La dieta olímpica: ¿Puede la alimentación ayudar a obtener el oro?

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Las olimpiadas han llegado y con esto la emoción de ver a los atletas que después de largos días de entrega y esfuerzo competirán por ser los mejores del mundo.

Durante mis años como nutrióloga he recibido a distintas personas que me buscan porque su entrenador los manda. Algunos llegan a mi consultorio con la intención de bajar de peso y muchos otros al preguntarles por qué vienen conmigo me responden con un tono lleno de inseguridad: “me mandan para mejorar mi alimentación y mi rendimiento”. Éstos últimos deberían saber que no existe una mejor razón para una consulta deportiva que las palabras que acaban de decir.

Se sabe que la nutrición en un atleta es un factor determinante tanto para su desempeño físico como mental. La cantidad de calorías que un deportista olímpico consume varía dependiendo de muchísimos factores, como el tipo de deporte, la duración de la actividad, la intensidad con la que se realizará el entrenamiento o la competencia, el periodo de entrenamiento en el que se encuentra, así como del sexo, estatura, peso y masa corporal. Todos estos aspectos hacen que el alto consumo de calorías que ingieren –el cual muchas veces cuadriplica el de cualquier persona– no suene tan loco.

Cómo olvidar cuando se dio a conocer que Michael Phelps consumía entre 10,000 y 12,000 calorías al día. La cantidad sorprendía a cualquiera, y más si lo comparamos con las 2,000 kcal que un hombre con su peso y edad debe consumir aproximadamente (de hecho ni siquiera puedo imaginar hacer una dieta con esa cantidad de calorías). Sin embargo, lo que más asombraba era que su cena estuviera compuesta por medio kilo de pasta y varias bebidas deportivas. Tal vez suene atractivo seguir esta dieta porque de restrictiva no tiene nada, pero créeme que es algo difícil de llevar acabo.

Sin embargo, la realidad es que la alimentación de los atletas olímpicos es tan estricta como la competencia por el oro. Por ejemplo, las recomendaciones para aquellos que practican deportes de resistencia como natación, ciclismo, triatlones y maratones –y que entrenan o compiten por más de 90 minutos– oscilan entre las 4,000 y 7,000 kcal al día. De hecho, por lo general aumentan las calorías unos días antes de que se lleve a cabo la competencia para llenar las reservas energéticas de los atletas y brindarles la máxima potencia posible.

Independientemente del total de calorías que estos atletas ingieran, debe de haber un equilibrio en su consumo. Por ejemplo: del total de comida ingerida durante el entrenamiento, un 55 a 60% está compuesta de carbohidratos (arroz, pasta, pan, avena) aumentando hasta un 70 % en fechas cercanas a la competencia, ya que éstos son los que le darán glucosa (energía) a los músculos para mantener el rendimiento durante la actividad y evitar la fatiga, sin ellos es muy difícil que haya buenos resultados. Las proteínas (carnes blancas, pescado) dan 15% de la energía total y disminuyen a un 12% antes del gran evento. Por último, la grasa representa un 25-30% de la energía, que al igual que los nutrientes anteriores, disminuye conforme se acerca la competencia. Los lípidos son la reserva de energía más grande, así que a veces se puede utilizar aunque pensemos que no es la favorita del cuerpo.

Estas dietas al ser tan elevadas, cubren todos los requerimientos de vitaminas y minerales y sólo en casos necesarios se puede recomendar algún multivitamínico (hay que cuidar que no haya un déficit de hierro ni de vitaminas del grupo B). Sé que ahora cualquiera consume suplementos, pero hay que saber que consumirlos en exceso tiende a interferir en la absorción de otros nutrientes. Una buena dieta te da todo lo que necesitas, no te creas todo lo que la mercadotecnia vende. Por otra parte, la hidratación también es un elemento determinante del rendimiento deportivo, la fórmula para cada atleta debe ser personalizada.

Después de todo no hay alimentos milagrosos que aseguren el oro, pero sí un importante vínculo entre el deporte y la alimentación que permite aumentar el potencial atlético. Así que la próxima vez que vayas a un nutriólogo, no te preocupes sólo por cuánto necesitas subir o bajar de peso, sino por los alimentos que te permitirán rendir más y mejor en tu entrenamiento.

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