La activista sueca fue nombrada persona del año por Time. Reflexionamos cómo podemos ser parte del cambio que ella busca con tanta determinación.
Hace año y medio, Greta Thunberg dejó de ir a la escuela. En lugar de eso, se sentó afuera del parlamento sueco con un cartel. Así nació el movimiento que ahora conocemos con Climate Strike o huelga por el planeta.
Seguro sabes lo que pasó después: millones de estudiantes en muchas partes del mundo inspirados por Greta, un discurso viral en la ONU, viajes (en barco, por las emisiones de carbono) a las distintas sedes de las conferencias por el clima.
Y también, como cada vez que una mujer joven alza la voz, muchísimas críticas. Pero Greta, además de ser una mujer joven, es neurodivergente. La critican por sus expresiones faciales, por ser demasiado extrema, por estar enojada, por sus alianzas.
A todo tiene una respuesta, a veces con humor desde su Twitter, a veces con una línea en sus poderosos discursos y a veces simplemente a través de sus acciones.
Después de meses de ser una de las adolescentes más mediáticas del planeta, Greta sigue concentrada en lo que en realidad le importa, que es una solución real y profunda a la crisis climática.
Persona del año 2019
Aunque no ganó el Nobel de la Paz, que se rumoraba sería para ella, sí fue nombrada la Persona del Año según la revista Time y a sus 16 años es la más joven en recibir este título.
Esta es una mención que hace la publicación desde hace décadas y se nombra a quien haya marcado más un año, para bien o para mal.
Me llama la atención que los dos años anteriores, la “persona del año” fueron en realidad grupos de personas. En 2017, fueron las mujeres que señalaron abusos sexuales. En 2018, periodistas que han sido señalados o perseguidos por su trabajo.
En la lucha para detener (o mitigar) los efectos de la crisis climática, no tendríamos que dejar sola a Greta. Ella también es parte de un grupo cada vez más creciente de personas, que a veces tienen ideas distintas pero el mismo fin.
Personas que defienden sus tierras y comunidades desde mucho antes de que Greta naciera. Niñas y jóvenes que organizan sus propias huelgas por el clima en cada país o luchan por sus propias causas. Ecofeministas, científicas y científicos que nos dicen no solo los riesgos, sino qué podemos hacer.
Periodistas que reportan los cambios que ya podemos ver o denuncian a las empresas y gobiernos que no están haciendo nada.
Lo que nos toca
Este año, quizá fue la voz que resonó más fuerte fue la de Greta. Pero el destino del planeta y todas las especies que lo habitamos no puede estar solo en manos de una adolescente, por más que esa sea una gran historia.
Nos toca a todas las personas unirnos. Ya no “poner nuestro granito de arena” sino informarnos. Amplificar mensajes y exigir más a las corporaciones y a los gobiernos. Organizarnos a nivel comunitario para crear otras versiones de la huelga del clima, según nuestras posibilidades y necesidades.
Greta Thunberg es, sin duda, una mujer inspiradora. Pero la inspiración no significa mucho si no la llevamos a la acción.