«Vestirme como acto de justicia para mí misma»: Romina Jauregui  

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¡Nuestra amada sección de Morras Malvestidas está de regreso! No podíamos dejar pasar más tiempo sin que Romina Jauregui nos contara la historia e inspiración detrás su estilo único. 

Es innegable que la forma de vestir comunica mucho sobre una persona. Nosotras creemos que el estilo puede ser un acto político que no está definido por las marcas, el lujo o las reglas, sino que se encuentra en una fuerza más profunda: la rebeldía de ser una misma. 

Basta echarle un vistazo al Instagram de Romina Jauregui para descubrir su estilo «divertido y salvaje», como ella misma lo define. Su feed es una prueba de que el vestir puede ser «acto creativo» cotidiano y, a veces, una reivindicación personal. 

Romina es historiadora y actualmente trabaja en la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México en un equipo de promotores culturales en donde elaboran estrategias para la difusión de la lectura. 

Si bien su chamba le apasiona, su amor por la moda viene desde la infancia. En esta entrevista nos cuenta cómo la ropa y la moda le han servido para encontrarse y comunicar al mundo quién es. 

¿Cómo fue que empezaste a interesarte por la moda?

Siempre me ha interesado 💖. Mi mamá es modista, entonces siempre estuve muy de cerca de eso, pero por cuestiones de los mandatos de la masculinidad nunca me enseñó. Hasta la fecha, mi frustración más grande es que no sé coser. 

Recuerdo que también me fascinaba una enciclopedia que había en mi casa, donde teníamos muchos libros. En ella había una lámina de la historia de la moda, yo las dibujaba y hacía en plastilina los muñequitos, así, con sus vestuarios. 

Como fan de la Niñera, también fantaseaba con ponerme vestidos así algún día. 

Antes de mi transición pasé primero por una fase de vivirme como gay. Cuando iba en la prepa empecé a experimentar con la ropa. Le echaba ganas pero no tenía mucho presupuesto.

Me sentía frustrada por no vestirme como quería. Mi ropa era de segunda mano, pero en ese entonces no era tan cool ni había la valoración que ahora hay. Afortunadamente ya poco a poquito voy haciendo el clóset de mis sueños.

¿Al crecer tuviste algún referente o ícono de estilo?

Juan Gabriel y su fabulosidad.

Ya más grande, cuando iba en la universidad, descubrí a Iris Apfel y un blog que se llamaba Dancer Styles, de un fotógrafo en Nueva York que tomaba imágenes de adultas mayores con estilos únicos. 

Tiene un documental y, cuando lo descubrí, fue un punto de liberación muy grande para mí porque me ayudó a entender que nuestra feminidad, expresión y creatividad es para nosotras, entonces no tienes por qué verte femenina, ni juvenil, ni atractiva, ni deseable. 

Mi tía Pati también es una de mis principales inspiraciones. Ella es secretaria en una oficina de una notaría y siempre se viste muy bien, combina pero toma sus riesgos. A mí siempre me llamó mucho la atención todo lo que tenía, siempre era así de «yo quiero ser así cuando crezca». 

¿Actualmente quiénes te inspiran?

A lo mejor se oye muy feo, pero me inspiro yo misma. 

Apenas transicioné hace un año porque mucho tiempo viví como una persona no binaria. Yo creí que era suficiente pero siempre estaba esa voz de «no, no es así Romina, no es por ahí». 

Entonces lo que me inspira es poderle dar expresión a todas esas cosas que siempre había tenido ganas de hacer desde mi infancia. Pensar así a mi yo niñe porque justo no me tocó vivir como niña. Me inspira mucho permitirme a mí misma vivir esas cosas, vestirme como un acto de justicia para mí. 

¿Cómo definirías tu estilo personal?

Podría decir que es divertido y salvaje. Me gustan mucho los colores vibrantes, el animal print. Amo el animal print. El leopardo es así, ¡ufff!, amo el leopardo. 

Habrá quien me llame señora pero pues yo lo quiero reclamar como algo positivo. Justo está como esta idea de que las señoras son aburridas, que ya no son atractivas o son conservadoras. Yo no creo ser nada de eso, pero me toca mucho que me digan «ay, tú te vistes como señora». Pues si así se visten las señoras, qué chido. 

¿Qué cosas no relacionadas a la moda inspiran tu estilo? 

Me inspira mucho pensar en ser visible para otras personas como yo. 

Ahorita estamos afortunadamente en un mundo donde hay más visibilidad para las personas trans y de las comunidades LGBT+ y hay más referentes. 

Pero en el caso de las mujeres trans, suelen ser visibles solo ciertos tipos de mujer trans, sobre todo en las narrativas de belleza o de estilo. Mujeres que tienen mucha pasabilidad, es decir, que podrían pasar por una mujer cis. No las critico, es lo que ellas desean para expresarse, pero yo a veces no me siento reflejada en ellas. 

Pienso que quizá al verme caminando por la calle, alguien va a poder decir «ah, no ma, sí se puede ser yo. Si ella lo puede hacer, pues yo también». Entender que mi manera de vestir es un mensaje para otres también es parte de mi inspiración.

Soy muy curiosa y hay muchas cosas que me gustan. Me gusta mucho leer, me gustan las plantas, me gusta ir a los tianguis, me gusta el tarot, me gusta este conversar con la gente. También encuentro inspiración en ello y, cuando no tengo tiempo de dibujar o escribir, vestirme es mi acto creativo del día. Es resultado de una necesidad, pero si lo haces consciente puede ser un ejercicio creativo. 

¿Qué es lo que más te gusta de experimentar todos los días con tu look? 

Además de ser un acto de justicia para mí, es divertido.

Aunque también hay veces en que la relación no es tan fácil y el espejo es bien cruel. Hay ciertas cosas que a lo mejor en la tienda, el catálogo o en el montón de  ropa de paca se veían bien, y ya cuando te las pones tú no te sientes a gusto. 

Entonces pienso «¿cómo hago para que esto me haga sentir bien?» O corres riesgos y dices «híjole, esto sí no». 

El también poderme reivindicarme, dejarle claro a la gente que soy una mujer trans y que así quiero que me traten. 

También para encontrarme con otros, no solo infancias trans y LGBT, sino cualquier otra persona. 

Si puedes existir sin que te importe mucho lo que van a opinar otras personas, quizá les animas que también lo hagan.

Si no tuviéramos miedo de hacer el ridículo, de estar malvestidas, imagínate qué cosas haríamos, todo lo que podríamos crear y no solamente en términos de vestir . 

¿Qué consejos nos darías para combinar estampados o elementos? 

Escoger una pieza principal y, a partir de ahí, combinar. También puedes escoger un color base, como el negro u otros colores sólidos y luego ir sumando.  

Y no tenerle miedo a que no se vea bien. Llega un punto que, aunque no se vea bien, la gente va a creer que se ve bien.

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