Platicamos con Leiden, Aynes y Carmen Ruíz, tres cantantes chidísimas que mandan poderosos mensajes a través de su música y que forman parte de la campaña de Secret Desodorantes #CambiemosLoQueHueleMal, la cual busca visibilizar aquello que nos impide avanzar en la construcción de una sociedad con igualdad de género.
Es bien sabido que la industria musical está dominada por hombres. Pero en los últimos años las mujeres se han abierto camino y, no solo eso, también han creado cada vez más espacios, como productoras y festivales, para impulsar el talento femenino.
De acuerdo con la organización Women in Music, de la lista de las 600 canciones más populares entre 2012 y 2017, solo el 22% fueron interpretadas por mujeres, y el 12% creadas por compositoras.
Sin embargo, las mujeres siguen avanzando sin parar en una industria que se está viendo obligada a cambiar.
Como parte de la campaña #CambiemosLoQueHueleMal de Secret Desodorantes entrevistamos a las cantantes Leiden, Aynes y Carmen Ruíz, que con su música mandan poderosos mensajes y buscan generar y visibilizar espacios por y para mujeres.
La música no es lo único que tienen en común, también la creación de melodías que cuentan su mirada del mundo, pero también con una perspectiva colectiva.
Catarsis a través de la composición
Para Leiden, hacer canciones es un gran compromiso, porque considera que la música tiene un fuerte impacto en la sociedad.
Y es por eso que, junto con Adryana Marroquín, creó un sello discográfico en México para mujeres llamado Jueves, el cual busca visibilizar a las morras en la música, de distintas generaciones y géneros musicales.
Para ella, componer es sinónimo de resolver sus nudos y luchas internas.
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«Cuando compongo me gusta ser transgresora de mi voz, encontrar otras vías e irlo complementando todo. Por ejemplo, actualmente estoy trabajando en un proyecto llamado Volver al corazón en donde estoy haciendo sesiones creativas para mujeres en prisión. Ellas hacen canciones testimoniales y, a través de las letras, expresan su vida. A mí ya solo me toca musicalizarlas».
Ella se considera una mujer tan fuerte y completa que no únicamente es musa, artista y creadora, sino también gestora y productora. Nos contó que tener muchas sensaciones y emociones a flor de piel es un gran método para poder componer y crear.
La sinceridad como estandarte
Como cantautora, Aynes dice que interpretar y componer desde la sinceridad y las vivencias propias es esencial. Ella considera que todas sus canciones tienen nombre y apellido. Un porqué, un algo, un alguien.
Para ella no importa si una canción es escuchada por 10 o 2 millones de personas, sino que la música hecha por mujeres son piezas fundamentales para generar un cambio en la industria y en la sociedad.
«La música siempre viene de diferentes fuentes, es lo que la hace bonita y emocionante. Es algo que ataca directamente a los sentimientos y es una oportunidad para hacer un cambio de mentalidad».
Música en la sangre
Estas artistas, como muchas otras en la industria, han encontrado la fuerza para abrirse camino en la importancia de narrar las realidades que las rodean, hacer redes y crear cambios. Carmen Ruiz creció con música latinoamericana en su contexto; desde pequeña era algo con lo que conectaba.
Ahora lleva una larga carrera musical que, si bien no estaba planeada, se ha dado naturalmente. A ella le encanta la música en colectivo, reunirse con gente y hacer colaboraciones para componer y plasmar sus ideas, y así poder conectar con otras personas y audiencias.
«Yo soy creyente de que es muy importante que la música tenga un mensaje y una causa. Encontrar tu voz y ser fiel a lo que crees es una de las cosas principales», cuenta.
Más ecosistemas habitados por mujeres
Las tres compositoras coinciden en algo: los machismos siguen estando presentes de muchas formas en la industria musical. Casi no hay sellos discográficos, productoras y festivales donde las mujeres sean protagonistas.
Por ejemplo, en Estados Unidos solo el 15% de las discográficas son propiedad mayoritaria de mujeres; en Europa, las compositoras registradas son un 20% del total, según Women in Music.
Pero las cantantes, compositoras y productoras no están dispuestas a ceder sino a conquistar más espacios.
«Muchas veces los hombres se reflejan en un espejo de vulnerabilidad al estar frente a una mujer que tiene mucha claridad sobre lo que quiere y sobre lo que no quiere, tanto en su carrera, como en su vida personal», nos dice Leiden.
Aynes considera que el hecho de que las mujeres tengan que reinventarse constantemente, hacer cambios en su físico y sus conceptos para mantenerse relevantes, mientras un hombre puede usar los mismos jeans y la misma playera en todos sus conciertos, habla muy claro del machismo que se vive.
Carmen expresa su cansancio de una cotidianidad violenta hacia las mujeres, mujeres trans y personas diversas. Nos cuenta algunas malas experiencias que le han tocado vivir. Desde el típico «ponte hasta el frente de la foto porque tú eres mujer y vas a llamar la atención», hasta el «tú no puedes hacer esto porque eres mujer y no te sale tan bien como a un hombre».
Redes de apoyo y mujeres que inspiran
Encontrar inspiración y tomar fuerza desde las perspectivas de las mujeres, es algo constante. Les preguntamos quiénes les han inspirado para llegar a ser lo que son hoy en día, tanto profesional como personalmente. Las tres nos dijeron que las mujeres cercanas a su contexto son sus grandes fuentes de inspiración.
Entre otros nombres más reconocidos nos mencionaron a Mercedes Sosa, Violeta Parra, Chavela Vargas, Mon Laferte, María León, Nathy Peluso y Björk.
¿Cómo cambian #LoQueHueleMal en la industria musical?
«Yo lo cambio a través de la acción. Asumo el fuego que hay en mis palabras y, al mismo tiempo, el poder de mis acciones; así que primero lo evidencio a través de mi voz y después tomo acción para poder transformar las cosas», dice Leiden.
Para Aynes, la clave está en «apoyarnos entre nosotras, saber que no somos competencia, sino que somos escalones. Yo cambio lo que huele mal al hacer mi trabajo de deconstrucción, extenderle la mano a la compañera que lo necesita y reconociendo que nuestras voces son valiosas y todas aportamos algo».
Carmen Ruíz también opina que promover el trabajo de más mujeres es una forma de hacer frente a las actitudes machistas que se viven en la industria. «Trato de incluir únicamente a mujeres en mi equipo de trabajo, mi staff y eso para mí eso es un statement, una manera de cambiar lo que huele mal. Siendo fan de otras mujeres, aunque no necesariamente me guste su género musical, pero respeto lo que hacen, las apoyo, creo que el simple hecho de demostrar que nosotras también podemos tocar instrumentos complejos. Tocar un arpa, un cello, es hacer un cambio», finaliza Carmen.
Enfrentarse a los retos en la industria musical, el sexismo y la competencia no es fácil, pero estas tres artistas demuestran que la construcción de espacios y la sororidad entre mujeres son una poderosa forma de cambiar lo que huele mal en la sociedad.