Si te has mudado más de una vez, seguro entenderás la sabiduría detrás de la frase “menos es más” y que “nadie sabe lo que tiene hasta que se muda”. Basta con comenzar la aparente sencilla tarea de meter tu vida en cajas para darte cuenta de lo que realmente es necesario y de lo que sólo conservamos por simple apego emocional.
Y es que ese modelo de sedentarismo que adoptó el hombre desde que hace siglos, nos vendió la idea de una estabilidad ligada a la posesión de una propiedad que entre más grande y ostentosa, mejor. Sin embargo, un movimiento está cuestionando estas ideas aspiracionales que han pasado de generación en generación y que no necesariamente encajan en nuestra actualidad, nos referimos al movimiento Tiny Houses.
Como su nombre lo dice son casas chiquitas y más amables con todo: el medio ambiente, tu bolsillo y hasta en cuestión de movilidad.
Tiny Houses
La idea de estas casitas surgió en 2005 después de los desastres que el huracán Katrina dejó a su paso. En la ciudad de Luisiana, Nueva Orleans, una de las más afectadas, se construyeron las Cabañas Catrina de sólo 30 metros cuadrados y que despertaron gran interés internacional por el nuevo concepto de vivienda. Luego este modelo tomó más fuerza en 2008 con la crisis financiera de EE.UU. por ser mucho más baratas en la compra y mantenimiento.
A pesar del reducido espacio, la creatividad no tiene límites cuando se trata de las Tiny Houses, las cuales suelen ser construidas dentro de camiones o caravanas, contenedores o incluso desde cero, con madera u otros materiales.
Pero te preguntarás ¿qué otros beneficios podría tener vivir en una minicasa?… ¡pues más de los que te imaginas!
Low cost. Piensa en no tener que echarte encima una hipoteca que absorberá un tercio de tu salario durante 15 años de tu vida. Eso sin contar el mantenimiento, impuestos y servicios extra que hay que pagar.
Ecofriendly. Reducen la huella de carbono. En su mayoría están fabricadas de materiales reciclados, además de que consumen menos electricidad y combustibles.
Calidad del espacio. Reducir espacio no sacrifica comodidad, al contrario, muchas de estas casas están diseñadas verticalmente en un máximo de 50 m2, además de estar equipadas con muebles multifuncionales e implementos tecnológicos en pro de optimizar el espacio.
Comunidad. En la ciudad es común que estemos acostumbrados a vivir en “cajitas”. Salir del cubículo de la oficina a ir a encerrarnos a la “cajita” de nuestra casa. Rara vez nos decimos buenos días entre vecinos y ya no hablemos de saber si quiera su nombre. Este concepto promueve tomar los espacios públicos para fortalecer los lazos de la comunidad y la colaboración mutua.
Movilidad. Llega a pasar que quienes compran una propiedad, con el tiempo ya no les gusta el lugar que eligieron o de pronto hay factores externos que hacer que la zona se gentrifique y se vuelva insegura. Para esos casos están las tiny houses móviles y plegables que rescatan el concepto de casas rodantes en la que no es necesario anclarse de por vida a una ciudad y el espacio promueve la búsqueda de mejores oportunidades.
México: un área de oportunidades
Mientras que este movimiento ha tomado fuerza principalmente en Europa y EE.UU. en Latinoamérica es muy joven. En ciudades como España tiene un 69.22% de aceptación en el mercado, en países como Argentina tiene apenas un 4.06%, Chile un 2.92% y en México un 5.27% y en aumento. Los datos alentadores son que cada día hay más personas interesadas en este modo de vida y con ello una comunidad interesada en llevar un lifestyle más consciente.
Hasta el momento en nuestro país este tipo de lugares habitables son promovidos a nivel turístico y como centros de hospedaje principalmente, ya sea en Airbnb o como hoteles.
¿Te gustaría intentarlo? Existen blogs y empresas dedicadas a la optimización de espacios que te pueden ayudar a dar el primer paso y a contactar con otros entusiastas de este tipo de vida.