Así es como algunas series pueden cambiar tu vida…

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Alguna noche de este año lloré viendo Please Like Me. Estaba en unos de mis peores momentos anímicos, mi novio se había ido de viaje ese fin de semana y yo tomaba vino y veía la última temporada de la que ya se convirtió en una de mis series favoritas. Era el capítulo en el que Josh y sus papás van a cenar a un restaurante caro y se la pasan muy bien. Y ya, solo eso pasa. Pero Josh Thomas, el creador de la serie  y coguionista del episodio, ya había pasado 4 temporadas estableciendo por qué este sería un momento clave para estos personajes.

Lloré porque alguien, en tan solo unos minutos, logró hacerme sentir esa esperanza, esa sensación exacta que genera una cena perfecta con gente a la que amas. Y pensé que eso quiero hacer, de alguna manera.

Please Like Me es a un tiempo exactamente lo que yo quería ver y una completa sorpresa. Es los amigos, la comida, el cuidar a tus papás y que ellos te cuiden a ti. Es ser una horrible persona que a veces hace lo correcto. Es acompañar a tu amiga a un aborto aunque no sepas qué decir. Que seas no la mejor persona para apoyar sino la que está ahí y que eso sea suficiente.

Esta semana, que ya estoy saliendo de esa etapa terrible, vi toda la segunda temporada de Master of None. Casi aplaudí en el primer capítulo, admirada por la valentía de Aziz Anzari comenzando una temporada tan esperada con un experimento en blanco y negro que homenajea al Ladrón de bicicletas.

Master of none 2
Master of none | Netflix

Resulta que esta también es una serie sobre comida, sobre compartir esa comida, sobre aprender a hacerla, sobre encontrar en ella solaz cuando otras cosas están mal o solo no tienen sentido, pero también sobre rebelarse con ella ante las tradiciones de nuestros padres.

Hay una tercera serie que no he visto. The Handmaid’s Tale está basada en la novela más famosa de mi autora favorita, una novela que leí casi recién llegada a CDMX y que, aunque no es mi preferida de Margaret Atwood, sí me gusta mucho. La crítica y el marketing de The Handmaid’s Tale se centran en que la historia está cada vez más cerca de la realidad, pero para mí esto no es un punto a favor.

Estoy bastante consciente de cómo se oprime a las mujeres, de cómo se nos quitan derechos bajo la guisa de que es “por nuestro bien”. Sé qué se siente ver que todo se vaya a la mierda y no estar muy segura de cómo involucrarme, he visto cómo la gente se aferra a sus diminutos privilegios en lugar de luchar por más para todos. No necesito que una serie me lo muestre de una forma cruda pero con increíbles ángulos e iluminación. Los siete feminicidios al día en este país no están bien iluminados y me sacan lágrimas.

The Handmaid’s Tale
The Handmaid’s Tale | Hulu

Esto no es para decir que crea que la gente no deba ver la serie o que no debería existir, solo mi reacción visceral al pensar en verla. Es una lástima, porque Elisabeth Moss es una de mis actrices favoritas, quiero enterarme si es cierto que Alexis Bledel actúa bien y me dan curiosidad ciertos retos de la adaptación. Y está el hecho de que idolatro a Atwood.

Sé cómo el mundo se convierte en una distopía, y sé que puede ser bastante peor que en los libros. Pero no sé cómo se encuentra alegría en un mundo que se desmorona. O más bien no sé cómo perdonarme el enamorarme, compartir cenas, tomar vino, bailar toda la noche, si siete mujeres, siete, son asesinadas diariamente.

Please Like Me y Master of None no me dan esa respuesta, por supuesto, ni esperaría encontrarla ahí. Pero hacen la pregunta, se tratan de cómo ser personas que disfrutan cosas mientras intentan recordar su privilegio y comprender a quienes no lo tienen. No son precisamente televisión evasiva ni tampoco otro drama que le da luz a problemas que sé que existen y me causan impotencia todos los días.

Probablemente voy a ver The Handmaid’s Tale  y probablemente me vaya a gustar, pero dudo que encontraré en ella lo que estoy buscando.

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