Modelantes ilegales: las sustancias que dañan las vidas de mujeres trans

Las inyecciones de aceite de coche y cocina para modelar el cuerpo causa graves daños a la salud en la población trans de CDMX.

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La inyección de sustancias como aceites de automóvil y de cocina para la transformación de sus cuerpos provoca graves daños en esta población y la problemática está invisibilizada por parte de las instituciones de salud en CDMX, lo que impide dimensionar la magnitud de este fenómeno.

Texto y fotografías: Montserrat Sánchez Maldonado y Lucía Flores Mejía

Hace 20 años, empujada por la necesidad de reafirmar su silueta y de que sus glúteos se vieran más “bonitos…  así levantados”, Luisa Ekiwa Martínez buscó a alguien que la inyectara y así poder lucir un “cuerpazo”.

Dice que ella sólo se dejó inyectar litro y medio de esa sustancia que le dijeron era un aceite. Y dice “sólo” porque tenía amigas que se habían llegado a inyectar quince y hasta veinte litros. 

“Yo me sentía como una hormiga”, dice Luisa, una mujer trans que en ese entonces se dedicaba al trabajo sexual. Después del procedimiento, sus glúteos resaltaban sobre sus piernas largas y delgadas. Pero esa sustancia podía haber sido cualquier cosa: silicona líquida, aceites minerales, aceites comestibles o aceites de automóvil, productos que ahora buscan quedar prohibidos por una ley para ser inyectados. Pese a que la iniciativa de ley fue aprobada en la Cámara de Diputados esta espera ser revisada y en su caso aprobada en el Senado de la República, a donde llegó el 18 de septiembre de 2024.

Aceite de automóvil, aceite de cocina y cemento son algunas de las sustancias que durante muchos años han sido utilizadas para realizar cambios en los cuerpos de mujeres trans, una forma más barata, comparada con otras opciones, de tener senos o glúteos más grandes en poco tiempo. Las sustancias mencionadas anteriormente son de uso ilegal en cambios estéticos en la Ciudad de México desde junio de 2022, pero no existe una ley a nivel federal que pueda regular esto. 

Cuando Luisa se inyectó la conciencia sobre esto que ahora llaman “modelantes” era escasa y había poca información y difusión sobre las dolorosas consecuencias que esta práctica podría tener. Aún hoy en día no existen campañas significativas para prevenir la aplicación de estas sustancias.

A Luisa nadie le advirtió que 20 años después de ese pseudo tratamiento tendría que ir cada seis meses al doctor por un profundo hueco en el glúteo izquierdo, que tendría que hacerse curaciones semanales y que esto impactaría para siempre en su salud física, mental y en su economía. 

La doctora Marisol Ochoa, quien forma parte de la Unidad de Salud Integral para Personas Trans (USIPT), creada a finales de 2021 por la Secretaría de salud de la Ciudad de México para incluir a la comunidad trans y no binaria en la atención y promoción de servicios de salud pública, explica:

“Cuando se habla de modelantes en poblaciones transgénero, en algunos casos podríamos hablar de disforia de género, es decir, de la angustia o incomodidad que se siente hacia el propio  cuerpo y que suele ser común cuando la identidad de género no coincide con el sexo biológico”.

“Para lograr o conseguir la imagen que sí queremos ver en el espejo y que sí sea concordante con mi género, puedo llegar a aplicar estas sustancias, por la urgencia de querer un cambio inmediato”, explica Ochoa, especialista en dermatología que atiende a personas afectadas por este tipo de modelantes altamente dañinos para la salud.

Para Rocío Suárez, coordinadora general del Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT), el uso de modelantes no es un tema nuevo. De acuerdo con la activista, han sido empleados mayormente en mujeres trans que buscan generar un cambio en su apariencia para reafirmar su identidad de género.

“La mayoría de chicas que yo conozco y sobre todo en el trabajo sexual, todas han hecho uso que en la cara, pechos, piernas y [son] de todas las edades”, relata Luisa a quien conocimos en la Casa Hogar Paola Buenrostro de la Ciudad de México donde trabaja como coordinadora operativa y da acompañamiento a mujeres trans que han pasado por lo mismo que ella con el tema de los modelantes. 

Su espacio de trabajo es una habitación llena de recordatorios, números telefónicos, figuras de dinosaurios y una gaveta con los expedientes de diferentes mujeres, incluido el suyo, a quienes ayuda a dar seguimiento médico.

Problemática invisible en México

El uso de modelantes y los daños que estos provocan en poblaciones como la de mujeres trans están prácticamente invisibilizados en la Ciudad de México. Al pedir distintos datos vía transparencia para esta investigación, se pudo comprobar que las estadísticas levantadas por diversas dependencias solo toman en cuenta  a “hombres” y “mujeres”. 

Esto impide hacer un seguimiento a la comunidad trans y la invisibiliza, lo que les excluye de políticas públicas dirigidas a este sector que es uno de los más vulnerables a este tipo de problemáticas. Al no contar con datos es casi imposible entender la magnitud del problema del uso de modelantes.

Campañas de información emprendidas por instituciones de salud pública serían importantes para generar conciencia y dar información sobre los peligros del uso de modelantes entre las personas trans, y éstas son muy escasas. 

Vía solicitudes de transparencia a distintas instituciones de salud logramos saber que tan solo en la Ciudad de México en el periodo 2020 a agosto de 2024, se han registrado 109 casos de personas con daños a la salud por el uso de modelantes, sin que exista un desglose de cuántas de ellas son trans.

Enfermedad por modelantes: amenaza a la salud

Lo que al final le inyectaron a Luisa hace 20 años para tener glúteos más voluminosos, fue un aceite de biopolímeros, una de las sustancias ilegales más aplicadas. Los biopolímeros son macromoléculas derivadas del petróleo o la silicona, y al ser inyectados el organismo trata de expulsarlos. Es por eso que una de las mayores complicaciones se da cuando el modelante migra a distintas partes del cuerpo.

Luisa solo recuerda el apellido de la cosmetóloga que le hizo el tratamiento: Manzano. Ella le ofreció 10 aplicaciones por 10 mil pesos, pero después Luisa dejó de ir con ella y acudió al domicilio de una compañera trabajadora sexual para que le inyectara biopolímeros de manera más económica. Esta práctica estaba muy normalizada entre ella y sus compañeras.

Desde los años 80 el incremento en la demanda de cirugías estéticas y el insuficiente número de especialistas certificados en cirugía plástica ha ocasionado la proliferación de clínicas clandestinas que ponen en riesgo la salud e incluso la vida de las personas, advirtió el titular de la Dirección General de Calidad y Educación en Salud (DGCES) de la Secretaría de Salud, José Luis García Ceja.  

En 2022, por cada especialista en cirugía plástica certificado, existían entre 20 y 25 personas que realizan supuestas cirugías estéticas sin estar capacitadas y en lugares insalubres que ponen en riesgo la salud y la vida, según cifras que dio el especialista.

Durante el Foro “El estado actual de la cirugía estética en México”, García Ceja resaltó que el riesgo a la salud aumenta cuando personas con poca preparación suministran sustancias como biopolímeros que tienen consecuencias a largo plazo.

En 2018, unos 14 años después de haberse inyectado, la vida de Luisa comenzó a cambiar. Apareció una mancha y unas pequeñas bolas en su glúteo izquierdo que le dolían, pero pensó que con el tiempo se iban a deshacer. 

Sumado a eso, los médicos con los que acudió solo le recetaban paracetamol. Nadie le pidió que se hiciera radiografías o tomografías, nadie le revisó el área afectada y mucho menos le preguntó si ella había usado algún tipo de modelante para esa zona de su cuerpo.

Fue tras un accidente en 2023 en el que Luisa -que ahora tiene 46 años- cayó de nalgas, cuando notó que su piel se había vuelto más oscura y que la bola le provocaba más dolor. El modelante alojado en sus glúteos estaba tratando de salir por donde fuera posible. Luisa comparte:

“Fui a la Unidad de Salud Integral para Personas Trans (USIPT), ahí me revisó una doctora, comenzó por limpiar la herida pero después de dos horas, noté que no dejaba de sacar líquido, seguía y seguía trabajando en mi glúteo, era como si tuviera la piel podrida. Cuando volteo a verme mi nalga es cuando veo el hoyo”.

En entrevista, la dermatóloga Marisol Ochoa, quien forma parte de esta Unidad, mencionó que durante la aplicación de modelantes pueden existir complicaciones al momento o muchos años después. 

“Desde mi experiencia he visto que en muchos casos suelen ser aplicados por personas que no tienen formación en medicina, que desconocen de anatomía y al momento de la aplicación la sustancia se puede ir directamente a alguna vena o arteria y eso puede ocasionar problemas a corto o largo plazo”, explicó. 

La doctora Marisol Ochoa resalta la importancia de no hacer uso de este tipo de sustancias ya que pueden incluso generar condiciones discapacitantes. “Es posible que ya no puedan caminar, que se causen afectaciones al hígado, al riñón, generar enfermedades autoinmunes, dañar órganos que estén cerca del sitio donde se generó la aplicación, porque los modelantes no se quedan necesariamente donde se inyectan sino que hay migración de la sustancia, por ejemplo, si la pusimos en las nalgas, de repente encontramos a alguien que empieza a sentir bolitas en la espalda o dolor de las articulaciones”, sentencia.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) advierte que la aplicación de sustancias modelantes no absorbibles o no biodegradables puede causar enrojecimiento de la piel; producir infección, necrosar los tejidos y ulcerar la piel; e incluso afectar el sistema inmunológico causando enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide o lupus. 

Además, pueden dañar órganos vitales, ocasionar neumonitis; ser carcinogénicas; causar embolias; obstrucción vascular permanente con infartos; desfiguración permanente e incluso, ocasionar la muerte.

Rocío Suárez, del Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT), dice desconocer el número de muertes causadas por el uso de modelantes y en su experiencia las mujeres trans que se ven afectadas llegan al Centro cuando la problemática ya está muy avanzada: “Cuando la sustancia ya ha afectado tejidos y empezó a necrosar”.

El acompañamiento

Todas las mañanas, desde hace un año, la rutina de Luisa cambió. Entre sus actividades ahora debe hacer espacio para limpiar su herida. No puede dejar de hacerlo si quiere evitar alguna infección. 

“Yo ya quisiera que me lo quiten, que lo saquen todo porque es un dolor fuerte que ya no es tan molesto, es un dolor de que va y viene, es algo que te cambia porque ya vives con el dolor”, comparte Luisa mientras se cambia de posición en la silla de su oficina. 

Luisa no puede permanecer demasiadas horas sentada, le hace daño a su herida. Tampoco puede meterse a las albercas, acudir a un spa, comer carne de puerco y debe limitarse en su consumo de azúcares, todo para evitar que surja alguna bacteria.

Pero eso no es lo que Luisa más extraña. Poder correr y cabalgar eran de sus actividades favoritas, le ayudaban a despejarse, a sentirse bien con ella misma. Ya no puede hacerlo, debe cuidar que no se le abra más la herida. 

“Desde hace dos años no he tenido relaciones sexuales. Me da pena, por eso siempre me invento alguna excusa o solo me permito besos. No quiero que me vean así”, dice Luisa quien perdió un tercio de su nalga.

La doctora Marisol Ochoa, subespecialista en Dermatología Pediátrica egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), declaró durante el marco del Día Internacional contra la lesbofobia, homofobia, transfobia y bifobia (17 de mayo), que el uso de modelantes representa cerca del 10% de los motivos de consulta en dermatología. 

Rodeada por los perritos que ha adoptado el albergue, Luisa asegura que no hay compañera trans que no haya hecho uso de modelantes. 

Desde 2020, el albergue Casa Paola Buenrostro ha acompañado a por lo menos 40 chicas por problemas de salud tras uso de modelantes, según sus propios registros. Algunas en condiciones similares a las de Luisa y otras con heridas más profundas.

El primer paso es acompañarlas al Hospital General, no importa si cuenta con seguridad social o no, ellas pueden ser atendidas ahí. Dependiendo la gravedad son tratadas ahí o canalizadas al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, mejor conocido como Nutrición.

La realización de un tomografía para saber qué partes del cuerpo han sido afectadas por el uso de modelantes es algo esencial en el tratamiento de mujeres trans, esto es un servicio gratuito, aunque no se cuente con seguridad social, en el Hospital General, sin embargo pueden pasar meses para tener acceso a este estudio. Luisa relata:

“A muchas compañeras las he limpiado,
les he visto sus heridas”.

Reforma contra modelantes: promesa pendiente de justicia

En junio de 2022, las Comisiones de Procuración de Justicia y de Igualdad de Género del Congreso de la Ciudad de México votaron a favor de la reforma para prohibir y sancionar la aplicación de sustancias modelantes no autorizadas con fines estéticos. Con la votación se acordó agregar los artículo 141 Bis y 141 ter en el Código Penal para establecer de seis a ocho años de prisión como mínimo, a quien inyecte o aplique sustancias modelantes no autorizadas por las autoridades con fines estéticos y que causen daños a la salud.

En 2023 María Clemente García Moreno y Emmanuel Reyes Carmona, entonces legisladores de Morena impulsaron una iniciativa federal relacionada al uso, sanción y aplicación de modelantes. Tras ser aprobado el dictamen en comisiones, éste pasó a discutirse en el pleno. La Cámara de Diputados le dio luz verde en abril de 2024 y lo turnó al Senado de la República para su revisión hace un par de meses. Aún está pendiente de aprobarse.

En entrevista, García Moreno destacó que fueron dos los principales objetivos cuando lanzaron la propuesta. En primer lugar, definir cuáles son las sustancias modelantes con fines estéticos que sí se pueden usar y cuáles no, es decir, tener un catálogo definido sobre cuáles son las sustancias nocivas y cuales las permitidas.

A nivel federal se busca que quede prohibido el uso de silicona líquida, aceites minerales, aceites comestibles, aceites de automóvil, grasas vegetales o animales, cemento óseo, biopolímeros orgánicos o sintéticos, o cualquier otra sustancia no apta para uso humano. 

Además, se pretende la estipulación de una pena para las personas que realicen estos procedimientos de 5 a 8 años de prisión. 

“El uso de inyecciones de sustancias modelantes con fines estéticos no es una solución, y no debe ser vista como una alternativa a la transición de género. Muchas veces la aplicación de este tipo de sustancias puede ser una herramienta para transformar la apariencia física y, en el caso de las personas trans, estos procedimientos posibilitan la afirmación de género pero no son la mejor opción para su salud”, comentó García Moreno.

En el documento de la reforma se plantea la importancia de que “las instituciones de salud garanticen a las personas que buscan este tipo de tratamientos la seguridad y bienestar de que están siendo atendidas por profesionales y no en supuestas clínicas de belleza que operan en la clandestinidad atentando contra la vida, integridad corporal y la dignidad de las personas”. 

“El tema se tiene que tratar como un tema de salud pública porque la enfermedad por uso de modelantes requiere de la intervención de varios médicos y especialistas ya que es un padecimiento crónico y degenerativo, entonces todas las personas que hacen o hicieron uso de estas sustancias van a necesitar atención médica y no se les debe negar sin importar que tengan o no los recursos para pagarlo”, declaró la exdiputada. 

Actualmente Reyes Carmona funge como senador de la bancada de Morena y en 2023 advirtió que “postergar el análisis y discusión de esta iniciativa significaría poner en riesgo la vida de muchas personas por parte de clínicas “patito” .

Para Rocío Suárez, la coordinadora del CAIT, esta iniciativa de ley no contribuye a la calidad y expectativa de vida de las personas trans, incluso advierte del posible aumento de estas sustancias desde la clandestinidad.  “Necesitamos acceso a servicios de salud para la terapia hormonal o para cirugías de reafirmación de género. Con esa ayuda podríamos reducir o impedir que las mujeres lleguen a realizar estas prácticas”, agregó. 

Desde su experiencia, Suárez afirmó que la falta de opciones para acceder a tratamientos hormonales sigue siendo un problema por los altos costos y la falta de servicios en zonas rurales. 
“Hay un mercado en torno al tema de las cirugías de reafirmación de género y casi siempre se concentra en las grandes ciudades, muchas mujeres trans emigran de sus comunidades a la Ciudad de México para poder cambiar su cuerpo”, dijo.

Tan solo en los últimos cuatro años, Rocío ha visto pasar desde el Centro a 40 mujeres con problemas por el uso de modelantes. Las ha escuchado, acompañado y guiado a los centros de salud, como el Hospital General, para que puedan acceder a un tratamiento. 

Ante este panorama, la activista urge a que las autoridades atiendan este problema como un tema de salud pública. “El Estado tiene que asumir esta responsabilidad por lo menos en el caso de las mujeres, quienes son las que enfrentan las complicaciones en su vida diaria”, sentenció.  

Además, Rocío Suárez no solamente urge a brindar un tratamiento sino también a promover y crear campañas de prevención contra el uso de modelantes:

“Los prejuicios son uno de los factores que contribuyen a que las mujeres trans no hagan un chequeo constante y previo a alguna complicación, y los servicios de salud pública te van a atender hasta que tengas un problema grave. Hoy por hoy, en México no hay un modelo preventivo”.

Regresar el tiempo

Custodiada por los perritos que la siguen a cada paso que da dentro de la casa, Luisa quisiera regresar el tiempo, no haberse inyectado, haberse informado antes. Desearía no tener una parte de glúteo faltante. 

“Sé que no tomé una buena decisión, pero sí agradezco no haberme inyectado la cara, en ese entonces también tenía ganas de hacerlo. Ahora con las jóvenes que llegan a vivir aquí y me dicen que se quieren inyectar yo les aconsejo que no lo hagan, me he bajado el pantalón para mostrarles lo que les puede pasar. Les intento decir que mejor paseen en bicicleta, que sigan con su tratamiento hormonal y poco a poco se les va a moldear su cuerpo”.

Con las voces de las demás chicas de fondo y los perros apurando el paseo, Luisa está convencida de que compartir su historia podría evitar el sufrimiento y el dolor que el uso de sustancias ilegales puede provocar.

*Este trabajo fue realizado gracias al apoyo de la beca Exprésate 2024 de la International Women’s Media Foundation (IWMF).

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