Teddy Girls: las rebeldes que nos heredaron más que una cátedra de estilo

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En la década de los 50 una pandilla amenazaba las calles de Londres: los Teddy Boys. Chicos que vestían elegantemente, inspirados en la época Eduardiana; transpiraban toda la actitud de los músicos de Rock & Roll de Estados Unidos y se peinaban con copetes que harían que Danny Zuko (‘Grease’) pareciera un novato. Junto a ellos nació su contraparte, las Teddy Girls, chicas de clase trabajadora que, viviendo en una ciudad fracturada, lograron definir su propio estilo.

Ataviadas con sacos, camisas con cuello, zapatos planos, mascadas y pantalones doblados hasta la pantorrilla, estas jóvenes se liberaban de los estereotipos impuestos por la sociedad. Al fin y al cabo la guerra ­­–­que para muchas significó perder a padres y hermanos– ya las había obligado a abandonar su rol de amas de casa y buscar trabajo en las fábricas para mantener a sus familias.

Aunque cobraban sueldos menores que los de los hombres, las Teddy Girls eran sumamente astutas, y con lo que ganaban se las ingeniaban para comprar en mercados de segunda mano y confeccionar sus propias prendas, carteras, chaquetas y sombreros hasta crear un look andrógino. Adiós faldas, tacones y largas cabelleras.

Hoy no es nada sorprendente ver a mujeres con estilos masculinos, pero en aquellos tiempos era escandaloso. Estas chicas no imaginaban que la simple elección de sus prendas le demostraría al mundo que de ahora en adelante eran ellas las que tomaban las decisiones de sus propias vidas.

Teddy Girls
Foto. Ken Russell

De esta subcultura queda escasa evidencia gráfica. El fotógrafo y director Ken Russell fue de los pocos, si no es que el único, que las fotografió en una serie llamada The Last of the Teddy Girls publicada en 1955. “Eran rudas estas chicas. Nacieron en los años de guerra y el racionamiento de comida no terminó sino hasta 1954 –un año antes de que tomara esas fotografías–. Se sentían orgullosas. Ellas sabían lo que valían. Simplemente vestían lo que vestían”, explicó Russel a The Guardian.

Sin duda, la herencia de aquellas jóvenes rebeldes londinenses sigue vigente, no sólo en la moda (cada cierto tiempo alguna revista se inspira en ellas para crear sus sesiones de fotos), sino también en ese espíritu de revolución constante que nos obliga a desafiar el statu quo.

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