¿Es incompatible el feminismo con la cirugía plástica? 5 feministas opinan

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cirugía plástica

Por la cabeza de muchísimas mujeres pasa –al menos una vez en la vida– la idea de hacerse un «arreglito». Afinarse la nariz, eliminar la grasa de más o tener senos más grandes. Es algo que se platica entre amigas, que se pide como regalo de cumpleaños o algo para lo que se destina una cuenta de ahorro especial, sobre todo en México.

Según un comunicado publicado en 2018 por la Universidad Nacional Autónoma de México, nuestro país es el tercer lugar en cirugías plásticas a nivel mundial y, por si fuera poco, «de cada 10 cirugías para rejuvenecer, nueve son para mujeres y una para varones”.

Parece que desde que nacemos, las mujeres tenemos instalado el chip de vernos «bonitas» bajo un estereotipo de belleza en el que, durante años, fueron exclusivamente los hombres quienes decidían cómo debíamos de vernos para ser atractivas.

En años recientes, movimientos como el body positive y el feminismo han logrado abrir espacios de representación para diversas formas de ver la belleza, pero es un proceso que avanza lento y que implica deconstruir muchas de las cosas que siempre hemos creído como ciertas.

Platicamos con 5 mujeres feministas sobre cuál es su postura en relación a las cirugías plásticas por motivos estéticos y si se han realizado alguna.

 

Como feminista, ¿cuál es tu postura respecto a las cirugías plásticas por motivos estéticos?

Rous: Como feminista creo que la mujer no tiene cómo ganar en este tema, los estándares de belleza son muy estrechos y nos exigen vernos de una manera muy específica. Hay muchísima presión sobre cómo nos vemos todo el tiempo, pero luego les parece irracional que usemos herramientas como la cirugía, porque eso sería “hacer trampa”, o arriesgar tu vida por algo demasiado superficial. Por eso mi opinión es que cada quien debe tomar la decisión que la haga sentir más tranquila con ella misma, creo que si ponerte unos implantes u operarte la nariz puede hacerte sentir más feliz y tienes los medios, ¿por qué no hacerlo?

Berenice: Considero que la gente tiene derecho a ser como quiera ser.

Pamela: Creo que cada quien es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo. Considero que la principal diferencia radica en si se hace por móviles personales o exigencias externas. Sin embargo, el que exista la cirugía estética en sí es resultado de décadas y hasta siglos de inculcarle a la gente cómo sobrevalorar la apariencia.

Claudia: Es algo que me causa un poco de conflicto. Creo firmemente en amarnos como somos y no cambiar, pero también en que tenemos el derecho a cambiar si lo decidimos.

Yara: Creo que quien desee una cirugía estética debería ser libre de hacérsela. Pero tengo sentimientos encontrados, porque ese deseo muchas veces está impulsado por inseguridad o falta de aceptación causada por las expectativas sociales.

¿Tienes o has considerado hacerte alguna cirugía estética?

Rous: Sí, abdominoplastía. Perdí alrededor de 50 kilos y la piel que me colgaba de la panza era súper incómoda.

Berenice: No he considerado hacerme ninguna cirugía.

Pamela: Me hice una en la adolescencia (sí, mis papás me dejaron, ¡qué pedo!). Según entiendo, mi nariz «fea» fue resultado de una fractura que tuve cuando apenas empezaba a caminar y por eso me operé. Creo que si me hubiera esperado a terminar de crecer, no lo hubiera hecho por motivos estéticos, ya que seguramente sería más madura y no le daría tanta importancia a una parte de mi cuerpo. Otra opción es que me la hubiera hecho 100% por necesidad cuando ya tuviera problemas.

Años después, cuando usaba lentes de armazón, me di un golpe que le quitó lo «perfecta» a mi nariz operada. Y para ese entonces, me dejó de importar cuando me dejó de doler.

Claudia: No tengo, pero he fantaseado alguna vez con afinar mi nariz.

Yara: No he considerado hacerme una, la verdad. En mi caso ha coincidido que, entre más logré aceptación de mi cuerpo, menos me sentí incómoda o inconforme. Sin embargo, si fuera menos miedosa y el procedimiento menos permanente, me encantaría saber cómo me veo con la nariz o los labios diferentes.

¿Haz juzgado a alguien por hacerse una cirugía plástica?

Rous: Pues no recuerdo un momento o persona en específico, pero estoy segura de que lo hice más joven. Te vas con el discurso de —qué horror con esas mujeres tan falsas y superficiales—, depositando una vez más toda la responsabilidad en nosotras. Como si la presión social no jugará un papel muy fuerte. Como si las exigencias para vernos siempre bellas y jóvenes no fueran constantes.

Berenice: Sí, pero no debería. Cada quién.

Pamela: No sé si «juzgar» sea el término correcto, pero sí me decepcioné profundamente cuando una persona muy querida le operó las orejas a su hija de cinco años porque «era la mejor edad para hacerlo». Creo que a varios tampoco les pareció buena idea, pero se relajaron «porque todo salió bien» y aparte «los niños son muy crueles y había que evitar el bullying cuanto antes».

Nadie se planteó que tal vez la mejor edad para hacerlo era NUNCA. Y que si la molestaban por algo referente a sus orejas, había que explicarle que quienes lo hacen son imbéciles. También darle a la niña la fortaleza necesaria para que lo que dicen otros no le afecte. Sentí horrible que alguien de mi generación pensara de esa manera porque sé que yo, yo que supliqué por una cirugía plástica cuando era menor de edad, jamás le haría eso a un hijo. Menos sin saber qué opina sobre su propio cuerpo, menos cuando fuera casi un bebé, menos sin avisarle, menos con una anestesia que pondría su vida en riesgo por estética.

Claudia: Sí. Lamentablemente, he juzgado a mujeres que se han hecho cirugías.

Yara: Tristemente, sí. Fui educada por la sociedad para hacerlo y, aunque trato de hacer conciencia al respecto, muchas veces me he sorprendido a mí misma juzgando a alguna chava o señora con cirugías muy evidentes.

¿Crees que se puede ser feminista y perseguir un estereotipo de belleza impuesto por un sistema patriarcal?

Rous: Sí, antes de ser feminista, o cualquier otra cosa que implique creer en cierto grupo de valores, eres una persona de carne y hueso. La gente pierde de vista que la razón por la que una finalmente se acerca al feminismo es porque se siente atrapada dentro de un sistema machista. Y llega a él como quien encuentra un salvavidas en medio de todas las presiones y lo difícil que es ser mujer en un mundo patriarcal.

Creo que ser feminista no hace que mágicamente puedas escapar de todo aquello que has escuchado, más bien significa que irás intentando cambiar la manera en que veías las cosas, pero no es tan fácil desprenderte de golpe de todos los estándares de belleza que han idealizado todo tu vida.

Muchas feministas creen que en vez de abrir los estándares de belleza, deberíamos de quitarle la importancia. Porque realmente solo es una exigencia así de fuerte para las mujeres. Habría que empezar a jugar un poco con –no pasa nada si no soy la más bella porque mi valor está en muchos otros lugares—, y creo que es un buen objetivo. Es un lugar al que podemos llegar, pero actualmente no es así. Creo que no es justo hacer sentir mal a alguien por quererse ver/sentir bonita, y entrar dentro de los estándares de belleza impuestos, solo porque no es lo más feminista.

Berenice: Sí se puede ser feminista y perseguir el estereotipo, porque deconstruirse no es hacer enchiladas.

Pamela: Viéndolo todo blanco o negro, no. Sin embargo, si tomamos en cuenta que muchas de nuestras ideas fueron sembradas en nuestro inconsciente antes de que pudiéramos racionalizarlas, claro que se puede, o al menos tenemos el derecho de intentarlo, sobre todo si la persecución de ese estereotipo cada vez tiene menos importancia para nosotras. El feminismo también significa reflexionar y evolucionar, así como madurar para después cuestionar cómo nos hemos comportado. Como individuos no tenemos la culpa de la existencia del sistema patriarcal, pero sí de su propagación. Lo que no tendría sentido sería autoproclamarse feminista sin que esto se refleje en un crecimiento en nuestro discurso y/o comportamiento.

Claudia: Pienso que sí. Siempre y cuando sea tu decisión, porque de eso se trata el feminismo, de tener la capacidad de decidir si hacerlo o no. Pero es importante fomentar el amor propio. Mucho amor propio.

Yara: No creo que se pueda, la neta. Pero igual me doy cuenta de que encuentro muchos ejemplos de expresiones «femeninas» como el maquillaje y la ropa, que empezaron siendo expectativas estéticas de la sociedad y que, por medio de la apropiación, se le dio la vuelta a la intención y al significado de su existencia.

No estoy segura de que sea el caso de las cirugías, pero al final, ¿cuántas modificaciones corporales nos hacemos cada día? Desde cosas tan habituales, como pintarte el pelo de otro color, broncearte o ponerte un bra con relleno. Al final, creo que lo único que importa es por qué lo haces: para hacerte feliz a ti misma o para cumplirle a la sociedad.

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