Por qué mi mejor amiga es mi alma gemela

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Aunque la sociedad diga que no se puede, para Ferny Ruiz su mejor amiga es su alma gemela. Aquí nos cuenta un poco más de su hermosa amistad.

Por: Ferny Ruiz

Febrero, nos volvemos a encontrar. 

Mes deseado y esperado por aquellos que cuentan con una pareja sentimental con quien pasar este Día de San Valentín, lleno de planes que seguramente incluirán fresas con chocolate, champagne y la recreación casera de 50 Shades of Grey. Un febrero más. 

Pero, si bien el mundo alrededor de nosotros y la mercadotecnia nos han hecho catalogar este mes como uno solo digno de celebrarse por quienes tienen con quien cucharear por las noches, aquí estoy yo para recordarles de que trata de celebrar el Día del Amor y la Amistad. Sí, bebesines, como lo leyeron, la A-MIS-TAD.

Vivimos en una sociedad que por siglos nos ha metido en la cabeza la idea de que para ser “seres completos” debemos de tener un alma gemela. Pero, ¿qué pasa si todo eso que la gente nos ha vendido como “AMOR DE PAREJA” lo encontramos en otro tipo de amor? ¿Qué pasa si la persona que hace mejores nuestros días es una amiga, amigo o amigue? 

En mi experiencia, lo que pasa es que comienzas a vivir una historia mucho mejor que la de Romeo y Julieta, porque tu relación está llena de complicidad, camaradería, confianza, risas, hermandad, abrazos. Así es mi amistad con Saraí Kuri.

Una historia de amistad

La historia de amor fraternal entre Sara y yo comenzó en 1999, cuando ella entró a cursar primero de secundaria en el colegio en el que yo llevaba tanto tiempo que ya prácticamente me había transformado en parte del inventario. 

Aún recuerdo nuestras primeras interacciones, su rostro lleno de dulzura tratando de descifrar a este pequeño unicornio frente a ella. Para Saraí, yo era su primer contacto real con la discapacidad. Como mucha gente, ella tenía perspectiva que los medios habían impuesto, llena de estereotipos que aún ahora en pleno 2021 existen. 

Pero, a diferencia de otras personas, ella sí tomó desde un comienzo la iniciativa de conocerme como a una persona más, no como a una niña con discapacidad. A sus doce años y sin darse cuenta, comenzó un viaje de deconstrucción que muchos adultos envidiarían. Y por eso yo la reconocí como mi alma gemela, mi hermana del alma, mi próxima mejor amiga. 

Fue ahí cuando descubrí de que trata la verdadera amistad: de hacer caso omiso a lo que la sociedad te dice y crear tu propio mundo en donde solo existan tú y esa persona especial. 

Después fuimos creciendo pero la conexión no disminuyó. La convivencia en aulas de escuela se transformó en días de shopping o tardes de cine viendo películas de Disney o de terror (sí, así son nuestros gustos). Juntas nos confesamos crushes y traumas, de la mano nos motivamos a soñar y nos abrazamos mutuamente en momentos tristes.

Repensar la idea de «alma gemela»

Esa amistad de dos adolescentes evolucionó a ser una hermandad de dos jóvenes adultas. Saraí se convirtió en la primer persona a quien correría (en sentido figurado) a contarle no solo las buenas noticias, como el ganar un Premio Nacional por mi labor altruista o salir en alguna revista de moda, sino que también es la persona que no me deja pasar mis momentos más oscuros sola. 

Saraí se ganó a pulso el lugar en mi cabeza y corazón que hace que sea ella quien me dé paz en momentos de tormenta, como las numerosas hospitalizaciones que he tenido por problemas pulmonares o de riñón, el duelo por la pérdida de mi perrita Coco después de 16 años de compañía. Y está ahí cuando alguien me intenta discriminar o hacer de menos por el hecho de vivir con una discapacidad. 

Hemos pasado tantas situaciones juntas que la voz de mi mejor amiga se convirtió  en un eco que vuelve más fuertes mis risas en días felices y en un aliciente para mi corazón roto cuando lo único que podía sentir es dolor. 

Gracias a Saraí descubrí que el verdadero significado de una “alma gemela” no está en buscar quien te “complete”, sino en contar con un amor en tu vida que te recuerde que tú eres un ser completo y lleno de virtudes. 

En un mundo lleno de personas buscando a su media naranja, motívate a ser aquella que busque su racimo de uvas con cual vivir en conjunto y por igual. 

Les deseo no solo un hermoso mes del amor y la amistad, sino una vida de amistades llenas de amor. 

Este consejo les doy, porque su amiga Ferny soy. 

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