo extraordinario, que sea lo «normal», pues.