Platicamos con la colombiana Sara Tomate, creadora del arte de Malvestida para abril, inspirado en la naturaleza.
Malvestida está estrenando look para redes sociales: este abril nos acompaña un universo juguetón, donde la naturaleza y nosotras podemos convivir en armonía.
Esta ilustración viene de la asombrosa mente de Sara Tomate, una ilustradora a la que admiramos desde hace mucho tiempo y con la que estamos felices de poder trabajar.
Platicamos un poco con ella para conocerla mejor y saber de dónde vino su inspiración para este jardín lleno de magia.
Entrevista con Sara Tomate
Cuéntanos un poco de ti y de tus inicios como ilustradora.
Empiezo por contar que mi nombre real no es Sara Tomate. Mucha gente cree que es mi apellido, pero siempre pienso ¿en verdad creen que hay un apellido que sea así? Mi nombre real es Sara Sarmiento.
Me encantan mis apellidos, pero mi seudónimo o nombre artístico fue algo que me acompañó desde el colegio, cuando en una clase de educación física el profesor me gritó delante de todas mis compañeras «Sara Tomateeeee».
En sus clases siempre trotaba una vuelta en la cancha de baloncesto e inmediatamente mis mejillas se ponían rojas rojas… como las de un tomate.
Soy de Medellín, Colombia, más paisa que la arepa. Amo mi ciudad, es divina, se come rico, la gente es una hermosura y es un lugar donde la cultura y el arte han venido cobrando muchísima fuerza. Eso me enamora de Medellín.
Comencé a interesarme por la ilustración desde pequeña. Sí, una historia así cliché como la de la gran mayoría de los artistas.
Hacía exposiciones de arte para toda mi familia en casa de mi abuela. Tomaba todas las hojas blancas que pudiera y pintaba como una loca sin parar, incluso sin meterle mucha mente a cada obra de arte: ¡era libre!
Cualquier garabato que hiciera para mí tenía todo el valor de una obra de arte de museo: los pegaba con cinta en las paredes, incluso trazando el recorrido que quería que hiciera mi familia para admirar lo que había pintado.
Así se fue dando el arte en mi vida y desde esos momentos no se ha separado ni un segundo de mí.
¿Y cómo convertiste esta pasión en tu profesión?
Próxima a la universidad tenía clarísimo que quería estudiar diseño gráfico. Era la única carrera que se parecía a lo que yo quería hacer: ilustrar.
Comencé mi mundo laboral luego de terminar mi periodo de práctica en una agencia de publicidad. Después de unos años creí que la solución era cambiar de trabajo, cambiar de agencia.
Comencé un trabajo en una agencia nueva. Les juro que lloraba todos los días, aprendí mucho pero también me frustré como nunca antes en mi vida.
Un día me fui a trabajar, lloré como de costumbre y llamé a mi mamá (que es mi mejor amiga, lo crean o no) :
–¿Qué hago?
–¡Lánzate!
— Ok
El OK con más miedo que he dado en mi vida, porque ya me había pasado una vez y me había arrepentido.
Poco a poco por cosas de la vida, no volvieron más los trabajos de diseño y comenzaron a llegar muchísimos trabajos de ilustración, como resultado de ser constante con mi trabajo, de seguir ilustrando cosas para mí, de no perder la curiosidad de intentar cosas nuevas.
Ilustro cuentos infantiles, juveniles, para editoriales colombianas y peruanas. He llegado a ilustrar para The New York Times y para agencias en España. Tengo clientes en Berlín y Estados Unidos.
Sueño algún día con abrir mi propia tienda de productos SARA TOMATE.
Tienes una paleta de color muy intensa y un estilo muy definido, ¿cómo fue el proceso de llegar a tu estilo de ilustración?
¡Al principio fue traumático! Fue mi culpa sentirlo así, porque soy una persona muy ansiosa, quiero resultados rápidos, quiero resultados YA.
Lo que más me costó entender era que mi estilo era muy versátil y no se definía por el hecho de «casarme» con una sola técnica ilustrativa. Es decir, yo creía que siempre tenía que pintar en acuarela y con los mismos 3 colores para que la gente supiera que esa ilustración la había hecho Sara Tomate, y no es así.
Creo firmemente que el estilo de un artista se comienza a formar desde el día cero que uno empieza a ilustrar. Lo define tu trazo, tus formas, los temas de los que hablas y posteriormente un manejo de color.
Pero todo esto llega como resultado de tener una biblioteca mental de muchísimos e infinitos referentes de otros artistas que vibran con lo que tú eres y a lo que aspiras llegar.
Luego te vuelves la perfecta mezcla de todas esas imágenes que viste y que estás viendo a lo largo de tu vida y….¡Voilà!
El estilo te persigue sin que te des cuenta.
¿Qué te inspira, cómo es tu proceso de trabajo?
Me inspira mucho la mujer, sus formas, su mundo. Creo que en mi trabajo es bien marcado el concepto femenino y todo lo que lo acompaña.
También me encanta generar conexiones de una u otra forma con la persona que mira mis dibujos. Que algo adentro le haga clic, sea porque se identifica con el contexto o solo por su estética.
Por eso me inspiro en situaciones del día a día. En la moda o incluso compartir pensamientos, sentimientos y experiencias (felices y no tan felices) de lo que ha sido para mí la vida.
Mi proceso de trabajo no siempre es igual. Muchas veces paso horas y horas dándome a mí misma dosis altas de inspiración en fotografías, paletas de colores ya existentes, películas, o el trabajo de otros artistas con los que luego hago un ‘smoothie’ en mi licuadora mental y creo una pieza nueva.
Escucho muchísimos podcasts, siento que me empoderan, que sacan lo mejor de mí y dejan al lado las barreras mentales que me pongo a la hora de crear.
Siempre he pensado que en un artista es MUY importante como se sienta adentro, porque es con eso con lo que crea, con sus entrañas.
Otras veces, si me dan ataques de inspiración, me ocurren situaciones que siento la necesidad de plasmar, agarro lápiz y papel ¡y me divierto!…se me olvida hasta comer y dormir.
Cuéntanos cómo empezaste a integrar mensajes positivos y de amor propio en tu ilustración, ¿fue un proceso o sucedió desde un inicio?
Fue precisamente con eso con lo que mi arte comenzó a darse a conocer, narrando situaciones muy cotidianas, muy propias, muy íntimas.
Desde pequeña siempre había tenido muchos problemas de autoestima por tener sobrepeso y siempre creí que tener la habilidad de poder plasmar cosas con estética era la manera perfecta de capturar a un espectador.
Que viera una imagen que en un principio podía parecerle bonita, y luego ¡boom! tenía su mensaje, su misión.
Creo que el mundo necesita mucho amor, no solo el mundo femenino, sino en general. Necesitamos amarnos, valorarnos, empoderarnos, sentirnos libres.
Hay mucho, mucho, mucho dolor dentro de cada persona. Si a través de mi arte puedo hacer que eso cambie, así sea en una mínima proporción, habré cumplido mi meta en la vida.
Gracias a internet tenemos acceso a muchísimas ilustradoras increíbles, ¿qué opinas de este boom de la ilustradoras?
¡Me parece fantástico! La vida se construye de historias y los seres humanos somos adictos a ellas.
Entonces, qué cool poder conocer tantas historias narradas desde muchas perspectivas de ilustración.
¡Que viva el internet y el talento de tantas mujeres fantásticas! ¡Hay para todos! ¡Sírvanse!
¿En qué te inspiraste para la ilustración con Malvestida?
El planeta Tierra nos pide a gritos que vivamos siendo uno solo con él.
La idea de la ilustración nace de comunicar que debemos comulgar más con lo que es la Tierra y los recursos maravillosos que nos da. Nosotros solo somos unos invitados que han venido abusando de su hospitalidad, no nos veamos como algo ajeno a ella.
Solo así nos cambia la perspectiva. Existimos si ella existe.