Si eres una Persona Altamente Sensible (PAS) quizá no lo sepas, aunque representan entre el 15 y el 20% de la población. Te cuento cómo descubrir que yo soy una de ellas me cambió la vida.
Por: Eileen Rada
¿Alguna vez te has cuestionado tu manera de sentir? Yo sí. Siempre lo hago. O, bueno, al menos lo hice muchísimo durante mis primeros 27 años de vida. No importa si se trata de una emoción de alegría o de tristeza, puedo llegar a sentir tan intensamente que, a veces, creo que este cuerpecito de 59 kilos no podrá con tanta carga.
A causa de sentir tanto y no saber qué hacer con ello, hace un par de años sufrí una intensa depresión. La enfermedad invisible se escondió tras mi sonrisa y me llevó a conocer mis partes más oscuras: mis miedos, mis inseguridades, mi fragilidad. Conté con ayuda de especialistas para salir del gran hoyo en el cual casi me ahogué y, por fortuna, sigo aquí para contarlo.
Qué son las Personas Altamente Sensibles (PAS)
Mientras me recuperaba, llegaron a mí dos nombres que me ayudaron a entenderme: el de la psicóloga estadounidense Elaine Aron y el de la coach holandesa Karina Zegers de Beijl.
Ambas autoras han dedicado gran parte de su vida a estudiar y publicar información sobre las Personas Altamente Sensibles (PAS), un rasgo con el que cuentan del 15 al 20% de la población mundial, según Aron.
Decidí comenzar a leerlas y, de inmediato, muchas piezas del rompecabezas de mi vida comenzaron a encajar.
4 rasgos de las PAS
Una Persona Altamente Sensible puede ser identificada, según Aron, a partir de estos cuatro pilares:
- Tiene una fuerte tendencia a procesar toda la información recibida de forma muy profunda. Una idea suele darle vueltas en la cabeza sin cesar.
- Experimenta una fuerte emocionalidad y empatía. Su alma puede ser tocada con facilidad por la belleza, pero también por la tristeza o la impotencia.
- Se siente saturada con facilidad cuando recibe mucha información sensorial y emocional.
- Tiene una gran sensibilidad. Puede percibir pequeñas sutilezas en su entorno o en el estado emocional de las personas con las que interactúa
Otras posibles características de las Personas Altamente Sensibles
Estas características que enlista Aron, autora de Las Personas Altamente Sensibles (1996), no son las únicas. Karina Zegers de Beijl, basándose en el trabajo de Aron, encontró otras características que pueden (o no) ser experimentadas por las PAS y las publicó en su libro Personas Altamente Sensibles (2006):
- Sentir gran influencia por el estado de ánimo ajeno. Este rasgo nos hace permeables ante la alegría o el dolor de los demás seres.
- Tener dificultad para manejar un exceso de información sensorial. Es decir, nuestro cerebro es como una especie de esponja que se satura con facilidad, por lo que se hace necesario tomar pausas para vaciarnos de tantos estímulos.
- Asustarse con facilidad. Desde una mirada inesperada hasta un gesto de alguien puede ser un detonante para pegar un brinco… ¡Y es horrible!
- Agobiarse cuando hay mucho que hacer en poco tiempo. ¡A mí me pasa un montón! Necesito tiempo para hacer las cosas con calma y con mucho detenimiento, así que lo multitasking no se me da bien.
- Sentir la necesidad de caer bien. Es un rasgo de cuidado, porque si la necesidad de agradar nos sobrepasa podemos desgastar nuestra energía solo por querer gustarle al resto del mundo… Y, pues, ¡eso es imposible!
- No saber poner límites. Esta característica está estrechamente relacionada a la anterior. Cuando queremos que todos y todas nos amen, no desvivimos por cualquier ser que consideremos especial… Pero, ¡ey!, eso comienza a cambiar cuando establecemos cuáles son nuestras necesidades y prioridades.
- Sentirse afectado por la violencia en la pantalla. ¿Ver una película de terror, mucha acción o sangre? ¡No, gracias! ¡Y qué decir de las malas noticias reales! Así que, como imaginarás, los informativos de TV no son nuestros favoritos… ¡Y menos en estos tiempos pandémicos!
- Tener dificultad para tomar decisiones. ¿Ser o no ser? ¿Hacer o no hacer? ¡Ni te cuento! Ante el caudal de información que corre por nuestro cerebro, es normal que sintamos confusión o angustia al tener que elegir entre distintas posibilidades.
- Sentir miedo. Aunque las PAS solemos tener mucha intuición, el miedo a lo desconocido puede apagar esa virtud y, sin querer, nos frenamos antes de actuar.
- Sentirse afectado por los cambios. Esta característica está muy relacionada con el miedo, y ocurre porque cualquier cosa que nos saque de la rutina nos produce estrés.
¿Por qué es importante saber sobre las Personas Altamente sensibles?
Enterarme de que soy una Persona Altamente Sensible marcó un antes y un después en mi vida, y te diré por qué: al ponerle nombre y apellido a lo que siento, dejé de temerle tanto y comencé a entenderme más.
Por ejemplo, aprendí que ser PAS no es una enfermedad o trastorno, solo una característica, que no me hace más frágil pero tampoco más capaz. O sea, no soy mejor que otras personas, pero sí le puedo sacar provecho.
También entendí que debo darme más tiempo para escuchar a mis emociones y así establecer límites sanos que cuiden de mi salud mental. Me doy a mí misma la empatía que siento hacia las demás personas y busco ayuda para manejar lo que siento cuando lo necesito.
Si sentiste que esta información movió algo dentro de ti, o si conoces a alguien que sospechas que pueda ser una Persona Altamente Sensible, puedes echarle un vistazo a este test desarrollado por Elaine Aron para descubrir si eres PAS.