Texto: Carla Sofía Gayosso
“Cuando pisé por primera vez Europa…”, “el día que conocí́ a mi primer amor…”, “cuando fui a la entrevista del trabajo de mis sueños…”, “cuando me cortó mi primer novio…”, “cuando recibí el correo de aceptación de la universidad…”.
Todos estos recuerdos tienen en común un mismo detalle, que a las mujeres que les ocurrieron estos eventos se acuerdan qué traían puesto. Un vestido de flores, un disfraz de mariposa, una diadema con moño, unos tenis Nike, unos jeans acampanados, una falda verde. Un elemento o varios de su look, prendas que no necesariamente tenían algo en especial, ni eran las favoritas de su clóset ni las más glamorosas, pero simplemente quedaron grabadas por esas historias de vida.
A mí siempre me ha gustado la moda; tal vez de ahí esto de asociar la ropa con los recuerdos es algo que me ha rondado mucho la mente. Y antes de decidir escribir este artículo me di a la tarea de investigar con las mujeres que me rodean si ellas también recordaban que traían puesto en momentos especiales y/o críticos de su vida.
Hice el experimento y me llevé una grata sorpresa al enterarme de que no era la única que daba la suficiente importancia a esta relación.
Moda y memoria
Por ejemplo, recuerdo muy bien los baggy jeans que estaba usando cuando di mi primer beso (hasta los puedo describir con detalle). La playera polo color azul marino que llevaba puesta en mi primer día de clases de la preparatoria. El suéter de punto rojo que usé al ingresar a mi primer trabajo.
Puede parecer algo extraño o hasta un poco superficial, sin embargo, estos acontecimientos quedaron marcados en mi memoria por lo que emocional, e inconscientemente también quedaron unidos a lo que llevaba puesto.
Y sí, todo tiene sentido
Tratando de encontrar la explicación científica detrás de esta interesante forma en cómo funciona nuestra memoria y en general nuestro cerebro, encontré algo muy interesante. Resulta que investigadores y sicólogos como Frederick Bartlett propusieron que los seres humanos recuerdan momentos mediante una impresión general con algunos detalles; a veces recordamos olores, otras veces sensaciones o sabores, en este caso es un elemento visual.
Los sicólogos también se dieron a la tarea de clasificar la memoria en distintos tipos, de acuerdo con como recopilamos la información que vivimos día a día. El recordar la ropa que usamos en determinada circunstancia está ligado al tipo de memoria emocional. La forma en como nos hizo sentir lo ocurrido ayuda a fijar el recuerdo y sus detalles. Así que las emociones son las que juegan un rol crucial en estas situaciones.
Al final de una plática larga con mis amigas, recordando y hablando de este tema, obtuvimos una reflexión acerca de cómo la vida misma se conforma por un sinfín de recuerdos. Agradables o desagradables, cada experiencia que pasamos nos va marcando como seres humanos y nos hace únicxs. Y, a la par, lo que vamos viviendo, nos marca y nos hace dejar un poquito de nosotros en las prendas.
Tal vez de ahí que te niegues a dejar ese suéter con el que conociste a tu mejor amiga…