Mi primer juguete sexual llegó por accidente. Era un masajeador similar al célebre Hitachi, el Panabrator de Panasonic. Apareció en mi casa gracias a uno de los tantos viajes a Estados Unidos para visitar a mi hermana.
No recuerdo cómo cayó en mis manos, pero sí que cuando lo hizo ya no lo solté. Empecé paseándolo por mi cuello, por el pecho, la panza y una cosa llevó a la otra: antes de que me diera cuenta ya estaba entre mis piernas.
No tuve novio en la secundaria y nadie me agarró ni por error la mano en esa época, sin embargo, ya había tenido potentes orgasmos con los que las parejitas de la escuela ni siquiera habían soñado.
El placer es un derecho
El placer a solas suele considerarse como algo triste, para gente que nadie pela o no le queda de otra. Afortunadamente, siempre han existido especialistas dispuestos a recordarnos que el cuerpo está hecho para el placer y no hay nada malo en obtenerlo, sola o acompañada.
La feminista y sexóloga, Betty Dodson, es pionera en la defensa del autoerotismo y desde 1970 proclama que el placer es un derecho y una responsabilidad personal.
La masturbación es una actividad saludable, lúdica con beneficios demostrados ampliamente. De acuerdo con Planned Parenthood es útil para conocer lo que nos excita, facilita los orgasmos y nos ayuda a aprender cómo tenerlos. Genera bienestar, eleva la autoestima, mejora la calidad del sueño, ayuda a reducir el estrés; puede aliviar dolores menstruales y reducir la tensión de los músculos. En resumen, es mejor que cualquier medicamento y es más barato que una tarde de compras.
Mi relación con ese armatoste se prolongó hasta el año pasado, cuando finalmente dejó de funcionar. Tuve que comprar otro, que ya venía con todo y rabbit para estimular el clítoris. Atrás quedaron las dos velocidades de mi Panabrator, pues los diseños actuales alcanzan hasta diez, tienen tres tipos de vibración y son sumergibles.
Consejos para elegir tu primer juguete sexual
Si nunca has tenido un juguete sexual y no sabes por dónde empezar, estos consejos te servirán:
1. Piensa en qué tipo de estimulación deseas
¿Vaginal, clitoridiana o anal? Hay multifuncionales o que por lo menos incluyen las dos primeras. Puedes comenzar con tus manos y dedos para preparar el terreno, prueba la estimulación externa a través de la ropa, luego sin ella y siente las distintas velocidades poco a poco para que encuentres la que más te guste.
2. Puedes pedirlo en línea
Ya sea en un portal extranjero o nacional, hay juguetes sexuales para todos los gustos y presupuestos, desde 300 pesos (de baterías) hasta equipos de siete a diez mil pesos.
Muchos ya incluyen control remoto, para que sólo programes y disfrutes, nada mal, ¿eh? También hay juguetes sexuales para parejas que incluso pueden ser usados cuando uno esté al otro lado del mundo.
3. Si te incomoda la forma fálica, hay distintos modelos
Conejo, flor, gato; personajes de Alicia en el país de las maravillas y otras que son menos obvias y permiten dejarlo a la vista. Una vez que escojas el que te gusta, revisa que sea de silicón grado médico, apto para introducirse en el cuerpo.
4. Busca tu talla
Hay pequeñas balas de cuatro o cinco centímetros, los vibradores van de los 12 hasta 18 centímetros o más, los más grandes están diseñados para personas con amplia experiencia, tómalo en cuenta.
5. Invierte en un buen producto
Por aquello del cuidado al medio ambiente, te aconsejo que le inviertas un poco más y compres un juguete sexual que se cargue con corriente eléctrica, además, no hay nada peor que un vibrador sin baterías cuándo más lo necesitas, con uno de cargador USB jamás tendrás ese problema.
6. No olvides el lubricante
Si necesitas algún lubricante, aprovecha para adquirirlo al momento de comprar tu primer juguete sexual.
Los especialistas insisten en que uses condón si decides penetrarte, yo lo considero innecesario, sólo procura mantenerlo limpio e insertarlo con cuidado.
Pro Tip: El vibrador es garantía de satisfacción. Te da nuevas sensaciones, te salva de pésimos matches de Tinder y te da orgasmos en tiempo récord, quizá por ello algunos hombres se sienten intimidados por él.
¡Disfruta!
Le tengo especial cariño a ese aparato incómodo y enorme que debía permanecer conectado en todo momento. Durante todos estos años no hubo amante más fiel, entusiasta y siempre dispuesto a complacerme.
Cierto, no es comparable con una relación sexual, ni con la intimidad que esta genera, pero estás conociéndote, viviendo una experiencia profundamente personal e intimando contigo misma.
Y eso es increíble también.