Recordando a Vera Rubin, la astrónoma a la que le quedaron a deber el premio Nobel

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Todas las mañanas hago un monitoreo de medios para enterarme de las noticias del momento, y hoy entre los chismes del séquito Kardashian; el divorcio famoso en turno; las guerras y problemas socioeconómicos, sobresalió un nombre que no conocía y que de inmediato me intrigó. “Muere Vera Rubin, la mujer que aportó la primera prueba de materia oscura”.

¿Vera Rubin? ¿Quién era esa mujer y por qué jamás había escuchado sobre ella? Me llamó la atención particularmente lo de la materia oscura porque de niña quería ser astronauta, así que comencé a investigar.

Resulta que esta mujer de origen estadounidense y 88 años de edad, que falleció el pasado 25 de diciembre por causas naturales, fue pionera en la investigación sobre las tasas de rotación de las galaxias y un elemento fundamental en el descubrimiento de la materia oscura que, contrario a lo que estás pensando, no es ese lugar desconocido al que se van las llaves cuando no las encuentras.

La materia oscura, sin entrar a una explicación que sólo el crew de The Big Bang Theory comprendería, es aquella que no se puede ver, pero se sabe que está en la galaxia y afecta la gravedad y velocidad de rotación de los planetas, y en las décadas de los 60 y 70, Vera Rubin –que trabajaba como astrónoma en el Departamento de Magnetismo Terrestre del Carnegie Institution of Washington– realizó grandes aportaciones sobre el tema y descubrió la primera evidencia de la teoría creada por Fritz Zwicky en 1933.

vera rubin
Foto. Twitter

La historia de Rubin es fascinante no solo por sus descubrimientos científicos, sino por los muchos obstáculos que tuvo que atravesar por ser mujer en una profesión dominada por hombres. Uno de los primeros fue ser rechazada de la universidad de Princeton –la cual no admitió mujeres en la carrera de astronomía sino hasta 1975– pero a lo largo de su trayectoria se toparía una y otra vez con el escepticismo de colegas que no daban crédito a sus descubrimientos.

Vera Rubin también será recordada como la mujer a la que le quedaron a deber el Nobel de Física, un reconocimiento que solo se otorga en vida y que desde 1901 únicamente ha sido recibido por dos mujeres: Marie Curie (1903) y Maria Goeppert-Mayer (1963).

Como explica el astrofísico del California Institute of Technology, Ryan Trainor “Ciertamente ha habido muchos experimentos importantes en física que ameritan consideración, pero las decisiones del comité no siempre son directas o claras… Creo que es probable que la causa [de Vera Rubin] se haya visto gravemente afectada por la falta de respeto hacia las mujeres en el campo. Las mujeres físicas todavía experimentan obstáculos significativos de la carrera que los hombres no enfrentan, y muchas contribuciones de las mujeres científicas durante el siglo pasado están recibiendo lentamente el crédito que se merecen”.

Sin embargo, los premios que Vera recibió (como la Medalla Nacional de Ciencias de Estados Unidos) o no, no son lo que determinará su legado. “La fama es pasajera. Mis números significan más para mí que los premios. Si los astrónomos siguen usando mis datos en el futuro, ese será mi mayor honor”, explicó en 1990, en una entrevista a la revista Discover.

Vera puede estar tranquila de que su mayor deseo ya es y seguirá siendo una realidad.

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