Confieso que no me gusta la Navidad: las reuniones familiares, la inevitable nostalgia y el consumismo. Así es como lidio con estas fechas.
Advertencia: si eres fan de la Navidad, amas las lucecitas, el frío y las reuniones familiares, este no es un artículo para ti. Este es un artículo para quienes se ponen sad en estas fechas.
Porque diciembre, para la mayoría de la gente, significa Navidad y eso significa felicidad. Pero para mí no es una época alegre, sino una muy difícil.
Consumismo y nostalgia
En estas fechas hace frío, no hay sol y las horribles plazas comerciales están llenas de adornos navideños DESDE NOVIEMBRE.
Las personas consumen y consumen sin pensarlo y me malviaja la contaminación y la energía que se gastará en las millones de lucecitas que pondrán durante semanas.
Pero además es un tiempo de nostalgia. Ya sabemos que, como este mes es el último del año, toca reflexionar todo lo que pasó. Se organizan reuniones con amigues y se mandan mensajes para desear lo mejor en el año que viene.
Yo solo puedo pensar en las personas y espacios que ya no están, en quien ya no soy.
En esos mensajes que ya no voy a mandar este año en Nochebuena, en las personas que por un momentito voy a añorar. No me gusta la Navidad porque es recordar y reconocer los cambios, lo que ya no me hace bien y tengo que dejar ir aunque duela.
Es solo un recordatorio de las personas que dejé, de lo que no funcionó y no puedo forzar.
No todas las personas encajamos con nuestra familia
Las cenas familiares, tan comunes en esta época, me ponen mal. Son esas en donde te reencuentras, muchas veces a la fuerza, con tu tío o tus primos machos y con tu abuela que reproduce conductas machistas una y otra vez.
Hombres sentados en la mesa esperando que las “mujeres le sirvan” la cena y debates sin sentido en donde toda tu familia critica el feminismo y las “formas” de la mujeres mientras tú solo piensas en cuántas familias pasarán Navidad sin su mamá, hermana, o hijas desaparecidas o asesinadas.
Cuando todos agradecen por la familia durante la cena, a veces yo pienso que no resueno con la mía.
Las cosas acaban
Mis amigues y mi novio (que saben que no me gusta la Navidad) me llenan de cariño en estas fechas. Me recuerdan las cosas bonitas que he logrado durante el año o hemos logrado juntas y los espacios que me han hecho crecer. Como por ejemplo, estar en esta familia Malvestida.
Sí, me ponen triste los finales, pero sé que lo bueno es que después de ellos comienza algo nuevo y con eso otro año, otra forma de empezar otra vez y crecer, aunque a veces duela.
Así que no pasa nada si en esta fecha te pones triste: para eso están los amigues, que por lo menos a mí me hacen olvidar a ratitos que hace frío, está nublado y las plazas horribles están llenas de feos adornos navideños.
Mientras tanto, agregaré a la playlist de mi cena familiar navideña canciones de grupos feminista como Tribade y la de “Un violador en tu camino” para que todo arda, también en Navidad.